La historia de la Cuenca del Ebro a través de sus obras hidráulicas II
Las huellas del Imperio romano
LOS ROMANOS EN LA La ingeniería romana ha sido ad S
us ingenieros fueron hábiles constructores de puentes, artilugios militares, y fundiciones de oro y plata, y en cuanto a sus invenciones para llevar agua corriente a sus ciudades, los romanos supieron resolver admirablemente el doble problema de nivelar las aguas y conducirlas por canales de escasa pendiente, atravesando terrenos de difícil orografía y salvando con éxito los obstáculos naturales. También consiguieron que el agua no se perdiera en el camino gracias a obras que han durado muchos siglos por su esmerado diseño y ejecución.
En la Cuenca del Ebro tenemos buena muestra de ello, en un entorno donde el régimen de lluvias es muy irregular y una buena parte de su territorio, por la escasez de precipitaciones, aporta caudales más pobres, insuficientes para los abastecimientos de sus ciudades y los extensos usos agrícolas (Hispania, como otros territorios conquistados aportaban trigo al Imperio, eran el Granero de Roma). Este es el reto que la civilización romana tuvo que superar para poderse asentar en el valle del Ebro, dando respuesta a la necesidad de acumular agua, en suficiente calidad y cantidad, para poderla utilizar en los largos periodos de sequía, y que
A CUENCA DEL EBRO dmirada a lo largo de los siglos incluso condicionó el propio establecimiento de las ciudades. Y como hoy, el agua en el mundo romano era destinada en grandes cantidades a la agricultura, para lo que construyeron presas que regaban grandes extensiones y abastecían a sus ciudades por todo el Imperio. Seguro que no resultan del todo desconocidas algunas huellas de las grandes parcelaciones romanas en el Valle del Ebro, como las de Caesaraugusta (Zaragoza), Cascantum (Cascante), Graccurris (Alfaro) y Calagurris (Calahorra), que ocuparon terrenos que hoy se riegan con canales modernos.
Aquí se conservan importantísimos vestigios como son las presas de Almonacid de la Cuba y de Muel (Zaragoza), el espectacular canal aéreo de Los Bañales (Uncastillo). o el Acueducto de Albarracín a Cella (Teuel), una buena muestra del control casi total que el ingeniero romano disponía de los canales subterráneos. Incluso hoy en día, su construcción revestiría una gran dificultad. En cuanto a la maestría de sus fontaneros en el uso de conducciones de agua a presión, es un aspecto más desconocido ya que las tuberías metálicas fueron saqueadas tras la caída del Imperio.
ALMONACID DE LA CUBA (ZARAGOZA)
La presa de Almonacid de la Cuba, con sus 34 metros de altura, es la más alta de todas las documentadas del mundo romano, no sólo en Hispania sino en todo el mundo.
E
stá situada en un río (el Aguasvivas) de muy variables caudales y con crecidas de bastante entidad que debieron exigir una construcción larga y difícil. Con una capacidad de embalse superior a 6 millones de metros cúbicos, se calcula que regaba más de 7.000 hectáreas y está claramente relacionada –aún en la actualidad- con la zona regable de Belchite. Sin embargo, la importancia de la obra parece indicar otro uso, probablemente de carácter urbano. Algunos estudios ofrecen resultados muy interesantes ya que la mayor parte de la fábrica hoy visible es fruto de recrecimientos posteriores, revelando la existencia de una presa anterior a la que puede observarse hoy y que quedó embutida en su interior. La primera es una presa de arcos múltiples y contrafuertes. El aliviadero actual es parte de esta primera presa (su sillería es claramente romana) y formaba uno de sus arcos, mientras
que la última presa, que envuelve a la primera, es de sección trapecial, con faldones escalonados en ambos paramentos. La toma de agua es un elemento común a ambas.
LA PRESA DE MUEL
Las presas de Almonacid de la Cuba y de Muel constituyen dos estructuras muy sólidas que han resistido durante dos mil años la acción fluvial.
L
a presa de Muel posee una estructura singular, con un cuerpo de presa realizado con sillería bien modulada, de gran tamaño y juntas perfectamente unidas. Construida en época augústea, en el siglo III d.C., aproximadamente, ya estaba colmatada. En cuanto a su uso, puede que este embalse se utilizara tanto para abastecer a las ciudades cercanas, principalmente a la actual Zaragoza, como para otros usos como riego (algunos autores señalan la vega del río Huerva) o explotaciones preindustriales. La construcción en 1770 sobre la misma presa de la ermita de Nuestra Señora de la Fuente otorgó un encanto especial al conjunto. En el interior de esta ermita se hallan las pechinas pintadas por Goya.
ACUEDUCTO ALBARRACÍN A CELLA (TERUEL) De la captación al transporte Este acueducto puede ser uno de los primeros trasvases de aguas entre distintas cuencas en la historia, puesto que la captación tiene su origen en el río Guadalaviar (cuenca del Júcar), en las inmediaciones de Albarracín, y su final en Cella, en el río Jiloca (cuenca del Ebro).
L
a galería de los espejos, el azud de Gea, La Cañada de Monterde, La Hoya, La Tejería… son algunos de los tramos de gran interés que aún se conservan en esta traída de aguas de unos 25 kilómetros de longitud. Sus galerías están excavadas en la roca caliza y siguen un recorrido salvando una orografía difícil, aprovechando las curvas de nivel para que el agua fluyera por el acueducto. Resulta una obra un tanto misteriosa pues se desconoce cuál fue su uso puesto que no abastecía a ningún gran núcleo. Esta longitud es comparable a la de la galería que sirvió para drenaje del lago Fucino (Italia), de 5,64 km, realizado en tiempos de Claudio. Aunque aquél se construyó con pozos de hasta 122 m de altura. Las galerías escavadas en la roca caliza, con unas dimensiones de 1,70 x 2,20 metros de altura y 8 x 1,25 metros de anchura., alcanzan los 25 metros de profundidad e incluso en las zonas centrales, entre los 40 y 60 metros. En cuanto a su utilidad, este magnífico acueducto prácticamente escavado en la roca, se construyó para abastecer a las instalaciones públicas y privadas de la antigua ciudad que en el siglo I a.C. existió en el lugar que ocupa actualmente Cella. No se descartan otros usos como la generación de fuerza motriz para instalaciones preindustriales o ganaderas.
Acueducto Alcanadre-Lodosa También conocido como “Puente de los Moros” cuenta con la declaración de Monumento Histórico-Artístico. Su principal característica diferenciadora es la robustez de los pilares, que en estas construcciones romanas suelen ser estilizados, pero que en este caso se hace necesaria para soportar la fuerte corriente y las avenidas del río Ebro. También muestra una anchura fuera de lo habitual, que nos hace pensar que fue utilizado como puente para atravesar el Ebro y sus arcos (actualmente quedan 13 de los 108 que tenía), con 4,80 metros de luz. La canalización empezaba en la Sierra de Codés, donde nacen los ríos Linares y Odrón, continuaba encajada en el terreno y a cielo abierto y su destino era abastecer la importante ciudad romana de Calagurris (Calahorra). La longitud total de esta gran obra romana (sus dimensiones son extraordinarias incluso para el abastecimiento de agua de una ciudad romana), era de unos 30 kilómetros, lo que nos hace pensar en otros usos agrícolas e incluso en batallas navales simuladas que se harían en el circo romano de Calagurris.
ACUEDUCTO DE LOS BAÑALES (UNCASTILLO, ZARAGOZA)
La ciudad romana de Los Bañales, al igual que la de Andelo, conserva elementos que nos ayudan a conocer los sistemas de abastecimiento de agua a las ciudades romanas. En ambas se encuentra casi completo el ciclo de abastecimiento: canalizaciones excavadas en la roca, el acueducto, las termas romanas y una gran presa.
L
a gran cantidad de agua que debían consumir sus termas y fuentes públicas y las concesiones privadas para abastecer de agua corriente las viviendas de gentes ricas, hacía necesario un gran sistema para llevar toda esta agua a la ciudad. A pesar de su aparente tosquedad y la modestia de los vestigios que han llegado hasta nuestros días, el acueducto destaca dentro del conjunto del yacimiento arqueológico de Los Bañales. Situado a unos 900 metros del asentamiento urbano, en el paraje que curiosamente recibe el nombre de “Los Pilarones”, conserva 32 pilares de los 75 que se cree que pudo tener (no existen vestigios del canal que soportaban) y aunque la altura de los pilares es variable, en la zona más alta alcanzaría los 7 metros, con una separación constante entre ejes de pilares, de unos 4,90 metros. Otro aspecto a destacar es la pendiente, que se calcula que sería inferior a 1 metro/kilómetro. La pendiente es algo que los ingenieros romanos trataban con especial cuidado pues determinaba el correcto funcionamiento de la instalación.
EL OJO CURIOSO. Si somos
curiosos y observaremos con detenimiento, encontraremos otras singularidades, añadidas a lo ya descrito, que le hacen ser una referencia entre los acueductos romanos de nuestro país. Por ejemplo, tal vez descubramos que en la parte superior existe una perforación en el centro cuya utilidad era la fijación del canal (que pudo ser de madera, de cerámica o de plomo) al pilar mediante un dintel o viga, también de madera. Estas estructuras mixtas (de fábrica y madera) fueron comunes en la época romana puesto que un dintel ligero sobre pilares robustos, reunía las ventajas de la economía, la rapidez de ejecución y un mantenimiento sencillo.
Cisterna de San Paterno Bílbilis (Calatayud, Zaragoza)
Las cisternas actúan como grandes recipientes de agua, aunque distintas culturas las han utilizado también para conservar y depurar las aguas de la lluvia o pluviales, las aguas freáticas o traídas por acueductos. Suelen ser subterráneas y abovedadas.
U
n buen ejemplo es la cisterna de San Paterno, que se encuentra en la ciudad de Bílbilis. Esta urbe romana se abre en terrazas perfectamente adaptadas al terreno, sobre el cerro de Bámbola, justo en la confluencia de los ríos Jalón y Ribota. La solución elegida para su abastecimiento, como en otras tantas ciudades romanas, son las cisternas o aljibes. Aquí podemos encontrar distintas tipologías de cisternas, desde las más simples (rectangulares con cubierta plana o abovedada), hasta las más complejas y compartimentadas (algunas con aspecto de grandes salas subterráneas o incluso, con varios pisos para facilitar la decantación del agua). En conjunto, formaban una red de distribución puesto que estaban comunicadas entre sí mediante tuberías de plomo o cerámica y su distribución
no era aleatoria. El mayor número de cisternas se encontraba en las zonas más pobladas (con mayores necesidades de agua) y también se buscaban ubicaciones que se beneficiasen de la gravedad.
SISTEMA HIDRÁULICO DE ABASTECIMIENTO DE AGUA A LA
Presa de Iturranduz. Depósito El sistema de abastecimiento de agua a la antigua ciudad de Andelo es uno de los más notables de Hispania. Conserva gran parte de las estructuras hidráulicas del mismo: la presa de captación de aguas, el depósito regulador, restos del acueducto y uno de los castellum aquae de la ciudad.
E
stos hallazgos constituyen, por el momento, la obra hidráulica romana más original y completa encontrada en el Valle Medio del Ebro. Se ha estimado que la presa (conocida como Iturranduz o popularmente, el Puente del Diablo, que mostramos en la fotografía inferior) tenía una capacidad para 20.000 metros cúbicos y desde ella el agua salía canalizada hasta el depósito regulador de 7.000 metros cúbicos de capacidad (el más grande de los encontrados en la antigua Hispania), que se encuentra a 400 metros de la ciudad romana.
A CIUDAD ROMANA DE ANDELO (MENDIGORRIA, NAVARRA)
o regulador. Castellum aquae El depósito regulador de Andelo ocupa un amplio espacio de terreno (85 x 37 m), mientras que el castellum aquae hacía las veces de depósito intramuros y era el punto donde terminaba la conducción y comenzaba la red de distribución urbana. Además, sería para dividir y repartir el caudal entre los usos públicos y las concesiones privadas, y estaba compuesto de uno o varias cámaras cubiertas por una bóveda de medio cañón.
La ciudad romana de Andelo es uno de los yacimientos arqueológicos romanos más importantes del norte de la Península y un ejemplo de urbanística romana. Podemos encontrar soportes de varios arcos de un acueducto que traía agua a la ciudad. El primer edificio, una lavandería con piletas impermeabilizadas y más adelante, el castellum aquae o depósito de distribución que ya hemos mencionado. Después llegaremos a la Casa de Baco y las termas, que eran auténticos centros de vida social y al final, la Casa de Impluvium, que acoge un patio con un estanque de 12 m2 que recogía el agua de la lluvia. Depósito regulador
LAS CLOACAS DE CAESAR AUGUSTA
Las ciudades romanas también incluían en su diseño una compleja red de sistemas de evacuación (denominadas cloacas) que seguían el trazado de las calles. En la Colonia de Caesar Augusta se puede visitar en el Museo del Foro de Caesaraugusta, un gran colector de 2,82 metros de alto por 2,20 metros de ancho, rematado por una bóveda de medio cañón que servía para evacuar las aguas de lluvia y las aguas usadas por las termas (situadas en la actual calle San Juan y San Pedro) y el teatro de la ciudad. La cloaca surcaba la Plaza de la Seo de norte a sur y evacuaban sus aguas al río Ebro. FUENTES BIBLIOGRÁFICAS Y DOCUMENTALES Moreno Gallo, I. 2010. Análisis técnico y constructivo del acueducto romano de Albarracín y Cella. V Congreso de obras Públicas romanas. Córdoba 2010 Miguel Arenillas Parra. Ponencia presentada en el I Congreso sobre las Obras Públicas Romanas celebrado en Merida en 2002 Scanner PatrImonio e Industria – Spin-Off de la Universidad de Zaragoza Viartola Laborda, L.M. Propuesta para una recreación estructural del Acueducto Romano de Los Bañales. Historia de los regadíos en España (…a.C.-1931) X Congreso Nacional Comunidades de Regantes, Sevilla Abril 2002 ( Las presas y embalses en España. Historia de una necesidad. Joaquín Díez-Cascón Sagrado. Francisco Bueno Hernández