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eDITORIALeS | CARTAS
| Martes 19 de agosto de 2014
Fundado por Bartolomé Mitre el 4 de enero de 1870 Número 1, Año 1 “la nacion será una tribuna de doctrina” Director: Bartolomé Mitre
La malsana dependencia de los planes sociales Muchos de los programas de ayuda económica han dejado de ser un paliativo para conspirar directamente contra la cultura del esfuerzo y del trabajo
C
ada año que pasa el Gobierno dispone de más dinero para sostener una multiplicidad de planes sociales. La cifra es elocuente: en 2013 se administraron, sin exigir contraprestaciones, 58 planes sociales a más de 16 millones de beneficiarios por un valor de 74.000 millones de pesos. Para 2014, ya son 60 programas de ayuda social para 18 millones de beneficiarios, con un presupuesto de 120.000 millones de pesos. Si se compara esa cantidad de beneficiarios con el total de la población del país, podría decirse que más del 40 por ciento de los habitantes recibe algún tipo de ayuda estatal que no debe devolver ni siquiera con servicios. Probablemente, el porcentaje sea menor por la sencilla y polémica razón de que, muchas veces, una persona recibe más de un plan asistencial. La paradoja es notoria: un gobierno que se jacta de haber recuperado el salario, reducido la pobreza y ampliado la oferta educativa y de empleo, entre otros tantos presuntos logros de la declamada década ganada, insume cada año una porción mayor del presupuesto en atender a aquellos que no alcanzan a subsistir con sus magros ingresos o que ni siquiera tienen trabajo, a los que arañan niveles mínimos de educación y a los que no acceden a los más básicos servicios de salud, entre otras tantas falencias deliberadamente silenciadas. A esos programas se suman las numerosas pensiones graciables que otorga el Estado, los planes de trabajo escasamente controlados, la discrecionalidad en el otorgamiento de las ayudas, su uso político clientelar y su perennidad. Cuando un país necesita perpetuar la asistencia social es porque no tiene la capacidad de generar las condiciones básicas para que sus habitantes procuren por sí mismos su manutención y ascenso social. Cuando la ayuda reemplaza a la oferta laboral, la dependencia económica se hace hábito, se violenta la dignidad de las personas y sus perspectivas de futuro se encogen hasta hacerse invisibles. Si la ayuda, la asistencia o el subsidio pierden su condición de paliativo, el problema se agrava no sólo porque desnuda la profundidad de la crisis, sino porque evidencia que las autoridades carecen de las herramientas para superarla o, peor aún, porque no les conviene políticamente romper con ese estado de dependencia malsana. Una reciente investigación de Marcos Hilding Ohlsson, de la Fundación Libertad y Progreso, revela que la institución pública que más planes otorga es la Anses (18 programas con casi 14 millones de beneficiarios y un presupuesto de 61.000 millones de pesos para el corriente año). En 2013, llevaba la delantera el Ministerio de Desarrollo Social, con un presupuesto de 33.000 millones de pesos. La Anses, que sistemáticamente apela las sentencias judiciales que reconocen deudas a los jubilados, es la que más compromete sus recursos en planes que no debieran ser tantos ni dirigidos a tantas personas en una década de supuesto crecimiento económico.
La falta de coordinación, de transparencia, de objetividad en los criterios de distribución y de evaluación, y de corrección de los planes sociales –dice el informe– son algunas de las causas por las cuales no se logró ayudar a las personas a salir de la situación de pobreza y vivir por sus propios medios, sino que generó una trampa de dependencia económica que, en algunos casos, lleva ya varias generaciones. En este punto, vale detenerse en la crítica de la presidenta Cristina Kirchner el día en que anunció el plan Progresar, destinado a chicos de entre 18 y 24 años que no estudian ni trabajan. En ese momento, la primera mandataria culpó a los gobiernos que la precedieron diciendo que estos jóvenes son “los hijos del neoliberalismo”. Nada dijo, por cierto, de que cuando su esposo, Néstor Kirchner, inició su presidencia en 2003, estos chicos tenían entre 7 y 13 años, es decir, una generación entera que ha transcurrido bajo la tutela del kirchnerismo y que no ha podido hallar una salida a sus padecimientos. Programa Conectar Igualdad, pensiones no contributivas a madres numerosas; planes Argentina Trabaja, Techo Digno, Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, Jefes de Hogar, Progresar y Procrear son algunos de los más conocidos. No pocos de ellos, indirectamente, terminan favoreciendo el trabajo en negro pues, con tal de no perderlos, numerosos beneficiarios omiten declarar haber conseguido un empleo o, lo que es peor aún, prefieren rehusarse a contar con un trabajo formal. A eso se suman la multiplicidad y superposición de programas entregados por la Nación, las provincias y los municipios, irregularidad que resulta favorecida por la falta de coordinación entre los distritos. Otro dato contradictorio es que mientras el Gobierno muestra índices de inflación, pobreza e indigencia que harían menos necesaria y urgente buena parte de la ayuda, ésta crece cada vez más, dando así crédito a las mediciones que el oficialismo tanto desacredita como, por ejemplo, las del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, cuando sostiene con fundamentos que en nuestro país es pobre el 40 por ciento de las personas que viven en hogares con niños. Vale la pena reproducir aquí una reflexión que compartimos, publicada en la investigación de Libertad y Progreso: “Que un individuo no tenga trabajo ni se ocupe de conseguirlo desarrolla un problema que se proyecta a lo largo de la vida de ese sujeto y de la de su familia. El trabajo, además de ser remunerado con dinero, genera hábitos, capacita y brinda experiencia. Hay que dejar de ver a las personas excluidas como bocas para alimentar y, en consecuencia, como sujetos receptores de ayuda social. Hay que comenzar a pensar programas que las impulsen a trabajar y a ascender para que no necesiten de más asistencia y puedan ayudar a otros”. Y, desde ya, urge dejar de lado la mentira y los fundamentalismos políticos o ideológicos, sincerando la gravedad de la situación y evitando comprometer todavía más el futuro de todos los argentinos.
Emergencia por el Ébola
E
l brote de Ébola ha sido reconocido la semana pasada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una emergencia global. Es más, el organismo acaba de aceptar que la amplitud de expansión del virus está “significativamente subestimada” y que la epidemia se sigue difundiendo por África Occidental, al punto que se espera que la epidemia sólo pueda llegar a ser controlada en unos seis meses. Esta experiencia, que va en camino de superar la suma de los 24 brotes de Ébola anteriores conocidos, que fueron sofocados fácilmente, tiene características tan especiales que será necesario tener muy en cuenta para el futuro y para este tipo de enfermedades emergentes. El reconocimiento de la gravedad y la naturaleza inusual de este brote se hizo demasiado tarde, cuando la enfermedad ya había causado la muerte de casi mil personas en varios países de África Occidental. El origen del virus fue rastreado hasta una aldea de Guinea –en la triple frontera de este país con Liberia y Sierra Leona–; allí un niño de 6 años había muerto, en diciembre del año pasado, y fue la puerta de entrada a toda la región. El 31 de marzo de este año, la ONG Médicos sin Fronteras advertía que el brote no tenía precedente y que como se estaba manifestando en tantos lugares distintos sería enormemente difícil de combatir. Para los especialistas, la rápida propagación está íntimamente ligada a la modernización del continente africano, y se inició en una zona de mucho
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tránsito de personas. Por eso, tampoco los trabajadores de la salud reconocieron la enfermedad a tiempo ni tenían equipo y capacitación para evitar contagiarse ellos mismos y a otros pacientes. Ahora que este panorama se ha aclarado lo suficiente, ha llegado el momento de que los gobiernos de todo el mundo comprendan la importancia de tomar todos los recaudos posibles para que el Ébola quede lo más circunscrito posible. En la Argentina, el viceministro de Salud mantuvo el martes pasado una reunión con distintos representantes del Gobierno y de organismos internacionales para revisar las acciones oficiales previstas ante la eventual aparición de casos del virus en el país, y ya hay alerta epidemiológico en la provincia de Buenos Aires, es decir que hay hospitales de referencia y los equipos de salud recibieron información clave sobre cómo sospechar un caso, cómo diagnosticarlo y tratarlo y prevenir contagios. Como aún no hay vacuna ni tratamiento curativo efectivo para esta enfermedad, lo cual la convierte en un mal con elevada tasa de mortalidad, se hace imprescindible que toda la población sea instruida sobre sus características para que pueda ser rápidamente reconocida –la OMS recomendó a sus 194 países miembros no permitir el viaje a ninguna persona con un malestar similar al Ébola– y que las autoridades sanitarias actúen en consecuencia. Las campañas de educación pública, una vez más, deben ser implementadas para acompañar los criterios aconsejados por la OMS.
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Quiebra La Presidenta califica a una empresa como terrorista en virtud del impacto que produce su quiebra, sin caer en la cuenta de que su gobierno, a través de las leyes que está impulsando, provocará la quiebra de muchas más. Eso sí que mete miedo. Ing. Miguel Gutiérrez Trápani
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En la Red Murió Pascual Mastellone Twitter
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Cláusula RUFO La cláusula RUFO no es más que una excusa. Cumplir una sentencia no es pago voluntario. ¿Qué tribunal hubiera condenado a la Argentina a pagarles lo mismo a los fondos que entraron en el canje? El Gobierno quedó preso de sus palabras: “Los que no entraron en el canje no cobrarán nunca”. Lo repitieron hasta el cansancio. Agitación de la causa Malvinas, expropiación de Repsol, “patria o buitres” no son más que expresiones de debilidad. Alberto M. Pagnini DNI 4.890.607
Estos lodos Veo que una serie de notables dicen que hubo plan económico en este gobierno kirchnerista. Nunca lo hubo, lo que sucedió es que los precios internacionales de las commodities generaron enormes ingresos para el país –gracias al campo con su “yuyito”–, que el Gobierno aprovechó para dilapidar, para la corrupción sin límites y las prebendas, para dividir a la sociedad y lograr un rendimiento educativo lamentable. Por supuesto que con semejantes ingresos la inflación era tolerable, pero en infraestructura nada se hizo ni se fijaron metas a futuro. Este gobierno destruyó la división de poderes y hoy vivimos las consecuencias. Como dice el refrán: “Estos lodos vienen de aquellos polvos”. Juan José Varrone
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Fuerza Aérea Como hijo del primer ministro de Aeronáutica (1949-1951), brigadier mayor César R. Ojeda, quisiera aclarar que la primera fuerza aérea creada en el mundo fue la Royal Air Force (británica), en 1918. Antes era la Royal Air Corps, dependiente del ejército, igual que en la Argentina y que en los Estados Unidos (allí se llamaba United Air Corps). Da la casualidad de que la fuerza aérea norteamericana se fundó, como la argentina, en 1945, aquí con la Secretaría de Aeronáutica, a cargo del brigadier De la Colina. En 1912 se creó en el país la primera escuadrilla de aviones en el Ejército, como primera expresión de lo que años después fue el Comando de Aviación de Ejército, en el cual mi padre fue piloto militar, en 1929. Ya con mis casi 82 años, quisiera señalar este error histórico, que la Fuerza Aérea Argentina repite todos los años. Existió una independencia de los aviadores militares del Ejército: en Inglaterra en 1918, en los EE.UU. y en la Argentina en 1945. César R. Ojeda DNI 4.099.298
Ofensa La Presidenta en su reciente visita al Paraguay aludió a la necesidad de una “reparación histórica” al Paraguay por las consecuencias de la guerra contra la Triple Alianza, olvidando, lamentablemente, que no fue la Argentina el país agresor. El 18 de marzo de 1865 Paraguay declaró la guerra a la Argentina y el 13 de abril de ese año, sin ninguna acción hostil por parte de la Argentina, dos mil soldados paraguayos invadieron la ciudad de Corrientes. Poco después, 25.000 efectivos paraguayos avanzaron hasta el río Santa Lucía, en las inmediaciones de Goya. En agosto, otra columna militar ocupó Paso de los Libres. Los invasores impusieron un triunvirato en Corrientes, supervisado por el canciller paraguayo José Berges. Los motivos de la declaración de guerra por parte de Asunción fueron, según la notificación formal, la negativa de conceder tránsito inocente a las tropas paraguayas dirigidas a la guerra con Brasil, la protección argentina al gobierno uruguayo, supuestas consideraciones de connivencia con
“Murió Pascual Mastellone, amado u odiado. Me causa fuerte respeto quien no pasa desapercibido por la vida” Nita Von Idler @nitaidler
“Nos deja enseñanzas de grandeza y determinación. Gracias por tu sentido de clan y tu generosidad” Hugo H. Capri @capri_hugo
“Mastellone vive en la voz de Pancho Ibáñez y en el jingle “La calidad...” Jairo Straccia @jairostraccia
Brasil para la ocupación de la Banda Oriental y agravios de la prensa de Buenos Aires. La Argentina, pese a la invasión, quizás no debió haberse sumado nunca a la guerra que disputaba Paraguay con Brasil y Uruguay. La agresión paraguaya pudo haberse resuelto por otros medios, aunque la diplomacia contaba con fuertes limitaciones. La guerra fue una tragedia para Paraguay, que perdió en la contienda más del 50% de su población. Ese terrible drama fratricida, sin embargo, no cambia el dato doloroso de que fue el mariscal Francisco Solano López el que ordenó la invasión militar a la Argentina. Consecuentemente, intentar reinterpretar la historia como lo hizo recientemente la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es una ofensa a la memoria de los 50.000 muertos argentinos. Asimismo, corresponde señalar que el mobiliario entregado al Paraguay, presuntamente del palacio de Solano López, no eran trofeos de guerra. Fueron bienes privados que pasaron por distintas manos privadas hasta que fueron coleccionados por el Museo Histórico de Entre Ríos. Roberto García Moritán
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Transporte calamitoso Les escribo para compartir mi indignación. Mando a mis hijos a escuelas públicas, aun pudiendo pagar escuelas privadas de buen nivel. Lo hago por profunda convicción. Admiro a los docentes que cumplen con afán, amor y tesón su tarea cada día. Hoy estoy muy triste. A todos los días de clases que los chicos perdieron por los paros, feriados, asuetos y hasta el Día del Empleado Público, días atrás mi hijo de 8 años sumó otro. La EGB 9 de Ituzaingó (provincia de Buenos Aires) tenía prevista una excursión a Tecnópolis, para la cual la municipalidad enviaría los ómnibus (para otras excursiones los hemos pedido y no los han mandado...). A la hora de salir, las docentes tuvieron que suspender el paseo porque los ómnibus de la municipalidad estaban en estado calamitoso. Resultado: los chicos con otro día perdido y la ilusión destruida. ¿Éste es el ejemplo que nuestras autoridades dan a nuestros niños, el valor que dan las autoridades a la educación pública? ¿Será que para vivir más tranquila y organizadamente deberé capitular y mandar a mis hijos a una escuela privada? Gabriela Palkiewicz DNI 16.996.362
Confitería Richmond Desconozco qué puede llevar a personas medianamente cultas con un cierto nivel estético a destruir bellezas como la confitería Richmond, abaratar con tanto mal gusto y vulgaridad un lugar así. Deberían protegerse estos edificios, que no dependan de la buena voluntad de la gente (la empresa deportiva tuvo una buena intención, pero muy torpemente manejada). En muchos países se conservan edificios de valor, pero no sé por qué motivo en otros no se respetan la belleza, la estética. Es indignante. Las excusas son siempre las mismas, el dinero, que no es rentable. No es cierto, los lugares lindos bien administrados son muy rentables. Desgraciadamente, la Richmond no es un caso aislado, se demuelen edificios bellísimos o se “remodelan” o “modernizan” otros con obras que no están a la altura. Ejemplos: El Águila, El Molino, abandonados a su suerte. Muchas gracias, señora Lubertino, por defender el derecho de los ciudadanos de conservar lugares que son bellos. La estética del patrimonio cultural no es un lujo, es más bien un derecho. Lic. María del Rosario Molina
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Mal diagnóstico En marzo recurrí a una gerontóloga de mi prepaga, muy molesta por una erupción en las piernas. Esta gerontóloga de Barrio Norte diagnosticó “escabiosis” (sarna). Soporté un aislamiento obligatorio de mis seres queridos (así como del resto de la humanidad) durante cinco meses, cosa difícil a los 84 años. La escabiosis es una enfermedad muy contagiosa y dolorosa. Gasté mucho dinero y hasta fines de julio tomé diariamente once remedios y la visité varias veces, sin mejoría; por el contrario, hubo empeoramiento, y ella demostró muy poco interés en mi bienestar. Cambié de especialista y éste, al constatar inmediatamente el error del primer diagnóstico, me derivó a un dermatólogo. Lo que tuve fue un eczema, agravado por la medicación del diagnóstico erróneo. Con la nueva medicación (un solo remedio diario) mejoré en cinco días. Espero que mi mala experiencia con la mencionada gerontóloga les pueda servir a otros para que nadie más tenga que aceptar un primer diagnóstico equivocado por tanto tiempo como yo. Las personas en la tercera edad, como todo ser humano, necesitan compasión y cuidado. Susana Fuks
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Ingresos Brutos Quisiera saber, si es que hay alguna razón lógica, por qué para inscribirme en Ingresos Brutos de la provincia de Buenos Aires debo concurrir a la delegación donde se encuentra el bien, a 360 kilómetros de mi domicilio fiscal, cuando ARBA tiene una gran red de información, delegación en la Capital o, en último caso, en La Plata? ¿Por qué no pueden dar el alta y enviarlo? ¿O sus computadoras sólo reciben información y no pueden enviarla? Por supuesto que todos los gastos derivados del traslado corren por cuenta del sufrido y exprimido contribuyente. María Pía Lanús DNI 11.574.167
Baja tensión Desde el 29 de junio hay baja tensión eléctrica en mi domicilio de la localidad de Maquinista Savio. A partir de esa fecha reclamé a la empresa Edenor prácticamente a diario. Me contestan siempre lo mismo, que a primera hora del día siguiente mandarán la cuadrilla, lo que nunca ocurre. El 17 de julio me cambiaron el número de reclamo (ahora es el 107193). No obstante, no consigo que la empresa atienda mi situación, que es similar a la de otros vecinos. Llevo quemadas una heladera, un teléfono inalámbrico y un aire acondicionado, y debemos bañarnos en la casa de familiares o concurrir al club sólo para tal fin. Agradeceré si la empresa se da por enterada. Gustavo J. Lombardía DNI 26.157.517
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