La caja de la política

10 jun. 2007 - argas tras el escándalo de Skanska y acaba de entrar en Desarrollo Social. Helen Thomas: “A ningún presidente le gusta la prensa”. A los 86 ...
349KB Größe 38 Downloads 108 vistas
Buenos Aires, Domingo 10 de junio de 2007

Enfoques

SECCION

7

DEL PAÍS

Helen Thomas: “A ningún presidente le gusta la prensa” A los 86 años, la decana de los corresponsales ante la Casa Blanca recuerda su trayectoria Página 3

&

DEL MUNDO

ardo “Pacha” Velasco, un operador a intimidad del poder la mano de su pareja, Felisa Miceli, pegó el salto a la política grande: dejó argas tras el escándalo de Skanska y acaba de entrar en Desarrollo Social Página 6

Malvinas: a 25 años de la rendición Como soldados de bandos enemigos, Alejandro Videla y Les Standish pudieron haberse matado, pero hoy son amigos Página 5

[ POLITICA Y SOCIEDAD ] ¿Por qué es tan difícil ganarle a la corrupción en la Argentina? Vericuetos legales, falta de control efectivo y un alto grado de tolerancia social parecen ser la mezcla perfecta para que la lucha por la transparencia quede siempre en la nada. Pero, además, los expertos aseguran que no se trata de hechos aislados: la corrupción estructural –denuncian– financia al sistema político Por Laura Zommer

CORRUPCION La caja de la política Visto con ojos argentinos, parece un cuento. Pero no lo es. Hace doce años, Mona Sahlin era ministra de Igualdad Social de Suecia y la preferida en las encuestas para suceder al primer ministro socialista Ingvar Carlsson. Con una tarjeta de crédito otorgada por el Estado, cargó nafta en su vehículo oficial –lo cual estaba permitido–, pero además compró un chocolate Toblerone y un perfume y los abonó con la misma tarjeta. Cuando llegó el resumen al Ministerio, ella ya había informado que quería pagar esos gastos personales, pero se vio obligada a renunciar porque la sociedad sueca no le perdonó que hubiera utilizado la tarjeta para un fin diferente al establecido. La anécdota no hace más que ilustrar que los suecos, al menos dentro de sus fronteras, tienen una muy baja tolerancia a la corrupción, algo que, claro está, no ocurre en la Argentina. Suecia es el país donde tiene su casa matriz la empresa Skanska, que obligó a renunciar a la cúpula de su filial local cuando sus miembros admitieron el pago de “comisiones indebidas” en su participación en la ampliación de un gasoducto impulsada por el Ministerio de Planificación Federal. ¿Hay algo en la Argentina que favorezca especialmente la corrupción, que hace que hasta las empresas suecas se comporten en estas tierras de manera corrupta? ¿Es quizás el mal funcionamiento de algunas instituciones, como la Justicia o las fuerzas de seguridad, que usan sistemas poco eficientes para investigar delitos complejos? ¿O el problema tiene más que ver con la existencia de ciertos instrumentos legales (como

FOTO: MARIA ARAMBURU // DISEÑO: MARIANA TRIGO VIERA

los superpoderes, los fideicomisos o los decretos de necesidad y urgencia) que tienden a concentrar poder y debilitar los controles? Más pesimistas, más resignados, algunos creen que se trata principalmente de un problema cultural, que se relaciona con la educación y el valor de la palabra y con ciertas conductas aceptadas en nuestra sociedad. “La Argentina es un proyecto que fracasó. La corrupción financió y financia la política –dice Manuel Garrido, titular de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA)–. Por eso, debe haber un consenso político –que hoy no existe– de que éste es un tema importante en el que debe trabajarse seriamente y sin distinciones partidarias.” Garrido, al igual que los demás consultados por LA NACION, descarta las soluciones simples y mágicas y la fantasía de corrupción cero, y afirma que las políticas que hoy no existen deberían aumentar el costo económico y social de la corrupción. Sin embargo, coinciden, los países con mayor debilidad institucional son los que presentan los menores costos a los corruptos. Los affaires de corrupción de funcionarios y empresas nacionales y extranjeras se sucedieron casi sin cesar durante el gobierno de Carlos Menem, mientras el sueño del 1 a 1 hacía que los argentinos viajaran por el mundo sin preocuparse por los robos locales. ¿Qué pasó con aquellos casos? No mucho. El fin del gobierno de Fernando de la Rúa comenzó cuando se conoció que el Continúa en la Pág. 4, Col. 1