Tras las •huellas
LOS prime
Con mucho esfuerzo y con su propio dinero, la doctora Laura Miotti descubrió en la provincia de Santa Cruz, uno de los asentamientos humanos más antiguos de América. Su aventura le llevó doce años. Y el resultado revela la forma en que vivieron, hace 13 000 años, los primeros argentinos. "Se llama Laura y vive en la calle 54, a tres cuadras del Bosque, en la ciudad de la Plata. "Ahora a los 41, la doctora Laura Miotti es una de las investigadoras líderes de la División Arqueología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Plata y comparte los discos de Mick [agger y Keith Richards con sus dos hijas. 'Siempre preferí los Stones a los Beatles-apunta-. Eran más ... ¿salvajes?(...).' "El primer capítulo de la historia de cómo encontró el asentamiento humano más antiguo jamás hallado en la Argentina resulta de la alquimia entre el destino, el empeño y el azar. "Apenas 'recibida eligió. El tema: los primeros pobladores americanos. El lugar de trabajo: la meseta central patagónica. "( ...) En 1985, acompañada por su marido, viajó por primera vez a la Patagonia, 'Fuimos solos, tomamos fotos y notas. y dejamos en el ripio, hecho pedazos, nuestro primer Renault 12'. Al año siguiente regresaron a la Patagonia. Primero fueron a Río Gallegos. Después, otra vez a la meseta, para tratar de localizar un yacimiento arqueológico casi olvidado, 'conocido como Piedra Museo. El sitio, situado unos 250 kilómetros al sur de Pico Truncado, en la provincia de Santa Cruz, permanecía virgen de toda la humanidad desde hacía 7 000 años. (...) "Las características del sitio, un pequeño oasis en pleno desierto, la alentaron a programar un plan de trabajo. Su primer
análisis la llevó a imaginar que, en caso de que los todavía inciertos primeros pobladores de la región hubieran frecuentado
el sitio, habrían encontrado un panorama extraordinariamente favorable para la vida humana: cuevas naturales, un manantial y una laguna poco profunda. Protección contra el viento, agua y el señuelo ideal para atraer y emboscar a las tropillas de animales salvajes. Cerrando el círculo, a un kilómetro de distancia apareció el hito que cerró la ecuación: una cantera inagotable de la más noble roca, imprescindible para fabricar los instrumentos necesarios para cazar y faenar sus presas. (...) ''Yen 1990, ya convencida del potencial de Piedra Museo, regresó al sur para iniciar las excavaciones. Acinco días del inicio de los trabajos, a un metro y veinte centímetros de profundidad, se topó con el signo que confirmó sus primeros sondeos: en una de las capas más profundas, un fragmento de piedra tallada color borravino, parte de una punta de lanza del tipo Conocido como 'cola de pez'. Veinte días después, informó de su hallazgo y desató una pequeña revolución: nunca nadie había hallado una de estas puntas en la Patagonia argentina, nunca
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