Federico Fellini EL LIBRO DE LOS SUEÑOS en versión digital 1er eBook Rímini en los sueños y las pesadillas de Federico Fellini Curador M. Guaraldi Introducción Paolo Fabbri Redacción Giuseppe Ricci e Ylenia D’Angelo Grafismo y maquetación Noel Bessah e Ylenia D’Angelo Versión e-Pub Prakash Mishra - JM InfoTech INDIA Traducción al español Delia Tasso Créditos del material fotográfico: Buena parte de las fotos de este ebook provienen del libro Federico Fellini La mia Rimini (Guaraldi, 2007), en el que se mencionan los siguientes créditos: Archivo Minghini / Ayuntamiento de Rímini; Rosangela Betti; Pasquale Bove; Giovanna Calvenzi; CEIS, Centro Pio Manzù, Silvio Canini; Company Rimini, Pino Cuccurrese; Piero Delucca; Chico De Luigi; Teo De Luigi; Raymond Depardon; F. Farassino; Stefano Ferroni / Immagine Pubblica, Rímini; Foto Bolognini; Riccardo Gallini / GR Photo, Rímini; Riccardo Ghinelli; Luigi Ghirri; Guido Guidi; Imperial War Museum (Londres), Giuseppe Liuzzi; Moretti Film (por el Club L’Altro Mondo Studios de Rímini); Pier Giorgio Pasini; Marco Pesaresi / Isa Perazzini / Agencia Contrasto, Roma; Provincia de Rímini, Publifoto; Venanzio Raggi / Rimini Press; Rimini Fiera, San Patrignano, Simonetti, Soprintendenza alle Antichità dell’Emilia Romagna; Studio Gabriele Basilico; Gianni Valentini; el editor desea agradecer especialmente a todos los fotógrafos que acompañaron a Fellini en los platós y los entretelones de sus películas por tantos inestimables testimonios de la creatividad felliniana: Tiziana Callari, Elisabetta Catalano, Mimmo Cattarinich, Pierluigi Praturlon, Franco Pinna, Enrica Scalfari, Tazio Secchiaroli.
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Federico Fellini El libro de los sueños
Otras fotos se encuentran bajo licencia Creative Commons en © Wikipedia El editor declara haber hecho todo lo posible por identificar a los titulares de derechos sobre el material incluido en este ebook. En caso de omisiones involuntarias, se dará cumplimiento a lo previsto por la Ley sobre Derechos de Autor. The publisher gratefully acknowledges permission to reproduce quoted extracts within this ebook. Every effort has been made to trace copyright holders but where this has proved impossible, the publisher would be grateful for any information that would enable them to amend any omissions in future editions.
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[email protected] La presente edición digital está basada en la siguiente versión impresa: Il libro dei sogni di Federico Fellini (2007) ISBN 978-88-1701851-7 © 2007, RCS Rizzoli via Mecenate 91, 20138 Milano www.rizzoli.rcslibri.corriere.it Work in progress Toda corrección, sugerencia o propuesta sobre la versión digital puede enviarse a
[email protected] para la actualización periódica del fichero en distribución. Las aportaciones aceptadas se citarán en los créditos de este colofón. Isbn Epub 978-88-8049-581-9 Isbn Pdf 978-88-8049-582-6
Rímini en los sueños y las pesadillas de Federico Fellini 1961-1983
Guaraldi
eBooks
Nota del editor Mario Guaraldi
Acercarse a una materia sin pudor por definición como los sueños exige respeto y pudor, máxime si los sueños son de un genio como Fellini. Pero pudor no significa simplemente renunciar a desvelar ante el público el inconsciente de un gran Maestro del cine contemporáneo con ese voyeurismo tan típico de nuestros tiempos de Bajo Imperio. Significa sobre todo no atreverse siquiera a pensar en acercarse a los sueños de Federico como lo haría la pequeña y cínica Lucy de los Peanuts, antepasada de tantos psicoanalistas que pululan en los periódicos y en la televisión. La empresa no es para nada fácil. El gran Libro dei Sogni di Federico Fellini – del que se venía hablando hace años – fue publicado en 2007 por el editor Rizzoli RCS bajo el cuidado de Tullio Kezich en tres versiones impresas diferentes (facsímil, encuadernada y rústica) y tres traducciones (inglés, francés y alemán). Las versiones digitales de esta obra colosal, que comienzan a aparecer hoy por iniciativa de la renovada Fondazione Fellini de Rímini, hacen referencia obviamente a la dimensión del papel1 (al despertarse Fellini tomaba apuntes obviamente en papel…) y la abordan por capas, extrayendo muestras digitales justificadas por alguna razón culturalmente relevante, con el objeto de poner al alcance de apasionados y especialistas una materia delicada y explosiva como la creatividad de un genio vista desde el backstage más íntimo. Proceder por sondeos impone limitaciones y riesgos de paralaje y forzaduras que no podemos ignorar. Este primer eBook presentado en eBookLAb, la primera Feria del Libro Digital (Rímini, 3-5 de marzo de 2011), es un buen ejemplo de ello, porque era inevitable arrimarse al gran libro explorando in primis la relación entre Fellini y su ciudad, esa Rímini donde además está enterrado. Como clave de búsqueda, “Rímini” se revela ambigua y no exhaustiva, demasiado grande o demasiado pequeña, según la poción que elija el lector decidido a perseguir al Conejo de su curiosidad. Filtro grosero, porque muchos sueños se refieren a la ciudad natal sin nombrarla (como no se la nombra nunca en Los inútiles) y porque, como nota Paolo Fabbri en su aguda Introducción, la verdadera Rímini sigue estando siempre más allá. Y sin embargo, era inevitable asumir esta palabra “hecha de astas, de soldaditos en fila” como una especie de Línea Gótica del inconsciente felliniano. A lo largo de esta frontera móvil y sangrante – en Rímini se libraron las batallas más sangrientas y crueles de la Línea Gótica – pueden jugarse, creo, las peculiaridades y las oportunidades inéditas de un libro digital que permite referencias y asonancias, laberintos de hipertexto y fugas en el mar proceloso de la Red, buceos fílmicos y redobles de culturas lejanas, cuñas de correspondencias con la supuesta “realidad” y rebotes de sueño en sueño, bengalas de la memoria… Hay que añadir a todo esto que cuando hablamos de eBook estamos designando cosas tan distantes entre sí como pueden serlo el facsímil y la edición en rústica del Libro dei Sogni. La linealidad textual y la momentánea dimensión en blanco y negro de un buen ePub (por ejemplo, una versión para el Kindle) tienen muy poco que ver con la potencial riqueza gráfica y compositiva de un buen PDF y menos aún con una rutilante App para iPad o Android. Este primer eBook es solamente un intento de poner a prueba todas estas oportunidades aprovechándonos sin pudor de un material por definición cifrado y ambiguo: un puñado de sueños de Fellini. Material que admite ser “interpretado” con un solo método legítimo, de derivación paulina: cada cosa felliniana se explica con otras cosas fellinianas (“Fellinianibus felliniania, comparantes”), en una concatenación potencialmente infinita (por referencias cruzadas o mejor aún, por asociaciones libres) con sueños, imágenes, películas, escritos, como los que Fellini pescó para el libro La mia Rimini, por ejemplo, o con otros. Nos gustaría muchísimo compartir este juego de asociaciones libres con los lectores, proponiéndoles que integren estos materiales descarnados con sus propias asociaciones libres, a
través de enlaces a una especie de foro-redacción. Mes tras mes este wiki-libro sin fin iría creciendo y transformándose en la Red para las distintas plataformas de distribución. Sería interesante ver a la agencia del ISBN corriendo tras este libro cambiante y fugitivo para enclavarlo con un número de identificación (¿categoría “eBook disperso entre los dispersos”, quizás?). Fellini se moriría de risa y creo que hasta se pondría contento.
Introducción Paolo Fabbri
Amarcord [me acuerdo] debería llamarse Asarcurdem [nos acordamos]. (P.P. Pasolini) 1. ÍTACA “Yo era Ulises, estaba un poco apartado y miraba lejos.” Federico Fellini recuerda así su colocación imaginaria en una escuela secundaria divida en Griegos y Troyanos. Una de las tantas indicaciones de la relación con su ciudad, esa pequeña Ítaca de la que un día zarpó y a la que volvería con el viaje definitivo. Como saben los filólogos fellinistas y los imaginosos fellinianos, el gran director nunca rodó una escena en Rímini y nunca pronunció el nombre de su ciudad en una película, ni siquiera en Los Inútiles. Y sin embargo, amaba a las ciudades italianas, hizo varias películas sobre Roma y proyectó algunas sobre Nápoles y Venecia. Pienso que Rímini era para él como la Venecia invisible de Italo Calvino. Cuando el Gran Khan quiere saber por qué no dice nunca el nombre de la ciudad de los canales, Marco Polo contesta que Venecia es la “ciudad implícita” que le permite describir a todas las demás. Y añade: “Una vez fijadas por las palabras, las imágenes se borran de la memoria (…) Si hablo de Venecia, quizás tengo miedo de perderla toda de una vez. O quizás la he perdido poco a poco hablando de otras ciudades.” “Siempre he hablado de Rímini, incluso en las películas ambientadas en otra parte,” dijo Fellini. Que definió la ciudad de manera oblicua a través de Ostia (“una Rímini inventada, una Rímini más verdadera que Rímini” que por otra parte se encuentra en el mismo meridiano), a través de Roma (Romaña es un país que sabe de Roma y de campaña), y por último a través de Cinecittà, ese “laboratorio mágico, alquímico, demiúrgico” (FF) de la escenografía en el que Rímini no es representada sino reinventada, ensoñada. No solo en las máscaras de sus personajes, que terminaban confundiéndose con los recuerdos originales, sino también en sus componentes elementales: el mar, la niebla, la luz: “Como telón de fondo está siempre el mar, un elemento primordial, una línea azul que corta el cielo, de la que pueden llegar naves corsarias, Turcos, el Rex, un buque de guerra estadounidense con Ginger Rogers y Fred Astaire bailando a la sombra de los cañones” (FF). La niebla aporta a la catedral el don de la intravisión y la luz del verano corta a las plazas con sombras como en los cuadros de De Chirico. Son imágenes luminosas – para Fellini una película se escribe con luz – que únicamente el cine puede realizar. Solo en Cinecittà Fellini podía ordenar: “¡Que venga el mar! ¡Que se vaya la lluvia y entre el sol!” Fellini es un mal turista-testigo que se declaraba romañolo (y en cuanto a pasión política, esquimal) porque le parecía complicadísimo, y tal vez inútil, decirse italiano. El lugar de su memoria estaba delimitado por los cuatro lados de su cama de adolescente, bautizados con los nombres de los cuatro cines de Rímini, pero en su obra quería evitar toda dimensión autobiográfica: “Cualquier cosa, menos (…) la irritante asociación con el je me souviens” (FF). El viento y el carillón son las señales sonoras de la mezcla de recuerdos. Una memoria fílmica que no es nostálgica, un depósito donde caben “recuerdos de rechazo” (FF) que le sirven para liberarse – y liberarnos – del provincialismo fascista y de su contenido “fanático, provincial, infantil, torpe, desvencijado y humillante” (FF). Una vez desalojado, el espacio de los recuerdos obliga al artista a procurarse nuevos materiales. Entonces las películas de la memoria felliniana cuentan episodios completamente inventados –“Por otra parte, ¿cuál es la diferencia?” (FF) – que precisamente por serlo tienen esa enigmática