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Turismo
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Domingo 2 de marzo de 2008
Semana Santa // Tour latinoamericano
[ PERU ]
En Ayacucho, la gran procesión va por dentro La Ciudad de las Cruces, a 575 kilómetros de Lima, es conocida por su intensa celebración de la Semana Santa y por las 33 particulares iglesias
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EL COMERCIO/GDA
IMA (El Comercio/GDA).– En Ayacucho, las tradiciones se mantienen. No en vano sus celebraciones de Semana Santa son casi tan relevantes como las de Sevilla. En la capital del departamento del mismo nombre, la recordación cristiana se realiza durante diez días, en los cuales la población se moviliza con fervor para participar en ceremonias religiosas y procesiones, así como en actividades culturales, artísticas y comerciales. Fundada por los españoles, en 1539, está en la zona andina central de Perú, a 2760 metros sobre el nivel del mar y a 575 kilómetros de Lima. Las celebraciones religiosas se realizan fundamentalmente alrededor de la Plaza de Armas de la ciudad, también conocida por su antiguo nombre, Huamanga, y llamada, además, la Ciudad de las Cruces por la abundancia de crucifijos sobre los techos de las casas, no sólo de las iglesias. El Domingo de Ramos, caravanas de distintos puntos del país entran en Ayacucho recordando la llegada de Jesús a Jerusalén. El miércoles
Todo listo para un Domingo de Ramos bien autóctono
siguiente se produce una gran procesión nocturna, se suele cortar la luz general, con velas, portando imágenes de santos de las 33 peculiares iglesias locales, una por cada año de Jesucristo, cada una con reliquias, piezas de arte y leyendas propias. El Viernes Santo se realiza la marcha al Santo Sepulcro con un féretro de cristal y una imagen de Cristo sobre pétalos de rosa, seguido por mujeres vestidas de negro. Y finalmente el domingo de Pascua la ciudad despierta con campanadas de todas las iglesias de Ayacucho y se peregrina alrededor de la ciudad con una imagen de Cristo Resucitado, cargada por más de un centenar de hombres, en un rito único y conmovedor. Si se anima a visitar esta zona tenga en cuenta que en esta época la región tiene clima templado y seco, pero siempre es bueno llevar ropa de invierno. También hay que recordar que los pasajes en estas fechas suelen triplicar su valor y que pueden agotarse con cierta anticipación. www.peru.info
[ COLOMBIA ]
Cada carguero con su barrote por la Ciudad Blanca En Popayán, una estirpe de hombres duros, determinados a cargar santos
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OGOTA (El Tiempo/GDA).– Pocas costumbres representan mejor las tradiciones de un pueblo como las procesiones de Popayán, que este año cumplen 452 años y convierten a la llamada Ciudad Blanca en el principal destino religioso de Colombia durante Semana Santa. Por esos días, en las calles casi no quedan espacios libres para caminar; los miles de visitantes no quieren perderse ni un instante de estos desfiles nocturnos de tres horas y media en los que hombres vestidos con túnicas azules cargan con imágenes religiosas. El fervor de la sociedad payanesa se refleja intensamente en los cargueros, hombres de todas las edades que soportan en sus hombros las plataformas de madera sobre las que reposan la Virgen, Jesucristo y otros santos. Son las mismas que pueden llegar, con el paso de los años, a formar cerca del cuello unas callosidades gruesas parecidas a los músculos de un recio boxeador. La fe y la tradición palpitan especialmente en el rostro de Oscar Velasco, un carguero decano, de 75 años, que durante 51 semanas santas fue uno de estos robles humanos que, en grupos de ocho hombres, no tienen problema en echarse encima hasta 560 kilos. Su padre había muerto en una procesión mientras cargaba el paso del prendimiento, que representa el momento en el que Jesús es apresado en el Monte de los Olivos para ser juzgado. Luego de heredar el barrote (así se llama el puesto que ocupa un carguero), Velasco, un payanés macizo y canoso, de casi 1,80, fue en dicho paso el responsable de la esquina delantera derecha entre 1946 y 1997, año en el que la Junta Pro Semana Santa decidió darles vía a las nuevas generaciones. Hoy, este carguero decano es el síndico (organizador) del mismo paso en el que murió su padre y que él mismo
EL TIEMPO/GDA
Capital del departamento de Cauca, a 700 kilómetros de Bogotá, es el más frecuente destino de Pascua en Colombia
sostuvo por más de medio siglo. “Lo más duro de ser carguero es conseguir el barrote, es muy disputado. Yo meto a los hijos y a los nietos. Esto es para la familia y los amigos, y nadie vende el barrote”, explica para resaltar el tradicionalismo que envuelve a la Semana Santa en Popayán. Puede que su cuerpo ya no sea capaz de aguantar el peso de una de las procesiones de 18 cuadras; una persona puede participar en un máximo de dos durante la semana.
Reina gastronómica Popayán es la primera y única ciudad en América latina declarada Ciudad de la Gastronomía de la Unesco, gracias a la oferta de su cocina local. Aquí se puede probar delicias como los tamales y las empa-
nadas de pipián, y la carantanta, una especie de chicharrón que se forma del pegado que deja en la paila el proceso de elaboración de la masa con la que se hacen las tortillas. En esta ciudad, que en septiembre será sede del VI Congreso Gastronómico, no se pueden olvidar los aplanchados dulces de doña Chepa, una señora de 88 años que los prepara desde hace 72 en el centro histórico, y el salpicón de guanábana, lulo y mora que refresca a los payaneses con la misma receta que inventó una tía de la legendaria matrona Baudilia Alvarado, hace cerca de 250 años. Además de las procesiones en las que participan los adultos, no se pierda el Festival de Música Religiosa, otra tradición de esta ciudad. www.turismocolombia.com