Conferencia XIX Olimpiada Matemática
ALAN TURING Y EL NACIMIENTO DE LA INFORMÁTICA
SINOPSIS 1. 2. 3. 4.
INTRODUCCIÓN INFANCIA Y JUVENTUD HÉROE DE GUERRA CREACIÓN DE LA INFORMÁTICA Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL 5. FINAL DE ALAN TURING 6. REIVINDICACIÓN DE ALAN TURING 7. ALOCUCIÓN FINAL Y DESPEDIDA Tarazona de la Mancha, 10 de mayo de 2008
Ilustrísimo señor alcalde de Tarazona de la Mancha, Sr. Delegado de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Sr. Director del Instituto de Educación Secundaria José Isbert. Sr. Director del Colegio Público Eduardo Sanchíz Bueno. Profesores y maestros de matemáticas, y otras disciplinas. Padres y madres de los participantes en esta competición de matemáticas. Vecinos y vecinas de Tarazona de la Mancha. Y en último lugar, pero, por supuesto, no de menor importancia, “Last but no least”, los auténticos protagonistas de hoy, queridos estudiantes participantes en esta final de la XIX Olimpiada de Matemáticas.
Me planteo desarrollar la siguiente cuestión: “¿Pueden pensar las máquinas?” … Así comenzaba el artículo “Computing Machinery and Intelligence”, “Computadores e Inteligencia”, publicado en el número de octubre de 1950 de la revista Mind, por Alan Mathison Turing. Cuando los compañeros, y sin embargo amigos, de la Sociedad de Profesores de Matemáticas, me plantearon el honor (que, como manda la tradición, diré que inmerecido), o bien, como también se dice en el lenguaje actual, me pasaron el marrón de realizar esta alocución con motivo de esta XIX Olimpiada de Matemáticas, se me planteó, como primera cuestión la elección de un tema apropiado a la ocasión. En la situación en la que nos encontramos, tenemos a un grupo de jóvenes entusiastas participando en una competición destinada a estimular el estudio de la ciencia de las Matemáticas. Unos jóvenes interesados en esta disciplina, unos jóvenes con un futuro por delante y que, también, quieren saber a donde van. Pero para conocer a donde uno va, a mí entender, es sin duda, conveniente, saber de donde se viene, y conocer, también, a los grandes talentos que ha habido en esta disciplina. El origen de la jovencísima ciencia y técnica que venimos a denominar “informática”, no se pierde en la noche de los tiempos, y sin embargo, no por ello es muy conocida, incluso por sus propios integrantes. Es por ello que me pareció atrayente, el realizar un bosquejo de alguna de las figuras que han contribuido a la forja de esta rama del saber. En la Galaxia de los astros que han iluminado esta nueva ciencia, a mi entender, brillan de una manera especial tres nombres, los tres matemáticos: Alan Mathison Turing y Ada Augusta Byron, condesa de Lovelace, en el campo que hoy conocemos como “software” y John Louis Von Neumann en el campo denominado hoy como “Hardware”. Estas figuras, salvando las distancias, y obviamente a una escala mucho menor podríamos decir que representan para la Informática el mismo papel que Isaac Newton y Galileo Galilei pudieran representarlo para la Física. Disertar sobre estas figuras nos llevaría más tiempo del previsto, por lo que dejaremos a Lady Ada y a Von Neumann como material de desarrollo para otra ocasión. No obstante,
me permitiré, para situarla en su contexto un muy breve párrafo de reflexión referido a la primera. En algún libro de Introducción a la Programación, al respecto del lenguaje de programación Ada, se dice lo siguiente: “Se llama ADA en honor de Ada Augusta Byron, condesa de Lovelace e hija del poeta inglés Lord Byron”. Por supuesto, cuando leo esta afirmación me suelo preguntar: ¿Y qué tendrá que ver con la programación el famoso poeta romántico Lord Byron? ¿No sería más apropiado decir algo así como “la primera programadora de la historia, creadora de la programación, el concepto de “lenguaje de programación” y, en general, del concepto de lo que denominamos “software”? ¿Alguien se imagina una biografía de Albert Einstein en la forma: físico alemán, hijo de Hermann Einstein, vendedor? Por supuesto, una biografía así levantaría gran revuelo. Una breve reseña siempre dirá, al menos, “premio Nóbel de física, creador de la teoría de la relatividad”. No obstante, todavía hoy, incluso nos parece normal que una mujer deba ser recordada en relación a su padre, su marido o su hijo, antes que por sus propios y merecidos méritos.
=== INFANCIA Y JUVENTUD === Volviendo al tema que nos ocupa, Alan Turing nació en Paddington, Inglaterra en 1912. Sus padres, funcionarios del Imperio Británico en la India, pertenecían a la clase media acomodada de esta Inglaterra victoriana de principios del siglo XX. Su infancia y juventud transcurrieron normalmente para dicho entorno. Asistió a una escuela privada, si bien fue un alumno atípico; era muy malo en inglés y latín y mereció algunos reproches de sus profesores. Uno de ellos escribió a sus padres: "Puedo perdonarle su caligrafía, aunque es la peor que he visto en mi vida, y trato de ver de manera tolerante sus insistentes imprecisiones y descuidos, así como lo sucio de su trabajo; pero lo que no puedo perdonarle es la estupidez de su actitud hacia las sanas discusiones del Nuevo Testamento". Sin embargo, Alan Turing destacó como prodigio en física y matemáticas. Se graduó con honores en 1934 en la licenciatura de Matemáticas de la Universidad de Cambridge. En 1935 obtuvo una beca del King's College por su trabajo en el teorema del límite central en probabilidad. En 1936 obtuvo el Premio Smith por su trabajo en teoría de la probabilidad, y comenzó a profundizar su estudio del décimo problema de Hilbert, que hasta entonces nadie había podido resolver. También continuó con la práctica de los deportes, y era frecuente que practicara remo, carreras a campo traviesa y vela en un pequeño bote. En 1936 obtuvo una beca para realizar el doctorado bajo la dirección de Alonzo Church en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos. Al finalizar el doctorado, Von Neumann le ofreció un puesto de profesor asistente, sin embargo, decidió volver a Inglaterra, donde vivió dedicado a la universidad, su interés se centraba en la construcción de una “máquina automática de cálculo”. Sin embargo, faltaba poco para el inicio de la II guerra mundial.
=== HEROE DE GUERRA === Una de las facetas que hacen atractivo el conocimiento de la vida de Turing es su cualidad de héroe de guerra, y eso a pesar de que en sus tiempos estudiantiles, durante los años 30, militó en el movimiento pacifista británico. En efecto, contribuyó de manera notable a la victoria aliada durante la II guerra mundial, auque lo hizo de una manera desconocida, pues fue dentro del Servicio Secreto Británico. Durante la guerra fue artífice del grupo que trabajó en “Bletchley Park”, una instalación militar secreta a unos 80 km. al norte de Londres. En 1937 era conocimiento común de los servicios de inteligencia de Inglaterra que el ejército, la marina, y probablemente también la aviación alemana, cifraban sus mensajes de una manera similar, con base en una máquina llamada Enigma lanzada al mercado en los años veinte pero que los alemanes continuaban perfeccionando. La máquina Enigma tenía, además, un fácil manejo para los operadores militares sin conocimientos criptográficos. Para 1938, el problema de descifrar Enigma se había convertido en el problema principal de los servicios de inteligencia británicos, y el consenso general era que el problema permanecería insoluble. Dentro del sistema imperante, en que ningún matemático era parte del equipo de inteligencia, probablemente habría tenido que ser así. Sin embargo, fue descifrada, y actualmente se considera que la lectura de la información contenida en los mensajes que no protegió pudo haber sido una causa fundamental para que la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial se produjese un año antes de lo que hubiera podido ocurrir de no haber sido desencriptada por el equipo de Turing. La máquina Enigma era un dispositivo que utilizaba una combinación de partes mecánicas y eléctricas y que contaba con un teclado, similar al de las máquinas de escribir, que controlaba una serie de interruptores eléctricos y un engranaje mecánico. La base de la supuesta inviolabilidad era la ingeniosa disposición de tres rotores mecánicos e interruptores eléctricos, que hacía que el mecanismo de codificación cambiase conforme se iba realizando el trabajo. Inicialmente un equipo de lingüistas trabajó en la descodificación, con escasos resultados, hasta que el equipo de matemáticos capitaneado por Turing consiguió romper los códigos secretos. Muy importante para lograr sus objetivos, junto a sus conocimientos matemáticos, fueron también sus aficiones: Ajedrez, bridge y crucigramas; probablemente, hoy día lo serían también los sudokus. En medio de ese esfuerzo, Alan Turing desarrolló también las teorías fundamentales que levantaron la criptografía, desde el nivel de un saber puramente empírico que tenía en 1938, al carácter científico y sistemático que hoy ostenta. Las primeras ideas para la desencriptación las aportaron unos matemáticos polacos que desarrollaron una máquina mecánica, basada en métodos estadísticos, denominada “la bomba” para una versión particular de la máquina Enigma. Para el desarrollo de su tarea, el equipo de Turing, en primer lugar, desarrolló una versión generalizada y más eficiente de dicha máquina. Los servicios del equipo de Turing condujeron a desentrañar las comunicaciones de la aviación de una manera rutinaria, pero aún así, los códigos de la marina seguían resistiéndose. Finalmente, el conocido como “pabellón 8”, bajo la dirección de Turing, aplicando ideas lógicas y métodos estadísticos más sofisticados, ya en el año
1941, se alzó victorioso, y desde entonces, las órdenes transmitidas entre barcos y submarinos eran un libro abierto para los aliados, pareciendo que la batalla del mar estaba ya ganada. Sin embargo, en 1942, la máquina Enigma fue reforzada con un nuevo rotor, y la Bomba quedó insuficiente, por lo que construyeron en 1943 el Colossus, un computador digital programable, aunque no de propósito general, sino diseñado, obviamente, para el criptoanálisis. Se crearon 10 unidades, que contenían entre 1600 y 2400 válvulas de vacío. Medía 2,25 metros de alto, 3 metros de largo y 1,20 de ancho. Los datos se le introducían con cinta perforada y tenía una memoria de 5 caracteres de 5 bits, con lo que podía procesar 5000 pulsaciones de Enigma por segundo. De nuevo, las órdenes cifradas enviadas a aviones, submarinos, barcos y otras unidades volvían a ser conocidas, lo que resultó decisivo para la victoria aliada. Turing, por sus contribuciones, recibió la Orden del Imperio Británico como reconocimiento a su labor. No obstante el reconocimiento no fue público pues, durante décadas, el trabajo de Turing y el resto del equipo de Bletchley Park se mantuvo en secreto.
Entre sus muchos servicios, podemos destacar que el 1 de junio de 1944, Colossus descifró un mensaje crucial, la confirmación de que ejército alemán esperaba una invasión masiva en Calais. Esta información fue decisiva para que el general Eisenhower decidiera Normandía como el lugar de desembarco el 6 de junio, el famoso día D. Este desembarco, masivo y por sorpresa fue el principio del fin de los alemanes. La máquina Colossus podría e, incluso, debería ser considerada como el primer computador digital. No obstante tal honor recae, en la actualidad, en la máquina ENIAC construida en Pennsylvania en 1946, bajo el asesoramiento de Von Neumann, es decir, 3 años más tarde. La razón es que la existencia de Colossus se mantuvo en secreto. Hasta 1975, por una ley británica, estaba prohibida la mera difusión de su existencia. En 1960 fue destruida la última unidad. También se destruyeron planos, esquemas y documentación. Colossus, oficialmente no existe. Sobre la documentación que todavía se conserva sigue vigente la calificación de “secreta” que la ley británica establece por un periodo de 100 años. El hecho de que la máquina Enigma hubiera sido desencriptada durante la guerra permaneció en secreto hasta finales de los años 60. Esto permitió que al finalizar el conflicto, los británicos y los americanos pudieran vender las máquinas Enigma sobrantes a muchos países, que se mantuvieron en la creencia de la seguridad de ésta. Es bastante probable también que, para el mantenimiento del secreto, influyera el desastre de Coventry; esta ciudad fue bombardeada masivamente por la Luftwaffe, con 500 bombarderos en noviembre de 1940, en la operación denominada “Sonata Claro de Luna”, que arrojó más de 150.000 bombas, ocasionando más de 500 muertos y miles de heridos. Parece ser que el gobierno de Churchill conocía previamente que el bombardeo se llevaría a cabo, gracias a la interceptación de los códigos, y no se hizo nada por evitarlo, con el objetivo de que el enemigo siguiera confiado en su seguridad. Esta circunstancia siempre ha sido desmentida por el gobierno británico; sin embargo, las pruebas fueron destruidas.
===CREACION DE LA INFORMATICA Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL === Finalizada la guerra, Turing se dedicó por entero a la, entonces todavía inexistente, Ciencia de la Informática. De 1945 a 1948 trabajó en el Laboratorio Nacional de Física. En 1946 propuso el diseño del ACE, una Máquina de Computación Automática. En dicho diseño proponía añadir un registro especial donde se guardase la posición de la memoria que se estaba explorando por el programa, este registro lo denominó “puntero de pila”, y proponía aplicarlo a un nuevo concepto inventado por él, la subrutina y las bibliotecas de programas. La propuesta de la máquina fue rechazada, pues el tamaño de la memoria, 1024 palabras se consideró inviable. En 1949 fue nombrado director delegado del laboratorio de computación de la Universidad de Manchester y trabajó en el software de una de las primeras computadoras reales, la Mark I. También trabajó en el desarrollo de la cibernética, y de sus trabajos se derivan importantes conceptos de sistemas de control, estableciendo el concepto de interfaz. También practicó deporte. Comenzó a correr largas distancias con frecuencia, sintiendo que necesitaba el ejercicio. Se sabe que ganó los campeonatos de las 3 y 10 millas de su club y que quedó en 5º lugar en una maratón de aficionados de 1947. Turing pudo haber estado en el equipo de atletismo que representó a Inglaterra en las Olimpíadas de 1948, de no haber sido por una lesión de la cadera que le impidió seguir compitiendo. Sin embargo, su aportación más famosa es anterior a la guerra, y es el concepto de la máquina de Turing, que equivale al de algoritmo. El origen de este concepto proviene del Entscheidungsproblem o problema de la decisión, inicialmente planteado por Leibnitz en el siglo XVII, pero formalizado por David Hilbert en 1928, en un congreso casi al final de su vida. Allí planteó tres preguntas, quizá las más importantes para las matemáticas del siglo XX: 1. 2. 3.
¿Son las matemáticas completas, es decir cualquier proposición puede ser probada o rechazada? ¿Son las matemáticas consistentes, es decir no es posible demostrar algo falso? ¿Son las matemáticas decidibles, es decir cualquier proposición se puede demostrar como cierta o falsa tras una secuencia finita de pasos?”
La idea de Hilbert es que la respuesta sería afirmativa para las tres cuestiones. Sin embargo, en el mismo congreso, Kurt Gödel demostró, por medio de su célebre Teorema de Incompletitud que las dos primeras preguntas no pueden ser ciertas a la vez para la teoría de los números. Fue un mazazo para las matemáticas, pues eso significa, en palabras llanas, que si queremos saber la verdad, y nada más que la verdad, no podremos saber toda la verdad. La verdad absoluta no existe. Quedaba la tercera pregunta. En 1936, Alan Turing, en su trabajo “On computable numbers” introdujo el concepto de Máquina de Turing y definió la Máquina Universal de Turing, como idea de lo que es un computador programable. A este respecto, nótese que en los años 30 del pasado siglo, la idea de “computador” remitía a una “persona que realiza
cálculos”, pues la idea de “máquina que calcula” resultaba, entonces, inconcebible. Turing demostró con esta máquina infernal que la respuesta a la tercera pregunta era un rotundo NO. Su tesis vino a demostrar que las matemáticas eran un montaje intelectual con la misma envergadura metafísica que puede tener el juego del ajedrez. Durante la etapa de Manchester, en octubre de 1950, realizó estudios más abstractos y escribió su famoso artículo "Máquinas de computación e inteligencia" donde trató la cuestión de la inteligencia artificial y propuso su famoso experimento. Con su histórica pregunta, con la que he encabezado esta disertación, “¿Pueden pensar las máquinas?”, Turing propone revisar los conceptos "máquina" y "pensar". Definir el primero no plantea problemas, puede ser una máquina de Turing. Para el segundo, eso no es tan fácil, y en su lugar, propone cambiar la pregunta por otra alternativa. La base es un juego social de la época, el juego de la imitación. Recordemos que no existían los juegos de rol, la televisión, ni el Messenger. Este juego necesita tres personas, un hombre, una mujer y un interrogador. El interrogador se queda en un cuarto, separado de los otros dos. Para él, el objetivo del juego es determinar cuál de los otros dos es el hombre y cuál la mujer, por medio de preguntas, y los resultados, bastante tópicos, de las respuestas. La traslación propuesta es: "¿Qué pasaría si una máquina tomara un papel en este juego y un humano otro?". ¿Decidirá el interrogador acertadamente con igual frecuencia, si el juego se desarrolla de esta manera, que como cuando es jugado por un hombre y una mujer? Esta pregunta sustituye a la anterior: "¿Pueden pensar las máquinas?". La cuestión que nos planteamos entonces es: ¿Puede una máquina simular el comportamiento humano y ser indistinguible? Está claro que todo el mundo convendrá en que una máquina puede “simular” a un ser humano, no hay disputa en eso. La cuestión clave es que si la simulación se hace de una manera tan eficaz, que es indistinguible de un pensamiento “auténtico” para un observador externo, entonces, ¿Cuál es la diferencia? De acuerdo al principio de identidad de indiscernibles, formulado por Leibniz, sabemos que no pueden existir dos cosas diferentes, idénticas entre sí. Luego podríamos concluir que una inteligencia artificial indistinguible de una humana, necesariamente debe ser idéntica. El juego de la imitación, en esta formulación se conoce, desde entonces, como Test de Turing. Sobre él se ha escrito mucho, desde el ámbito de las matemáticas, de la filosofía, la religión, e incluso, la literatura, sobre todo en ficción científica. Recordemos, por ejemplo, el film de Ridley Scot, Blade Runner, donde un magnífico Harrison Ford, en el papel de Rick Deckard, cazador de androides, efectúa pregunta a pregunta a los sospechosos, hasta determinar si son humanos o replicantes. El, así denominado en la película, test VoigtKampff que emplea el agente Deckard, es, en realidad, un remedo del test de Turing. Al día de hoy, el Test de Turing no ha podido ser pasado por ninguna máquina. Una aplicación práctica de este hecho se utiliza para la eliminación de accesos automáticos en páginas web. Los Test de Turing Inverso, o CAPTCHAS se han convertido en práctica
habitual. La prueba más común consiste en introducir un conjunto de caracteres que se muestran en una imagen distorsionada. Se supone que una máquina no es capaz de comprender e introducir la secuencia de forma correcta, por lo que solamente un ser humano podría hacerlo. Son comunes en creación de cuentas de correo y de usuario, por ejemplo Messenger, Google, Yahoo, etc. En 1951, Alan turing obtuvo un reconocimiento de la Academia inglesa por su trabajo, al ser elegido Fellow de la Royal Society; entre sus padrinos estaba el matemático, y Premio Nobel de literatura, Bertrand Russell.
=== FINAL DE ALAN TURING === La vida de Alan Turing es fascinante, pero finalizó de una manera trágica. Turing fue un genio adelantado a su época, un investigador tan extraordinario que inició una de las ciencias que, a día de hoy resulta más imprescindible, además de una mente prodigiosa puesta al servicio de su país, y que contribuyó en buena medida a su victoria en la guerra. Su entusiasmo por las ideas y su completo desinterés por obtener dinero, poder o fama eran proverbiales. También es cierto que nunca tuvo consideración por los convencionalismos sociales, y que vivió siempre como él quiso, eligiendo personalmente sus propios estilos de vida, aunque sin incomodar a nadie. Irónicamente, una persona que había realizado hazañas sin paralelo de carácter intelectual, no habría de estar a la altura de esas capacidades al tener que lidiar con situaciones personales especialmente comprometedoras en la crisis más grave de su vida. Alan Turing tenía un gravísimo defecto, era homosexual en una época en que esa diferencia podía costarle no sólo la repulsa social, sino incluso la cárcel. De hecho, el servicio secreto británico le tenía bajo vigilancia, pues era poseedor de secretos militares, y considerado como una posible víctima de chantaje por su orientación sexual, recordemos que eran los tiempos de la Guerra Fría y el macarthismo. El triste final de la historia de Alan Turing comienza con un encuentro casual con un chico de 19 años, famélico y bien parecido, Arnold Murray, desempleado, con pequeños antecedentes penales, y sin oficio ni beneficio, con el que Alan estableció una relación intermitente. A fines de enero de 1952, la casa de Alan fue asaltada por un intruso, probablemente amigo de Arnold, que robó objetos de poco valor. Alan denunció este robo a la policía, y dos oficiales iniciaron la investigación. Unos días después, los dos detectives llegarían a interrogar a Alan por un delito diferente, en que él mismo era el imputado, pues según una ley de 1885, la homosexualidad, considerada como enfermedad y delito, se castigaba con pena de hasta dos años de prisión. Curiosamente, se definía exclusivamente en términos del cuerpo masculino, y se aplicaba absolutamente, sin consideración a edad, intervención de dinero, o carácter privado o público de los actos. A todas las preguntas de los investigadores policiales Alan contestó inmediatamente la verdad, con lo que los detectives se dieron el gusto de solucionar su caso en unos pocos minutos, mientras que el robo original nunca fue resuelto.
Fue acusado y juzgado. Los cargos que le fueron imputados eran de "indecencia grave y perversión sexual". Convencido de que no tenía de qué disculparse, Turing no se defendió de estos cargos, su único alegato fue que él no había hecho nada malo. Fue condenado, privado de sus derechos ciudadanos, y se le dio la opción de escoger: o como delincuente ir a prisión o como enfermo someterse a un tratamiento hormonal para la reducción de la libido y “curar” su homosexualidad, en realidad se trataba de una “castración química”. Finalmente, por desgracia, escogió las inyecciones de estrógenos, hormonas femeninas, un tratamiento brutal que duró un año, le produjo importantes alteraciones físicas, como la aparición de pechos, le convirtió en impotente y le provocó una profunda depresión que no pudo o no quiso superar, tras la injusticia de que estaba siendo objeto. Dos años después del juicio, en 1954, murió, comió de una manzana envenenada con cianuro. La muerte fue calificada como suicidio, contaba apenas 42 años. En su juicio no se tuvo en cuenta su contribución a la defensa de Inglaterra; pues era secreto militar y no podía ser desvelado. No se tuvo en cuenta su contribución a la humanidad con la creación de una nueva ciencia; pues nadie era consciente de ello en aquella época, era demasiado temprano. Pero si no se tuvo en cuenta todo el bien que había hecho, también es cierto que tampoco lo fue su único alegato, que mal no había hecho absolutamente ninguno. Su delito fue ser homosexual, y su pecado no arrepentirse. En 1967 cambió la ley británica, y se despenalizó el sexo homosexual consentido; en 1973 la Asociación Americana de Psiquiatría decidió eliminar la homosexualidad del 'Manual de Diagnóstico de los trastornos mentales' y urgió a rechazar toda legislación discriminatoria contra gays y lesbianas. La acción vino motivada tras una completa revisión científica sobre el tema. Aunque aún hubo que esperar casi otras dos décadas, hasta 1990, para que la Organización Mundial de la Salud retirara la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales. La condena de Turing ya no volvería a producirse, pero desgraciadamente, eso llegaba tarde para él.
=== REIVINDICACIÓN DE ALAN TURING === La figura de Alan Turing ha sido ampliamente reconocida tras su muerte. La Association for Computing Machinery (ACM), la más importante asociación internacional en el ámbito de la Informática, otorga anualmente el Premio Turing a personas destacadas por sus contribuciones técnicas al mundo de la computación. Este premio, nuevamente salvando las distancias, está ampliamente considerado como el equivalente del Premio Nobel en el mundo de la computación. Hasta 50 premios han sido otorgados desde 1966 hasta 2005, todavía ninguno de ellos español, esperemos que no por mucho tiempo. En Inglaterra, y principalmente en Manchester, su figura ha sido honrada, existen calles y plazas con su nombre, y se le han erigido monumentos y estatuas. También podemos señalar que, en 1976 se fundó una importantísima empresa de Informática, Apple Computer, su logotipo fue una manzana mordida, y los colores, el arco iris, recuerdan a la bandera gay. Aunque se le ha preguntado reiteradamente a Steve Jobs, fundador de Apple, si esto era un homenaje a Alan Turing, nunca lo ha afirmado, pero tampoco lo ha negado. Aún cuando todo apunta a que esto es simple casualidad,
considerarlo como un homenaje no deja de tener su encanto, incluso, parece ser, para el propio Steve. También en la película 2010 Odisea 2, podemos ver al Dr. Chandra, el creador de HAL 9000, en su sobrio despacho, donde el único adorno es un retrato de Alan Turing, es un pequeño homenaje del director, Peter Hyams y del escritor Arthur Clarke. La vida de Alan Turing ha sido llevada al teatro y al cine, con notable éxito, interpretada por el actor Derek Jacobi, con el título de “Breaking the Code”, un juego de palabras en inglés, que puede traducirse como “Rompiendo los códigos” o “Rompiendo las normas”. El año 1991, Hugh Loebner, un acaudalado hombre de negocios de Nueva York, puso en marcha un concurso anual, el Premio Loebner, destinado a premiar con una dotación de 100,000 dólares y una medalla de oro al creador del programa que pasara el test de Turing. Todavía ningún programa ha conseguido pasarlo, no obstante, anualmente se entrega una versión de consolación al programa que más (con un subrayado que aparece en las bases del concurso) se asemeja a un ser humano. Hasta la fecha sólo ha sido otorgada esta versión reducida. El ganador del año 2006 fue el programa George, creado por Rollo Carpenter, accesible para chatear por Internet. A día de hoy, mas de 60 años después, es cierto que cuesta imaginar qué hubiera ocurrido si Bletchley Park no le hubiese ganado la partida a Enigma, y esto no deja de ser un arriesgado ejercicio de Historia Ficción, pero lo que sí es cierto es que no hay muchas figuras en la historia de las que se pueda decir lo que podemos afirmar sobre Turing: Tras su legado, el mundo nunca volvió a ser el mismo. Así, instalados en la cresta de la revolución digital, hoy estamos en condiciones de entender la importancia de su obra. El trabajo de Turing y sus colaboradores no merece seguir siendo un secreto. Es hora de que en todos los órdenes de la sociedad, y no sólo en los académicos y técnicos, se reconozca lo fundamental de su contribución al mundo moderno. Para bien o para mal, sin el trabajo que los hombres y mujeres de Bletchley Park tuvieron que desarrollar en medio de unas circunstancias tan extremas como las de la guerra más cruenta de la historia del hombre, ni hoy estaríamos tan preocupados por el e-business, las consolas de videojuegos de última generación, o la telefonía móvil, ni sobre todo, nos comunicaríamos a través de Internet, el medio en el que muchos esperan encontrar una herramienta idónea para construir una sociedad más justa, y en la que el conocimiento esté al alcance de todos. Como ciudadanos del siglo XXI, tenemos, pues, una importante deuda con la memoria de Alan Turing. Esta reflexión también debe valer para reivindicar, a través de Turing, a la injustamente denostada figura del hacker. No en vano, Turing también fue el primer hacker de la historia.
=== ALOCUCIÓN FINAL Y DESPEDIDA === Hemos presentado la vida y la obra de Alan Turing, fundador de la Informática, matemático, filósofo, hacker, visionario y también gay. Los primeros atributos le
conforman como una figura imprescindible de la investigación de nuestra joven ciencia. El último lo defenestró para la sociedad de su época. Por supuesto, la condición sexual nada tiene que ver con su valía científica, pero como decía Ortega, el hombre es él y sus circunstancias. No tenía nada de lo que arrepentirse, ¿cómo puede alguien desdecirse de su condición como persona?, y fue víctima de la necedad de su época. Podemos, pues, preguntarnos, ¿qué habría pasado de no verse truncada su carrera por tan nefasta injusticia?, o más importante, ¿qué hemos perdido para nuestra ciencia? ¿qué ideas e inventos le quedaban por descubrir y compartir? Ya nadie lo sabrá. Sin duda, y como dije al principio, el conocimiento de donde venimos es un paso fundamental para saber adonde vamos. Los jóvenes estudiantes que hoy compiten en esta Olimpiada, tienen todo un futuro por delante, que conviene poner en valor. Hoy celebramos esta XIX Olimpiada Matemática en Tarazona de la Mancha, en el IES José Isbert. Recuerdo que en el año 1975, todavía vigente el régimen anterior, de triste recuerdo, yo tenía que salir de Tarazona para cursar la educación secundaria en La Roda, pues no había Instituto. En 1979 quedé finalista de la Olimpiada Matemática por el distrito universitario de Murcia, e inicié la licenciatura de Matemáticas en Murcia, pues no había universidad en nuestra región. Hoy estamos en el Instituto de Tarazona, y disponemos de la Universidad de Castilla-La Mancha. Como matemático de formación, e informático de vocación por mi profesión, además de mis responsabilidades en el gobierno de la Universidad de Castilla-La Mancha, me permitiréis ofreceros esta universidad como una alternativa para vuestro futuro. Vuestra decisión de participar en este evento, ya es, de por sí, todo un valor digno de ser tenido en cuenta. Podéis elegir vuestro futuro, y debéis elegir sabiendo que sois acreedores de reconocimiento. Debo deciros que a la Universidad de Castilla-La Mancha le interesáis, y os ofrece una universidad de prestigio, con excelencia reconocida en todos los ámbitos, tanto a nivel nacional como internacional. En los estudios técnicos, muy apropiados para quienes tienen la inquietud de presentarse a una olimpiada de matemáticas, disponemos del Parque Científico y Tecnológico, que ofrece un gran número de salidas profesionales, y con el cual, en proyectos de investigación y desarrollo, en la UCLM ofrecemos un puesto de trabajo temporal a casi la mitad de los alumnos titulados como parte de su formación. Disponemos, en Albacete, entre otros, de los estudios de Informática y los nuevos aprobados de Telecomunicaciones que iniciarán su andadura próximamente. Las ciencias entre cuyos padres fundadores, se encuentran Turing, Ada Lovelace, y otros. Esto os ofrecemos, y podemos preguntarnos ¿qué podemos esperar de los nuevos titulados en una ciencia cuyos padres fundadores … cuyos padres fundadores, son una mujer y un homosexual? Pues podemos esperar … jóvenes inconformistas, rebeldes e iconoclastas; disconformes con la sociedad en la que están, y que quieren y tienen medios para cambiarla; podemos esperar: hackers, crackers, ciberactivistas, …, jóvenes que no temen, al igual que Turing, al ejército más poderoso del planeta, hoy el Pentágono de los EEUU; jóvenes que discrepan abiertamente de leyes anticuadas; jóvenes que se enfrentan a corporaciones e instituciones firmemente asentadas, y quizá, con un funcionamiento un tanto obsoleto, como puede ser la Sociedad General de Autores; jóvenes que dominan la palabra, la expresión y el lenguaje de
la nueva plaza pública del siglo XXI; SMS, MMS, mensajería electrónica, blogs, … no tienen secretos para ellos. Tienen los medios para cambiar el mundo, que es la ilusión de todo joven, tienen la inteligencia y tienen la ciencia de Turing. Jóvenes participantes en esta Olimpiada Matemática, esta es vuestra lección de hoy: Recordad a Alan Turing, creó una nueva ciencia, y con su ayuda derrotó a la más poderosa máquina militar de su época, la Alemania nazi; sin embargo fue vencido, humillado y destruido por los prejuicios de una sociedad pacata y puritana. Devolvámosle su lugar en la historia, porque la informática le reconoce como su padre. Hoy disponéis de su legado, la Ciencia de la Informática, el trabajo de Alan Mathison Turing, John Louis Von Neumann y de Ada Augusta Byron, condesa de Lovelace es vuestro, esa es vuestra herencia; sed dignos de ella. Comencé esta disertación con las palabras que inician el artículo “Computing Machinery and Intelligence”, también me parece apropiado finalizar con sus últimas palabras, que son: No podemos ver más que a una corta distancia delante de nosotros, pero podemos ver, con claridad, que queda mucho por hacer.