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ENFOQUES
I
Domingo 22 de julio de 2012
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El perfil
Liliana Korenfeld La pingüina a cargo de las obras sociales Santacruceña, kirchnerista incondicional, es desde este mes la titular de la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación y de su firma depende una caja codiciada: 1100 millones de pesos que podrían ser clave para alinear voluntades gremiales en la pelea del Gobierno con Moyano ADRIANA BALAGUER
colocó de nuevo al mando de la Caja de Servicios Sociales provincial. Pero sólo estuvo unos pocos días. Bastó que el gobierno nacional le retirara su apoyo al mandatario provincial para que ella renunciara. Y estuviera disponible para una nueva misión.
PARA LA NACION
N
o hay mujer de Río Gallegos que hoy ronde los 50 que no haya pasado alguna vez por la boutique que atendía junto a su madre en la avenida Julio A. Roca, hoy rebautizada Néstor Kirchner. Quienes veían a esa joven rubia de grandes ojos claros moverse con firmeza y determinación jamás hubieran imaginado que esas características le iban a permitir, varias décadas después, ser elegida por la presidenta Cristina Kirchner para restarle poder económico a Hugo Moyano. El 3 de julio pasado, Liliana Beatriz Korenfeld tuvo un importante reconocimiento oficial por los servicios prestados en la pulseada con el líder camionero. Ese día fue nombrada al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación (SSS). El ascenso le dio visibilidad al trabajo que venía realizando desde marzo pasado, cuando había le habían encomendado administrar los 1.100 millones de pesos anuales de la Administración de Programas Especiales (APE), responsable de cubrir los gastos por tratamientos de alta complejidad de las obras sociales sindicales. El jueves, por si hacía falta, recibió un nuevo espaldarazo: la Presidenta dispuso que la Superintendencia absorba las tareas de la APE, dejando en manos de su protegida el manejo total de los fondos. Pero allá por los años 70, y en Río Gallegos, el ritmo era otro. Liliana acababa de terminar el secundario, que como el ex presidente también cursó en el Colegio Nacional República de Guatemala, y daba sus primeros pasos en el profesorado de Filosofía del Instituto Universitario de Santa Cruz. Su futuro jefe político ya estaba en la ciudad de La Plata estudiando Derecho y aún faltaban unos años para que conociera a Cristina. Con quien sí solía cruzarse era con Alicia Kirchner. Como tantos otros de sus amigos, alternaba sus horas de estudio con un empleo seguro y de poca exigencia en la administración pública, trabajo que preservó hasta que con la llegada de la dictadura fue cesanteada. Por esos años conoció a Tito Lascano, su primer marido, el padre de sus hijos Natalia, Joel, Geral y Yuki; el hombre con quien se acercaría al Ateneo Juan Domingo Perón en el 82 para empezar a respirar la democracia junto a Néstor y Cristina Kirchner. Quienes vieron crecer política y económicamente a la familia, dicen que Néstor y Tito eran muy cercanos y que hicieron “más de un negocio juntos”. Es más, que “fue justamente un negocio lo que los separó”. Con Kirchner gobernador, Lascano estuvo al frente de la empresa Servicios Públicos Sociedad del Estado, donde fue denunciado por el gremio de Luz y Fuerza por una compra de turbinas eléctricas a Ucrania. La causa no prosperó. Y el juez terminó dejando la provincia. De este tiempo de gestión kirchnerista en Santa Cruz, Liliana es recordada por su trabajo como secretaria de Turismo de Río Gallegos. Pero sobre todo por su paso en los 90 por la Caja de Servicios Sociales. Hasta sus adversarios políticos le reconocen haber puesto en su lugar al Colegio Médico de Río Gallegos, que venía manejándose de manera muy poco transparente. También haber mejorado la cobertura de los pacientes que eran trasladados a Buenos Aires para recibir tratamientos médicos. Las críticas se las ganó por no haber normalizado la caja, que estuvo intervenida a lo largo de sus dos administraciones sin haber presentado balances durante los 11 años en que la manejó. Fue por entonces que conoció a su segundo esposo, Carlos Gauna, quien también supo acomodarse al calor del poder kirchnerista.
Quién es Nombre y apellido: LILIANA KORENFELD
Edad: 58 Inicios en Santa Cruz: Es divorciada y tiene cuatro hijos. En Río Gallegos trabajó en la Secretaría de Turismo y en la Caja de Servicios Sociales.
Exonerado de la policía provincial, Gauna trabajó junto a Néstor Kirchner en el Consejo Provincial de Educación y creció como empresario turístico: es titular de la empresa de aviones Aeropat S.A. y de la agencia Patagonia ya, con domicilio en El Calafate y oficinas en Puerto Madero. Es amigo de otro hombre del entorno K, Rudy Ulloa, y su nombre figura en las listas de selectos propietarios de ex terrenos fiscales en El Calafate, de esos que fueron obtenidos a “muy buen precio”, según aclaró un peronista santacruceño que la conoce desde el retorno a la democracia. En Olivos, aunque ya es el ex de Liliana (y dicen que el divorcio no fue en buenos términos), no pueden olvidar que fue Carlos en persona quien piloteó uno de los aviones que acompañaron de cerca el cuerpo de Kirchner en su viaje a Buenos Aires. Si bien aún no ha presentado su declaración jurada de bienes ante la Oficina Anticorrupción, se sabe que Liliana Korenfeld también ganó experiencia como empresaria turística. En 2005 creó la firma Red Patagónica, y en 2008 abrió Fideicomisos Patagónicos. Años de lealtad la convirtieron en 2007 en diputada nacional por el Frente para la Victoria. “Era la comisaria política de Cristina, un Kunkel con pollera. Se la pasaba
Del Congreso a la SSS: Fue diputada nacional por el FPV hasta 2011. Tras un breve paso por Santa Cruz, en marzo de este año había llegado a la APE, escalón para su nuevo cargo.
gritando. Lo suyo era la sobreactuación. Te cruzabas en el recinto en una discusión política y después si la veías en un pasillo no te saludaba, te daba vuelta la cara”, rememora un diputado opositor. Y agrega: “Y no es que tuviera alto perfil… Lo suyo era puro modelo Santa Cruz”. Según la revista El Parlamentario, en 2011 –último año de su mandato– Korenfeld no presentó ningún proyecto de ley, aunque sí logró dar curso a una resolución sobre la implementación de un programa de despapelización de la Cámara de Diputados. Como parte de la tropa kirchnerista, y más allá de lo que hubieran deseado mucho de sus votantes santacruceños, se pronunció en contra de la ley de glaciares (que una vez vetada por la Presidenta no pudo ser revalidada por el rechazo del arco oficial). Pero como la incondicionalidad puede tener excepciones, por lo menos para ella, estuvo ausente en la votación de la ley de identidad de género. Una vez que se le venció el mandato, regresó al gobierno de Santa Cruz de la mano de La Cámpora. El gobernador Daniel Peralta la
La última batalla En 2009, Ricardo Bellagio arribó a la Superintendencia de Servicios de Salud con la misión de lavar la imagen del organismo. Su ex titular, Héctor Capaccioli, el hombre que había actuado como recaudador de fondos para la campaña presidencial de Cristina Kirchner, había terminado envuelto en el escándalo de “la mafia de los medicamentos”. Bellagio se ajustó a los deseos de la Casa de Gobierno: una gestión más ordenada y profesional, que no rompiera los viejos alineamientos. Los fondos de la APE fueron puestos bajo control de Daniel Colombo Russell, ex asesor legal de la Federación Nacional de Camioneros. Y en una segunda línea estaba Christian Asorey, yerno de la mujer de Moyano. No parecía haber conflictos en puerta. Pero la aparición de un exhorto de Suiza en el que pedía información de allegados a Moyano por sospechas de lavado de dinero, disparó un quiebre en el trato con el Gobierno y Russell terminó fuera de su cargo. La relación del Gobierno con el jefe de la CGT se había deteriorado visiblemente desde la muerte de Néstor Kirchner. Bellagio lo había notado. Y había registrado también la aparición de otras trabas, esta vez ligadas directamente a su gestión. Así vivió, por ejemplo, el freno al nombramiento de Mario Vicchio, responsable de la Gerencia de Control Económica Financiera, como gerente general, puesto vacante desde tiempos de Capaccioli. Y para el que ya contaba con la aprobación de Manzur, ministro de Salud. Todo quedó transparentado en marzo de 2011 cuando Korenfeld llegó al 3° piso del edificio de Av. Roque Sáenz Peña 530. Con el puesto de gerenta general firmado por la Presidenta y con todo el poder para manejar el APE. “Es una intervención”, le decían a Bellagio sus colaboradores. “Liliana me participa”, les respondía, mientras le ordenaba a su secretaria “disculparlo” por los faltazos a actos en que podía cruzarse con Moyano. Pero Liliana seguía sacudiendo el árbol. Una de sus primeras medidas fue desplazar a Asorey, el yerno de Moyano, que estaba a cargo del área de sistemas y tecnología de la APE, y aparecía sospechado tras un informe de la Auditoría General de la Nación. El momento de la verdad finalmente llegó. A comienzos de julio, Liliana quedó a cargo de la Superintendencia de Servicios de Salud. El primero en irse a su casa fue Bellagio. El jueves último, otra tanda de decretos disolvió la estructura administrativa del APE y le pasó el manejo a Korenfeld. También fueron aceptadas las renuncias de todo el elenco de gerentes, dejándole a la funcionaria la posibilidad de nombrar a gente de su confianza. “La llegada de Korenfeld trae un poco de aire fresco. Estábamos hartos del ahogo de Moyano. Ahora nos escuchan. Les llevamos un proyecto para transformar el sistema de reintegros del APE. Para que cada afiliado reciba en forma directa lo que necesita. Y por primera vez, sentimos que puede terminar concretándose”, explicó Andrés Rodriguez, jefe de la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), gremio alineado a la CGT afín al Gobierno. Están expectantes: sienten que tarde o temprano su nueva lealtad será reconocida.
Conectados
Internet para el bolsillo y la cartera GASTON ROITBERG LA NACION
El matrimonio entre la conexión a Internet y la portabilidad comenzó a solidificarse. Si el paisaje dominante hace pocos años era el de notebooks apoyadas sobre escritorios, faldas y atriles, en la actualidad las tabletas, los smartphones y hasta las consolas de juegos empiezan a ganar espacio como los artefactos favoritos para navegar la Web. Un panel de dos millones de usuarios publicado en las últimas semanas por comScore (una de las mayores compañías de medición digital) ofrece datos reveladores sobre cómo y desde qué dispositivos móviles navegamos Internet los argentinos. Por ejemplo, por primera vez se considera a una consola de juegos (uno de los gadgets favoritos de los más pequeños) como un artefacto de conexión. Junto con los teléfonos móviles y tabletas, alcanzaron el 2,1% del total de páginas vistas a marzo de 2012 (número equivalente al de Brasil, pero por debajo de México y Chile), contra el 1,2% en junio del año pasado. El sistema operativo más utilizado en los dispositivos móviles de la Argentina es el Android, de Google (44,53%), a diferencia del resto de los países de América latina, en los que domina el iOS de Apple. Este dato no es extraño, ya que la compañía que fabrica el iPod, la iPad y el iPhone no tiene casi presencia oficial en el país, salvo por revendedores. Por otro lado, a nivel local se navega más desde móviles (70,4%) que desde tabletas (25,2%) y otros dispositivos como iPods, e-readers, consolas, smart TV, etc. (4,4%) Otro dato relevante que se desprende del estudio es que en la Argentina el tráfico desde computadoras portables no tradicionales creció casi 100% en menos de un año (mayo de 2011 a marzo de 2012). La guerra entre Google y Apple se da también entre dispositivos, ya que mientras Android lidera con amplitud el tráfico en celulares (56,2%), el iOS lo hace en el mercado de las tabletas (78,3%): cuatro de cada cinco páginas vistas desde tabletas se generan a través de iPad, que es el gadget favorito para navegar entre los fans de Apple (63,1%), por encima del iPhone (24,1%) y el iPod touch (12,7%).
@grmadryn
Más información. Enlaces, videos y otros contenidos multimedia www.lanacion.com.ar/diario-dehoy/ suplementos/enfoques
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http://bit.ly/LVBdEU Los datos en el blog Sicrono. http://bit.ly/LwO8AC El informe de comScore y el análisis de Marcos Christensen. http://bit.ly/MuWo5u El lugar del espectador conectado. Un informe de Pew Internet Project.
© LA NACION
Terapia (arriba también se sufre)
Hoy, Julio Cobos DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION
Cobos: (Feliz, sonriente) Estoy viviendo un lindo momento. Nació mi primera nieta y, de yapa, volví a medir bien en las encuestas. Por eso de Mendoza viajé a San Nicolás. Había hecho una promesa y como se dio, quería agradecer. Después pasé por Buenos Aires. Terapeuta: Así que viajó para agradecerle a la Virgen. C: No, a Boudou. Por el milagro. (Inspira hondo, lleno de gozo) A partir de ahora, todos los años voy a peregrinar a Ciccone. T: (...) C: Usted sabe que de venida pasé por Pergamino y cuando paré a comer en un restorán muy clásico de ahí, la gente se dio vuelta y empezó a aplaudirme. Es más, el dueño no me quiso cobrar. T: No me diga. C: Sí, con la condición de que jamás nombre su boliche. A ver si le mandan la AFIP. Pero la cosa es que me aplaudieron en Per-
gamino. (Se encoge de hombros) Y bueno, ¿qué esperaban? ¿Que un operativo clamor por Cobos empiece en La Matanza? T: Se lo ve contento. C: ¡Y qué le parece! En Mendoza cada vez mido mejor. En la calle hay gente que me pide que vuelva. Mi familia apoya. Mire. Esta semana se cumplieron 4 años desde que me llamaron Judas y me quisieron echar de la cena. Pero acá estoy. Con la servilleta puesta. Por eso esta semana formalicé mi vuelta con un tuit que decía: “Nunca me fui de la política. Vamos a elaborar la mejor propuesta. Sí, voy a ser candidato a diputado nacional”. Y yo le agrego a usted: si el radicalismo me avala cuando sean las internas, me tiro a 2015. Ojo, no todos me quieren. Como me dijo un histórico del partido: “Ya te lo vamos a informar. O te avalamos. O te velamos”. T: Qué relación ambigua siempre la suya con el radicalismo, ¿no? C: (Se encoge de hombros) El radicalismo es ambiguo consigo mismo. Pero aunque muchos no me apoyan, tengo una intención
de voto del 45%. Este del partido que yo le decía, analizaba mi vuelta: “¿Por qué vuelve Cobos? Porque en la Argentina cambió la escala. El país se achicó. Con la crisis y la corrupción, los argentinos empezaron a ajustar el ojo y las expectativas. Antes Cobos parecía no dar el talle para ese gran país kirchnerista del 2008 al 2011. Pero el sueño megalómano terminó. Y entonces, de las cenizas del escarnio resurge el Ave Cleto, pavoneándose y diciendo: «¿Vieron que había peores?»”. T: (...) C: ¡Cómo me esmeriló el Gobierno después de la 125! Me acuerdo que además de remeras, se habían hecho tazas con mi cara y ellos decían: “Las tazas tuvieron la dignidad de rajarse. Cleto se quedó”. T: Cuarto aniversario de su noche inolvidable. ¿Cómo se lleva con el recuerdo? C: (Inspira profundo y lleva aire hasta una víscera delicada: la memoria) El 5 de julio de 2008, el kirchnerismo había logrado media sanción en Diputados, ¿se acuerda? 129 votos a favor, 122 en contra. 11 días
después, la cosa pasa al Senado. Todo hacía parecer que el oficialismo sacaba la ley de taquito. A las 10 de la noche tenían 37 votos contra 35 de la oposición. Pero algo pasó. De repente, el radical Emilio Rached anuncia que vota en contra, cuando el oficialismo pensaba que lo tenían de aliado. 36 votos a 36. Iban 18 horas de debate. T: (...) C: Entonces el destino, o Dios, ¡o el Diablo! –noches enteras se lo adjudiqué a uno, o al otro– decide que soy yo el que tiene que definir. (Se le hace un nudo en la garganta) Mi exposición duró 6 minutos y 12 segundos. Como un round inolvidable. De repente, todo sucede en cámara lenta. Camino por el ring, mareado, tirando argumentos. Apelo a Dios y al corazón. A lo lejos escucho silbidos, insultos. Todo el estadio –el Estado– contra mí. Las piernas me tiemblan. Pero cuando siento que no voy a poder, de algún lado me sale la frase: “Mi voto es no positivo”. (Hincha el
pecho, con una sonrisa pequeña y serena) La veo caer desplomada sobre la lona. Por supuesto, desde su esquina, Néstor grita que fue un “golpe” antirreglamentario. T: ¿Y fue antirreglamentario? C: (Inspira y arquea las cejas) Yo estoy en paz. Que la historia me juzgue. T: Si está en un buen momento, ¿por qué cree que necesitó venir a terapia? C: (Duda, traga saliva y arranca) Ahí en el comité, sin darse cuenta de que yo estaba escuchando, alguien dijo dos frases que me dolieron mucho: “Si cuando tuvo la gloria en las manos se le escurrió en seis meses, ¿por qué va a poder sostenerla en 2015?” T: ¿Soy o no capaz de estar a la altura de una gran expectativa social? Ese parece ser un delicado punto fantasmático suyo. C: (Abatido) Espere, que fue peor la segunda: “Pensemos bien lo que hacemos. El tipo cree que en la vida es un ganador. Y es un desempatador, que no es lo mismo”. @diegosehinkman