HACED DISCÍPULOS Por Erisbel R. Castañeda Pérez Momentos antes de partir a reunirse con el Padre, Jesucristo dijo: …id y haced discípulos… [Mt. 28:19], lo que se conoce entre los cristianos como la gran comisión. Puede afirmarse, con base en este mandato, que la evangelización es la razón de ser de la iglesia; sin embargo, no siempre respondemos adecuadamente a este llamado: con frecuencia sosegamos nuestra conciencia pensando que la gente no está dispuesta a ser evangelizada, culpando de nuestro fracaso a esta circunstancia. Jesús, en cambio, en una situación mil veces más difícil, hizo discípulos y comisionó a la iglesia para hacer lo mismo. Dios nunca nos invita hacer más allá de nuestras fuerzas. El hecho de que él mismo nos haya dado este mandato demuestra que, si respondemos al llamado, tenemos posibilidades reales para evangelizar a los perdidos. El hecho de que el hombre no pueda salvarse a sí mismo le resulta molesto a algunas personas, envanecidas en la ilusión de su autosuficiencia; sin embargo, este es un hecho cierto que más bien debería causarnos gozo, a partir de que sepamos que Jesucristo es nuestro salvador, el único que puede justificarnos totalmente y para siempre, con solo aceptarlo como Señor de nuestras vidas al morir por nosotros en la cruz. La sociedad actual, marcada por un desarrollo tecnológico sin precedentes, necesita que se le hable de Jesucristo y se le anuncie la salvación del evangelio --en un encuentro de persona a persona--; tarea que todos nosotros, como discípulos de Jesucristo, estamos llamados a cumplir guiados por las enseñanzas de Jesús y auxiliados por el Espíritu Santo (Hechos 4:20). Las alternativas de salvación que el mundo propone, vienen a resultar en soluciones superficiales, como puede comprobarse a cada paso. Ir a predicar constituye un honor; es un acto libre de la voluntad que nos permite testificar sobre la persona de Jesucristo y sobre la verdad del evangelio; es tomar parte en la obra de la restauración del reino, que ahora mismo Dios está haciendo para que lo compartamos con su Hijo y con quienes él añadirá (Hechos 1:6, 8). Este escrito es una contribución del grupo de autores evangélicos cubanos denominado “Pluma Evangélica”. Tiene su sede en Jatibonico, Sancti Spíritus, Cuba. Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.