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Febrero de 2016
@NuestraVozDOB
Nuestros Niños, cuatro décadas cuidando a los más pequeños
E
Darío López Capera n los años setenta, monseñor Bryan Karvelis era el párroco de la Transfiguración en Williamsburg, Brooklyn. En esa época Williamsburg era uno de los barrios más pobres de Nueva York. Muchos padres y madres no tenían personas de confianza que les cuidaran a sus hijos cuando ellos se iban a trabajar. La hermana Katherine Margaret Walsh, a quien todos llaman ‘hermana Peggy’, junto a una compañera de su congregación decidió comenzar a cuidar a los hijos de aquellos trabajadores. Así nació una pequeña guardería que con el pasar de los años se convirtió en “Nuestros Niños Daycare”. Con el paso del tiempo ha sido tanta la demanda —y la buena reputación de la guardería—, que hoy cuenta con tres sedes. “Nuestros Niños tiene tres locales: en Sur 4 hay 140 niños, el de Sur 2 es para 70, el de Sur 3 recibe 35 y el programa Family Child Care está capacitado para 200”, explica Miriam Cruz, directora ejecutiva de Nuestros Niños Daycare. Los padres de familia van al trabajo tranquilos sabiendo que sus hijos están en Nuestros Niños. Carmen Kemper deja a su hijo de 2 años en la guardería cada día. “Mi hermana y yo vinimos a este Daycare cuando éramos pequeñas. Estoy feliz, me siento bien, tranquila y relajada. Cuando lo dejo aquí le demuestran mucho amor, todo está muy limpio y organizado”. Sin embargo, ese panorama podría cambiar. Cientos de familias que dejan a sus hijos al cuidado de Nuestros Niños 1, la sede principal y más antigua, podrían estar muy pronto ante una crisis. “En Sur 4, el contrato de arriendo se venció en enero y la ciudad no había negociado un nuevo lease y nos dijo que el dueño no quería negociar”, explica la Directora Ejecutiva. ¿Por qué la ciudad debe negociar el contrato de arrendamiento con el dueño? Muy sencillo, la guardería pertenece a la ciudad de Nueva York. Si las negociaciones no llegan a un acuerdo, esta sede tendría que buscar otro lugar
para prestar sus servicios, lo que dificultaría a los padres de los 140 niños que asisten a la guardería llevarlos a un nuevo lugar probablemente más lejano. “Estamos aquí hace 40 años y esto afectaría muchísimo a la comunidad, porque si no pueden llevar a sus niños, entonces no pueden trabajar. ¿Cómo van a sostener a sus familias, cómo van a pagar su renta, medicina? Eso afecta a la comunidad”, explica Miriam Cruz. Según Miriam Cruz, el problema parece ser que el propietario del inmueble piensa que la ciudad está pagando una tarifa demasiado baja. A las tres sedes de Nuestros Niños asisten pequeños de origen hispano, polaco, alemán, indio, etc. En Nuestros Niños trabajan más de 60 personas. Aunque su
horario empieza oficalmente a las 8:00 a.m., comienzan a recibir niños media hora antes para ayudar a los padres que deben ir más temprano a sus trabajos. La jornada termina a las 6:00 p.m. Los niños reciben desayuno, almuerzo y merienda en la guardería. “Los padres siempre nos muestran su apoyo. Todos nuestros padres han cooperado. Yo he trabajado aquí por muchos años, pero la relación que tenemos con nuestros padres es como una familia”, comenta Geraldine Haywood, directora de Educación de Nuestros Niños 1. En esta la lucha no solo participan los directivos, trabajadores y padres de Nuestros Niños: ellos han contado con el apoyo del concejal Antonio Reynoso, de la congresista Nydia M. Velázquez y del abogado Martin S. Needelman. La comunidad y la guardería esperan que el esfuerzo de todos sirvan para mantener Nuestros Niños 1 en la sede que ha tenido por más de 40 años y así seguir ofreciendo sus servicios con tarifas cómodas que varían dependiendo de los ingresos de los padres y del número de personas que viven en sus hogares.
Fotos: Darío López Capera
Geraldine Haywood es la directora de Educación de Nuestros Niños 1.
¿Iglesia muerta?
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Rafael Domingo, EdD
La Iglesia muerta durante 1.500 años? Estoy hablando de la Iglesia Católica. Sí, no me he equivocado. Hablo de la Iglesia muerta durante 1.500 años. Y no estoy soñando. Pero me dirán que es una barbaridad; que es falso. Y muchas más cosas se podrían decir. Pero, ¿por qué lo menciona, si usted mismo reconoce esta gran mentira? Pues se lo explicaré. Si usted habla con algún protestante es muy fácil que le niegue la existencia de la Iglesia desde tiempos apostólicos en el siglo primero hasta el siglo XVI con la Reforma de Lutero. Quizá no te lo diga así de claro. Más bien emplean frases ambiguas, como si hubiera estado desaparecida, sufrió una gran depresión, estuvo reposando en las sombras de las catacumbas. No tuvo ninguna actividad. Pasó, por años y años, sin vida, cadavérica; como un muerto en estado vegetativo, mantenido solo por tubos, como se hace en la medicina moderna. Quizá muchos de nuestros hermanos protestantes no lo digan con estas palabras. Pero ciertamente, para ellos estos 1.500 años parece que nunca existieron. No están interesados en saber lo que pasó. No estudian este gran período, como si nunca hubiera acaecido. El año 1529 suena el despertador y surge la Iglesia, cuando varios príncipes y ciudades alemanas presentan la llamada Protesta de Espira al Emperador Carlos V. A partir de ese momento, se inicia un movimiento, fundamentalmente en Alemania y los Países Bajos, que dará lugar a la gran Reforma Protestante, capitaneada por el sacerdote Martín Lutero. Pero volvamos al tema de este artículo: ¿Estuvo la Iglesia desaparecida durante 1.500 años? ¡Pues no! Cristo, su fundador, la protegió, como había prometido, estuvo con ella y no se quedó dormido. Nos lo dice el evangelio de Mateo
Hace 33 años, Carmen era una de las niñas que asistía a Nuestros Niños Daycare. Hoy deja a su hijo cada día en la misma guardería. Ilustración: Rafael Domingo, EdD.
16,18: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Intentar explicar las actividades de la Iglesia durante tantos siglos es lo mismo que intentar meter las aguas del océano en un calderito, como cuenta san Agustín. Pedro y Pablo instituyeron a Roma como centro de la Iglesia. Surgen los famosos Padres Apostólicos, que conocieron a los apóstoles y trasmitieron su doctrina. Brotan comunidades cristianas en las costas del Mediterráneo. A lo largo de los años van surgiendo los concilios que definen los dogmas de la fe. Basta citar los de Nicea y Constantinopla, donde definen la divinidad de Jesús y del Espíritu Santo. En el de Éfeso reconocen a María como Madre de Dios. Y algo que aceptan los protestantes, los libros de la Biblia, fueron reconocidos en los años 393 y 397 por los concilios de Hipona y de Cartago, ambos en el norte de África. En palabras de hoy día, fijaron el canon del Nuevo Testamento. Es verdad que la Iglesia Anglicana reconoce como concilios ecuménicos sólo los cuatro primeros: Nicea I, Constantinopla I, Éfeso y Calcedonia. Pero no hace falta mencionar los concilios, propio de historiadores. Abra los ojos, visite las catedrales románicas y góticas en toda Europa. Extasíese frente a Notre Dame en París. Peregrine a Santiago de Compostela en España; o visite la bellísima Catedral de Colonia en Alemania y... ¡tantas otras! Todos estos monumentos son testigos vivientes de la presencia vigorosa de la Iglesia por tantos años. Por supuesto que no habría que olvidar los monasterios en el mundo del arte y de la cultura. Pero, ¿para qué seguir? Ciertamente, Jesús no ha dejado de protegerla. La Iglesia Católica ha estado presente durante más de veinte siglos. ¡Gracias a Dios!