Infodiversidad Sociedad de Investigaciones Bibliotecológicas
[email protected] ISSN: 1514-514X ARGENTINA
2004 Maria Luiza de Alemeida Campos LENGUAJE DOCUMENTARIO: UNA PERSPECTIVA TEÓRICA Infodiversidad, año/vol. 7 Sociedad de Investigaciones Bibliotecológicas Buenos Aires, Argentina pp. 95-114
Lenguaje Documentario: una perspectiva teórica MARÍA LUIZA DE ALMEIDA CAMPOS1
Resumen: El estudio presenta a partir de una visión europea, cuestiones vinculadas a la elaboración del lenguaje documentario. Aborda en una perspectiva histórica y conceptual las teorías de Clasificación Facetada de Shialy Rammarita Ranganathan, la Teoría general de Terminología de Eugen Wuester y la Teorías del Concepto de Ingetraut Dahlberg, buscando un núcleo común de conocimiento para la elaboración de lenguajes documentarios. En la Europa de los años 30, Shialy Rammarita Ranganathan, un indiano, profesor de Matemática que estudiaba Biblioteconomía en Inglaterra da comienzo a un movimiento revolucionario, estableciendo postulados y cánones, ya sea para la ordenación física de los libros en los estantes, ya sea para la organización de las informaciones contenidas en ellos. Dos vertientes desarrolladas fuera de la Biblioteconomía como la Teoría General de la Terminología, del ingeniero austríaco Eugen Wuester y la Teoría del Concepto de Dalhberg, se suman a los principios de Ranganathan en un cuerpo integrado de principios para tratar la información más allá de los muros de la biblioteca.
Palabras clave: Lenguaje documentario. Teoría general de Terminología, Clasificación Facetada. Teoría del Concepto. Eugen Wuester, Ingetraut Dahlberg, Shialy Rammarita Ranganathan.
Abstract: Documentary language: a theoretic perspective The study presents, from a European point of view, issues related to the elaboration of documentary language. In a historic and conceptual perspective Profesora, doctora del Departamento de Ciencias de la Información de la Universidad Federal Fluminense. 2 El área de la Ciencia de la Computación denomina Ontologías a los instrumentos de protección terminológica. Estos instrumentos permiten una mayor interoperabilidad entre los sistemas. La literatura ya comienza a presentar algunos estudios en el ámbito de comparación entre ontologías y lenguajes documentarios. Art. recibido 26 enero 2003. Aprobado mayo 2004. 1
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it tackles the theories of Faceted Clasification by Shialy Ramamarita Ranganathan, the General theory of terminology by Eugen Wuester and the Theory of the concept by Ingetraut Dahlberg, looking for a common nucleus of knowledge for the elaboration of documentary languages. In the Europe of the 30s, Shialy Ramamrita Ranganathan, a indio professor of Maths who studied Librarianship in England starts a revolutionary movement, establishing principles and rules for the physical ordering of books on shelves, as well as for the organization of the information contained in them. Two angles were developed outside Librarianship, such as the General theory of terminology, by the Austrian engineer Eugen Wuester and the Theory of Concept by Dahlberg, which join to the principle of Ranganathan in an integrated body of principles to treat information further off the walls of the library.
Key:
Documentary language - Theory of Faceted classification. Theory of the Concept. Theory of Terminology, Eugen Wuester, Ingetraut Dahlberg, Shialy Rammarita Ranganathan.
1. Introducción Actualmente, son varios los instrumentos utilizados para la organización y la representación de la información en un Sistema de Recuperación de la Información. Estos instrumentos se denominan, lenguajes documentarios2 como el tesauro y la tabla de clasificación para citar solamente los más utilizados3. Ambos presentan una estructura de conceptos que forman entre sí una red. Esa estructura permite al usuario visualizar las relaciones entre los conceptos del área de alcance del instrumento, facilitando la comunicación entre ella y la base de datos. Para que los conceptos sean manipulados con la finalidad de representación/comunicación se utilizan términos. Estudiando la Teoría de la Terminología, se verifica que ella posee características semejantes a la Teoría de Clasificación Facetada y a la Teoría de Concepto, esta última considerada como base para la elaboración de tesauros terminológicos (TALAMO, 1992; CAMPOS, 2001).
Es importante destacar que los tesauros y las tablas de clasificación solo pueden ser considerados como “lenguajes” en acción.o sea, en el interior de un determinado servicio de recuperación de información. Fuera de ello son siempre documentos bajo forma de libros o folletos.
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2. Bases Teóricas para la Elaboración de Lenguajes Documentarios; un análisis de la literatura La problemática relativa a la representación de la información y del conocimiento está siendo abordada actualmente por varios estudiosos, extrapolando el dominio de la Documentación. Este artículo, fruto de estudios desarrollados4, pretende demostrar que existen principios comunes entre la Teoría de Clasificación Facetada de Shialy Ramamrita Ranganathan (RANGANATHAN,19512, 1963,1967), la Teoría General de la Terminología de Eugen Wuester (WUESTER, 1971, 1981) y la Teoría del Concepto de Ingetrant Dahlberg (DALHBERG, 1978, 1978 a) que pueden contribuir a mejorar las bases teóricas del área de representación y recuperación de la información. La existencia de estos principios comunes evidencia, también, la “interdisciplinariedad” de la cuestión representación y recuperación de la información. Se percibe, también, que esas teorías, en el caso de que posean interfaces con otras áreas, como se verá más adelante, también contribuyen al perfeccionamiento de otros saberes. Lo que efectivamente la literatura viene mostrando es que la clasificación está en la base de las teorías. En el área de la Documentación, Shialy Ramamrita Ranganathan elabora la Teoría de Clasificación Facetada, en la que presenta principios para la organización de conceptos jerárquicamente estructurados. Los estudiosos de esa área comienzan a percibir que los tesauros, como los esquemas de clasificación, también poseen términos que representan conceptos ligados entre sí, formando un sistema de conceptos. Campos (CAMPOS, 1980, p. 85), inclusive, afirma que “cualquier auténtico tesauro contiene en sí los elementos básicos de una clasificación, y esos elementos podrán asumir la forma de una tabla de clasificación”. Sin embargo, la clasificación, hoy en día, no puede más ser vista en su sentido restringido de estructuras jerárquicas. Según la FID/CR. Comité Técnico de Investigación de Clasificación (1973), “clasificación” es “cualquier Los estudios desarrollados en el ámbito de los lenguajes documentarios, dieron como resultado la publicación en el 2001 del libro Linguagem Documentaria: teorias que fundamentam su elaboraçao” (CAMPOS,2001) en el que la temática está más ampliamente presentada.
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método de reconocimiento de relaciones genéricas u otras, entre items de información, no importa el grado de jerarquía usada, ni si aquellos métodos son aplicados en conexión con sistemas tradicionales o computarizados de información”. Una de las áreas que tiene relación estrecha con la clasificación es la Terminología. Wuester (1981, p. 106), autor de la Teoría General de Terminología, observa la “semejanza de las tareas realizadas en la elaboración de un tesauro y en la normalización terminológica en general”, y reconoce que debería existir un mayor intercambio entre las áreas. En otro trabajo (WUESTER, 1971) aborda las diferencias esenciales entre los sistemas de conceptos y las tablas de clasificación, enfatizando inclusive lo que poseen de semejanza a la luz de la Teoría General de Terminología. En ambos trabajos recomienda mayor aproximación entre documentalistas y “terminólogos”. Dahlberg (1993, p. 225), estudiosa del área de Filosofía, establece relaciones no entre una teoría y un instrumento, sino entre la Teoría de Clasificación Facetada y la Teoría del Concepto, desarrollada por ella. La Teoría del Concepto presenta principios que pueden auxiliar en la determinación del término y de sus relaciones, tanto para las tablas de clasificación como para los tesauros (DAHLBERG, 1978). Las primeras comprobaciones de semejanza entre tesauros y sistemas de clasificación se dan en el ámbito de la documentación, como era de esperar. Gupta & Tripathi (1975, C 40) analizan el tesauro de Exploración y Producción de Petróleo de la Universidad de Tulsa, que tiene una estructura facetada, y comprueban su utilidad en la preparación de un esquema especial de clasificación para Geofísica. Este método de trabajo es posible por la adopción de principios compatibles. Gopinath & Prasad (1975, A 37) indican las diferencias esenciales entre esos dos instrumentos. Observan que el tesauro tiene dos planos de trabajo: el plano ideal y el plano verbal; un esquema de clasificación abarca tres planos de trabajo, o sea, el plano ideal, el plano verbal y el plano notacional. Estos representan diferentes niveles de profundidad de organización y pueden coexistir en un sistema de recuperación de información, complementando las eficiencias o deficiencias de uno y de otro. Otros autores, mientras, realizarán, efectivamente, un trabajo de integración de los dos instrumentos. En 1968, Davis (junto a
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GOPINATH, 1987, p. 211) publica un artículo sobre la integración de vocabularios con un esquema de clasificación. En 1969, el English Electric Company publica su “Thesaurofacet: A thesaurus and faceted classification for Engineering and related subjects”. Este trabajo fue desarrollado por Jean Aitchison, miembro del CRG –Classification Research Group– de Inglaterra. Hasta fines de los años 50 y principios del 60, los tesauros eran estructurados solamente en orden alfabético. “Las limitaciones de orden alfabético llevarán al empleo de medios auxiliares de clasificación que van desde los dispositivos más amplios hasta los detallados y de los dispositivos auxiliares a los integrados” (AITCHISON, 1972, p. 72). Los clasificadores utilizarán además otros dispositivos clasificadores para las relaciones puramente jerárquicas. “El método tradicional de tesauros para indicar las jerarquías de términos más amplios a los más restringidos se mostró insatisfactorio porque tampoco todos los niveles de jerarquía pueden ser dispuestos alfabéticamente en una única vez, o si los términos fueran dispuestos alfabéticamente, no es posible distinguir los diferentes niveles jerárquicos entre ellos…”. Finalmente el análisis de facetas puede usarse como un dispositivo de clasificación en la construcción de tesauros. Del uso de facetas en la construcción de tesauros a una clasificación totalmente facetada como un tesauro, fue un paso. El Thesaurofacet… fue probablemente un desarrollo inevitable (AITCHISON, 1972). Este nuevo tipo de instrumento tiene múltiples usos: sirve para catálogos convencionales y organizaciones en los estantes, así como para indexación coordinada y uso en sistemas computarizados (AITCHISON, 1970). Gopinath (1987, p. 211) resalta lo complementario de los dos abordajes, pues existe una “relación simbiótica entre un esquema de clasificación y un tesauro”. El Thesaurofacet es, por tanto, un marco en el desarrollo de los lenguajes documentarios por la integración de la tabla de clasificación con el tesauro. En la literatura, un nuevo nombre ha sido usado para instrumentos que integran tesauro y clasificación, el “Classaurus” (BHATTACHARYYA, 1982; FUGMANN, 1990). Si bien fue posible adoptar principios clasificadores para solucionar problemas de estructuración de conceptos, tanto en las clasifica-
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ciones bibliográficas como en los tesauros, no acontece lo mismo con respecto a los descriptores o términos, su forma, su definición. Las respuestas a estas cuestiones han considerado soluciones estrictamente lingüísticas. Las palabras compuestas siempre presentan problemas en los sistemas pos-coordinados, y los tesauros, en cierto momento fueron vistos como fuente para esos descriptores. La Lingüística sirvió de base para establecer palabras compuestas en sistemas de recuperación (JONES, 1981, p. 54) pero ellas han sido inconsistentes. Las directrices y normas para tesauros ofrecen propuestas de solución para los “términos compuestos” a través de lo que llaman factoreo (IBICT, 1985; BSI 5723.1979; AFNOR Z47-100, 1981; UNESCO, 1973; ISO, 2788,1986). En un artículo sobre el tema, Jones (1981) expone varias propuestas para el tratamiento de palabras compuestas, desde Coates hasta Austin, pasando por Ferradane, Lee y Jespersen, quienes abordan la cuestión ya desde el punto de vista lingüístico, ya desde el punto de vista conceptual. Seetharama (1975) refuerza la falta de criterios consistentes para establecer los términos en los tesauros, mientras propone también el factoreo como solución. En verdad, el término necesita un tratamiento terminológico y no lingüístico (DROZD, 1981). Basado en la Teoría del Concepto, Dahlberg (1978) desarrolla un estudio sobre las definiciones terminológicas que va a ser útil para los tesauros en el futuro. Según Rahmstorf (1993) las definiciones terminológicas abren un campo de estudio de complejidad creciente, porque pueden ser útiles no sólo para los científicos de la información, indexadores, especialistas en recuperación y otros especialistas de organización del conocimiento sino también para traductores, científicos, ingenieros, especialistas en normas, epistemólogos, psicólogos, ingenieros del conocimiento, lingüistas y terminólogos. Presenta, también, en forma esquemática, al lado de las clases de usuarios, la finalidad de las definiciones para cada clase, los aspectos principales (estructura conceptual, sintaxis o concepto, etc.) y el papel de la definición para cada clase de usuario. El primer trabajo de comparación sistemática entre terminología y tesauro corresponde al terminólogo Leska (1979, p. 583). Él observa que los tesauros de recuperación precisan “expandir sus referencias léxicas haciendo más precisos los conceptos, así como definiéndolos y calificándolos de acuerdo con su relación con otros descriptores”.
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Los aspectos comunes son los siguientes: “1. Los sistemas de conceptos se han creado para sistematizar los conceptos de cierta área (…) 2. Los conceptos del sistema de conceptos son definidos por medio de sus características (…) 3. Los sistemas de conceptos como los tesauros buscan abarcar todos los conceptos y/ o términos de un campo temático (…) 4. La estructura básica del sistema de conceptos es el esquema estructural en el que todos los conceptos relevantes deben encontrar su lugar apropiado (…) 5. . Cada sistema de conceptos, especialmente en relación con desarrollos futuros tiene en vista también la complementación en el cuadro de su ámbito temático (…) 6. La actividad de desarrollo y perfeccionamiento del sistema de conceptos no queda fuera de la influencia de las reglas gramaticales que gobiernan los nombres que representan esos conceptos (…)”. Las terminologías se deben presentar en forma sistemática y no alfabética. Este aspecto conduce a la necesidad de emplear notación, aproximando la terminología de clasificación. El contenido de un concepto es establecido a partir del área de conocimiento y del propósito de la terminología. Por su naturaleza sistemática, el “código del asunto es uno de los elementos más importantes en la entrada de los bancos de datos terminológicos… Una lista alfabética no ayuda… Solamente un esquema de clasificación puede mostrar en qué detalle un campo del asunto fue estructurado y el código ayuda a verificar la amplitud correcta del contenido de un concepto, especialmente cuando es usado como término de indexación, y facilita el intercambio entre varios campos de términos” (NEDOBITY, 1987, p. 12). Los bancos de datos terminológicos son, en verdad, sistemas de clasificación, en la medida en que agrupan conceptos ligados jerárquicamente. Y es el área tecnológica, responsable por el desarrollo de estos bancos, que está suscitando la discusión en torno al carácter sistemático de la Terminología, y consecuentemente, de la Clasificación. Un “relevamiento de la actividad terminológica… muestra la necesidad de la actividad terminológica sistemática para mejorar la confiabilidad de productos, procesos y servicios, así como facilitar la cooperación técnica y la eliminación de las barreras comerciales. Como es común en la actividad terminológica, la estructuración
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conceptual y la clasificación son los principales componentes de la actividad” (STREHLOW & WRIGHT, 1993, P. 3). La terminología, por su naturaleza sistemática, al lado de la clasificación, ha sido vista en la literatura más reciente como contribuyendo al desarrollo de otras áreas que en alguna forma, trabajan con representación de información. Los principios de sistematización de términos, comunes a la Terminología y a la Clasificación son fundamentales para los Bancos de Conocimiento, una vez que en ellos, los conceptos son estructurados, clasificados y sistematizados. Nedobity identifica en los principios teóricos de la terminología aspectos que deben ser observados para el desarrollo de sistemas especializados y de investigación en el área de la inteligencia artificial, campos que trabajan con conceptos, sistemas de conceptos, vinculación de conceptos, etc.. Considera también a los sistemas de Clasificación de la Ciencia de Información y de la Terminología, así como a los sistemas especializados con base en el conocimiento, como dos puentes de un continuum de recursos relevantes para síntesis e interpretación del conocimiento (NEDOBYTY, 1987). Budin (1993) ve la posibilidad de establecer una Teoría de Terminología que resultaría de reunir las teorías de la Ciencia de la Información, aplicadas a la construcción y uso del lenguaje de documentación (sistemas de clasificación, tesauros, etc.) con la teoría comprensiva de la organización del conocimiento. 3. Principios Comunes entre las Teorías En esta sección se comparan las teorías que muestran puntos comunes. Como vimos los estudios realizados en la áreas de Clasificación, Tesauro y Terminología muestran que en diversos puntos ellas son convergentes. El tesauro terminológico, construido a partir de las bases de la Teoría del Concepto, es un sistema de clasificación y cada unidad en este sistema es también un concepto/término. En lo que se refiere a la Teoría de Clasificación Facetada es necesario enfatizar que, aunque la cuestión del “término” deje de figurar en esta teoría –Ranganathan estaba más preocupado por la representación del asunto en la notación– el empleo de esta teoría en el Thesaurofacet contribuye a la
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construcción de tesauros, especialmente en lo que se refiere a la categorización de los conceptos, aspecto que da unidad a los conceptos /términos de un área temática Estas tres áreas de estudio –terminología, clasificación y teoría del concepto– se entrelazan, desde el punto de vista teórico, a pesar de haber sido desarrolladas con objetivos diferentes y para la elaboración de productos distintos. A continuación presentaremos puntos comunes, teniendo en consideración, principalmente la base teórica-metodológica utilizada en la elaboración de estructuras clasificadoras para los lenguajes documentarios. El camino adoptado es aquel que hace evidentes los elementos constitutivos de la estructura clasificadora, o sea, conceptos y términos, relaciones entre los conceptos y sistemas de conceptos. 3.1. Conceptos y Términos Conceptos y Términos están presentados en una única sección porque, en este estudio, son elementos que no se disocian. A continuación, algunas cuestiones se presentan a este respecto. Forma de abordaje Onomasiológica El primer aspecto común a las tres áreas estudiadas –Teoría de Clasificación Facetada, Teoría del Concepto, Teoría de Terminología– es la forma de abordar el término en el esquema de clasificación, en el tesauro y en la terminología. En el acto de relevamiento de los términos, para organizar los instrumentos de representación/recuperación/comunicación y para indexar documentos, los términos son tomados con un significado propio, dado por el contexto. Ese significado es el que va a ser trabajado, o sea, el tratamiento del término es hecho a partir de ese significado asumido previamente. Esto determina el abordaje adoptado que es onomasiológico, al contrario del abordaje semasiológico, del área de la Lexicografía, que toma como punto de partida la palabra, con sus diversos significados. El abordaje onomasiológico incorpora, obviamente, el referente representado por el término.
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Relación Lenguaje-Pensamiento-Realidad Cuando la propiedad de los términos se da por el significado proporcionado por el contexto, se plantea la cuestión de relación lenguaje-pensamiento-realidad. El término guarda una relación muy propia con el área de especialidad en la que está inserto, pues representa en su forma escrita/oral, el conocimiento aprendido de una realidad concreta o abstracta por los miembros del área especializada. De hecho esta relación se da vía conceptos y no entre palabras, por causa de la relación directa entre el concepto y el término, esto es, un concepto está representado por un término y este término es usado para designar aquel concepto. Wuester presenta esta cuestión cuando dice que el concepto es una unidad de pensamiento. Para la formación de estas unidades es necesario que exista un individuo que piense sobre datos/hechos de una realidad concreta o abstracta. El concepto formado en la mente de ese individuo precisa un símbolo que permita su comunicación –el término. Él debe ser preciso y biunívoco, propiedades que permiten establecer el vínculo lenguaje-pensamiento-realidad. Ranganathan, al establecer los tres planos de trabajo de la documentación, presenta el Plano Ideal como un espacio en el que está la totalidad de ideas producidas por la Humanidad, a partir de la observación de la realidad. En el ámbito de la comunicación de esas ideas, presenta el Plano Verbal y el Plano Notacional, en el propósito del lenguaje y en el de la comunicación, respectivamente, porque para él la notación es el término. En los tesauros tradicionales, por la inexistencia de una teoría consistente, esta cuestión no se coloca. Sin embargo, en los tesauros terminológicos, con la adopción de la Teoría del Concepto, en la que el concepto es visto como una triada referente-característica-término, la relación lenguaje-pensamiento- realidad acaece en forma más consistente, por el hecho, inclusive de incorporar el referente. La Cuestión de la Monosemia Absoluta La monosemia –término designando un único concepto– es una exigencia de la terminología y del tesauro. Para los lingüistas, esto tal
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vez parezca un absurdo, pero para el ambiente restringido de la Ciencia y la Tecnología la monosemia debe y puede existir. Esa es una característica de la Terminología, que es prescriptiva, lo que la distingue de la lexicografía, que es descriptiva. En las clasificaciones, entretanto, el “término” es la notación, que garantiza una relación unívoca entre el concepto y su denominación, y más aún, permite expresar un concepto, el mismo que, para ella, aún no existe una denominación. Ese es uno de los puntos positivos de la clasificación, que le confiere flexibilidad y hospitalidad, si adoptamos los principios del Plano Notacional de Ranganathan. Aunque la monosemia absoluta sea una idea intangible, este ideal es posible dentro de un área del conocimiento o de una lengua especial. Se puede hablar, en este caso de monosemia relativa, o univocidad relativa, una vez que el término, como representante del concepto, es dependiente del área de conocimiento en el que está inserto, y el concepto a su vez, es fijado a partir de los propósitos del sistema de comunicación que está siendo organizado. En la Teoría del Concepto, el concepto es una unidad de conocimiento, constituido por la triada referente-características-término. El término denota el concepto. Aquí la definición tiene un papel relevante, no para comprobar científicamente el concepto sino para fijar el contenido del concepto y el significado del término. Imprecisión del concepto “Término” En los tesauros tradicionales, al definir “Término” como una palabra o grupo de palabras para representar un concepto, las cuestiones que se presentan son de naturaleza lingüística, tales como: el uso del singular o del plural, la forma del término (compuesto, precoordinado), etc. En los manuales y normas de los tesauros, el concepto se presenta como “algo concebido en la mente”, como si hubiese un único pensamiento, una única forma de pensar. El concepto, entendido de esa manera vaga, es representado por el término o descriptor, sin que se establezca cualquier relación entre el término y el concepto. En verdad, las cuestiones relativas al término son de naturaleza lingüística y es en este ámbito que son tratadas. El factoreo sintáctico y morfológico son ejemplos representativos de este hecho.
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La TGT define al término como un representante del concepto. En este sentido, ella avanza, porque el término, siendo una unidad, prescinde de la preocupación en cuanto al número de palabras para designarlo. Aquí no existe el concepto de término compuesto, de factoreo, de cuestión de número, de inversión de elementos que constituyen el término, etc. Pero todavía se define el concepto como una unidad de pensamiento. A pesar de incorporar el objeto formal, este concepto del “concepto” no permite una comprobación científica, porque el pensamiento es el aquilón que está en la mente de cada uno. En la Teoría del Concepto, el concepto es una unidad de conocimiento, constituido por la triada referente-características-término. El término denota el concepto. Aquí la definición tiene un papel relevante, no para comprobar científicamente el concepto sino para fijar el contenido del concepto y el significado del término. Precisión de los Términos La cuestión de precisión de los términos está relacionada directamente con el concepto que se tiene del “Término”. En los tesauros, preocupa la precisión de los términos, poniendo énfasis en el término preferido. Por estar en un ambiente de recuperación de la información, los términos deben ser sometidos a controles terminológicos rígidos, para posibilitar la precisión en la búsqueda y o recuperación. La base teórica de los tesauros tradicionales no garantiza la precisión de los términos por el hecho de que el tratamiento del término privilegia, casi siempre, el aspecto lingüístico. La Terminología también está preocupada por la precisión de los términos, porque es una exigencia de la Ciencia. En el ambiente de la Ciencia y la Tecnología es preciso que los conceptos queden bien establecidos para la comprensión del término, de modo que permitan la comunicación. Así, el tesauro y la terminología tienen este requisito común –la precisión del término– porque un Sistema de Recuperación de la Información también es un Sistema de Comunicación. En la clasificación, la unidad de trabajo no es de naturaleza lingüística, pues el término no es representado por símbolos lingüísticos. Por ello, la precisión del término, aún siendo notacional, existe. Este aspecto recibió de Ranganathan la debida importancia, habiendo desarrollado principios y reglas para el Plano Notacional.
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3.1.1. Dirección Teórica para el Concepto de Término y Concepto La Teoría del Concepto es, sin duda, aquélla que, hasta el momento ofrece el mejor soporte-metodológico, en el contexto de representación /recuperación de la información, para resolver las cuestiones de concepto y dar al término su debida dimensión. Posibilita la representación del conocimiento, una vez que presenta, como uno de los elementos de la triada, las características del concepto. Las características, seleccionadas dentro de aquellas consideradas relevantes conforme a los propósitos del trabajo, evidencian las relaciones entre los conceptos. Los conceptos fijados con este rigor permiten comunicaciones precisas en el ámbito de la Ciencia y de la Tecnología 3.2. Importancia de las Características del Concepto y su Uso Los conceptos se relacionan entre sí por existir características comunes entre ellos. Son ellas las que determinan el tipo de relación que se evidencia entre dos o más conceptos. Las características del concepto son, entonces, factor primordial para el establecimiento de las relaciones entre conceptos y su posicionamiento en el Sistema de Conceptos. Además de ello, auxilian en la identificación del concepto, porque se establecen a partir de la selección de las propiedades relevantes de un objeto dado que, en el nivel del concepto, es conocido como el referente del concepto. En la Teoría de Clasificación, Ranganathan desarrolla una serie de cánones para la identificación de las características, la formación de series y cadenas, la sucesión de las características en el Sistema de Conceptos. Por ello, todo el énfasis dado al uso de las características con miras a la elaboración de estructuras clasificadoras más consistentes. Por otro lado, la cuestión del uso de las características en la Teoría General de la Terminología no queda restringida solamente a la posición del concepto en el Sistema. En el ínterin, ellas son utilizadas, principalmente, como un elemento de definición, pues una de las finalidades de la Terminología es solucionar la cuestión de la denominación y, para ello, es preciso que esté bien claro el significado del término, o el contenido del concepto, que está representado por un término dado. Uno de los principios de la Terminología adoptado,
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inclusive por la Escuela Soviética de Terminología, es que el término es visto como un miembro de un sistema y no como un objeto aislado. La característica de un concepto, puede ser también concepto, establece relación entre los conceptos que tengan una característica común. Ello significa que los términos se definen unos en relación con los otros. Por ello, no es posible definir consistentemente, sin tener una visión del Sistema de Conceptos en el cual ellos están insertos. En los principios que rigen la elaboración de los tesauros tradicionales, esta discusión no acontece. El tesauro terminológico, entretanto, al trazar en su interior la Teoría de Clasificación, la Teoría del Concepto y los principios terminológicos, utiliza las características como un elemento esencial para establecer relaciones entre los conceptos y para la formación de definiciones que son parte integrante de este nuevo tipo de instrumento. 3.3. Relación entre Conceptos Las relaciones presentadas en las tres Teorías no son explicitadas/ denominadas de la misma manera. La Teoría de Clasificación y la Teoría de la Terminología consideran relaciones lógicas las relaciones genérico-específicas que se forman a partir de la agrupación de conceptos en series y cadenas. Es interesante destacar como los principios, en esta cuestión, poseen puntos bastante semejantes, inclusive en el propio uso de los términos “serie” y “cadena”, tal vez porque ambas teorías adoptan los principios de la propia Lógica. Ranganathan, en su Teoría de Clasificación a diferencia de la Terminología, no adopta la expresión “relaciones lógicas”, sino presenta las relaciones genérico-específicas como un tipo de relación que posibilita la formación de relaciones lógicascadenas y series. En su Teoría es que parecen estar más bien desarrollados los postulados y cánones para la formación y el establecimiento de un orden de cadenas y series lógicas. En la Teoría del Concepto, esta relación es denominada relación paradigmática-material, incluyendo la relación parte-todo. La Teoría de la Terminología incluye la relación parte-todo como un tipo de relación ontológica, que se divide en dos tipos: relaciones de causalidad y relaciones de contacto. En esta última, la relación parte-todo se inserta.
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Por otro lado, las diversas relaciones clasificadas como relación de causalidad por Wuester, están, en su gran mayoría, clasificadas como relaciones sintagmáticas funcionales en Dahlberg. En la Teoría de Clasificación, este tipo de relación no se presenta, pues los esquemas de Clasificación sólo poseen las relaciones que forman cadenas y series lógicas y partitivas o sea las jerarquías. A pesar de todos los esfuerzos en este sentido, los tesauros, de manera general, aprisionan en unos pocos símbolos todas las relaciones existentes entre los conceptos. La Teoría de la Terminología y la Teoría del Concepto parecen presentar, cada una, una fundamentación bien establecida para la determinación de las relaciones que están presentes entre los conceptos. A pesar de utilizar una forma de abordaje diferente, no son conflictivas. 3.3.1 Relaciones jerárquicas. Relaciones Lógicas Las relaciones jerárquicas están determinadas cuando se observa la relación existente entre dos términos con la finalidad de posicionarlos en una estructura sistemática, o sea, cuando existe una precedencia entre dos conceptos, el mayor debe quedar por encima del menor. Las relaciones Lógicas y Ontológicas no tienen la finalidad de establecer cierto orden entre los conceptos, pero sí de determinar la naturaleza de las relaciones que ocurren entre ellas. Al establecer las relaciones se verifica que, en algunos casos, existen dos o más conceptos que guardan entre sí una relación de subordinación o de superordenación. En este espacio están las cadenas y series. Así, en el momento de presentación de esos conceptos en una estructura sistemática es que se impone la cuestión de jerarquía que, por analogía con las relaciones existentes entre los conceptos, remite a las relaciones jerárquicas. Esto no queda suficientemente claro en las tres teorías analizadas. A veces, parece que la clasificación por la jerarquía sustituye a la clasificación por la naturaleza del concepto. Es el caso, por ejemplo, de la presentación de conceptos que guardan entre sí una relación de hiponimia lógica. Cuando esto ocurre en una lista estructurada, la jerarquía se hace evidente.
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Esta imprecisión conceptual es más evidente, entonces, en los tesauros tradicionales, probablemente por la ausencia de una base teórica consistente. En ellas, las relaciones son clasificadas solamente como jerárquica y no-jerárquica. 3.4 Sistema de Conceptos y su Presentación En el Sistema de Conceptos, los conceptos deben estar relacionados a fin de formar un todo cohesionado (armónico). En los tesauros tradicionales de abordaje alfabético no se percibe si los términos forman un todo, porque el orden alfabético reúne a los términos no en forma lógica o sistemática, sino en forma práctica. Cuando existe una parte sistemática, ella presenta, en general, solamente las jerarquías. No hay una forma de presentación que muestre todos los conceptos y todas las relaciones y además proporcione una visión del todo. Aitchison, en sus tablas de clasificación acopladas a los tesauros, consigue presentar los conjuntos de clases dentro de una faceta y las relaciones existentes entre términos de facetas diferentes. Organiza su tabla por subáreas y, dentro de éstas reúne las facetas en categorías. Este conjunto así estructurado permite que se tenga una visión del todo y de sus partes. Como miembro del CRG, ella sigue los principios ranganathianos. Una de las grandes contribuciones de Ranganathan fue introducir el presupuesto de las Categorías Fundamentales: es la Categoría que permite que los conceptos puedan estar reunidos en clases según su naturaleza, esto es, propiedad, entidad, proceso, etc. formando un todo armónico, pues reúne las facetas, sus clases y sub-clases. La cuestión de Categoría, aplicada a los Sistemas de Clasificación, fue desarrollada con un aparato filosófico sólido por Dahlberg en sus Ontical Structures and Universal Classification (1978aª), lo que permite decir que, en este sentido, ella da un paso al frente de Ranganathan. La Teoría General de la Terminología, a pesar de presentar un soporte teórico- metodológico para el establecimientos de las relaciones entre los conceptos, se limita simplemente a una clase de conceptos cuando se refiere al sistema de conceptos. Esto se hace evidente en el momento en que se relaciona el sistema con la presentación gráfica, de hecho, se puede decir que, en esta Teoría, lo que se llama de sistema es un sistema parcial, esto es, una clase.
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3.5 Definición y su Finalidad La definición es un elemento importante para entender el concepto y ubicarlo en un Sistema de Conceptos. La Teoría de la Clasificación no aborda la cuestión de la definición. En los tesauros tradicionales, ella es abordada solamente como un elemento que ayuda a entender el término. Está empleada, eventualmente, “en los casos de duda” en cuanto al significado del término, en el campo de Notas de Aplicación. Es la Teoría de la Terminología la que propicia la definición o status que ella debe tener en el proceso de fijación del concepto y de su posición en un sistema de conceptos. Los tesauros que se pautan en una base terminológica ya incorporan esta cuestión, haciendo referencia a la organización de un “nuevo” instrumento, en el que se reunirían un glosario y un tesauro en un único instrumento de representación y recuperación de la información, el Glosario. 4. Consideraciones finales Las teorías presentadas se ocupan de sistemas de conceptos, aunque con fines diferentes .A pesar de esto, existen bases teóricas capaces de perfeccionar el desarrollo de sistemas de conceptos, ya sea para la elaboración de instrumentos de representación/comunicación/ recuperación, ya sea para otros fines. La Teoría de la Clasificación Facetada da las bases para reunir los conceptos desde cadenas y series, pasando por las facetas, hasta la categorías. La Teoría General de la Terminología, a su vez, da prioridad a las cuestiones referentes a las relaciones entre los conceptos, además de dar las bases para un tratamiento terminológico, y no lingüístico, al término. Innova, aún, cuando considera a la lengua una perspectiva sistémica. La Teoría del Concepto, más allá de incorporar las bases teóricas anteriores, destaca especialmente la definición. Esta explicita las características del concepto y es utilizada como un mecanismo para poder ubicar el concepto en las clases, facetas y hasta categorías. El pleno dominio de estas teorías es esencial para realizar un trabajo más eficaz en el ámbito de la representación de la informa-
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ción, con miras a la recuperación. Pero como se puede observar durante el estudio, estas teorías tienen sus bases bien establecidas en otras áreas del conocimiento. Así, todo indica que el pleno dominio de tales teorías sólo se dará en la medida en que se continúen las investigaciones en el sentido de definir qué áreas son esas y qué parte de ellas es necesaria para el profesional de la información. 5. Referencias Bibliográficas Afnor NFZ47-100:1981. Régles d’ établissement des Thésaurus Monolingues 20 p. 1981 Aitchison, Jean (1970), The Thesaurofacet: multipurpose retrieve language tool. Journal of Documentation, v. 26, n° 3, p. 287- 203, sept. 1970. Aitchison, Jean (1972. Thesaurofacet: a new concepto in subject retrieval schemes. In: Wellisch, H. Ed. Subject retrieval in the seventies. Conneticut: Greenwood Publishing Company, 1972, p.72-98. Bhattacharyya, G. (1982). Classaurus: its fundamentals, design and use. Studien zur Klassification, n° 11, p. 139-148. 1982. Campos, Astério T. (1986). Linguagens documentárias. Revista de Biblioteconomía de Brasilia, v. 14, n° 1 p. 85-88, jan./ jun. 1986 Campos, María Luiza de A (2001). Linguagens documentárias: teorias que fundamentam sua elaboraçao. Niteroi, EdUFF, 2001. Dahlberg, I. (1978) A referent-oriented analytical concept theory of intertconcept. International Classification, v.5, n° 3, p. 142-150, 1978 Dahlberg, I. (1978ª) Ontical structures and universal classification. Bangalore: Sarada Ranganathan Endowment, 1978. 64 p. Dahlberg, I. (1993). Faceted classification and terminology TKE’93. Terminology and Knowledge Engineering. Proceedings. Cologne, Aug. 25-27. 1993. Frankfurt/M: Indeks Verlag, 1993. P. 225-234. Drozd, L. (1981). Some remarks on a linguistic theory. In Theoretical and methodological problems of terminology. Proceedings… Moscow, Nov. 27-30, 1979. Muenchen: Saur, 1981. P. 106-117. Dzhincharadze, A (1993). Le rôle de la terminologie lors de la création de bases de connaissances et de systèmes d’intelligence artificielle. In TAMA ‘92. TermNet symposium “Terminology in Advanced Microcomputer Applications”. Proceedings…Avignon, 5-6 June 1992. Wien: TermNet, 1993. P. 125-141. FID (1973). Committee on Classification Research, 1973.
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