John Mayer, del soft rock a la música country

fue construido su repertorio añe- jo, pero no se deja llevar por poses, imitaciones ni caricaturas. Lucero encuentra lo que tiene que decir dentro de su propia ...
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espectáculos

| Jueves 19 de septiembre de 2013

música

Un lujo criollo hecho canción

Hernán Lucero, acompañado por un conjunto de guitarras Noches criollas. ★★★★ muy bueno. concierto: El cantor Hernán Lucero (voz) interpreta repertorio campero junto a invitados. músicos: Sebastián Henríquez, Sebastián Luna y Sergio Zavala (guitarras). invitados: Florencia Bernales y Pablo Fraguela. sala: Torquato Tasso, Defensa 1575. próximas funciones:

hoy y el próximo jueves, con Jorge Marziali y Omar Moreno Palacios,

respectivamente, como invitados de cada noche.

S

e podría decir que el espectáculo actual del cantor Hernán Lucero es una extensión de su última producción discográfica, Lucero, tangos y canciones criollas, que publicó el último año. Esto es cierto. Pero también es cierto que el estilo de Lucero se define en la canción criolla desde que empezó su carrera como cantante. Es en ese ámbito donde su voz se acomoda y después se pone en movimiento con mucha naturali-

dad. La canción criolla tiene varios estereotipos: desde Gardel hasta el resto de los nombres importantes que fueron contemporáneos al Zorzal Criollo. A medida que transcurre uno de sus conciertos, Lucero entra de a poco en la pilcha de ese personaje de otras épocas y de tono medio gardeliano. Pero lo singular de este cantor es que, más allá de un par de gestos y ademanes, su voz permanece firmemente aferrada a nuestros tiempos. Tiene un fraseo

marcelo gómez

que responde a la manera en que fue construido su repertorio añejo, pero no se deja llevar por poses, imitaciones ni caricaturas. Lucero encuentra lo que tiene que decir dentro de su propia garganta y eso es lo más valioso de su trabajo actual. Porque es lo esencial. El resto forma parte de lo que todo músico hace para hermosear su espectáculo y llevárselo al público. En la última placa que grabó, la importancia del piano fue decisiva. En cambio, en esta serie de actuaciones el acompañamiento es de tres guitarras. Ésa es su escenografía; una que no cambiará decididamente el paisaje pero que le dará distintos matices. El trío de guitarras que componen Sebastián Henríquez, Sebas-

tián Luna y Sergio Zavala se luce; tanto por los arreglos, justos para esta propuesta, como por la buena amalgama que construyen para que el oído tienda a escuchar un fino empaste entre las cuerdas. “Barrio reo”, “Betinotti”, “Pobre gallo bataraz”, “Barrio pobre” y “La mariposa” (no la de Maffia y Celedonio sino el estilo campero de Andrés Cepeda) fueron algunas de la partida que el cantor compartió sin estridencias. Porque Lucero no cae en recursos remanidos, ni exageraciones, ni poses canyengues, ni finales potentes (a menos que la canción lo requiera) para conquistar a su audiencia. Simplemente canta, con un estilo que supo pulir con el paso de los años. La invitada de su última actuación, Florencia Bernales, se puso a tono con esa estética. Primero sola y después con el anfitrión; juntos entregaron una muy bella versión de “Nido gaucho”. Más tarde llegó otro de los invitados, aunque éste parecía fuera de programa. Casi al final de la actuación se sumó Pablo Fraguela para inaugurar el último bloque criollo y para que Lucero cambiara un poco su manera de cantar. Así entabló un diálogo muy fluido con este pianista que fue, el último año, el que grabó en el disco Tangos y canciones criollas. Dos piezas añejas no fueron suficientes para el público, que no dejaba que el pianista abandonara el escenario. Fue por eso que el excelente dúo sacó de debajo de la manga otras muy buenas cartas, como “Rubí” y “El abrojito”. Para hoy está prevista la visita de Jorge Marziali; para el próximo y último jueves de este ciclo, la del cantor bonaerense Omar Moreno Palacios. Con ellos, y con el excelente trío de guitarras que lo acompaña en todo el ciclo, Lucero podrá volver a hacer gala de esos muy buenos (y sobre todo actuales) modos para interpretar la canción criolla.ß mauro apicella

Espíritu rocker, sensibilidad blusera

rodrigo puchen

John Mayer, del soft rock a la música country Visita. En su debut en Buenos Aires,

el músico estadounidense cautivó a sus fans

Hay algo mágico en los primeros encuentros. Una sensación de riesgo que nos sacude y nos deja la certeza de haber vivido algo distinto. Sucedió en la primera cita de John Mayer con el público argentino. Ante un Luna Park repleto, el músico norteamericano consiguió superar las expectativas de sus seguidores locales con Born and Raised World Tour 2013, el show con el que viene presentando el disco que da nombre a la gira y que también incluye temas del flamante Paradise Valley, su sexto álbum de estudio, en el que tuvo como invitada a Katy Perry, y desde luego algunos de sus mejores hits. Precedido por Phillip Phillips, el ganador de la última edición de American Idol, quien lo acompaña en esta gira y presentó un sólido set list con temas de su disco debut, The World From The Side Of The Moon, Mayer salió a escena cerca de las 22, después de que el público despidiera con un largo aplauso a su invitado, que entre otros aciertos vino a premiar una singular versión de “In The Air Tonight”, de Phil Collins, con impronta de rock indie. Con un look de ídolo country, como si acabase de salir de la serie Nashville, Mayer abrió su set con “Queen of California” y “Wildfire”, dos temas en los que lució sus dotes de muy buen instrumentista, su voz cálida y ese sello interpretativo en el que se fusionan el blues rock, la música country, el folk y el pop. Luego de ese puntapié inicial, y tras esbozar un tímido “muchas gracias” en su modesto español, continuó sin más con “No Such Thing” y “Paper Doll”. Acompañado por una banda impecable (integrada por Andrew Burton, Douglas Pettibone, Tiffany Palmer, Zane Carney, Aaron Sterling, Carlos Ricketts Jr. y Sean Hurley, éste un bajista que se llevó el reconocimiento del público), Mayer entregó un show de

algo más de dos horas. Cuando promediaba el espectáculo, decidió quedarse solo en escena para interpretar dos de sus grandes éxitos: “Your Body Is A Wonderland”, en la que dio pruebas de su sensibilidad para incursionar en la balada romántica, y una muy celebrada versión de “Free Fallin”, el clásico de Tom Petty, un momento algo más íntimo en el que recibió la compañía vocal del público. Casi sin grietas en su repertorio, al que incorporó temas desconocidos por quienes no están demasiado familiarizados con su obra, Mayer dio cuenta de su vocación por lo confesional en canciones del flamante Paradise Valley, como por ejemplo “Dear Marie”, en la que le canta a un viejo amor de la adolescencia: “Remember me?/ I’m the boy you used to love when we were 15/ Now I wonder what you think when you see me in a magazine/...Yeah, I got my dream, but you got a family” (“¿Te acordás de mí?/ Soy el chico que amabas cuando teníamos 15/ Ahora me pregunto qué pensás cuando me ves en una revista/...Sí, yo tengo mi sueño, pero vos tenés una familia”). Ya cerca de la medianoche, el chico de Connecticut se despidió con “Face To Call Home” y regresó al escenario para interpretar los bises de rigor: “Waiting On The World” y el hit “Gravity”, que resultó un broche perfecto para que Mayer desplegara un gran solo de guitarra que mereció una extensísima ovación, y durante el cual tomó inesperadamente la guitarra que desde la primera fila le ofrecía un fan, para soltar un riff en complicidad con el auditorio. Pese al frío y la lluvia, Mayer logró salir victorioso de su primer encuentro con el público argentino. Lo hizo sin apelar a grandes artilugios escénicos y descansando, como pueden hacerlo los buenos artistas, en lo que mejor sabe hacer. ß carolina amoroso

Arpeggio, una nueva frecuencia clásica radio y tV. La emisora es dirigida

por el músico Santiago Chotsourian “Música clásica, sensaciones nuevas” es el slogan que define a Arpeggio (FM 89.5), la nueva emisora dedicada a la música clásica dirigida por Santiago Chotsourian. Se trata de una nueva señal de música clásica, en la tradición de Amadeus y Radio Clásica, que se propone, de acuerdo con lo que enfatiza su director, convocar no sólo a los amantes del género, sino a todos, con una propuesta centrada en el disfrute y el discernimiento mediante una cuidada selección de la más significativas y bellas expresiones de la música sinfónica y de cámara, de la ópera y el ballet. Santiago Chotsourian, además de dirigir la emisora, tiene a su cargo también los comentarios de las obras. La emisora se puede escuchar por Internet (www.arpeggio.fm)

donde también se accede al detalle completo de la programación. Como novedad, Arpeggio tiene su reflejo en la pantalla ya que coexiste con Arpeggio 89.5, la primera señal de Televisión Digital Abierta dedicada a la música clásica, la ópera, la danza y las artes performáticas, en el canal 24.04 de TDA. La programación de Arpeggio, tanto de radio como de televisión, ya llega a Ecuador. Esto es, según señala Chotsourian, el inicio de un despliegue regional que aspira a constituir un sistema de divulgación y promoción de la música y los músicos latinoamericanos. De esta manera, a partir de ahora, en la ciudad de Buenos Aires coexisten dos emisoras de música clásica: la ya conocida Radio Nacional Clásica (FM 96.7) y la nueva Arpeggio.ß