Las pasiones desatadas de la gente común

22 mar. 2014 - netti, Federico Luppi, Carolina Peleritti,. Antonella Costa ... –que Federico Luppi compone a ima- ... chand es necesariamente gay. Sobre.
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espectáculos

| Sábado 22 de marzo de 2014

cine

De amores y casualidades forzadas inevitable (argentina-españa/2013). ★★ regular. dirección: Jorge Algora. guión: Jorge Algora, Héctor Carré, basado en una obra teatral de

Antonella Costa y Darío Grandinetti, un amor violento

AURA FILMS

Las pasiones desatadas de la gente común entrevista. Un romance que termina tocado por la tragedia

es el centro de Inevitable, el film del español Jorge Algora Julia Montesoro PArA LA NACION

Un ejecutivo en crisis tras el fallecimiento de un compañero de trabajo, una joven escultora que sacude la estructurada existencia del CEO bancario, y un escritor ciego que le da consejos a éste procurando ayudarlo en su laberinto amoroso son los personajes –respectivamente interpretados por Darío Grandinetti, Antonella Costa y Federico Luppi–, que conducen la trama de Inevitable, que se estrenó esta semana en las salas. La película es una coproducción entre la Argentina y España, donde reside su director, Jorge Algora, también guionista –con Héctor Carré– de esta versión cinematográfica de Cita a ciegas, la pieza de Mario Diament, que llega hoy a los cines porteños, luego de pasar por Pantalla Pinamar, donde la nacion entrevistó al cineasta español y a sus dos protagonistas (la obra teatral acaba de subir a escena en una nueva versión dirigida por Luis Agustoni, ver página 8). “Es un film con sabor agridulce, que describe las sensaciones amorosas en distintas etapas de la vida –sostiene Algora respecto de su segunda experiencia en la Argentina, luego del drama El niño de barro. –La historia de alguna manera estaba ya narrada. Mario Diament creó la dramaturgia, el ciclo muy bien construido de casualidades, y ese final. Y en la adaptación, nosotros abrimos la historia a los espacios exteriores. Pero ha sido también un trabajo muy importante de los actores, en la construcción de textos, del modo de hablar, de determinados giros expresivos. Así que es un guión casi colaborativo”, explica el realizador.

–Tanto en El niño de barro como en Inevitable hay hombres capaces de los actos más atroces. ¿Le interesa desarrollar ese aspecto? –En todo lo que trabajo y elijo, está el tema de la violencia de género. En El niño de barro hay violencia sobre la mujer y sobre menores. En Inevitable tiene más que ver con por qué se llega a esa violencia de género. Pero ese punto de la violencia siempre está en mis películas. Igual que el tema del juego del tiempo. Lo que me atrae es cómo llega esta gente desde una aparente normalidad, a la violencia. Y en el caso de Inevitable, a la violencia extrema. –¿Es un tipo de doble moral, un violento encubierto? Grandinetti: –En todo caso es una respuesta que ahora te puedo dar como espectador. No fue exactamente eso lo que nos planteamos a la hora de hacerlo. Sí había un interés en que a lo largo de la historia aparecieran algunas pistas, en su mirada, en determinados gestos, para que no pareciera tan abrupto el salto hacia la violencia. Como espectador, te diría que viéndolo, este tipo me da un poco de pena, algo de lo que yo no era tan consciente en el momento de hacerlo. Me parece un pobre tipo. –¿En qué sentido? –Es brutal, sí, porque llega a hacer una bestialidad. Pero me parece un cobarde. En algún momento casi un pusilánime. Incapaz de haber tenido con su esposa un sinceramiento, mucho antes de ese final terrible. No me parece un killer sino un pobre tipo. Con un volcán adentro suyo. –En el sexo además manifiesta esa brutalidad. –Exactamente. A la hora de trabajarlo, no era lo mismo pararme frente a Antonella (Costa) que

frente a otra actriz. Alicia, su personaje, también es raro. No es una mina perversa, joven, mala, vividora y nada más. Me parece que hay algo ahí construido entre los dos. A lo mejor ella tiene más claridad respecto de cuál iba a ser el final de esa historia. Y el tipo, no. Con esto quiero decir, no sé si otro personaje femenino le hubiese despertado lo mismo o no. Cosa tan extraña es el comportamiento de los seres humanos... ¿Por qué justo en ese momento? ¿Por qué con Alicia? ¿Por qué después de veinte años de matrimonio? Forma parte de las cosas que yo no necesito saber para actuar. Es un tipo con un desequilibrio, muy oculto por un equilibrio. De golpe aparece una mina joven y se le va todo de las manos. Todo lo que dispara el amor, la pasión, es impredecible. También, inevitable. Y a mí eso me atrae particularmente. Porque como actor, me permite escudarme siempre allí. –¿Es como tener licencia para matar, no? Grandinetti: –¡Nunca mejor dicho! Él está muerto por esta mina. Por supuesto, no todos los que están muertos por alguien llegan a esos extremos. Pero otros, algunos daños y algunas cosas hacen. Daños a uno mismo, a otros. Antonella Costa: –Para mí es ahí donde está presente el tema de la violencia de género. Pero algunos deciden hacer el daño sobre sí mismos, y otros lo ejercen sobre el más débil. Mi personaje es una mujer muy libre, vital, e irrumpe en la vida estructurada y unidireccional de Fabián, que no admite que haya más de una posibilidad en nada. Y eso, en una relación pasional como ésta, trae consecuencias inesperadas.ß

Mario Diament. elenco: Darío Grandinetti, Federico Luppi, Carolina Peleritti, Antonella Costa, Mabel Rivera. fotografía: Suso Bello. sonido: José Alberto Suá-

El cuento de Rice Burroughs, versión alemana

ENERGÍA

rez, Rubén Piputto / Montaje: Guillermo Represa. música: Berrogüetto. producción:

cine

Susana Maceiras, Luis Sartor. du-

ración :

Fallido intento de imitación

97 minutos. calificación: apta

para mayores de 16 años.

S

on demasiadas, y bastante forzadas, las casualidades que hilvanan la historia de esta película del español Jorge Algora. Basada en la obra teatral Cita a ciegas, de Mario Diament, tiene como protagonista a un gerente bancario agobiado por las miserias de su trabajo y la rutina de su matrimonio que se enamora perdidamente de una escultora, cuya madre es paciente de su esposa psicoanalista. Al mismo tiempo, el gerente se encuentra por fortuna con un escritor ciego que escucha sus problemas y lo aconseja. De ese escritor –que Federico Luppi compone a imagen y semejanza de Jorge Luis Borges– está enamorada desde hace años, y en silencio, la madre de la escultora que se psicoanaliza. Hay que hacer un esfuerzo importante para comprar esa trama llena de vínculos calculados desde el guión, para terminar de aceptar su verosímil. Y también para no aburrirse con una serie de tópicos muy transitados sobre los que la película de Algora no dice nada nuevo: la abulia de la vida en pareja, el impiadoso mundo de los negocios, la extravagancia de los artistas... Inevitable, una palabra repetida hasta el hartazgo en el film, parece condenada desde su propio título a replicar lugares comunes de un cine solemne y didáctico que por acá estuvo en boga en los 80. El elenco resuelve con eficiencia las ataduras que impone un argumento tan remanido, aun cuando los actores estén obligados a decir cosas como “acá no se viene a trabajar, sino a hacer dinero” y “mientras usted se compra esa blusa hay gente que no tiene para comer” y deban moverse en el ámbito de una ficción donde los artistas callejeros odian a los banqueros y un marchand es necesariamente gay. Sobre el final, una abrupta vuelta de tuerca que sataniza al alienado personaje interpretado con solvencia por Grandinetti termina por confirmar que la sutileza nunca estuvo en los planes de Algora.ß Alejandro Lingenti

tarzán, la evolución de la leyenda (tarzán, alemania, 2013) . ★★ regular. dirección: Reinhard Klooss. guion: Reinhard Klooss y Jessica Postigo, basado en la novela de Edgar Rice Burroughs. fotografía: Marcus Eckert. edición: Alexander Dittner. música: David Newman. distribuidora:

Energía Entusiasta. duración: 90 minutos. calificación: apta para

todo público con reservas.

H

ay afirmaciones que con frecuencia son falsas. Una de ellas es “esta película de animación no tiene nada que envidiarle a Hollywood”. Y aquí estamos frente a esta Tarzán de producción alemana. Tarzán otra vez, uno de los personajes más adaptados en el cine, en series, en animación, en no animación (live action, que le dicen), con Christopher Lambert y sin Christopher Lambert, etc. Hasta en una versión animada de Disney en 1999, con lo cual las comparaciones están cerca. Esta propuesta alemana tiene la particularidad de ser 3D (nada destacable en ese aspecto) y dice ser la primera Tarzán hecha con la técnica de “captura de movimientos”, dato que es apenas relevante a la hora de sentarse a ver la película. Uno ve esta Tarzán y está seguro de que alguien dijo: “No tiene nada que envidiarle a Hollywood”, porque es de esas que intenta ser como Hollywood. Y, lamentablemente, se nota en algunos momentos el “quiero pero no puedo”: para dotar de fluidez a los rostros, para hacer que el agua parezca agua y no que los personajes están nadando en el aire. No es necesario jugar a imitar a Hollywood para hacer animación excelente: ahí está el ejemplo uruguayo-colombiano de Anina. Pero aquí se optó por el molde Hollywood, o por lo menos

por lo que la gente que produjo esta película entiende por eso: música fuerte y “grandiosa”, apuntes cómicos que se los reconoce más de lo que los disfruta, un poco de crueldad para que después la venganza sea más dulce (es decir, lo menos interesante de Hollywood). Hay algunas dosis de bienvenido movimiento visual, pero cuando Tarzán tiene que montar las imágenes, armar las secuencias y disponerlas en orden es cuando más se nota que el Hollywood buscado no está bien aprendido (tanto es así que se necesita una voz en off que suena más a parche narrativo que a otra cosa). A pesar de todo esto, la película logra sostener algo de ritmo y generar cierto interés por el destino del protagonista y su familia de monos. O quizá sea el atractivo que provee una historia que ha probado cientos veces su potencia, incluso a pesar de este aggiornamiento ecológico torpemente “avataresco” con meteoritos y dinosaurios, y la codicia del urbano malo frente al corazón noble del buen salvaje. Los monos y gorilas –siempre buenos actores– y los ojos y la actitud corporal de Jane (que en un par de momentos parece querer comérselo a besos a Tarzán) son otros módicos atractivos entre tanto fallido intento de imitación.ß Javier Porta Fouz