Estado de ebullición en la Cancillería

ebullición pocas veces registrado en los últimos lustros. Puertas adentro del Palacio San. Martín comenzó a tomar cuerpo una elocuente división entre los funciona- rios políticos y las líneas de carrera en torno de cómo posicionarse ante el modelo de política exterior del kirchnerismo y que escenificó como pocos el affaire ...
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POLITICA

I

Domingo 27 de junio de 2010

NEGOCIOS CON VENEZUELA s DERIVACIONES DEL PASO DE SADOUS POR EL CONGRESO

Estado de ebullición en la Cancillería La llegada del nuevo ministro en reemplazo de Taiana, en medio del escándalo de las coimas, provoca divisiones LUCAS COLONNA LA NACION Dos hechos confluyeron en la última semana para desatar un fenómeno por demás inusual para las formas moderadas de la diplomacia. A una semana del recambio de Héctor Timerman por Jorge Taiana, con la declaración del embajador Eduardo Sadous ante el Congreso y los duros cuestionamientos del Gobierno contra el diplomático, la Cancillería se encuentra sumida en un estado de ebullición pocas veces registrado en los últimos lustros. Puertas adentro del Palacio San Martín comenzó a tomar cuerpo una elocuente división entre los funcionarios políticos y las líneas de carrera en torno de cómo posicionarse ante

el modelo de política exterior del kirchnerismo y que escenificó como pocos el affaire venezolano: el de la diplomacia paralela. La Presidenta ayer cuestionó esa interpretación y la atribuyó a una operación política y mediática (ver Pág. 11). Según supo LA NACION de fuentes del Palacio San Martín, los miembros permanentes del servicio exterior tienen pocas expectativas de que con la llegada de Timerman haya un cambio sustancial en la vinculación de la Argentina con el mundo. En cambio, para los funcionarios políticos, la visión es otra. Creen que la llegada de Timerman traerá aire fresco a la relación del Gobierno con la “casa”, a partir de un deliberado rescate del funcionariado de carrera, y permitirá desplazar de la agenda el

malestar ante la mentada “diplomacia paralela”, que es considerada una mera “estigmatización periodística sin asidero en la realidad”, en palabras de un hombre clave del nuevo Palacio San Martín. “Timerman ha dado buenas señales para la diplomacia profesional y tiene buenas intenciones de gestión, pero él no controla a De Vido”, dijo un embajador de carrera que ocupa un importante cargo en el organigrama del Palacio. Sus palabras expresan la convicción de que, más allá de buenas intenciones declamadas, el nuevo canciller no tiene en sus planes reales enfrentarse con los demás miembros del gabinete por el control de los canales de ejecución de la política exterior, ni mucho menos desarmar las estructuras ya montadas en algu-

nas relaciones bilaterales, como las que existen con Venezuela, Bolivia y China. El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, seguirán siendo referentes para los tres casos citados, y también seguirán siendo un dolor de cabeza para los representantes formales del país en el exterior, y para los negociadores comerciales y políticos con asiento en Buenos Aires. Por lo bajo, con resquemores, los embajadores se quejan de que el modelo que cobró cuerpo con el kirchnerismo ha contaminado el trabajo de la diplomacia ante la opinión pública y, sobre todo, ha devaluado su credibilidad. “El equipo económico de la Can-

cillería quedó como estaba. De Vido quería un cambio para tener más poder, pero lo cierto es que ahora no tiene menos poder que antes. A lo sumo, tiene el mismo”, graficó un embajador de carrera. El ministro de Planificación Federal promovía el ascenso en el área económica de Luis María Kreckler, actual subsecretario de Comercio Internacional. Timerman, sin embargo, dejó a Kreckler en el mismo puesto y dispuso que al menos por el momento la conducción de las Relaciones Económicas Internacionales siguiera en manos de Alfredo Chiaradía. Existe, empero, la expectativa de que el caso Sadous se transforme en una oportunidad para blanquear la existencia de la mentada “diplomacia paralela”.

Héctor Timerman

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Esta semana se define el equipo de Timerman Resta saber quién se ocupará de la región Los próximos siete días, cuando Héctor Timerman regrese de su gira por Nueva York y por Canadá, se consideran claves puertas adentro del Palacio San Martín para terminar de configurar el equipo de trabajo del nuevo canciller y despejar algunas incógnitas. Por ejemplo, Timerman pidió antes de partir a la mano derecha de Jorge Taiana en la Cancillería, Rodolfo Ojea Quintana, que permaneciera en su puesto. Ojea Quintana es el secretario de Coordinación y, al mismo tiempo, ocupa dos posiciones cruciales: es el presidente de la Junta de Calificaciones (encargada de las promociones y los movimientos internos del cuerpo diplomático) y es una de las cabezas de la delegación argentina en la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), junto con Hernán Orduna. Según supo LA NACION de altas fuentes oficiales, Ojea aceptó colaborar en la transición, pero dejó en claro su voluntad de irse en el corto plazo. Su nombre es uno de los que resuenan en los pasillos del Palacio como uno de los postulantes para ocupar la embajada argentina en Montevideo, por su buena relación con José Mujica. La incógnita de la CARU, donde la Argentina y Uruguay deben aplicar el fallo de La Haya por Botnia (ahora UPM) e instrumentar el monitoreo conjunto sobre el curso de agua compartido, se develará entonces en los próximos días. Otras vacantes por cubrir son la Subsecretaría de Asuntos Institucionales y la Subsecretaría de Política Latinoamericana. Para esta última, suena con fuerza el nombre de un embajador político destinado en un país limítrofe. El periodista Martín Granovsky se menciona con fuerza como uno de los futuros y principales colaboradores políticos de Timerman en el ministerio. Un alto funcionario oficial dijo a LA NACION que no tendría un cargo puntual, pero que sí gozaría de múltiples atribuciones. Timerman ha comenzado a idear un inusual método de comunicación al menos para los mecanismos de la Argentina. Antes de partir, dijo en el área de prensa que no tenía planes de poner un vocero que atienda las consultas de los periodistas y que él en persona concentraría esas gestiones. Más allá de la discusión respecto de la diplomacia paralela, la primera línea del Palacio San Martín espera de Timerman pocos cambios en términos generales respecto de los lineamientos políticos que ha sostenido la gestión Taiana en el escenario internacional. “Basta con ver lo que hizo en la primera semana de gestión: pura continuidad. En nombres y en políticas. Se notó incluso desde lo argumental, pues usó los mismos lineamientos ante la ONU para reclamar por la soberanía de las Malvinas que los que usó Taiana ante la OEA, un mes atrás”, dijo un encumbrado funcionario oficial que forma parte de la gestión. Esos argumentos son los de los presuntos riesgos de contaminación que, a criterio de la Argentina, acarrea la exploración petrolífera británica en el archipiélago.