El litio, el nuevo tesoro de la Puna

Entre 2009 y el año pasado el valor de las exportaciones de mercaderías aumentó 23 por ciento, pero el de las importaciones exactamente el doble;.
445KB Größe 6 Downloads 49 vistas
2

ECONOMIA & NEGOCIOS

I

Domingo 6 de febrero de 2011

     

0"0..".*1*"*"* 0 "'1".1"%%"(. *%".(.%!"*"" (*1%(%"*"10.0.' "'%("*"0"*1* "%"%"*"&%*%"%%"'*00%*!" '1%(%".0*""%"*0)'.'

 

     

%"%0.'%'.*"(*0"0.."* '*(*"%"0%"(*"0%"&%*%      



'"%*"**"0..!"*0" 1.*%0 -

01*

-

&.'%*

1%0*





0&)%

#-



+- *(.'.%

*%0,.%



- .*"%'(.'.%(

*."(*"0%"&%*%"



%.&%

 

- 01.. -

  

%0.*.%

%

*00%*



%.

%%0%

) %(% ) %

%/% %0.*.%

  !



.',%

 %    %0%"()" . %0%"()" %'%1%

   



  &)

%0.% ()0")

 

-



%.%

)&)'



-

.%")%. / )% %0% %%1%'%

  ())

  

"%%%" - *0*' .' *%1.*%

  

  

El litio, el nuevo tesoro de la Puna Continuación de la Pág. 1, Col. 2 producir en el Salar de Cauchari unas 15.000 toneladas anuales. “Hicimos una cuantificación que indica que existirían 5 millones de toneladas de carbonato de litio en nuestra exploración y otros 3 millones de toneladas más de reservas inferidas”, dice este geólogo. Entre las firmas más asentadas en el proceso en la Puna Cordillerana (Jujuy, Salta y Catamarca) se cuentan Minera del Altiplano (subsidiaria de FMC y la más avanzada en la producción local), Ady Resources, Ekeko, Exar, Sales de Jujuy (subsidiaria de la australiana Orocobre), South American Salars, Solitario Argentina, Latin American Salars, Rodinia, Lithium I y Bolera. Hasta ahora desembolsaron en total US$ 60 millones en exploración (los otros 90 millones son de 40 empresas pequeñas), pero inyectarán 1000 millones en la etapa de producción. Su apuesta se asienta en un dato seductor: el consumo de litio creció 5% anual en la última década y se espera que se acelere más. Hoy está en 100.000 toneladas anuales, pero en 2025 se demandarían 400.000. “La Argentina tiene la oportunidad histórica de asumir un rol clave en la producción sustentable de un mineral estratégico como el litio”, comenta Damián Altgelt, gerente general de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros. Daniel Galli, director gerente de Ady, que ya produce en Salar del Rincón, Salta, destaca el potencial del país en este negocio. “En la puna argentina hay más de 400.000 hectáreas de salares con potencialidad de litio”, afirma. “Casi la mitad de lo que tiene el mayor yacimiento del mundo, en Uyuni, Bolivia”, compara. El país produce 25.000 toneladas, pero se estima que en 2014, cuando comiencen su etapa de extracción los proyectos que están más firmes, se llegará a 80.000, casi 50% de lo que comprará el mercado global en ese momento. “El país tiene potencial como para llegar a producir 200.000 toneladas”, se ilusiona Galli. Otra de las empresas que se encaminan a nutrir una demanda que se vislumbra voraz es Sales de Jujuy, que invirtió US$ 12 millones y desembolsará 200 millones más a partir de agosto, hasta llegar a producir en 2014 en el jujeño salar de Olaroz. Su director de proyecto, Marcelo Sánchez, explica que si bien son varias las empresas que invirtieron en exploración, hay que tener en cuenta que sólo 98%

de esos proyectos termina con éxito. “Así es el negocio minero.” Una delegación de la japonesa Mitsubishi acaba de pisar suelo jujeño y se dispone a visitar los salares, en cuyo subsuelo abunda lo que en su país de origen escasea. Es que las automotrices se asociaron en su mayoría a la fiebre del litio y establecieron acuerdos con las mineras. Mitsubishi se asoció con Exar, al igual que la autopartista canadiense Magna. La japonesa Toyota lo hizo con Sales de Jujuy. Una estrategia similar lleva adelante otra de su mismo origen, Nissan. “Las automotrices ven que el litio será fundamental para su industria en los próximos años y, si bien ellas no fabrican las baterías, quieren asegurarse su provisión”, señala Pérez, aunque aclara que litio no es petróleo. “El petróleo es energía, el litio ayuda a generarla.” Toyota tiene la opción de compra de 25% de Olaroz y ha conseguido financiamiento en bancos japoneses, según Sánchez. “Además, comprará todo el litio que produzcamos, porque se percibe que en 2020, en Japón y en China, la demanda se tornará tan alta que la oferta será crítica.” El sol lastima en medio del salar de Cauchari, donde Exar tiene su planta. Ese mismo sol evapora

parte de la salmuera que albergan los piletones usados como piloto, donde se experimenta a escala pequeña lo que en dos años más será la obtención del litio. Fernando Erick Villarruel mira a su alrededor y señala a lo lejos con su mano. “Tendremos 600 hectáreas de evaporación aquí, de las que, en un principio, obtendremos 15.000 toneladas anuales de litio”, cuenta este boliviano oriundo de Oruro. El es ingeniero de proceso y observa día a día cómo avanza el emprendimiento, uno de los más grandes del país. “Hay para 30 años de explotación.” Desde aquí saldrá el mineral en forma de polvo, que se transportará en camiones hasta los puertos chilenos, vía el paso de Jama. De allí partirán a Asia, donde están las únicas fábricas de baterías de litio en el mundo. “Tal vez, cuando EE.UU. ingrese de lleno en el negocio pueda cambiar el mercado”, evalúa Sánchez. El precio del litio se triplicó en la última década. Según el Departamento de Estudios Geológicos de EE.UU. (USGS, según sus siglas en inglés), mientras que en 2000 se cotizaba a US$ 2000 la tonelada, hoy está a 5500 la tonelada, luego de alcanzar en 2009 un pico de 6400. Las 25.000 toneladas que exporta la Argentina

significan US$ 137 millones, lo que en 2014, cuando se llegue a las 80.000, alcanzará los US$ 440 millones (a la cotización actual del litio). Según Sánchez, quedarían en el país unos 100 millones sólo en concepto de retenciones (5%) y Ganancias (35%). Además, las minas tributan a las provincias un 3% de regalías. Un estudio de impacto económico elaborado por Sales de Jujuy muestra que su compañía aumentará seis veces las regalías mineras que recibe esa provincia. Dejará $ 13 millones anuales por exportaciones (una ley provincial establece que el 30% vaya a las comunidades aborígenes). “Además está lo que va a Nación”, aclara Sánchez. Cifras similares aportará el resto de las mineras. Los detractores de la minería cuestionan por qué no se instala en una fábrica de baterías para contribuir a una mayor industrialización de la zona y producir más valor agregado. Sánchez dice que el litio representa sólo el 5% de los componentes de las baterías y que sería inviable importar el resto, que se hace en China. En cuanto a la rentabilidad de las mineras, Pérez dice que se puede deducir al compararla con las mejores mineras de este tipo en el mundo, que son SQM y Chemetall, produc-

Polémica por el efecto ambiental TILCARA, Jujuy.– Como toda actividad minera, la extracción de litio reaviva la polémica en torno de su impacto ambiental: de un lado están aquellos que afirman que es nociva para el ecosistema, y del otro, los que afirman que es mínima la modificación ambiental que provoca. La extracción de este mineral se hace por evaporación y, por ende, a cielo abierto. Se trata de un proceso que lleva varias etapas: se extrae la salmuera con una bomba, se la conduce por tuberías hasta grandes piletas y allí sigue sus diferentes puntos de evaporación por efecto del sol. En cada estadio se precipitan materiales hasta llegar al punto en el que se logra la mayor concentración de litio. Entonces se separa este metal del agua que quedó sin evaporar y se pasa a su elaboración en planta, donde se lo termina en forma de polvo. “Es uno de los procesos más limpios que hay dentro de la minería, ya

que no se agrega ningún elemento contaminante para separar el litio, sino que éste se obtiene por evaporación”, explica Verónica Geipel, responsable ambiental de Exar. Jorge Mamani, representante del pueblo colla de Jujuy en el Consejo de Participación Indígena, se opone al litio. “Toda actividad que perfore la tierra y extraiga sus componentes produce un impacto en el ambiente. No está bien demostrado que no va a contaminar la poca agua dulce que hay en la Puna.” Geipel responde que el agua de las salinas no es apta para el consumo humano ni animal, y que tampoco permite que se desarrolle allí la agricultura. “El agua que evaporamos en el proceso luego vuelve en forma de lluvia”, comenta. Y niega que se dañen las reservas de agua dulce de las cercanías. Armando Alvarez, de un grupo de pequeños productores mineros, que extraen roca de aplicación (ónix),

dice que no hay nada que pruebe que los acuíferos de agua dulce no serán contaminados. “La del litio de una actividad nueva y no existe control suficiente sobre ella.” Desde Exar afirman que las autoridades provinciales aprobaron su estudio de impacto ambiental. Roger Moreau es uno de los vecinos autoconvocados de Tilcara que se opone a que se extraiga el litio sin que antes haya un estudio certero de que no se dañará el ambiente. “Si bien no tengo la prueba para comprobarlo ante la Justicia, tengo una presunción de que se puede contaminar un recurso vital.” “Deberían usar otra tecnología que no afecte a las comunidades”, dice Mamani. “Pero es costosísima”, acota Alvarez, que califica de bajas las regalías que pagan las empresas. No obstante, algunas comunidades indígenas firmaron acuerdos que permiten la explotación de litio en Susques.



 %0.%

-.0*

toras cada una de 30.000 toneladas anuales en Chile. “Ellos reportan en sus balances anuales una utilidad bruta de 40% en sus unidades de negocio de litio y se estima que su utilidad neta es de menos del 10%”, indica el geólogo. Carlos Quispe camina sereno, entre llamas, burros y casas de adobe, en Pastos Chicos, una de las seis comunidades aborígenes que hay en el departamento de Susques, donde está Sales de Jujuy. Una parte de lo que genera el negocio del litio debe volcarse en sitios como éste, un derecho que les cabe como propietarios del suelo del que se extrae el litio. “Así lo reconoció el Estado”, dice Quispe, comunero de su pueblo. “Cada comunidad tiene un representante que supervisa lo que se hace en la mina y aprueba o no si sigue el proyecto.” Junto con otros cinco vecinos de Pastos Chicos, él trabaja en Exar. Se calcula que 50% del empleo que crea el litio recae sobre jóvenes de las comunidades (cada minera tiene unos 150 trabajadores). En Jujuy hay unos 110.000 integrantes de pueblos originarios. El sueldo de los obreros está entre $ 2000 y 3000, según su tarea, y lo que reciben como comunidad no llega en efectivo, sino que se traduce en mejoras para el pueblo, capacitación y financiamiento para emprendimientos propios, como cría de camélidos y tejidos. “Todas las mineras pretenden que haya un desarrollo sostenible en la zona después de terminada la explotación del mineral, dentro de tres décadas”, remarca Pérez. La Argentina está tercera en producción mundial de litio, detrás de Chile y de Australia, pero segunda si se considera sólo a los que extraen el mineral de la salmuera, ya que Australia sólo puede hacerlo de la roca, un método más costoso. La mayor parte del mineral es usado en vidrios y cerámicas, pero poco a poco avanza la participación de la industria de las baterías, que tienen 24% en la torta, y que espera su esplendor para cuando los vehículos híbridos y eléctricos, que producen menor contaminación ambiental, se impongan en el mercado. Lo que antiguamente se conoció como la Gobernación de los Andes, el lado argentino de la Puna Cordillerana, espera convertirse en el gran actor dentro del negocio del litio. Ya está en camino. Mientras tanto, el sol sigue evaporando el agua que hoy cubre los salares y el litio aguarda en sus entrañas.

-

,*.%

- -

/

Ni boom exportador ni tampoco importador Las compras externas recuperaron el nivel de 2008 y el volumen del saldo está igual que en 2003, según Fleming y Alexander

E

ntre 2009 y el año pasado el valor de las exportaciones de mercaderías aumentó 23 por ciento, pero el de las importaciones exactamente el doble; como consecuencia el superávit comercial disminuyó 29 por ciento. A raíz de lo cual la Unión Industrial Argentina (UIA) solicitó medidas de protección y la ministra de Industria, Débora Giorgi, defendió la política de sustitución de importaciones. Para entender mejor lo que está ocu-

rriendo entrevisté al norteamericano Sidney Stuart Alexander (1916-2005), quien a comienzos de la década de 1950 propuso analizar la balanza comercial según el enfoque de la absorción (superador al de las elasticidades, planteado por Alfred Marshall y Abba Ptachya Lerner), y al escocés John Marcus Fleming (1911-1976), quien para la misma época analizó la mejor manera de restringir las importaciones. Ambos integran mi galería de “los Ruggero Leoncavallo de la economía” porque, como el autor de

Pagliacci, escribieron varios trabajos, pero se inmortalizaron por uno solo. –La balanza comercial vuelve a ser noticia en la Argentina. Alexander: –En economía la elección del período de análisis nunca es un tema mecánico, sino que depende del tema en consideración. En el caso del comercio exterior mucho mejor que comparar el año pasado con 2009, resulta comparar 2010 con 2008, para que la crisis de 2009 y la recuperación del año pasado sean simultáneamente tenidas en cuenta. –¿Qué surge cuando se adopta esta perspectiva? Alexander: –Entre 2008 y el año pasado tanto el valor de las exportaciones como el de las importaciones cayeron 1 por ciento. El tan comentado mayor aumento de las importaciones con respecto al de las exportaciones, cuando el año pasado se compara con 2009, es la contrapartida de la mayor caída de las importaciones con respecto a la de las exportaciones entre 2008 y 2009. Lo cual muestra que, tanto en la contracción como en la recuperación, las importaciones son más flexibles que las exportaciones, y que en comercio

exterior volvimos a lo que era en 2008. –¿Qué impacto generó la mejora de los términos del intercambio? Alexander: –Al respecto conviene retrotraernos a 2003. El oficialismo se atribuye toda mejora ocurrida a partir de entonces, sin discriminar entre el mérito propio y el “viento a favor”. Como si los rusos explicaran el fracaso de Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler por conquistarlos sin mencionar el rigor del invierno. Si en la Argentina valuamos los volúmenes importados y exportados desde 2003, a los precios de 2003, es decir, si dejamos de lado la mejora que se produjo en los términos del intercambio, el superávit comercial del año pasado, que en dólares corrientes fue de 12.000 millones de dólares, hubiera sido de 380 millones de dólares, es decir, ¡hubiera desaparecido por completo! –¿Alguna consideración sectorial? Fleming: –Del lado de las importaciones, que producto de la “política” que se viene llevando a cabo en la materia, la Argentina volvió a ser un país importador neto de energía y combustibles. La presidenta de la Nación acaba de firmar un convenio para importar 8 millones de dólares de gas

-.%

    

     



 ,*.%

%%(



-

-.0*

-

/

/

   

   

 0'. "#+++ "*0%(%"1).'% ".0%

" 

#

           **".,1" 

SERIO PERO NO SOLEMNE | POR JUAN CARLOS DE PABLO

-

/ 

 " 

diarios, equivalentes a 5 por ciento del total de las importaciones. Pagando aproximadamente cinco veces el precio que se abona a quienes extraen el producto localmente. Esto es lo contrario de lo que a fines de la década de 1950 hicieron el ex presidente Arturo Frondizi y su secretario de Relaciones Socioeconómicas, Rogelio Frigerio, quienes en tres años lograron el autoabastecimiento petrolero, pagando localmente la mitad del precio internacional del producto. –Usted se ocupó de la mejor manera de restringir las importaciones. Fleming: –El mío fue un típico análisis de segundo mejor, en la terminología de Richard George Lipsey y Kelvin John Lancaster, planteado en un contexto completamente distinto al actual. Mediados de la década de 1950 era una época de convenios comerciales bilaterales, controles de cambio, pesimismo con respecto al aumento de las exportaciones, ausencia de mercados de capitales, etc., de manera que el trabajo debe ser leído por los historiadores económicos, no por quienes a comienzos del siglo XXI están formulando propuestas de política económica. –Caballeros, muchas gracias.