POLÍTICA | 9
| Lunes 3 de noviembre de 2014
Franco Moccia, el “arma secreta” de Macri y Larreta
control. Mano derecha del jefe de Gabinete porteño, vigila el
avance de obras clave para 2015 y disciplina a los ministros Jaime Rosemberg LA NACioN
El teléfono suena una y mil veces, llegan y llegan llamadas, mails y mensajes de texto. El interlocutor es siempre el mismo: el jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta, mano derecha de Mauricio Macri y candidato lanzado para ser su sucesor a partir de diciembre de 2015. Franco Moccia, el receptor de las llamadas, está acostumbrado. Desde hace tres años es, en silencio, el subsecretario de Planeamiento y Control de Gestión del gobierno porteño, un virtual “ejecutor” de las directivas de Rodríguez Larreta, que hoy reparte su preocupación entre el día a día del gobierno y su indisimulado deseo de gobernar la ciudad. Para tranquilidad de su jefe directo (y también de Macri), Moccia revisa todos los días el “tablero de control de gestión”, una planilla en la que puede verse el estado de cada una de las obras en ejecución del gobierno porteño. Tiene, por estos días, mucho más cuidado que nunca: será en 2015, en coincidencia con las elecciones porteñas y nacionales, cuando el líder de Pro concrete inauguraciones clave, como el Metrobus del Sur, estaciones y conexiones de subte, varios pasos bajo nivel u obras pluviales. La tarea de seguir a los ministros y, de vez en cuando, “retarlos” por algún atraso en la ejecución de la obra (marcados en el tablero con un semáforo en rojo) es tarea de Moccia, un hijo de inmigrantes italianos que pasó más de 20 años en el Citibank, en el que llegó a ser presidente en filiales de varios países de América latina. Antes había trabajado tres años en Techint. En 2010 se incorporó a los equipos de gobierno del macrismo. A veces, la tarea de disciplinar a los ministros lo deja expuesto a sus enojos. Él lo toma como parte de su rol: “Consensuar. Es la única forma”, dice. ¿Cómo piensa la mano derecha de la mano derecha de Macri? “No creo en la oposición entre gestión
Del Citi a la arena política
franco moccia planeamiento y control caBa
De larga trayectoria en el Citi, se incorporó al gobierno porteño en 2010. Desde su cargo lleva el control de las obras públicas y establece prioridades con el objetivo puesto en las elecciones. Su nombre suena como próximo jefe de Gabinete porteño
y política. La política sin gestión es inútil, y si gestionás sin política no ganás las elecciones”, dice Moccia en su despacho, a media cuadra de la sede de Bolívar 1. Reconoce que fue un aprendizaje volcarse a la función pública luego de ocupar altos cargos en el Citi. “Como dice Mauricio: de un buen gestor se puede hacer un buen político. Al revés es más difícil”, sentencia. Rodríguez Larreta lo define como “metódico, seguidor, dinámico”, y le tiene “total confianza”. Además del control de las obras, Moccia tiene a su cargo áreas como la mudanza del gobierno a Parque Patricios (prevista para el mes próximo) y el “ranking” de obras a ser incluidas en el presupuesto 2015, aprobado junto con el titular de Hacienda, Néstor Grindetti. También se ocupa de “reorientar el gasto” porteño y del proyecto “Go-
bierno 2030”, destinado a “pensar” políticas para la ciudad en reuniones con vecinos. En ese último proyecto, Moccia demuestra un interés que va más allá del “muy buen técnico, racional y eficiente” que es, según varios ministros. “Quiere levantar el perfil. Pero le falta un poco más de calle, no todo es organización y eficiencia”, lo critican desde el gabinete y el Congreso dirigentes del área política de Pro. Admirador de los presidentes Domingo Sarmiento y Julio A. Roca (“en su gestión se triplicó el territorio y se cuadruplicó la población”, se entusiasma), Moccia es considerado por dos ministros “número puesto” para ocupar un cargo en el eventual gabinete de Rodríguez Larreta. “Mi trabajo es que Mauricio sea presidente; la Argentina tiene posibilidades de volver a organizarse y construir una república que hoy parece una monarquía”, contesta, con evidente tono político. Sin apuros económicos luego de su exitosa carrera en el sector privado, Moccia no se arrepiente de haber vuelto al país después de sus años en países de la región y en la Universidad de Harvard, en Boston, donde hizo un Máster en Administración Pública. “Mi objetivo era ayudar a erradicar la pobreza en la Argentina y lo sigue siendo”, responde el funcionario. Confía en Macri, a quien conoce del ámbito empresarial, y en Rodríguez Larreta, con quien intentaron levantar la quiebra de Racing (el club de sus amores) a fines de los 90. Conoció a Gabriela Michetti en Harvard y participa, además, del G-25, el grupo comandado por Esteban Bullrich y Guillermo Dietrich que busca tentar a empresarios y dirigentes exitosos para que se sumen al proyecto Pro. “Mucha gente lo respeta, pero él responde a Horacio”, sentencian desde un ministerio. “El país no se puede conformar, tiene que compararse con países desarrollados”, dice antes de irse a otra reunión, atento al llamado del jefe de Gabinete.ß
en off
La trastienda de la política (y de los políticos)
Requerida. Massa y Lousteau también quieren atraer a Ocaña en la Capital La foto y recorrida del viernes con Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gabinete y candidato de Pro en Capital, alimentó los rumores de su acuerdo con el macrismo. Pero Graciela ocaña, de ella se trata, está en tratativas con otros espacios políticos, deseosos de tenerla de su lado a la hora de las cruciales elecciones porteñas, por ahora sin fecha confirmada. “[Sergio] Massa y [Martín] Lousteau también la
quieren”, confiesan cerca de la “Hormiguita”, como la bautizó Elisa Carrió hace más de una década, cuando juntas hacían temblar al poder con sus investigaciones. De Massa se sabe que habló con Daniel Amoroso, mano derecha de ocaña, en su búsqueda de un postulante que le quite votos a Mauricio Macri en su principal distrito. Lousteau, en tanto, se sumó a varios radicales porteños que sueñan con una
Cambio. La Uocra quiere hacer “buenas migas” con la Justicia Insistidor. Sabsay no cede: promueve ahora la protesta del 13-N Luego de su fuerte discurso en el Coloquio de iDEA, donde puso en duda que la presidenta Cristina Kirchner sea abogada, el constitucionalista Daniel Sabsay (foto) avanzó en su campaña de “concientización” sobre los “excesos jurídicos” del Gobierno. En declaraciones radiales del fin de semana, abogó por adherir a la marcha del 13-N, convocada en las redes sociales, para “intentar frenar esos avances sobre la Justicia y la República”. Sabsay señaló que “no hay ningún peligro” de que la Casa Rosada infiltre a sectores violentos, como temen algunos opositores, “porque eso no ocurrió en las marchas anteriores, que sirvieron para frenar el proyecto de re-reelección y la democratización de la Justicia”. El jurista sostuvo que “lo único que frena al Gobierno es la gente en la calle”. Por eso también llamó a apoyar otra protesta el jueves a las 10 en Libertad 731, ante el Consejo de la Magistratura. Ese cuerpo analizará la apertura del proceso de remoción de los jueces Luis Herrero y Emilio Fernández, del fuero de la Seguridad Social, demandados por la Anses por dictar sentencias a favor de los jubilados. “Hay que ir a respaldar a Herrero y Fernández y hay que sumarse al 13-N”, reclamó.ß
La Uocra estrecha lazos con la Justicia. Cada tanto, las distintas seccionales del combativo gremio de los obreros de la construcción (Uocra) suele dirimir sus siempre complicadas internas a tiros o a golpes. En lo que va de 2014, por ejemplo, la sede distrital que más inconvenientes tuvo fue la de Lomas de Zamora, en el sur de la provincia de Buenos Aires, sacudida por el choque de dos facciones por el control de las obras en el territorio. Ya hubo un muerto y el último choque terminó con cuatro heridos y un patrullero incendiado. Con deseos de colaborar en el esclarecimiento de los hechos, el jefe nacional e histórico de la Uocra, Gerardo Martínez, invitó hace unos días a una gran cena a fiscales y jueces que investigan los diferentes incidentes. El encuentro, organizado por el gremialista de tradicional buen diálogo con la Casa Rosada, fue en la sede central del gremio, en avenida Belgrano 1870, y hubo un show musical. La música agradable tal vez ayudó para amenizar la charla sobre patotas, disparos y disputas territoriales.
Sin respiro. Carrió no se va de UNEN, pero la polémica continúa Durante la semana que pasó no fueron pocas las idas y venidas en UNEN vinculadas con Elisa Carrió (foto) y su idea de ir a internas con Mauricio Macri y Pro en las presidenciales del
fórmula competitiva en la ciudad. “Todavía no hay nada definido”, coinciden en varios espacios. Lo que sí despertó la foto del viernes fue la incomodidad de Cristian Ritondo, vicepresidente de la Legislatura y también precandidato de Pro en la ciudad. “Estoy feliz de que se sume, seríamos treinta diputados”, ironizó. Por lo bajo, sus asesores recordaron que ocaña “siempre nos vota en contra” en la Legislatura.ß
año que viene. A Humberto Tumini, que abiertamente le pidió que deje el espacio, se suman otros dirigentes que lo hacen, según afirman cerca de Lilita, de manera más silenciosa. “[Margarita] Stolbizer la quiere echar, no sabemos si por envidia o por qué razón. Pero ella no se va a ir de un lugar que ayudó a fundar”, afirmaron cerca de la diputada y líder de la CC-ARi. Desde ese mismo
búnker indicaron que el mendocino Julio Cobos fue uno de quienes llamaron a Carrió, preocupado por la posibilidad de que la legisladora deje el espacio un año antes de los comicios presidenciales. “Ella lo tranquilizó, le dijo que no se iba a ir, pero está cansada de los que la quieren echar”, agregaron cerca de la legisladora; afirmaron que también Juan Carlos Zabalza, diputado socialista y hombre de confianza del ex gobernador de Santa Fe Hermes Binner, se mostró dispuesto a mediar para que la sangre no llegue al río. Los vínculos entre Carrió y Stolbizer siempre fueron difíciles: muchos memoriosos recuerdan sus chispazos apenas disimulados durante la campaña de 2009, cuando el Acuerdo Cívico y Social intentó, con éxito relativo, derrotar al Gobierno y al conglomerado de centroderecha en las elecciones legislativas de ese año. El conflicto promete nuevos capítulos.ß