Intervención MAB en la Junta de Accionistas del Banco Santander 30 de Marzo 2012 Buenos días señores y señoras accionistas del Banco Santander, mi nombre es Ivanei Maria Farina Dalla Costa y pertenezco al Movimiento de Afectados por las represas del Brasil (MAB). Agradezco la oportunidad de que se expresen aquí directamente las preocupaciones de comunidades afectadas por la construcción de una mega‐ hidroeléctrica en plena Amazonia Brasileña con el financiamiento del Banco. El Banco Santander ha apoyado desde 2008 hasta el día de hoy, la construcción de la hidroeléctrica de Santo Antonio, a escasos kilómetros de la frontera con Bolivia. Esta tiene lugar sobre el Río Madera, el segundo mayor río de la Amazonía. La construcción comenzó en agosto de 2008 el costo previsto se ha ido incrementando, alcanzando hoy 6'000 millones de Euros. Conviene recordar cuáles han sido los impactos de la represa de Santo Antonio, puesto que el Banco Santander tiene responsabilidad en lo ocurrido. Por ello, denunciamos lo siguiente: 1. La empresa habla hoy de 1.729 familias afectadas pero de acuerdo con el MAB, el número se acerca más bien a 5.000 familias. La empresa se niega a reconocer a un gran número de afectados. Solo 19,7% de las familias reconocidas como afectadas han sido reasentadas. El reasentamiento de estas familias NO ha sido realizado en consulta con las mismas y por tanto es sumamente problemático. 2. Se ha registrado una pérdida completa de la pesca en las áreas cercanas a la hidroeléctrica. NO se ha previsto indemnización para los pescadores, que son más de 3'000. Estas personas están en la completa miseria. 3. La total irresponsabilidad en la construcción de Santo Antonio implica que se produzcan daños no previstos. Se utiliza una tecnología experimental, se trata de turbinas bulbo que jamás antes habían sido usadas a gran escala. De hecho, se sobrecalentaron en el momento de su puesta en marcha y tienen problemas de funcionamiento. Además, en enero de 2012, al abrirse las compuertas de la represa, se han producido deslizamientos de tierra que han arrastrado al río las casas de más de 70 familias.
4. La deforestación e inundación en pleno pulmón el planeta, impactos en la flora y fauna nativas, interrupción del tránsito natural de peces y delfines de río, especies endémica de la zona. Además, la superficie de tres unidades de Conservación de la Biodiversidad se han reducido drásticamente por la inundación. 5. En Santo Antonio trabajan cerca de 20'000 personas que han denunciado desde el inicio la pésimas condiciones laborales, no solo en términos de los salarios, sino también de las normas de seguridad. Se han señalado accidentes (algunos mortales) que NO han sido reportados por la empresa. Desde el 20 de marzo de 2012 las obras están paralizadas por una huelga, es la cuarta vez desde 2008. 6. Impactos sociales y ambientales sobre territorios indígenas, para los cuales existen riesgos en términos de su supervivencia. 7. El riesgo de un conflicto internacional, puesto que, a pesar de que Brasil no lo reconozca, la construcción de las hidroeléctricas de Jirau y Santo Antonio afectará a Bolivia. Le advertimos que existe una red internacional de organizaciones de la sociedad civil, en América Latina, en Europa y en el propio Estado español que sigue muy de cerca este caso. Y no cesaremos en nuestro empeño hasta que responda el Banco Santander a nuestras demandas. Dígame, Señor Botín: • ¿Cuándo piensa retirar públicamente el Banco Santander su financiamiento de Santo Antonio? • ¿Cómo, concretamente, piensa asumir la responsabilidad del Banco Santander en los daños YA causados por la construcción de Santo Antonio? Gracias.