Maravillas y miserias del genoma

Penchaszadeh narra su encuentro con Abue- las y el trabajo pionero realizado junto con la investigadora norteamericana Mary-Claire. King y el chileno Cristian ...
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Viernes 11 de enero de 2013 | adn cultura | 13

Relatos imperdibles

acaba de salir, pero a tenth of December, colección de cuentos de George Saunders, ya se lo considera en Estados Unidos el mejor libro que se podrá leer en 2013. “Más allá de la invención formal y energía satírica de sus ficciones –sostiene joel lovell en the new York times–, lo principal es hasta qué punto llega a conmover al lector.”

El ExtranjEro

ciEncia

Maravillas y miserias del genoma Un genetista argentino compiló un volumen que examina los usos favorables y los abusos de la ciencia del ADN inicia esta aventura están marcados por Pérez-Reverte como circunstancias que han de ser tenidas en cuenta a la hora de evaluar situaciones más o menos eróticas que irán ensalzando la trama hasta convertirla en una historia de amor y de los placeres que el amor va provocando. Y el libro es también un libro fuente. De una manera inteligente y también audaz, el autor de El tango de la Guardia Vieja se ha propuesto convertir esta historia en principio ajena, que nos tendría a los lectores como espectadores del engranaje de los sentimientos por los que transita, en una crónica de todos nosotros. Es un espejo de los placeres soñados, o ejercidos, pero es también un espejo que se sitúa sobre los placeres que buscamos en las relaciones, las directas o las furtivas, aquellas que esperamos que se produzcan algún día en circunstancias parecidas, hagamos o no hagamos nada para que éstas concurran en nuestra propia biografía. De inmediato, somos cualquiera de los personajes que elijamos de la trama; ocurrido este acontecimiento, es decir, la participación del lector en la ficción que lee, ya la novela discurre a placer de uno y otro, del autor y del lector. Y ya no la dejas nunca. Es que te va la vida en ello. Pasa en otros libros de Pérez-Reverte, de ahí su éxito, pero es que en esta ocasión sublima el logro y lo alcanza, además, combinando belleza (también para describir la belleza) y acción, hasta el último instante, incluso en aquellos momentos cuyo ritmo está obligado por la melancolía. Ésta llega, como en un reloj, cuando ya el hombre y la mujer que son centrales en la novela convierten las hazañas de su corazón y de sus negocios en recuerdos que no se han marchitado tan solo porque la pasión no fue ahogada por el cinismo de la larga historia vivida por ambos. La trama ya es conocida, y aunque es fundamental para entender la maestría narrativa de Pérez-Reverte, en este libro no es imprescindible, porque aquí lo que resulta asombroso, aparte de la exactitud, es el dibujo de los sentimientos, cómo éstos se van dibujando como si fueran elementos concretos, exhalaciones físicas de los personajes a los que da vida el autor. Max Costa, el impostor que se enrola en un crucero que parte de Europa rumbo a la Argentina, donde nació, es un bailarín y ladrón, un tipo sin

escrúpulos, que seduce a una mujer rica que hace ese viaje porque su marido, un músico muy reputado, quiere cumplir en el otro lado una apuesta que ha hecho con Ravel, un colega cuya fama disputa. Ravel ha hecho su bolero; De Troeye, el compositor viajero, quiere hacer el tango perfecto. Como se habla de música, y además del tango, cuyo ritmo es tan perfecto como el ritmo del ajedrez, Pérez-Reverte exhibe en todo momento su antigua maestría en este último juego, pero la utiliza, además, para promover un ritmo (el del reloj) que afecta a todas las circunstancias dramáticas de la trama. La novela es en algún momento tan perfecta, y tan malévola, como un tango bien bailado en lugares de discreción obligatoria y también perversa, y en otros momentos es una partida de ajedrez cubierta con los velos del misterio urdido por un narrador omnisciente que sabe cuando aflojar la tensión para que aflore el sentimiento. Siendo, como es, una novela de acción, en la que hay misterios relacionados con aspectos fundamentales del tiempo que cruza (la guerra civil, la guerra mundial, los asesinatos, los espionajes), El tango de la Guardia Vieja es un balcón a los sentimientos que sólo se pueden descubrir, al final, cuando la derrota asoma por las comisuras de los labios ya desencantados de los protagonistas. Para llegar a ese climax de la melancolía han tenido que pasar muchos acontecimientos, señalados por las agujas de un reloj diabólico que al fin descubre todas las grietas donde antes hubo lujo, presunción o flores. Arturo Pérez-Reverte ha escrito, a mi juicio, su mejor novela, después de El pintor de batallas; de ésta arrastra hasta aquí su capacidad para trazar rostros en los que hay alma. A partir de El tango de la Guardia Vieja sabemos también que su experiencia como hombre de mar ha sacado una conclusión que el lector comparte leyéndolo: sabe de los peligros de la travesía, pero también conoce a fondo que sin riesgos no hay trayecto, y los riesgos hay que asumirlos controlando bien el tiempo, haciendo que cada trozo del tiempo se vea en los gestos de quienes van en el barco. Y aquí, en este tango de tantas resonancias melancólicas, el escritor se ha fijado en todos los bailarines, incluso en los secundarios, haciéndolos bailar siempre para alcanzar una melodía perfecta. Es un baile infinito, como el de un barco sobre olas turbulentas. C

Genética y derechos humanos Víctor B. Penchaszadeh (coMP.)

Paidós 368 páginas $ 167

Ana María Vara Para La nacion

¿Q

ué ciencia es esta que nos deja tan maravillados? ¿Cómo puede y debe preocuparnos? ¿Cuánto nos sirve para ayudar a defender los derechos humanos? ¿Cómo puede volverse contra los propios ciudadanos?”, se pregunta Jorge Sequeiros, profesor de la Universidad de Porto en el prefacio de Genética y derechos humanos. Encuentros y desencuentros. Sus interrogantes condensan el sentido de una obra de inquietante profundidad y alcance iberoamericano. El compilador, Víctor B. Penchaszadeh, es un genetista argentino que desarrolló gran parte de su carrera en Estados Unidos, adonde llegó en los años setenta huyendo de la represión absurda desatada en nuestro país. Su figura es clave, ya que fue protagonista en uno de los mejores acercamientos entre la ciencia del ADN y la búsqueda de la verdad: estableció el contacto entre las Abuelas de Plaza de Mayo y los genetistas que desarrollaron los métodos que las ayudarían a recuperar a sus nietos. Cinco capítulos están dedicados a la extraordinaria serie de esa iniciativa. El propio Penchaszadeh narra su encuentro con Abuelas y el trabajo pionero realizado junto con la investigadora norteamericana Mary-Claire King y el chileno Cristian Orrego, apoyados por los eminentes expertos Luca Cavalli-Sforza y Pierre Darlu: en apenas un año desarrollaron una metodología para el “cálculo de abuelidad”. Comenzaba así una lucha por la identidad que se iría perfeccionando y expandiendo por el mundo, de la que rinde cuenta también el capítulo de Mercedes Doretti y Luis

Fondebrider, miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense, que ha prestado asistencia en más de cuarenta países y hoy está dedicado a la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Desaparecidos. Por su parte, la abogada Verónica Ruiz Figueroa cuenta el caso chileno, y las dificultades que debieron sortear los familiares de desaparecidos de ese país para recuperar los restos entrañables. Manuel Paredes López nos lleva a Colombia, y narra los dolores y esperanzas de esta misma búsqueda en el marco de un conflicto armado que dura décadas. Completa el conjunto un texto con las necesarias explicaciones sobre cómo se constituye un banco de datos genéticos, a cargo de Genoveva Keyeux, vicepresidente de la Red Bioética Latinoamericana y del Caribe Unesco. Pero el libro también aborda la cara oscura de la genética, y sus “malos usos”, como sencillamente los califica Estela de Carlotto en el prólogo. Los brasileños Sérgio D. J. Pena, Telma S. Birchal y Mônica Sette Lopes retoman la historia de la “invención y desinvención” de las razas, mientras que el argentino Luis Justo analiza los abusos de la ciencia del ADN en la relación con los pueblos originarios. En la enumeración de horrores y dislates, Marisa Miranda y Gustavo Vallejos se concentran en las iniciativas eugenésicas en nuestro país en el siglo XX, antes y después del Holocausto. Sobre los riesgos actuales escribe el experto en bioética Salvador Bergel, quien devela las tensiones económicas detrás del megaproyecto del Genoma Humano, así como también la nueva realidad de las patentes sobre la información genética, que encarece los diagnósticos y tratamientos. Penchaszadeh hace un segundo aporte sustantivo, al señalar las barreras para el acceso a la salud, la creciente comercialización de la medicina y las resbaladizas estrategias de marketing con que empresas especializadas ofrecen sus servicios de pruebas genéticas directamente al público. Genética y derechos humanos trata un arco de cuestiones y problemas que deja en evidencia la complejidad de las relaciones entre ciencia y sociedad, desmitificando una disciplina que merece una mirada atenta y crítica.C