Las Marchas de la Dignidad dicen NO al TTIP: por las siguientes razones: 1. Es un acuerdo secreto. Lo que se sabe públicamente se debe o a demandas judiciales pidiendo publicidad o a filtraciones del contenido. Se negocia a espaldas de la ciudadanía y sin el más mínimo respeto por el conocimiento de esta. A pesar de que luego será esta misma ciudadanía la que se verá perjudicada por los reglamentos acordados. Nos dirán que “mantenemos el secreto para no perjudicar nuestra posición”. Pero es falso: a los otros negociadores sí que se le da toda la información relevante. No obstante, el sector bancario sí que tiene acceso a la documentación con “transparencia absoluta” en lo referido al desarrollo de las negociaciones sobre su sector específico, por si quisieran ejercer algún tipo de “corrección” o veto. Esto rompe el principio de igualdad ante la ley de la ciudadanía. Sólo estas razones ya sería más que suficiente para rechazar de plano el TTIP y cualquier otro tratado pactado por unos cuantos de espalda a todos los demás, como el TISA o el CETA, máxime cuando serán los demás los que se vean sometidos y perjudicados por lo pactado. Y para demandar a los negociadores por delitos de alta traición al pueblo al que deberían representar. 2. El TTIP pretende “la reducción o prevención de políticas nacionales superfluas”, es decir: cualquier ejemplo de soberanía popular y política social a favor de la población y en contra de multinacionales estaría totalmente “reducida” o prevenida. En el caso más optimista en que un gobierno progresista planteara políticas de apoyo y defensa ciudadana (por ejemplo, subir el salario mínimo), las empresas podrían demandar al Estado por “pérdida sobre futuras ganancias previstas” y obligar al Estado a pagar esa cantidad. Sólo esta razón es más que suficiente para rechazar el TTIP. Y para denunciar al negociador para que sea juzgado por delitos de alta traición al pueblo al que debería representar. 3. Elimina el principio de prudencia contable por el que la contabilidad se ajusta a criterios temporales y perfectamente modificables en cuanto a la valoración de beneficios y pérdidas. En conclusión, facilita a las grandes empresas y sus grandes “auditoras” el falsear públicamente las cuentas de resultados y acciones, con el daño que este tipo de acciones produce cuando la falsead, finalmente, se pone de manifiesto. Los ejemplos de Arthur and Andersenn auditando a Enron en EEUU o de Deloitte “auditando” Bankia antes de su salida a bolsa en España y el coste de los sucesivos rescates que pagamos todos excepto los banqueros que falsearon las cuentas y tenían tarjeta opaca, son suficientemente gráficos. Sólo esta razón es más que suficiente para rechazar el TTIP y todos los que vengan de la misma manera y con la misma intención. 4. Con la excusa de “armonizar las regulaciones”, que viene a ser hacer similares las regulaciones de uno y otro lado de las partes firmantes, se pretende modificar todo el marco legislativo. Si una ley es muy protectora de los derechos de un ciudadano, y otra en EEUU lo es menos, la “armonización” se hará hacia la baja, dejando al ciudadano indefenso. Si una ley laboral es más protectora del trabajador que otra, también se hará
una igualación a la baja y dejará al trabajador indefenso. Recordemos que EEUU no ha ratificado la mayoría de los acuerdos de la organización internacional de trabajadores, y que sus niveles de garantías laborales son iguales a los de Nueva Guinea para hacernos una idea de cuál será el nuevo marco regulatorio más probable. Y con respecto a los flujos del trabajo, Prometen 1.000.000 de puestos de trabajo.... (y se les olvida que será a lo largo de 15 años) pero la estimación más optimista es de pérdida neta de 650.000 puestos de trabajo. La creación de empleo en unos sectores no crearán lo suficiente para compensar las pérdidas en otros sectores, y por el sistema de “armonización” a la baja, lo que sufrirá serán los derechos laborales de todos. Sólo estas razones son más que suficiente para rechazar totalmente el TTIP y todos los acuerdos de la misma intención, como TISA y CETA (este último ya firmándose) Y para tras juzgar por alta traición al negociador nos planteemos seriamente buscar plumas y alquitrán. 5. Esta “armonización” que no es más que una “regulación a la baja en contra de los ciudadanos” se manifiesta en todos los ámbitos. En el laboral, en el sanitario y en el medio ambiental. Prácticas que en EEUU están permitidas y que han causado suficientes destrozos como para estar prohibidas en países europeos, pasarían a estar permitidas aquí, con todo el daño medioambiental y sanitario que produzca. Un ejemplo es el fracking pero hay muchos más, y tanto los parques nacionales, los espacios protegidos y las denominaciones de origen saltarían por los aires con todo el daño económico, social, humano y medioambiental que produciría. Sólo esta razón ya es más que suficiente para rechazar frontalmente el TTIP y todos los acuerdos de la misma ralea, como TISA y CETA, condenar al negociador por alta traición y obligarle, como parte de la pena, a que suplique el perdón de todos y cada uno de los ciudadanos españoles. Y cuando alguien diga: “es que eso no lo va a permitir el parlamento del país” recordad que no podrá hacer otra cosa porque es un tratado de rango superior, y si aún así lo intentara, tendría que pagar a la empresa por el posible “beneficio” que según sus auditores (recordemos la modificación del principio de prudencia contable) la empresa podría haber recibido. 6. Se elimina el principio de prevención en productos de consumo y uso público frecuente: En países civilizados, las empresas deben probar que un producto no hace daño antes de comercializarlo. En EEUU es al revés: los damnificados, si los hay, tendrán que probar que fue el producto lo que causó el daño. Las consecuencias sanitarias de esto son horribles, y daría pie a que se vendieran neurotoxinas (productos que destruyen el cerebro) como píldoras de adelgazamiento (ya pasó en EEUU). También permitiría (recordemos que la “armonización” siempre será hacia la parte que menos defienda a la ciudadanía) usar pesticidas dañinos para la salud y el medio ambiente, o el uso de hormonas para engordar ganado (un ejemplo real: la hormona de crecimiento vacuno para que las vacas den más leche produce infecciones en las ubres, la infección produce pus que se vierte a la leche junto con la hormona y ambas terminan en el organismo del consumidor. Cuando los investigadores descubrieron esto, despidieron a los investigadores). Hay tantos ejemplos posibles que resulta aterrador: Aproximadamente 30000 productos químicos prohibidos en 2
Europa por su relación con cáncer y otros problemas de salud podrán entrar al mercado. Y si después de la comercialización y de los cientos o miles de damnificados, algunos con secuelas irreversibles, se obliga a la empresa a retirar el producto, pues la empresa demandaría al Estado y tendríamos que pagar entre todos el presunto “beneficio que deja de percibir la empresa porque ya no puede vender ese veneno tan caro”. Sólo esta razón es más que suficiente para rechazar totalmente el TTIP, y todos los acuerdos de su misma ralea (TISA y CETA), condenar por alta traición a los negociadores y también por delitos contra la salud pública y, según casos, a los financiadores de esos negociadores por homicidios. 7. Y luego está la privatización absoluta de la justicia. El Sistema de Solución de Diferencias entre Inversores y Estados: Las empresas no tendrán que cumplir las leyes de un país (y si se les obliga podrán cobrar por ello, incluso cuando se trate de productos tóxicos como los vistos antes). Si tuvieran algún problema, las empresas podrían demandar a los Estados... pero los Estados no podrán demandar a las empresas. Ni nadie que no pueda pagar los 1000 dólares la hora que cuesta el proceso de meses. Esos “tribunales” privados no aplicarán legislación conocida, o derechos humanos, tan sólo el marco del tratado... “y todo lo demás se da por no regulado”. El resultado será que unas cuantas personas, dueños de grande empresas, los “inversores”, estarán por encima de la ley y de cualquier ley, y si alguien intentase pararles los pies, el Estado sería demandado por tribunales privados, sin jueces oficiales (son abogados que otras veces harán de defensores de una parte, normalmente de las grandes empresas), y condenados a pagar ese “lucro cesante”. Y es inapelable: una vez que han “decidido” no podría cambiarse la sentencia por ninguna razón. Incluso aunque nueva evidencia demostrase que la empresa era culpable. Es una forma de restringir totalmente la justicia, dado que si no es igual para todos es totalmente injusta, y si no pueden acceder todos, no es justicia ni nada que se le parezca. Es también una forma de eliminar cualquier legislación que la ciudadanía quiera aplicar y una forma de amenazar (con las demandas) a cualquier Estado y a cualquier gobierno que antepusiera el bienestar de sus ciudadanos al beneficio de unos pocos inversores. Sólo esta atrocidad sirve para rechazar totalmente el TTIP, condenar al negociador por alta traición y delitos de lesa humanidad, y expropiar a sus financiadores para que no puedan intentar hacer tanto daño en el futuro. 8. El TTIP impide la remunicipalización de sectores que son de primera necesidad y que podrían ser más baratos y eficientes con una gestión pública. Un ejemplo es el agua, o la basura o sectores estratégicos. El acuerdo permite que se privaticen estos servicios, pero no que se nacionalicen. Y lo que quiera la población del país no tiene ninguna relevancia porque el tratado busca que la única voluntad protegida y aplicada sea la de unos pocos grandes inversores. Sólo por esta razón debemos todos rechazar el TTIP, y que los responsables de perpetrarlo rindan cuentas ante la ciudadanía a la que intentan esclavizar. 9. Creemos que hay aquí más de una razón para rechazar frontal y activamente el TTIP. Hay una más. El tratado contempla la ultraactividad (sí, eso que no quieren para los 3
convenios laborales) . Si se firmase, el tratado seguiría vigente incuso aunque la población de España quisiera salir, y no existiría mecanismo para salir de ese marco de acuerdo independientemente de lo que quisiera la población y de lo que considerase mejor para su desarrollo y sus intereses. Porque lo único que trata de proteger este tratado son los intereses de los grandes inversores. Esta razón es más que suficiente para rechazar frontalmente el TTIP, a sus negociadores y sus financiadores y para obligar a todos los mercenarios de grandes inversores a suplicarle al pueblo que tenga la clemencia que a esa pandilla de sanguijuelas les ha faltado a la hora de tratar de imponer, en secreto y con la peor intención, una forma más de esclavitud del pueblo. Por todas estas razones, las Marchas de la Dignidad rechazamos frontalmente el TTIP. Cada una de las personas que podrían perder su trabajo o su salud o el entorno que es de todos o sus derechos laborales es también una razón más para rechazar frontal y activamente el TTIP. Y el TISA, y el CETA. Cuando dicen “liberalizar”, se refieren a darles más poder a unos cuantos grandes inversores, regulando a su favor y desmontando los sistemas de protección ciudadana, y que los ciudadanos dejen de ser ciudadanos para convertirse en bestias de labor sin ningún poder para mejorar democráticamente su futuro. Nos dirán que serviría para mejorar la economía... y mejorará la de unos pocos. No hay una sola estafa en la que a la víctima no le digan “que se va a beneficiar” por algo. Lucharemos por los derechos de nuestros hijos y a honrar el sacrificio de nuestros abuelos que los conquistaron para todos. Las Marchas de la Dignidad decimos NO AL TTIP.
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