Los siguientes son ejemplos de artículos, contenido para medios sociales y digitales así como presentaciones multimedia en las que David R. Aquije tuvo una gran participación tanto en la escritura como en la edición de texto, fotografía y otro contenido. Catolicismo Q’anjob’al en Los Ángeles Comunidad indígena Maya encuentra hogar en Arquidiócesis de Los Ángeles. por Leonel Yoque Este artículo fue escrito a sugerencia de David R. Aquije por el Diácono Leonel Yoque, después de una conversación en la que el diácono le comentó a Aquije sobre el esfuerzo de una comunidad inmigrante indígena maya por preservar sus tradiciones y su idioma en su nueva parroquia de Los Ángeles. Aquije guió a Yoque en el contenido y además realizó un trabajo de investigación para brindarle contexto histórico a la historia. Un ardor en el corazón Por Deirdre Cornell La columna Reflejos Peregrinos es escrita cada edición por la escritora y ex misionera laica Maryknoll Deirdre Cornell por invitación de David Aquije. Él y Deirdre mantienen una Buena comunicación sobre el contenido de la columna y Deirdre escribe, en español, sus encuentros y experiencias espirituales con peregrinos católicos simples y comunes. Aquije le da cada título a la columna y logra interpretar el mensaje que Deirdre quiere manifestar en el texto añadiendo incluso datos de contexto; el resultado es una columna inspiradora. Un hermano sociable y alegre con todos Hermano Maryknoll recuerda su vida misionera mientras ora por vocaciones Por David R. Aquiije Este es un ejemplo de las habilidades de escritura de David Aquije. La entrevista y perfil del Hermano misionero incluye la voz de Aquije, quien sutilmente participa en primera persona en el artículo. Aunque el enfoque de la entrevista es el perfil de un Hermano religioso, el artículo incluye antecedentes y datos a nivel nacional sobre las vocaciones de los Hermanos religiosos en Estados Unidos. Encadenado en Camboya (video) https://www.youtube.com/watch?v=OcH9mF-1wNA Encadenado en Camboya es una presentación multimedia que incluye música, fotografía y texto, usando el formato de video. Aquije produjo este video de principio a fin y su trabajó incluyó selección y edición de fotografía, selección y edición de música, escritura y edición de texto. Revista Maryknoll
Edición Enero/Febrero (pdf) Esta es la edición completa de una edición de la revista que dirige David Aquije. Él participa en la producción de principio a fin planeando, editando, escribiendo, titulando, realizando corrección de copia, seleccionando fotografías y contribuyendo con sus comentarios en la mejora del diseño gráfico, y no solo para la producción de la revista impresa sino también para su formato digital, así como en el contenido adicional de la revista que aparece en redes sociales en su página de Facebook. A continuación presentamos los artículos publicados en la Revista Maryknoll, seguidos por la copia borrador.
CATOLICISMO Q’ANJOB’AL EN
LOS ÁNGELES Comunidad indígena Maya encuentra hogar en Arquidiócesis de Los Ángeles Por Leonel Yoque Fotos cortesía cmqe
C
omo diácono de la Arquidiócesis de Los Ángeles en California, siento la dicha de realizar una labor pastoral en parroquias con diferentes comunidades de inmigrantes, y como inmigrante guatemalteco me siento bendecido de haber sido asignado a la Parroquia Santa Cruz, que le ha dado la bienvenida a la comunidad maya q’anjob’al. Ellos, con su presencia, están enriqueciendo la fe de la Iglesia en Los Ángeles y al mismo tiempo están preservando su cultura milenaria. El pueblo Q’anjob'al es una de las pocas comunidades indígenas que formaron parte del imperio Maya que gobernó Centro América y el sur de México y que ha sobrevivido el paso del tiempo: el declive de la civilización maya, la colonización española en el siglo 16, la apropiación de sus tierras tras la independencia de España; y, en las décadas de 1970 y 1980, la Guerra Civil en Guatemala, que afectó principalmente a las comunidades indígenas. Fue por esa violencia civil que muchos indígenas q’anjob’al huyeron de su pueblo Santa Eulalia en Huehuetenango, Guatemala, y encontraron refugio en diferentes lugares, incluyendo Los Ángeles en California. Antonio Díaz es uno de los coordinadores más antiguos de la comunidad q’anjob’al de Los Ángeles. “Este ministerio nació hace 27 años”, dice. “En aquel tiempo, un grupo de ewulenses empezó a reunirse en sus casas y apartamentos para recaudar fondos para la reconstrucción del templo de Santa Eulalia en Guatemala, el cual fue destruido por un incendio. Al pasar el tiempo, se empieza un ministerio de evangelización y catequesis”. Este grupo, ahora conocido como Comunidad Maya Q’anjob’al Ewlense (cmqe), está dejando huellas en su caminar por Los Ángeles. Es una comunidad de religiosidad profunda y que preserva sus raíces indígenas para las futuras generaciones que están naciendo en Estados Unidos. Su presencia en la Parroquia Santa Cruz (Holy Cross) ha servido para un enriquecimiento mutuo en esta parroquia. En la actualidad, cmqe ofrece un programa de educación religiosa adaptado a sus propias necesidades que incluyen el uso de su propio lenguaje q’anjob’al. Expresan su riqueza cultural en sus vestimentas colo-
Miembros de la comunidad maya q'anjob'al llevan en procesión una réplica de la imagen de la2016 Virgen de Santa Eulalia, patrona de su pueblo 58 SEPTIEMBRE/OCTUBRE U REVISTA MARYKNOLL
en Guatemala, por calles de Los Ángeles, California.
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1. 2, 3. La Comunidad Maya Q'amjob'al enriquece la Iglesia de Los Ángeles en California con sus celebraciones religiosas y culturales.
ridas, celebraciones y bailes folclóricos. cmqe ofrece pláticas pre-bautismales y preparan a los niños para la primera comunión. Al mismo tiempo, las familias participan en la oración dominical y en actividades comunitarias en la Parroquia Santa Cruz. Además, cmqe organizó el coro Ilusión Maya, formado por 15 menores entre 8 y 15 años de edad—una forma creativa que permite que los menores nacidos aquí aprendan el idioma q'anjob'al. Efraín Marcos, integrante del coro, dice: “La misión del coro es apoyar y animar a la juventud maya a continuar con sus raíces”. El coro ha recibido invitaciones para participar en otros eventos de otras comunidades mayas en California. Anacleto Francisco, actual coordinador de cmqe dice: “Anteriormente nos llamábamos ‘Ministerio Santa Eulalia’, y ahora que ya tenemos una casa en Santa Cruz nos llamamos ‘Comunidad Maya Santa Eulalia’”. Él agradece al actual administrador parroquial, el Padre José Alberto Pimentel, m.c.c.j., por haber autorizado hace dos años la instalación 60
de una réplica de la imagen de Santa Eulalia Mártir, traída desde Guatemala, que ahora es motivo de celebración con la Santa Misa cada segundo sábado del mes. La réplica de la imagen y el espacio para las celebraciones culturales y religiosas en la Parroquia Santa Cruz, ha contribuido a que las comunidades mayas en California continúen teniendo una conexión con sus tierras de origen. Para Maryknoll, la comunidad maya q’anjob'al no es desconocida, ya que muchos de sus misioneros han servido en misión en Huehuetenango, en el noroeste de Guatemala, desde la década de 1960. Uno de ellos fue el Padre Maryknoll Daniel Jensen, quien como párroco de la Parroquia de Santa Eulalia desarrolló programas de formación para laicos y de catequesis para las comunidades indígenas del área, en la década de 1970. El Padre Jensen se enamoró de la Comunidad Santa Eulalia Huehuetenango de tal manera que pidió que después de su muerte sus cenizas fueran depositadas en este lugar. Maryknoll cumplió su deseo, llevando sus cenizas a Santa Eulalia
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en el 2014. A pesar que habían pasado 33 años desde que el Padre Jensen culminó su misión en Guatemala, todo el pueblo recibió sus restos con mucha reverencia y agradecimiento por su labor. El Padre Jensen y otros misioneros Maryknoll sembraron semillas que quizá nunca imaginaron que darían fruto en otros lugares como Los Ángeles. Ahora, la comunidad de Santa Eulalia en California, está siguiendo sus pasos, evangelizando y dando formación catequética aquí. “La Comunidad Maya Q’anjob'al Santa Eulalia, por su propio nombre, ya es ganancia para la comunidad inmigrante católica en la zona más pobre de Los Ángeles”, dice el Padre Pimentel. “Yo sólo sentí la obligación de ofrecerles un espacio para sus actividades en un lugar más estable ya que como administrador de la parroquia tenía el poder y la oportunidad para darles la bienvenida en nombre de la Arquidiócesis de Los Ángeles”. De ese modo, la Arquidiócesis de Los Ángeles, da la bienvenida a un gran número de grupos étnicos en sus
parroquias, formando una comunidad de comunidades. Esto es una prioridad pastoral en el plan de “pastoral de conjunto” de la arquidiócesis. “Cuando sus dirigentes me pidieron que nuestra parroquia fuese la casa de Santa Eulalia, fue un honor y felicidad el darle la bienvenida a este grupo de feligreses que por causas ajenas, hacían sus reuniones en sus casas, sin tener un lugar permanente. Hicimos un convenio para asegurar que mis sucesores continuarán ofreciéndoles la hospitalidad que se merecen”, dice el Padre Pimentel. “Al final, ganamos el respeto mutuo y colaboración entre los creyentes de diferentes grupos étnicos. En otras palabras, con la presencia de la comunidad maya, nos convertimos en una comunidad acogedora que valora la diversidad en la unidad, en donde la fe y el servicio no son sólo palabras, sino una forma concreta de vivir la alegría del Evangelio”. El Diácono Leonel Yoque es animador y educador misionero de Maryknoll en Los Ángeles. David R. Aquije contribuyó en este artículo. revistamaryknoll.org
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En Donde Fe y Cultura se Unen
La Comunidad Maya Q’anjobal Santa Eulalia es una comunidad que está dejando huellas en su caminar por la Ciudad de Los Ángeles California. Es una comunidad con principios católicos, con una religiosidad muy profunda y sobre todo una cultura que hunde sus raíces indígenas Maya Q’anjobal de Huehuetenango, Guatemala. La Comunidad Santa Eulalia es una comunidad comprometida en las necesidades básicas de sus miembros, teniendo como enfoque principal el pasar su cultura y religiosidad particular a las futuras generaciones que están naciendo en Estados Unidos. La Parroquia Holy Cross (Santa Cruz), ha abierto sus puertas a la Comunidad Católica Maya Q’anjobal Santa Eulalia por más de 15 años los cuales han servido de un enriquecimiento mutuo en esta parroquia Hispana en Los Angeles California.
Para los Misioneros Maryknoll esta comunidad Maya Q’anjobal no les es nada nuevo, ya que muchos misioneros Maryknoll han estado trabajando ministerialmente en estas áreas del Departamento de Huehuetenango en el noroeste de Guatemala desde los años 1960’s. Uno de los mayores exponentes del trabajo evangelizador y catequético fue el misionero de Maryknoll Padre Daniel Jensen, quien en este tiempo fue párroco de la Parroquia de Santa Eulalia desarrollando programas de formación para laicos y en especial en programas de catequesis entre las comunidades indígenas del área. El Padre Daniel Jensen se enamoró de la Comunidad Santa Eulalia Huehuetenango de tal manera que pidió que después de su muerte, sus cenizas fueran depositadas en este lugar. Maryknoll ha cumplido el deseo del Padre Daniel llevando sus cenizas a Santa Eulalia en el 2014. El pueblo de Santa Eulalia ha recibido sus restos con mucha reverencia y agradecimiento por la labor hecha en este lugar de parte del misionero Maryknoll. El Padre Daniel Jensen junto a otros misioneros sembraron semillas en aquel tiempo y quizá nunca imaginaron que esas semillas darían fruto. Ahora esta comunidad de Santa Eulalia está siguiendo sus pasos, evangelizando y dando formación catequética, no solamente en Guatemala sino también en tierras lejanas. He aquí el trabajo evangelizador y catequético que esta Comunidad de Santa Eulalia está haciendo en Los Ángeles California. De acuerdo a uno de los coordinadores más antiguos de la comunidad, el Señor Antonio Díaz comenta que, “este ministerio nació hace 27 años en la Ciudad de Los Ángeles. En aquel tiempo, un grupo de 1
Ewulenses empezó a reunirse en casas y apartamentos con la finalidad de recaudar fondos para la reconstrucción del templo de Santa Eulalia en Guatemala el cual fue destruido por un incendio. Al pasar el tiempo y viendo las diversas necesidades de la comunidad, se empieza a hacer trabajo ministerial de evangelización y catequesis”, dice el Señor Díaz. En la actualidad Comunidad Santa Eulalia con base en la Parroquia Santa Cruz ofrece un programa de educación religiosa adaptado a sus propias necesidades y partiendo de su propia cultura. Ofrecen pláticas pre-bautismales y preparan a niños para la primera comunión. Este programa se ofrece a toda la familia en fines de semana. Las charlas para padres de familia son ofrecidas en el lenguaje Maya Q’anjobal para quienes no hablan Español como primer lenguaje. Al mismo tiempo, todas estas familias son invitadas a participar en la oración dominical y a todas las actividades comunitarias en la Parroquia Santa Cruz. El actual coordinador de la comunidad el señor Anacleto Francisco nos dice que “anteriormente nos llamábamos ‘Ministerio Santa Eulalia’ y ahora que ya tenemos una casa en Santa Cruz nos llamamos ‘Comunidad Maya Santa Eulalia’”. El señor Francisco también está muy agradecido con el actual administrador parroquial por haber autorizado hace dos años la instalación de una réplica de la imagen de Santa Eulalia Mártir, que fue traída desde Guatemala y que ahora es motivo de celebración con la santa misa cada segundo sábado del mes, uniendo a otras Comunidades Mayas que viven en el Sur de California. La Arquidiócesis de Los Ángeles se caracteriza por la diversidad cultural dando la bienvenida a un gran número de grupos étnicos en sus parroquias. La Parroquia Santa Cruz no es la excepción. El abrir sus puertas a la Comunidad de Santa Eulalia ha sido una bendición tanto para el administrador parroquial, parroquianos, como también para la Comunidad Ewulense que radica en Los Angeles. Así lo expresa el actual Administrador Parroquial Padre José Alberto Pimentel, M.C.C.J (Sacerdote Misionero Comboniano), “la Comunidad Maya Q’anjobal Santa Eulalia por su propio nombre ya es ganancia para la comunidad inmigrante católica en la zona más pobre de Los Ángeles, California. Yo sólo sentí la obligación de ofrecerles un espacio para sus actividades en un lugar más estable ya que como administrador de la parroquia tenía el poder y la oportunidad para darles la bienvenida en nombre de la Arquidiócesis de Los Ángeles”.
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Crear una comunidad de comunidades es una prioridad pastoral en la Parroquia Santa Cruz y es en este plan de “pastoral de conjunto” que la Comunidad Ewulense encuentra su rol evangelizador y catequético. En este plan pastoral todos ganamos nos dice el Padre Pimentel, “cuando sus dirigentes me pidieron que nuestra parroquia fuese la casa de Santa Eulalia, fue un honor y felicidad el dar la bienvenida a este grupo de feligreses que por causas ajenas, hacían sus reuniones en casas, sin tener un lugar permanente. Hicimos un convenio con ellos para asegurarse de que mis sucesores continuarán ofreciéndoles la hospitalidad que se merecen. Además de eso, la Comunidad Maya será parte del plan ‘pastoral de conjunto’; es decir, que con su apoyo me ayudarán a hacer un puente a la construcción de una iglesia de comunidades en Santa Cruz”. Concluye el Padre Pimentel. La comunidad Santa Eulalia en Los Ángeles ha sido muy creativa para transmitir los valores culturales y religiosos a sus futuras generaciones. Una de estas formas para transmitir estos valores ha sido por medio de música y canto con la creación del coro “Ilusion Maya”, el cual está formado por 15 niños y jóvenes que oscilan entre los 8 y 15 años de edad. Efraín Marcos integrante del coro Ilusión Maya dice “la misión del coro Ilusión Maya es de apoyar y animar a la juventud Maya a continuar con sus raíces. Este coro está abierto a todos ellos para que valoren su cultura y que al mismo tiempo aprendan el lenguaje Maya Q’anjobal por medio de cantos”. El coro Ilusión Maya está presente en el día de oración dominical en la Parroquia Santa Cruz y en las actividades culturales y religiosas que se organizan en la comunidad. Por ejemplo, el día de la fiesta patronal y aniversario de la comunidad de Santa Eulalia, día de la madre, día del padre, día de la celebración de la independencia de Guatemala, etc. Algo que al señor Efraín le causa alegría es “ver que el servicio dominical va creciendo y estos niños y jóvenes están aprendiendo la cultura, religiosidad y lenguaje de sus padres. Es allí donde la religiosidad y la cultura se unen” concluye Efraín Marcos. El coro Ilusión Maya ha recibido invitaciones para participar en otros eventos de otras comunidades Mayas en el Sur de California. La riqueza de estos pueblos indígenas guatemaltecos se expresa en sus diversos lenguajes, vestimentas coloridas, y en sus celebraciones culturales y religiosas. En Guatemala por cerca de dos mil años, los tejidos de sus trajes han sido expresiones artísticas que comunican 3
su propia cultura para ellos mismos como para el mundo entero. Es casi como un alfabeto visual. Una persona puede leer e identificar el tejido y la manera en que viste cada pueblo indígena. Esto es lo que la Comunidad de Santa Eulalia está tratando de comunicar a sus futuras generaciones que están naciendo en Los Estados Unidos; que sus hijos se sientan orgullos de las raíces de sus padres. En cada reunión dominical y especialmente en las festividades esta comunidad viste sus trajes típicos los cuales les dan un bello colorido y se experimenta un ambiente único en estas celebraciones. Teniendo celebraciones Eucarísticas, seguidas por bailes folclóricos. Por ejemplo, procesiones con la Imagen de Santa Eulalia, el baile tradicional del torito y danzas con la marimba, instrumento autóctono guatemalteco. El hecho que la Comunidad Ewulense cuenta con una réplica de la Imagen de Santa Eulalia en la Parroquia Santa Cruz y el tener un espacio para llevar a cabo sus celebraciones culturales y religiosas, todo esto contribuye a que estos pueblos continúen teniendo una conexión con sus tierras de origen y puedan pasar estos valores sus hijos. La imagen de Santa Eulalia está uniendo cada vez más a los pueblos de Huehuetenango Guatemala que viven en Los Ángeles. Es como si esta imagen de Santa Eulalia estuviera caminando con estas comunidades en estas tierras lejanas. Esta imagen une a pueblos de Santa Cruz Barillas, San Miguel, San Sebastián, San Pedro Soloma y Santa Eulalia. Todos del mismo Departamento de Huehuetenango Guatemala. El haber abierto las puertas de la Parroquia Santa Cruz a la comunidad de Santa Eulalia ha sido una bendición para toda la parroquia angelina. En palabras del administrador parroquial de Santa Cruz Padre Pimentel, “al final, ganamos el respeto mutuo y colaboración entre los creyentes de diferentes grupos étnicos. En otras palabras, con la presencia de la Comunidad Maya de Santa Eulalia en Santa Cruz, nos convertimos en una comunidad acogedora que valora la diversidad en la unidad, en donde la fe y el servicio no son sólo palabras, sino una forma concreta de vivir el Evangelio de la alegría”.
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REFLEJOS PEREGRINOS 54
UN ARDOR EN EL CORAZÓN
POR DEIRDRE CORNELL
Al Padre Joaquín Mejía Cruz, ofm, le conmueve el drama de los menores no-acompañados que cruzan la frontera. “Soy parte de esa realidad”, dice. Él huyó de El Salvador en 1988 debido a la guerra civil. “Los jóvenes estábamos en el cuello de la guerra”, dice. “Quienes no entraban en el ejército eran sospechosos de pertenecer a las guerrillas. Era jugarse el futuro o quedarse a morir”. Por eso, sus padres lo enviaron donde sus hermanas en Estados Unidos. “Recuerdo la cara de mi mamá el momento de la partida. Se escondió tras la puerta, para que yo no viera sus lágrimas”. El Padre Mejía, Fray Joaquín, tenía 21 años de edad. Huyó con dos primos: uno mayor que él y otro de 15 años. “Nunca había salido de mi país”, dice. Primero, llegaron a un albergue en Guatemala. “Tengo vivo en la memoria el encuentro con jóvenes de otras nacionalidades”. Para no ser detectados por la policía, continúa, los migrantes sólo podían movilizarse por las noches. Así, llegaron hasta México, al Distrito Federal, donde se unieron a otras personas en camino a Estados Unidos. Allí se prepararon para la parte más dura del viaje, el camino por los desiertos. Empacaron latas de maíz, galletas, agua y pasta de dientes. “Hasta hoy día me da asco el olor, pues se me regó la pasta de dientes en la mochila”, dice Fray Joaquín. Los días en el desierto estuvieron colmados de fatiga y cansancio; hambre y sed; calor en el día y frío en la noche. Los JULIO/AGOSTO 2016 U REVISTA MARYKNOLL
Cortesía de Deirdre Cornell
jÛ venes se escondÌa n en los arbustos por miedo a los policÌa s federales. Algunos no lo soportaron y regresaron. En el desierto, dice Fray JoaquÌn, ì las luces de la ciudad se veÌa n cercanas, pero no lo eran. Las ilusiones Û pticas nos tenÌa n desorientados, camin· bamos en cÌr culos y no podÌa mos avanzarî . Caminaban sin El Padre Joaquín Mejía (dcha.) vivió el drama de los menores no-acompañados que cruzan la frontera. saber dÛ nde iban. ì Llegamos exhaustos y deshidratados a una granja padres en El Salvador. Esta vez, su maen Texas. Como no estaba el dueÒo , dre llorÛ de alegrÌa . el responsable nos dio de comer y nos En Boston, el joven JoaquÌn se intedejÛ pasar la noche. Me baÒÈ con agua grÛ a su parroquia y despuÈs de aÒo s de caliente por primera vez desde que salÌ servicio pastoral, asistiÛ a una confede mi casa y dormÌ °en la cama del due- rencia de catequistas en 1999. Una reÒo ! La hospitalidad de ese hombre nos ligiosa le preguntÛ si habÌa considerado dio energÌa y esperanzaî . el sacerdocio. ì ReconocÌ que, ardienteAl dÌa siguiente, tomaron una deci- mente en el corazÛ n, sentÌa el deseoî , siÛ n. ì Decidimos entregarnos a las au- reflexiona. Su proceso de discernimientoridadesî , cuenta el sacerdote. Cuando to lo llevÛ al noviciado en el 2003 y a su la patrulla fronteriza los recogiÛ en la ordenaciÛ n sacerdotal el 2013–a pocarretera, explicaron que eran refugia- cos dÌa s del inicio del papado del Papa dos huyendo de una situaciÛ n de gue- Francisco. Los ˙l timos aÒo s, ha servido rra. ì Fueron muy educadosî , dice Fray a la comunidad de Monte Alvernia en JoaquÌn de los policÌa s. Sin embargo, Wappingers Falls, Nueva York, y prontuvieron que entregar sus pertenen- to recibir· una nueva asignaciÛ n para cias–inc luyendo el crucifijo que les seguir caminando con su nueva familia, habÌa acompaÒa do en el camino. ì Uno la gran familia de los franciscanos. se siente menos en esas circunstanciasî , Para Fray JoaquÌn, los jÛ venes que reflexiona. Fueron encerrados por tres huyen de situaciones de violencia no dÌa s–inc luyendo el joven de 15 aÒo s– son cifras, son personas–c ada una con en una c· rcel junto con criminales. una historia. Dice: ì Dijo el Papa FranAfortunadamente, despuÈs de inte- cisco, cuando visitÛ la frontera de MÈ rrogarlos, los dejaron libres para que se xico con Estados Unidos, que cuando reunan con sus familiares–y al poco hablamos de los migrantes, no son n˙ tiempo recibieron sus visas tempora- meros y estadÌs ticas. °Al contrario! El les. Las hermanas de JoaquÌn pagaron Papa quiere que hablemos de las histosu vuelo a Boston. ì TenÌa mos seis aÒo s rias de personas, y de familiasî . Esa sin vernosî , dice el sacerdote. … l y sus convicciÛ n motivÛ a Fray JoaquÌn a hermanas llamaron por telÈf ono a sus compartir este testimonio. revistamaryknoll.org
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Una jornada de esperanza Fray Joaquín Mejía Cruz, OFM, comparte la jornada de tantos inmigrantes, caminando desde la desesperación hacia la esperanza. “Me conmueve mucho la situación de los jóvenes y menores noacompañados,” dice el franciscano. “Soy parte de esa realidad.” La jornada empezó en su país, El Salvador. Fue el 1988 -- época de la guerra civil. Acordándose de esos tiempos, explica, “De los pies a la cabeza, estamos en el cuello de la guerra.” Los jóvenes que no entraron en el ejército eran sospechados como miembros de la guerrilla. En ese ambiente de violencia e incertidumbre, su familia tomó una decisión: mandar al joven Joaquín al norte. “Cuando era niño, jamás entraba en mi mente la idea de separarme de la patria,” dice el fray. Pero la situación era crítica: “Mis hermanas ya estaban establecidas en los Estados Unidos. Mis padres vieron que no había alternativa. Era, o juegas el futuro, o te quedas a morir.” La separación fue dolorosa. “Mis padres me dieron la bendición. Me acuerdo mucho la cara de mi mamá. En el momento de partida, ella tenía que esconderse detrás de la puerta, para que no viera sus lágrimas.” Joaquín, 21, y dos primos (uno mayor que él, y el otro, de 15 años de edad) embarcaron en el viaje. La primera noche, llegaron a un albergue en Guatemala. “Nunca había salido de mi país,” cuenta Joaquín. “Tengo viva en la memoria el encuentro de diferentes nacionalidades. Habían panameños, costarricenses, hondureños y nicaragüenses….salimos en la oscuridad, y comimos en mercados nocturnos, donde nos pusimos a conocer.” El viaje continuó. Los primos llegaron al Distrito Federal en México, donde se integraron con otras personas con el mismo destino. Se prepararon para la parte más dura del viaje, el camino por el
desierto. Empacaron latas de maíz, galletas saladas, agua y pasta de dientes. Joaquín dice, “Hasta hoy día me da asco el olor, pues se me regó la pasta en la mochila.” Los días pasaron, y con ellos, calor en el día, y frío en la noche; fatiga y cansancio; hambre y sed. Tenían que mezclarse entre los arbustos por miedo de los policías federales. Iba disminuyendo el grupo porque algunos se querían regresar. “Llegamos exhaustos y deshidratados a una granja en el estado de San Luís Potosí [México]. El dueño estaba fuera y el responsable nos abrió la puerta. Nos dio de comer y nos invitó a pasar la noche. Me bañé con agua caliente por primera vez después de salir de mi casa. Esa noche, ¡dormí en la cama del dueño! Su hospitalidad nos dio una inyección de energía y esperanza.” Esa inyección, la iban a necesitar. Los primos siguieron en el camino por el desierto. Dice Joaquín, “Las luces de la distancia se veían cercanas, pero no eran. No podríamos ubicarnos por las ilusiones ópticas. Estábamos haciendo un giro y no podíamos avanzar.” Un día completo caminaron, perdidos. Por fin, llegaron a la frontera con los Estados Unidos. “Vimos el contraste entre los dos lados,” recuerda. “Decidimos entregarnos a las autoridades de Inmigración,” cuenta Joaquín. Salieron a la carretera, esperando que pasara la patrulla. Los primos explicaron su situación a los oficiales, como refugiados huyendo situación de guerra. “Eran muy educados,” dice Joaquín. Sin embargo, en la detención “uno es un número.” Tenían que entregar todas las pertenencias que traían – incluyendo el crucifijo que les había acompañado en el camino. “Uno se siente menos en esas circunstancias,” reflexiona Joaquín. Peor, los primos – incluyendo el de 15 años – fueron mezclados con criminales en la cárcel. Afortunadamente, después de dos días de interrogaciones, los cedieron entrar. El tercer día, los jóvenes recibieron pases para ser reunificados con sus familiares (y poco después, visas tempranales). Sus hermanas pagaron los boletos de aviones para Boston. Joaquín llegó a su casa: “Teníamos seis años de no vernos.” Juntos, Joaquín y sus hermanas llamaron por teléfono a sus padres en El Salvador. Esta vez, su madre lloró de alegría.
Después de varios años de servicio pastoral en el área de Boston, Joaquín asistió una conferencia de catequistas en el 1999. Una religiosa le preguntó si había considerado el sacerdocio. “Me entró una inquietud,” reflexiona. “Reconocí que, ardientemente en el corazón, sentía el deseo.” Su proceso de discernimiento lo llevó al noviciado en el 2003. Hizo los votos simples en 2004, y los votos perpetuos en 2012. Su ordenación sacerdotal fue el 6 de abril del 2013 – durante los primeros días del pontificio del Papa Francisco. El camino del Fray Joaquín continua con su nueva familia: la gran familia de los Franciscanos. Es un camino de alegría, que lo lleva a seguir tomando pasos de servicio y entrega. El sacerdote sonríe, “Estoy agradecido con todos los que me han abierto las puertas.”
L'osservatore Romano
UN HERMANO SOCIABLE Y ALEGRE
CON TODOS
Hermano Maryknoll recuerda su vida misionera mientras ora por vocaciones El Hermano Maryknoll Andrew Marsolek saluda al Papa Juan Pablo II, durante una visita que hizo a Roma en 1988.
Por David R. Aquije Fotos cortesía de Andrew Marsolek, M.M.
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l Hermano Maryknoll Andrew Marsolek me invita entusiasmado a su pequeña habitación en la sede central de la Sociedad Maryknoll para mostrarme algunas de sus posesiones más preciadas: cañas de pescar, cuernos colgados en la pared de venados que cazó en su juventud, y cientos de
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fotografías que narran su vida misionera; entre ellas, una que tomó en 1970 cuando el Obispo James Edward Walsh—uno de tres sacerdotes que iniciaron la primera misión de Maryknoll en China en 1918—retornó a Estados Unidos después de haber pasado 12 años en una prisión del go-
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bierno comunista de Mao Zedong. “Tengo 79 y ya llegando a los 80. En mi mente me siento como de 30, pero le tengo respeto a mi edad”, dice el Hemano Andy, como es conocido. Él está contento porque es la primera vez que se escribirá un perfil de su vida misionera para Revista Maryknoll y quiere
compartir su legado con la esperanza de que jóvenes católicos descubran lo que es la vocación de un Hermano religioso y vayan por el mundo a servir como misioneros Maryknoll. La Sociedad Maryknoll pasa un momento difícil en las vocaciones para la Hermandad, dice Marsolek. Él es revistamaryknoll.org
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uno de 40 Hermanos Maryknoll, cuya edad promedio es de 78 años. Las vocaciones a la Hermandad también se han visto reducidas a nivel nacional. De acuerdo a un reporte del Center for Applied Research in the Apostolate, publicado hace dos años, el número de Hermanos religiosos en Estados Unidos disminuyó de 12,271 en 1965 a 4,318 en el 2014. Con fe en que habrá un resurgimiento de tales vocaciones, que se enfocan en la oración y el trabajo, el Hermano Andy continúa viviendo su propio llamado. “El momento más importante de cada día para mí es asistir a Misa”, dice él. Así ha sido desde que juró sus votos finales como Hermano Maryknoll en 1969, comprometiéndose a una vida de celibato y obediencia a la Sociedad. Aunque está oficialmente retirado, el Hermano Andy permanece activo 40
como misionero, principalmente realizando la obra corporal de misericordia de visitar a los enfermos. Cada lunes, él recorre los pasillos del Phelps Memorial Hospital en Sleepy Hollow, Nueva York, para rezar con y llevarles la Eucaristía a los pacientes. Cada primer viernes, visita a tres familias confinadas en sus hogares. Visita los hogares en su auto nuevo, un pequeño sedan híbrido que compró ahorrando por años el pequeño estipendio mensual que recibe de la Sociedad Maryknoll. “He manejado carros muy viejos por muchos años”, dice sonriendo, “por eso ahora, me gusta este”. El Hermano Andy también ocupa sus días en retiro misionero contribuyendo al trabajo pastoral de la Iglesia San Agustín, en Ossining; y tomando fotografías para Maryknoll News, el informativo interno de los miembros
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1. El Hermano Andy en un día de pesca con amigos en Wisconsin. 2. Durante su época de servicio en U.S. Navy. 3. Con su madre, Francisca Marsolek, el día que tomó sus primeros votos en 1962.
de la Sociedad; y para otros eventos en Maryknoll. Es además miembro activo de American Legion y de Knights of Columbus. “Oh, y voy al gimnasio tres veces por semana”, dice. Andrew Marsolek, quien nació el 27 de octubre de 1936 en Independence, Wisconsin, se autodescribe como un “polaco americano de tercera generación, un chico que creció sin la presencia de su padre, un joven que sirvió en el U.S. Navy (Marina de Guerra) y luego dedicó su vida en servicio como Hermano Maryknoll”. Él elogia a su hermano Everett, 12 años mayor que él, como su figura paterna: “Él se enlistó en la Marina, así que cuando yo crecí también me uní a la Marina. Él era pescador y yo también me volví uno”, dice el Hermano Andy, cuyos padres se separaron cuando él tenía 6 años de edad. Su madre, trabajó muy duro, dice el Hermano
Andy, para sostenerlo y enviarlo a una escuela católica. Las Hermanas de San José que enseñaban en la escuela San Pedro y San Pablo, dice, inspiraron su interés inicial en convertirse en un Hermano; pero cuando un amigo compartió con él la percepción equivocada de que los Hermanos sólo limpiaban los pisos y hacían otras tareas domésticas, el futuro Hermano dejó de lado su vocación por unos años. Mientras tanto, en su habitación en Maryknoll, el Hermano misionero continúa mostrando sus preciados momentos: música del virtuoso compositor polaco Frederic Chopin; recuerdos que trajo de sus 30 años de misión en México; fotos familiares y de su época de servicio militar; la foto de un róbalo rayado de 17 libras que pescó en el Río Hudson; otra con 13 venados que él y un grupo de amigos cazaron en un revistamaryknoll.org
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1 1. Ministrando a una mujer maya en Mérida, Yucatán, México. 2. Durante la visita que organizó a Acapulco para familias pobres de Ciudad de México que nunca habían tenido vacaciones. 3. Ministrando a pacientes de Phelps Memorial Hospital en Sleepy Hollow, Nueva York.
exitoso día de caza en Wisconsin; y un dibujo sombreado de Don Quijote y Sancho Panza que compró en un mercado de pulgas. Tomar fotografías se convirtió en su pasatiempo desde la secundaria, cuando tomó las fotografías para el álbum de recuerdos de su promoción. Esa habilidad, fue útil cuando sirvió en la Marina, y luego cuando se unió a Maryknoll—trabajó en el laboratorio de fotografía de la Sociedad—donde, después de llevar cursos en el Instituto Nacional de Fotografía y en la Escuela de Artes Visuales—fue uno de los fotógrafos de las revistas de Maryknoll. Poco después de ingresar como candidato a Maryknoll en 1960, decidió 42
reencontrarse con su padre: “Mi padre y yo nos perdonamos cualquier cosa que pasó; y todo quedó reparado”, dice. Después que estudió español en Bolivia, el Hermano Andy inició su asignación misionera en México en 1973, en San Juan de Aragón, un área pobre cerca al aeropuerto en la Ciudad Capital de México. Allí, realizó trabajo pastoral, trabajó con el Movimiento Familiar Cristiano y coordinó la construcción de una capilla en otro distrito cercano que carecía de servicios pastorales. Es extensa la cantidad de lugares que visitó, la cantidad de amigos que forjó y las bendiciones que recibió ofreciendo su presencia en servicio al
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pueblo mexicano durante sus 30 años misioneros. Con orgullo destaca que uno de los monaguillos de su parroquia, Gilberto Rodriguez Tapia, se convertió en sacerdote diocesano, y su hermano Miguel, se convirtió en un doctor. El Hermano Andy también recuerda de manera especial un viaje que organizó y ayudó a financiar para que las familias pobres de su parroquia, quienes nunca habían tenido un viaje de vacaciones debido a sus escasos recursos, pudieran conocer el balneario de Acapulco. “Cuando discernía mi vocación como Hermano misionero, fue significativo para mí saber la historia del Hermano Andy”, dice su compañero
Hermano Maryknoll Wayne Fitzpatrick. “Los valores del Evangelio que aprendió en Wisconsin fueron significativos para su misión. Él fue un Hermano para el pueblo de México”. En el 40 aniversario del Hermano Andy como Hermano Maryknoll, Moisés Sandoval, director fundador de Revista Maryknoll, escribió esto sobre su amigo: “Es un misionero de gran energía y entusiasmo. Su humildad, autenticidad y sencillez de carácter, hace que todo el mundo que lo conoce lo quiera… Siempre sociable y alegre, parece estar lleno de admiración por el bien que él ve en la vida y en las personas. La palabra más común en su vocabulario es ‘¡Wow!’”. revistamaryknoll.org
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revista Juntos en la misión misericordiosa de Dios
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Revista ®
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Revista de los Padres y Hermanos Maryknoll Gerente General: Raymond Finch, M.M. Director, MEPD: Robert Jalbert, M.M. Director, Revista Maryknoll: David R. Aquije Director, revista MARYKNOLL: Lynn F. Monahan Directora Asociada: Gabriela Romeri Jefa de redacción: Margaret Gaughan Asistente Editorial: Giovana Soria Directora de Arte: Roberta Savage Diseñador de Arte: Valentín Concha-Núñez Directora de Producción: Jan Golden Enlace, Hermana Maryknoll: Mary Ellen Manz, M.M. Maryknoll, la Sociedad Católica de América para las Misiones Extranjeras, Inc., fue establecida en 1911 por los obispos de Estados Unidos para reclutar, entrenar, enviar y sostener misioneros americanos en tierras extranjeras. Maryknoll se mantiene con ofrendas voluntarias y no usa agentes pagados. Donación sugerida $15 al año. Revista Maryknoll (ISSN 0274-9092) © 2016, Catholic Foreign Mission Society of America, Inc. The title Revista Maryknoll © is registered with the United States Patent and Trademark Office. Dirija su correspondencia: Raymundo Finch, M.M. P.O. Box 302, Maryknoll, NY 10545-0302 (914) 941-7590
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Refugiados de Siria llegan a un campo de tránsito en Idomeni, Grecia en octubre, 2015. Naciones Unidas estima que hay más de 4 millones de refugiados sirios, y unos 60 millones de refugiados en el mundo.
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Edición
BUENAS NUEVAS
Enero - Febrero 2016 • Volumen 37 • Número 1
ARTÍCULOS
'(
— 12 — El militar capellán santo Por David R. Aquije — 18 — Hombre de fe en Mabatini Por Giovana Soria — 24 — Obrero del Reino Por Gabriela Romeri
()
— 36 — La voz de los pobres en Naciones Unidas Por Mary Ellen Manz, M.M. — 42 — Profeta de la soya en El Salvador Por Mary Ann Cejka — 52 — La llave a la felicidad Por James Keane — 56 — Derecho a soñar Por Gabriela Romeri
)( SECCIONES 5 Buenas Nuevas 6 Cuentos Misioneros 8 Meditación fotográfica 30 Espiritualidad Misionera 32 Misión en Acción 34 Reflejos Peregrinos 48 Asuntos Globales 50 Centro Misionero en A.L. 62 Cartas
*( CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS +,-%&.&/#Nile Sprague/Tanzania Contraportada: Sean Sprague/Tanzania
Compartiendo la misericordia Por Robert Jalbert, M.M.
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ueda claro en los Evangelios que Jesús fue un hombre misericordioso. Ya sea cuando convirtió el agua en vino en una boda o cuando curó un sin numero de enfermedades, Jesús realizó milagros como respuesta misericordiosa a la necesidad humana. Incluso, cuando él y sus apóstoles necesitaban descansar de su trabajo, leemos en el Evangelio de Marcos (6:34), “vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato”. Jesús enseñó el significado de misericordia no sólo con su ejemplo, sino a través de parábolas, como la de la oveja perdida, donde describe un pastor que no se conforma con tener 99 ovejas a salvo, sino que va en búsqueda de la única oveja que se perdió. O cuando imagina a un padre saliendo apresurado a dar la bienvenida a su hijo descarriado, sin mencionar el mal que su hijo había hecho, sino abrazándole con un amor incondicional. El Papa Francisco nos recuerda que este es el tipo de amor que estamos llamados a compartir como discípulos misioneros de Jesús. No es de extrañar que el papa haya elegido la historia del hijo pródigo para marcar el tono del Año Jubilar de la Misericordia que ha declarado a partir del 8 de diciembre, 2015 hasta el 20 de noviembre, 2016. “Es mi deseo, en efecto, que el Jubileo sea experiencia viva de la cercanía del Padre, como si se quisiese tocar con la mano su ternura, para que se fortalezca la fe de cada creyente y, así, el testimonio sea cada vez más eficaz”, dijo el papa. A lo largo de este año, Revista Maryknoll enfocará el tema de la misericordia. Comenzamos en esta primera edición con una reflexión poética de Josephine Dupuy sobre la misericordia. La Hermana Maryknoll Bernice Kita inaugura nuestra columna espiritual sobre la misericordia con su recuerdo de la compasión de la que fue testigo en medio de la brutal guerra civil en Guatemala. Varios misioneros Maryknoll comparten sus momentos de misericordia en nuestra sección Cuentos Misioneros. Los misioneros podemos dar testimonio que en este mundo tan herido donde a diario escuchamos informes de violencia y brutalidad, todavía abunda la misericordia. Sólo tenemos que abrir nuestros ojos y corazones para verla y compartirla. Que este nuevo año los llene de muchos momentos de misericordia para compartir.
CUENTOS
MISIONEROS
J U B I L E O D E LA MISER ICO R DIA
C
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H
ace unos años como Hermano Maryknoll asignado a Egipto, trabajé en un hospital del gobierno que sirve a personas con lepra. Zakia era una de las pacientes. Tenía unos 30 años de edad, no era atractiva, tal vez porque no pudo recibir los medicamentos que reducen las deformidades físicas que pueden resultar de la enfermedad. Un día una dama británica que a menudo visitaba y traía regalos a los pacientes, me comentó: “Zakia, es muy femenina, ¿no?” Al principio dudé, pero después respondí: “Sí, lo es”. Yo había estado concentrando en la apariencia externa de Zakia pero esta visitante vio su belleza interior, pues Zakia era amable y cordial. Ese fue un momento de misericordia para mí. Desde entonces, trato de buscar y entender el interior real de la persona que está delante de mí. Robert Butsch, M.M.
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osa, una hermosa joven que conocí durante mis años de servicio misionero en Sudán del Sur como Hermana Maryknoll, fue atacada atrozmente por un hombre una noche que caminaba de regreso a su humilde casa. Afortunadamente ella y sus amigos fueron capaces de defenderse y luego identificar al malvado atacante. Posteriormente en el juicio, que fue realizado por los ancianos de la aldea bajo el “árbol de las reuniones” en esta región pobre y aislada del país, el culpable debía ser reprendido con una multa ejemplar para que enmiende sus errores. Sabiendo que Rosa era tan pobre como un ratón de Iglesia, una de nuestras Hermanas Maryknoll le preguntó cuánto estaba pidiendo por la multa. Rosa juiciosamente respondió: “Oh, Hermana, no puedo recibir nada a cambio, de este pobre hombre. Soy cristiana y estoy segura que Dios y Jesucristo lo perdonarían de corazón”. Joan Sauvigne, M.M.
Sean Sprague/Sudán del Sur
Sean Sprague/Guatemala
uando viví en Santa Rita, una comunidad de reubicación para refugiados en la región de El Petén, al norte de Guatemala, solía visitar a los niños de la escuela primaria durante el recreo. Un día, todos los niños estaban disfrutando de una taza de Incaparina (una bebida rica en proteínas) y una pieza de nuestro propio pan recién hecho en casa. De pronto, uno de los chicos golpeó accidentalmente mi pieza de pan de la mesa y el pan cayó rodando por el piso de tierra. Otro chico lo recogió y me lo dio. Yo me quedé mirando el pan con tierra cuando la pequeña María dijo: “Yo voy a traerle otro”. Se fue y regresó con su taza de Incaparina y una pieza de pan, que me entregó. Cuando me di cuenta que ella me estaba dando su propia pieza de pan, quise devolvérsela. Pero ella insistió en que me quedara con el pan. Así que partimos el pan y lo compartimos. ¡Un momento de misericordia que atesoro! Martín Shea, M.M.
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urante el año pasado en las montañas Nuba de Sudán, donde ofrecí un ministerio pastoral como sacerdote Maryknoll, Hadiya, una viuda, estaba en casa cuando una de las viviendas de una sola habitación con techo de paja de la pequeña comunidad empezó a incendiarse. Sin dudarlo, Hadiya se apresuró a sacar a las dos jóvenes que estaban durmiendo en la vivienda en llamas. Después de este acto de amor y valentía de Hadiya, las tres afectadas fueron llevadas urgentemente al Hospital Madre de la Misericordia, donde las dos jóvenes se recuperaron más rápido que Hadiya, quien pasó ese sufrimiento sin quejarse ni molestarse. Yo como misionero sólo puedo admirarme de la misericordia y la compasión divina de esta gran mujer que arriesgó su vida para salvar la vida de las dos jóvenes. Thomas Tiscornia, M.M.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
CNS/Libia
Él comprende el sentimiento humano.
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Su misericordia nos envuelve y nos pide compartir con nuestro prójimo, los maltratados, los aplastados el regocijo que da su amor.
Señor, tú eres misericordioso. Por favor, hazme a mí
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CNS/Pennsylvania
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CNS/Haití
misericordioso también. www.revistamaryknoll.org
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El Padre Maryknoll Vincent R. Capodanno, un capellán militar, ora con soldados estadounidenses durante la Guerra de Vietnam, en la que perdió la vida. En 2006, el misionero fue declarado Siervo de Dios, el primer paso hacia su canonización.
EL CAPELLÁN
M I L I TA R 12
SANTO
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Por David R. Aquije
Un ex Marine recuerda a sacerdote Maryknoll que murió en Guerra de Vietnam
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n medio de la vorágine mortal que es la guerra, del intenso pavor del campo de batalla, del ensordecedor estruendo del fuego de los morteros, del peligro incesante de la ráfaga de rifles, metralladoras y lanzagranadas, www.revistamaryknoll.org
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y del estentóreo bramido del rotor de los helicópteros de la Guerra de Vietnam, un sacerdote Maryknoll pudo encontrar la paz y el silencio necesarios para escuchar el gemido de soldados mutilados y ensangrentados y compartir con ellos el amor misericordioso de Dios. En su último día de misión, después de horas de intenso combate en el Valle Que Son ese 4 de septiembre de 1967, el Padre Vincent R. Capodanno también estaba gravemente herido. Cuando la explosión de un mortero le infligió múltiples heridas en sus brazos y piernas y le cercenó parte de la mano derecha—según la descripción oficial de la citación en la Medalla de Honor que recibió de manera póstuma—él se negó a recibir ayuda médica. En su lugar, el Padre Capodanno, quien como capellán de los Marines de Estados Unidos no portaba armas de fuego, continuó desplazándose por el campo de batalla brindando ayuda médica a los heridos y la unción de los enfermos a los moribundos. Cuando vio a un soldado 14
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herido quien estaba en la línea de fuego del enemigo, Capodanno heroicamente se apresuró a socorrerlo, pero una ráfaga de balas se lo impidió y acabó con la vida del sacerdote misionero de 38 años de edad. Es un soleado domingo 20 de septiembre, 2015—lejos están los más de 30 años del martirio del Padre Capodanno—y los Padres y Hermanos Maryknoll celebran, como cada año, el Día de los Benefactores, una misa, almuerzo y reunión de camaradería con personas que con sus rezos y donaciones contribuyen a que se haga el servicio misionero de Maryknoll alrededor del mundo.
1. El Padre Capodanno posa frente a un pesebre en la Navidad de 1966 en un puesto militar en Chu Lai, Vietnam. 2. Foto de archivo del misionero quien recibió la Medalla de Honor. 3. Conduciendo un servicio religioso con un grupo de Marines.
Este año han llegado unos 800 benefactores y el Padre Maryknoll Robert Jalbert, quien antes de seguir la vocación al sacerdocio con Maryknoll sirvió como lingüista en la fuerza aérea de Estados Unidos durante el conflicto con Vietnam, es uno de los anfitriones. Como otros misioneros presentes en la celebración, el Padre Jalbert camina por las mesas saludando, conociendo y agradeciendo en persona a los socios en misión. Así conoció a James Hamfeldt, un agente de bienes raíces en New Jersey, quien ha sido benefactor de Maryknoll por casi 40 años.
“Soy benefactor de Maryknoll porque conocí al Padre Capodanno”, dice Hamfeldt, un soldado veterano de la Guerra de Vietnam, quien tenía 20 años de edad cuando conoció al Padre Capodanno. Conocer al misionero Maryknoll impactó la vida de Hamfeldt y muchos otros soldados, dice el veterano: “Daba charlas a los soldados que recién llegaban (a Vietnam) sobre lo que tendrían que enfrentar en esas circunstancias (de guerra) y nos pedía que tratáramos de no perder nuestra humanidad”. “Tengo casi 70 años”, continúa Hamfeldt, quien después de la trauwww.revistamaryknoll.org
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Leah Mahnken/Maryknoll
Cortesía de James Hamfeldt
tienes a Dios a tu lado”. Hamfeldt no es el único que rinde tributo al heroismo con el que el Padre Capodanno compartió la compasión y el amor de Dios en medio de la guerra. La Arquidiócesis para Servicios Militares de Estados Unidos abrió oficialmente el proceso para la causa de su canonización el 19 de mayo, 2002 y una asociación católica privada sin fines de lucro, la Cofradía del Padre Capodanno, creó una página electrónica en el 2013, www.capodannoguild.org, para compartir los detalles de la heroica vida y muerte del Padre Capomática experiencia de la Guerra de danno. Él fue declarado Siervo de Vietnam, se alejó de la Iglesia por Dios, el primer paso hacia la canomuchos años, pero el ejemplo y el nización, en 2006. recuerdo del Padre Capodanno reoDe esta breve manera resume la rientaron su vida al camino de la fe. cofradía las últimas horas del Padre Hamfeldt narra de manera gene- Capodanno: “Durante la Semana ral los horrores de la guerra, es el Santa de 1966, el Padre Capodanno infierno, señala, y guarda silencio se reportó como capellán del 7o bapara evitar los detalles más duros. tallón de los Marines en Vietnam, y Más de 1.3 millones de personas luego fue trasladado a una unidad perdieron la vida en el conflicto, de médica. El Padre Capodanno era las cuales unos 58 mil fueron solda- más que un sacerdote que ministrados estadounidenses. Las secuelas ba dentro del horrible campo de la psicológicas de la guerra, todavía guerra. Se convirtió en un compacontinúan afectanñero inseparable de “El Padre Capodanno fue los marines: vivió, do a los veteranos nuestro pastor. sobrevivientes. comió y durmió en Salvó mi vida de una las mismas condi“El Padre Capodanno fue nuestro ciones que ellos. manera espiritual”. pastor. Salvó mi Pasó horas tranquivida de una manera espiritual”, lizando a los cansados y desilusiodice Hamfeldt, mientras describe nados, consolando a los afligidos, las heroicas acciones del Padre Ca- oyendo confesiones, instruyendo a podanno entre los soldados. “En el los conversos, y distribuyendo mecampo de batalla, el ruido de las dallas de San Cristóbal. Fue durante balas es ensordecedor. Si te parabas su segunda temporada de servicio, morías”, continúa, pero el Padre el 4 de septiembre de 1967, con el Capodanno, “caminaba buscando 3o Batallón, 5o de Marines que el socorrer a los heridos. Tenía el tipo Padre Vincent Capodanno hizo el de coraje que sólo se puede tener si último sacrificio. Después de ho-
El Superior General de la Sociedad Maryknoll, el Padre Raymundo Finch, conversa con James Hamfeldt, un veterano de la Guerra de Vietnan, quien conoció y se siente inspirado por el Padre Capodanno. Pág. anterior: Hamfeldt (dcha.) en Vietnam.
ras de intensos combates de una emboscada de Vietnam del Norte, el Padre Capodanno, él mismo gravemente herido, vio un soldado herido inmovilizado por un artillero enemigo. Corrió a administrar atención médica y espiritual al soldado. A pesar de que el Padre Capodanno estaba desarmado, el enemigo abrió fuego y el Padre se convirtió en una víctima de 27 impactos de bala. Murió realizando fielmente su último acto como un buen siervo de Dios”. El Superior General Maryknoll, el Padre Raymundo Finch, dice: “La misión es darnos nosotros mismos libremente a las personas a las que servimos. Como capellán el Padre Capodanno dio su vida por los hombres a los que sirvió. Él es un ejemplo para todos nosotros y un verdadero misionero Maryknoll”. Nacido en Staten Island, Nueva York, el Padre Capodanno fue ordenado sacerdote misionero Maryknoll en 1958. Su primera asigna-
ción misionera lo llevó a Mialoi en Taiwán, y luego a Hong Kong, China. Durante la Guerra de Vietnam, el Padre Capodanno pidió y se le concedió el permiso para enlistarse como capellán de los Marines. Es uno de cinco capellanes militares en recibir la Medalla de Honor del Congreso de Estados Unidos, el más alto honor otorgado por el país, y el único otorgado a un capellán de los Marines. Como dice James Hamfeldt, el veterano de Vietnam y benefactor de Maryknoll que conoció en persona al Padre Capodanno, su heroismo y compasión misionera continúa salvando la vida espiritual de muchas personas y son una guía hacia el camino al reino de Dios. El proceso para su santidad puede llevar décadas, pero para personas como Hamfeldt, Capodanno ya es un santo. “Yo quiero volver a ver al Padre Capodanno más tarde”, dice Hamfeldt. “Yo sé dónde está, y allí es donde yo quiero estar”. www.revistamaryknoll.org
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HOMBRE DE FE EN
MABATINI Por Giovana Soria • Fotos de Nile Sprague
Joven sacerdote Maryknoll continúa misión de misericordia en una parroquia fundada por misioneros Maryknoll en Tanzania
El Padre Maryknoll Lam Hua guía en procesión a feligreses de la parroquia de La Transfiguración en el asentamiento Mabatini en Mwanza, Tanzania.
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l Padre Lam Minh Hua, el sacerdote más joven de la Sociedad Maryknoll, ha iniciado su primera aventura misionera sirviendo a personas que luchan con las dificultades de la vida en el asentamiento Mabatini en Mwanza, Tanzania. Los ayuda a crecer en su fe y los empodera para que cuiden de su propia comunidad. www.revistamaryknoll.org
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Cuando Hua, el misionero de 30 años de edad, fue asignado hace un año a la parroquia de La Transfiguración en Mabatini para apoyar al administrador parroquial, el Padre Pamphilius Madata, regresó a un país que ya conocía. Como seminarista pasó dos años en Tanzania donde recibió formación pastoral, aprendió swahili y apoyó la labor de los misioneros Maryknoll en ese país. Ahora en su ministerio pastoral en Mabatini, el Padre Hua trabaja con una joven comunidad de fe. “Hay muchos jóvenes”, dice. “Aunque pa20
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recen tener una gran fe, su fe está todavía en un periodo de infancia”. La parroquia de La Transfiguración, fundada por el Padre Maryknoll James Eble en 2004, sirve alrededor de 400 a 500 familias, divididas en 22 grupos o pequeñas comunidades cristianas de base. Además de asistir a misa los domingos, estas comunidades se reúnen una vez por semana para compartir su fe y sitiuaciones de la vida. “Como personal de la parroquia, me uno a ellos en oración y reflexión sobre el Evangelio”, dice Hua. “Los motivo a que
1. El Padre Hua bendice a feligresa de la parroquia en Mabatini. 2. En su reunión semanal con comunidades cristianas de base. 3. Niños de la parroquia donde la misión del Padre Hua también incluye un programa de salud y educación para la comunidad.
conversen sobre las dificultades que enfrentan y cómo podemos trabajar juntos con la parroquia para resolverlas. Les doy el apoyo teológico y espiritual que necesitan”. Mabatini, explica el misionero, es una área de rocas sobre rocas, lo que hace difícil que la gente pueda construir viviendas; y es especialmente difícil de transitar para las personas mayores. Una parte del ministerio de Hua es visitar a los enfermos. Godwyn Michael, un catequista en la parroquia desde hace nueve años, acompaña al
Padre Hua en las visitas. “El Padre Hua es muy cooperativo, se preocupa por los demás y sigue el trabajo hasta que se culmine”, dice Michael. El Padre Hua también ayuda con el programa de salud de la parroquia, dirigido por la Misionera Laica Maryknoll Kristle Bulleman. El programa ofrece seminarios en temas de salud, limpieza y protección del medio ambiente; así como exámenes de la vista, de la sangre y de niveles de azúcar. “Algunas veces a las personas no les alcanza para ir al doctor y sus problemas de salud www.revistamaryknoll.org
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pueden corregirse, si saben cuál es el problema”, dice Hua. Natalie Kadio, quien trabajó por más de 10 años con el Padre Maryknoll James Eble, ahora ayuda al Padre Hua en su misión. “El Padre Hua es amable, inteligente y muy energético”, dice ella. “La gente lo quiere mucho. Ya que muchos lo conocimos como seminarista, rezábamos para que regrese aquí después de su ordenación”. Kadio añade que el Padre Hua está reforzando el espíritu de Maryknoll en Mabatini y ayudando a transformar a la comunidad. “Él escucha y trae ayuda espiritual; esperamos que Maryknoll continúe su misión aquí”, dice ella. El misionero también fomenta programas educativos para niños y adultos debido a la inexistencia de un sistema educativo en esta comunidad donde las personas no saben ni entienden sus derechos. Por eso el Padre Hua siempre busca cualquier tipo de material educativo, en temas generales o de la fe, en swahili—o cualquier tipo de libros que la gente pueda leer. Michael dice que la presencia de Maryknoll ha cambiado Mabatini. “Antes era un lugar de ladrones y personas que sólo se dedicaban a emborracharse”, dice. “Ahora Mabatini está siendo respetada y valorada. Es un nuevo Mabatini”. El amor y cuidado de los misioneros Maryknoll ha transformado a la gente, dice Michael mientras explica que después de ser invitados a unirse a las comunidades cristianas, muchas personas dejaron de tomar alcohol y empezaron a buscar trabajo. Michael recuerda cuando el Padre Eble llegó a Mabatini en 2002: “Comenzó a visitar a la gente casa por casa”, dice. También recuerda que el 22
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En Mabatini, un área accidentada y rocosa de Mwanza, Tanzania, el Padre Lam Hua celebra una misa al aire libre para la comunidad. Rodeado de niños y feligreses de la parroquia de La Transfiguración, él proclama la palabra de Dios.
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UN HERMANO SOCIABLE Y ALEGRE
CON TODOS
Hermano Maryknoll recuerda su vida misionera mientras ora por vocaciones El Hermano Maryknoll Andrew Marsolek saluda al Papa Juan Pablo II, durante una visita que hizo a Roma en 1988.
Por David R. Aquije Fotos cortesía de Andrew Marsolek, M.M.
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l Hermano Maryknoll Andrew Marsolek me invita entusiasmado a su pequeña habitación en la sede central de la Sociedad Maryknoll para mostrarme algunas de sus posesiones más preciadas: cañas de pescar, cuernos colgados en la pared de venados que cazó en su juventud, y cientos de
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fotografías que narran su vida misionera; entre ellas, una que tomó en 1970 cuando el Obispo James Edward Walsh—uno de tres sacerdotes que iniciaron la primera misión de Maryknoll en China en 1918—retornó a Estados Unidos después de haber pasado 12 años en una prisión del go-
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bierno comunista de Mao Zedong. “Tengo 79 y ya llegando a los 80. En mi mente me siento como de 30, pero le tengo respeto a mi edad”, dice el Hemano Andy, como es conocido. Él está contento porque es la primera vez que se escribirá un perfil de su vida misionera para Revista Maryknoll y quiere
compartir su legado con la esperanza de que jóvenes católicos descubran lo que es la vocación de un Hermano religioso y vayan por el mundo a servir como misioneros Maryknoll. La Sociedad Maryknoll pasa un momento difícil en las vocaciones para la Hermandad, dice Marsolek. Él es revistamaryknoll.org
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uno de 40 Hermanos Maryknoll, cuya edad promedio es de 78 años. Las vocaciones a la Hermandad también se han visto reducidas a nivel nacional. De acuerdo a un reporte del Center for Applied Research in the Apostolate, publicado hace dos años, el número de Hermanos religiosos en Estados Unidos disminuyó de 12,271 en 1965 a 4,318 en el 2014. Con fe en que habrá un resurgimiento de tales vocaciones, que se enfocan en la oración y el trabajo, el Hermano Andy continúa viviendo su propio llamado. “El momento más importante de cada día para mí es asistir a Misa”, dice él. Así ha sido desde que juró sus votos finales como Hermano Maryknoll en 1969, comprometiéndose a una vida de celibato y obediencia a la Sociedad. Aunque está oficialmente retirado, el Hermano Andy permanece activo 40
como misionero, principalmente realizando la obra corporal de misericordia de visitar a los enfermos. Cada lunes, él recorre los pasillos del Phelps Memorial Hospital en Sleepy Hollow, Nueva York, para rezar con y llevarles la Eucaristía a los pacientes. Cada primer viernes, visita a tres familias confinadas en sus hogares. Visita los hogares en su auto nuevo, un pequeño sedan híbrido que compró ahorrando por años el pequeño estipendio mensual que recibe de la Sociedad Maryknoll. “He manejado carros muy viejos por muchos años”, dice sonriendo, “por eso ahora, me gusta este”. El Hermano Andy también ocupa sus días en retiro misionero contribuyendo al trabajo pastoral de la Iglesia San Agustín, en Ossining; y tomando fotografías para Maryknoll News, el informativo interno de los miembros
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1. El Hermano Andy en un día de pesca con amigos en Wisconsin. 2. Durante su época de servicio en U.S. Navy. 3. Con su madre, Francisca Marsolek, el día que tomó sus primeros votos en 1962.
de la Sociedad; y para otros eventos en Maryknoll. Es además miembro activo de American Legion y de Knights of Columbus. “Oh, y voy al gimnasio tres veces por semana”, dice. Andrew Marsolek, quien nació el 27 de octubre de 1936 en Independence, Wisconsin, se autodescribe como un “polaco americano de tercera generación, un chico que creció sin la presencia de su padre, un joven que sirvió en el U.S. Navy (Marina de Guerra) y luego dedicó su vida en servicio como Hermano Maryknoll”. Él elogia a su hermano Everett, 12 años mayor que él, como su figura paterna: “Él se enlistó en la Marina, así que cuando yo crecí también me uní a la Marina. Él era pescador y yo también me volví uno”, dice el Hermano Andy, cuyos padres se separaron cuando él tenía 6 años de edad. Su madre, trabajó muy duro, dice el Hermano
Andy, para sostenerlo y enviarlo a una escuela católica. Las Hermanas de San José que enseñaban en la escuela San Pedro y San Pablo, dice, inspiraron su interés inicial en convertirse en un Hermano; pero cuando un amigo compartió con él la percepción equivocada de que los Hermanos sólo limpiaban los pisos y hacían otras tareas domésticas, el futuro Hermano dejó de lado su vocación por unos años. Mientras tanto, en su habitación en Maryknoll, el Hermano misionero continúa mostrando sus preciados momentos: música del virtuoso compositor polaco Frederic Chopin; recuerdos que trajo de sus 30 años de misión en México; fotos familiares y de su época de servicio militar; la foto de un róbalo rayado de 17 libras que pescó en el Río Hudson; otra con 13 venados que él y un grupo de amigos cazaron en un revistamaryknoll.org
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exitoso día de caza en Wisconsin; y un dibujo sombreado de Don Quijote y Sancho Panza que compró en un mercado de pulgas. Tomar fotografías se convirtió en su pasatiempo desde la secundaria, cuando tomó las fotografías para el álbum de recuerdos de su promoción. Esa habilidad, fue útil cuando sirvió en la Marina, y luego cuando se unió a Maryknoll—trabajó en el laboratorio de fotografía de la Sociedad—donde, después de llevar cursos en el Instituto Nacional de Fotografía y en la Escuela de Artes Visuales—fue uno de los fotógrafos de las revistas de Maryknoll. Poco después de ingresar como candidato a Maryknoll en 1960, decidió 42
reencontrarse con su padre: “Mi padre y yo nos perdonamos cualquier cosa que pasó; y todo quedó reparado”, dice. Después que estudió español en Bolivia, el Hermano Andy inició su asignación misionera en México en 1973, en San Juan de Aragón, un área pobre cerca al aeropuerto en la Ciudad Capital de México. Allí, realizó trabajo pastoral, trabajó con el Movimiento Familiar Cristiano y coordinó la construcción de una capilla en otro distrito cercano que carecía de servicios pastorales. Es extensa la cantidad de lugares que visitó, la cantidad de amigos que forjó y las bendiciones que recibió ofreciendo su presencia en servicio al
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pueblo mexicano durante sus 30 años misioneros. Con orgullo destaca que uno de los monaguillos de su parroquia, Gilberto Rodriguez Tapia, se convertió en sacerdote diocesano, y su hermano Miguel, se convirtió en un doctor. El Hermano Andy también recuerda de manera especial un viaje que organizó y ayudó a financiar para que las familias pobres de su parroquia, quienes nunca habían tenido un viaje de vacaciones debido a sus escasos recursos, pudieran conocer el balneario de Acapulco. “Cuando discernía mi vocación como Hermano misionero, fue significativo para mí saber la historia del Hermano Andy”, dice su compañero
Hermano Maryknoll Wayne Fitzpatrick. “Los valores del Evangelio que aprendió en Wisconsin fueron significativos para su misión. Él fue un Hermano para el pueblo de México”. En el 40 aniversario del Hermano Andy como Hermano Maryknoll, Moisés Sandoval, director fundador de Revista Maryknoll, escribió esto sobre su amigo: “Es un misionero de gran energía y entusiasmo. Su humildad, autenticidad y sencillez de carácter, hace que todo el mundo que lo conoce lo quiera… Siempre sociable y alegre, parece estar lleno de admiración por el bien que él ve en la vida y en las personas. La palabra más común en su vocabulario es ‘¡Wow!’”. revistamaryknoll.org
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