Erica García cambia y sigue

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ESPECTACULOS

I

Jueves 25 de agosto de 2011

OPINION CLASICA MUSICA s EN LA TRASTIENDA CLUB

POLA

SUAREZ URTUBEY

Público musical: los tiempos que corren

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n periódicos de Buenos Aires del siglo XIX y aun de parte del XX solía hablarse de la deuda que aún tenía el público musical de esta ciudad en relación con una cultura seria y madura. Mosco Carner, nacido en Viena, pero radicado en Inglaterra, autor de un excelente libro sobre Puccini, escribe en 1958 que “el nivel general de apreciación artística, en el curso del último cuarto del siglo XIX en la capital argentina, no era muy elevado”. Y enseguida, malignamente, pasa a relatar una anécdota contada por la actriz italiana Eleonora Duse. Una espectadora teatral, dispuesta a comprar una entrada para la función de la noche, pregunta a la empleada de boletería: –¿Cuántos actos tiene la obra? –Tres. –¿Y usted sabe si la protagonista cambia a menudo de ropas? –No lo sé. –Pero ¿ella muere al final? –No, esto es una comedia. La señora toma una decisión: –¡Oh! ¡En ese caso, volveré mañana! Confieso que me dio mucha rabia leerlo. Pero no tiene sentido que a estas alturas del partido me enfurezca o le mande los padrinos a ¡Eleonora Duse!

cualquiera que sea su edad, la cosa no da para mayores comentarios. Pero el sábado último, por la tarde, estuve en el Colón, donde se escuchó un concierto de primer nivel, con Bach como casi excluyente protagonista, a cargo de la Camerata Bariloche y el Estudio Coral de Buenos Aires, con dirección de López Puccio. Se trataba de celebrar el 65º aniversario del Collegium Musicum y en cuanto a cantidad de asistentes pudo considerarse un éxito. Lo interesante es señalar la presencia de abundante público joven, tirando a adolescente, a juzgar por su conducta juguetona. Aplaudieron con vigoroso entusiasmo cada vez que se producía un silencio y hasta festejaron con ruidosas muestras de alegría a cuatro empleados del teatro encargados, entre una y otra obra, de retirar el clave y colocar nuevamente en su lugar las sillas y atriles de los músicos. Había también muchos niños, explicable porque la entidad fundada en 1946 por Guillermo Grätzer, a la cual estaba destinado el concierto, tiene a los niños y adolescentes como destinatarios fundamentales de sus esfuerzos.  De todas maneras, no siempre parece aconsejable (y que me perdone Zoltan Kodály) llevar a niños de 2 o 3 años, como ocurrió esa tarde, porque los gritos y llantos cobraban excesivo relieve en la indiscreta (por lo espléndida) acústica del Colón. Pero aquí hay una única opción: o el público adolescente de hoy se calma un poco con los años, o los que no lo somos deberemos aceptar las reglas de audición de los tiempos que corren.

 En este comienzo del siglo XXI, el público de algunas de nuestras ya tradicionales entidades musicales, que han absorbido a numerosa gente joven, ha variado poco en su buena, y aun excelente, conducta. Salvo el problema de los celulares, que usan todos,

ALLEGRO POR PABLO KOHAN

Erica, suelta en Buenos Aires

Erica García cambia y sigue

Toca hoy pero dice que será su último show; lo que viene es la radio y la televisión SEBASTIAN ESPOSITO LA NACION Hace diez años editó Amorama, hace ocho se fue a vivir a Los Angeles y hace uno que está de vuelta, caminando por las callecitas porteñas y diseminando proyectos tan variados que incluyen un disco de rock y otro de folklore, pero también el deseo de hacer radio y televisión. Hoy, en La Trastienda, Erica García va a presentar Eleven, un disco de rock aún inédito, pero avisa que quizá sea la última vez que lo haga. ¿Cómo es eso? La chica que preguntaba si estaba todo bien (“o como el o...”) está muy enganchada comentando partidos de fútbol por Twitter (@ ericagarcia11) y es probable que en breve debute en los medios como comentarista deportiva. Pero vayamos por partes. –¿Por qué te fuiste? –Por una sumatoria de cosas. La compañía (Universal) me había mandado a vivir a España. Gustavo [Santaolalla] me dijo: Andá porque en la Argentina no hay nada para

SINTESIS ESTA NOCHE

ANECDOTAS

Skatalites y Satélite

Las matemáticas amigaron a Rachmaninov y Stravinsky se reía, le dijo: «Tu Petrushka y tu Pájaro de fuego no te han dado ni un centavo». El rostro de Stravinsky se transmutó. Enojado y enérgico, aunque sin gritar, respondió: «Y tu Preludio en do sostenido menor y tus conciertos han hecho ricos a otros. Tuviste que tocar el piano toda tu vida para mantenerte». Igor tenía razón porque el copyright y los derechos de sus obras tempranas, publicadas en Rusia, les pertenecían a sus editores. Viendo el cariz que tomaba la situación, las mujeres intuyeron lo peor. Pero, de repente, todo cambió. Los dos compositores se relajaron, se sentaron y, lápiz en mano, se pusieron a sacar cuentas para ver las fortunas que dejaron de percibir, lamentándose de que el siglo XX no hubiera ido por otros senderos. Apesadumbrados, levantaron los vasos de vodka, ya no para festejar por los dineros perdidos sino por la ocasión de celebrar una nueva amistad”.

A fines de los años 30, el gran pianista Arthur Rubinstein recibió una invitación de su amigo Sergei Rachmaninov para cenar en su casa. Lo extraño fue enterarse de que también iba a estar presente Igor Stravinsky. Enfrentados y distantes, Stravinsky y Rachmaninov no tenían nada en común salvo el hecho de ser rusos y músicos. Rachmaninov era el más célebre de los pianistas vivos y, como compositor, mantenía su apego a una expresividad romántica que había sido largamente combatida por los creadores del siglo XX, en especial y precisamente, por Stravinsky, el líder del neoclasicismo. En su libro My many years, de 1980, Rubinstein recuerda el encuentro: “Se tenían franca aversión pero sus esposas se habían hecho amigas. Fueron ellas las que convinieron esa cena. Después de algunas copas de vodka, la cordialidad desapareció. Rachmaninov rompió el fuego. Mientras

El jueves pasado, y con Rico Rodríguez, los míticos Skatalites hicieron vibrar a un Groove colmado. Ahora, sin el trombonista (que debió volver a Londres por compromisos previos), la pionera banda jamaiquina vuelve al escenario de Santa Fe 4389 hoy, a las 19. Esta vez, bien acompañados por los locales Satélite Kingston. FESTIVAL DE TANGO

Alberto Podestá

Hoy, a las 20, el cantor Alberto Podestá, con 86 años, presentará los temas de su último disco, acompañado por Juan Pablo Gallardo, piano; Nicolás Enrich, bandoneón; Gustavo Paglia, contrabajo; Miriam Gandarilla, violín, y Julián Hermida, guitarra. En el Teatro 25 de Mayo, Triunvirato 4444. Además, en el Centro de Exposiciones, seguirán las clases y los rondas clasificatorias del campeonato que tendrá sus dos finales el lunes (tango salón) y el martes (tango escenario).

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hacer... me instalé allá y al tiempo me sugirieron que diera clases de canto. Les dije que nunca había dado clases, dejé España y me fui a Los Angeles. Yo ya había ido seis veces. Por mi nominación al Grammy, por la grabación de Amorama, por una gira, por los premios MTV. –Ya estabas familiarizada con la ciudad. –Totalmente, incluso ya tenía un barrio en el que me imaginaba viviendo en algún momento de mi vida. Una vez allá tardé un año en conocer a gente afín, hasta que di con la movida Part Time Punks (www.myspace. com/parttimepunks), de la cual saqué amigos y me influí muchísimo con su musica. Después conocí a Devendra Banhart, nos hicimos amigos y me presentó a los músicos de su círculo. Así empecé a ser un personaje de la escena folk de Echo Park, un barrio de músicos. Después creé Mountain Party, hice un disco y lo edité. Pero no todo fue música para Erica en LA. Estudió actuación en la prestigiosa Stella Adler School y tuvo un pequeño papel en el film de

acción Treasure of the Black Jaguar. También despuntó el vicio como percusionista de Fool’s Gold. “Entre mis fans estaba John Frusciante [ex guitarrista de Red Hot Chili Peppers].” –Pero volviste y tenés un disco para presentar. ¿Qué tiene Eleven de nuevo? –Pasó una vida, viví en otro país, sumé experiencia e influencias. Canto los temas que grabé en el disco de Mountain Party, un par en inglés y la mayoría en castellano. Las canciones nuevas y las letras son mucho mejores y más simples que antes. –¿El material viejo ya no te representa? –Ya no me representaba cuando

PARA AGENDAR Erica García: la cantante interpretará las canciones de Eleven, disco aún inédito. La Trastienda Club: Balcarce 460. Hoy, a las 21. Entradas desde 45 pesos.

me fui. Para el show voy a rescatar temas, pero a la fuerza, porque la gente los quiere escuchar. Soy una artista libre, me permito disentir de mi obra. –También te metiste con el folklore, ¿no? – Con el folklore experimenté todo el verano pasado, lo conocí a Camilo Carabajal, recorrí las peñas. Hice el grupo Santobombo, organicé unas fiestas. Me encanta el folklore y tengo un disco para sacar, pero primero quiero editar el de rock. Yo no me quedo con las ganas de nada, quiero explorar en algo y lo hago, pero entiendo que tengo que ir mostrando las cosas de a poco. –¿Qué espacio te gustaría ocupar? –Desde que llegué me di cuenta de que tenía muchos estímulos. No soy ni rock, ni pop, ni folklore, soy Erica. Obviamente, como artista, quiero ocupar un lugar alto, pero sabiendo que siempre voy a buscar renovarme, investigar y moverme para no aburrirme. Mi marketing soy yo, no soy un plan de nadie.