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LOS PROBLEMAS DEL MUNDO QUE AFECTAN A LOS MIEMBROS MÁS VULNERABLES DE LA FAMILIA: UNA CARTA ABIERTA Por Rogelio Pérez Díaz Usado con permiso El mundo involuciona, el mismo se autodestruye. Satanás, quien gobierna en él en estos tiempos, no escatima esfuerzos ni supuestos “placeres y bienestar” para seguir alejando a los hombres de Dios y ganándolos para sí. Al final, la victoria no será suya, pero, en tanto ¿qué va a suceder con el pueblo de Dios en estos días postreros? “Estamos en el mundo y el mundo nos aborrece porque no somos de él” (Jn. 17:1416). “En el mundo tendremos aflicción, pero hay confianza, porque Cristo venció al mundo” (Jn. 16:33). Los cristianos adultos estamos más preparados para vencer al mundo y sus tentaciones. Pero la familia tiene miembros que están más expuestos a este: nuestros hijos. “Los hijos son herencia de Jehová, que de él recibimos y debemos tener en gran estima. (Salmo 127:3). Como una dávida de Dios, los padres estamos en la obligación de protegerlos y educarlos. Decíamos que el mundo involuciona. Hay disímiles ejemplos de ello: • La destrucción del planeta que Dios creó de forma perfecta para que lo pudiésemos habitar. • Las guerras, que no son otra cosa que homicidios masivos ejecutados por los gobiernos y, a veces hasta “bendecidos” por líderes religiosos que se llaman a sí mismo cristianos. • El imperio del vicio: drogas, alcohol, prostitución, homosexualismo. • La violencia, el robo y otros actos pecaminosos, que son en estos tiempos una salida del hombre a las necesidades materiales de este mundo. Actualmente se está tratando en nuestra iglesia el tema del matrimonio y la familia, por lo que creemos es el momento apropiado para hablar sobre uno de los pecados que más nos afecta en estos días: el homosexualismo. Hasta ahora, la sociedad jugaba su papel controlando tan nefasta tendencia, pero últimamente se ha ido aliando con ella por motivos bien claros: ganar su aprobación a cambio de una tolerancia total a su conducta. Sólo queda la familia (algunas, desde luego) y la iglesia, en la cual los homosexuales reconocen el principal enemigo de su conducta en la actualidad. Solo estas dos instituciones nos quedan para contrarrestar algo que ya se ha convertido en una epidemia. Con el presente material queremos, en lo posible, cerrar filas, todos los cristianos más allá de nuestras posibles pequeñas diferencias, para enfrentar el homosexualismo en un intento de proteger a los que llamamos anteriormente, los miembros más vulnerables de nuestra familia. Lo hemos redactado en forma de carta abierta para motivar e invitar a todo el que lo desee a que se solidarice con tal punto de vista. CARTA ABIERTA Sancti Spíritus, 19 de mayo de 2008. Hermanos: Pienso que no sea un problema de puntos de vista. Es algo más que eso: está involucrada la ética, las costumbres, el respeto a las leyes de la naturaleza y, sobre todo, a las leyes de Dios. Alguien dijo una vez, en algún lugar, que el que tiene el control de los medios de comunicación, tiene el poder y, el que tiene el poder, dicta las reglas del juego. Por inferencia, se puede deducir entonces, que los medios de comunicación son los que establecen las reglas. Todo ello es muy sutil, se empieza por un consejo aparentemente inocente: “Protéjase de las ITS… use condón.” No se trata de mantener una pareja estable, sino de usar condón y… ¡problema resuelto!

¿Qué tal si le dijeran, por ejemplo: “Protéjase de los delincuentes… compre usted una pistola y dispare el primero”? ¡No!, no se trata de resolver el problema reeducando a los delincuentes; el problema se resuelve disparándoles con un arma… Y si es a la cabeza, ¡mucho mejor! ¡Sabios consejos! (Ambos por supuesto, tanto el segundo que aún no lo hemos recibido, como el primero, que ya es una realidad que nos golpea en la cara, diariamente, por la radio y la televisión.) Luego… bueno, luego se incrementa la dosis: Programa de casi una hora de espacio televisivo, en horario estelar y con retransmisión incluida, ¿su título? “Parejas múltiples”… yo tenía entendido que la palabra parejas se derivaba de par y que par significaba dos. Ahora resulta que pareja significa varios y no dos. ¡Mucho mejor aún si se trata de números impares: tres, cinco, siete,…! El siguiente paso, y más veneno ¡siempre más!: Congreso de Cultura y su correspondiente informe final: “…Resulta injusta la discriminación de las minorías por motivo de raza, religión o preferencia sexual…” Si, las tres cosas tienen algo en común y no es precisamente la discriminación, sino que todas ellas son tan viejas como la humanidad misma (después de la caída). Desde niño me enseñaron que las razas, incluso siendo minoritarias, influían en gran medida en la cultura de las naciones, que las religiones han sido siempre fuente inagotable de cultura. Hoy he aprendido algo nuevo: El homosexualismo es cultura. Pero no sólo es cultura, debemos luchar por que forme parte de la educación de nuestros hijos. Sobre todo, la tolerancia en los centros de educación a las manifestaciones escandalosas de homosexualismo. ¿No lo cree? Busque entonces en las páginas 4 y 5 del Diario Juventud Rebelde de fecha 11 de mayo de 2008 (dominical) día de las madres. ¡Hermoso regalo! Enviado a nuestras progenitoras desde el órgano oficial de los jóvenes cubanos. El 17 de mayo siempre había sido en Cuba el Día del Campesino. Ya no es solamente eso, ahora ese día celebramos también el Día mundial de lucha contra la homofobia. Vayamos por partes: •



Homo significa uno, único, unidad, de una sola esencia. Y fobia es miedo, temor, terror y puede que hasta odio. Entonces, ¿qué es, pues, homofobia? ¿Acaso miedo u odio a la unidad? Permítanme sugerirles un término más adecuado: SODOMOFOBIA. Si de inventar palabritas se trata, creo que esta sería más apropiada. Los campesinos han sido, durante toda la historia de nuestra patria, hombres que se han ganado un sitio privilegiado en esta. No sé si exista algún homosexual que pueda reclamar igual mérito. Por lo menos la historia no lo menciona, además de que el campesinado no es minoría: Es una de las clases sociales más numerosas que haya existido siempre en nuestro país.

Le propongo, pues, un trato: Someta a referendo a todo el campesinado cubano sobre el hecho de compartir su fecha con los homosexuales. ¿No imagina usted el resultado? Yo soy un guajiro y conozco muy bien cuál es la palabra más ofensiva que existe para un campesino. Continuemos: ¿Cuándo ha visto usted una película cristiana en la televisión o el cine? Yo vi una. Prepárese, sin embargo, para lo que le espera, ya de hecho está sucediendo, filmes sobre la temática del homosexualismo en espacios cinematográficos estelares de la televisión (Espectador Crítico. Viernes, 16 de mayo de 2008); pantallas gigantes en lugares céntricos de importantes ciudades, exhibiendo películas del mismo tema; conductores de programas radiales confesando públicamente, “en el aire”, su homosexualismo. (Favor de tener en cuenta que el término “en el aire” en el argot del medio significa algo así como “en directo”, o sea, sin ser antes grabado. Cualquier semejanza con otra cosa que usted haya podido imaginar es pura coincidencia.)

Ciertamente, son los signos de los últimos días, pero, mientras tanto, ¿qué pasará con mi hija o su hijo, de apenas siete años, sin una sexualidad aún definida, viendo y escuchando este bombardeo de incitación a la práctica de actos sexuales en contra de la costumbre, de la naturaleza y de las leyes de Dios? Invito a todos los hermanos cristianos de todas las denominaciones, en nuestro país y fuera de este, a elaborar declaraciones de principios al respecto y enviar copia de ellas a los sectores de poder y a las máximas autoridades de sus respectivas denominaciones, con las firmas de todos los que avalan en cada iglesia. Este sería si no un modo, por lo menos el intento noble de contrarrestar tan triste situación. No es intolerancia. Partiendo del principio de que los homosexuales, como seres humanos pecadores, tienen derecho a entrar a la casa de Dios, así como al arrepentimiento por sus faltas y el perdón, son bienvenidos a la iglesia; pero, por favor, deje en la puerta todo síntoma externo de su “preferencia”… entienda, sólo tratamos de proteger a nuestros hijos. Siempre al total servicio de todos los cristianos que sin mala fe se solidaricen con estos puntos de vista. Atentamente, Un “sodomófobo” Rogelio Pérez Díaz

El autor es miembro de la agrupación paraeclesiástica cubana: Ministerio CRISTIANOS UNIDOS. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.