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Domingo 16 de octubre de 2011
LA VIDA ECO
Ideal para despertarse
En un capítulo de la comedia neoyorquina Seinfeld, George le pregunta a Jerry por qué sólo tiene café instantáneo en la casa y él contesta: “El café de verdad lo compro en la calle”. Según la Organización Mundial del Café, en 2010 se consumieron 135 millones de bolsas de café. Cada una contiene 60 kilos, que alcanzan para llenar aproximadamente 6000 tazas. De Estados Unidos a Turquía, tomar café es uno de los hábitos más universales y el modo en que la humanidad consume cafeína tiene un inevitable impacto en el medio ambiente, en especial desde la aparición de las infusiones para llevar. En la Argentina, una de las costumbres europeas más visibles en las calles es la del café negro en pocillo. Pero el bar clásico como punto de encuentro y el cortado como respiro en medio del día laboral parecen correr peligro ante el crecimiento de las cadenas de cafeterías y los vasos descartables. Las charlas que antes duraban un cortado, ahora ocurren en las calles y los recipientes terminan en los tachos de basura en vez de en manos de un lavacopas. Estos vasos, adoptados tanto por cadenas de comida rápida como cafeterías clásicas, están hechos de
una multicapa de papel y plástico, y muchas veces vienen con una tapa también de plástico y un cobertor de cartón. “Estos recipientes no cumplen con las tres R ya que en vez de reducir generan un gran volumen de residuos, son muy difíciles de reutilizar, lo que hace que tengan un ciclo de vida muy corto y al ser multicapas son más difíciles de reciclar que los de papel”, explica la licenciada Carmen Arancibia, microbióloga y consultora experta en ambiente. Otro enemigo de la reutilización son los vasos blancos descartables que habitan tanto en las máquinas expendedoras de los quioscos como en universidades y oficinas. Por más que su color lo disimule están fabricados con un derivado del petróleo, el poliestireno, que también es usado en forma de bandejitas para trasladar carnes, quesos y vegetales en los supermercados. Sustentator.com, sitio argentino que se ocupa de concientizar sobre desarrollo sustentable, detalla que para producir un kilo de poliestireno se necesitan 1,17 litros de petróleo y 1,01 metros cúbicos de gas natural, y que al ser desechado se emiten 7,3 kilos de dióxido de carbono a la atmósfera. Además, más del 70% del poliestireno utilizado en el mundo no se recicla y termina ocupando espacio en basurales.
De a poco, tomar café, uno de los hábitos más universales, significa también cuidar el planeta. La clave, empresas que se comprometen en acciones sustentables, cultivos con conciencia del medio ambiente y cambios de hábitos de los consumidores
Siendo el segundo producto más comercializado del mundo después del petróleo, es importante que las empresas productoras de café se hagan cargo de los orígenes de su materia prima. Existen organizaciones que certifican que los granos sean sustentables como la UTZ (significa bueno en maya) y la Rainforest Alliance (Alianza para Bosques) con sede en Nueva York, que demostró que el cultivo de café a la sombra en plantaciones pequeñas es un refugio para la vida silvestre. La empresa suiza Nestlé, la quinta compañía más importante del mundo, según la revista Forbes, está comprometida con la conservación del suelo. Por eso va a invertir 423 millones de euros para fomentar la agricultura responsable, sin fertilizantes químicos. También, la cadena Starbucks, que hasta 2010 tenía 16.858 locales en todo el mundo, realiza campañas para contrarrestar el impacto de sus productos y hacer un negocio responsable desde el
programa Shared Planet. Sus pilares son el cultivo del café en forma ciento por ciento responsable, la reducción en el uso del agua, el desarrollo de un vaso reciclable para 2012 y, para 2015, esperan que al menos un cuarto de los vasos sean reutilizables. Desde hace tres años en la Argentina, además de donar tierra fértil para el jardín a quien la requiera en los locales y hacer un descuento a los que llevan un vaso reutilizable, en la empresa realizan acciones de responsabilidad social junto a las fundaciones Huésped, Juanito y Natalí Dafne Flexer. Más allá de las decisiones empresariales, desde el consumo cotidiano es aconsejable comprar el que se cultive más cerca, pedir siempre que sea posible la infusión en taza y asegurarse de dejar los recipientes descartables donde puedan ser reciclados. Tomar conciencia del impacto de esta costumbre diaria es cuidar el medio ambiente, aportando un grano de café a la causa.
Valentina Ruderman
AGENDA DE BOLSILLO NComprar café orgánico y en granos de una granja local. NUsar termos para llevar o vasos resistentes de aluminio.
NEvitar los vasos descartables en las oficinas teniendo cada uno su propia taza de cerámica que puede ser usada alrededor de 3000 veces.
NTomar el café en el local y en taza, el impacto se siente en la menor cantidad de agua que se gasta en lavar el recipiente y, de paso, al cuerpo le viene bien un descanso.
NUna buena alternativa, probar infusiones que se pueden plantar en balcones como el té de menta, jengibre, clavo de olor o cardamomo.
Más información International Coffee Organization. www.ico.org UTZ. www.utzcertified.org Rainforest Alliance. www.rainforest-alliance.org Sustentator. www.sustentator.com Forbes. www.forbes.com Starbucks Shared Planet. www.starbucks.com/responsibility Carmen Arancibia. www.carmenarancibia.com.ar
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