“El rap tiene el espíritu del jazz”

(economía), Hugo Balassone (deportes),. Alicia Petti (espectáculos), Ariel Tarico. (humor), Mirta Tundis (información previsional). Locución: Marcela Giorgi.
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Espectáculos

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Miércoles 21 de febrero de 2007

Quincy Jones: el hombre orquesta

“El rap tiene el espíritu del jazz” Descubrió a Michael Jackson y trabajó con Miles Davis, Ray Charles y Frank Sinatra Por Rodrigo Carrizo Couto Para LA NACION MONTREUX, Suiza.– Cuando el 20 de julio de 1969 el ser humano puso por vez primera un pie en la Luna sonó, para la mayor audiencia televisiva habida hasta el momento, una melodía. El astronauta Buzz Aldrin había decidido celebrar el histórico acontecimiento haciendo sonar Fly Me To The Moon. Se trataba del arreglo de un trompetista y compositor afroamericano que iba, con el paso del tiempo, a convertirse en uno de los más importantes productores y músicos del siglo pasado: Quincy Jones. Han pasado desde entonces treinta y siete años y un derrame cerebral, que lo alejó para siempre de su instrumento. Por estos días, el artista está de visita en el chalet de su amigo Claude Nobs, fundador y director del Festival de Jazz de Montreux, en las imponentes montañas que rodean el lago Léman. “Yo he sido programador musical de este festival durante varios años –confía Jones–. Montreux es un lugar único y Claude Nobs es para mí como un hermano al que respeto mucho”, agrega. De hecho, la pequeña ciudad de Montreux recuerda aún la histórica noche de 1991 en la que Miles Davis y Quincy Jones revivieron los arreglos de Gil Evans para Porgy & Bess o Sketches of Spain, en la que sería casi la última presentación del trompetista en público. Quincy Jones es, sin duda, un hombre imponente en todo el sentido de la palabra. Bastó que el legendario trompetista, arreglador, compositor, director de orquesta y productor de 73 años hiciera su entrada en el chalet de Claude Nobs para electrizar el ambiente de un salón en el que se encontraban músicos como Eagle-Eye Cherry o el pianista Ramsey Lewis. Todos escuchaban a Davell Crawford, un joven talento de Nueva Orleans considerado una de las promesas del jazz actual, interpretar el blues al piano. Quincy Jones se sentó concentrado ante la mirada reverencial de los presentes y se dejó llevar por la música del intérprete durante largos minutos en un silencio sepulcral. Activista de los derechos civiles y luchador infatigable de la causa afroamericana, Jones se interesa hoy especialmente en el rap, la música que, según él, “redescubrió el espíritu del jazz original”. “El rap es especialmente importante para los afroamericanos, pues sus orígenes se remontan a la tradición africana del «griot» –analiza el productor–, que es el cronista que con sus cantos representa la memoria viva de un pueblo.” Según el músico norteamericano, hay que entender algo fundamental: “La música negra es un fenómeno que expresa una realidad social. El rap es el pulso de una sociedad”. Jones comenta admirado que a menudo ve a los raperos escribir y grabar temas en diez minutos, a la primera toma, “exactamente como lo hacían en su momento Charlie Parker o Dizzy Gillespie. Piense que en los Estados Unidos se ha dado un caso

RADIO MITRE

Santo Biasatti llena las mañanas de Mitre con actitud simpática

Información y humor en armonía Muy bueno

✩✩✩✩ Quincy Jones junto al músico y ministro brasileño Gilberto Gil, la última semana, de visita en Río de Janeiro ARCHIVO/AFP

único en la historia”, comenta sobre la situación compleja de los afroamericanos: “Se desplazó de sus hogares a 50 millones de personas a las que se les negó la condición de seres humanos durante siglos”. Jones se muestra feliz igualmente de reencontrar en Suiza a otro de sus amigos de juventud, el compositor y pianista Michel Legrand, a quien él se permite llamar “Big Mike”. “Yo produje sus primeras canciones con Eddie Barclay en 1967”, rememora. Ambos músicos tienen algo en común, aparte del talento y la fama mundial. Nacido el

“Las raíces son muy importantes. Muchos de los jóvenes raperos de hoy no saben que sus orígenes vienen del blues y el jazz” 14 de marzo de 1933, en Chicago, Jones fue formado en composición, al igual que su colega parisino, por Nadia Boulanger, para luego seguir estudios privados con Olivier Messiaen.

El pequeño Michael Quincy Jones es considerado en su país “un monumento vivo de la historia norteamericana”. Ganador de 27 premios Grammy, comenzó su carrera como trompetista para Lionel Hampton, para luego convertirse en colaborador de Dizzy Gillespie, Frank Sinatra, Ray Charles y Stevie Wonder. Descubridor de Michael Jackson, el gran músico fue el hombre que llevó al estrellato planetario al joven cantante gracias a discos como Thriller y Bad. El recuerdo del cantante ensombrece las facciones del coloso, que tiene aspecto de boxeador retirado y que,

al igual que un viejo luchador, tiene problemas de oído y movimientos lentos. “El caso de Michael Jackson es especialmente doloroso para mí –lamenta Jones–. ¿Cómo debería sentirme al ver su ascensión y caída? Lo conocí siendo un niño y comencé a trabajar con él en 1979 para el disco Off the Wall y luego fui el productor de Thriller.” Este disco, con más de 47 millones de copias, sigue siendo el disco más vendido de todos los tiempos. La colaboración entre ambos terminó con Bad: “No he vuelto a verlo ni hablar con él desde hace más de dos años, aunque estoy al corriente de que ahora vive en Bahrein e intenta producir un nuevo disco”. Jones ha trabajado con numerosos músicos que forman parte ya de la historia, pero entre ellos destaca a tres: Miles Davis, Ray Charles y Frank Sinatra. De Ray Charles, a quien el trompetista conoció cuando él tenía 14 años y Charles 16, recuerda: “Me enseñó todo sobre la música, pues era un genio y muy maduro para su edad”. El músico afirma que esa amistad se ve bien reflejada en la película biográfica Ray. “Yo mismo escribí los diálogos de la película en los momentos en que aparecemos él y yo cuando éramos niños –comenta–. ¿Quién mejor que yo podría conocer la forma en que hablábamos y los temas que tratábamos?” Jones considera a Sinatra “un cantante excepcional, formado en la gran escuela de las big bands, que era capaz de cantar y pensar la música exactamente como un músico de jazz toca su instrumento. Y ese conocimiento íntimo del fraseo musical fue lo que lo convirtió en un genio”. El músico muestra orgulloso un grueso anillo de oro y comenta: “Esto que llevo aún hoy fue un regalo suyo antes de dejarnos”. Pero los mayores halagos quedan reservados para su “amigo y herma-

no” Miles Davis. “Conocí a Miles en la época en que trabajaba para Columbia y estaba grabando los discos Miles Ahead y Kind of Blue”, recuerda, con mirada soñadora. El productor considera que Kind of Blue es “un monumento de una modernidad absoluta que parece grabado mañana” y afirma que sigue escuchando ese disco todos los días. ¿Cómo ve Quincy Jones el futuro del jazz desde la cumbre de su profesión? “El jazz fue en su momento la música de cada día y el aire que respirábamos –reflexiona–. Es una forma de arte muy compleja y única que hace que a los jóvenes a veces les resulte lejana.” Pero Jones piensa que “el espíritu del jazz volverá bajo otra forma, como puede ser el rap”. Mucha gente recuerda aún a Quincy Jones por haber escrito la canción We are the World y haber liderado esa iniciativa humanitaria de 1984 para las víctimas de la hambruna de Etiopía. Seductor mítico y gran amante de la belleza femenina, Jones tiene siete hijos de diversos matrimonios, incluida una niña, Kenya, fruto de su unión con la actriz Nastassja Kinski. Pero Quincy Jones no vive sólo de la historia y sus recuerdos. El músico se entusiasma al comentar: “Estoy muy ocupado estudiando las fuentes del jazz y el blues para un espectáculo que haremos con el Cirque du Soleil, que se verá próximamente. Será un viaje que nos llevará a Africa, Brasil, Cuba, Haití y Puerto Rico, hasta llegar al rap actual”. ¿Un viaje hacia los orígenes de la música norteamericana? “Sí, porque las raíces son importantes. A menudo la gente desconoce sus orígenes y por eso es bueno que los jóvenes recojan la herencia.” A modo de conclusión, Jones sentencia: “Muchos de los jóvenes raperos de hoy no saben que sus orígenes vienen del blues y el jazz”.

Buen día, Santo. Periodístico. Conducción; Santo Biasatti. Columnistas: Marcelo Zlotowiazgda (economía), Hugo Balassone (deportes), Alicia Petti (espectáculos), Ariel Tarico (humor), Mirta Tundis (información previsional). Locución: Marcela Giorgi. Móviles: Ricardo Romero, Hernán Bertolini, Diego Corvalán, Mercedes Ninci, Ignacio Jubilla. Estado del tránsito: Julio Rodriguez. Coordinación general: Pablo Schneider. Producción: Carolina Gil Posse, Guido Valeri, María Martha Scarano, Sebastián Pedrón, Ignacio Bullán, Matías D’Angelo. Operador: Adrián Ajón. De lunes a viernes, de 6 a 9. AM790 Mitre. Programas del lunes 19 y del martes 20 de febrero.

Cualquier caricatura de Santo Biasatti, después del personaje que creó mientras conducía en televisión En síntesis, el noticiero de cierre de Canal 13, lo muestra como un tipo de entrecejo fruncido grabado en piedra, y carácter rayano en lo antipático. A quienes lo conocen desde hace años, esa imagen les resulta graciosa porque saben que Santo es uno de los tipos más amenos y divertidos con los que se puede pasar una velada. Esos que animan la sobremesa y con la mejor cara de póquer inventan las ocurrencias menos esperadas que despiertan la carcajada de todos los presentes.

Alegre y divertido Mucho más cercana a esa personalidad afable y simpática es la que despliega en Buen día, Santo, un programa de la llamada primera franja de la mañana, con todos los elementos que son comunes (y funcionales para el público) a los ciclos de ese horario, pero con un primer rasgo característico que se basa en la distensión, el humor y la armonía con que hace su trabajo el conjunto del equipo.

Con el apoyo de Marcela Giorgi, que aporta ocurrentes y efectivas dosis de humor que se cuelan en los diálogos que mantiene con Biasatti, van teniendo sus espacios los desarrollos de los diferentes temas que dominan Marcelo Zlotogzwiazda, Hugo Balassone, Alicia Petti y Mirta Tundis, con información precisa y relevante. El humor de Ariel Tarico tiene su fuerte en las variadas imitaciones que realiza, sobre todo cuando tiene tiempo para desarrollarlas. Las veces que acota algo corto con la voz de algún famoso, uno se queda tratando de determinar de quien se trata y se pierde la efectividad del chiste. El personaje del DJ que interpreta para dar pie a los temas musicales, no resulta tan gracioso. Por el contrario, ese sonido estridente y chillón de la voz con ecos tiende más bien a romper el clima armónico del programa que a generar la risa. El trabajo de los movileros tiene la característica de ir a cubrir temas destacados de la agenda del día, con el aporte de síntesis informativas rigurosas y completas. La segunda característica diferencial del ciclo es la capacidad que posee el conductor para determinar temas de color, levantados de alguna publicación gráfica, capaces de generar verdadero interés dentro de las informaciones del día y la manera en que los comunica a la audiencia. El peligro latente que existe en el programa es la tendencia que posee Biasatti (en sus años de trabajo en Rivadavia era todo un estilo) a asumir la defensa de los ciudadanos comunes con discursos editoriales contra los poderosos, generalmente justos, pero demasiado largos hasta para los defendidos. Algo que por fortuna en este programa hasta ahora no se oye.

Ricardo Marín

Ziegler y un trío muy creativo Muy bueno

✩✩✩✩ Presentación de Ziegler Trío, con Pablo Ziegler en piano, Quique Sinesi en guitarra de siete cuerdas y Walter Castro en bandoneón. En Notorious.

La propuesta del pianista Pablo Ziegler es una de las expresiones que mejor definen la confluencia del mundo de la música ciudadana con el espíritu jazzístico. Básicamente, dos son los más claros ejemplos de esta fusión de tono conceptual: las improvisaciones y el ensamble, en el cual no hay casi duplicidad de funciones, es decir, cada instrumento trabaja en un plano diferente pero complementario. El show del músico en Notorious, antes de presentarse en el Festival de Tango y para luego salir de gira, fue una suerte de repaso de su último trabajo discográfico Bajo cero y un interesante adelanto de su próximo disco, que saldría en Holanda hacia mediados de año. El trío comenzó con “Michelangelo 70”, de Piazzolla, una composición que es toda una carta de identidad, pues el espíritu jazzístico de aquel gigante del bandoneón está muy presente. Mientras que Ziegler repasa la melodía dentro de un estilo depurado, las voces de Walter Castro en el bandoneón y Quique Sinesi en la guitarra le ponen un andar agitado. El bandoneón no deja que los arreglos alejen este tema del espíritu ciudadano, mientras que Sinesi posee varios lenguajes con los que refresca la composición. Luego hicieron temas de su nuevo disco como “La fundición” y “Blues porteño”; ambas composiciones mostraron un buen trabajo en la edificación de climas montados sobre una sucesión de arreglos complejos. El primero de ellos es, al comienzo, una balada que se irá transformando con las vueltas, hasta terminar en un tema rápido. Ziegler, nuevamente, fue el encargado de liderar la frase melódica, salpicada de espacios para que el bandoneón ancle la canción en Buenos Aires, mientras que Sinesi, un músi-

EMILIANO LASALVIA

El músico lidera el grupo donde participan Sinesi y Castro

co de gran nivel como improvisador, recorrerá un aire gitano, seguido de un toque de candombe.

Experimentación En el “Blues porteño”, bandoneón y guitarra hicieron una base mientras que Ziegler toma un aire propio de ese género, pero muy abierto armónicamente y con arreglos de una complejidad poco blusera, pero interesante en términos de experimentación. La idea es reunir dos géneros con puntos de contacto, como el blues y el tango, fuertemente rítmicos y con mensajes claros, salvo para Sinesi, que en su solo propuso un tono abstracto, interesante y que volvió la preocupación del grupo por desarrollar un ensamble de intrincados arreglos. “Milonga para Hermeto Pascoal”, de Sinesi, es una fusión entre el espíritu

rítmico de la milonga con una especie de frevo nordestino. En verdad el tema es una suerte de combinación extraña y edificante, tocada a toda velocidad y en la cual los aires se entrecruzan dentro de un espíritu lúdico. “Places”, de Ziegler, es una balada de tono piazzolliano, con un cuerpo melódico-rítmico cambiante, con un tono fuertemente influido por el canto del bandoneón, que parece recorrer distintos géneros, diferentes ciudades. El aire que impone Ziegler desde el piano es continuado por Castro desde su bandoneón y quebrado por esa vena inspirada de Sinesi con su guitarra de siete cuerdas. Un encuentro con un trío que ha desarrollado una mirada que si bien no es novedosa, sí es creativa en términos de arreglos y de ensamble.

César Pradines