Bosquejo para el Repaso de la Lección
4to. Trimestre de 2014 La epístola de Santiago Lección 8
(22 de noviembre de 2014)
La humildad de la sabiduría divina (Santiago 4:10)
Pr. Edgar Larco
I. Narración personal - (Ser) (10 minutos) ¿Cuándo comprendiste que no existe fuerza en la humanidad sola? (Santiago 4:10). Ilustra tu respuesta con una historia personal en parejas o tercetos).
II. Estructuración del aprendizaje (Saber) (30 minutos)
¿Son Verdaderas o Falsas las siguientes declaraciones? ¿Por qué? 1. Existe una línea fina entre el mundano y quien sirve a Dios. 1
V/F
Santiago 4:2-4
2. La manipulación de la Palabra por los gobernantes religiosos es historia. 2 Santiago 4:6; Lucas 11:52
3. Si no tuviéramos orgullo no condenaríamos el orgullo ajeno. 3 Santiago 4:6-10
4. La congoja es ciega y agotadora. 4 Santiago 4:10
5. La oposición al engaño tiene un alto costo. 5 Santiago 3:15,16
III. Pensamiento final (Sostener)
“Los hombres pueden adquirir todo el conocimiento que el maestro humano es capaz de impartir; pero Dios requiere de ellos una sabiduría aún mayor. Como Moisés, deben aprender a ser mansos, humildes de corazón, y a desconfiar del yo. Nuestro Salvador mismo, cuando soportaba la prueba por la humanidad, reconoció que por sí mismo no podía hacer nada. Nosotros también debemos aprender que no hay fuerza en la humanidad sola. El hombre llega a ser eficiente, únicamente si participa de la naturaleza divina.” Elena White, Consejos para los maestros, p. 395 IV. Autoevaluación - Diálogo metacognitivo (Hacer) ¿Qué fue lo más significativo de la lección? ¿Cómo materializarás lo aprendido? Pr. Edgar Larco
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Referencias
“Entre el hombre mundano y el que sirve fielmente a Dios existe un abismo de diferencia. Sus pensamientos, simpatías y sentimientos no armonizan en lo que respecta a los temas más grandiosos: Dios, la verdad y la eternidad. Una de estas clases está madurando como el trigo para el granero de Dios, y la otra como la cizaña para los fuegos de la destrucción. ¿Cómo podría haber unidad de propósitos entre ambas?” Elena G. de White, El evangelismo, p. 450. 2 “Existe en nuestro tiempo la misma incredulidad que había en los días de Cristo. Hoy, como entonces, el deseo de promoción y de alabanza de parte de los hombres descamina al pueblo de la sencillez de la verdadera piedad. No hay orgullo tan peligroso como el orgullo espiritual… Los judíos perecieron como nación porque fueron apartados de la verdad de la Biblia por sus gobernantes, sacerdotes y ancianos. Si hubieran hecho caso a Jesús, e investigado las Escrituras por sí mismos, no habrían perecido… No debe confiarse en nadie para que piense por nosotros. No importa de quién se trate, o cuán elevado sea el puesto que ocupe, no hemos de mirar a nadie como criterio para nosotros... Cada uno de nosotros debe pedir al Cielo la iluminación divina. Debemos desarrollar individualmente un carácter que soporte la prueba en el día de Dios” White, Testimonios para los ministros, p. 109. 3 “Que los preparativos para comer y vestirse sean un asunto secundario, pero que el examen profundo del corazón comience en el hogar… Quiten cualquier impedimento que obstruya su camino, todas las diferencias que pueda haber habido entre ellos o entre ustedes y ellos. Al hacerlo así invitarán la presencia del Señor en sus hogares, y santos ángeles les acompañarán cuando vayan a las reuniones, y su luz y presencia rechazarán la oscuridad de los ángeles malos… Crucifiquen el orgullo y revistan el alma con el manto inapreciable de la justicia de Cristo, y entonces, ¡qué reunión disfrutarán! Será para su alma como los portales del cielo. La misma obra de humillación y de escudriñamiento del corazón también debería llevarse a cabo en la iglesia, de manera que todas las diferencias y desavenencias entre los miembros puedan ser puestas aparte antes de aparecer delante del Señor... porque si van a la reunión con sus dudas, sus murmuraciones, sus disputas, traerán a los ángeles malos al campamento y llevarán la oscuridad doquiera vayan” White, Reflejemos a Jesús, p. 27. 4 “Son muchos aquellos cuyo corazón se conduele bajo una carga de congojas, porque tratan de alcanzar la norma del mundo. Han elegido su servicio, aceptado sus perplejidades, adoptado sus costumbres. Así su carácter queda mancillado y su vida convertida en carga agobiadora. A fin de satisfacer la ambición y los deseos mundanales, hieren la conciencia y traen sobre sí una carga adicional de remordimiento. La congoja continua desgasta las fuerzas vitales... Los que aceptan el principio de dar al servicio y la honra de Dios el lugar supremo, verán desvanecerse las perplejidades y percibirán una clara senda delante de sus pies” White, El Deseado de todas las gentes, p. 297. 5 “Satanás seduce a los hombres hoy, como lo hizo con Eva en el Edén, mediante el deseo de obtener conocimiento prohibido. ‘Seréis como Dios -dijo-, sabiendo el bien y el mal’ (Génesis 3:5). Pero la sabiduría que imparte el espiritismo es la que describe el apóstol Santiago, ‘que [no] desciende de lo alto... terrenal, animal, diabólica’ (Santiago 3:15)… Los que se oponen a las enseñanzas del espiritismo están atacando no sólo a los hombres, sino a Satanás y a sus ángeles. Han entrado en lucha contra principados, potestades y huestes de maldad en las regiones celestes. Satanás no cederá un centímetro de terreno a menos que tenga que retroceder gracias al poder de los mensajeros celestiales. El pueblo de Dios debería estar en condiciones de enfrentarlo, como nuestro Salvador, con las palabras: ‘Escrito está’… las claras afirmaciones de la Biblia serán armas poderosas en todo conflicto” White, La historia de la redención, p. 417. 1
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