CIENCIA / SALUD
Jueves 12 de marzo de 2009
I
BIOETICA Y UNA CUESTION CONTROVERTIDA
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Y EN LOS ESTADOS UNIDOS
Admiten el mayor fraude académico El anestesiólogo Scott Reuben confesó que todas sus investigaciones fueron fraguadas
FOTOS DE SERGIO PASQUALINI
Embrión de 16 horas de evolución
A las 72 horas
A los cuatro días
A los cinco días
Investigación con células madre: cuándo empieza una vida humana Según especialistas de varias áreas, no hay un límite claro y existen diferentes posturas NORA BÄR LA NACION El impresionante dominio tecnológico acumulado por la humanidad no nos ofrecerá vivir 200 años, pero cuando menos parece confundir los límites precisos que señalan el comienzo y el final de nuestra existencia. ¿Hay vida humana en el cuerpo de una persona con muerte cerebral, pero cuyo corazón sigue latiendo? ¿La hay en ese grupo de células en rápida multiplicación que conforma un embrión generado en el laboratorio? Las respuestas a estas preguntas pueden legitimar –o no– procedimientos como los trasplantes, en el primer caso, o, en el segundo, la investigación en células embrionarias, un área que en los últimos diez años atrajo el interés de los científicos porque, dada la cualidad de estas entidades de convertirse en cualquier tejido del organismo, permitirían desarrollar tratamientos para penosas enfermedades. La reciente decisión del presidente Barack Obama de levantar el veto impuesto en los Estados Unidos a estos estudios volvió a poner sobre el tapete la discusión sobre desde qué momento en la evolución embrionaria se puede hablar de un individuo, un sujeto de derecho. “En el mundo científico hay por lo menos cuatro teorías serias sobre el inicio de la vida –explica el padre Alberto Bochatey, director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina–. La primera dice que comienza en el preciso instante en que se unen un óvulo y un espermatozoide; la segunda, adoptada por la Organización Mundial de la Salud, afirma que comienza cuando el embrión se implanta en el útero materno
(aproximadamente al quinto día de la concepción); el informe Warnock [surgido de la comisión que estudió el caso después del nacimiento de Louise Brown, la primera beba «de probeta»] considera que sólo después del día 14 ese tejido que llama «preembrión» puede considerarse un individuo, y Alonso Bedate sostenía que esto ocurre después de la octava semana de embarazo, porque desde ese momento ya no hay formación de nuevas estructuras, sino sólo desarrollo, entonces ahí sí se puede hablar de persona. Yo, como bioeticista, estudio las cuatro teorías, pero como católico adhiero a la que afirma que comienza a ser en el momento en que el espermatozoide penetra en el óvulo y se gesta una vida humana en estado primigenio.” La Constitución (en virtud del Pacto de San José de Costa Rica) establece el derecho a la vida “a partir del momento de la concepción”. Sin embargo, si aún hay espacio para la discusión es porque, según afirman los legistas, ningún derecho es absoluto. “Cuando uno habla del estatus del embrión, no se refiere a un evento cromosómico o genético, sino a uno en el que confluyen desde la dimensión biológica hasta la filosófica, la ética y la legal –explica el doctor Mario Sebastiani, miembro del Comité de Bioética del Hospital Italiano–. Y si bien existe vida una vez que el huevo está fertilizado, eso no quita que podamos intervenir, porque ese grupo de células no es una persona, del mismo modo en que no lo es un individuo que tiene muerte cerebral.” Para el doctor José Alberto Mainetti, filósofo, médico y director del Instituto de Bioética y Humanidades Médicas de la Fundación Mainetti, hay dos concepciones contrapuestas:
Desarrollo El embrión comienza a gestarse cuando un espermatozoide penetra en el óvulo. A las 48 horas, tiene cuatro células; a las 72, ocho; a los cinco días, 150. Entre cuatro y siete días después de la fecundación, se implanta en el útero. En el curso de la tercera semana se forma el tubo neural, génesis del sistema nervioso. la genética, que es la que sostiene que la vida existe desde la concepción, y la epigenética, que afirma que el proceso embrionario va adquiriendo estatus humano y moral en forma gradual. “En 1978 [con el nacimiento de Louise Brown], el ser humano alcanzó un poder prometeico –dice–: sacó el huevo del nido, lo puso en la cápsula de Petri y lo manipuló. Eso abrió posibilidades insospechadas para la ciencia. Porque si bien ese grupo de células tiene la potencialidad de convertirse en un ser humano, sólo lo hará en condiciones adecuadas.” Y enseguida agrega: “Hoy, el comienzo de la vida es tan incierto como el final. Si tenemos en cuenta que el 70% de las personas fallecen en el hospital, la muerte ya no es natural, está intervenida por la medicina. Es una convención social.” La tarea del doctor Sergio Pasqualini, especialista en fecundación asistida y director médico de Halitus, es precisamente generar embriones para parejas que no logran un emba-
razo. Diariamente ve en su microscopio cómo evoluciona esa diminuta esfera de células en multiplicación exponencial. Opina que no tiene sentido hablar de un comienzo de la vida, “porque se sabe que de cada 1000 embriones que se generan, nacen 44 bebes; es decir que 956 quedan en el camino”. “Inexorablemente, en un tratamiento de fertilidad se congelan embriones que no se usan –explica–. Y pueden pasar distintas cosas: que la pareja se separe, que la mujer se muera, que no los quieran o no los puedan usar. Entonces hay tres opciones: dejarlos congelados para siempre, donarlos o descartarlos. Si no van a servir para originar un bebe, tal vez tenga sentido donarlos para que den una línea de células madre. Esta es la realidad.” “¿El embrión es un agente moral al que le conferimos derechos y deberes? –se pregunta Florencia Luna, directora del área de Bioética de Flacso–. Genética y biológicamente, pertenece a la especie humana, pero desde una actitud no enrolada en posiciones religiosas no es persona, sino un grupo de células con una potencialidad especial, del mismo modo en que cualquiera de nosotros tiene la potencialidad de ser presidente, pero no por eso recibe un trato presidencial. Esto mismo se evidencia en el trato que le dispensa la ley al aborto no punible: si el embrión tuviera la misma categoría que una mujer ya constituida, no se permitiría el aborto por violación. Incluso en los casos de abortos punibles, las penas son muchísimo menores que las de homicidio; es decir que la ley no le otorga a la muerte de un embrión el mismo rango que a la muerte de una persona.”
NUEVA YORK (The New York Times).– En lo que puede considerarse el mayor y más duradero caso de fraude académico, uno de los más prolíficos investigadores en anestesiología admitió que inventó muchos de los datos que sustentaban sus investigaciones, dijo un vocero del hospital en el que trabaja. El investigador, Scott Reuben, un anestesiólogo de Springfield Massachusetts, que trabajaba en el Baystate Medical Center, nunca realizó los estudios clínicos sobre los que escribió para 21 revistas científicas desde 1996, dijo Jane Albert, vocera del Baystate Center. La confiabilidad de docenas de artículos que escribió es incierta y la práctica común –respaldada en sus trabajos– de darles a los pacientes fármacos del tipo de la aspirina y medicinas neuropáticas después de la cirugía en lugar de narcóticos está cuestionada.
Paul Cirel, abogado del doctor Reuben, dijo que no podía discutir el caso. El gigante de la industria farmacéutica, Pfizer, respaldó mucha de la investigación de Reuben desde 2002 a 2007. Muchos de sus estudios hallaron que Celebrex y Lyrica, dos drogas de esa compañía, eran efectivas contra el dolor posoperatorio. “La investigación clínica independiente hace avanzar los tratamientos y mejoran las vidas de los pacientes –dijo Raymond f. Kerins Jr., vocero de Pfizer–. Como parte de esa investigación, descontamos que los investigadores independientes serán veraces y estarán motivados por el deseo de mejorar la calidad de vida de sus pacientes. Es muy desalentador enterarse de las acciones del doctor Reuben.” Las compañías farmacológicas frecuentemente contratan a médicos de familia para conducir estudios de medicinas ya aprobadas.
Pastilla y agenda ANTROPOLOGIA
DIVULGACION CIENTIFICA
PARIS (AFP).– El Hombre de Pekín, un Homo erectus descubierto en Zhukudian, cerca de Pekín, tendría 750.000 años, 200.000 más de los estimado inicialmente, según un estudio publicado ayer en Nature. Esto podría modificar las teorías actuales sobre las migraciones humanas en Asia.
Ya está abierta la inscripción para el curso de periodismo científico, presencial y a distancia, del Programa de Divulgación Científica y Técnica de la Fundación Instituto Leloir. Los participantes deberán ser graduados universitarios o terciarios. Informes: (011) 5238-7500
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El Hombre de Pekín
En el Instituto Leloir