La Argentina en el sistema mundo Desde sus orígenes, la Argentina organizó su territorio como resultado de la antinomia Buenos Aires y el Interior. En la época colonial, la economía de subsistencia permitió el desarrollo equilibrado del territorio. Pero, en la época de la economía agroexportadora (1860-1930) se rompió ese equilibrio y creció desmesuradamente la Región Pampeana, que producía cereales y carne para exportar. Argentina cumplía un papel importante en el mundo como productor de materias primas; las empresas extranjeras se encargaban de este desarrollo. Durante la etapa de industrialización se intensificaron las diferencias regionales y se consolidó el área metropolitana. La economía mundial había entrado en crisis: ya no vendíamos tantos productos agrícolas y ganaderos ni nos vendían productos manufacturados; nuestro país debió sustituir las importaciones fabricando lo necesario: ropa, alimentos, telas, electrodomésticos, automotores, etc. En la década del ´70 surgieron grandes emprendimientos; se construyeron obras de infraestructura como las represas de Chocón-Cerros Colorados, Salto Grande, Yaciretá, que intentaron crear polos de desarrollos locales. En la última mitad de este siglo, Argentina vivía un proceso económico independiente de lo que sucedía en el mundo. Ya para la década del ´80 la situación socioeconómica del país se había hecho insostenible; a ello se sumó la deuda externa generada en la época militar, que habían pedido créditos al FMI. Los cambios que el país se vio obligado a experimentar estuvieron marcados por la vuelta al estado de derecho y a la democracia. Pero la hiperinflación no dejaba crecer al país. En 1989 se abandonó el modelo económico de especulación imperante hasta entonces y se aplicó el plan de convertibilidad, que permitió mayor apertura económica y producción. Con esta política neoliberal, nuestro país pudo insertarse en el sistema mundo. En la actualidad, la política internacional de Argentina se basa en:
La integración en el Mercosur con un mayor acercamiento económico a Brasil y Chile. El acercamiento a los Estados Unidos, potencia capitalista. El cambio de postura en las Naciones Unidas con una recuperación de las relaciones con Reino Unido que estaban deterioradas desde la guerra de Malvinas. La reforma del Estado con las privatizaciones de empresas públicas y la posibilidad de ingresos de capitales extranjeros.
La política exterior trajo profundos cambios internos: nuevas localizaciones productivas, aprovechamiento más intensivo de ciertos recursos como la pesca y el petróleo, la reconversión de lugares industriales, cambios en el uso del suelo de la Región Pampeana, transformaciones en el sector agropecuario y agroindustrial, nuevas formas de organización empresarial, mejoras en las comunicaciones, el transporte y las redes de información que mejoran la competitividad. Este modelo económico estabilizó la economía argentina y provocó uno de los crecimientos más importantes de América Latina. Pero, todavía las barreras a las exportaciones, y los bajos precios de nuestros productos para exportar influyen negativamente en el proceso.
Las transformaciones macroeconómicas afectaron las economías regionales, que ahora deben orientar su producción hacia el mercado internacional. El campo está en crisis, pues debe aplicar nuevas tecnologías para poder exportar; lo mismo sucede con toda la producción primaria. Las áreas que eran tradicionalmente industriales, como Córdoba y Rosario, profundizaron la desindustrialización como consecuencia del aumento de las importaciones que compiten en forma desventajosa con lo fabricado localmente. Paralelamente surgieron nuevas áreas industriales con alta tecnología, favorecidas por promociones industriales que las liberan de impuestos por determinada cantidad de años; tal es el caso de Villa Mercedes (San Luis), Ushuaia y Río Grande (Tierra del Fuego). Allí, empresas privadas y multinacionales arman electrodomésticos y productos electrónicos con materiales importados. Este nuevo proceso, trajo profundos cambios sociales: destrucción de los puestos de trabajo y creación de otros, pero con una alta tasa de desocupación, caída del rendimiento del salario y consecuente aumento de pobreza. Se necesita un desarrollo educativo, científico y tecnológico que acompañe el cambio, disminuya la polarización, la exclusión social, la preponderancia del área metropolitana y el deterioro ambiental.