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BUENOS AIRES
| Domingo 12 De octubre De 2014
Buenos Aires
El sueño de la casa propia
Departamentos, asfalto y servicios esenciales
Complejo habitacional Ya tiene 144 de las 180 unidades previstas, de cuatro ambientes, en edificios de tres plantas
Edición de hoy a cargo de Luis Moreiro www.lanacion.com/buenosaires | @LNBuenosAires | Facebook.com/lanacion
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Centro para adictos Los habitantes del barrio ya cuentan con una casa para tratamiento de adicciones, con capacidad para 40 pacientes
Calzadas y veredas Las calles de barro se reemplazan por pavimento y se demarcan veredas. Por debajo se tienden cloacas, agua y luz
crisis hABitAcionAl | obras en el sur de la ciudad
Los Piletones: de villa a urbanización con vecinos propietarios Avanzan los trabajos de pavimentación, cloacas, agua y tendido de luz; 23 familias ya escrituraron los lotes que habitaban Ángeles Castro LA NACIoN
Por una calle de barro poblada de charcos y sobrevolada por madejas desordenadas de cables se dan los primeros pasos dentro del barrio Los Piletones, una de las villas del postergado sur porteño. Por allí se ingresa desde la parte inferior de la autopista Cámpora, que constituye uno de los límites del asentamiento. Pero, 200 metros más adelante, al girar en una esquina, el paisaje se transforma: el barro fue reemplazado por pavimento y, entre la calzada y el frente de las casas hay veredas de cemento peinado, con su respectivo cordón. A medida que se camina hacia el interior del barrio, los cambios en la infraestructura se multiplican. Excavadoras y cuadrillas de operarios remueven restos de casas que han sido derribadas para abrir nuevas calles dentro de Los Piletones. Hay zanjas abiertas en las que se van colocando tendidos subterráneos cloacales y otros aptos para instalaciones eléctricas. En las flamantes veredas lucen las cajas domiciliarias para el suministro de agua corriente. La construcción del complejo habitacional que había sido abandonado por la fundación de las Madres de Plaza de Mayo muestra un alto grado de avance y un centenar de familias ya vive allí. Se trata de la experiencia de urbanización de villas de mayor envergadura desarrollada íntegramente por
el gobierno de Mauricio Macri, que en otros asentamientos de la ciudad concluyó obras iniciadas por administraciones anteriores. En Los Piletones viven, según datos del censo 2010, 5218 personas, distribuidas en 964 viviendas. Desde 2007 hasta la fecha, por medio de la Corporación Buenos Aires Sur, que depende del Ministerio de Desarrollo Económico, se invirtieron $ 75 millones en la mejora de la infraestructura y el equipamiento barrial, con el objetivo de acrecentar la calidad de vida de las familias en este rincón del barrio de Villa Soldati. Las previsiones oficiales consideran que serán desembolsados $ 50 millones más durante 2015. El presidente de la corporación, Humberto Schiavoni, recordó que Los Piletones era el único asentamiento de la zona en el que todavía el Estado no había realizado ninguna intervención significativa. El asentamiento se comenzó a formar dentro de la superficie del parque Indoamericano a fines de la década del 80 y, durante muchos años, tuvo como líder social natural a Margarita Barrientos, impulsora de un comedor para los más vulnerables del barrio. El jefe de gobierno porteño dona su sueldo a ese comedor. Un polideportivo, un centro de primera infancia para los más chicos, una “incubadora” estatal de microemprendimientos, una casa para la asistencia de adictos, oficinas judiciales y una sucursal del Banco
Las cuadrillas trabajan en la construcción de veredas en el corazón del barrio Los Piletones Ciudad completan el equipamiento instalado en el asentamiento para transformar lo que era un territorio informal en un tejido urbano formal, con sus correspondientes características y normas. Es que también ocurrieron en Los Piletones cambios que los ojos no perciben, pero que tienen similar trascendencia. El gobierno porteño comenzó a entregar a sus habitantes escrituras que, por primera vez, los hace dueños del suelo que ocuparon y en el que montaron casas, cada vez menos precarias. Ya fueron entregados 23 títulos de propiedad, con los correspondientes boletos de compraventa y escrituración. otros 250 hogares atraviesan las últimas instancias de la regularización dominial, por medio de la suscripción de acuerdos de loteos entre los vecinos y el Estado, la firma de planes de pago y la entrega de la documentación necesaria. otros 200 se sumarán a fines de año a la etapa final del proceso y 200 más lo harán durante el primer semestre de 2015.
No fue sencilla la tarea. Un equipo del programa Prosur Hábitat, perteneciente a la corporación y liderado por Alberto Benito, empezó a conversar con los moradores de Los Piletones en 2009, para presentar la propuesta oficial a los vecinos e incorporar en ella respuestas a las necesidades expresadas por ellos. Por ejemplo, debieron diseñar lotes aptos para registrar en el catastro municipal, lotes en los que previamente más de una familia había construido su vivienda. Así surgieron algunas inscripciones bajo la fórmula del condominio. “Primero, los vecinos dan el visto bueno a compartir los loteos. Luego se envían para ser registrados. Como los trámites demoran, mientras tanto se avanza con el armado de carpetas y de documentación para los créditos del Banco Ciudad con los que los dueños pagarán el terreno que adquieren. Hay cuotas desde los 200 pesos”, explicó el coordinador de Prosur Hábitat, Ramiro Masjuan. La instalación de una sucursal del
banco en el bajo autopista de Los Piletones –la primera de la entidad en villas– facilitó las cosas. Muy pronto, además de ser propietarios, tendrán un domicilio formal. Los habitantes ya eligieron posibles nombres para las calles abiertas en el barrio, que próximamente deberá convalidar la Legislatura. La obra de apertura de calzadas obligó a derribar viviendas y a mudar a decenas de familias a los departamentos del complejo habitacional. Allí, de un total de 180 unidades previstas, fueron concluidas 144. El cambio se percibe y le sienta bien a Los Piletones.ß
del editor: qué significa. No hay dádivas ni asistensialismo. Pagan por sus terrenos y por los servicios. Como cualquier vecino y como debe ser.
PATRICIO PIdAl / Afv
Un comedor que cumplió 18 años ^b^b^ El comedor Los Piletones cumplió la semana pasada 18 años. Al primer almuerzo, que se sirvió en 1996, asistieron 15 personas. Ahora, de lunes a viernes se sientan 1100 niños y 80 adultos mayores a desayunar, almorzar y cenar. Tiene también una guardería a la que asisten 100 chicos de entre seis meses y cuatro años, y un centro de día para 75 abuelos, que también reciben las tres comidas. El lugar es atendido personalmente por Margarita Barrientos, el alma máter del lugar. Para quienes quieran ayudar al comedor pueden comunicarse al 4919-1333 o 4919-1049 o a través del mail
[email protected].
Con la escritura en casa Vecinos a los que les cambió la vida
Carlos Carvajal ruiz
Beatriz Antúnez
Miasaky estigarribia
30 años “Lo puedo afrontar, es casi regalado”, respondió Carlos Edmundo Carvajal Ruiz, un joven de Los Piletones, sobre el plan de pagos para los vecinos que, como él, escrituraron la propiedad del lote que ocupaban. “Ser propietario te da otro sentido de vida, no estás en el aire”, explicó Carlos, que es electricista. Vive desde hace 18 años en el barrio y ahora, gracias a la urbanización y la escrituración, va a tener domicilio y teléfono de línea, entre otros servicios
35 años A Beatriz, que vive en Los Piletones desde hace 18 años, le derrumbaron la vivienda que ocupaba en la villa para poder abrir una calle. Fue mudada a un departamento nuevo en el complejo habitacional que se construye en el barrio. Ya escrituró la propiedad. “Ahora tengo luz provista por Edesur y cuando se corta, tengo a quién reclamar. Pude colocar muebles y electrodomésticos; antes era imposible porque entraban la humedad y el agua”, sintetizó
36 años Es una de las primeras habitantes de Los Piletones. De origen paraguayo, llegó allí en 1995. “Nos afincamos en lo que fue la primera de cinco casitas del barrio. Era un basural esto, ahora está todo poblado”, recordó la mujer, que vive con su hijo Yori. Casi 20 años después, integra la primera tanda de vecinos que se convirtieron en propietarios de su terreno. “Estoy muy contenta. El día que vendamos, tendremos un papel, o podremos pedir un préstamo”, dijo