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ENFOQUES
I
Domingo 12 de abril de 2009
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Protagonistas
Eduardo Arcos, o las mil caras digitales
Escándalo y glamour en defensa de los animales
GASTON ROITBERG LA NACION
Luchador incansable y buscapleitos profesional, como suele presentarse, el activista Dan Mathews logró hacer de la lucha sin cuartel por los derechos de los animales una causa atractiva también para celebridades del mundo de la moda FLEUR BRITTEN THE SUNDAY TIMES
En 2004, en Milán, invadió la pasarela durante un desfile de Ferré vestido de cura y con un cartel que decía: “No matarás”
P
amela Anderson lo llama su marido gay; el rockero Morrissey, el “héroe estadounidense ideal”. Ha sido encarcelado tantas veces que dejó de contarlas. Y pese a la dura competencia, se podría decir que es la némesis de Anna Wintour, contra la cual libró una guerra de 14 años, en la que encabezó incluso una ocupación de la sede de Vogue en EE.UU. para repartir copias falsas de la biblia de la moda, rebautizada Morgue. Quizá usted nunca oyó hablar de Dan Mathews, pero sus andanzas –para la organización Gente por el Trato Etico a los Animales (cuyas siglas en inglés son PETA)– han llegado a los titulares a lo largo de 17 años, desde que se apareció en una convención japonesa de pieles como “desnudista”, lanzando la campaña de PETA conocida bajo el lema “Preferiría ir desnudo que usar pieles”. Mathews, que ahora tiene 44 años, consiguió el “trabajo de sus sueños” a los 20 años, como recepcionista de PETA. Desde la sede de la organización en Norfolk, Virginia, dice que no tenía “otra ambición que actuar en la lucha por los derechos de los animales”. Su cruzada es ahora la obra de su vida: es vicepresidente primero de PETA o, como prefiere decirlo, su “buscapleitos”. Sus “pleitos” incluyen, por ejemplo, el asalto a las pasarelas del desfile de modas Ferré 2004 en Milán, vestido de cura y sosteniendo un cartel que decía: “No matarás”. Mientras los agentes de seguridad lo arrastraban fuera del escenario, las católicas devotas entre el público saltaron a defenderlo, golpeando a los agentes de seguridad con los programas de la muestra enrollados. También está la vez que fue arrestado y enviado a un hospital psiquiátrico luego de hacer campaña por los derechos de los pollos en una sucursal de la cadena Kentucky Fried Chicken en París (creyeron que estaba loco). Se ha disfrazado de conejo, de portero y de zanahoria y se ha desnudado más veces de las que puede recordar. ¿Qué hacer con todas esas anécdotas? Publicar un libro, claro. Se titula Committedd: “A Rabble-Rouser’s Memoire. Llegará a las librerías de EE.UU. el mes que viene. Mathews, que hace poco fue incluido en la lista de los 50 Hombres y Mujeres Gay Más Poderosos de la revista Out, logró que PETA dejara de ser un grupo modesto dedicado a las verdades incómodas y se convirtiera en una de las más atractivas marcas que alguien pueda llevar: con más de dos millones de miembros en todo el mundo y nuevas sucursales inauguradas en Asia y Europa, PETA es ahora la mayor organización de defensa de los derechos animales del planeta. ¿Cuál es el arma secreta de Mathews? Además de la desnudez, la sangre falsa y las invasiones planificadas, buscó el apoyo de gente famosa. “PETA se convirtió por primera vez en una causa célebre cuando logramos que Christy [Turlington] se desnudara a comienzos de los 90”, dice. Y ahora los famosos se pelean por ser sus amigos. A fin de cuentas, ¿qué mejor manera hay de decir que uno es una buena persona que aparecer ligado a una agradable causa de defensa de los animales? Recién cuando Brigitte Bardot exigió la liberación de Mathews de una prisión francesa (nuevamente), luego de que asaltara la vidriera de pieles de Jean Paul Gaultier con carteles que decían “Muerte en Venta”, fue liberado (está en libertad bajo palabra en Francia e Italia). Tiene “trato personal” con Stella y Paul McCartney, Morrissey, Chrissie Hynde, Pink y Pammy. ¿Es muy amigo? A Chrissie le gusta ir a beber con él en “bares de onda”. Con Pink va a “patinar, ver cine y beber”. Y
Quién es Nombre y apellido: DAN MATHEWS
FOTOS, AFP
Edad: 44 AÑOS Activista provocador En los últimos 17 años encabezó todo tipo de campañas provocativas por las que, en algunos casos, terminó en la cárcel. En el camino logró la adhesión de numerosas celebridades. Rico anecdotario Acaba de compilar la suma de anécdotas relacionadas con su activismo en un libro: Commited. A rabble-rouser’s memoire, que próximamente llegará a las librerías de los EE.UU.
cuando Anderson está “entre hombres”, dice que están como unidos por la cadera: “Nos quedamos hasta las cinco de la madrugada viendo shows de TV estúpidos”. Mathews dice que Anderson es el “arma de destrucción masiva” de PETA. Incluso logró que se pusiera una bikini que simulaba una lechuga para su campaña vegetariana “Demos Vuelta la Hoja”. Ha tenido más éxito que Colin Farrel en cuanto a lograr que mujeres hermosas se saquen la ropa,
Activistas de PETA protestan frente a la embajada de Canadá en EE.UU. incluidas Naomi Campbell, Eva Mendes, Alicia Silverstone y Christina Applegate. Ahí está el secreto de su éxito y el de PETA. Mathews no es un militante irascible. Es cálido, carismático, incluso tolerante (sigue viéndose con Marc Jacobs, pese a que Jacobs le dijo: “La cirugía plástica no es linda de ver, pero mira los resultados”). El activismo y la celebridad, por supuesto, comparten el mismo ADN. Al fin de cuentas, la atención del público es la divisa del éxito. Mathews, que se define como “una prostituta de la prensa”, entiende lo que se necesita. “Por supuesto que sabemos que somos in-
Conectados
fantiles –admite–: hay que ser creativo para lograr la atención de la gente. Sería muy bueno que la gente basara sus decisiones en hechos, pero instantáneamente desvían la mirada de algo demasiado serio”. Con el instinto de un publicista para los slogans, el sensacionalismo y la cultura de las celebridades, Mathews logra seguir apareciendo en los titulares. Pero ¿de dónde viene su impulso para defender a los animales? Ni siquiera se considera un amante de los animales, y aun así acepta ganar un salario modesto y vivir con su madre y sus dos gatos en Norfolk, Virginia, una zona barata.
Se autodefine como emprendedor, tecnólogo, blogger, creativo, fotógrafo, geek y multitasker. Un obsesionado con Internet, la comunicación, el diseño, la música, el cine, la fotografía, las redes sociales por medio de la tecnología y su uso para mejorar la vida de las personas. Eduardo Arcos es el hombre de las mil caras digitales. Nació en Ecuador, vivió en México y ahora reside en Bélgica, pero pasa buena parte de su tiempo en Madrid. Hipertextual es su primer gran proyecto en Internet (aunque la creación de Bitacoras.net en 2000 dio un gran impulso a la multiplicación de blogs). Empezó en 2005 en su departamento en Ciudad de México y ahora es una gran red de 16 sitios (blogs) en donde más de 50 personas escriben a diario acerca de los temas que les interesan y los apasionan. Su Alt1040 es uno de los blogs líderes en español. “Se ha desmitificado mucho el ‘fenómeno blog’, al final hay que entender que es sólo una herramienta para publicar contenidos en Internet con una plataforma independiente, una herramienta que permite que a uno lo lean, crear conversaciones, ser parte de ellas y hacerlo con total libertad”, asegura este emprendedor de 30 años que considera a Internet un servicio básico, como la luz o el agua. ¿Cuáles son las tres cosas que un usuario de Internet no puede dejar de hacer? Arcos acepta el desafío de contestar breve: “1) Aprender: Internet es un lugar con conocimiento casi infinito, de cosas muy serias y de las tonterías más grandes; 2) expresarse: montar un blog o abrir una cuenta de Twitter toma 1 minuto, publicar un podcast toma 10 minutos y transmitir video en vivo y en directo no es complicado; 3) conocer personas: socializar en Internet es más fácil que nunca”. Es un defensor de lo que llama la “cultura libre” que, según él, responde a una necesidad imperiosa de cambiar algunas estructuras legales, sociales y económicas en la forma en que generamos y usamos contenido. “Antes de la popularización de Internet, las herramientas y los medios digitales, era muy difícil obtener, manipular y cambiar el contenido de otros, o exponer tus obras. Ahora, el acceso es sencillo, las jerarquías se vuelven irrelevantes y tenemos leyes de propiedad intelectual caducas, que no reflejan a la sociedad actual”, dice. Para Arcos, algunos confunden libre con gratis. “Vivir en una sociedad donde la cultura es libre es contar con valores más ricos, con conocimientos más extensos, con un mayor sentido del arte que nos rodea”.
Hogar pobre, refugio de gatos “Me crié siendo de clase baja”, explica Mathews. “Mantuve esa sensibilidad.” ¿Cómo mantiene las apariencias con sus amigos célebres? “En su mayoría también tienen sensibilidad de clase baja.” ¿De veras? “Seguro, ninguno de ellos nació rico, por lo que no los cambió. Pam dice que su bar favorito es el minibar”. Y Mathews encaja con todo eso: su padre manejaba un camión de reparto de pollos y administraba comedores; su madre convirtió su “pequeño departamento” en un refugio no oficial para gatos, ya que salvó “decenas y decenas de ellos” en su “vecindario venido a menos” de ser mutilados por chicos malos. Eventualmente los echaron por ello de su departamento, “pero yo pensé que éramos la gente más civilizada que conocía”. Era tan grato dar a un animal una vida decente. Pero, ¿amar a los animales? Hasta los perros lo molestan. “Simplemente no soy del tipo emocional”, dice. “Esta cuestión va más allá de los sentimientos.” Pero hay otro motivo. Resulta que salvar animales era una actividad para escaparse del ambiente de la escuela, donde lo matoneaban por ser un “gay gordo”. Eso llegó hasta tal punto que se convirtió en suicida. Poder defender otra cosa lo sacó de la desesperación: “Cuanto más aprendía sobre los alcances de la crueldad a los animales, tantos menos problemas consideraba tener. Que me pegaran no era nada comparado con lo que les pasa a los conejillos de indias en los laboratorios”. El haber sido perseguido por homosexual, dice, le dio el cuero resistente como para no darle importancia a las amenazas legales de alguien como Wintour. Por lo que, quizás a través de Wintour, Mathews se venga de los patoteros. “Son los mismos idiotas que son crueles con los animales”, dice. “Es siempre por inseguridad o ignorancia”. Pero Wintour no se va a dar por vencida. Desde que se inició la guerra con PETA, según Mathews, defiende abiertamente el uso de pieles. Pero PETA ha tenido éxito en otros ambientes. Calvin Klein, Vivienne Westwood, Ralph Lauren y Tommy Hilfiger dejaron de vender pieles después de la intervención de Mathews. Y Benetton, General Motors y Gillete abandonaron todas las pruebas con animales. Es tal el encanto de Mathews que, pese a haber invadido y causado destrozos en las oficinas de Klein en 1994, desde entonces se volvieron buenos amigos, y Mathews incluso llevó a Klein a un bar punk. “Klein me dijo hace unos meses –revela– que siempre debo atacar a la garganta en lo que a la moda se refiere. Son tan pomposos e insensibles que sacudirlos es lo único que puede funcionar con ellos.” Pero la pelota ya está rodando. Cuídense amantes de las pieles. Dan Mathews está decidido a todo.
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http://yesbutnobutyes.com YesButNoButYes.
Traducción: Gabriel Zadunaisky
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http://boston.com/bigpicture/ The Big Picture.
[email protected]
Más información. La versión completa de la columna, enlaces y otros contenidos multimedia www.lanacion.com.ar/diario-dehoy/ suplementos/enfoques
Los recomendados de Arcos
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http://cpluv.com Computer Love.
© LA NACION y The Sunday Times News Service
Terapia (arriba también se sufre)
Hoy, Nicolas Sarkozy DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION
Sarkozy: (Acostado en el diván, mirándose los zapatos.) ¿Usted qué opina? ¿Tan ridículo es que les haya agregado un par de centímetros a los tacos? Terapeuta: ¿Y usted qué piensa? S: (Se rasca la cabeza.) Me contaron que la semana pasada en Praga, mientras yo daba mi discurso, Obama le dijo al oído a Hillary: “Los franceses quieren volver a ser el centro del mundo. Pero tienen que entender que no cualquier petiso megalómano es Napoleón”. T: Bueno, usted empezó a querer marcarle límites a un presidente de EE.UU.. S: ¿Y por qué no? ¿Acaso soy menos que él? Obama se difraza de Gandhi pero hace su juego. Ahora para quedar bien con los musulmanes, nos pidió que dejemos entrar a Turquía a la Unión Europea. ¿No es gracioso que nos pida que integremos a los turcos el mismo país que todavía no sacó ni un solo ladrillo del muro de México?
(Resopla.) Con Merkel ya le dijimos que no. Que meter a Turquía a votar resoluciones de igual a igual con los europeos, no. (Guiñando un ojito.) Los franceses y los alemanes pensamos que es más práctico deportar a los turcos que vetarlos. T: ¿Sabe cuál es el único animal venerado indistintamente por faraones, reyes y presidentes de todas las culturas y países de todas las épocas? El chivo expiatorio. S: (Se queda en silencio.) T: ¿Qué piensa? S:... No le digo 10. Pero si yo midiera 5 centímetros más... T: Cinco centímetros no justifican una terapia. ¿O sí? S: (Se rasca la cabeza.) Mi popularidad se derrumba con la crisis. El desempleo sube, el descontento sube, los reclamos sindicales suben. Los analistas dicen que “Francia es la vidriera social de la crisis”. (patea la pata de una silla) ¡Los franceses siempre de moda! T: ... S: ... (Se señala la sien.) Mire. ¿Ve cómo
se me marca la arteria temporal? Yo tengo miedo. Pero Carla me tranquilizó. Dice que ella tiene experiencia. “Mi amor, acordate de Jagger y de Clapton. ¿Por qué va a reventar la arteria de un político de sesenta si no reventaron las de los rockeros de 60?”. T: Piense. ¿Qué es lo que más tenso lo pone? S: Ahora que EE.UU. está cuestionado, el mundo quizás esté dispuesto a escuchar a líderes de otros países. (Se para en la ventana, mirando para afuera.) Y siento que es mi oportunidad de decirle al mundo que aquí estoy. Que me escuchen. (Como si estuviera en el balcón del Eliseo dando un discurso.) ¡Hay que construir un nuevo orden financiero internacional! ¡Y para eso, hay que acabar con los paraísos fiscales! T: ... Ajá... S: (Se da vuelta y mira al terapeuta.) ¿Por qué me mira así? T: ... S: ... (Se pone colorado.) Yo tampoco me lo creo. No va a ser tan fácil expulsar del paraíso fiscal a Adán y a Eva... T: Creer que éste es su gran momento histó-
rico debe generarle mucha presión... S: Y en vez de valorar mis ideas, la prensa me persigue. Dicen que con tal de figurar, salí a dar un discurso borracho en el G-8. Que siempre trato de sobresalir y hago papelones. Que le doy palmaditas en la espalda a Angela Merkel queriéndome colocar encima de ella. ¡Me tienen cansado! T: ¿Y usted qué cree? ¿Por qué esa necesidad de sobresalir? ¿De llegar tan “alto”? S: (Camina nervioso.) ¿Qué me va a decir? ¿Que tengo que analizar mi infancia? ¿Si me afectó que mi padre haya sido un húngaro aristócrata venido a menos, que tuvo que venir a Francia, afrancesarse el apellido, y que después, cuando empezó a irle bien, nos abandonó? ¿Vamos a hablar de mis inseguridades adolescentes por mi baja estatura y porque mi familia era la más pobre de un barrio de ricos? T: Conocer la historia es una cosa. Pero saber qué quiere uno hacer con ella es otra. Usted, ¿qué quiere hacer?
S: (Se queda en silencio.) T: ... S: (Con los ojos húmedos.) Cuando salí elegido presidente de Francia, esa noche, soñé con Napoleón. Se me aparecía y me decía: “De metro sesenta a metro sesenta, te recomiendo que no desaproveches este momento. Difícilmente la vida te dé otra oportunidad así, para transformar en soberbia... ese espantoso sentimiento de inferioridad”. T: ... S:... ¿Qué pasa doctor? ¿Justo ahora se queda en silencio? T: Usted puede hacerle caso a ese sueño, y montarse en su soberbia como si fuera ésta un caballo y andar. Pero el riesgo es que se le desboque el caballo. ¿Y sabe qué? Ya no estamos en el 1800. La gente no está tan dispuesta a tolerar un caballo desbocado. Y además, ¡vamos!... no todo jinete es Napoleón. S: (se queda parado, con las manos en la cintura, mirando el piso.) T:... S: (pateando la silla) ¡Merde! T: Dejamos acá.