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La ASC en España :Una perspectiva local

Sociocultural en España desde una perspectiva local y municipal. .... voluntarismo que ya se ha quemado y una nueva era que viene dada por su reciente.
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Animador Sociocultural: Revista Iberoamericana Animación Sociocultural: España

vol.1, n.1., out.2006/fev.2007 Victor J. Ventosa Pérez

LA ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL EN ESPAÑA: UNA PERSPECTIVA LOCAL Prof. Dr. Víctor J. Ventosa Pérez Universidad Pontificia de Salamanca. Ayuntamiento de Salamanca. España.

Recebido em 17 de julho de 2006 Aprovado em 30 de julho de 2006

Resumen En este artículo se ofrece una visión histórica de la evolución de la Animación Sociocultural en España desde una perspectiva local y municipal. Para ello, el autor estructura en una serie de etapas con sentido propio el último cuarto de siglo XX y los primeros años del siglo XXI hasta la actualidad. Se trata de un período definitivo en el desarrollo y consolidación de la Animación Sociocultural. Una época que abarca desde el regreso de la democracia a España en los años 70, momento en el que se implantan los primeros servicios y programas municipales de animación sociocultural en España, hasta nuestros días en los que la Animación Sociocultural encuentra un nuevo renacimiento y proyección internacional en estrecha cooperación con otros países europeos y latinoamericanos. Palabras clave: Animación Sociocultural, educación social, educación en el tiempo libre, ocio, desarrollo comunitario.

The social-cultural-animation in spain: a local perspective In this article an historical vision of the evolution of the Sociocultural Animation in Spain is offered from a local and municipal perspective. For it, the author structures in a series of stages with own sense the last quarter of century XX and the first years of century XXI until the present time. One is a definitive period in the development and consolidation of the Sociocultural Animation. A time that includes from the return from the democracy to Spain in years 70, moment at which the first services and municipal programs of sociocultural animation in Spain are implanted, to the present time in which the Sociocultural Animation finds a new Renaissance and international projection in narrow cooperation with other European and Latin American countries. Keywords: Social-cultural animation, social education, education in the free time, leisure education, community development.

Entre las constantes que mejor caracterizan a la Animación Sociocultural (ASC) a la hora de diferenciarla de otros modelos de intervención, sobresale su dimensión comunitaria y

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ubicación territorial. Esta característica localista y grupal de la ASC la convierten en un modelo de intervención que sólo funciona bien a escala microsocial y que tan sólo adquiere perfiles determinados y operativos con relación a un contexto socio-comunitario específico. El objeto de la ASC no es otro que el de movilizar, organizar e implicar (animus=dimensión relacional) a colectivos concretos en proyectos socioculturales transformadores e ilusionadores (anima=dimensión productiva) (Ventosa 2002: 19). Y esto sólo se consigue trabajando en las distancias cortas en el grupo, la asociación o el barrio, con una visión amplia y global, sí, pero desde las posibilidades y límites de una determinada comunidad humana. Por ello, la promoción más eficaz de la ASC se enmarca dentro de las Políticas Locales y el nivel de la Administración Pública más idóneo para implementarlas es el de los Municipios o Municipalidades, dado que es el estrato de la Administración más cercano al ciudadano y por tanto con mayor conocimiento de su problemática y mayor capacidad de respuesta adecuada. Esta hipótesis se convierte en tesis probada al contrastarla con la evolución histórica de la ASC en aquellos países que ya tienen una cierta tradición de lustros en el desarrollo de programas y políticas de ASC. Este es el caso de España. Ahora que tenemos cierta perspectiva histórica, bien podemos afirmar que una buena parte del origen y desarrollo institucional de ASC en España ha venido de la mano de los Ayuntamientos. Sobre la base de ello, vamos a acercarnos a nuestro tema desde una visión local o municipal. Este rasgo, como decía, no es privativo de nuestro país, sino que, más bien se corresponde con una constante dentro de la evolución de la ASC en Europa, en donde constatamos un proceso de progresiva descentralización de la acción y de sus correspondientes políticas culturales. (Augustin y Gillet 2000; Ventosa en Bouzada 2000). En el caso español este rasgo se acentúa de manera especial si tenemos en cuenta que la progresiva institucionalización de la ASC en España coincide con el despliegue y 2

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consolidación de los Ayuntamientos democráticos. Ya tiene varios lustros, por tanto, la historia de la animación a nivel municipal en nuestro país. Un período suficiente como para poder hacer un primer balance de dicha andadura. Para intentar tal empresa, resulta obligado referirnos a un acontecimiento fundante que recoge históricamente los orígenes de la acción sociocultural en los municipios. Me refiero al Primer Congreso de Animación Sociocultural y Municipios, celebrado en Madrid en 1982. En la presentación del libro que recoge una selección de los contenidos de este Congreso, Avelino H. Lucas (1982: 6) hacía una valoración resumida del mismo: Fracasaron los intentos de que se hiciera oír la teoría en el Congreso( ...). Prima a todos los efectos en el estado actual de desarrollo del trabajo cultural la intervención práctica en su más heterogénea variedad de concepciones y formas (...). Y no es difícil augurar a corto que en el marasmo de iniciativa echadas a rodar se abra camino la vieja ley de la supervivencia del más fuerte y surja inevitable la vieja necesidad de fundamentación científica y técnica, clarificación teórica y delimitación ideológica, que si hoy apenas interesan, mañana serán imprescindibles para poder seguir avanzando.

Estas palabras, difícilmente pueden ser más premonitorias del acontecer de la animación hasta nuestros días. Efectivamente, la etapa de las prácticas socioculturales heterogéneas y sin fundamento ha tocado el techo de los Municipios y la sociedad, cada vez más exigente, está demandando resultados, rigor y control sobre una serie de procesos socioculturales que comenzaron siendo pura creatividad, intuición e improvisación. Este proceso expansionista con el que la ASC se ha venido desarrollando en estos últimos años, ha tocado fondo, de manera que en la actualidad estamos asistiendo a una auténtica crisis de crecimiento. Situación de plena encrucijada ante una etapa de activismo, intuicionismo y voluntarismo que ya se ha quemado y una nueva era que viene dada por su reciente normalización y actual reconocimiento profesional y académico. Ahora bien, ¿qué es lo que ha pasado durante estos años de animación en los Ayuntamientos para que se haya producido tal evolución? Para intentar responder a esta

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pregunta vamos a intentar hacer un apretado repaso histórico de esta época, a sabiendas del riesgo que ello entraña.

1.° Años 70. Articulación democrática de los Ayuntamientos y descapitalización asociativa Esta primera etapa, surge a finales de los años 70. Coincide, como ya hemos señalado, con la llegada de la democracia a los Ayuntamientos y supone una época fundante cuya transcendencia radica en su significado más que en sus resultados. La acción sociocultural brota desde los Municipios de una manera desbordante, desordenada e intuitiva. Todo está por hacer y se comienza por el reclutamiento de personal técnico y político para impulsar este tipo de actuaciones. Con ello, el movimiento asociativo inicia un fuerte proceso de descapitalización de sus cuadros y responsables y se queda materialmente sin líderes, al pasar en bloque a trabajar en Departamentos Municipales de Cultura, Juventud, Educación o Servicios Sociales. De esta manera, en los Ayuntamientos de nuestras ciudades, comienza a proliferar un colectivo sui géneris de animadores y agentes socioculturales polivalentes y “poli-técnicos”, (mitad políticos – por el contexto de su reclutamiento inicial- mitad técnicos - por su tipo de trabajo-) que con las únicas credenciales de su experiencia asociativa y el auto didactismo en temas de animación y tiempo libre, comienzan a hacer cosas relacionadas con la cultura, los jóvenes, el tiempo libre, trasladando, en la mayoría de los casos, el hacer y la cultura asociativa a las Instituciones Locales. Este acontecimiento, que a mi entender caracteriza fundamentalmente la época inicial descrita, desencadena una serie de consecuencias positivas y negativas a las que tampoco son ajenos otros países de europeos de nuestro entorno (Augustin y Gillet 2000: 98).

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Desde el punto de vista positivo, la savia vocacional, el espíritu militante y la experiencia de base de estos primeros animadores profesionales, determinan en gran medida el ímpetu, la creatividad, dedicación e ilusión con la que la ASC entra en los Ayuntamientos. Sin embargo, el paso del tiempo nos ha obligado a reconocer también una serie de efectos indeseables derivados de estas mismas circunstancias: - Al trasplantar el modelo de trabajo asociativo a los Ayuntamientos, se llega a suplantar las asociaciones, en vez de potenciarlas, planteando en muchos casos una competencia desleal, al organizar idénticas actividades desde la Administración, sólo que ahora con dinero público. De esta manera, a la esquilmación de líderes hay que sumar la usurpación de funciones propias del Asociacionismo. El resultado tiene mucho que ver con la tan lamentada crisis de asociacionismo puesta en boca de muchos políticos que, en la práctica, sin embargo, tanto han contribuido a fomentar. - Por otro lado, la redistribución de competencias y recursos resultante del proceso de transferencias del Estado a las Comunidades Autónomas y de éstas a los Ayuntamientos, provoca una desmovilización y atomización del asociacionismo militante que hasta entonces tan importante papel reivindicativo había jugado en los años de la Transición. Esta neutralización del movimiento asociativo se hace patente ante las dificultades crecientes a la hora de identificar las responsabilidades que competen a cada nueva instancia administrativa y política (Augustin y Gillet 2000). - Otra consecuencia negativa que ha marcado el trabajo sociocultural en los Municipios hasta nuestros días, deriva de la asociación establecida entre dicho trabajo y la situación histórica y política en la que nació. Ello ha desembocado en una excesiva politización –los animadores poli-técnicos- tanto de los programas como del personal encargado de llevarlos a cabo, en detrimento de la estabilidad y profesionalidad de los mismos.

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2ª. Años 80. Expansión, diferenciación y confrontación de prácticas socioculturales: Entrados en los ochenta, a la primera etapa de iniciación, le sigue una fase expansiva de proliferación de prácticas e iniciativas socioculturales que progresivamente se van diferenciando a través espacios de encuentro y debate de experiencias. Es la época en la que proliferan los Congresos, Simposios, las Jornadas y Seminarios. Se multiplican los manifiestos y las proclamas más o menos retóricas. No hay Ayuntamiento que se precie que no organice su evento sociocultural para inaugurar, evaluar o intercambiar proyectos, programas e iniciativas de animación. Y en el fragor de las batallas dialécticas, se van delimitando posturas y planteamientos, si bien es verdad que por el momento, demasiado extremos y enfrentados en base a un discurso generalmente reduccionista y maniqueo: animación-revolucionaria versus animación-conformista, animador militante versus animador profesional, animación-medio versus animación-fin, animación sociocultural versus gestión cultural. Como fruto más significativo de todo este proceso, se magnifica todo lo referente a la ASC hasta el punto de convertirla en el bálsamo de fierabrás que todo lo cura, palabra mágica, auténtica piedra filosofal a la que se le atribuye todo tipo de virtudes transformadoras incluso revolucionarias. De aquí surge el síndrome que E. Ander-Egg denominó “pananimacionismo” (Ander-Egg, 1983) fenómeno que tendrá mucha culpa de la posterior y lógica reacción desencantada ante unas excesivas expectativas del todo desproporcionadas en relación a las auténticas posibilidades y límites de la ASC.

3ª.Años 90. Asentamiento institucional y crisis de crecimiento: Con la llegada de los 90 sucede, a mi entender, un fenómeno ambiguo de doble signo. Por un lado, aparecen síntomas de consolidación de la animación sociocultural dentro de los 6

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Ayuntamientos (estabilización de programas, creación de departamentos y servicios permanentes, dotación de plazas fijas de animadores y de técnicos socioculturales dentro de las plantillas de funcionarios y cuadros laborales de los Municipios, creación de infraestructuras y equipamientos específicos...), pero a la vez ésta entra en una crisis que se manifiesta en tres dimensiones:

- Ideológica: con el paso del tiempo y a la vista de los primeros resultados, comprobamos que la animación no es la panacea del cambio social ni de la mejora de la calidad de vida. El modelo crítico-transformador de estructuras con el que se inició la animación, se ha visto tocado por el fracaso histórico de los proyectos sociopolíticos revolucionarios, tan recientes aún en nuestra memoria. Por otra parte, la ausencia de un marco y una fundamentación teórica clara y definida de la ASC ha provocado a la larga y tras la euforia inicial del activismo, un desconcierto y confusión en políticos, técnicos y ciudadanos beneficiarios, que comienzan a estar de vuelta de actividades cíclicas, repetitivas o coyunturales, sin metas claras.

- Metodológica: Si a las excesivas expectativas creadas en los primeros años, se le añade un sentimiento creciente de falta de cualificación por parte de los profesionales socioculturales, conforme crece la exigencia de la sociedad demandante, el sentimiento de frustración y desencanto lógicamente se acrecienta entre unos y otros. Esta necesidad de cualificación profesional, pronto se verá atendida por la creación de las primeras titulaciones profesionales (TASOC) y universitarias (Educación Social) orientadas a la intervención en este campo.

- Práctica: Pasado el tiempo de las primeras siembras masivas e indiscriminadas de acciones socioculturales, le vino el tiempo también a la recolección y con ella a la selección de lo recogido. La recesión económica con sus correspondientes recortes presupuestarios, también 7

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llega a los Ayuntamientos y se impone una racionalización de gastos y una optimización de recursos. El tiempo de los experimentos y de las «experiencias» que nunca llegan a puerto porque siempre están saliendo de él, toca a su fin. Es el momento de responder a una pregunta hasta ahora proscrita: ¿para qué sirve la animación en un Municipio? ¿de qué modo repercute la acción sociocultural en la población? ¿qué es lo que queda tras estos años pioneros de trabajo? Pero no habrá respuesta convincente mientras no se introduzca dentro del quehacer de los animadores municipales esa gran ausencia del trabajo sociocultural que es la evaluación, sistemática sin ella la intervención sociocultural no puede llegar a su madurez y sí puede, en cambio, terminar en el desprestigio frente a otras tecnologías de eficacia probada o incluso llegar al fraude ante unos destinatarios que no ven correspondencia entre el discurso grandilocuente de la animación y sus resultados.

4º. El resurgir de la ASC ante el reto de un nuevo milenio: tendencias de futuro En definitiva, la ASC dentro de los Municipios se está haciendo adulta y pasa en la actualidad por una etapa de transición y de crecimiento centrada en una progresiva fundamentación como disciplina, profesionalización en sus agentes y diversificación en sus espacios de intervención. Por un lado vemos síntomas de consolidación, pero ello conlleva una serie de requisitos y exigencias propias de cualquier disciplina que aspira a adquirir carta de naturaleza profesional y de servicio público. Estas condiciones son las que debe perfilar el futuro próximo de la animación dentro de los Ayuntamientos. Destaco algunas de entre las más importantes:

1. Culminando ese proceso dialéctico sufrido por la ASC, tras su afirmación (tesis) y diferenciación (antítesis) como estrategia cultural, frente a otro tipo de actuaciones con las que hasta ahora se la confundía (difusión, promoción, gestión cultural...), a partir de ahora 8

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urge una integración (síntesis) de enfoques y actuaciones tradicionalmente separados y hasta enfrentados. Con ello, por ejemplo, se podrá complementar la metodología y potencialidad relacional y motivadora de la animación con el rigor de la gestión cultural, seguirá siendo necesario desarrollar programas municipales de ASC, pero en coordinación con otras entidades e instituciones no municipales de alcance local (asociaciones, Comunidades Autónomas, Universidades, empresas, Fundaciones...), habrán de incardinarse los programas municipales de animación dentro de políticas integrales, bien de tipo sectorial (Planes Integrales de Juventud, de Mujer, de tercera Edad...), bien de carácter temático y global (Programas de Desarrollo Local, Desarrollo Comunitario, Educación Permanente...). Los Ayuntamientos tendrán que abrirse a colaborar en la respuesta a nuevas necesidades educativas, tales como las actividades extraescolares, de obligada implantación a partir de la generalización de la jornada única en los colegios. Sólo así, la ASC, una vez reconocido su carácter propedéutico y por tanto no autosuficiente, podrá dar la talla de lo que realmente es, mostrando su verdadero potencial en interacción con otros factores de desarrollo personal y social ineludibles para cualquier intento de cambio o mejora de la calidad de vida.

2. Otro proceso a iniciar con urgencia, es el tránsito del modelo municipal paternalista -monopolizador y usurpador de todo lo sociocultural- hacia un modelo municipal más democrático, dinamizador y generador de tejido social. Se trata en definitiva de devolver el protagonismo de lo sociocultural a la comunidad local, origen y meta de la animación. Y ello no tanto a través de manidos discursos retóricos que tanto escepticismo y desengaño han creado en la gente- sino con medidas políticas y técnicas concretas: - Potenciando los convenios estables y comprometedores de los Municipios con las asociaciones locales, frente a puntuales e irregulares subvenciones de poco seguimiento y menor corresponsabilidad. 9

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- Caminando hacia fórmulas descentralizadas y mixtas en la gestión de servicios y equipamientos socioculturales (Centros de Animación, Casas de Juventud, Centros Cívicos, Albergues Juveniles, Servicios de información y de recursos.. .), dando cancha a colectivos, asociaciones e iniciativas de economía social. - Convirtiendo, en fin, el Ayuntamiento en un verdadero Foco Municipal de Animación Sociocultural, cuyas funciones no son tanto las de organizar cosas para los ciudadanos, cuanto el poner los medios, crear contextos propicios e impulsar iniciativas para que la misma comunidad local se organice por sí misma.

En definitiva, con la entrada en el siglo XXI, inauguramos una nueva era caracterizada por la consolidación y profundización democrática en torno a la construcción de una nueva identidad cultural europea en dialéctica con las identidades locales y regionales y abierta a una sociedad que camina hacia su autoorganización, a través del desarrollo exponencial de la información, las comunicaciones y el conocimiento. Ante este panorama, la ASC manifiesta unas tendencias de futuro que ya empiezan a vislumbrarse: Desde el punto de vista epistemológico, la ASC está dejando de considerarse únicamente como un ámbito específico de intervención, para contemplarse y aplicarse cada vez más como estrategia o modelo de intervención común e igualmente aplicable a diferentes ámbitos de intervención. De este modo, la originaria y ortodoxa perspectiva finalista de la animación, esta cediendo el paso al más actual y versátil enfoque instrumental. El centro del debate se desliza, así, desde la figura del animador, a la animación en sus diferentes vertientes y posibilidades. Al mismo tiempo y en parte como consecuencia de lo anterior, se está produciendo una progresiva diversificación de los ámbitos y especialidades de la animación que desbordan ampliamente lo sociocultural (animación turística, deportiva, teatral, animación de espacios y 10

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centros comerciales, animación dificultad,

animación

en

escolar,

empresas,

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sociolaboral, animación con colectivos en

hospitales,

centros

penitenciarios,

bibliotecas,

museos).Todo ello como consecuencia de la emergencia de nuevas necesidades y demandas vinculadas a la mejora de la calidad de vida y propias de una sociedad no ya en camino, sino inmersa en una cultura del ocio y del bienestar. Todo lo dicho, está llevando a una profesionalización y terciarización animación,

de la

hasta hace poco reducida al ámbito del voluntariado y del sector público. Ello

obliga a resituar a los diferentes estamentos y agentes socioculturales en torno a una nueva delimitación y relación entre lo privado y lo público, asociacionismo y la empresa,

el voluntariado y el profesional, el

junto con la reubicación de los diferentes niveles e itinerarios

formativos existentes. A este panorama se han venido a sumar determinadas políticas locales que bajo el presunto discurso de transferir a la comunidad,

la gestión de los programas y servicios

socioculturales, corren peligro de desvirtuar la identidad originaria del asociacionismo y del voluntariado, convirtiéndolo en un sector emergente (llamado tercer sector o de economía social) de entidades prestadoras de servicios a medio camino entre la empresa (en cuanto a que son actividades mercantiles bajo la forma de convenios de contraprestación de servicios ) y la asociación (en cuanto que su identidad jurídica y funcionamiento fiscal es de carácter asociativo) .Algo que ,cuando menos, que requiere una reflexión y un replanteamiento sobre el papel de los ayuntamientos respecto a la promoción asociativa y su delimitación con el desarrollo del tercer sector. Finalmente, no podemos terminar sin aludir a las esperanzadoras perspectivas que se nos plantean en relación con la colaboración intermunicipal e interasociativa a nivel local en el campo de la animación sociocultural internacional, especialmente en el ámbito iberoamericano. El Iº Congreso Iberoamericano de Animación Sociocultural organizado por 11

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el Ayuntamiento de Salamanca (Salamanca, España, 19 al 21 de octubre del 2006) y la Red Iberoamericana de Animación Sociocultural, junto con la revista electrónica “Animador Sociocultural” como su órgano de expresión formal, son muestras palpables de que una nueva época acaba de abrirse en este sentido.

Referencias Bibliograficas ANDER-EGG, E. Metodología y práctica de la animación sociocultural. Murcia: ICSA. AUGUSTIN y GUILLET. 2000: L’animation professionnelle. París: L’Harmattan. BOUZADA,X. 2000: Cultura e Concellos: As estratexias da promoción cultural no ámbito local. Santiago de compostela: Consello da Cultura Galega. VARIOS. 1982: La Acción Sociocultural en los Municipios. Madrid: Popular. VENTOSA,V.J. 2002: Fuentes de la Animación Sociocultural en Europa. Madrid:CCS. Datos del autor: Víctor J. Ventosa Pérez es Doctor en Pedagogía, Licenciado en Filosofía, Máster en Tecnología de la educación, Experto universitario en Animación sociocultural y Educación de adultos. Profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca en la Facultad de Pedagogía (Educación Social) en donde imparte la asignatura de Programas de Animación Sociocultural entre otras. Es Jefe de S. de Juventud en el Ayuntamiento de Salamanca, en donde ha sido fundador y Director del Centro de Animación juvenil y del Centro de Información Juvenil. Es profesor invitado de diversas universidades europeas y latinoamericanas y consultor internacional. Ha participado como ponente en más de 200 congresos y demás eventos nacionales e internacionales y es autor de más de 25 libros, además de múltiples artículos sobre Animación Sociocultural, educación, ocio y tiempo libre. E-mail para contacto: [email protected]

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