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Ponencia presentada en el IX Congreso de Academias Iberoamericanas de Historia, Madrid, noviembre de 2004. ** Presidente de la Academia Colombiana de ...
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LA ILUSTRACIÓN EN LA NUEVA GRANADA: SU INFLUENCIA EN LA EDUCACIÓN Y EN EL MOVIMIENTO DE EMANCIPACIÓN. EL CASO DE MUTIS* POR

SANTIAGO DÍAZ PIEDRAHITA** Introducción Fue José Celestino Mutis uno de los más destacados ilustrados de la Nueva Granada. Sobresalió como reformador de la educación a través de diversas cátedras en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y fue promotor y director de la Real Expedición Botánica de la Nueva Granada. En el seno de su biblioteca, conformada por más de 10.000 volúmenes, se perfeccionó en la ciencia y en el conocimiento una elite de discípulos que lideraron el movimiento de independencia. Muchos de ellos participaron activamente en tertulias literarias de corte masónico donde se discutían las nuevas ideologías y tendencias. Aparentemente existen conexiones entre algunas de estas sociedades y las logias de Cádiz, ciudad natal de Mutis y sitio de reclusión de muchos de los complotados. Para presentar esta hipótesis haremos unas breves reflexiones sobre el proceso de la Ilustración, sobre la figura de Mutis y la educación en la Nueva Granada y sobre el papel jugado por algunos de sus discípulos y colaboradores en el proceso de emancipación. La ilustración española Las reformas Borbónicas implicaron una nueva concepción del Estado español, cuya meta era la modernización de la nación y la transformación de *

Ponencia presentada en el IX Congreso de Academias Iberoamericanas de Historia, Madrid, noviembre de 2004. ** Presidente de la Academia Colombiana de Historia.

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la sociedad en busca del bienestar general. Esta ideología permitió el afianzamiento de una monarquía absoluta y el surgimiento del despotismo ilustrado. Como parte de tales reformas, desde mediados del siglo XVIII se adoptaron medidas tendientes a incluir las Indias en los nuevos planes del absolutismo ilustrado. Merced a ello, las provincias de ultramar se convirtieron en un mismo Estado con la España peninsular y su administración se organizó y dirigió desde la Corte. En 1764 se estableció el correo marítimo regular y en forma simultánea se buscó igualar en derechos y deberes a los americanos y españoles. Dentro de esta modalidad algunos americanos viajaron a la Península con el fin de realizar estudios superiores, al tiempo que se reservaron plazas para los criollos de América en el ejército, en la administración y en los cargos eclesiásticos. Como consecuencia de la nueva concepción del Estado, en el curso del siglo XVIII España logró un desarrollo científico y técnico en los campos de la medicina, la botánica y demás ciencias naturales, la metalurgia, las ciencias físico-matemáticas, la astronomía y la química. Provenientes de Francia e Inglaterra ingresaron tendencias innovadoras; las últimas ideas se debatían en veladas y reuniones e incluso en coloquios populares. Ese nuevo ámbito para debatir sobre filosofía, literatura, ciencias, música, política e ideas liberales fue arraigando y dio pie a la organización de sociedades que funcionaban de acuerdo con un reglamento, un horario predeterminado y un plan de trabajo. Las más populares de estas fueron las Sociedades Económicas de Amigos del País1. En estas sociedades se discutieron proyectos y se plantearon fórmulas relativas a la agricultura, la activación del comercio y el fomento a la industria, a la vez que se generó un ambiente propicio para el cultivo de las ciencias. Entonces las universidades no generaban ciencia y funcionaban más como establecimientos difusores del saber y de concesión de títulos. El poder de las órdenes religiosas era muy fuerte; sus miembros insistían en la enseñanza de tipo escolástico e impedían cualquier intento de reforma educativa. La nueva ciencia y el ideario de la ilustración tardaron en penetrar el medio universitario; por ello, el pensamiento moderno se difundió a través de las academias y sociedades, entidades que fomentaron la renovación científica y cultural. Algunos historiadores han planteado una influencia masónica en las reformas liberales de los Borbones, especialmente de parte de Carlos III2; para 1

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Comentarios sobre el tema aparecen en Fernández Pérez, J., 1988, La ciencia ilustrada y las Sociedades Económicas de Amigos del País en Selle, M., J.L. Peset & A. Lafuente (compiladores) Carlos III y la Ciencia Ilustrada, Alianza Editorial, Madrid, pp. 217-232. Opiniones al respecto se encuentran en Boccia, A., 2003, La masonería y la Independencia Americana. Mitos e Historia de las Sociedades Secretas, Servilibro, Asunción, pp. 65-70.

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otros, la masonería no tuvo influencia en España hasta finales del siglo XVIII y habría tenido muy poco efecto en las reformas políticas, educativas y administrativas e incluso en la expulsión de los jesuitas en 1767. En 1728 y con el patrocinio del duque de Warthon, un grupo de ingleses residentes en la Corte creo la primera logia española. Hubo logias integradas por extranjeros en Cádiz, Barcelona, Sevilla, Cartagena, Granada, Madrid y Salamanca. A estas cofradías pertenecían los diplomáticos suecos, ingleses y franceses. En cumplimiento de una Bula Papal que condenaba la masonería, en 1751 Fernando VI expidió una real cédula que proscribía a la orden en todo el territorio español. Mutis prototipo del ilustrado José Celestino Mutis es quizás el mejor representante de los ilustrados de la Nueva Granada3. En 1760 viajó allí como médico del virrey Messía de la Cerda. A Cartagena de Indias llegó el 29 de octubre y meses después se estableció en Santafé. Había nacido Mutis en Cádiz el 6 de abril de 1732; procedía de una familia burguesa, lo cual le permitió educarse sin ningún contratiempo en un ambiente netamente ilustrado; comenzó sus estudios de gramática y filosofía en su ciudad natal y allí, en el colegio de San Fernando, inició la carrera de medicina, la que continuó en 1749 en el Real Colegio de Cirugía de Cádiz, dirigido entonces por Pedro Virgili; estos estudios los complementó con otros recibidos en Sevilla en la Universidad Hispalense, donde obtuvo los títulos de Bachiller, tanto en Artes y Filosofía como en Medicina. Cumplida esta etapa, comenzó la práctica en el Hospital de la Marina de Cádiz al lado del médico Pedro Fernández Castilla; entonces era éste uno de los más importantes centros médicos de España y a diferencia de los de otras ciudades, estaba al día en los últimos avances científicos y médicos. El plan de estudios allí desarrollado correspondía a la llamada nueva medicina, la cual se basaba en buena parte en la física, la química, la botánica, la anatomía y la enseñanza clínica al lado de los pacientes. Cumplida la práctica en el Hospital Naval de Cádiz, en 1757 Mutis viajó a Madrid, donde recibió el título de Médico y trabajó por tres años a la sombra de Pedro Virgili, su antiguo maestro y ahora cirujano de Fernando IV. Durante este período perfeccionó sus conocimien3

Datos biográficos completos y comentarios sobre la Expedición pueden verse en Díaz-Piedrahita, S., 2000, Matís y los dos Mutis. Origen y desarrollo de la sinanterología en América, Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Colección Enrique Pérez Arbeláez 14, Bogotá.

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tos botánicos con Miguel Barnades, médico de Carlos III y director del Real Jardín Botánico de Madrid; Barnades contaba a su favor el haber propagado en España el sistema sexual de clasificación propuesto por Carlos Linneo. Con la colaboración del Consulado de Suecia en Cádiz, Mutis inició un intercambio epistolar con varios discípulos y seguidores de Linneo. Los contactos con los discípulos le condujeron directamente al maestro; merced a una breve intercambio epistolar y a través del canje de libros por material científico, Mutis recibió una enorme influencia de Linneo y a la muerte de éste mantuvo correspondencia con su hijo. Desde su llegada a la Nueva Granada Mutis se vio deslumbrado por la flora tropical y por ello propuso organizar una expedición para estudiarla. En Cartagena de Indias hizo una primera propuesta sin encontrar oído en la Corte; dos años después reiteró la solicitud y al no tener eco se dedicó a otras actividades. Recién establecido en Santafé trató sin éxito de dictar la cátedra de medicina en el Colegio del Rosario; en 1802, con la colaboración de Miguel de Isla, por fin pudo abrirla con lujo de detalles y con un programa innovador. En 1762 había inaugurado la cátedra de matemáticas en el mismo Colegio Mayor teniendo como meta la de capacitar a la juventud en los estudios filosóficos a través de las ciencias exactas. En más de una oportunidad denunció el estado de la educación, inculpando a las órdenes religiosas por impedir el desarrollo de una verdadera universidad. En 1764 asumió la cátedra de física y expuso las ideas de Newton, Copérnico4 y Galileo. Esto dio pie para que en 1768, y presuntamente por enseñar herejías, se le acusase en forma mojigata ante la Santa Inquisición. Tras esta acusación estaba la resistencia de los religiosos agustinos y de los frailes dominicos, quienes, temiendo perder poder, se oponían a la organización de una universidad pública moderna. La idea de erigir una universidad ilustrada fue defendida en distintos momentos, además de Mutis por el fiscal Francisco Antonio Moreno y Escandón y por los virreyes Antonio Caballero y Góngora5 y Manuel Guirior, a quienes les preocupaba el tipo de pedagogía impartida y el estado de los colegios de Santafé. Cabe recordar que las reformas borbónicas contemplaban nuevas 4

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Es célebre disertación en la que defiende el Sistema Copernicano. Su texto ha sido reproducido entre otros por G. Hernández de Alba, 1982, en Pensamiento científico y filosófico de José Celestino Mutis, Ediciones Fondo Cultural Cafetero, pp. 104-116. El texto de la representación para promover la erección de una Universidad Mayor, con fecha julio 14 de 1787, puede consultarse en G. Hernández de Alba 1980, Documentos para la Historia de la Educación en Colombia, tomo V (1777-1800), pp. 121-156.

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constituciones y nuevos planes de estudio para los colegios. En 1768, el fiscal Moreno y Escandón, elaboró un “Proyecto para la erección en la ciudad de Santafé de Bogotá de una universidad de estudios generales”6 cuya concepción implicaba desmontar el poder de las órdenes religiosas y acabar con la enseñanza, elitista y escolástica. Los dominicos aspiraban llenar el vacío y poseer los bienes dejados en 1767 por los jesuitas tras su expulsión y por ello utilizaron todos los medios para bloquear esta iniciativa. Tiempo después el virrey Guirior insistió, y con la ayuda de Moreno estableció un “Método provisional e interino que han de observar los colegios de Santafé, por ahora y hasta tanto se erige la universidad pública y Su Majestad decide otra cosa”. El método propuesto implicaba el uso obligatorio de una moderna biblioteca, pues acababa de un tajo con la tradición de dictar lecciones. En 1766 Mutis se radicó en las minas de la Montuosa, en la provincia de Pamplona (región hoy conocida con el nombre de Vetas en territorio del actual departamento de Santander), donde por cuatro años se ocupó en la explotación minera; entre 1770 y 1777 vivió en Santafé dedicado a sus estudios en ciencias naturales, al ejercicio médico y a la cátedra en el Colegio del Rosario. En 1772 se hizo sacerdote tanto por vocación como por conveniencia. En tal decisión influyeron la polémica sobre la educación y los inconvenientes causados por las acusaciones que de allí surgieron, así como una dosis de desencanto y amargura al no poder modernizar los métodos educativos. De hecho, Mutis era un hombre religioso, dominaba el latín y tenía una sólida base intelectual que le permitían con facilidad el cambio de estado sin restarle oportunidades de avanzar en sus investigaciones científicas, trabajar de acuerdo con sus inclinaciones y vivir al margen de las intrigas políticas y de los intereses de diversos grupos. Entre 1777 y 1782 pasó al Real de minas del Sapo, cerca de Ibagué, en la provincia de Mariquita. Cuando estaba parcialmente retirado y se dedicaba a la explotación minera, el Arzobispo y Virrey Caballero y Góngora le animó para que nuevamente propusiese la expedición con su apoyo7. Habían trans6

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El Plan del Fiscal Moreno y Escandón propuesto en mayo de 1768 y ratificado en diciembre de 1769, tan sólo se aplicó en los dos colegios mayores de Santafé por espacio de un lustro. Los textos correspondientes pueden verse en G. Hernández de Alba 1980, Documentos para la Historia de la Educación en Colombia, Tomo IV (1767-1776), pp. 26-34 y 77-85. En la Memoria que hace el Arzobispo Virrey a su sucesor Francisco Gil y Lemos aparecen extensos comentarios sobre el estado de la educación y la organización de la Expedición Botánica dela Nueva Granada. El texto completo puede verse en E. Posada y P.M. Ibáñez (compiladores), 1910, Relaciones de Mando, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Historia Nacional, tomo VIII, pp. 197-275.

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currido cuatro lustros desde la primera proposición; finalmente, en 1783, se hizo realidad el proyecto de expedición botánica. Por razones de tiempo no vamos a comentar los resultados de la Expedición; simplemente señalaremos que nació oficialmente el 30 de abril de 1783 y que fue protocolizada como una empresa auspiciada por el Estado mediante Cédula Real suscrita el 1º de noviembre del mismo año. Funcionó por casi treinta años como un centro dedicado al estudio y aprovechamiento de los recursos naturales. Fue clausurada en 1812, tras ser destinados los dibujantes a delinear mapas estratégicos. En 1814 se hizo un riguroso inventario de los materiales acopiados, los cuales fueron trasladados a Madrid en 1816. Es difícil entender cómo Mutis, bajo las condiciones de la época, logró centralizar en Santafé de Bogotá, una ciudad mediterránea, mal comunicada y ubicada a 2.600 metros de altitud, una extraordinaria colección de libros. Parte de tal biblioteca fue traída por el propio Mutis y parte le fue proporcionada por la corte, una vez puesta en marcha la Expedición; pero el grueso de ella se formó gracias a su correspondencia con los científicos de Europa y al hecho de invertir buena porción de sus ingresos en la compra de importantes obras a través de distintos proveedores. En 1802 Humboldt, luego de conocerla, la consideró comparable en calidad y casi similar en número de obras8 a la de Sir Joseph Banks, acaudalado y notable viajero y naturalista que alcanzó renombre como filántropo y presidente de la Real Sociedad de Inglaterra. En esta biblioteca figuraban las principales obras del momento y se actualizaba permanentemente con nuevos títulos; tan solo disminuyó el ingreso de novedades cuando, por razones de la guerra con Inglaterra, la navegación se hizo difícil y los viajes y remesas empezaron a demorar más de lo normal. Esta colección aún hoy es motivo de admiración y en su momento deslumbró a unos cuantos privilegiados que tuvieron acceso a ella. Todos los jóvenes que allí complementaron su educación contribuyeron en forma decisiva a la emancipación e independencia de la Nueva Granada. En el virreinato se controlaba rigurosamente el ingreso de libros contrarios a la fe católica o a las políticas reales. A pesar de ello una elite de ilustrados criollos liderados por Antonio Nariño se reunía clandestinamente en una tertulia literaria de corte masónico llamada “El Arcano de la Filantropía”. 8

En su tiempo se hablaba de cerca de quince mil volúmenes. El concepto de Humboldt está consignado en una carta a su hermano reproducida E. Pérez Arbaláez, 1959, Alejandro de Humboldt en Colombia, Empresa Colombiana de Petróleos, Bogotá, p. 212. Los inventarios realizados con base en documentos de la época y en los libros que se conservan en la Biblioteca Nacional de Colombia llegan a casi nueve mil volúmenes.

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Allí, al igual que en otras tertulias, se discutían novedades científicas, se comentaban e intercambiaban libros prohibidos y se ventilaban ideas de emancipación e independencia inspiradas en la Constitución de los Estados Unidos de América y en la Revolución Francesa. Quienes asistían a las tertulias compartían vínculos políticos, académicos y comerciales, admiraban el enciclopedismo francés y anhelaban una nueva forma de administración colonial con menos tributos, mayor libertad de comercio y activo intercambio literario. En 1781 se produjo la insurrección de los comuneros, un movimiento de protesta en contra del alza de impuestos y del mal gobierno; cerca de 20.000 hombres y mujeres se movilizaron hacia la capital para exigir sus derechos y un trato más justo. Inicialmente la revolución triunfó pero sus líderes fueron traicionados y engañados por las autoridades que negociaron con ellos; luego se desató una feroz represión contra los organizadores. Estas circunstancias, que conmovieron el virreinato, marcan el ocaso del período colonial y el surgimiento de los precursores de la independencia. En 1794 fue publicada en forma clandestina una traducción de los Derechos del Hombre; Nariño, autor de la misma fue procesado, junto con Francisco Antonio Zea, criollo ilustrado, subdirector de la Expedición Botánica y crítico acerbo de los tomistas y de los directivos de los colegios mayores de Santafé. Ambos fueron enviados a Cádiz en calidad de prisioneros. Ese mismo año, con el auspicio de los jesuitas, los estudiantes del Colegio de San Bartolomé iniciaron un movimiento clandestino que buscaba cambiar la dominación española por un sistema político tomado de la Revolución Francesa. Paralelamente, en agosto se produjo la llamada revuelta de los pasquines en la cual se vieron involucrados varios estudiantes del Colegio Mayor del Rosario algunos de los cuales participaban en las tertulias literarias. Tras ser detenidos y procesados por sedición, varios fueron deportados a Cádiz donde pagaron prisión hasta 1799. Entre ellos figuraba Sinforoso Mutis, sobrino del Director de la Expedición Botánica y agregado de ésta. En 1802 Sinforoso regresó a Santafé y se reintegró a la empresa científica. Luego se vería comprometido en el movimiento del 20 de julio. Durante su permanencia en Cádiz los detenidos mantuvieron vínculos con las logias masónicas locales y con las de París y Londres. Por esta época se produjeron en Europa diferentes acontecimientos que vinieron a influir poderosamente en la Nueva Granada. En 1803 Napoleón se apoderó de Portugal. Carlos IV fue incapaz de controlar la situación y el favorito Manuel Godoy, permitió el ingreso a la Península de las tropas francesas. El futuro Fernando VII intrigó en contra de su propio padre hasta for-

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zarlo a abdicar en su favor. Napoleón aprovechó esto para organizar la entrevista de Bayona, tras la cual y en una burda tramoya, Fernando VII devolvió la corona a su padre, para que este abdicara a favor de Napoleón. Como consecuencia de ello se produjeron los levantamientos del 2 de mayo, se formaron guerrillas y surgieron desórdenes en toda España. Como medio de gobierno se organizaron “juntas” en todas las provincias. A partir de 1809, en todas las ciudades y villas del Nuevo Reino de Granada se comenzó a vivir una agitación sorda provocada por la crisis de la monarquía española y por el deseo de que las provincias americanas contaran con sus propias “Juntas de Gobierno”, al igual que ocurría en España. El 10 de agosto de 1809 se produjo la insurrección de Quito, que dio lugar a la constitución de una “Junta Suprema de Gobierno”; la misma juró obediencia a Fernando VII y de paso invitó a las demás colonias americanas a seguir su ejemplo. Enterado de tales sucesos, el virrey Amar destinó tres destacamentos para enviar armas y pertrechos a Quito. Simultáneamente surgió una conspiración, promovida entre otros por Joaquín Castro, Juan José Monsalve, José María Rosillo, Vicente Cadena, José Antonio Olaya y el canónigo Andrés Rosillo y Meruelo. La meta de esta conspiración era la de apoderarse de las armas destinadas a Quito para enviarlas al Socorro y generar así un nuevo levantamiento comunero. El plan fracasó; unos de los complotados huyeron hacia El Socorro y otros se dirigieron a los llanos de Casanare, donde se formó una guerrilla que alcanzó a dar algunos golpes hasta ser derrotada. Varios de los revolucionarios fueron apresados y ejecutados; las cabezas de dos de ellos (Vicente Cadena y José María Rosillo), fueron remitidas a la capital para ser exhibidas y producir escarnio en la población. La educación en la Nueva Granada Antes de comentar el desenlace de los hechos debemos hacer algunos comentarios relativos a la educación. Las reformas borbónicas poco se reflejaron en las universidades americanas que permanecieron al margen de los cambios; apenas y en forma tardía se produjeron algunas reformas en México y en la Nueva Granada. Gracias a la influencia de unos cuantos ilustrados las innovaciones alcanzaron a influir en los dos colegios mayores de Santafé y en el Real Colegio Seminario de Popayán. Entre los innovadores de la educación en Santafé sobresale Mutis. En su Relación de Mando el arzobispo virrey Antonio Caballero y Góngora critica, como por hallarse juntas las cátedras de teología y derecho, los alumnos estudian al tiempo ambas facultades y sin saber ninguna optan grados en la Universidad; igualmente comenta el desarreglo en el método de enseñanza y

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José Celestino Mutis (Cádiz, 1732-Santafé de Bogotá, 1808). Galería de la Academia Colombiana de Historia.

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en el manejo de las rentas y la necesidad de reformar los planes de estudios, iniciando por la cátedra de matemáticas en ambos colegios9. Como ya se señaló, a raíz de la expulsión de los jesuitas y en cumplimiento de reales cédulas se trató de reformar la instrucción pública. El nuevo plan de estudios implicaba el cierre de la universidad dominicana y la reunión en una nueva entidad de las cátedras impartidas en los colegios mayores. El objetivo era el de reemplazar las ciencias meramente especulativas por las ciencias exactas y formar universitarios capaces de conocer la naturaleza e investigar los recursos naturales del Reino, explotar sus minas, beneficiar los metales, abrir nuevos caminos y dirigir las aguas. En otras palabras, se proponía la erección de una universidad ilustrada con cátedras de matemáticas, botánica, química y metalurgia. Infortunadamente esta reforma tropezó con múltiples obstáculos que impidieron su desarrollo. En forma paralela, dispuso el virrey la organización de la Expedición Botánica y encomendó a Mutis su dirección como botánico y astrónomo de su Majestad. En Popayán el médico Juan Manuel Grijalba y José Félix Restrepo, notable educador, asumieron la enseñanza en el Colegio Seminario de San Francisco (establecimiento regentado por los jesuitas hasta 1767), y actuaron como decididos introductores de la ideología ilustrada. En ese centro educativo se formaron varios jóvenes, muchos de los cuales pasaron al Colegio del Rosario de Santafé donde completaron su formación intelectual. La mayoría de ellos resultó comprometida en el movimiento de emancipación. Entre los mismos cabe destacar a Camilo Torres, catedrático del Colegio del Rosario y autor en 1809 del Memorial de agravios, un escrito hecho por encargo del Cabildo de la ciudad para ser presentado a la Junta Central que funcionaba en Cádiz. En dicho Memorial se señalaban las desigualdades existentes entre los españoles y los americanos, especialmente en lo relativo a la asignación de cargos públicos, a la carencia de educación, y a las injusticias y arbitrariedades sufridas por el pueblo. Allí se advertía que de no lograrse la igualdad de derechos sería imposible mantener la unión del virreinato con la España metropolitana. Entre quienes participaron activamente en el movimiento que culminó el 20 de julio de 1810 e hicieron parte de la nómina de la Expedición Botánica 9

En la Memoria de Caballero aparecen amplios comentarios sobre el estado de la educación y la apertura de nuevas cátedras. Véase en E. Posada y P.M. Ibáñez (compiladores), 1910, Relaciones de Mando, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Historia Nacional, tomo VIII, p. 250. El plan respectivo y la motivación correspondiente aparece en Hernández de Alba, G., 1983, Documentos para la Historia de la Educación en Colombia, tomo V (1777-1800), pp. 102-116.

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de Mutis cabe mencionar a Francisco Antonio Zea, Francisco José de Caldas, Miguel de Pombo, José María Carbonell y Salvador Rizo. Tal movimiento buscaba derrocar al virrey y establecer una Junta de Gobierno autónoma manejada por los criollos. En un principio se reconocía, en la distancia a Fernando VII, soberano que en sentido estricto no estaba gobernando; con el paso de los días los acontecimientos desviaron los hechos hacia una autonomía total. A manera de conclusión Mutis fue un destacado representante del movimiento ilustrado en la Nueva Granada. Como tal fue un innovador educativo, colaboró en la introducción de nuevas cátedras y fue uno de los promotores en Santafé de la creación de una Sociedad Económica de Amigos del País. La Expedición Botánica respondía a los postulados de las políticas ilustradas y en su seno se formaron en la ciencia varios jóvenes que actuaron como líderes del movimiento de emancipación. No existen bases para pensar que José Celestino Mutis haya tenido nexos con la masonería. Lo que sí es un hecho es que para comunicarse con Carlos Linneo y con otros naturalistas suecos se valió de los cónsules de tal país en Cádiz, especialmente de Bellman y de Juan Jacobo Gahn, quienes si tuvieron vínculos con las logias. No fue propósito de Mutis como educador ni como director de la Expedición Botánica el de preparar líderes políticos. Estos se formaron sin su ayuda pero sí a la sombra de su biblioteca y de su ideario. La Expedición como tal no fue un abrigo de complotados; las ideas de emancipación se manejaron más en las tertulias literarias y en los colegios mayores. El Observatorio Astronómico de Santafé, dependencia de la Expedición, si se utilizó como sitio de reunión de los complotados pero tiempo después de la muerte de Mutis, ocurrida el 11 de septiembre de 1808. Lo que sí se puede afirmar es que quienes estuvieron detenidos en Cádiz mantuvieron contactos con las logias locales, así como con las de París y Londres, y allí buscaron apoyo para su causa. Claros ejemplos de ello son Antonio Nariño, Sinforoso Mutis y Francisco Antonio Zea. Podemos concluir que en la emancipación granadina influyó en buena medida la ideología ilustrada y que la mayoría de sus líderes maduraron intelectualmente a la sombra de la Biblioteca de la Expedición, en las tertulias literarias y en las aulas de los Colegios Mayores de Santafé.

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