fútbol | 11
| Martes 29 de abril de 2014
Juan Pablo Varsky PARA LA NACIoN
J
osé Mourinho se fue de Anfield Road con su ego aún más grande, tamaño ex Unión Soviética. Su Chelsea había secado, desquiciado y derrotado a Liverpool que busca su primer título de liga desde 1990. Un triunfo ante los Blues lo habría dejado match point. Sigue siendo el único líder con 80 puntos. Chelsea llegó a 78 y Manchester City a 77, con un partido menos y mejor diferencia de goles. Ese es el criterio de definición si quedan igualados. Liverpool es el conjunto más goleador, con 96. El uruguayo Luis Suárez ha sido elegido el futbolista del año. Estricta justicia. Arrancó tarde por una sanción de la temporada anterior. Había mordido al serbio Ivanovic, de Chelsea. Diez fechas de suspensión. Lleva 30 goles y 12 pases gol, líder en ambas categorías. Una bestia. El equipo funciona maravillosamente. Sale jugando desde el fondo, triangula en toda la cancha, presiona como poseído cuando pierde la pelota, se mueve al servicio del balón, impone supremacía numérica, tiene profundidad y desborde. Un deleite. Acumulaba once triunfos consecutivos. Venía invicto en 2014, con 46 puntos sobre 48. Mourinho sabía todo esto. Armó un equipo para negarle espacios y hacerlo jugar incómodo.
Egoland, la tierra de Mourinho Un muro azul de diez jugadores se plantó en los últimos 25 metros de la cancha. Los laterales Azpilicueta y Cole se cerraron a posiciones de zagueros, bien cerca de Ivanovic y Kalas, un joven checo de 20 años. Los extremos Salah y Schurrle, fiel soldado al servicio de la causa, ejercieron de laterales. Línea de seis defensores. Delante de ellos, un trivote con Mikel, Lampard y Matic, un zurdo serbio que le rinde tributo a Redondo con su andar, su toque y su manejo del cuerpo. Arriba, solo, Demba Ba. Murciélago tactics. “Pusieron dos colectivos delante del arco”, dijo Brendan Rodgers, el entrenador de Liverpool. Rodgers integró el cuerpo técnico de Mou en Chelsea entre 2004 y 2008 como entrenador de las juveniles y luego de la Reserva. Un esquema muy similar había presentado días antes en el Vicente Calderón contra Atlético de Madrid. El empate 0-0 mostró a William jugando de lateral para marcar a Juanfran. Es mediocampista de ataque. Mourinho lo convenció de que era muy importante para el equipo que cumpliera ese rol. Como a Eto´o en aquel Barcelona - Inter de 2010. Convencer, el arte del líder. Liverpool, el equipo que más oportunidades crea en la Premier, llegó forzado con remates de media distancia. Suárez no influyó, bien marcado por Ivanovic. Esta vez
no hubo mordisco. El capitán Gerrard la rompió durante toda la temporada de mediocampista central, jugando a uno o dos toques. Pero se equivocó en una salida y Demba Ba lo aprovechó. 0-1. El segundo fue de fútbol cinco. Dos contra el arquero sin defensa. De Torres para William. Mourinho hizo una carrera loca hacia su hinchada. Se golpeó el pecho y se besó el escudo. Fue su show. Chelsea se cargó los 12 puntos en juego contra sus dos rivales directos en la pelea. Ningún técnico gana siempre. Perdió de local contra Sunderland, que pelea por la Permanencia. Crystal Palace, Aston Villa, Stoke City, Newcastle lo superaron en sus respectivas canchas. Ninguno integra el Top 8 del certamen. El 29 de enero de este año, empató sin goles ante West Ham en Stamford Bridge. Su rival le hizo el mismo planteo. Todos atrás descaradamente. Probó su propio jarabe y no le gustó. Protestó en la conferencia de prensa: “Es difícil jugar un partido de fútbol cuando sólo un equipo quiere ganar. Lo único que me podía traer para ganar era una Black and Decker para destruir el muro. Esto no es la Premier League, no es la mejor liga del mundo. Es fútbol del siglo XIX.” Un mes después, el diario L’Equipe publicó un reportaje a José Mourinho. ¿Título? “L’Ego Land”. Magnifique.ß
Real va a Munich a defender la ventaja LIGa DE CaMPEONES.
Bayern debe remontar el 0-1 para ser finalista
MUNICH.– El resultado de la ida (1-0) está lejos de ser definitorio, pero estuvo acompañado de una evidencia que dejó mejor parado a Real Madrid: supo bloquear el juego de combinación de Bayern Munich. Para el desquite de hoy en el Allianz Arena(15.45 de la Argentina, ESPN y Fox), se prevé un panorama similar, con el equipo de Guardiola con la iniciativa y al ataque, y un rival compacto en su campo para salir en contraataque con Di María, Cristiano, Bale y Benzema. Bayern Munich es defensor del título y estuvo en tres de las últimas cuatro finales. Real Madrid intenta llegar a su primera definición después del título obtenido en 2002. Guardiola dijo que su equipo “necesita un poco más de intensidad en el área y deseo de gol, pero no a costa de la debilidad defensiva”. Carlo Ancelotti cree que “la mente, las ganas por llegar a la final de Real Madrid, será lo más importante”. Mañana, en Londres, la otra semifinal: Chelsea (0) v. Atlético de Madrid (0). ß