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ESPECTACULOS
I
Miércoles 27 de abril de 2011
MUSICA s EL FENOMENO DEL REGGAE ROMANTICO
M BOOel Parque
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Pero bastaría que empezaran a escucharse las líneas de “Vive hoy, vive bien, vive siempre / con tu cuerpo y tu mente” (“Inspiración”), como cortina del programa Gravedad Zero de ESPN, para que su voz comenzara a instalarse entre el público. Luego Internet y las redes sociales harían su aporte, pero mucho más lograría él tocando en cada rincón del Gran Buenos Aires y del interior. Si el año pasado Mariano Castro (el nombre detrás del alias Dread Mar-I) sorprendió más a extraños que a propios presentando su último disco, Viví en do, con tres funciones en el teatro Gran Rex, ahora va por la consagración definitiva en el rico Luna Park: hoy y mañana, con ese público que reunió en un viaje que lleva seis años, pero también junto a aquellos que se acercaron últimamente gracias a la alta difusión radial de su música. “¿Qué significa el Luna Park?”, repite la pregunta el cantante y compositor criado en el sur del conurbano, antes de buscar una respuesta: “Es algo que tenés que hacer –continúa–. Tu carrera va creciendo y el Luna es un clásico
de la ciudad de Buenos Aires y del país y es un lindo desafío sentir la presión de tocar ahí. En el Gran Rex me pasó lo mismo: un teatro tan grande con una historia tan rica... Pero ni el año pasado con el Rex ni ahora con el Luna me detuve mucho a pensar antes de tiempo, sí a soñar, a disfrutar de cada minuto”. Los que lo conocen bien a Mariano dicen que ya no le queda oferta discográfica por rechazar. Las grandes compañías lo tentaron, pero, hasta ahora, él se mantuvo fiel a su estructura y pensamiento independientes. “Les sigo diciendo que no a las multinacionales porque yo tengo mi sello, lo difundo como tal y no estoy pensando en muchas más cosas que en mis shows y en mis discos. No estoy dispuesto a darle a nadie lo que yo hago. No me voy a meter en problemas y no quiero tener un jefe. Si tengo que comer arroz lo haré”, remata Dread Mar-I, que hoy por hoy está más cerca de darse el gusto de comerlo con un buen curry que solo y sin mucho gusto. Para su público, las palabras de Mariano pueden sanar. Suscripto al reggae-roots y con pizcas del más romántico reggae-lover, el cantante
UN SUCESO QUE SIGUE EN EXPANSION
SOLEDAD AZNAREZ
habla tal como canta, transmite calma y seguridad y ni se le ocurre levantar el dedo índice. “Todo lo hice con tantas ganas que nunca pensé en el tiempo. No me puse metas, simplemente las cosas se fueron dando, paso a paso. El secreto de la felicidad y de la tranquilidad que sentimos ahora es que siempre supimos dónde estábamos parados. Yo me siento de la misma manera que cuando tenía 8 años y me sentaba en la camioneta de mi papá a escuchar música.” Para Mariano, esos viajes de la infancia con su papá eran una metáfora de los otros viajes, los que soñaría gracias a la música. Un regalo de papá primero, un walkman con algunos cassettes como The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, y el descubrimiento de Bob Marley, después, lo marcarían a fuego. “A Marley lo descubrí a los 11. Un primo mío tenía un disco de Bob Marley que me impactó, Legend, y a partir de ahí empecé a indagar, a pedir más discos y a viajar a otros barrios para conseguir otros discos. Me volví loco con el género”, sostiene Dread Mar-I, para quien desde ese momento la escucha de reggae se volvió una actividad fundamental.
Luego vendrían los primeros pasos con la música, más tarde Mensajeros y, en el epílogo de esta primera parte, su alejamiento de la banda. “Fue un momento clave en mi vida y tuve que tomar la decisión de irme porque ya no estaba disfrutando ni dejando que los demás disfrutaran.” Los que compraron su entrada para los shows del Luna saben que hay yapa: un disco que Mariano grabó con Luciano, el cantante jamaiquino. “Es uno de los más grossos del reggae moderno –comenta con emoción Dread Mar-I–. Grabé con él el año pasado, cuando vino a Buenos Aires, e hicimos cinco shows juntos.” Si el fin del mundo no se interpone, en 2012 habrá disco nuevo, pero hoy el Luna está al caer y todos tienen que disfrutar del acontecimiento: su público, su gente y el que se para en medio de la escena.
PARA AGENDAR Dread Mar-I, hoy y mañana, a las 21, en el Luna Park, Bouchard 557. Entradas desde 70 pesos.
TEATRO
((((( MUY BUENA
DRAMA
El precio
MARCELO GOMEZ
Continuación de la Pág. 1, Col. 4
Dread Mar-I
Selva Alemán y Arturo Puig encarnan a un matrimonio con problemas AUTOR: ARTHUR MILLER L INTERPRETES: ARTURO PUIG, SELVA ALEMAN, PEPE SORIANO Y ANTONIO GRIMAU L LUCES: ARIEL DEL MASTRO L SONIDO: RODRIGO LAVECCHIA Y MAURO AGRELO L ESCENOGRAFIA Y VESTUARIO: EUGENIO ZANETTI L DIRECCION: HELENA TRITEK L PRODUCCION: DIEGO ROMAY L SALA: LICEO L DURACION: 89 MINUTOS
L
Cuando las obras plantean relaciones familiares es muy difícil que se vean deterioradas por el paso del tiempo. Reafirma que la condición humana permanece inalterable a través de los siglos. Así sucede con El precio, en la que mediante el enfrentamiento entre dos hermanos, Miller habla de la frustración, de los resentimientos y del libre albedrío que le permite al hombre ser artífice de su propio destino a partir de decisiones, afortunadas o no, que pueden marcar la vida de un hombre. Con una estructura teatral perfecta –claro ejemplo de la utilización de las unidades aristotelianas–, Miller introduce la presentación de los personajes en un instante muy particular de sus vidas: la venta del mobiliario de la casa paterna, lo que lleva al reencuentro, después de 16 años, de dos hermanos, Víctor y Walter, a los cuales las diferentes formas de vida los separó. Esta transacción comercial –comienzo de la tensión dramática– los va a confrontar, ya un poco envejecidos, pero con la carga de resentimiento por parte de uno y de
arrepentimiento por parte del otro. Ambos han sufrido decepciones y frustraciones, pero mientras Víctor se niega a superar su mediocridad, Walter lo obliga –es el estallido del conflicto– a enfrentar una realidad que expone la responsabilidad que representa la elección de vida y la obligación de asumirla sin derivar culpas. Ese es el precio que hay que pagar por las decisiones que se toman. En este drama, la impecable actuación de Arturo Puig, como Víctor, es fundamental para la composición, con muchos matices, de ese ser aparentemente desvalido que prefiere aferrarse a viejos rencores del pasado antes que luchar por superar su condición laboral. Frente a él, Antonio Grimau, sólido en la elaboración de un hermano que eligió otra forma de vida y que, a pesar de traspiés familiares y de salud, sigue apostando por el bienestar futuro. Aunque las figuras contendientes son estos personajes, hay dos más que ayudan a definir los perfiles de los protagonistas: Esther, la esposa de Víctor, y el tasador de
muebles. En el primer caso, Selva Alemán es un logrado ejemplo de mesura y contención para dar vida acertadamente a esa mujer que oscila entre la depresión y la desesperación por la inercia de su marido. Para Pepe Soriano, en el papel de Solomon, sólo caben palabras de elogio por la composición de ese anciano que no ha perdido el afán especulativo y, al mismo tiempo, muestra su conmiseración por el drama. Estupendo es el marco escenográfico que diseñó Eugenio Zanetti, que además de basarse en muebles apilados en un artístico desorden, obtiene una atractiva luminosidad y profundidad al cerrar el techo del cuarto con un vitral en el techo de fuerte impacto visual. El cierre estético lo da la mano de Helena Tritek desde la dirección, no sólo de actores, sino de las acciones que se resuelven de tal manera que logra un ritmo preciso que, por eso mismo, resultan más contundentes. Una puesta que reafirma los valores y la vigencia de la obra.
Susana Freire