EN LA TRASTIENDA
ARTE | MUESTRAS Visita guiada por exposiciones de galerías y museos
MATÍAS DUVILLE. Proyecta ante nosotros la película inmóvil de recuerdos ilusorios
LAS ILUSIONES PERDIDAS Matías Duville y los artistas de Curriculum Cero recrean los rastros del pasado
● Nancy Rojas no para. La curadora e investigadora rosarina seleccionó obras en Buenos Aires para los museos Castagnino y Macro, de Rosario: en el taller palermitano de Andrés Waissman eligió la Niña H y uno de los últimos trabajos del artista, realizados con viruta. Semanas antes, Rojas había presentado el libro sobre Juan Grela edi-
POR DANIEL MOLINA Para La Nacion
E
l pasado es un relato que se construye con desechos. De lo que sucedió no quedan más que rastros aislados, que permanecen solapados en algún lugar de nuestra mente. Cuando algo los despierta (una imagen, un sonido o un olor asociado) vuelven a la memoria, de golpe, y pueden alcanzar una intensidad que nos conmueve. Pero el recuerdo jamás es una reproducción literal de lo pasado. De manera similar funcionan las obras de Matías Duville: proyectan ante nosotros la película inmóvil de recuerdos ilusorios, pero capaces de hablarnos de nuestra vida. Su muestra actual se titula Una escena perdida. Reúne cuatro grandes obras trabajadas sobre enormes paneles de madera aglomerada. A lo largo de estos últimos años, Duville ha trabajado diversos soportes y técnicas, pero el conjunto de su obra es coherente: apunta a narrar la historia de nuestras ilusiones perdidas. Duville es un cineasta sui generis, que produce escenas sueltas y sin ilación de una extraña “película” que cuenta el relato incandescente de nuestra época. Las imágenes reproducidas en las obras de su muestra actual remiten al imaginario de los cuentos infantiles, a los paisajes budistas de la pintura china y tienen también un aire de familia con las telas de la Guerra del Paraguay que pintó Cándido López. Las escenas pintadas sobre el rústico aglomerado han sido, a su vez, esculpidas –de manera metódica, aunque azarosa– por un buril. Duville construye para devastar: toda su obra (de manera creciente) es la producción de un vaciamiento. Tanto en el procedimiento como en lo representado, su trabajo consiste en producir el tokonoma: ese pabellón del vacío, ese hueco que, para los maestros zen, es el espacio que hace posible el surgimiento del sentido (y del sinsentido) del mundo. Poeta budista, Walt Disney sin banda sonora, constructor de destrucciones, Duville genera universos de una intensidad rayana en la desesperación. Cada fin de año, la Galería Ruth Benzacar presenta dos muestras dedicadas
36 I adn I Sábado 12 de enero de 2008
El libro sobre el pintor y grabador Juan Grela
tado por Fundación Mundo Nuevo, con un ensayo suyo sobre el pintor. También tuvo a su cargo la curadoría de una muestra homenaje a Grela, que se realizó en septiembre en Rosario.
VALERIA POGGIO. Ganó el Curriculum Cero con una serie de pequeñas pinturas
a los artistas emergentes: una colectiva, en la que participan los seleccionados en su Premio Curriculum Cero, y la individual del que ganó el premio el año anterior (en esta ocasión, el fotógrafo Alejandro Chaskielberg). El jurado estuvo integrado por Orly Benzacar, Solana Molina Viamonte, Leopoldo Estol y Liliana Porter. Signo de la época: hay un fuerte aire de familia que recorre los trabajos de Valeria Poggio; Andrés Aizicovich; Carlos Barreto; Mariano Blatt y Carlos Palazzesi; Sofía Bothlingk; Juliana Ceci; Evangelina Cipriani; Cinthia De Levie; Nicolás Domínguez Nacif; Diego Fernández; Belén Gunset; Los pasteles rojos; Jazmín López; Ariel Mora; Tiziana Pierri; Maximiliano Rossini; Ramiro Quesada Pons; Ana Clara Soler; Silvina Wernicke, Guido Yanito y Rosario Zorraquín. Se trata de otra puesta en escena de la estética infantil que se ha hecho carne en
buena parte de la generación emergente, como si no pudieran pensar un mundo más allá del rasti y los Teletubbies. Se apoyan en un dibujo que es apenas bosquejo, en una fotografía desenfocada que apunta a nada, en la instalación de objetos arrojados al barro. Arte del procedimiento puesto en escena más que de la imagen viva. Al recorrer la muestra es difícil distinguir en la memoria de quién es cada trabajo visto. La ganadora de esta edición es Valeria Poggio. Presenta pequeñas pinturas que remiten a las acuarelas de viajeros del siglo XIX, de gente al aire libre. Imágenes que parecen estar en estado latente, como si mostraran el sueño de otro. © LA NACION
FICHA. Matías Duville, en Alberto Sendrós (Pje. Tres Sargentos 359), y Currículum Cero, en Ruth Benzacar (Florida 1000).
● El dibujo nuestro de cada día. Con el objetivo de “volver a descubrir el dibujo”, un grupo de diez escultores, pintores y arquitectos acaba de darle un espacio físico, en Defensa 1455, al proyecto que nació hace un año en la Web: Ni un día sin una línea (www.niundiasin unalinea.com.ar). La experiencia fue tan buena que sus impulsores editaron incluso un CD con 1500 dibujos y abrieron un taller (los sábados, de 10 a 13) para aquellos “con vocación de recuperar la destreza del dibujo, con la que todos nacemos”. Informes: 4307-7940. ● Otra aventura. Es la que emprendieron dos artistas jóvenes, Leandro Tartaglia y Pablo Accinelli: lanzaron el primer libro de la serie Actividad de Uso, destinada a reflexionar sobre sus pares. El primer tomo, que puede encontrarse en el Malba y en la galería Ruth Benzacar, está dedicado a Vicente Grondona. El siguiente será sobre Luciana Lamothe.
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