La ciencia española no se recuperará de la actual fuga de cerebros ni ...

28 ago. 2013 - en eso? Marga Gual Soler. Doctora en Biología Celular.El último número de la revista Sciencierecogía la trayectoria de esta joven mallorquina.
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6 MIÉRCOLES, 28 DE AGOSTO DE 2013

Diario de Mallorca

Mallorca

Marga Gual Soler Doctora en Biología Celular. El último número de la revista Sciencie recogía la trayectoria de esta joven mallorquina. Tras hacer su doctorado sobre el cáncer en Australia, Gual (Palma, 1984) fue seleccionada entre más de 10.000 candidatos para hacer prácticas en la sede de la ONU de Nueva York. Advierte del “devastador efecto” que tendrán los ajustes en I+D+i y ve necesaria más cercanía entre científicos y ciudadanía

“La ciencia española no se recuperará de la actual fuga de cerebros ni en 20 años” Mar Ferragut PALMA

Pasó cuatro años haciendo su doctorado en Biología Celular orientada al cáncer en el Institut for Molecular Biosciencie de Australia, gracias a una beca de la Universitat de Barcelona y a otra de Sa Nostra. Tras su paso por la ONU, en la cocina de las políticas científicas, ha decidido colgar la bata y pasarse al otro lado de la barrera, donde ha comprobado que se mueve bien. Le gustaría quedarse en España pero tiene asumido que así como están las cosas “es casi imposible”. También es consciente de que el camino de la investigación es “casi suicida”. — ¿Cómo acabó en la ONU? — La ONU tiene un programa de prácticas no remuneradas de dos a seis meses para másteres y doctorados de todo el mundo. Normalmente van los que trabajan en temas de política o relaciones internacionales. Como yo era científica pensaba que no me iban a coger. No había casi científicos allí y me miraban un poco raro, pero poco a poco me hice un sitio. — ¿En qué consistía su trabajo? —Justo este año el tema de la ONU es Ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo sostenible. Y hablaban de medio ambiente, malaria, sida, agricultura... Invitaban a muchos científicos y hacían grupos de trabajo y yo participa coordinando conferencias, congresos... Y me gustó ver cómo se gestionaba todo esto y he visto además que se me ha dado bien lo organizar, negociar... hacer lobby, que es lo que hacen ahí. La ONU me mandó una semana a Ginebra para una conferencia mundial de científicos, a la que asistieron academias, gobiernos, farmacéuticas... Se juntó gente muy importante y me encantó. — ¿Qué le pareció la forma de funcionar de la ONU? Desde fuera parece un inmenso elefante muy difícil de mover y que llega tarde a todas partes. — Tiene muy buenas intenciones, pero el trabajo es muy lento, burocrático y rígido. Es como una multiempresa con  países; y si hay que modificar una coma de un documento deben aprobarlo todos los países, ha de ir a la asamblea general, luego volver... Para un documento pueden estar un año. En el tema de ciencia hay muchos problemas porque cada país quiere que se legisle según sus intereses: ya sea porque tienen petróleo; porque emiten mucho CO; los del norte no quieren transferir la tecnología al sur; temas de medicamentos... El consenso es difícil. Es muy interesante verlo de cerca. Otra de las críticas a la ONU es las ayudas al desarrollo, cuyo impacto directo parece que no se ve. No es perfecto, pero es mejor que

Marga Gual, frente al edificio de la ONU en Nueva York M.G.

nada. Tendría que modernizarse. — ¿Cómo calificaría la situación de la investigación en España? — Fatal. Hace cien años Severo Ochoa ya decía que estaba mal y ahora no podría estar peor. Por ejemplo, en España había un programa que cada año sacaba plazas para que gente de mi perfil representara a España en la ONU, en la UE... Y ya hace dos años que no se convoca. Y esa sería la salida natural para gente como yo, pero no parece que vayan a convocarlo otra vez. ¿Y qué hago? Además de los recortes en la ciencia de laboratorio, en gestión y desarrollo también está todo muy parado. Me gustaría por ejemplo ir a la UNESCO, pero desde que EEUU retiraró su aportación después de que admitieran a Palestina como miembro, no contratan a nadie. — ¿ Y a nivel de Mallorca, cómo cree que está la ciencia? — Estamos a años luz de Barcelona o Madrid. En Son Espases, que es un muy buen hospital, hay departamentos que se mueven y hacen cosas, pero otros pasan. Y falta una universidad potente y, sobre todo lo que hace falta un marco de actuación, que se institucionalice un sistema. — ¿Qué le ha parecido el sistema de I+D+i de Australia? — En Australia está súper bien. También son pocos y tienen mucho dinero. Hay buenas iniciativas como un programa de inserción de científicos en el gobierno. Cuando vas a hacer un postdoc te ofrecen ir a las instituciones, vas los viernes al parlamento y hablas con los políticos. Te piden qué es-

“Los que se van ya no volverán por muchas promesas que les hagan: ya no se las creen” “Los científicos se han equivocado al quedarse en su torre de marfil, estancados en su verdad” “La ONU tiene buenas intenciones y es mejor que nada, pero el trabajo es muy lento y muy rígido” tudias y tu opinión sobre cómo deberían orientarse las políticas relacionadas con tu tema. — ¿Falta en España más contacto entre científicos y políticos? — Exacto. Ahora el  de septiembre voy a Madrid a participar en un seminario llamado Salvemos la ciencia organizado por el diario Materia. Y el objetivo es discutir cómo convencer al Gobierno de que la ciencia es importante. — ¿No lo creen así? — Pasan. Creo que ni se dan cuenta de la gravedad, de lo que implica no tener un desarrollo científico. Como hasta ahora nos iba bien con el ladrillo... pero ahora se ve que los países que están a la vanguardia son los que apostaron por una sociedad del conocimiento, no del pelotazo. — La crisis podría ser un toque de atención en este sentido, pero

¿cree que aprenderemos o volveremos a caer en lo mismo? — No lo sé, pero esta legislatura ya no da para más. Una de las cosas interesantes de mi estancia en la ONU es que he podido ver cómo gestiona cada país su sistema científico. En Chile, por ejemplo, no es que estén muy bien tampoco, pero ahora ha surgido un movimiento ciudadano que ha conseguido que cada candidato presidencial responda públicamente un cuestionario de diez preguntas sobre ciencia . Es una salida creativa para obligar a los políticos a comprometerse. — Aparte de los políticos, ¿considera que la sociedad española valora la ciencia? — Tengo dudas. En una reciente encuesta de Metroscopia aparecían los científicos como los profesionales en los que más confían los ciudadanos, un  de encuestados aprobaban su trabajo. Pero luego vas por la calle y no hay cultura científica ni interés. Y eso lo echo mucho en falta, la alfabetización científica. No es que haya que evangelizar a la gente para que se aprenda las leyes de Newton, sería más bien que se enseñara a desarrollar el pensamiento crítico, que es algo que sirve para todo. Para que cuando vea un anuncio de un producto milagro me plantee si me lo creo o no, que reflexione sobre si tiene alguna base científica. —¿Entonces el problema es ya de base, de la escuela? — Sí, solo memorizas y ya está. Y en la carrera, igual. En Australia por ejemplo cada tres semanas tie-

nes que hacer un informe, muchos trabajos en grupo, brainstorming... Un poco más al estilo de Bolonia. Aunque allí es todo demasiado especializado. Del sistema antiguo a mí me gustaba que estudiabas de todo, desde botánica hasta astronomía, y tenías una visión global. — Hace mucha divulgación a través de Twitter (@margagual). ¿Cree que los investigadores han fallado al encerrarse demasiado en su mundo? — Los científicos han pecado un poco de quedarse en su torre de marfil. No puedes quedarte ahí, estancado en tu verdad. Hay muchos que aún no creen que eso sea importante, pero los movimientos de divulgación de la ciencia están empezando. Ahora en septiembre voy a un campus de la Pompeu Fabra que tratará precisamente sobre eso. También colaboro con la cuenta @realscientists, que tiene . seguidores y cada semana la gestiona un científico diferente de cualquier parte del mundo. Todo esto ayuda mucho a que la gente vea que los científicos son personas normales. Creo que el estereotipo del científico raro y loco es uno de los problemas más gravees, que afecta mucho sobre todo a la presencia femenina en la ciencia, que sigue siendo reducida. — ¿Qué efectos tendrá para España la fuga de cerebros? — Será devastador. No nos recuperaremos ni en  ni en  años, porque la gente que se marcha no va a volver. Les prometieron muchas cosas y ya no se las creen. Será una generación perdida. La ciencia en España llegó a su máximo en la década del , tras  años. Y ahora será como borrar y empezar de nuevo. Mira el Instituto de Enfermedades Tropicales de Canarias, que estaba a punto de cerrar y ha sido rescatado por Senegal, imagínate. — Hay científicos que ya están apostando por el micromecenazgo por internet porque de otra forma no pueden sacar adelante sus proyecto. ¿No se corre el riesgo de que sólo salgan adelante los proyectos que mejor se vendan? — Los científicos son honestos y si venden algo es porque es de verdad. Una investigadora de Valencia fue al programa de ¿Quieres ser millonario? para salvar a su grupo de investigación. Pues sí, hay que ser creativos. Aunque en España deberían potenciarse las alianzas público-privadas, vamos muy atrasados en eso. — ¿No tiene sus riesgos que las investigaciones dependan de empresas, como sucede en el caso de las farmacéuticas? — Sí, pero la financiación privada es de momento un mal necesario. Lo ideal sería que los gobiernos pudieran desarrollar los medicamentos por sí solos, ¿pero qué gobierno va a invertir siete billones en eso?