El Gozo Cómo encontrarlo y vivirlo
Por Jim Adams Introducción Desde antes del nacimiento de Cristo, la búsqueda del gozo viene ocupando tanto la atención de los filósofos como de los teólogos. Se han presentado varias soluciones para encontrar y sostener el gozo verdadero. 1. El hedonismo declara que el gozo se encuentra en la satisfacción de todo deseo del ser humano sin importar las consideraciones éticas. Para el hedonista, el hecho de sentir el deseo justifica satisfacerlo. Según el hedonismo, la infelicidad y la falta de gozo vienen de haber aceptado equivocadamente las limitantes que Dios, la sociedad, la cultura u otros nos imponen. 2. El estoicismo (y otras filosofías relacionadas con él) toman la postura contraria. Reconociendo que no es posible evitar las tragedias y las congojas de la existencia humana, se razona que sólo la eliminación de los deseos puede producir una vida de gozo y paz. Si uno no tiene ningún deseo, entonces no experimentará las emociones destructivas (el enojo, el desánimo, la angustia, la amargura, etc.) que suelen acompañar la frustración de los deseos. 3. El posmodernismo asevera que uno tiene el “derecho” a ser feliz. Se distingue del hedonismo porque no necesariamente insiste en la satisfacción plena de todo deseo. Sin embargo, no acepta ningún absoluto que impida o estorbe la búsqueda de la felicidad. Cada persona, en forma particular, decide en qué consiste la felicidad y la persigue creyendo que dicha felicidad es sinónima del gozo. Esta “felicidad particularizada” se centra principalmente en los sentimientos y deseos del individuo y se encuentra aún entre cristianos evangélicos que confunden la felicidad con el gozo prometido en las Escrituras. I. EL CONCEPTO BÍBLICO DEL GOZO La Biblia es un libro de gozo. De hecho, hay nueve palabras usadas en el Nuevo Testamento para expresar el gozo en sus varias formas, desde la delicia del gozo interior hasta la exuberancia de una fiesta o un salto de gozo (véase apéndice “Palabras de ‘gozo’ en el Nuevo Testamento”).
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Dios nos creó con el deseo apasionado de experimentar el gozo verdadero y no sólo la felicidad. Nos creó con este deseo, sabiendo que sólo El mismo lo podía satisfacer a cabalidad. El buscar a Dios ardientemente para conocerlo, amarlo, adorarlo, y caminar con El a cada momento es la única fuente inagotable del gozo porque ninguna cosa creada se puede comparar con Dios y su gloria. El pastor y autor John Piper, quien se identifica como “cristiano hedonista”, dice, “Dios es más glorificado en mí cuando yo estoy más satisfecho en El”1. O sea, el cristiano que anhela conocer a Dios y la plenitud de la vida en El experimentará el único gozo que puede satisfacer el alma. El filósofo francés Blaise Pascal del siglo dieciocho comenta: “considero que hay sólo dos clases de hombres racionales: el que ama a Dios con todo su corazón porque lo ha hallado, y aquel que busca a Dios con todo su corazón porque no lo ha hallado todavía.”2 Entonces, Dios invita a todo ser viviente a satisfacer la sed del gozo en la persona de Dios mismo. ¿Es Dios realmente capaz de satisfacer esta sed tan arraigada en el corazón de todos? Considere las siguientes fuentes de gozo que Dios ofrece. II. EL GOZARNOS EN DIOS Y LA VIDA QUE EL NOS OFRECE A. Gozo en la persona, la presencia, la provisión, la protección y las promesas de Dios. El salmo 16:11 declara que “en tu presencia hay plenitud de gozo”. En el salmo 63:7, David, en medio del desierto de Judá y perseguido por enemigos, proclama “en la sombra de tus alas, me regocijaré.” Hay un sin número de versículos que invitan al creyente a gozarse en el amor de Dios, la gracia de Dios, la misericordia de Dios, el poder de Dios, la majestad de Dios, la belleza de Dios, y la gloria de Dios. B. Gozo en la persona de Jesucristo y la vida que él nos da. Es provechoso reflexionar en los nombres que el Señor Jesús usa para revelar su persona, su obra, y su gloria como el Salvador del mundo. Los siete “Yo Soy” del evangelio de Juan ofrecen una vida de gozo incomparable.
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“Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre” (Juan 6:35).
John Piper, Desiring God (Deseando a Dios) (Portland OR: Multnomah: 1996): 9 Current Thoughts and Trends (march 2003) pág. 5, citando Berean Call (enero de 2003): 1
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“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
“Yo soy la puerta; el que por mi entrare será salvo; y entrará y saldrá, y hallará buenos pastos” (Juan 10:9).
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11).
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).
El Señor Jesús también es la “Perla de Gran Precio” y aquel que vende las perlas inferiores para comprar esta Perla se dará por muy dichoso (Mateo 13:45-46). C. Gozo en la vida nueva que nos imparte el Espíritu Santo La Biblia hace referencia al gozo del Espíritu Santo (Hechos 13:52; Romanos 14:17, Gálatas 5:22) y describe la vida que el Espíritu le imparte al creyente como “ríos de agua viva” (Juan 7:38). El ocuparse del Espíritu es vida y paz (Romanos 8:6), y ¿quién puede medir el gozo de clamar “Abba Padre” por el Espíritu, sabiendo que uno es amado eternamente como hijo y heredero (Gálatas 4:6-7)? D. Gozo en las oraciones contestadas Dios nos llena de gozo contestando nuestras oraciones (Lucas 11:9-13; Juan 16:24). Piense por un momento en las oraciones que Dios ha contestado en su vida tales como la salvación de seres queridos, la provisión económica para estudiar en SETECA, el poder espiritual y la gracia para realizar algún ministerio, las sanidades de enfermedades, la recuperación de accidentes, y el regalo de su cónyuge y su familia. Hay gozo no solamente en las oraciones ya contestadas sino también en la seguridad de que Dios oye nuestro clamor y ha prometido dar la respuesta justa a Su tiempo.
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E. Gozo en ayudar a otros a crecer en Cristo El creyente también encuentra gozo en ayudar a otros a llegar a ser fieles discípulos de Jesucristo. Pablo dijo que los creyentes en Tesalónica y Filipos eran su “gozo” y corona (1 Tes. 2:19 y Filipenses 4:1). El apóstol Juan decía que no tenía mayor “gozo” que oír del crecimiento y fidelidad de sus discípulos (3 Juan 4). Aún el Señor Jesús habló de tener gozo en sus discípulos al ver sus vidas producir mucho fruto para el reino de Dios (Juan 15:11). Ver el avance espiritual de otros creyentes a quienes hemos ayudado en la fe es una de las satisfacciones más profundas de la vida, y llena la necesidad humana de contribuir al bienestar de otros. F. Gozo en el crecimiento espiritual producido por las pruebas y debilidades personales. Aunque parezca irónico, los momentos de dificultad y debilidad producen gozo en el creyente que ve la mano de Dios en ellos. El apóstol Pablo dice en 2 Cor. 12:9, “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por eso de buena gana me gloriaré mas bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” Santiago 1:2-4 nos recuerda que es motivo de sumo gozo encontrarnos en diversas pruebas sabiendo que el resultado de nuestra perseverancia será la madurez cristiana y la fuerza espiritual para triunfar sobre circunstancias adversas que se presentan en el futuro (“para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”). (Véase también Romanos 5:3-5 y 1 Pedro 4:12-13). G. Gozo en el honor de sufrir privaciones y persecuciones por Jesucristo y el evangelio. El testimonio de la Biblia es que el sufrimiento por la causa de Jesucristo no es motivo de tristeza sino de gozo. El Señor Jesús nos exhorta a gozarnos y alegrarnos si sufrimos por Su nombre pues nuestro galardón es grande en los cielos (Mateo 5:12). Pensando en el resultado de la predicación del evangelio en Colosas, Pablo declara, “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia” (Col. 1:24). (Véase también Hechos 5:40-42; Hebreos 10:34). También resuenan con notas de gozo los testimonios de aquellos que han sacrificado hasta su vida para proclamar el evangelio donde no se predicaba.
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“No me queda ni un solo deseo no cumplido”. William Carey, misionero pionero a la India. “Declaro aún en este momento de mi muerte que no hubiera hecho otra cosa con mi vida, ni a cambio de todo el mundo.” David Brainerd, misionero pionero a los indígenas de norteamérica. H. Gozo en la seguridad de la vida eterna El cristiano puede gozarse a diario en la seguridad de que lo aguarda una vida eterna de riquezas y de gloria celestial. El apóstol Pedro habla de “una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible reservada” para cada hijo de Dios (1 Pedro 3:4). Una vez en nuestro hogar celestial, estaremos en la presencia Dios habitando cuerpos de gloria y disfrutando de la libertad y creatividad para realizar todo propósito que Dios ponga en nuestro corazón para llevar a cabo su reino celestial. 3 I. Gozo en las recompensas eternas. Hay gozo no solamente en la seguridad de la vida eterna sino también en las recompensas eternas que Dios le dará al creyente. La Biblia habla de “las coronas” que el creyente recibirá, y ¿quién no se alegrará pensando que en futuro no tan lejano su esfuerzo, fidelidad, y sacrificio serán premiados con honores por el Rey de Reyes? Mateo 25:21 y 23; Hebreos 10:34; 2 Tim. 4:8. J. Gozo en el triunfo culminante y glorioso de Dios Apocalipsis 19:6-7: “Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas de Cordero, y su esposa se ha preparado.” Esta lista de las fuentes de gozo que Dios nos ofrece podría ser aún más larga:
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Dallas Willard, The Divine Conspiracy (La Conspiración Divina) (San Francisco, CA: Harper & Collins, 1998): 399.
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1) Hay gozo en contemplar la creación de Dios, desde los detalles de las flores más pequeñas hasta la belleza majestuosa de las estrellas. 2) Hay gozo en ser perdonados y liberados de todo nuestro pecado. En el salmo 32, David exhorta a los perdonados “alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.” (Salmo 32:11) 3) Hay gozo en ver a los que no conocen a Cristo arrepentirse y llegar a ser “criaturas nuevas” en Cristo (Lucas 15:7, 10, y 23-24). Dios es un Dios de gozo, y bien se puede declarar que el eterno peso de Su gloria debe ser el gozo supremo de sus hijos. III. LA DECISIÓN DE GOZARNOS EN DIOS. Dios nos manda a vivir gozándonos en El. Note la forma imperativa de los verbos en los siguientes versículos Sal. 32:11 “Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón”. Sal. 70:4: “Gócense y alégrense en Ti, todos los que te buscan”. Sal. 118:24: “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él”. Fil. 3:1: “Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor”. Fil. 4:4: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” I Tes. 5:16: “Estad siempre gozosos, orad sin cesar, dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Cada creyente es responsable de decidir que buscará el gozo en Dios independientemente de las circunstancias del momento. Uno de los mejores ejemplos de decidir gozarse en Dios a pesar de circunstancias negativas se halla en la vida del profeta Habucuc. El profeta Habacuc vivía bajo la sombra de la invasión inminente de los caldeos (los babilonios). Aunque Habacuc había llevado una vida recta, lamentando la violencia y desobediencia de Israel e implorando la justicia de Dios, el profeta sabía que no escaparía las consecuencias devastadoras de la invasión de los caldeos. Su vida quedaría profundamente marcada y ¡no para lo mejor! Pero aún frente a esta situación carente de motivos visibles de gozo, Habacuc decidió gozarse en Dios. Pensando en los castigos severos que todo Israel sufriría en la invasión, Habacuc anunció:
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“Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar”. A pesar de las circunstancias, Habacuc decidió gozarse en la persona de Dios (“el Dios de mi salvación” y “mi fortaleza”) y en el plan de Dios para su vida (“en mis alturas me hace andar”). El apóstol Pablo manifestaba esta misma característica a lo largo de su carrera misionera, pasando aproximadamente la cuarta parte de ella en la cárcel. Escribe John McRay en la revista Christian History lo siguiente acerca de las prisiones romanas. “Antes de ser encarcelado, el prisionero era desnudado y azotado, una prueba humillante y dolorosa. Las heridas [de los azotes] sangraban pero no se les daba ningún tratamiento, y el prisionero permanencia en la celda con las piernas y manos encadenadas. La vestimenta del prisionero, ya rota y manchada de sangre, no se le cambiaba ni aún en el frío invernal. Las celdas eran oscuras, especialmente las de más adentro como el calabozo en que Pablo y Silas se encontraban en Filipos. El frío extremo, la falta de agua, la falta de espacio, y el horrible hedor de las letrinas hacían difícil el sueño e insoportable las horas del día. Debido a estos factores opresivos, muchos prisioneros deseaban sólo la muerte rápida. Otros se quitaban la vida. Sin embargo, viviendo bajo estas condiciones, Pablo escribió cartas de ánimo y gozo, y seguía hablando de Jesús.”4 Sobre todo, el gozo bíblico es el resultado de una decisión de fe, y no es la consecuencia de las circunstancias. ¿Tomará usted la decisión de gozarse en Dios y las fuentes de gozo que El le ofrece? ¿Tomará la decisión de imitar a Habacuc y al apóstol Pablo gozándose a diario en la persona de Dios y en el plan que El tiene para su vida?
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John McRay, Christian History #47, citado por Elesha Coffman en Christian History Connection (01/06/02) (énfasis agregado).
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IV. EL PECADO QUE ECHA A PERDER EL GOZO El contrario del gozo no es tanto la tristeza sino la murmuración. Es la murmuración la que está en la raíz de la pérdida del gozo porque la murmuración es ni más ni menos que la rebeldía contra la soberanía de Dios. La murmuración cuestiona la bondad de Dios y declara que Él no es digno de que nos regocijemos en Él. Oigamos con atención la advertencia que Moisés le hizo al pueblo de Israel en Deuteronomio 28:47-48: “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas, servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.” Puesto que la murmuración manifiesta una actitud de rebeldía contra Dios, el creyente que murmura sufrirá la disciplina de Dios si no se arrepiente. En Números 11:1 se relata que “Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento.” Luego, en el mismo capítulo, al oír las quejas de Israel tocante al maná y su demanda de tener carne que comer, el Señor trajo juicio sobre el pueblo aún en el momento de consumir lo que habían deseado tanto, “aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticado, cuando la ira de Jehová se encendió en el pueblo, y hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande. Y llamó el nombre de aquel lugar Kibrot-hataava por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso” (Números 11:33-34). El nombre “Kibrot-hataava” significa “tumba de los deseos” y se ve en ese nombre la enseñanza clara de que la murmuración contra Dios trae la disciplina de Dios sobre aquellos deseos que provocaron dicha murmuración. A pesar del juicio de Dios en Números 11, el pueblo de Israel no dejó de murmurar y quejarse de las pruebas que se encontraban en su marcha hacia la tierra prometida. Por lo tanto, cuando llegó el momento decisivo para entrar en la tierra, no prevalecía la fe en el gozo que Dios les había prometido en la tierra de “leche y miel”, sino la murmuración. Al oír el informe de la presencia de los gigantes en Canaan, el pueblo se quejó contra Moisés y Aarón, y contra el Señor: “¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer de espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?” (Números 14:3). Sobre esta murmuración cayó el juicio final de Dios contra aquella generación, excluyendo de la tierra prometida a todos los que se habían quejado (con la excepción de Caleb y Josué quienes habían permanecido fieles en exhortar al pueblo a creer las promesas de Dios). Reflexionado en estas experiencias de Israel, el apóstol Pablo nos recuerda en 1
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Cor. 10:10: “No murmuréis, como algunos de ellos murmuraron y perecieron por el destructor”. Por nuestra propia naturaleza pecaminosa, la influencia del mundo, y el mal ejemplo de otros, podemos caer en la costumbre de murmurar y quejarnos de las cosas que obran en contra de nuestros deseos, por ejemplo: 1) el tiempo; 2) la comida; 3) los líderes del nuestra iglesia o de SETECA; 4) otros creyente en nuestra iglesia; 5) compañeros de clase; 6) maestros de SETECA; 7) limitaciones económicas; 8) diferencias culturales; 9) el gobierno y los gobernantes; 10) los trámites y los enredos legales; 11) la carga académica; 12) la carga ministerial; 13) nuestro cónyuge; 14) nuestro estado conyugal y familiar. Al encontrar las murmuraciones en nuestro corazón es urgente que nos arrepintamos y que volvamos a gozarnos en Él. Demasiadas veces nos engañamos pensando que si fuera diferente la persona o la circunstancia que nos ha provocado la murmuración, entonces tendríamos gozo. La verdad es que tal pensamiento refleja nuestra falta de entendimiento acerca de la naturaleza y la fuente del gozo verdadero. Muchas personas, tantos cristianas como no cristianas, viven “en espera”, pensando que tendrán gozo tan pronto como se dé un cambio favorable en las circunstancias de su vida. Pero aún cuando se dé el cambio deseado, se presenta rápidamente otra circunstancia negativa o desagradable, llevando a la persona a volver a vivir “en espera”. Así pasan la vida infelices y sin gozo, siempre esperando un cambio que las llevará a una vida mejor. V. CONSEJOS FINALES ¿Qué debemos hacer para vivir gozosos y regocijarnos en el Señor todos los días? 1. Discernir: Pregúntese: “¿por qué me falta el gozo?” ¿Estoy quejándome de algo, pensando que tendré gozo cuando se dé un cambio en cierta persona o circunstancia que afecta mi vida? ¿He aprendido a gozarme en la persona de Dios y en las fuentes de gozo que él me ofrece? 2. Decidir: ¿He tomado la decisión de gozarme a diario en Dios? ¿Estoy dispuesto a seguir el ejemplo de Habacuc y de Pablo? “Dejemos la tristeza para el diablo y sus ángeles. En cuanto a nosotros, no podemos menos que regocijarnos y alegrarnos”. Francisco de Asís
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3. Desear: El gozo verdadero y duradero viene de desear a Dios y la plenitud de su vida en nosotros por encima de cualquier otra cosa. El gozo no depende de qué nos suceda sino que depende de qué deseemos más y que decidamos en el poder del Espíritu Santo. “Oh Jesucristo, Todos tus caminos de misericordia buscan y terminan en mi deleite. Tú lloraste y sufriste para que yo pudiera regocijarme. Por mi gozo . . . enviaste al Consolador multiplicaste tus promesas me mostraste mi felicidad futura me diste fuente de vida. Me estás preparando para el gozo, y estás preparando el gozo para mí. Oro por el gozo, espero el gozo, anhelo el gozo. Dame más gozo de lo que puedo recibir, desear, o aún imaginar. Repárteme los tiempos y los grados del gozo en mis labores, mis negocios, y mis deberes. Si derramo lágrimas en la noche, dame gozo en la mañana. Déjame descansar en el pensamiento de tu amor en el perdón de mi pecado en mi herencia celestial en mi futuro sin mancha en el cielo. ... No hay gozo como el gozo del cielo ... ¡Oh lugar saludable en donde ninguno está enfermo! ¡Oh tierra feliz en donde todos son reyes! ¡Oh asamblea santa en donde todos son sacerdotes! ¡Qué libertad en aquel estado en los únicos esclavos son los tuyos. Llévame con alas a la tierra de gozo.”5 Oh Dios mío, ¡que Tu gloria eterna sea mi gozo diario! Jim Adams 2003
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Arthur Bennett, ed. The Valley of Vision (El valle de visión) (Carlisle, PN: Banner of Truth Trust: 1975, 1994): 162. Este libro es una recopilación de varias oraciones de los puritanos.
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Palabras de “gozo” en el NT6 Palabra agallian
Significado Gozo en Dios, un sentimiento de gozo elevado (casi el éxtasis) en la adoración de Dios
euthmein
De buen humor; alegre; tener buen ánimo (Hechos 27:22 y 25) Celebrar, disfrutar de una persona o de una cosa
euphrainein
hilaros kauchasthai
makarios
skirtan
chairein
sunchairein
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Ejemplo Lucas 1:46: “mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador; Isaías 61:10b: “mi alma se alegrará en mi Dios” Stg. 5:13: “¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.”
Hechos 14:17; Lucas 15:23: “hagamos fiesta” (para celebrar el regreso del hijo pródigo) Hacer algo con alegría en 2 Cor. 9:7; Romanos 12:8: el corazón y en la cara; “el que hace misericordia, alegría visible con alegría” Jactarse; gloriarse Gal. 6:14 “gloriarme en la cruz de Cristo”; Fil. 2:16 “gloriarme en no haber corrido en vano” Bienaventurado: el gozo de Las bienaventuranzas; la persona que comparte la Lucas 11:28: salvación del reino de “Bienaventurados los que Dios. oyen la palabra de Dios, y la guardan.” Brincar, saltar (por gozo); Lucas 1:41 y 6:23: se usa muy poco en el NT “Alegraos” . . . cuando os persiguen porque vuestro galardón es grande. gozo interior; gozo de Gal. 5:22; Col. 1:24; 1 corazón; es la palabra más Tes. 1:6: “recibiendo la común para expresar gozo palabra en medio de gran en el NT (aparece en 141 tribulación con gozo del ocasiones) Espíritu Santo” gozo interior compartido, 1 Cor. 12:26: “si un regocijarse con otra miembro recibe honra, persona todos los miembros con él se gozan”; Fil. 2:17-18.
W. Morrice, Joy in the New Testament (Gozo en el Nuevo Testamento) (Grand Rapids MI: Eerdmans, 1984)
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CUESTIONARIO: EL GOZO Y CÓMO ENCONTRARLO 1. ¿Cuáles son las tres opciones filosóficas presentadas en cuánto a dónde encontrar el gozo? y ¿cuál es la idea principal de cada una? a. b. c. 2. Según la parte I. ¿dónde se encuentra el gozo?
3. Seleccione dos de las “fuentes de gozo” de la parte II. ¿De qué manera deben ser una fuente de gozo para usted? a. b. 4. Apunte dos aplicaciones que usted encuentra en la vida de Habacuc y Pablo en la parte III. a. (Habacuc): b. (Pablo): 5. ¿Cuál es la actitud opuesta al gozo (la parte IV)? Tome unos minutos delante del Señor para anotar unas cosas que están provocando la murmuración en su corazón. ¿Está dispuesto a arrepentirse de la murmuración? Ore y dígaselo al Señor.
6. ¿Cuáles son los tres consejos finales para poder crecer el gozo?