Marilú Marini

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SUMARIO | EDITORIAL "ÛPt/ñNFSP Sábado 8 de agosto de 2009 Buenos Aires, Argentina

POR HUGO BECCACECE

Marilú Marini La actriz, que deslumbra en los escenarios de París o Buenos Aires, donde ahora estrenó Invenciones, cuenta su vida y su carrera. Además, Alejandro Maci habla de la obra que escribió y dirige. Por Pablo Zunino y Natalia Blanc

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JOSÉ EMILIO PACHECO El poeta mexicano, que obtuvo el premio Reina Sofía, habla de su obra, del éxito impensado de su novela y de Borges y Bioy Casares

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POR HERNÁN BRAVO VARELA

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“SANGRE EN LA BOCA” Un relato protagonizado por personajes marginales que integra El otro lado (Editorial Edhasa), libro del autor de inminente aparición

POR PABLO GIANERA

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POR JORGE CONSIGLIO

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JAZZ DE COLOMBIA El saxofonista Antonio Arnedo, que se presenta desde hoy en la Argentina junto a Ernesto Jodos, analiza cómo suena el género en América latina

FRANCISCO SALAMONE Rescatan en Azul el legado del arquitecto italoargentino, que sembró en la provincia de Buenos Aires decenas de obras monumentales hoy devenidas objeto de culto POR FABIO GREMENTIERI

CRÍTICA DE LIBROS ˇˇ Slavoj Zizek, Henning Mankell, Patricio Pron, Edgardo Cozarinsky, María Bjerg, Françoise Bizot, Nicanor Loreti CINE MUDO NACIONAL Las primeras películas argentinas han sido un misterio aún para los especialistas. Ahora, un proyecto oficial editó en DVD varios de estos films, que además pueden verse en un ciclo del Malba

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BUENOS AIRES, PURO ARTE Tres muestras excepcionales llegaron esta semana a la ciudad, con obras provenientes del Musac, de España, del Louvre, y producción del notable escultor argentino Alberto Heredia POR ALICIA DE ARTEAGA

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AGENDA

POR FERNANDO LÓPEZ

STAFF Director: #BSUPMPNÆ.JUSFtSubdirector: 'FSO¹O4BHVJFSt Secretario general de Redacción: )ÆDUPS%"NJDPtProsecretarios generales de Redacción: Ana D’Onofrio y Carlos Reymundo Roberts tDirector de adncultura: +PSHF'FSO¹OEF[%ÌB[tDirector de Arte: $BSMPT(VZPUtJefe de Redacción: )VHP#FDDBDFDFtEditora: 7FSÛOJDB$IJBSBWBMMJtSubeditores: Pedro B. Rey, Héctor .(VZPUZ-FPOBSEP5BSJGFÚPtEditora de Artes Visuales: "MJDJBEF"SUFBHBtEditora de arte: 4JMWBOB4FHðt Editor fotográfico: 3BGBFM$BMWJÚPtRedacción: Raquel Loiza, Pablo Gianera, Natalia Blanc, Celina Chatruc y Martín -PKPtCorresponsales: Luisa Corradini (Francia), Elisabetta Piqué (Italia) y Silvia Pisani (EE.UU.)tDiseño gráfico: Sebastián Menéndez, Silvina Nicastro y María Paula Pilijos tCorrección: 4VTBOB("SUBMZ%BOJFM(JHFOBtGerente comercial: (FSWBTJP.BSRVFT1FÚBt Propietario:4"-B/BDJÛO#PVDIBSE $"#( $"#"tDerechos: Dirección Nacional del Derecho de Autor: ADNCULTURA registro N° 741.158, 20 de marzo de 2009.

2 | adn | Sábado 8 de agosto de 2009

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La calidad del silencio ¿E

n qué consiste la atracción de Marilú Marini? Para simplificar, uno podría decir que tiene star quality, cualidad de estrella, ese inasible atributo por el cual uno no puede quitarle los ojos de encima a una actriz o a un actor en cuanto aparece en escena o en la pantalla. Y es cierto, lo tiene. Pero no se trata sólo de que su presencia devora las miradas de los espectadores como un imán las limaduras de hierro: Marilú trabajó ese don. Y lo trabajó en dos lenguas: en español y en francés. Cuando era una muchacha, en los tiempos del Di Tella, los que frecuentábamos el Instituto seguíamos con curiosidad la melena de esa bailarina rubia de vanguardia, inconfundible aun en medio de esa generación bulliciosa, en la que nadie quería segundos papeles. Pasó de ser bailarina a actriz y, después, se lanzó a la aventura de actuar en Francia. Como cuenta en la entrevista que le hace el crítico teatral y psicoanalista Pablo Zunino, apenas llegó a París, Marilú se incorporó al grupo TSE, dirigido por Alfredo Rodríguez Arias, su amigo, con el que había trabajado en Buenos Aires. Éste supo conquistar a los franceses con la originalidad de su talento, pero también desarrolló una eficaz campaña de relaciones públicas, en la que la figura irresistible de M. M. cumplió un papel primordial. Desde comienzos de la década de 1970, los dos fueron seguidos por un público parisiense elegante y sofisticado (el foyer de una función de estreno equivalía a tres números de Vogue), porque “los TSE” estaban de moda, pero también contaban con la adhesión de espectadores más populares, ansiosos de ver lo que habían creado esos sudamericanos delirantes. Cuando Marilú interpretó La mujer sentada, de Copi, basada en la tira cómica que éste publicaba en Le Nouvel

Observateur, ganó el premio de la crítica a la mejor labor escénica de 1984 en Francia. Vi aquella versión y quedé asombrado por esa cara que adoptaba las formas más improbables del cómic como si estuviera hecha de plastilina. En otras oportunidades, la escuché decir textos de autores clásicos y aprecié el timbre de su voz, que podía tener una sonoridad metálica y fría, o colmar la sala de calidez. Las proezas payasescas de La mujer sentada habían sido reemplazadas por la nobleza de su frente y la gravedad lírica de su cuerpo. Silvina Ocampo y Marilú no se conocieron, pero estaban hechas la una para la otra. En Invenciones, el espectáculo, basado en textos de la escritora, que la actriz protagoniza en el Presidente Alvear, las unen la risa, el humor para captar el ridículo de lo cursi, la picardía tiznada de perversión y las desdichas de la pasión. En el diálogo con Zunino, Marilú revela, a propósito de esa obra, muchas de las claves de su estilo. El mero modo de pararse en el escenario y, sobre todo, la calidad de su silencio (¿cuántas actrices saben callarse de un modo dramático e imponer el silencio como un intervalo de reflexión?) “narran” la riqueza de una vida en la que tuvo un lugar esencial la observación inteligente, cruel por lo precisa, y tierna por la compasión que la anima, de la condición humana. Quizá por eso, Marilú tiene una mirada tan rica. Sus ojos no son simétricos, no tienen el mismo tamaño: como los de cualquiera. Pero en los de ella, uno advierte con claridad que tampoco miran, al mismo tiempo, con la misma expresión. Mientras uno de ellos sonríe, a veces con perfidia, a veces con ánimo de diversión; el otro puede tener un velo de dureza; aunque, en el fondo de ese lago celeste, se descubren ocultas como un tesoro la nostalgia y la piedad.