Exterior
Página 4/LA NACION
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Sábado 16 de junio de 2007
LA NACION en el País Vasco: las reacciones tras el fin de la tregua
El miedo a gobernar bajo la mira de ETA Regina Otaola asumirá como alcaldesa de Litzarza, un pueblo donde nadie se atrevía a presidir por miedo a la banda Por Silvia Pisani Corresponsal en España LITZARZA, Guipúzcoa.– Todo es silencio en este pueblo vasco de 600 habitantes, decorado con el anagrama de la banda terrorista ETA, donde el miedo a su fantasma es tal que no sólo nadie habla con extranjeros. Sino que nadie, tampoco, se atrevía a asumir como alcalde, por pánico a terminar de mala –muy mala– manera. La catarata de renuncias y partidas incluyó al ex alcalde del Partido Nacionalista Vasco (PNV), la fuerza moderada que gobierna en la región y que, tras la ruptura de la tregua, insiste en que con la banda “hay que negociar”. Lo cierto es que el ex edil hizo la valija y se fue. Las dimisiones que siguieron sólo se detuvieron frente a una mujer. La única que se atrevió a dar un paso al frente hacia lo que –dicen muchos–es algo parecido a “la boca del lobo”. Pero Regina Otaola –abogada, vasca, soltera, 55 años– habla con el tono sereno de quien no soporta que la tomen por heroína. “Tampoco soy una inconsciente. Sé que será difícil. Pero de lo que se trata aquí es de defender la libertad contra quienes quieren imponer miedo por la violencia”, dice. Asegura que la historia de este pueblo –donde fue votada y nadie, sin em-
bargo, se atreve a darle la bienvenida en público– es la misma de otros del País Vasco, igualmente atemorizados. Hoy, en toda la región cuya independencia ETA reclama a balazos, comienza una nueva e incierta etapa política promovida por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero (ver aparte). Será con la llegada al poder de concejales y alcaldes de Acción Nacionalista Vasca (ANV), una fuerza radical incapaz de condenar el terrorismo y a quien muchos –incluida la Justicia– considera expresión política de ETA. A partir de hoy, sus cargos tendrán acceso al control de 250 millones de euros en fondos públicos. “Pero lo peor no es eso sino que, también a partir de hoy, ANV –que es lo mismo que ETA– tendrá acceso a la información del padrón oficial. O, dicho de otro modo, a las direcciones, horarios, teléfonos, autos, domicilios y rutinas de todos. Y son ellos los que pasan el chivatazo a la banda para atentar. Con esto, la tarea de quienes prefieren las armas será más fácil.” Otaola es militante del derechista Partido Popular (PP), la principal fuerza de oposición nacional. “Como cargo en el País Vasco, siempre estuve en riesgo. Estoy casi habituada”, dice. El diálogo transcurre en la vecina San Sebastián, a sólo 25 kilómetros del pueblo. Dos guardaespaldas velan por su seguridad durante la entrevista con LA
FOTOS DE SILVIA PISANI
Regina Otaola
Carteles de ETA en Litzarza
NACION, en la mesa de un bar. Ya sabe que en el puente que cruza el pequeño río Arrexes, por el que se accede al pueblo, dos carteles en rojo sentencian “Otaola, faxistak, kamporra” (Otaola, fascita, ¡fuera!). Y sintetizan la guerra personal que le espera. Ella no puede asumir todavía. Y dudan de que pueda jurar en el ambiente hostil del poblado. –La tildan de fascista. ¿Por qué?
–No sé. Si no fuera trágico, sería cómico. No tengo armas y defiendo la democracia con la palabra. Ellos, en cambio, creen que el pueblo les pertenece. Y por eso no dejan que venga otro democráticamente elegido. Así son y, como muchos le tienen miedo, no les discuten. –¿Cuántos la votaron? –En total, 27 personas. Sólo se presentó el PP. Los de ANV no pudieron
hacerlo porque la Justicia los dejó fuera. Y el PNV, que prefería dejar el pueblo abandonado antes de que lo gobernáramos nosotros, pidió en vano el voto en blanco. –¿No son muy pocos 17 votos? –Son más del doble de la última elección. Y eso emociona: la gente se va animando. Sólo recibí una llamada anónima de un hombre. Me dio mucho ánimo. El tenía miedo, no quería que nadie supiera de la llamada. Me aseguró que nos votarían, que ganaríamos. Tuvo razón. –¿Cómo hará para gobernar? –Caeré de sorpresa, sin avisar. –¿En qué centrará su tarea? –Lo que quiero es que el pueblo tenga una vida normal. ¿Usted se da cuenta de las cosas de las que estamos hablando? Parece una locura. Estamos en el siglo XXI, en un país democrático. Y la gente tiene miedo de hablar. Quiero acabar con eso. –¿Izará la bandera de España? –Sí. Y si la queman, pondré otra. Y otra. Y otra. Irá la bandera nacional junto a la “ikurriña” vasca. Hay que irse acostumbrando a que esto es España. De a poco. –¿Se puede negociar con ETA? –No. La historia demuestra que hay que derrotarla. –¿Cómo evalúa al intento negociador de Zapatero? –Dudo que haya sido ingenuo. Creo que fue prepotente y que dio un cariz
partidista. Como si él solo pudiese terminar con el terrorismo. –Se suele asociar lo que ocurre con el País Vasco con el proceso de paz en Irlanda del Norte. –No tiene nada que ver. En Irlanda no se cedió nada –nada– hasta que hubo un abandono de las armas. Hoy, nosotros tenemos a ETA en los ayuntamientos. Y ella tiene las armas. –¿Esa es la única diferencia? –No es poco. Pero hay más. Hay otra de concepción. Por ejemplo: en Irlanda, el Sinn Fein creó el IRA, el brazo terrorista, como un instrumento. En nuestro caso, es al revés. Es una banda terrorista la que crea un partido político. Es una diferencia sustancial. Y hay otra de modo: en Irlanda, todas las fuerzas se unieron contra la violencia. Aquí, desgraciadamente, hay quienes la apañan. En el pueblo, el murmullo del río y el canto de algún gallo despistado retumban en el pequeño valle. Es una postal paradisíaca, donde el miedo no se ve. Se palpa. –¿Vale la pena arriesgar la vida por eso? Son apenas unas manzanas de gente que ni siquiera quiere hablar… –No hablan porque tienen miedo. Usted lo ha visto. Y defender la libertad siempre tiene sentido. Aunque sea por una sola persona. Porque si se empieza a claudicar, se claudica siempre.
Del paisaje paradisíaco al “país de las sombras” Es la tierra de los guardaespaldas SAN SEBASTIAN, España (De nuestra corresponsal).– “El país de las sombras” vuelven a decir los lugareños para hablar de esta tierra en la que, a partir de hoy, no sólo se estrenan nuevos concejales sino también más de mil custodios y guardaespaldas encargados de velar por su seguridad ante la nueva amenaza del grupo terrorista ETA. La asunción, prevista para hoy en poblados y caseríos de cuento, sumó tensión en las últimas horas con nuevas expresiones de la radical Acción Nacionalista Vasca (ANV) que dan señales de sintonía con el mundo violento que genera la banda terrorista. Esa agrupación había sido denunciada por el opositor Partido Popular (PP, derecha) como un nuevo brazo político de ETA en reemplazo del ilegalizado Batasuna. “No tiene sentido que insistan con eso de condenar la violencia callejera. Esa es una palabra maldita en la boca” que no sirve para solucionar nada, dijo quien hoy se convertirá en alcaldesa de la guipuzcoana Hernani en representación de ANV, Marian Betialarrangoitia, Decenas de autos y colectivos fueron incendiados en los últimos días en ciudades vascas, en un fuerte recrudecimiento del terrorismo callejero. “No es eso lo correcto”, dijo, cuando se le preguntó si no tenía nada que decir para condenar los hechos de violencia que se atribuyen a los llamados “pichones de ETA”. Hoy se espera un día tenso en la jura de concejales en varios pueblos donde la justicia impidió la participación electoral de ANV por considerarla parte de la banda terrorista. De las 300 listas de la agrupación, cerca de la mitad fueron autorizadas. Y la otra mitad, dejada afuera. ANV reclama como propios los cargos ganados por concejales de otros partidos en aquellos poblados en donde el fallo judicial le impidió presentarse. Cientos de concejales del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que ejerce el gobierno nacional, y del PP estrenan hoy nuevos custodios aportados por el aparato estatal. “Todos los cargos que los necesiten tendrán su protección”, dijo el responsable de Interior del gobierno regional vasco, Javier Balza. Por esa razón, ayer se hablaba de este paradisíaco paisaje como el “país de las sombras”. Por las sombras que representan quienes siguen, a toda hora, a quienes podrían ser blancos potenciales de la organización terrorista que quebró la tregua.