Espectáculos
Página 10/Sección 4/LA NACION
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Sábado 7 de abril de 2007
Grabaciones La página de los discos
Gracias más que totales La obra de Spinetta, según sesenta artistas, en un álbum triple
MARCELO GOMEZ
Paola Bernal, al frente de su singular grupo
Folklore, hierbas y un laboratorio Muy bueno
✩✩✩✩ Recital de la cantante Paola Bernal (voz y bombo) en el ciclo Música de Acá. Con Gustavo Lorenzatti (contrabajo), Darío Iscaro (guitarra), Rafa Caivano (programación). El miércoles, en La Trastienda.
Lo valioso de ciclos como Música de Acá es que permiten que grupos o solistas hagan convergir en una serie de actuaciones varias propuestas con aristas muy diversas, pero de un parejo nivel de calidad. El último miércoles fue el turno de dos llegados desde Córdoba, la coscoína Paola Bernal y los santiagueños del dúo Coplanacu, que allí están radicados desde hace años. Aunque sin grandes novedades da gusto que cada tanto Roberto Cantos y Julio Paz (acompañados por un pianista y un violinista) se den una vuelta por nuestra ciudad para trae el sonido Coplanacu, su repertorio y ese ritual que se genera con temas como “Peregrinos”. Paola Bernal también trajo su sonido, que antes de llegar a su próximo disco, Pasionaria, fue sometido a una experiencia que no es la más común en la música nativa. La Bernal metió el folklore en un laboratorio. De ahí que este adelanto que en distintos escenarios esta haciendo poco se parece a su CD anterior, Esperando tu llegada. En realidad, uno y otro están perfectamente conectados por la manera de cantar y por el repertorio. La particularidad de las nuevas versiones es que suenan más de grupo que de solista. Bernal socializó su manera de elaborar la interpretación. Y lo más probable es que el producto final que lleva al escenario sea esa suma de trabajo conjunto entre tres socios que van de lo convencional hasta extremos que hacen que la música de raíz folklórica tenga un tratamiento que se podría utilizar en la electrónica y la electroacústica, en la música contemporánea y en los caminos de armonización del jazz. El contrabajo de Lorenzatti tiene una verdadera jungla entre sus cuerdas. De ahí puede salir un caballo bufando en la arremetida del arco o se pueden oír los barritos de un elefante en el glisando. Claro que en ningún momento el músico se
proponga pasear por un zoológico. Es, más bien, una asociación libre del cronista, tan libre como puede ser el tratamiento que los músicos le dan a algunas canciones como “Voy andando” y “Arriba quemando el sol”. Las programaciones de Caivano apuntan a un noise más urbano y en la guitarra de Iscaro, aunque la parte tímbrica está desarrollada, el trabajo principal es armónico. Utiliza con frecuencia intervalos jazzísticos, aunque hay que aclarar que toda la gestualidad puesta en función de las canciones es ciento por ciento folklórica. Y aunque la voz de la protagonista se despegue por encima del resto como una capa sonora diferenciada, todo transcurre en la misma dirección y sentido. Nada tiene que ver con lo que hasta ahora se conoce como fusión, como proyección folklórica ni como el hoy muy de moda toque electrónico que se le da a la canción de autor. De todos modos (aunque estas versiones puedan ser las definitivas para publicar en un nuevo disco), hay que decir que por momentos parece un trabajo en proceso. Los instrumentistas tienen la tarea más dura. La cantante, en cambio, tiene una seguridad para apuntarles a las notas que, a veces, hasta se da el lujo de oscilar la afinación a propósito, como si fuera una bagualera. Se planta magníficamente entre la voz agreste y la trabajada. Incluso puede arrancar con temas como “Cantos de San Pedro”, donde transita sobre melodías tritónicas, típica del norte andino, pero apoyada en sólo dos. El cancionero se desarrolla en dos líneas: las canciones propias o de autores cercanos a la intérprete y las versiones de temas que son más o menos conocidos. Además, durante el show quedan perfectamente diferenciadas piezas como el clásico “La López Pereyra”, con el romanticismo de un bolero, que es de la anterior producción discográfica y el repertorio nuevo salido del laboratorio. Lo interesante es que la cantante preserva la belleza indestructible de ciertas composiciones para que sus socios operen a partir de una tarea que lleve a todos a una nueva instancia musical.
Mauro Apicella
Al flaco... dale gracias es sin duda un buen título, porque remite al rock, y porque cita un tema del homenajeado, Luis Alberto Spinetta. Un disco que se diferencia de otras empresas similares que han proliferado en estos últimos tiempos en que el rock local decidió mirar su historia. Se distingue del que Sony/BMG hizo sobre los temas de Calamaro (que apuntó a artistas conocidos y a una proyección internacional), pero también de Al maestro con cariño, el compilado del mismo sello que contiene temas de Spinetta grabados por otros artistas con anterioridad. Una recopilación de material de archivo, en definitiva. Al Flaco... es, en cambio, una empresa ambiciosa y hecha a pulmón desde un programa radial marplatense. Con una muy buena presentación, el álbum no sólo es triple sino que viene en una suerte de libro/carpeta que incluye lista de temas, pinturas o ilustraciones –en su mayoría realizadas por artistas plásticos marplatenses, aunque también hay colaboraciones de, incluso, otros países– acompañando a cada uno, frases extraídas de canciones como pie de página y textos alusivos de periodistas. Todo muy cuidado. Y para cuidar. Los más de sesenta tracks, a cargo de otros tantos artistas, presentan las muchas caras que Spinetta ha ido revelando a lo largo de las cuatro décadas que lleva su carrera. Así, además, claro, del gran placer que significa escuchar tantas canciones del Flaco (¡tantas buenas canciones del Flaco!), está el plus de redescubrirlas en versiones que las abren nuevos ángulos musicales mientras que otras las recrean con una fidelidad casi religiosa. Así, el gran arco de composiciones y versiones incluye la electrónica casi lounge que se cuela en “Elementales leches”, según el grupo Xámpari; Los Natas, un trío que fácilmente hace suyo el espíritu libertario de aquellos años en una alucinada entrega de “Amamé Peteribí” y su ex compañero de Almendra en la versión instrumental de “Mi sueño de hoy”. Leo García recita y entona las palabras sueltas pero deliciosa y extrañamente conectadas de “Por”; María Eva Albistur, junto a Javier Malosetti y Fernando Samalea hacen cabalgar, casi galopar, a “Los libros de la buena memoria”; Valle de Muñecas recobra el bello y antiguo “Hoy todo el hielo en la ciudad”; Lisandro Aristimuño entrega una bellísima “No te busques ya en el umbral”, con fragmentos del mismo Spinetta de un concierto en Obras; “Jugo de lúcuma” se enrarece con vientos, cuerdas y fragmentos casi de big band; Tom Lupo recita “Dale gracias”; Javier Malosetti, Oscar Giunta y Hernán Jacinto llevan al terreno de la casi improvisación instrumental a “Para ir”; el trío No Lo Soporto eligió “Ella también”; el grupo Mad hizo un buen rock de “Me gusta ese
Miguel Bosé acompañado por famosos Quince artistas para el nuevo CD
ARCHIVO / AZNAREZ
tajo” con una intervención del “Yer Blues” beatle y Tomás Gubitsch le da acento más tanguero a “A estos hombres tristes”. Hay al menos una canción de cada disco del Flaco, desde las primeras composiciones de Almendra hasta su último trabajo, Pan, y hasta Only Love Can Sustain, el disco de 1980, con Vilas y en inglés.
Hay, faltaba más, presencia internacional. Entre otros, aportan la uruguaya Samantha Navarro (“Cada luz”); Jade, seudónimo de Juan Carlos Abella, un colombiano que considera a Spinetta una de sus mayores influencias y que, en 2005, editó un álbum en su homenaje, Desatormentándonos. Desde España llega Caballero Reynaldo (alias de Luis González) con un “unipersonal” de “Algo flota en la laguna”, un “Durazno sangrando” que se acerca al reggae de Fernando Guirao de Gregorio y una versión atravesada de folklore del inédito “Covadonga”, de Alejandro Blasi (artista plástico argentino radicado allí que también contribuye con una obra para “La herida de Paris”) y Diego Blanco, entre otros. Y hay poemas leídos, y hasta aparece Tangalanga. Lo que no es fácil es tenerlo, aunque tampoco imposible. En Mar del Plata se canjea (se hizo a beneficio de un comedor infantil), El resto del país debe solicitarlo al blog www.alflacodalegracias.blogspot.com y el mail:
[email protected].
Adriana Franco
Tracks / Novedades discográficas ■ Otro Sgt. Pepper’s. Bandas como Oasis, The Killers y Razorlight serán las encargadas de grabar una versión del disco clásico de The Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band para celebrar el cuadragésimo aniversario de la publicación de aquel hito de la música popular. Según informó ayer la cadena británica BBC, que emitirá la grabación, también participarán en el proyecto James Morrison, The Fratellis, Travis y Kaiser Chiefs, entre otros artistas. Al parecer, fue el cantante y activista contra la pobreza Bob Geldof
quien tuvo la idea de recrear uno de los discos más aclamados del cuarteto de Liverpool. Los organizadores, apuntó el periódico, desean contar también con la banda irlandesa U2 y Paul McCartney, quienes interpretaron en 2005 la canción que da título al disco en uno de los conciertos del megavestival “Live 8” contra la pobreza en Africa celebrado en Londres. Además, la nueva versión se grabará con los antiguos equipos analógicos que se conservan en los históricos estudios londinenses de Abbey Road.
■ The Police con nuevo disco. Otros que planean volver a los
estudios de grabación son los músicos del trío The Police. Claro que en su caso sería para registrar un álbum propio. Además del regreso de la banda a los escenarios con una gira programada para este año, el guitarrista Andy Summers afirmó en Londres que planean tocar en vivo “algunas canciones nuevas”, para incluirlas en un nuevo álbum.“Si nos va bien con estos conciertos, estamos planeando lanzar nuestro sexto álbum”, dijo el guitarrista.
Al cantante español Miguel Bosé se le da por acentuar sus opiniones y acciones referidas a lo político y lo social. Antes de cruzar a América para promocionar su nuevo disco, con el que festeja 30 años de carrera, se manifestó en contra del muro que el gobierno norteamericano quiere construir en la frontera de los Estados Unidos con México. Además, anunció que en noviembre piensa unirse a los conciertos masivos de la Fundación América Latina en Acción Solidaria (ALAS) a la cual pertenece junto con artistas como Shakira, Alejandro Sanz, Juanes, Ricky Martin, David Bisbal, Diego Torres y Juan Luis Guerra, entre otros. Pero hay que decir que a lo largo de su carrera ha sabido explotar cierto glamour y ha construido además de una voz, un personaje de sí mismo con la música y el cine. Para festejar este aniversario no pensó en una gran fiesta, eso lo hace cualquiera. Prefirió grabar un disco de duetos con la plana mayor de los artistas latinos más populares del mercado de la música, alguna estrella pop de otras décadas y modelos o actricescantantes en ascenso. Y para seguir haciendo alarde de convocatoria, dejó la última pista, como si fuera un bonus track, para la voz de Michael Stipe, el cantante de R.E.M. Papito se llama su disco y en la portada trae pintado un retrato de Bosé con tatuajes, en brazos y hombros, de las caras de los 15 artistas que participan. La lista, sin orden de prioridades sino según van apareciendo sus voces en el disco, se conforma así: Julieta Venegas, Shakira, Ricky Martin, Juanes, Alaska, Amaia Montero, Paulina Rubio, Laura Pausini, David Summers, Bimba Bosé, Ivete Sangalo, Leonor Watling, Sasha Sokol, Alejandro Sanz y el señor Stipe. El CD arranca bien con la gracia de Julieta Venegas y las frases de “Morena mía” cantadas por Bosé desde lo más bajo de su registro. En general, el arreglo de cada tema parece tener bien presente de antemano a los invitados (incluso con Alaska el protagonista hace todo un viaje a los ochenta con aquel “Amante bandido”) aunque, sin duda, haya algunos dúos más logrados que otros. Lo llamativo de este trabajo es que a pesar de haber tantas variantes interpretativas, en general las orquestaciones están alineadas con el trabajo que Bosé viene realizando en los últimos discos. Lo diferente es el inmenso trabajo de producción. Otro gesto de ostentación son las cifras que aparecen en el CD sobre la realización de este compacto. Según dice el texto, para las 15 canciones se necesitaron 10 meses, 80 mil kilómetros recorridos en avión, 152 habitaciones de hotel, 38 coches de alquiler y 2977 pistas digitales grabadas en 19 estudios diferentes de 8 ciudades. Allí trabajaron 7 productores y 14 ingenieros de sonido.
Mauro Apicella LA COMPACTERA
Libre
Inmediaciones
Otros ojos
Marikena
Horacio Banegas
La trunquera trío
Marikita Montes, Si un hijo quieren de mí, Cuando un amigo se va, Antes y después, Aunque lágrimas nos cueste, Sudamérica, Anímate, Ya voy, y otros (Trova)
Identidad, Hermana sol, Sueño de amor, Elegía para mi pueblo, Llevame chacarera, Guitarra de sal, y otros (DBN)
Para un amanecer, Zamba del pañuelo, Décimas, Casamiento de negros, y otros (edición independiente)
De la vigencia de Marikena Monti y de la actualidad de muchos de sus clásicos dan testimonio sus shows, como el reciente y muy aplaudido Retrato en blanco y negro. No cabe, pues, sino celebrar la reedición de este retrato de la época en que la Flor de Lis de la nueva canción –según el humor inefable de Jorge de la Vega– aún padecía el complejo de Edith Piaf y ponía el acento en lo social, aunque no se limitaba a la protesta, ya descartaba la solemnidad y sabía tomarse el pelo a sí misma. Por eso, y porque es bueno recuperar joyas como “Antes y después” o “Ya voy” (“J’arrive”), de Brel, entre otros. Quizá Marikena no era una artista tan completa como ahora, pero este registro de 1974 rezuma el espíritu de aquel tiempo en que la efervescencia creativa de los 60, el Di Tella, Betty Friedan, y la utopía no eran aún motivo de nostalgia.
Entre el monte y la ciudad, el santiagueño Horacio Banegas desarrolló una obra contemporánea, que para los tradicionalistas es moderna y para los modernos tradicionalista. Su música de raíz está siempre en ese punto medio de inflexión, como un puente entre una generación y otra. Su nuevo CD no es sólo una muestra de ese folklore santiagueño que tiene tradición y quema chacareras en tiempo futuro –urbano y eléctrico– sino que es un tratado contemporáneo del arte de su región. Además de las trece canciones el álbum trae un track interactivo con textos, video arte y fotografías, al mejor estilo de los creadores brasileños, que suelen acompañar sus obras de ensayos reflexivos. Quizás el mayor aporte de este disco sea la capacidad para reflexionar alrededor de la estética santiagueña en medio de ese remolino de baile, visceralidad y latir de bombo.
La formación de este grupo (bajo, percusión y voz) sin ser original resulta muy poco habitual dentro de la escena musical de raíz folklórica. El formato fue el primer riesgo asumido por este grupo y el punto de partida para comenzar un recorrido. Buena parte de la responsabilidad es del bajista Martín Boffi: no tentarse con solos, no caer en la monotonía, esmerarse en las armonías. Hay algunos excesos, pero son mínimos. La presencia del instrumento, que es decisiva en la estética de este trabajo, no opaca a la percusión ni a la voz delicada de Laura Maglione, que queda muy bien expuesta y resuelta en la tesitura que transita. Tal vez por eso el trío alcanza un agradable equilibrio en piezas del repertorio más tradicional (“Zamba del pañuelo”, “Bajo el sauce solo”) y de las generadas en las últimas dos décadas.
Fernando López
Gabriel Plaza
Mauro Apicella