Importante premio científico para una antropóloga argentina

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CIENCIA / SALUD

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EL PRESIDENTIAL AWARD s PARA CLAUDIA VALEGGIA

Lunes 3 de octubre de 2011

RIESGOS Y OPORTUNIDADES

Importante premio científico para una antropóloga argentina Es el más alto honor que confiere el gobierno norteamericano a jóvenes investigadores Una investigadora graduada como bióloga en la Universidad de Buenos Aires, pero que actualmente se dedica a la antropología, acaba de recibir uno de los más altos honores para científicos jóvenes que se otorgan en los Estados Unidos. El presidente Barack Obama eligió a la argentina Claudia Valeggia, hoy docente de la Universidad de Pensilvania, como uno de los 94 ganadores de los Premios Presidenciales para Científicos e Ingenieros Jóvenes (Pecase, según sus siglas en inglés), el más destacado de los que confiere el gobierno norteamericano a investigadores que están en las etapas iniciales de su carrera. “Cuando me enteré de la noticia, me quedé sin palabras –dijo Valeggia al diario de su universidad–. Tan grande es el honor y el impulso para mis investigaciones...” La científica fue elegida por su trabajo en comunidades tobas y wichis del Chaco y Formosa, en particular sobre la interacción entre la biología y la cultura durante transiciones clave en la vida de las mujeres, como el ingreso a la pubertad y la menopausia. Valeggia se trasladó a la Universidad de California en Davis para realizar un máster, que obtuvo en 1995, y un año más tarde se doctoró en comportamiento animal en el Centro Nacional de Primates de los Estados Unidos. Allí, estudió la biología reproductiva y los efectos del contexto social en las interacciones entre machos y hembras en monos tití (Callicebus moloch). Su profesora de entonces, la doctora Sally Mendoza, la recuerda como una “de las mejores estudiantes” que le tocó dirigir y considera que su trabajo en las mujeres de Estados Unidos y América latina y Central es “asombrosamente importante”. Durante su estadía en el Centro Nacional de Primates, Valeggia desarrolló herramientas para caracterizar la neurobiología de la monogamia en monos tití, tecnología que luego pudo aplicar a sus investigaciones en las transiciones reproductivas humanas.

ARCHIVO

La papa, uno de los cultivos que deberán adaptarse al calentamiento

Impacto del cambio climático en cultivos Un trabajo que se da a conocer hoy propone estrategias para evitarlo o disminuirlo

Claudia Valeggia, durante su trabajo en comunidades tobas y wichis del Gran Chaco argentino Luego, Valeggia trabajó como investigadora posdoctoral en la Universidad de Harvard hasta 2005, año en que se trasladó a la Universidad de Pensilvania, donde analiza las interacciones entre la biología reproductiva y el contexto cultural: es decir, estudia cómo la biología y la cultura juegan un rol central en los patrones reproductivos de poblaciones indígenas de la Argentina y Guatemala.

Enfoque interdisciplinario También trabaja con mujeres de los Estados Unidos, lo que agrega un componente interdisciplinario que ofrece nuevos ángulos para interpretar los procesos reproductivos en poblaciones cuya cultura está cambiando aceleradamente. Los 94 investigadores seleccionados para recibir el Presidential Award fueron elegidos no sólo por la calidad, sino también por la originalidad de sus trabajos y por el

servicio que pueden ofrecer a la comunidad. El año último, Valeggia ya había recibido un subsidio quinquenal de la National Science Foundation. En la Universidad de Pensilvania ella dicta actualmente, junto con su marido, el profesor Eduardo Fernández-Duque, la materia Antropología 104, “El sexo y la naturaleza humana”. La última primavera boreal fue promovida a profesora asociada y recibió un cargo permanente en esa casa de estudios. “Mi investigación sigue un enfoque biocultural –explica la científica en la presentación de su página electrónica–: algunos de los tópicos que he explorado son los determinantes del retorno a la fertilidad posparto; la variación en los niveles hormonales reproductivos en y entre mujeres en relación con variables ambientales; los patrones de crecimiento y desarrollo en niños, y la variación en las

historias de vida de hombres y mujeres de poblaciones que experimentan drásticos cambios”. Valeggia también es presidenta de la Fundación Eco, de Formosa, que vincula a “biólogos, antropólogos, arquitectos, obstetras, contadores, y estudiantes de varias carreras unidos en el deseo de mejorar la calidad de vida de las comunidades del Gran Chaco, respetando la diversidad cultural y la biodiversidad de la región”. Desde esta organización sin fines de lucro, ellos promueven la educación, el desarrollo de las comunidades indígenas y la protección de los ambientes que habitan en el Gran Chaco argentino. A partir de sus estudios, Valeggia desarrolló programas educacionales para las comunidades indígenas, promovió el entrenamiento educativo y ayudó a los hospitales de la zona a determinar las elecciones alimentarias para los más chicos.

Productores del 11% de los alimentos que se comercializan en el mundo, los países latinoamericanos deberán anticiparse al impacto que el cambio climático tendrá sobre cultivos como la banana, la papa, el sorgo, el maíz y los porotos, según un informe que hoy da a conocer el programa de investigación sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (Ccafs). La obra Crop Adaptation to Climate Change (John Wiley &Sons, 2011) reúne trabajos de un equipo internacional de investigadores líderes y anticipa que el calentamiento global presentará riesgos, pero también oportunidades. “El desarrollo y, por lo tanto, la vulnerabilidad de la agricultura latinoamericana dependen considerablemente de la variabilidad climática, que hace difícil un pronóstico de los cambios posibles y sus impactos”, afirma el estudio. Los científicos indican que la consecuencia más directa en los rendimientos de los cultivos vendrá de las variaciones en temperatura y la precipitación. Pero también advierten que podría haber efectos indirectos provenientes de la incidencia alterada de plagas y enfermedades, aunque no necesariamente serán negativos. La papa, por ejemplo, un alimento

básico para millones de personas, es vulnerable al estrés de calor, que reduce el crecimiento de la planta y la formación de almidón, por lo que las temperaturas ascendentes podrían ser peligrosas. Los científicos consideran que el desarrollo y la distribución de variedades de papa tolerantes al calor podrían reducir el daño relacionado con el clima a cerca del 65% (7,7 millones de hectáreas) de la papa cultivada en el mundo. La polilla de la papa es también motivo de preocupación. Esta plaga podría extenderse hacia el Norte y hacia mayores alturas. Sin embargo, pasará lo contrario con el tizón tardío, la enfermedad más devastadora del tubérculo, que causó la hambruna irlandesa en el siglo XIX. Debido a los veranos más secos y cálidos, en algunas regiones probablemente se suprima la incidencia de esta enfermedad. Los datos sobre los impactos proyectados del cambio climático están disponibles en el sitio web de la recientemente creada Red de Conocimientos sobre Adaptación y Mitigación (www.amkn.org) y proponen estrategias de adaptación para más de una docena de cultivos –como papa, poroto, banana y yuca– de los que dependen miles de millones de personas.