Girasoles de Sangará, campo que mira el sol

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Turismo

Domingo 10 de mayo de 2009

FEDERICO CASTRO OLIVERA

Por Silvina Beccar Varela

Todo el santoral

La casa de estilo colonial, donde también se realizan fiestas

   

  







  

    

 



  

   

el penetrante olor a incienso y la música sacra de fondo que uno no sabe a qué tipo de museo ingresó. Sin embargo, la pasión de Claudio al explicar cada objeto, muchas veces donado por los vecinos capillenses, contagia su entusiasmo por esta mezcla que va desde piezas de arte hispanoamericano bellísimas hasta objetos de devoción popular del siglo XX como un souvenir largavistas miniatura que se repartía en la basílica de Luján, una pintura digital, una cruz que se convierte en lápiz al accionar una palanca y aromatizadores de ambiente con la imagen de San Expedito, pasando por un hueso de Santa Maravillas de Jesús y un tablero de ajedrez hecho en tagua con las iglesias de América del Sur y un Cristo envuelto, literalmente, en la corteza de un árbol. La mezcla es ecléctica. “El museo, que destina parte de lo recaudado al Hospital San José y con el resto custodia el pasado para contribuir al presente y al futuro –la entrada cuesta $ 7–, busca salvar la identidad argentina: al árbol no se le puede cortar las raíces”, dijo este capillense por elección defensor del patrimonio histórico que también brinda charlas y conferencias. Lerena comenta que éste es el pueblo bonaerense que más ha conservado su arquitectura antigua porque “restaurar no es embellecer”, concluyó. Un pueblo donde, al decir de los capillenses, lo eterno se percibe en el aire; donde la vida, como escribió Juan Rulfo, “... se ventila como si fuera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida”.

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angará en guaraní quiere decir tristeza, melancolía. Y eso fue lo que sintió Pablo Pratts al dejar la estancia donde pasó sus mejores años en los esteros del Iberá, Corrientes. Pero este sentimiento no le impidió llegar a Capilla del Señor, enamorarse de los girasoles –con su significado ligado al renacer– y fundar la chacra Los Girasoles de Sangará “en una lomada con aire de campo”. Los domingos los turistas ingresan a las 10 hectáreas que conforman el predio con pileta, cancha de fútbol y volley, caballos, ovejas y vacas para la producción de leche, y se encuentran con un terreno

DATOS UTILES L Los Girasoles de Sangará:

domingos campestres, de 11 a 19, $ 80 por persona con almuerzo y merienda incluida sin bebidas ni cabalgatas. La habitación cuesta 300 pesos por persona en base doble, con desayuno. Hoy, concierto de bossa nova y el 7 de junio, concierto de jazz. Se puede llegar a las 16 y abonar $ 60 por persona. (15) 5249-2812, En Internet, www.girasolesdesangara.com Informes L Dirección de Turismo de Capilla del Señor: Rivadavia 506; 02323 491347. Allí es posible comprar un CD de circuitos turísticos autoguiados para pasear por el pueblo y conocer su historia desde el auto. La Escuela Nº 1 Bernardino Rivadavia creada en octubre de 1821, la iglesia parroquial de Exaltación de la Cruz, la plaza San Martín, el cementerio, El Mirador y el Museo del Periodismo Bonaerense entran dentro de este circuito.

quebrado con vista al verde infinito ya que los vecinos de Los Girasoles son campos en producción. Ladran los perros –Pratts se desvive por ellos– y brilla el amarillo de la casona de estilo colonial con galería y techo de chapa que además sirve de salón de eventos para empresas y casamientos el resto de los días. Las mesas para la comida están dispuestas bajo los árboles, con vista a los hornos de barro de 1917, de donde sale infinidad de manjares. Hay otra casa donde vive el anfitrión con dos cuartos en el primer piso con las comodidades suficientes como para alojar a cuatro personas. Se usan para aquellos que quieran tomar la salida de vuelos aerostáticos a la mañana bien temprano o con el crepúsculo, emprendimiento vecino a lo de Pablo, o para los que se quieran quedar allí un fin de semana. “En Sangará todo mira al sol y aun se puede experimentar el silencio”, cuenta Pratts, que atiende personalmente a no más de cincuenta personas por domingo. El día comienza a las 11 con la recepción en el campo y su recorrido. Luego viene “la ceremonia de la comida, que incluye bruschettas de pan de campo, empanadas de cebolla y queso y carne, brochette de pollo con verduras asadas al horno de barro, asado de vacío a la parrilla con ensaladas y postre”. Por la tarde se puede descansar en las hamacas paraguayas, recorrer el campo, andar a caballo por el predio –las cabalgatas más largas se arreglan de antemano ya que hay 400 km de caminos de tierra que rodean a Capilla–, bañarse en la pileta debido a este calor que no se va y merendar con pastelitos y tortas fritas.

LA NACION/Sección 5/Página 5