ISSN 1669-7456
Número 3 Buenos Aires - 2007
Realizado con el apoyo del Fondo Metropolitano de las Artes y las Ciencias del Ministerio de Cultura del GCBA
Esta publicación ha recibido el apoyo del Fondo Nacional de Las Artes mediante la obtención de una Beca Nacional para Proyectos Grupales (2007).
Directores
Comité Editorial
Fernando Cabrera
Nicolás Ciarlo
Vanina Cejas
Paula Granda
Jennifer Grant Lett-Brown
Catriel Greco Irene Lantos Clarisa Otero Ana Clara Scambato Gisela Spengler
Comité Académico Dr. Alejandro Acosta (INAPL) Dra. Elvira Inés Baffi (CONICET - Departamento de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA) Dr. Luis Alberto Borrero (DIPA, IMHICIHU, CONICET) Dra. Adriana Callegari (Instituto de Arqueología, FFyL, UBA) Lic. María Magdalena Frère (Instituto de Arqueología, FFyL, UBA) Dr. Luis González (Departamento de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA) Dra. María Isabel González (Instituto de Arqueología, FFyL, UBA) Dr. Daniel Loponte (INAPL) Dra. Liliana M. Manzi (DIPA, IMHICIHU, CONICET - UBA) Dr. Javier Nastri (CONICET - Museo Etnográfico „J.B. Ambrosetti‰, FFyL, UBA) Dr. Axel E. Nielsen (CONICET - INAPL - UNC) Dr. Daniel E. Olivera (CONICET - INAPL - UBA) Dr. José Antonio Pérez Gollán (CONICET - Director del Museo Histórico Nacional) Dra. Myriam N. Tarragó (CONICET - Directora del Museo Etnográfico „J.B.Ambrosetti‰, FFyL, UBA) Dra. Beatriz N.Ventura (CONICET - Instituto de Arqueología, FFyL, UBA) Dra.Verónica I. Williams (CONICET - Instituto de Arqueología, FFyL, UBA) Dr. Hugo D.Yacobaccio (CONICET - Instituto de Arqueología, FFyL, UBA) La Zaranda de Ideas, Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología es una publicación anual de la Sociedad Argentina de Antropología (SAA) que tiene como objetivo la publicación de los resultados de las investigaciones de estudiantes de grado y egresados recientes de carreras de arqueología o disciplinas afines. Publica artículos e informes de investigación originales que son evaluados en consulta con dos evaluadores, pudiendo ser alguno de los integrantes del Comité Académico, o bien evaluadores ad hoc. Notas breves, entrevistas y otros contenidos de la revista son evaluados por los editores. Tanto los directores como los integrantes del Comité Editorial son estudiantes y egresados recientes de la licenciatura en Ciencias Antropológicas, orientación Arqueología, de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA. La presente publicación ha sido financiada gracias a la venta de números anteriores de la revista, a las actividades organizadas por el Comité Editorial y al otorgamiento de dos subsidios, uno del Fondo Nacional de las Artes (Beca Nacional para Proyectos Grupales 2007) y otro del Fondo Metropolitano de las Artes y las Ciencias del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (Subsidio Línea Creadores 2007).
Impreso en la Argentina (2007) Número 3 - ISSN 1669-7456 Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología Sociedad Argentina de Antropología Moreno 350 (1091) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
[email protected] www.lazarandadeideas.com.ar
Auspicios Institucionales Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación. Resolución NÀ 1715. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Resolución NÀ 249/2004. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). Resolución NÀ 3300. Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario (UNR). Resolución NÀ 969/2004. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Resolución NÀ D-164/04. Instituto de Arqueología y Museo, Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L. Universidad Nacional de Tucumán (UNT). 08/06/04. Museo Etnográfico „Juan Bautista Ambrosetti‰, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. 17/05/04. Sección Arqueología, Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA), FFyL, UBA. 16/04/04. Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina (AAPRA). 5/9/04. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta (UNSa). Resolución 1261/05.
Evaluadores del Número 3 Dra. Ma. del Carmen Bermejo Lorenzo
Dra. María Fernanda Rodríguez
Cátedra de Historia del Arte Universidad de Oviedo (España)
Instituto de Botánica Darwinion Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET)
Dra. G. Roxana Cattáneo
Lic. ˘lvaro Romero Guevara
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) Universidad Nacional de La Plata Museo de Antropología Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad Nacional de Córdoba
Museo Arqueológico "San Miguel de Azapa" Universidad de Tarapacá de Arica
Dra. Aylén Capparelli Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) Facultad de Ciencias Naturales y Museo Universidad Nacional de La Plata
Dra. Dánae Fiore Asociación de Investigaciones Antropológicas Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) Unviersidad de Buenos Aires
Dra. Lidia C. García Instituto de Arqueología Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires
Dra. María Bernarda Marconetto Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) Museo de Antropología Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad Nacional de Córdoba
Arql. ˘lvaro Martel Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) Instituto de Arqueología y Museo Universidad Nacional de Tucumán
Dr. Jorge G. Martínez Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) Instituto de Arqueología y Museo Universidad Nacional de Tucumán
Dra. Diana L. Mazzanti Laboratorio de Arqueología Facultad de Humanidades Universidad Nacional de Mar del Plata
Mag. Lorena Sanhueza R. Departamento de Antropología Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Chile
Dra. María Carlota Sempé Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) Laboratorio de Análisis Cerámico Facultad de Ciencias Naturales y Museo Universidad Nacional de La Plata
Dra. Marcela Sepúlveda R. Departamento de Antropología Facultad de Ciencias Sociales, Administrativas y Económicas Universidad de Tarapacá de Arica
Lic. Patricia Solá Instituto de Arqueología Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires
Dra. María Eugenia Solari Laboratorio de Arqueobotánica e Historia Ambiental Instituto de Ciencias Sociales Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad Austral de Chile
Pablo Teta Departamento de Ecología, Genética y Evolución Facultad de Ciencias Exactas y Naturales Universidad de Buenos Aires
Dr. Andrés Troncoso Departamento de Antropología Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Chile
La Zaranda de Ideas 3 - 2007
¸ndice
Editorial ..................................................................................................................................................
07
Artículos Apuntes sobre el conjunto lítico de la Quebrada de Urcuro (Provincia de Salta): primera caracterización. Cecilia Mercuri ....................................................................................................................................
09
Los roedores en la localidad arqueológica La Guillerma y los sitios San Ramón 7 y Río Luján. Paula D. Escosteguy ............................................................................................................................
21
Grabados rupestres en el borde de Puna: sitio La Damiana (Quebrada de Incahuasi, Salta). María Eugenia De Feo y Lorena Ferraiuolo .....................................................................................
41
Petrografía de la cerámica de Tebenquiche Chico (Puna de Atacama). Verónica Schuster ................................................................................................................................
57
œCómo, dónde y cuánto? El uso de recursos vegetales y actividades de mantenimiento en grupos cazadores recolectores patagónicos. Pamela Violeta Chavez .......................................................................................................................
79
La arqueología funeraria y la Masonería. Diego Figueroa ....................................................................................................................................
93
Informes de Investigación Recursos vegetales en Finca Elías 1 (Depto. La Cocha, Pcia. de Tucumán). María Josefina Pérez Pieroni .............................................................................................................. 111 Notas Relevamiento fisonómico de la cubierta vegetal de Floridablanca. Paula Palombo ..................................................................................................................................... 125 Percepciones y reflexiones sobre la situación actual de la arqueología en la Universidad Nacional de La Plata. Giovanna Salazar Siciliano ................................................................................................................. 131 La práctica de una arqueología alternativa. Experiencias en torno al Museo de Laguna Blanca y su comunidad. Raúl Alejandro Díaz y Valeria Elizabeth Espiro ................................................................................ 137
5
Misceláneas ........................................................................................................................................... 143 Ollas y Cucharines: Recetas de campaña. por Guillermo Mengoni Goñalons ...................................................................................................... 145 Recursos de Internet: Arqueometalurgia. por Nicolás Ciarlo ................................................................................................................................ 147 Desde afuera: Palabras para un paisaje. por Gabriel Rosales ............................................................................................................................. 151 Rescate Humorístico. por Marcelo Vitores ............................................................................................................................. 154 Normas Editoriales ........................................................................................................................... 157
6
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EDITORIAL El momento reflexivo de escribir la editorial es un ejercicio que nos lleva a recordar aquellas metas que nos propusimos al principio del trabajo, y que número tras número nos permiten poner a vuestro alcance (esperamos) una mejor revista. Nos es grato, sin duda, darnos cuenta que mucho de aquello que es importante para nosotros, como editores, fue cumplido. La regularidad anual y la calidad son, en este sentido, motivo de orgullo. La seriedad del proyecto y la confianza que logramos generar en los investigadores (jóvenes o más horneados) las percibimos a través del constante aliento de muchos integrantes de nuestra comunidad, y de una mayor recepción de trabajos que se supera en cada número. Para esta tercera publicación también se sumaron, al anterior reconocimiento, el Fondo Nacional de las Artes de la Secretaría de Cultura de la Nación y el Fondo Metropolitano de las Artes y las Ciencias del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que, en forma de subsidios, nos permitieron financiar la impresión y evitar, por otro año más, la „inexistente‰ inflación. A lo dicho, también contamos con el gran apoyo recibido por la Dra. Paola Ramundo, que en el mes de mayo dictó el seminario „Pasado y Presente de la Arqueología Argentina: el devenir histórico de una ciencia‰. Agradecemos aquí también a los asistentes al mismo, quienes con su confianza y participación nos ayudaron a continuar con esta complicada tarea. Creyendo que en lo cotidiano se forma lo venidero, para los viejos editores es fantástico darle la bienvenida al grupo a Irene Lantos y Nicolás Ciarlo, noveles editores que, por capacidad y dedicación (aunque jamás ceben un mate) nos dan confianza a la hora de un futuro recambio del grupo editorial, no inmediato pero natural, que asegure la continuidad de la revista. Queremos dedicar un espacio también para agradecerle a Julia Olub, quien participó activamente en la edición y realización de los dos números anteriores, y hoy nos brinda su apoyo de una manera distinta. Éste fenómeno de recambio también se dio en los representantes que nos ayudan en la distribución de la revista en las distintas provincias. Con lágrimas despedimos y quedamos en deuda por esto y por mucho más con ˘lvaro Martel y Nuria Sugrañes, y recibimos a Ezequiel del Bel (Tucumán), Silvina Rodríguez Curletto (Tucumán), Mabel Mamaní (Salta) y Laura Roda (Rosario). No queremos dejar de agradecer también a todos los demás distribuidores por su compromiso y permanente disposición para con nosotros. Los evaluadores y el ˘rea de Extensión Educativa del Museo Etnográfico son abonados directos de nuestros agradecimientos, producto de actuales y pasados favores recibidos. Y como nuestros agradecimientos não tem fin..., entre corrección y corrección nos aman, alimentan y cada cual sabrá que más... Por último y, no menos fundamental, queremos agradecer a nuestros mecenas y amigos quienes, con su apoyo incondicional, siempre colaboran espiritualmente en la consecución de nuestro proyecto. Ellos son: Vanina di Franco, Carolina Postiglioni, Sebastián Matera, Marisa Kergaravat, Pablo Ochoa, Laura Caruso, Paola Cristiano, Lorena Grana, Javier Nastri, Mathias de Breyne, Diego Carabajal,Tomás Bril, Agustín ˘lvarez, Maximiliano ˘lvarez, Mónica Ferraro, etc. Por último, confesamos que cada nuevo número es un desafío para nosotros, donde trabajamos en una revista que, como medio de transmisión de información y en su justa medida, esperamos que aporte sus méritos al avance del conocimiento arqueológico como parte de un todo. 7
Editorial
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ART¸CULOS
La Zaranda de Ideas 3 - 2007
APUNTES SOBRE EL CONJUNTO L¸TICO DE LA QUEBRADA DE URCURO (PROVINCIA DE SALTA): PRIMERA CARACTERIZACIŁN Cecilia Mercuri * RESUMEN En este trabajo se presenta un análisis de los conjuntos líticos de la Quebrada de Urcuro, localizada en la puna de Salta, datados en torno al 2000 AP. Dicho análisis se orientó a la caracterización de los conjuntos considerando como punto de partida el uso de las materias primas. Principalmente, el interés consiste en explorar el rol de la tecnología lítica en las adaptaciones humanas a un ambiente de riesgo y observar las principales tendencias, lo que nos permitirá comparar los patrones generales en relación con las materias primas y con otros observados en la región y discutir acerca de las redes de interacción en momentos tempranos de ocupación (ca. 2000 AP). El análisis del material proveniente de excavaciones estratigráficas nos permite afirmar que los patrones del conjunto lítico de Urcuro son consistentes con lo propuesto para otras áreas de la puna argentina. Sin embargo, presentan diferencias con lo previamente observado en la Quebrada de Matancillas, a tan sólo 5 km del sitio de estudio. Aquí se presenta una hipótesis que podría explicar las diferencias observadas. Palabras clave: Tecnología lítica - Redes de interacción social - Ambiente de riesgo - Materias primas - Período Temprano ABSTRACT We present an analysis of lithic assemblages from Quebrada de Urcuro in Salta ProvinceÊs puna, dated ca. 2000 BP.This study was oriented towards the characterization of the assemblages considering the use of lithic raw material as a starting point.The salient objective is to explore lithic technology in human adaptations to risky environments -puna in this case study-, and to observe main tendencies that will allow us to compare lithic raw material patterns with other sites in the region and discuss about social interaction networks during early moments of occupation. Throughout the analysis of stratigraphic materials we observed that lithic assemblage patterns from Urcuro are consistent with those cited for other areas in ArgentinaÊs puna. Nevertheless, there are differences with patterns previously detected in Quebrada de Matancillas, only 5 km from the site. An hypotheses that may explain this difference is also presented. Key words: Lithic technology - Social interaction networks - Risky environment - Raw material Early period * CONICET- Instituto de Arqueología, FFyL, UBA. 25 de Mayo 217 3º piso, Buenos Aires -
[email protected] Mercuri, Cecilia. 2007. Apuntes sobre el conjunto lítico de la Quebrada de Urcuro (Provincia de Salta): primera caracterización. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 3:9-19. Buenos Aires. 9
Cecilia Mercuri - Apuntes sobre el conjunto lítico de la Quebrada de Urcuro...
INTRODUCCIŁN Este trabajo se enmarca dentro de un proyecto que estudia las redes de interacción social en la puna salteña durante los momentos iniciales de la producción de alimentos1. En el mismo, se analiza la variabilidad del registro lítico proveniente de sitios localizados en el área del valle de San Antonio de los Cobres (SAC) y de la cuenca hídrica de Santa Rosa de los Pastos Grandes, que presentan diferentes estrategias económicas, agricultura y pastoralismo, respectivamente (López et al. 2004). Un aspecto importante de este proyecto es que permitirá discutir el rol de los condicionantes ecológicos y económicos de escala local en la confección, uso de artefactos líticos y la circulación interregional de materias primas durante el período Temprano (sensu González 1977) en el Noroeste Argentino (NOA). Como ya se dijo, el área de estudio se encuentra en la puna salteña. Su baja productividad primaria y las variaciones climáticas interanuales y locales impredecibles hacen de éste un ambiente de alto riesgo para las economías productivas, ya que representa un impacto negativo en el rendimiento de la producción agropecuaria. Con una media de precipitaciones anuales de 103 mm, las variaciones negativas llevan muchas veces al fracaso de los cultivos y promueven altas tasas de mortalidad de rebaños (Muscio 2004). Las estrategias son procesos de resolución de problemas que responden a las condiciones creadas por el interjuego entre los hombres y su ambiente (ver al respecto Nelson 1991). Estas condiciones pueden variar a lo largo del tiempo y del espacio. Las estrategias tecnológicas interactúan con otras culturales y las condiciones materiales del contexto en que se generan. Ahora bien, en ambientes de riesgo, como el caso de estudio, el intercambio interregional de larga distancia entre poblaciones ocupando ambientes en donde las fluctuaciones no están sincronizadas espacialmente puede 10
ser funcional como estrategia de minimización de riesgos (Winterhalder y Goland 1993), al igual que la dispersión espacial de huertos y los puestos de pastoreo, sobre todo teniendo en cuenta que nos encontramos frente a economías productivas. Los materiales analizados en este trabajo pertenecen al sitio U1-S11 en la Quebrada de Urcuro, que se encuentra en el departamento de Los Andes. Dicha Quebrada se ubica en la cuenca del río San Antonio de los Cobres, aproximadamente a 35 km al noroeste de la población del mismo nombre. Para este sitio existe un fechado radiocarbónico sobre hueso en torno al 2000 AP (Muscio 2004), dentro de lo que Alberto Rex González (1977) denomina período Temprano, refiriéndose a grupos agropastoriles y alfareros. Algunas características de las estrategias tecnológicas líticas de este Período son el uso de lascas como formas base de instrumentos con filos y escasa formatización o „informales‰ (ver Escola 2004a sobre esta definición), junto con puntas de proyectil triangulares de tamaños medianos o pequeños. A este patrón podemos sumarle la existencia de redes de interacción social que actuaron intra puna (e.g. Yacobaccio et al. 2002) y extra puna (Núñez y Dillehay 1995) desde momentos tempranos. La transmisión cultural sesgada (sensu Boyd y Richerson 1985) implica por lo general comportamientos imitativos, mediante los cuales se tienden a disminuir los costos involucrados en las innovaciones, reduciendo los riesgos de error. Así, la difusión de estos conocimientos y comportamientos mediante este mecanismo representa una solución al problema del manejo del riesgo, disminuyendo la probabilidad de falla tecnológica, y por ende, de subsistencia, permitiendo amortiguar los costos de experimentación (Boyd y Richerson 1985). Este mecanismo de respuesta al riesgo parece haber sido utilizado en las ocupaciones tempranas de la Quebrada de Matancillas y Urcuro (Muscio 2004; Mercuri y Camino 2005).
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En estos términos, la frecuencia y el modo de uso de materias primas alóctonas pueden ser indicadores de diferentes formas de adquisición, tales como el intercambio. El objetivo de este trabajo es realizar una caracterización del material lítico del sitio U1S11 que permita explorar el rol de la tecnología lítica en las adaptaciones humanas a ambientes de riesgo, en nuestro caso, la puna salteña, y observar las tendencias principales para luego poder comparar con los patrones observados en la quebrada de Matancillas, sitio que se ubica a unos 5 km de Urcuro y fue estudiado anteriormente (ver entre otros Mercuri y Vázquez 2001; Muscio 2004; Mercuri 2006); y discutir las estrategias tecnológicas respecto a las materias primas y las redes sociales durante momentos iniciales de la producción de alimentos. CASO DE ESTUDIO Y ALGUNOS CONCEPTOS TEŁRICOS La Quebrada de Urcuro se encuentra en la puna de la Provincia de Salta y, como ya se mencionó, este bioma se caracteriza por la baja productividad primaria y las variaciones climáticas interanuales y locales impredecibles (Margalef 1974), lo que hace del mismo un ambiente de riesgo para las economías productivas. La Quebrada de Urcuro es una quebrada lateral, con sectores de mayor diversidad y productividad de recursos, que secciona transversalmente el fondo de cuenca de SAC. Los cursos de agua y fallas menores proporcionan rutas naturales que la comunican con otros ambientes, hacia el valle de SAC y la Quebrada del Charco, al este y oeste respectivamente, que son utilizadas por animales silvestres y pastores con sus rebaños. La Quebrada de Urcuro es poco extensa (10 km de longitud, aproximadamente), en forma de U y se conecta directamente con la Quebrada de Matancillas, una quebrada lateral contigua, por una serie de sendas (Muscio 2004).
Las tareas de prospección arqueológica realizadas durante las campañas de 1999 y 2002 permitieron identificar la presencia de dos zonas de concentración de estructuras arquitectónicas de planta circular, localizadas en los sectores intermedios y más protegidos. U1 se ubica directamente en el fondo de quebrada y presenta 39 estructuras. U2 se sitúa en un faldeo de ladera en el extremo norte de la quebrada y presenta 83 estructuras arquitectónicas (Muscio 2004). Dadas las características del emplazamiento de U2, los procesos de formación del registro arqueológico no propiciaron la sedimentación y el hallazgo en capa de materiales (Muscio 2004) y, por lo tanto, los trabajos de excavación comenzaron por U1. Todas las estructuras arquitectónicas son circulares con cimientos de lajas paradas en doble hilera y de diferentes tamaños, la mayor parte de las cuales se encuentran saqueadas (ver Muscio 2004). Esto es claro por la existencia de pozos en el interior de las mismas. Las estructuras más pequeñas son las más afectadas (Muscio 2004). Sin embargo, el Sondeo 11 (U1- S11), emplazado dentro de un corral en uso actualmente, ha sido preservado del saqueo (Muscio 2004) y presenta una conservación relativamente buena. Se excavó un área de 10,5 m2 alcanzándose una profundidad máxima de 1,1 m (nivel 7). La excavación de esta unidad puso en evidencia concentraciones de material antrópico entre los 60 y los 70 cm (Muscio 2004). Estos hallazgos se restringen a capas de sedimento limo arenoso relativamente homogéneo y extenso (aproximadamente 70 cm de potencia). No obstante, existe cierta variación en la consolidación de este sedimento que podría ser indicativa de discontinuidades ocupacionales. Del último nivel alcanzado (nivel 7) se obtuvo un fechado sobre una muestra de hueso directamente asociada con cerámica San Pedro de Atacama Negro Pulido (sensu Tarragó 1989), que arrojó una fecha de 14C 1470 µ 60 11
Cecilia Mercuri - Apuntes sobre el conjunto lítico de la Quebrada de Urcuro...
AP (GX-30399), que calibrada abarca el rango 540-650 cal DC (p=68,2%). Para poder realizar una comparación con el material analizado proveniente de la Quebrada de Matancillas (Mercuri y Vázquez 2001), pasamos a hacer una somera descripción de este último. Al igual que la Quebrada de Urcuro, Matancillas es una quebrada lateral. En su parte media, presenta dos zonas de concentración de estructuras arquitectónicas de las mismas características que Urcuro, aunque sin evidencias de saqueo sistemático. Se han obtenido varios fechados radiocarbónicos sobre carbón y hueso. Todos los fechados calibrados (p=68,2%), giran en torno al cero de la era (Muscio 2006:11). En cuanto a los artefactos líticos se advierte un marcado uso de las obsidianas alóctonas, siendo un 89% de la muestra analizada para Matancillas 2 (N= 484), mientras que el 11% restante están confeccionados en diversas materias primas locales. Los artefactos con presencia de corteza son apenas el 5% de la muestra total. Los desechos de talla representan el 82% (N= 406) de la muestra total, siendo las microlascas el 95% de éstos (N= 387). Es destacable que el 93% de estas últimas están confeccionadas en materias primas no locales (obsidianas). Los instrumentos representan el 18% de la muestra y se observa que el 51% de ellos están confeccionados en obsidianas foráneas. De estos últimos, el 45% son artefactos con baja inversión de energía involucrada en su confección en términos de reducción, formatización y complejidad de la pieza, siendo mayormente artefactos de manufactura sumaria (sensu Aschero 1983). Del 55% restante, siempre refiriéndonos a materias primas alóctonas, el 66% (N= 14) son puntas de proyectil apedunculadas y pedunculadas en tamaños pequeños. El 33% son raederas (N= 5) y raspadores (N= 2). Dentro del contexto de ocupaciones tempranas (sensu Gonzalez 1977) de la puna, un objetivo general del proyecto es explorar cómo la tecnología lítica pudo haber sido sensible a un ambiente de riesgo, donde existe una relación 12
compleja entre ambiente y conducta humana, en la que pueden aparecer innovaciones en el momento adecuado o no, ser buscadas intencionalmente, o no. Aun así, el ambiente es un importante factor selectivo de las opciones posibles, y más cuando son impredecibles.Ante el riesgo son esperables estrategias que tiendan a minimizarlo, ya que éste se constituye en un factor clave a la hora de tomar decisiones. En las sociedades humanas, el conocimiento tecnológico o cualquier otra información cultural, permite responder al stress y al riesgo. Éste se puede enfrentar con diversas estrategias, diversificándose, especializándose en determinados recursos o también por medio de redes de interacción, no siendo ninguna de éstas excluyente. Winterhalder y Goland (1993) proponen que el intercambio interregional puede ser funcional como estrategia de minimización de riesgos en economías productivas de ambientes fluctuantes. Generalmente, en economías productivas de baja escala, son las unidades domésticas las que organizan el trabajo y la distribución de los recursos, y las que establecen las redes de intercambio interregional que permiten amortiguar el riesgo (Winterhalder y Goland 1993). Por otra parte, en la escala de los Andes centro sur, Núñez y Dillehay (1979, 1995) propusieron que entre los 900 AC- 400 DC se intensificaron las redes de intercambio interregional, amplificándose el tráfico interregional de movimientos giratorios de bienes y gentes. Para el NOA, Scattolin (1994), Lazzari (1997), Scattolin y Lazzari (1997), Escola et al. (1997) y Escola (2000) presentaron mediante el análisis de procedencia de obsidianas la existencia de múltiples fuentes relacionando sitios de la vertiente oriental y occidental de los Andes, durante el período Temprano. En esta línea de evidencia,Yacobaccio et al. (2002, 2004) establecieron diferentes esferas de interrelación, una de las cuales vinculó poblaciones de la puna norte de Argentina e incluyó sitios del valle de San Antonio de los Cobres como Matancillas (Muscio 2004).
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Ahora bien, para que las redes de relación social persistan, la transmisión cultural sesgada (sensu Boyd y Richerson 1985) se torna un mecanismo adecuado. Cuando los costos de experimentar son altos, existe la tendencia a implementar la variación sesgada (Boyd y Richerson 1985), que con sus comportamientos imitativos, permite disminuir el riesgo de error, ya que no hay una experimentación individual que ponga a prueba si son eficaces o no determinadas estrategias o pautas. Vale aclarar que esta forma de transmisión cultural actúa en simultáneo con otros mecanismos desarrollados teóricamente por Boyd y Richerson (e.g. variación guiada) (1985: 83-98), aunque es esperable que alguno predomine en un determinado momento. Este es el marco en el cual se propone una primera caracterización del material lítico y sus principales tendencias respecto a la procedencia de materias primas. Los resultados permitirán discutir estrategias tecnológicas y su relación con las redes sociales durante los momentos iniciales de la producción de alimentos.
medibles: en lo ecológico, accesibilidad y disponibilidad de materias primas. Así, como parte de la propuesta metodológica, por local se entiende operativamente a las materias primas de la cuenca del valle de SAC (Mercuri 2006). Éstas están representadas por un conjunto de materiales de diversa calidad en función de la talla. Según un primer estudio exploratorio de la estructura de recursos líticos en la Quebrada de Urcuro, realizado mediante un reconocimiento asistemático, se puede afirmar que, al igual que en la Quebrada de Matancillas, predominan las metacuarzoarenitas (identificación realizada por Patricia Solá [2001]). Aunque se presenta en distintos granos, influyendo en su calidad para la talla, es por lo general buena (para ver un ranking de materias primas Mercuri y Tonarelli 2006) y aparece en tamaño grande a bloques enormes, lo que permite un buen aprovechamiento sin mayores costos de aprovisionamiento. El material alóctono está representado por obsidianas que provienen principalmente de Cerro Zapaleri, que tiene un área de influencia de 350 km (Yacobaccio et al. 2002) y se encuentra a más de 200 km del sitio, y en menor medida de Alto Tocomar, a unos 70 km de aquel.
RESULTADOS Se analizó la totalidad de artefactos (N= 191) provenientes del Sondeo 11 (U1-S11). Aunque la excavación fue realizada por niveles artificiales, como ya se aclaró, los hallazgos antrópicos se restringen mayormente entre los 60 y 70 cm en la capa limo arenosa, motivo por el cual nos referiremos de manera general a este material.
Del conjunto analizado, la mayor parte de las materias primas son locales (66% de la muestra, ver Figura 1). En su mayoría son metacuarzoarenitas, que como ya se mencionó, es la materia prima local más abundante en la Quebrada y que no presenta grandes costos en su procuración.
Dado que el principal objetivo de este trabajo es ofrecer una caracterización del conjunto a partir de sus materias primas según sean locales o no, como primera medida se organizó todo el material según este criterio.
A partir de esta primera división de materias primas locales/no locales, se calcularon: presencia de corteza, proporción de microlascas y diversidad artefactual. Al medir estos índices con relación a materiales foráneos o locales, podemos, potencialmente, observar la dependencia de materias primas no locales.
De acuerdo con Franco (2004) un buen comienzo para entender las estrategias de uso de los recursos líticos es por propiedades
La presencia de corteza indica, entre otras cosas, de qué modo está llegando el material al sitio, si fue previamente preparado o no. En 13
Cecilia Mercuri - Apuntes sobre el conjunto lítico de la Quebrada de Urcuro...
Figura 1. División del conjunto en materias primas locales y alóctonas (N= 191). Locales (N=127)
No locales (N= 64)
Corteza
40%
20%
Sin corteza
60%
80%
Tabla 1. Proporción de corteza en materias primas locales y no locales.
el caso de Urcuro podemos observar que el 20% de las materias primas alóctonas tienen evidencias de corteza, mientras que en las locales, es decir, las que están disponibles sin mayores costos, el 40% tienen corteza (Tabla 1). El índice de corteza en las materias primas no locales podría estar en relación con el tamaño original de los bochones que se transportan, ya que la distancia a la fuente sería un limitante a la hora de transportar grandes pesos. Para evaluar la presencia de microlascas e instrumentos por procedencia de materias primas, como primer paso se realizó una categorización de los artefactos en clases tipológicas: artefactos de filos formatizados, artefactos sin formatización, núcleos y desechos (Aschero y Hocsman 2004). El tamaño de los desechos de talla permite, entre otras cosas, hablar de la producción local de artefactos y del patrón de reducción (Shott 1994). Como se ve en la Tabla 2, la proporción de lascas y microlascas sugiere producción local de los instrumentos y, posiblemente, 14
conservación (sensu Nelson 1991) de los mismos. En nuestra muestra, las proporciones de microlascas en materias primas locales y no locales son similares (19% y 21,9% respectivamente); sin embargo, se observa una diferencia en cuanto a la presencia de corteza (Figura 2), siendo mayor la diferencia existente entre microlascas con corteza y sin ella en materiales foráneos. Esto tendría que ver tanto con la presencia de corteza en general en las materias primas alóctonas, como con la reducción de artefactos (Shott 1994). Es decir, por ejemplo, en las materias primas locales sólo presentan adelgazamiento dos piezas de 16, mientras que en materias primas alóctonas, cuatro de las cinco están adelgazadas (Aschero y Hocsman 2004). Por el momento no se hallaron núcleos en materiales no locales, pero sí locales. Los desechos en las alóctonas, no superan los tamaños pequeños y muy pequeños (siendo bajo el índice de fractura, 8%). Como ya se dijo, la diversidad artefactual en relación con la materia prima nos estaría mostrando patrones de uso y dependencia de las mismas. Los costos involucrados en el aprovisionamiento, reducción inicial y transporte de las distintas materias primas deberían verse reflejados en las características de su aprovechamiento. En este sentido es esperable que los conjuntos líticos evidencien variaciones en lo que respecta al uso de técnicas alternativas de manufactura y mantenimiento de artefactos, así como diferencias en la celeridad
Figura 2. Microlascas: frecuencia de corteza según sean locales o alóctonas (N= 79).
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Locales (N) (% sobre Ntotal)
No locales (N) (% sobre Ntotal)
Totales
Artefactos Formatizados
16 (8,37%)
5 (2,61%)
21 (10,98%)
Artefactos sin Formatización
10 (5,23%)
-
10 (5,23%)
Núcleos
2 (1,04%)
-
2 (1,04%)
56 (29,31%)
23 (12,04%)
79 (41,35%)
Clase tipológica
Desechos
Tamaños pequeño a muy grandes Tamaño muy pequeño (microlascas) Totales
37 (19,37%)
42 (21,98%)
79 (41,35%)
127 (66,46%)
64 (33,49%)
191 (100%)
Tabla 2. Clases tipológicas: división por proveniencia de materias primas.
de descarte (Escola 2004b). En función de evaluar la diversidad artefactual por materiales, se elaboró una tabla (Tabla 3) que permite un primer acercamiento hacia el análisis del aprovechamiento de materias primas, en este caso con mayor interés en las alóctonas.
a la inversión de energía involucrada en la confección de instrumentos en materias primas locales, podemos afirmar que son en su mayoría (ver más arriba) artefactos informales (Escola 2004a).
Puede observarse en la Tabla 3 que las materias primas alóctonas fueron principalmente utilizadas para la confección de instrumentos con relativamente alta inversión de energía. Como ya se especificó en el desarrollo de los conceptos teóricos, consideramos la inversión de energía en términos de reducción, formatización y complejidad de la pieza. Este patrón estaría indicando un máximo aprovechamiento de las materias primas que son costosas. Hay dos piezas en particular que muestran esta tendencia con las obsidianas no locales. Por un lado el raspador filo frontal corto, que fue trabajado sobre una punta de proyectil con pedúnculo diferenciado y hombros. Esto muestra que una vez agotada la vida útil de la punta, se retomó la pieza enmangada para comenzar la vida útil de otro instrumento, siendo conservada la materia prima (Nelson 1991). Por otro lado, también es de destacar el artefacto de formatización sumaria con retoque o microrretoque sumario (Aschero 1983). Si bien una primera impresión nos haría pensar en su poco aprovechamiento, vemos que la forma base es de tamaño pequeño y que además mantiene corteza, lo que estaría implicando el máximo aprovechamiento de pequeñas lascas de materiales alóctonos. Con respecto
DISCUSIŁN Y PALABRAS FINALES Los patrones observados en el material lítico de Urcuro presentan ciertas características que comparamos con los de la Quebrada de Matancillas. Un punto de contraste es la representatividad de las materias primas alóctonas, que en Urcuro no superan a las locales y en cambio, en Matancillas, la representatividad de éstas conduce a pensar en una dependencia de la estrategia tecnológica (y probablemente social) sobre estos materiales (Muscio 2004). No obstante, en Urcuro podría interpretarse una dependencia en cuanto a la confección de instrumentos como puntas de proyectil, ya que no aparecen en ninguna materia prima autóctona (Tabla 3). Con respecto a la presencia de corteza, si bien en Urcuro podemos reconocer que la misma es relativamente baja (si retiramos de la muestra las locales, 20% de las materias primas alóctonas tienen evidencias de corteza), en Matancillas, la evidencia es aún menor. Esto tal vez se deba a patrones de descarte y reducción, además de costos de transporte (ver más arriba) que merecen ser explorados en mayor profundidad, así como también acerca de lo 15
Cecilia Mercuri - Apuntes sobre el conjunto lítico de la Quebrada de Urcuro...
Subgrupo tipológico
Locales
No locales
Raedera filo lateral largo
3
-
Raedera filos convergentes en ápice romo
2
-
Raedera filo lateral largo + raspador filo lateral corto
1
-
Raspador filo frontal corto sobre punta de proyectil con pedúnculo diferenciado y hombros
-
1
Cuchillo de filo retocado filo lateral sin ápice activo + raedera filo lateral largo
1
-
Puntas de proyectil apedunculadas
-
1
Puntas de proyectil con pedúnculo diferenciado y hombros
-
1
Punta entre muescas angular
1
-
Filos naturales con rastros complementarios laterales
4
-
Artefactos de formatización sumaria con retoque o microrretoque sumario
7
1
Artefactos manufacturados por picado, abrasión, pulido
2
-
Filos naturales con rastros complementarios frontales
3
-
Fragmento no identificado de artefacto formatizado
1
1
Placas lisas, plaquetas
1
-
Totales
26
5
Tabla 3. Localidad/alocalidad de los diferentes subgrupos tipológicos (Aschero 1975) de la muestra de instrumentos.
que ocurre con el tamaño de los desechos de talla, que si bien su proporción es alta en ambos conjuntos, al cambiar de escala y concentrarnos en microlascas, vemos que la proporción que se observa en Matancillas es muy superior. Ahora bien, como se puede apreciar en los resultados, con la presencia de cierta clase de instrumentos y artefactos conservados, la tendencia en Urcuro es maximizar las materias primas alóctonas. Sin embargo, en Matancillas, existen instrumentos de materias primas no locales que tienen muy baja inversión de energía en su producción (Mercuri y Vázquez 2001). Esta es una diferencia importante en cuanto a los patrones de uso e inclusión en las redes de interacción. C o m o y a s e m e n c i o n ó , e n t re l a s características de las estrategias tecnológicas líticas del período Temprano pueden citarse el uso de lascas como formas base de instrumentos con filos y escasa formatización
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o „informales‰, junto con puntas de proyectil triangulares de tamaños medianos o pequeños. Este patrón no sólo caracteriza el conjunto de Urcuro, sino también los de las ocupaciones como las de Casa Chávez Montículos y Real Grande 1 (Antofagasta de la Sierra, Catamarca) (Escola 1999, 2000).Asimismo, se evidencia un aprovechamiento al máximo de las obsidianas alóctonas. Entonces, la dependencia y uso dado a estos materiales observados en Matancillas, sugieren una relevancia distinta de las redes de interacción en esta Quebrada. Retomando lo planteado en la introducción, las estrategias como proceso de resolución de problemas responden a las condiciones creadas por el interjuego entre los hombres y su ambiente (Nelson 1991) y éstas pueden (y seguramente lo hacen) variar a lo largo del tiempo y del espacio. En este aspecto, la transmisión cultural de tipo sesgado, al mantener un mayor control permite que los lazos y las relaciones a largas distancias persistan más allá del tiempo y la distancia.
La Zaranda de Ideas 3 - 2007
Así, la población que habitó las Quebradas de Matancillas y Urcuro formaba parte de una más amplia que ocupaba todo el valle de San Antonio de los Cobres e incluso zonas más lejanas (recordemos que la obsidiana preponderante proviene de una fuente a unos 250 km). Por lo expuesto, podemos hipotetizar que las redes de interacción social que conectaban diversas áreas no sólo permitirían amortiguar los efectos de las fluctuaciones climáticas mediante la obtención de recursos alóctonos, sino que también, en situaciones en las cuales las fluctuaciones no pueden ser manejadas adaptativamente, estas redes posibilitarían el desplazo de la población hacia otras quebradas laterales.
variación en el sedimento de los hallazgos de Urcuro. Sin embargo, por el momento no puede ser una afirmación y permanece a nivel hipotético, ya que por un lado las tareas realizadas en Urcuro se limitan a un sondeo, y por otro sólo se tiene un fechado y el sitio está muy huaqueado, factor que indudablemente, acarrea sesgos. No obstante merece más estudios para poder contrastar estas hipótesis de cambios o estrategias a largo plazo en la puna salteña.
Muscio (2004) propuso que la breve ocupación, en la escala arqueológica, de Matancillas sugiere la extirpación del grupo local del ambiente, lo cual no implica extinción biológica.Así se podría pensar que la población pudo haberse desplazado a otras quebradas laterales del valle de SAC, como Urcuro (Muscio 2004). Entonces, asumiendo que si la situación espacial y temporal cambia, las estrategias tenderán a cambiar, podemos hipotetizar que las diferencias en los patrones de uso de materias primas alóctonas entre Urcuro y Matancillas podrían estar reflejando cambios con respecto a las redes de relación e interacción sociales entre la fuente de materia prima y el valle de SAC. Si nos remitimos a los fechados de ambas Quebradas, observamos que Matancillas tiene fechas más tempranas que Urcuro (540- 650 cal DC), y siguiendo, por ejemplo, a González (1977) hacia el 500 DC comienzan a desencadenarse cambios hacia una mayor complejidad social, lo que seguramente influyó en las redes de interacción. Por lo tanto, si hablamos de una metapoblación, puede plantearse que estos cambios son parte de una estrategia dinámica a largo plazo, que seguramente incluyó el poblamiento de otras quebradas y el fondo de valle en procesos recurrentes de colonización y recolonización de espacios. Esto podría evidenciarse en la relativa
NOTAS
Recibido en marzo de 2007 Aceptado en septiembre de 2007
1 Proyecto de doctorado financiado con beca posgrado CONICET: Redes de Interacción Social en la Puna de Salta a través del estudio de la variabilidad de estrategias Tecnológicas Líticas Durante El Periodo Agro-Alfarero Temprano, Facultad de Filosofía y Letras, UBA , dirigido por la Dra. Patricia Escola.
AGRADECIMIENTOS A Ulises por sus comentarios, a Patricia por su aliento. Al CONICET por su apoyo para realizar este proyecto. A los evaluadores, que me hicieron repensar algunos puntos de este trabajo.
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* Cecilia Mercuri es licenciada en Ciencias Antropológicas, con orientación en Arqueología, egresada en Marzo de 2006 de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Su investigación actual esta dedicada al análisis de material lítico de contextos tempranos de la puna salteña, con hincapié en las obsidianas no locales para ver la acción de redes de interacción social. El presente trabajo forma parte de sus investigaciones realizadas en el marco de una beca doctoral de CONICET. Dirección de contacto:
[email protected].
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Cecilia Mercuri - Apuntes sobre el conjunto lítico de la Quebrada de Urcuro...
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La Zaranda de Ideas 3 - 2007
LOS ROEDORES EN LA LOCALIDAD ARQUEOLŁGICA LA GUILLERMA Y LOS SITIOS SAN RAMŁN 7 Y R¸O LUJ˘N Paula D. Escosteguy *
RESUMEN Los roedores son muy abundantes en el registro zooarqueológico de la subregión Pampa Húmeda. Su presencia puede deberse tanto a causas naturales como culturales, ya que en muchos casos el ser humano los aprovechó con regularidad. Las causas naturales pueden ser: la acción de predadores (aves rapaces o carnívoros), cuestiones eto-ecológicas o eventos catastróficos. Se examinó su presencia en la localidad arqueológica La Guillerma (sitios LG1, LG4 y LG5), el sitio San Ramón 7, ambos ubicados en el área de la Depresión del Salado, y el sitio Río Luján del área norte de la provincia de Buenos Aires. A partir de este estudio se determinó que Myocastor coypus e Hydrochaeris hydrochaeris fueron acumulados por el Hombre, en cambio la presencia de los otros taxones (Cavia aperea, Ctenomys, Holochilus brasiliensis y Reithrodon auritus) se debe a causas naturales. Myocastor coypus fue un elemento importante en la dieta ya que formó parte de una estrategia de intensificación y diversificación. Palabras clave: Roedores - Pampa Húmeda - Agente natural - Origen antrópico - Dieta
ABSTRACT Rodents are abundant in the zooarchaeological record from the sub Humid Pampean Region. Their presence could be a consequence of natural and/or cultural agents, since humans often used them to obtain different products. Natural causes could be: predator activities (avian predators or carnivores), rodent behavior, etho or ecological behavior or catastrophical death. In this paper, we analyzed rodent remains from sites of the archaeological locality La Guillerma (LG1, LG4 and LG5 sites) and the site San Ramón 7, both situated in the Depresión del Salado. Another site (Río Luján) from northern Buenos Aires province is also analyzed with the aim to distinguish between natural and cultural causes.We recognized that Myocastor coypus and Hydrochaeris hidrochaeris were accumulated by people; however Cavia aperea, Ctenomys, Holochilus brasiliensis and Reithrodon auritus were introduced in the archaeological context by natural agents. We determined that Myocastor coypus was significant in human diet as part of an intensification and diversification strategy. Key words: Rodents - Humid Pampas - Natural agents - Cultural origin - Diet
* CONICET- Instituto de Arqueología, FFyL, UBA -
[email protected] Escosteguy, Paula D. 2007. Los roedores en la localidad arqueológica La Guillerma y los sitios San Ramón 7 y Río Luján. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 3:21-39. Buenos Aires. 21
Paula D. Escosteguy - Los roedores en la localidad arqueológica La Guillerma...
INTRODUCCIŁN Los roedores están presentes en contextos arqueológicos de diversas regiones y desde tiempos muy tempranos (Mazzanti y Quintana 2001; Martínez y Gutiérrez 2004). Su presencia fue a menudo adjudicada a factores netamente ecológicos o etológicos (Salemme y Tonni 1983; Ceruti 1985; Salemme 1987). Sin embargo, en muchos casos se demostró el aprovechamiento antrópico de los mismos con distintos fines: su carne, sus huesos para la confección de artefactos, su grasa y su piel (Quintana et al. 2002; Santiago 2004; Acosta 2005; González 2005; Quintana 2005; entre otros). Varios autores (Loponte y Acosta 2004; Martínez y Gutiérrez 2004) consideran que su presencia podría estar indicando estrategias de diversificación de la dieta al incluir recursos de bajo ranking e intensificación en su explotación, lo cual también pudo estar vinculado con un aumento en el tamaño de las bandas de cazadores recolectores (Mazzanti y Quintana 2001; Quintana et al. 2002). Otros creen que los bajos costos de captura y procesamiento podrían haber influido en las decisiones tomadas por las sociedades del pasado, quienes se especializaron en su explotación, haciendo un uso más intensivo de estas especies y que al mismo tiempo tuvieron consecuencias en otros aspectos culturales, ya que permitieron la permanencia prolongada en los mismos asentamientos (González 2005). En el caso de los roedores que están incluidos en el registro, los estudios tafonómicos son muy útiles porque permiten apreciar las distintas instancias en las que se vieron involucrados sus restos e identificar los agentes implicados en la acumulación, preservación, destrucción o desplazamiento de los vestigios arqueológicos (Behrensmeyer 1978; Andrews 1990; Fernández-Jalvo y Andrews 1992; Lyman 1994). Asimismo, en varios casos, esta clase de mamíferos puede contribuir a comprender las condiciones paleoecológicas que imperaban tanto durante la ocupación humana de ese 22
espacio como a posteriori del abandono del mismo (Fernández-Jalvo y Andrews 1992; Pardiñas 1999; Pardiñas et al. 2000; Teta et al. 2004, 2005; Salemme et al. 2006). En este trabajo se presentan los datos de varios sitios ubicados en la subregión Pampa Húmeda, en los que se recuperaron huesos de mamíferos pertenecientes al orden Rodentia con y sin evidencias de aprovechamiento por parte del ser humano. Nuestro objetivo principal es interpretar el registro de los roedores en la localidad arqueológica La Guillerma; y los sitios San Ramón 7 y Río Luján; los primeros se encuentran localizados en el sector inferior de la Depresión del Salado, mientras que el último se ubica en el área norte de la provincia de Buenos Aires. Estos sitios son asignables al Holoceno tardío, período significativo en los desarrollos culturales pampeanos tales como la ocupación reiterada o prolongada de los sitios, las innovaciones tecnológicas (trampas, cerámica, arco y flecha), intercambio a grandes distancias, presencia de materiales exóticos y gran diversidad de recursos faunísticos explotados (Politis y Madrid 2001; Loponte y Acosta 2004; Martínez y Gutiérrez 2004; González 2005). Aunque pertenecen a la misma subregión, no están ubicados en la misma área, lo cual es importante porque nos permite establecer una comparación de los procesos culturales y naturales que afectan el registro zooarqueológico; es decir, al analizar los restos de roedores en ambas áreas, se plantea distinguir aquellos que están presentes por cuestiones naturales y los que son producto de la actividad humana. Asimismo, en los casos en los que se evidencie su consumo, se considerará la incidencia de estos animales en la economía de los pobladores de estos yacimientos. Dentro del registro faunístico de los sitios seleccionados nos centramos en el estudio de los roedores porque consideramos que ellos son una fuente de información tanto de
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aspectos del entorno medioambiental como cultural, ya que muchos de ellos formaron parte de las estrategias de subsistencia y a la vez pueden haber sido agentes tafonómicos. LOS ROEDORES EN CONTEXTOS ARQUEOLŁGICOS En muchos de los sitios ubicados en las áreas mencionadas se registran en distintas proporciones elementos óseos de mamíferos pertenecientes al orden Rodentia. Su presencia puede deberse tanto a agentes antrópicos (pueden hallarse porque las poblaciones humanas interactuaron con ellos), como a factores ecológicos (como los carnívoros, las catástrofes naturales, la muerte natural) y a la propia conducta del animal (Andrews 1990, Kligmann et al. 1999; Pardiñas 1999; Gómez 2000). Por lo tanto, para discriminar su origen son fundamentales los estudios tafonómicos, es decir, los análisis de los procesos de formación de los sitios que permiten identificar aquellos agentes culturales y naturales que contribuyeron a la formación del registro arqueológico (Politis y Madrid 1988; Lyman 1994; Gómez 1996; Frére et al. 2004). En estos procesos los roedores suelen jugar un papel particularmente importante. En general, el estudio de todos los microvertebrados y dentro de ellos los roedores, brinda información sobre los aspectos paleoambientales y paleoclimáticos, ya que suelen estar estrechamente ligados a un tipo de medio en particular (FernándezJalvo y Andrews 1992; Pardiñas et al. 2000; entre otros). Asimismo, se considera que son mejores indicadores que los macrovertebrados para inferir cambios ambientales a escala temporal amplia (Salemme et al. 2006). Otro factor importante es que los datos obtenidos de su estudio contribuyen a la configuración de las cronologías relativas de las secuencias estratigráficas tanto de sitios arqueológicos como de los yacimientos paleontológicos
(Fernández-Jalvo y Andrews 1992; Kligmann et al. 1999; Pardiñas 1999; Gómez 2000). En los últimos años se han desarrollado numerosos trabajos que estudian a los micromamíferos (dentro de los que se incluyen algunos roedores) desde distintas perspectivas (Gómez 2000). Los mismos se llevaron a cabo a partir de la incorporación de nuevas metodologías y técnicas de análisis, ya que los procedimientos habituales no son los más adecuados para la recuperación de la microfauna y pueden estar en juego importantes sesgos de recuperación y preservación que estén distorsionando notablemente la muestra (Stahl 1982, 1996; Andrews 1990). Esto se debe a que los huesos pequeños y frágiles son muy susceptibles a la pérdida, reubicación y fragmentación, lo que dificulta el poder reconocer si tuvieron algún significado en la dieta de las personas que ocuparon el sitio (Armour-Chelu y Andrews 1994; Stahl 1996). En este trabajo se tomarán en consideración mamíferos del orden Rodentia que entran dentro de la categoría de pequeños (hasta 3 kg), pequeño-mediano (hasta 15 kg) y medianogrande, que pueden llegar a pesar 50 kg (como Hydrochaeris hydrochaeris) (Mengoni Goñalons 1999). Para determinar las causas que acumularon los elementos óseos de los pequeños y medianos roedores es relevante tomar en cuenta las características etológicas de los mismos. Principalmente, en el caso de los animales cavadores como lo son Ctenomys, Lagostomus maximus, Myocastor coypus, Reithrodon auritus, que pudieron afectar el registro arqueológico al construir sus túneles o madrigueras. En ambas áreas de estudio este tipo de mamíferos pudo introducirse accidentalmente en la matriz sedimentaria. Sin embargo, su asociación con rasgos antrópicos es frecuente ya que tanto las poblaciones humanas como algunas de los roedores (por ejemplo Ctenomys) buscaron lugares altos y secos bien drenados 23
Paula D. Escosteguy - Los roedores en la localidad arqueológica La Guillerma...
ubicados cerca de cuerpos de agua (Olrog y Lucero 1981; Politis y Madrid 1988). Igualmente, la presencia de estos roedores permite en muchos casos inferir ciertos aspectos del paleoclima o paleoambiente permitiendo distinguir variaciones ecológicas a lo largo del tiempo. Tal es el caso de la rata Holochilus brasiliensis, sigmodontino de tamaño corporal grande (Massoia 1976; Olrog y Lucero 1981) que está presente en numerosos sitios tanto en el noreste de la provincia de Buenos Aires (Brunazzo 1999; Teta et al. 2004) como en las áreas Interserrana (Salemme 1987; Pardiñas 1991) y de Tandilia (Quintana 2001). Lagostomus maximus es muy abundante en otros sitios de la Región Pampeana (Quintana 2001). Este mamífero, que constituye un agente tafonómico importante por sus hábitos cavícolas y que fue también aprovechado por el Hombre, no se encuentra presente en los contextos zooarqueológicos analizados.
˘REAS DE ESTUDIO Y MÉTODOS Localidad arqueológica La Guillerma La localidad arqueológica La Guillerma está ubicada en la cuenca inferior del río Salado, en el Partido de Chascomús (35À 50Ê 10‰ Latitud Sur y 57À 38Ê 50‰ Longitud Oeste) en la provincia de Buenos Aires (Figura 1). La misma se localiza dentro de la subregión Pampa Húmeda, en el área Depresión del río Salado que abarca la cuenca del río Salado (Politis 1985). Este río conforma la mayor corriente autóctona de la Pampa Húmeda, a la cual cruza en su parte central diagonalmente de Este a Oeste, formando el eje de drenaje de la Pampa Deprimida (Dangavs et al. 1983) y constituyendo la parte más baja de la provincia de Buenos Aires. Los sitios que componen esta localidad presentan un rango de ocupación que abarca el período comprendido entre ca. 1700 a 400 24
AP (González 2005). La misma está compuesta por cinco sitios: La Guillerma 1 (LG1), La Guillerma 2 (LG2), La Guillerma 4 (LG4), La Guillerma 5 (LG5) y La Guillerma Ñandú (LGÑ). Los mismos se encuentran aproximadamente a 40 m de la margen izquierda del río Salado (González y Zárate 1993/94). Estos sitios están distribuidos sobre pequeñas elevaciones del paisaje, llegando a ubicarse hasta 5 m sobre la planicie de inundación (González y Zárate 1993/94). Son sitios que presentan gran abundancia de tiestos cerámicos, artefactos líticos y en hueso, restos de vegetales y de animales (González 2005). Los mismos son considerados como sitios someros, con características diferentes a los sitios en superficie y en estratigrafía, principalmente porque los hallazgos se encuentran en el horizonte A del suelo (Zárate et al. 2000/2002), estratigráficamente tienen un bajo grado de resolución y muchas veces el sepultamiento pudo ser provocado por la dinámica pedológica (González 2005). Para una descripción más detallada de la estratigrafía y geología de los sitios ver González (2005) y Zárate et al. (2000/2002). El conjunto faunístico de esta localidad comprende 6.583 especímenes óseos que pudieron identificarse a nivel familia, orden o clase. Dentro de este total un 45% corresponde a Myocastor coypus (NISP=2.979), mientras que un porcentaje menor (4%) pertenece a otros roedores más pequeños: Cavia aperea, Ctenomys sp., Holochilus brasiliensis y Reithrodon auritus. En la Tabla 1 se presentan los valores de NISP y MNI de los roedores. Asimismo, un elemento pudo ser identificado a nivel de la subfamilia Sigmodontinae y otros sólo a nivel del orden Rodentia. Junto al coipo, los peces constituyen los animales más abundantes del registro con un 35%, luego siguen en frecuencia las aves (14%) y el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus) (2%); el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) también está representado pero con un valor menor al 1% (González 2005).
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Figura 1. Ubicación de los sitios analizados.
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Paula D. Escosteguy - Los roedores en la localidad arqueológica La Guillerma...
San Ramón 7 Este sitio también se encuentra en la Depresión del río Salado a 36À 37Ê 675‰ Latitud Sur y 58À 07Ê 625‰ Longitud Oeste, en el partido de Chascomús (Figura 1). Al igual que los anteriores, es un sitio a cielo abierto ubicado en una loma cercana al río Salado y los materiales arqueológicos se encuentran en el horizonte A del suelo (González et al. 2007).
pudo determinar que en el orden Artiodactyla está presente la familia Cervidae con un bajo porcentaje (menor al 1%). Asimismo, se identificaron dos calcáneos correspondientes a zorro (Pseudalopex sp.). Sin embargo, un alto porcentaje (30%) se corresponde con fragmentos indeterminables menores a 5 mm, lo que está resaltando el alto grado de fragmentación de la muestra. Río Luján
En el mismo se encuentra abundante alfarería y material lítico; sin embargo, los restos faunísticos no presentan una conservación óptima, principalmente debido a las características de la matriz sedimentaria, tomando en cuenta que el grado de meteorización es bajo o nulo (estadíos 0 y 1 de Behrensmeyer 1978).Aún así pudieron identificarse diversas especies, aunque algunos fragmentos sólo pudieron ser adscriptos a nivel de género, orden o familia. Entre los roedores, el único taxón identificado fue Myocastor coypus, principalmente se hallaron fragmentos maxilares, mandibulares y dientes (tanto molares como incisivos).También fueron reconocidos escasos elementos que pudieron ser remitidos al orden Rodentia (NISP=4), pero que pertenecen a otros roedores más pequeños (Tabla 1). Además pudieron ser identificados otros vertebrados. Se hallaron elementos óseos pertenecientes a aves, en la forma de cilindros de tamaño pequeño y cáscaras de huevo de Rhea americana. En el grupo de los mamíferos se
Taxones Cavia aperea Ctenomys sp. Holochilus brasiliensis Hydrochaeris hydrochaeris Hydrochoerus hydrochaeris Myocastor coypus Reithrodon auritus
Este sitio fue excavado por personal del Museo de Ciencias Naturales „C. Ameghino‰ (Mercedes, provincia de Buenos Aires). Se encuentra ubicado en el Partido de Campana, provincia de Buenos Aires y desde 1990 fue incorporado en los límites de la Reserva Natural Otamendi (Haene y Pereira 2003). Está localizado en la orilla del río Luján a una distancia de cerca de 1 km de Laguna Grande. Está encuadrado en el área norte (sensu Politis 1985). Sus coordenadas son 34À 17Ê 05‰ Latitud Sur y 58À 52Ê 30‰ Longitud Oeste (Salemme 1987) (Figura 1). El abundante material cerámico y lítico, los artefactos en hueso y los enterratorios con ajuar hallados en el sitio fueron analizados por Kriscautzky (1975), Petrocelli (1975), Caggiano (1977) y Pérez Jimeno (2004). En cambio, el material faunístico que es muy rico, debido a su gran diversidad y abundancia, fue estudiado desde un punto de vista cultural y paleoambiental por Salemme y Tonni (1983) y Salemme (1987).
LG1 LG4 LG5 SR7 Río Luján NISP MNI NISP MNI NISP MNI NISP MNI NISP MNI 5 1 0 0 20 4 0 0 11 6 5 2 0 0 1 1 0 0 6 3 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 1 320 15 42 2 2617 25 802 412 92 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0
Tabla 1. Cálculos de abundancia taxonómica en los sitios LG1, LG4, LG5, SR7 y Río Luján. 26
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Dentro de los taxones identificados, se encontraron distintas especies pertenecientes a Rodentia: Cavia aperea, Ctenomys sp., Hydrochaeris hydrochaeris y Myocastor coypus (Tabla 1). Asimismo se identificaron otros especímenes óseos pertenecientes a este orden, pero que no pudieron ser adscriptos a nivel genérico y/o específico (Salemme 1987). En cuanto al ambiente todos los sitios mencionados se ubican en humedales (Haene y Pereira 2003; González 2005). Estos ambientes son definidos como ecosistemas en los que gran parte del espacio se encuentra temporal o permanentemente anegado o inundado a lo largo del año (Bó y Porini 2001), lo cual tiene como consecuencia una alta diversidad y productividad biótica. Por esto mismo, es que aún con un gran impacto de la actividad agropecuaria, en la actualidad puede apreciarse una variedad de recursos faunísticos y vegetales. Los grupos humanos, tanto en el pasado como en el presente, se han integrado a este ecosistema explotándolo y modificándolo, en muchos casos con consecuencias muy graves como la actual degradación del ambiente (Bó y Porini 2001, Bó et al. 2005). Se seleccionaron los sitios anteriormente descriptos ya que en sus componentes faunísticos se encontraban presentes los roedores. Sin embargo, estos conjuntos se trabajaron diferencialmente ya que en los casos de La Guillerma y Río Luján ya habían sido analizados por otros investigadores. En el caso de los sitios que componen la localidad La Guillerma, el conjunto faunístico fue analizado por las Dras. Mónica Salemme y María Isabel González y posteriormente fue estudiado por Matilde Lanza. En el caso de los huesos de roedores pequeños, la identificación estuvo a cargo del Dr. Ulyses Pardiñas. Myocastor coypus había sido analizado en más detalle que el resto de los roedores ya que se habían calculado el NISP y MNI y se habían identificado evidencias de procesamiento antrópico
(termoalteraciones y huellas de corte) (para más detalle ver González 2005). Por lo tanto, en este trabajo se calcularon los valores de NISP y MNI para el resto de los roedores presentes. Para el sitio San Ramón 7, el componente faunístico está siendo estudiado por la autora, con la colaboración de Mónica Salemme y Matilde Lanza. Se analizó con el objetivo de identificar anatómica y taxonómicamente. Luego se realizaron cálculos de abundancia taxonómica (NISP) que pudieran brindar un panorama de todo el conjunto faunístico. Los huesos provenientes del sitio Río Luján, como se mencionó anteriormente, fueron objeto de diversos análisis, entre ellos la identificación anatómica y taxonómica que fue realizada por Salemme (1987:101). En los tres casos, se estudiaron todos los elementos y registraron posibles modificaciones sobre las superficies óseas con el fin de identificar los agentes tafonómicos que pudieron afectarlos (actividad antrópica, roedores, raíces, etc.); esto se realizó de forma macroscópica y utilizando lupas de bajos aumentos.
LOS RESULTADOS A continuación se presentan los resultados del análisis de los roedores registrados en los conjuntos arqueofaunísticos de los sitios analizados. Cavia aperea De la familia Caviidae, sólo se halló Cavia aperea en Río Luján y en La Guillerma (LG1 y LG5). En el primero de los sitios el MNI es de 6, calculado a partir de las hemimandíbulas (Salemme 1987), mientras que en los sitios ubicados en la Depresión del Salado el MNI 27
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es de 1 para LG1 y de 4 para LG5 (Tabla 1). En ellos, no se han identificado evidencias de procesamiento. Este último es un tema muy controvertido debido a que existen sitios en donde Cavia aperea manifiesta numerosos rastros de manipulación antrópica, como en Cueva Tixi y Cueva El Abra, en Tandilia (Quintana 2001, 2005; Quintana et al. 2002) y en otros donde no se dan en gran cantidad o son nulos, como Laguna Grande, La Bellaca II y Las Vizcacheras, en el área norte, entre otros (Lezcano 1991; Brunazzo 1999; Acosta 2005; Acosta y Pafundi 2005). Estas diferencias en la documentación de huellas de corte en Cavia aperea fue atribuida por algunos autores a diferentes formas de captura, procesamiento o grado de aprovechamiento, formas de consumo o importancia en la dieta (Acosta y Pafundi 2005). Feuillet Terzaghi (2002) coincide al decir que un procesamiento previo al consumo de esta presa podría implicar mucha pérdida de masa cárnica potencialmente comestible. Para los casos de Tandilia, se identificaron dos especies pertenecientes a la familia Caviidae: Cavia aperea y Galea tixiensis, y ambas presentaron evidencias directas de manipulación antrópica en la forma de huellas de corte (Valverde 2001; Quintana et al. 2002; Quintana 2005). En cambio, en otros sitios los huesos de cuis pampeano (Cavia aperea) no presentan esta clase de evidencia, sino que sólo se registraron algunos elementos termoalterados. Un ejemplo es Laguna Grande, que está muy próximo a Río Luján y en donde se calculó un elevado número de individuos (MNI=21) presentes en un espacio reducido. Estos datos hicieron suponer a Lezcano (1991) que fue una presa consumida por parte de los habitantes de este sitio. En los humedales del Paraná Inferior también se encuentra este taxón con altos valores de MNI pero son escasos los especímenes que están quemados (Acosta 2005, Acosta y Pafundi 2005). 28
Ctenomys sp. Este roedor habita áreas altas no inundables (Olrog y Lucero 1981; Salemme 1983; AA.VV. 1986), lo que coincide con las preferencias de los pobladores prehispánicos, quienes se asentaban en sitios altos, como ocurre en la localidad arqueológica La Guillerma, donde se establecieron en lomadas (González 2005) o en la cuenca del Paraná, en donde pudieron ocupar los llamados „Cerritos‰ (Ceruti 1985, 2000). En la actualidad es un taxón que ha desaparecido de la Reserva Otamendi. Esta desaparición se ha registrado para momentos previos a la llegada de los españoles y se la atribuye a causas naturales que aún no han podido determinarse (Haene y Pereira 2003). El género Ctenomys se encuentra tanto en Río Luján como en LG1 y LG5. En el primero, su MNI es de 3 (Salemme 1987) y en los sitios de la Depresión del Salado es de 2 para LG1 y 1 para LG5. En estos sitios los elementos más registrados son mandíbulas, a partir de las cuales se obtuvieron los valores mencionados (Tabla 1). Aunque es muy probable que por tratarse de animales de hábitos fosoriales su presencia en estos sitios se deba a cuestiones naturales (Salemme 1987), está documentado etnográficamente el consumo de tuco-tuco (Gusinde 1931) y el uso de sus pieles por parte de los aborígenes de la Patagonia (Bond et al. 1981). Su captura habría estado a cargo de hombres, incluyendo a los niños en sus primeras experiencias de caza (Gómez 1996). No obstante, Salemme (1987:213) resalta debido a su tamaño pequeño que „⁄los indígenas habrían necesitado poblaciones de Ctenomys muy numerosas para ser utilizadas en la dieta, aún como recurso complementario‰. Si bien en los sitios bajo estudio no se han registrado evidencias directas de manipulación antrópica, en otros casos sí está documentada, como en Arroyo Seco 2, en el
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área Interserrana Bonaerense donde „⁄la presencia de fracturas helicoidales en huesos parcialmente quemados de Ctenomys indicaría que fueron expuestos al fuego para su cocción y que al consumirlos se quebraron los huesos largos, triturados en partes junto con carne durante la masticación⁄‰ (Gómez 1996:78). Otro elemento que sustenta su consumo son los altos valores de MNI registrados en cada nivel (Gómez 1996).
hydrochaeris, que es el mayor roedor conocido para América del Sur (puede llegar a pesar unos 50 kg). El carpincho o capibara habita sitios bajos y pantanosos. Al igual que el coipo, se lo puede ver cerca de las orillas de los ríos y lagunas con espesa vegetación. Su distribución abarca la mayor parte de América del Sur, exceptuando la región andina y la Patagonia. En nuestro país, especialmente ocupa las tierras bajas e inundables del Río de la Plata y sus afluentes (AA.VV. 1986).
Holochilus brasiliensis y Reithrodon auritus En el caso de los roedores pertenecientes a la familia Cricetidae, la rata anfibia Holochilus brasiliensis está registrada sólo en LG5. Este Sigmodontino habitualmente se encuentra en costas de arroyos y ríos cerca de pajonales y pastizales (Massoia 1976; Haene y Pereyra 2003). Se halla en numerosos sitios arqueológicos del área norte de la subregión Pampa Húmeda (en los sitios La Bellaca II, Las Vizcacheras, La Norma, entre otros), en Tandilia (Cueva Tixi) y en el área Interserrana Bonaerense (Fortín Necochea, La Moderna) (para más detalles ver Salemme 1987; Pardiñas 1991; Brunazzo 1999; Quintana 2001; Martínez y Gutiérrez 2004;Teta et al. 2004; González 2005). Reithrodon auritus fue registrado también en LG5, por la presencia de un hemimaxilar. Ambos mamíferos tienen un valor de MNI de 1, lo que estaría sustentando un origen natural, tema que se desarrollará en mayor profundidad más adelante (Tabla 1). Es un roedor cricétido que también fue hallado en baja proporción en La Norma (Brunazzo 1999), Fortín Necochea (Pardiñas 1991) y Cañada de Rocha (Salemme 1987). En cambio, en una secuencia del área de Tandilia (Cueva Tixi) es muy abundante ya que se recuperaron más de 4.000 restos de este taxón (Quitana 2001). Hydrochaeris hydrochaeris La familia Hydrocharidae está presente con su único representante Hydrochaeris
Entre los sitios analizados, sólo fue identificado en Río Luján con un sólo elemento (un axis fragmentado), lo que podría estar sustentando su incorporación ocasional en la dieta (Salemme 1987). Aunque éste es un recurso que se ha encontrado en otros sitios de la Cuenca del Paraná en el norte de la provincia de Buenos Aires, como Cañada Honda e Isla Lechiguanas (Salemme 1987 y bibliografía ahí citada) no se halló en sitios arqueológicos de la Cuenca del Salado (Escosteguy y Gónzalez 2006). Esto plantea ciertos interrogantes y diferencias con el área norte y con el nordeste de nuestro país. En esta última región, que es similar en varios aspectos a los sitios analizados, este taxón está registrado en sitios del Paraná en su margen entrerriana durante el Holoceno tardío (Ceruti 1985) y en varios sitios de la provincia de Santa Fe, como Playa Mansa 1 (Feuillet Terzaghi 2002), Barrancas del Paranacito y Cerro Aguará, presentando evidencias de manipulación antrópica, como alteración térmica y marcas de corte (Santiago 2004). Este contraste puede deberse a una disponibilidad diferencial o a cuestiones ideológicas (Salemme 1987; González 2005; Politis 2005). Myocastor coypus Es el taxón más abundante en todos los sitios analizados, comúnmente llamado nutria, falsa nutria o coipo. La distribución de este roedor de tamaño mediano-pequeño incluye Argentina, Chile, Bolivia y Uruguay (Kinler 29
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et al. 1987) y también está documentado en Paraguay (AA.VV. 1983). Ocupa habitats semi acuáticos, pasando la mayor parte de su vida en el agua, por lo que suelen encontrarse en cercanías de lagunas y ríos (Rusconi 1930; Massoia 1976). Puede llegar a pesar alrededor de 10 kg, aunque su peso promedio es de 5 kg (AA.VV. 1983) y su captura no requiere de implementos tecnológicos complejos ya que se lo puede atrapar por la cola con las manos y matar con un simple golpe en la cabeza, lo que implica bajos costos de obtención. En la localidad arqueológica La Guillerma, este roedor constituye el 45% de los elementos óseos identificados. Sus valores de MNI son de 15 para LG1, 2 para LG4 y 25 para LG5 (González 2005), siendo la presa que domina el registro arqueofaunístico de mamíferos (Tabla 1). En San Ramón 7, la frecuencia es del 56% del conjunto arqueofaunístico (Tabla 1), principalmente representado por dientes (incisivos y molares) y fragmentos pertenecientes al maxilar o la mandíbula. El valor de MNI aún no se estimó y el NISP es de 802 especímenes. Para el sitio Río Luján, el MNI es de 92, uno de los más altos de la subregión Pampa Húmeda (Tabla 1). Se ha considerado a esta presa como recurso principal en la dieta de los habitantes del sitio (Salemme 1987). Asimismo, para el norte de la provincia de Buenos Aires se han estimado números elevados de MNI:25 en Anahí, 56 en Garín y 34 en La Bellaca II (Acosta 2005). En estos sitios, como en La Lechuza y Playa Mansa 1, en la provincia de Santa Fe (Feuillet Terzaghi 2002; Solomita Banfi et al. 2005) y La Bellaca I, Anahí y Garín, en el nordeste de la provincia de Buenos Aires (Acosta 2005), fue aprovechado como alimento, pero también pudieron explotarse sus cueros, en el marco de una optimización de los recursos naturales permanentes, convirtiendo esta presa en un recurso estratégico para la economía de los habitantes del sitio. 30
En los sitios analizados en este trabajo, su presencia se explica como causa de la actividad antrópica. Esto se sostiene por un conjunto de evidencias: elementos termoalterados, presencia de huellas y fracturas antrópicas y el contexto de hallazgo. Esto último se debe a que no se hallaron galerías en los sitios, los cuales están emplazados en lugares altos que habitualmente no ocupa el coipo. Se analizaron las huellas en todos los conjuntos. En la localidad arqueológica La Guillerma, sólo el 0,78 % de los huesos de coipo presenta corte con filos líticos (Escosteguy y González 2006). En el caso de San Ramón 7 no se han registrado huellas en huesos de Myocastor coypus que den cuenta de la manipulación antrópica, pero esto no descarta que hayan podido ser preparados y consumidos sin dejar rastros evidentes. En Río Luján, las huellas se localizan en las hemimandíbulas, aunque en diversas regiones de las mismas. Los cortes se encuentran mayormente en la cara dorsal y presentan largos variables entre 2 y 11 mm. Se han registrado huellas paralelas a la diastema, paralelas al proceso condilar, entre el proceso condilar y el proceso coronoides, junto al proceso coronoides y debajo de los incisivos y molares. En el esqueleto apendicular el fémur es el elemento que presenta mayor cantidad de huellas. Estos cortes también se registraron en: radio, cubito, tibia, calcáneo, metapodio, ilion e isquion. En los huesos largos, las huellas se ubican tanto en las epífisis como en las diáfisis, lo que podría estar indicando distintas acciones ejecutadas para aprovechar la presa (desarticulación y descarne). En LG1 y LG5 también se registraron cortes en el proceso condilar, lo que indica la separación de la mandíbula del cráneo (González 2005) y en la rama mandibular paralelas a la diastema, lo que podría estar sugiriendo el procesamiento de la presa con el fin de extraer su cuero (Escosteguy 2007a), como lo propone Valverde (2001) para el procesamiento de lagarto overo
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(Tupinambis cf. merianae). Estas últimas huellas, que suelen encontrarse sobre los laterales de las diastemas, pueden estar asociadas a la separación del cuero del resto del cuerpo durante la etapa final del cuereado. Asimismo se hallaron en: fémur, tibia, húmero, metapodio, falange, ilion, isquion y calcáneo.
en el momento de cocinarla (Acosta 2005; González 2005).
Los cortes en calcáneos, metapodios y falanges probablemente se realizaron durante el procesamiento de la presa para la extracción del cuero, ya que por datos etnoarqueológicos con nutrieros actuales se sabe que al animal se le corta la pata y se la deja unida al cuero, que posteriormente se envara para el secado (Escosteguy 2007b). Estos datos estarían sustentando que las presas ingresaron enteras al sitio, en donde fueron procesadas (González 2005; Escosteguy 2007a).
Siguiendo a diversos autores que han estudiado los roedores en sitios arqueológicos de distintas regiones (Sthal 1982, 1996; Andrews 1990; Simonetti y Cornejo 1991) y particularmente en nuestro país en la Región Pampeana (Pardiñas 1991; Quintana 2001; Quintana et al. 2002;Teta et al. 2004, 2005;Acosta y Pafundi 2005; entre otros), la Patagonia (Bond et al.1981; Pardiñas 1999; Salemme et al. 2006) y el Noroeste (Kligmann et al. 1999) y, sobre la base de lo presentado en este trabajo, se concluye que sus restos pudieron introducirse a la matriz arqueológica por diversas causas, las cuales desarrollamos a continuación.
Sin embargo, la ausencia de estos indicadores que denotan una manipulación antrópica, no excluye que estos restos hayan sido acumulados por la actividad humana, ya que algunas técnicas de extracción de los cueros y de procesamiento no suelen dejar huellas (Valverde 2001; Acosta 2005). En los casos en donde las huellas son escasas esta situación podría estar relacionada con el tamaño de las presas y con las modalidades de preparación de alimentos. Debido a que el coipo es un mamífero de tamaño pequeño-mediano, es factible que estas presas no requirieran procesamiento para el transporte. No obstante, hay evidencias de otras especies de tamaños similares como los conejos que sirvieron de alimento durante el Paleolítico Superior en Portugal y que presentan abundantes signos de manipulación antrópica como las fracturas para extraer la médula, termoalteraciones y huellas de corte (Hockett y Ferreira Bicho 2000). Entonces estos patrones diferenciales podrían deberse a técnicas distintas de caza, preparación o consumo, como por ejemplo que se optara por el hervido y/o asado de la pieza entera
DISCUSIŁN Y CONSIDERACIONES FINALES
Agentes antrópicos Los elementos óseos que presentan evidencias de manipulación antrópica, como huellas de corte y termoalteraciones o selección de partes esqueletarias, pueden atribuirse a la acción humana. Las huellas de corte son un indicio directo de manipulación antrópica; en cambio, las alteraciones térmicas y la selección de partes anatómicas se consideran como datos que, aislados, pueden llegar a ser ambiguos ya que los huesos pueden quemarse accidentalmente por estar contenidos en los sedimentos sin implicar la utilización por parte del ser humano y la representación anatómica diferencial puede también ser producto de otro animal predador. Agentes naturales Aves rapaces Los roedores cricétidos son presas habituales de aves como Tyto alba (ver
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bibliografía citada en Pardiñas y Cirignoli 2002; Haene y Pereyra 2003). En muchos casos, la presencia de bolos de regurgitación en los cuales aparecen paquetes de huesos de microroedores junto con pelos o elementos óseos de otros animales muy pequeños, constituyen una clara evidencia del origen natural de los restos. En estos conjuntos generados por las aves rapaces se podría esperar la aparición de mandíbulas con dientes y huesos enteros y desarticulados, variedad en los taxones representados, algunas partes esqueletarias con evidencias de corrosión y sesgos en la muestra, con tendencia a la conservación de los elementos óseos más resistentes (Andrews 1990; FernándezJalvo y Andrews 1992; Kligmann et al.1999). Otros indicadores pueden ser el hallazgo de elementos óseos, excrementos y nidos de estas aves (Pardiñas 1999). Los dientes, y en especial su esmalte, son los elementos más tempranamente alterados por los ácidos durante la digestión de los predadores (tanto aves rapaces como carnívoros). El grado de corrosión fue utilizado por Andrews (1990) y Fernández-Jalvo y Andrews (1992) para identificar el predador responsable de la acumulación de los restos.
Fernández-Jalvo 1997; Mengoni Goñalons 1999). Andrews y Fernández-Jalvo (1997) han establecido ocho categorías que describen estas marcas que pueden dejar los carnívoros en los restos esqueletarios de macromamíferos, las cuales también fueron utilizadas por algunos autores como Gómez (2000) para el análisis tafonómico de pequeños mamíferos. Sin embargo, es raro que dejen este tipo de impronta en huesos tan pequeños, aunque pueden producir el redondeamiento y la fractura de los huesos largos (Andrews 1990; FernándezJalvo y Andrews 1992; Stahl 1996; Andrews y Fernández-Jalvo 1997) y lo más probable es que produzcan una gran destrucción sin dejar muchos de ellos identificables (Escosteguy 2007a). También pueden evaluarse los elementos recuperados de las fecas que suelen presentar un alto grado de destrucción debido a la masticación, especialmente en algunos huesos largos y las cinturas pélvicas, junto a las evidencias de corrosión en las epífisis (Salemme et al. 2006) y otros elementos afectados por sus jugos gástricos (Andrews 1990; Fernández-Jalvo y Andrews 1992; Stahl 1996; Kligmann et al.1999; Pardiñas 1999). Causas eto-ecológicas
Diversos autores (Pardiñas 1999; Gómez 2005; Salemme et al. 2006; entre otros) realizaron estudios tanto de las egagrópilas de rapaces como de sus hábitos y lo relacionaron con ciertos rasgos conductuales de los roedores, como sus períodos de actividad, con el fin de comprender el impacto de predación que estos reciben y de discriminar la posible causa natural del ingreso de sus huesos en los yacimientos arqueológicos. Carnívoros Esta clase de mamíferos suele dejar testimonio de su acción en la forma de marcas características como punctures, hoyuelos o surcos producto del ranurado (Andrews y 32
Los animales fosoriales como Lagostomus maximus, Myocastor coypus, Ctenomys, Euphractus sexcintus y Chaetophractus villosus, además de algunos cánidos, pueden modificar y en muchos casos verse incorporados al registro arqueológico, al construir sus túneles o madrigueras (Stahl 1996; Pardiñas 1999; Frontini y Deschamps 2007, entre otros). Por esto mismo, son muy importantes los estudios tafonómicos y sedimentológicos realizados durante la excavación (Politis y Madrid 1988), o trabajos que incluyen un aspecto actualístico (Frontini y Deschamps 2007) donde se evalúa cómo Chaetophractus villosus transporta materiales arqueológicos a sus cuevas, o el análisis de la „lluvia‰ natural de huesos (Acosta et al. 2004).
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Al mismo tiempo, el estudio de las marcas presentes en los materiales arqueológicos permitirá identificar la presencia intrusiva de ciertos roedores. Por ejemplo, en La Guillerma 1 y 5, se hallan especímenes óseos con marcas de roedores muy pequeños (Escosteguy 2007a), los cuales pudieron ser atraídos por los desechos de comida que abandonaban los habitantes del sitio. Teta y colaboradores (2004) al analizar los elementos óseos de cricétidos de los sitios La Bellaca II y Las Vizcacheras proponen que la baja riqueza y diversidad de especies, junto a una baja densidad de hallazgos estarían indicando un origen por causas eto-ecológicas. Asimismo, la muerte natural in situ actúa como perturbador del registro arqueológico. Para poder discriminar este origen son relevantes aspectos cuali-cuantitativos de los restos óseos (Stahl 1996). Por ejemplo, Kligmann et al. (1999) proponen que se encuentran esqueletos aislados cuando el animal muere naturalmente, salvo que la muerte fuera por eventos catastróficos, como grandes inundaciones o estrés ambiental, que produciría un registro en el que estarían representadas todas las clases de edad, todas las partes esqueletarias, sin evidencias de huellas ni corrosión producto de los jugos gástricos. También en casos de inundaciones los animales buscan refugio en lugares altos donde cuevas y túneles de animales cavadores pueden convertirse en trampas naturales. La consecuencia de estos eventos es la aparición de carcasas articuladas y en muchos casos completas (Gómez 2000; Acosta et al. 2004). Al evaluar la presencia de los roedores registrados en el contexto de estos sitios, se intentó presentar un panorama de los procesos naturales y culturales que actuaron en la última parte del Holoceno. Si bien en diversas áreas de nuestro país (norte de Buenos Aires, Cuenca del Paraná,
área de Tandilia, Interserrana) hay casos (Gómez 1996, 2000; Brunazzo 1999; Quintana 2001, 2005; Quintana et al. 2002; Acosta 2005; Acosta y Pafundi 2005) en que Cavia aperea y Ctenomys son muy abundantes, reflejado en altos valores de MNI, y evidencian huellas de procesamiento y termoalteraciones que estarían indicando un consumo humano, no sucede lo mismo para los sitios estudiados. Esto se debe a que ambos taxones no aparecen de forma abundante, sus valores de MNI son bajos (Tabla 1), las termoalteraciones son escasas y no existen otras evidencias que sustenten el aprovechamiento por parte del ser humano. De la misma forma se puede descartar su origen por la actividad de aves rapaces y carnívoros ya que no se identificaron evidencias de corrosión estomacal en las superficies óseas y otros testimonios como bolos de regurgitación o fecas. Lo mismo sucede con los cricétidos que se recuperaron en LG5 ya que la baja densidad de estos elementos supondría un origen natural, por cuestiones etológicas o muerte natural, sustentado por la ausencia de bolos de regurgitación, excrementos de carnívoros o evidencias de corrosión estomacal. Tampoco serían producto de una muerte catastrófica, debido a la escasa cantidad de elementos óseos recuperados. No obstante, hay que tener en cuenta que los restos de los vertebrados tan pequeños como los cricétidos, suelen presentar problemas en su recuperación, identificación y posterior interpretación (Andrews 1990; Stahl 1982, 1996; Kligmann et al. 1999 entre otros), implicando importantes sesgos. En los casos analizados, el Myocastor coypus e Hydrochaeris hydrochaeris fueron aprovechados por el ser humano, ya que presentan huellas, termoalteraciones y selección de partes esqueletarias. El contexto de hallazgo (sitios emplazados en lugares no frecuentados por dichos mamíferos) permite sostener esta hipótesis. 33
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En cuanto a Hydrochaeris hydrochaeris existen ciertas diferencias en relación a su aprovechamiento entre sitios de la Depresión del Salado y aquellos vinculados a la llanura aluvial del Paraná (en los que se incluye el sitio Río Luján). Esto se debe a que fue ampliamente consumido en los sitios ubicados más al norte (Ceruti 1985, 2000; Salemme 1987; Feuillet Terzaghi 2002; Pérez Jimeno 2004; Santiago 2004; Acosta 2005), mientras que en la cuenca del Salado no está registrado. Su ausencia podría deberse a factores ideológicos o simbólicos (Salemme 1987; Acosta 2005; Politis 2005; Carlos Ceruti, com. pers. 2002), constituyendo un tabú alimenticio. Esto se desprende si consideramos que es relativamente fácil de cazar y predecible, con abundante carne y otros subproductos (cuero, huesos) por lo que podría haber constituido un recurso útil y pudo haber estado disponible durante el Holoceno tardío. En cambio, la abundancia del coipo podría estar sugiriendo que fue, junto a los macromamíferos como los cérvidos (Ozotoceros bezoarticus y Blastocerus dichotomus), uno de los recursos que ofreció más cantidad de proteínas. Además, pudieron aprovecharse otros subproductos de este roedor como su piel, su grasa y sus huesos y dientes para la confección de artefactos utilitarios y ornamentales. La explotación intensiva de coipo estaría de acuerdo con lo propuesto por Martínez y Gutiérrez (2004:88) quienes postulan que para la Región Pampeana, durante el Holoceno tardío la estrategia empleada para la obtención de recursos fue la de „Economías areales de diversificación e intensificación‰, la cual básicamente habría implicado un aumento en el número de taxones consumidos con un uso más intensivo de fauna pequeña y mediana como los roedores, aunque los patrones de explotación presentaron diferencias según las áreas. Esta intensificación pudo 34
estar relacionada con todos los desarrollos culturales que se dan en el Holoceno tardío: el aumento demográfico, la introducción de nuevas tecnologías que permitieron el aprovechamiento de otros recursos, la ocupación reiterada de los sitios y la obtención de materias primas provenientes de regiones distantes. Existen diversos estudios realizados en Europa para el Paleolítico (Hockett y Ferreira Bicho 2000; Stiner et al. 2000; Stiner 2001; entre otros) que plantean el aprovechamiento de presas medianas y pequeñas que se explotan intensivamente pero que en momentos previos no eran consumidas en gran cantidad. Esta intensificación se debería al aumento demográfico, que lleva a las poblaciones humanas a cambiar de estrategia económica en la cual se incluye la explotación de recursos con mayores costos de captura si no se dispone de la tecnología adecuada. Estas presas son consideradas rápidas o ágiles: conejos, liebres y algunas aves (Stiner et al. 2000; Stiner 2001). Asimismo, se observa un énfasis en presas lentas, que en muchos casos implicó una disminución en el tamaño de los animales capturados con respecto a épocas anteriores (Stiner et al. 2000). Una estrategia similar podría estar dándose en los sitios estudiados, en donde se combinó el consumo de grandes mamíferos como los cérvidos, junto a los peces y los mamíferos pequeños y medianos como los roedores. En el caso de los mamíferos de tamaño menor, aunque tienen un bajo retorno, permiten reducir el riesgo ya que en general son predecibles y sus costos de captura no son elevados. Así se maximizó el beneficio en relación con las energías gastadas y el menor tiempo de búsqueda de las presas. Además se aprovecharon otros animales de tamaños reducidos cuya captura pudo requerir tecnología especializada.Tal es el caso de las aves y los peces que se encuentran muy
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disponibles en las áreas de estudio pero que pudieron implicar el uso de hondas, redes u otros artefactos especializados. Otro factor que pudo hacer que estas presas se posicionaran mejor en el ranking de la dieta (para más detalles ver Madsen y Schmitt 1998) fue su gran disponibilidad, debido a que tienen altas tasas de reproducción y difícilmente sufren estrés cuando se las sobreexplota o cuando acontecen bruscos cambios medioambientales. Estas características distinguen a los animales pequeños de los de mayor tamaño los cuales, en general, tienen una tasa limitada de crecimiento y son muy vulnerables a la sobreexplotación (Hayden 1981).Al mismo tiempo, la utilidad de los distintos subproductos (carne, piel, grasa, plumas, dientes y huesos) de estos recursos de tamaño menor, pudo haber influenciado en el momento en que los seres humanos del pasado tomaron sus decisiones. Recibido en marzo de 2007 Aceptado en septiembre de 2007 AGRADECIMIENTOS Quiero agradecer a las Dras. Mónica Salemme y María Isabel González de Bonaveri por la lectura crítica de una versión preliminar de este trabajo y por sus consejos. A Matilde Lanza por su colaboración en el análisis e identificación de los restos. Asimismo, quiero expresar mi profundo agradecimiento a la dirección y al personal del Museo de Ciencias Naturales C. Ameghino (Mercedes, Bs. As.). A los evaluadores se les agradecen los comentarios y sugerencias bibliográficas que enriquecieron este manuscrito. Este trabajo está enmarcado dentro de los proyectos: PICT 2003 15015 y UBACyT F 104 y es parte de una Beca de Postgrado de CONICET.
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* Paula Daniela Escosteguy es profesora de Educación Media y Superior en Ciencias Antropológicas, egresada en Marzo de 2006 de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. El presente trabajo forma parte de sus investigaciones realizadas en el marco de una beca de postgrado del CONICET. Sus temas de estudio son la etnoarqueología de nutrieros, la tafonomía de mamíferos pequeños y medianos y el aprovechamiento de roedores. Dirección de contacto:
[email protected]
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GRABADOS RUPESTRES EN EL BORDE DE PUNA: SITIO LA DAMIANA (QUEBRADA DE INCAHUASI, SALTA)
María Eugenia De Feo* Lorena Ferraiuolo** RESUMEN El objetivo en este trabajo es brindar una caracterización general del conjunto de grabados rupestres correspondientes al sitio La Damiana (SSalLD 1), el cual se localiza en la Quebrada de Incahuasi, al pie de la ladera Noreste del Nevado de Acay (Pcia. Salta). Como resultado de prospecciones sistemáticas realizadas durante noviembre de 2006, se logró ampliar el número de bloques grabados y motivos registrados en trabajos de campo previos. En primera instancia, se describen los aspectos tecno-morfológicos que caracterizan al conjunto abordado. A partir del análisis de sus condiciones de emplazamiento en el paisaje y la relación con otro tipo de instalaciones, se elaboran algunas hipótesis respecto de su articulación con las estrategias de uso y organización del espacio. Al respecto, se plantea la hipótesis que el sitio La Damiana pudo participar de circuitos de movilidad vinculados al desarrollo de actividades pastoriles. Asimismo, se sugiere una reocupación del área y una reutilización de los soportes, durante un prolongado lapso temporal. Palabras Clave: Representaciones rupestres - Emplazamiento - Circuitos de movilidad Pastoreo - Cronología ABSTRACT The aim of this paper is to describe a set of engraved rock art depictions, located in La Damiana site, situated in the Incahuasi Gorge, at the foot of the Northeastern slope of the Nevado de Acay mountain (Salta Province). Systematic surveys carried out during November 2006 allowed us to extend the number of engraved rock blocks and motifs registered in previous field works. First, we discuss issues related to techno-morfological aspects of the rock art assemblage. Then, through analyses of the spatial distribution of the assemblages and their relationships to other archaeological features in the same area, some hypotheses were elaborated concerning the articulation with use strategies and spatial organization. We suggest that La Damiana could have played a role within the herding circuit mobility. We also propose the reoccupation of the area and the reutilization of the same rock art panels for an extended period of time. Key words: Rock art - Location - Circuit mobility - Herding - Chronology * CONICET-
[email protected] ** FCNyM, UNLP-
[email protected] De Feo, María Eugenia y Lorena Ferraiuolo. 2007. Grabados rupestres en el borde de Puna: sitio La Damiana (Quebrada de Incahuasi, Salta). La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 3:41-56. Buenos Aires. 41
María Eugenia De Feo y Lorena Ferraiuolo - Grabados rupestres en el borde de Puna: sitio La Damiana...
INTRODUCCIŁN Si bien las referencias bibliográficas sobre la presencia de manifestaciones rupestres en la Quebrada de Incahuasi (Salta) datan de más de un siglo, su estudio sistemático permanecía hasta el momento como un tema pendiente en las investigaciones arqueológicas. Boman (1908) da a conocer la existencia de un bloque de cuarcita con inscripciones rupestres de tipo abstractas. Por otro lado, la presencia de grabados rupestres es reconocida por los pobladores actuales de la zona, en especial, aquellos vinculados con actividades ganaderas. Fue justamente a través del testimonio de pastores que pudimos localizar un conjunto conformado por 12 bloques grabados, asociados a estructuras arquitectónicas prehispánicas (De Feo 2006). La posterior realización de prospecciones sistemáticas permitió ampliar significativamente el número de bloques y la variabilidad de motivos registrados. Se han documentado hasta la fecha un total de 81 bloques, los cuales se espera aumenten considerablemente con las futuras ampliaciones del área prospectada. Nuestro objetivo aquí, es brindar una primera caracterización de las representaciones rupestres registradas hasta el momento en el sitio La Damiana (SSalLD 1), ubicado en la Quebrada de Incahuasi, al pie de la ladera Noreste del Acay. En esta dirección, se han tenido en consideración aspectos tecnomorfológicos del conjunto, así como también las características de su emplazamiento, su relación con el paisaje y su asociación con otro tipo de instalaciones presentes en el área. Asimismo, se discute la participación de las representaciones rupestres en el marco de estrategias de uso y organización del espacio. Se plantea que el sitio La Damiana y las representaciones rupestres allí presentes participaron en circuitos de movilidad vinculados al desarrollo de actividades pastoriles. La hipótesis sugerida posee varias implicancias. Se espera por un lado, un alto porcentaje de motivos recurrentemente 42
asociados a prácticas pastoriles tales como: camélidos, camélidos enlazados, figuras humanas guiando camélidos. También es esperable un contexto propicio para el desarrollo de dichas actividades: buenas pasturas, agua permanente, asociación a vías de circulación y la presencia de otro tipo de vestigios vinculados a estas prácticas, como por ejemplo corrales. MÉTODOS Y TÉCNICAS De Campo El conjunto de grabados analizados fue localizado a partir de una serie de prospecciones, que incluyeron las áreas de fondo de valle y pie de la ladera Noreste del Nevado de Acay (Figura 1). Una vez ubicados los distintos bloques, se realizó la documentación
Figura 1. Mapa con la localización de los sitios mencionados.
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de las manifestaciones rupestres, así como también de las estructuras arquitectónicas asociadas. Con relación a los primeros, ésta incluyó el registro fotográfico de cada bloque desde diferentes perspectivas y detalles de los motivos representados. Además, se confeccionaron planillas descriptivas en las cuales se tomaron en consideración: tipo, dimensiones y orientación del soporte, técnica de ejecución, motivos representados, tonalidad de la pátina, estado de conservación de los bloques y motivos en ellos presentes. Cada bloque localizado fue volcado en un croquis junto a distintos datos topográficos tales como: cursos de agua, quebradas, vegas o pastizales, áreas agrícolas, e información relacionada con las estructuras arquitectónicas. La ubicación geográfica de cada bloque y estructura fue georreferenciada mediante el uso de GPS (Global Position System). El levantamiento planimétrico de las estructuras arquitectónicas asociadas se realizó con brújula y cinta métrica, en los casos en que el buen estado de conservación lo permitió. La recolección superficial de material se llevó a cabo por estructuras. No se halló material en superficie fuera del área donde se ubican cada uno de estos conjuntos arquitectónicos. De Gabinete Esta primera etapa de trabajo de gabinete estuvo orientada hacia la descripción y clasificación de las distintas representaciones rupestres presentes en el sitio. Con este fin, previamente se aplicaron diversos procesos digitales sobre las fotografías, que permitieron realzar los motivos observados para su digitalización. La información referente a cada bloque se organizó en bases de datos para su análisis cuali-cuantitativo. La unidad de análisis utilizada es el motivo (sensu Gradín 1978, Hernández Llosas 1985), la
cual ha sido definida a partir de los siguientes criterios: forma de la representación, modo de ejecución y estado de conservación, en nuestro caso, estado de la pátina (Gradín 1978, Hernández Llosas 1985). Estos criterios han servido además para diferenciar motivos simples (constituidos por un solo elemento), de aquellos compuestos (formados por dos o más elementos) (Gradín 1978). Asimismo, tomando en consideración la morfología de cada representación, discriminamos entre figurativas y abstractas. Las primeras incluyen las categorías: antropomorfas, zoomorfas y zooantropomorfas, cada una de ellas compuesta de distintos tipos de motivos. Por su parte, en las representaciones abstractas, distinguimos entre simples y complejas. Las actividades de gabinete también incluyeron el análisis de los materiales cerámicos y líticos recuperados en superficie. En la clasificación de fragmentos cerámicos se tuvieron en cuenta los atributos superficiales de la cerámica: coloración, cocción, tratamiento y morfología. La caracterización del material lítico se realizó en base a sus atributos técnicos y morfológicos, a nivel macroscópico. EMPLAZAMIENTO DEL CONJUNTO Por sus características y ubicación, la Quebrada de Incahuasi, corresponde a una zona transicional o ecotono. Hacia el Norte, la quebrada da paso hacia el ambiente de Puna propiamente dicho, mientras que hacia el Sur, transitando alternativamente la Quebrada de Las Cuevas o Las Capillas, se accede al área de valles húmedos y cálidos, atravesando en el segundo de los casos, las vegas de altura. El ambiente es el propio de borde de Puna, caracterizado por quebradas altas y angostas; el clima es de tipo continental árido-semiárido, con bruscas oscilaciones de temperatura diurna-nocturna, elevado índice de heladas y precipitaciones de régimen 43
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estival que no superan los 100 mm anuales. Fitogeográficamante se incluye en el Dominio Andino, Provincia Puneña, con una vegetación de tipo estepa arbustiva xerófila, con algunas ingresiones de bosque xerófito caducifolio hacia el sur (Cabrera 1976). En las zonas de mayor humedad cercanas a los cursos de agua abundan las gramíneas (Stipa sp.) y la cortadera (Cortadeira sp). En el resto del paisaje se presenta el cardonal (Trichocereus sp y Cereus sp), la tola (Lepidophillum) y la yareta (Azorella yareta) junto con otras especies típicas de zonas de puna y borde de puna. En los fondos fértiles de valle se concentran las actividades agrícolas y pastoriles durante la época estival. Mientras que las vegas ubicadas por sobre los 4000 msnm constituyen las principales reservas de pasturas en otoño e invierno. Dentro de este marco, el conjunto que analizamos se localiza en un extenso cono de deyección, ubicado sobre la ladera NE del nevado de Acay, (Departamento de Rosario de Lerma, Salta) (24À 22Ê 7‰ Lat S; 66À 5Ê 4‰ Long O), entre los 3700 y 3900 msnm. Posee aproximadamente unos 1700 m de extensión. Se vincula a dos cursos de agua, los cuales corren en forma paralela al conjunto de bloques. Uno de ellos es el arroyo Incahuasi, el otro, el río que desciende desde el Acay por la Quebrada de Las Capillas, la que desemboca en la localidad de Santa Rosa de Tastil, unos 30 km hacia el Sur (Figura 2). Estas características geomorfológicas han hecho que hasta hace pocas décadas, el área fuera recurrentemente utilizada para el tránsito de ganado a pie hacia el Altiplano argentino y Norte de Chile. En la actualidad, Las Capillas continúa funcionando como ruta natural de tránsito para desplazar la hacienda hacia los puestos invernales, ubicados en las quebradas y vegas de altura y en donde permanecen desde abril a octubre. Dichas rutas también son importantes porque en esas zonas existe mayor disponibilidad de leña, la cual constituye un recurso escaso en el área. 44
Figura 2. Plano con la localización del sitio La Damiana: bloques y estructuras registradas.
LOS GRABADOS El conjunto de representaciones rupestres registrado en el sitio La Damiana está dispuesto en 81 bloques grabados, en los cuales se han contabilizado un total de 389 motivos. Se ha utilizado como soporte una serie de bloques basálticos, disponibles naturalmente en el área. Bloques de este tipo se hallan dispersos prácticamente en todo el cono de deyección donde se ubica el sitio, aunque sólo algunos de ellos muestran grabados. Los bloques seleccionados se presentan alineados en dirección NE-SO, en forma paralela al río. En términos generales éstos aparecen grabados sólo en una de sus caras, aunque hay casos que poseen dos o tres de ellas grabadas. La técnica de ejecución mayormente empleada fue el picado, con profundidades del surco que oscilan entre 1 y 2 mm. Entre las
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representaciones registradas existen figuras de contorno lineal, así como también otras que han sido realizadas mediante picado plano. Sólo en limitados casos la técnica ha sido el raspado superficial, la cual se estima está más vinculada a motivos actuales. Un 23% de los bloques presentan diferencias de pátinas entre los motivos. Con relación al estado de conservación de los grabados, éste es bueno y en rasgos generales presentan un bajo grado de deterioro. Se han observado fracturas y exfoliación de los bloques como producto de la gran amplitud térmica y la acción de agentes erosivos. En casos limitados los líquenes dificultan la observación de los motivos. Sólo en dos ocasiones se verificó perturbación por la acción humana, la que afectó la disposición original de los bloques, más que los motivos en ellos representados. El análisis porcentual de los motivos muestra un marcado predominio de las representaciones figurativas por sobre las no figurativas o abstractas (73% y 20%, respectivamente) (Figura 3). Entre las primeras, las de tipo zoomorfa son las más representadas (75%), seguidas por las antropomorfas (22%) y zooantropomorfas (3%). Los motivos
abstractos simples predominan sobre los complejos (Figura 4). Representaciones Antropomorfas La figura humana muestra una amplia diversidad en sus diseños y dimensiones. Más comúnmente representada de forma esquemática, a veces tendiendo a la geometrización, ya sea de cuerpo entero o restringida al torso. Aparece de manera aislada o agrupada y en algunos casos unidas por sus miembros superiores.A veces muestra importantes tocados cefálicos y atavíos corporales, o porta objetos en sus manos. No poseen indicación de sexo. Las modalidades más recurrentes son:
Figura 3. Porcentaje de representaciones figurativas, abstractas e indeterminadas.
Figura 4. Porcentaje de motivos figurativos y abstractos discriminados por categoría. 45
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- Figura humana geometrizada: Cuerpo representado por un rectángulo alargado, relleno con diseños como diagonales entrecruzadas, triángulos concéntricos, círculos y medios círculos. Con piernas, pies, brazos y manos formados por líneas rectas o curvas. Cuerpo en norma frontal, piernas en 3/4 perfil. Tocados cefálicos definidos por diseños radiados (Figura 5).
en algunos casos con el autopodio insinuado o totalmente desarrollado (terminación tridígita). Puede presentarse solo o en agrupaciones que incluyen ejemplares de diversos tamaños (Figura 10). Existen además, otras figuras ornitomorfas, las cuales se muestran en vuelo, con sus alas desplegadas, pecho de frente y cabeza en norma lateral, en donde se distingue el pico.
- Figura humana esquemática de tratamiento lineal: Cuerpo y extremidades definidas por surcos simples. Se muestra en norma frontal, lateral o 3/4 perfil. Puede presentar tocados cefálicos, colas zoomorfas o colas emplumadas (Figura 6). - Figura humana estilizada: Conser van relativamente las simetrías corporales. Las figuras muestran un mayor naturalismo. Siempre en norma frontal o 3/4 de perfil, con tocados, vestimentas y objetos en sus manos, que asemejan cetros o bastones (Figura 7). Presentan tratamiento plano o de cuerpo lleno.
Figura 5. Figuras humanas geometrizadas.
- Rostros humanos o Mascariformes: Generalmente se destaca por su mayor tamaño por sobre los restantes elementos. Siempre se lo representa de frente, con su boca, ojos, nariz y orejas definidas. De contorno cuadrangular, circular o triangular (Figura 8). Representaciones Zooantropomorfas Combinan personajes humanos con atributos zoomorfos, o viceversa (Figura 9).
Figura 6. Figuras humanas de tratamiento lineal.
Representaciones Zoomorfas - Figura ornitomorfa (suri): En norma frontal o lateral. En ocasiones se ejecuta por picado plano, de forma sumamente estilizado y en otras de manera lineal, con sus alas desplegadas. Los cuellos son largos y verticales, y en la cabeza se distingue claramente el contorno del pico. Patas definidas por dos líneas rectas, 46
Figura 7. Figuras humanas de tratamiento estilizado.
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En algunos casos, la figura del ave ha quedado limitada a sus huellas de tipo tridígito.
Figura 8. Mascariformes o rostros humanos.
Figura 9. Representaciones zooantropomorfas.
- Camélidos: Muestran diversas modalidades de ejecución. Pueden ser de tipo esquemático, dibujados mediante trazos simples, en norma lateral, con orejas y cola insinuadas o de tipo estilizado, con cabeza, ambas orejas y cola bien definidas y autopodio esbozado. Otro tipo menos común, de contornos rectilíneos, altamente geométrico, presenta el tronco rectangular ancho o angosto, cuello largo, generalmente dos patas cortas o largas. Ejemplares de camélidos bicéfalos también están presentes (Figura 11). La figura del camélido en ciertos casos se presenta con abdómenes abultados o van acompañados de sus crías, ubicadas por debajo. Pueden aparecer aislados, en hileras o pequeños grupos y, en escasos casos, vinculados a figuras antropomorfas mediante líneas o sogas.
Figura 10. Distintas modalidades de representación de motivos ornitomorfos.
- Figura ofídica: De cuerpo ondulado, dibujada mediante línea simple o doble, formando rombos. En este último tipo, la cabeza es de forma circular con punto central (Figura 12). - Figura zoomorfa estilizada: De cola enroscada, con cabeza alargada y orejas, posiblemente cánido o felino. Uno de los felinos representados presenta además, fauces, garras y pelaje moteado (Figura 13). - Saurios (Figura 14). Representaciones abstractas (Figura 15)
Figura 11. Diversos motivos de camélidos.
Figura 12. Ofidio complejo.
Los motivos pueden ser de tipo simple: - Puntiformes, solos o agrupados. - Circunferencias o círculos aislados; círculos concéntricos, a veces con un punto interior; círculos radiados; espirales aislados 47
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o unidos por líneas. - Cuadros y cuadros subdivididos en cuatro cuadrantes. - Cruces. - Líneas onduladas, cerradas o abiertas. - Grecas. - Líneas rectas, cortas o largas, que forman diseños no definidos. O motivos complejos, como los motivos laberintiformes. Finalmente, existen representaciones pintadas o grabadas, que han sido realizados por arrieros y pobladores actuales (Figura 16). VINCULACIŁN CON OTRAS INSTALACIONES Cercanos a los bloques con manifestaciones rupestres se encuentran varios conjuntos de estructuras, las cuales presentan gran variabilidad morfológica y temporal.
Figura 15. Representaciones de tipo abstractas simples (arriba) y compleja (abajo).
El conjunto 1 consiste en varias estructuras modernas, viviendas y corrales, actualmente en uso por la familia Coria. Por su parte, los conjuntos 2 y 3, sin evidencias de reocupación, consisten cada uno de ellos en dos o tres Figura 16. Representación moderna.
Figura 13. Representaciones de felinos y cánidos.
Figura 14. Motivo donde se representa un saurio. 48
estructuras cuadrangulares de grandes dimensiones (15 x 20 m aproximadamente), emplazadas a escasos metros de los bloques con grabados. Si bien aún no han sido excavados, por su morfología podrían tratarse de corrales. El conjunto 4 está conformado por un corral en funcionamiento y un depósito ya abandonado, que han sido construidos por encima de las estructuras arqueológicas. Estas últimas consisten en cinco estructuras subcuadrangulares de paredes de piedra. En superficie se halló cerámica y material lítico (lascas grandes y pequeñas de basalto). Entre las distintas estructuras que conforman el
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conjunto, se hallan varios bloques grabados. Los conjuntos 5 y 6 se ubican en la parte más baja del cono aluvial. En dicha área los bloques con representaciones se hacen menos frecuentes hasta desaparecer. La identificación y registro de las distintas estructuras en piedra que los conforman fue dificultosa debido al deterioro que han sufrido por la construcción de caminos y la alta sedimentación del área donde se emplazan. Ambos han sido considerados independientemente, separados por el trazado de la Ruta Nacional 51, aunque originalmente formaban parte de un mismo conjunto. Sólo hemos podido identificar varias estructuras de paredes de pirca, algunas de formas cuadrangulares y grandes dimensiones y otras más pequeñas de morfología circular y alrededor de 2 m de diámetro. Por la mayor densidad de estructuras creemos que se trataría de un posible sector habitacional. El material arqueológico de recolecciones superficiales realizadas en los conjuntos de estructuras no constituye, hasta el momento, un indicador cronológico preciso por tratarse de fragmentos toscos, sin decoración. Sin embargo, podemos afirmar que algunos fragmentos presentan similitud con los tipos Tastil Roja Tosca Pulida y Roja Pulida, característicos del Período de Desarrollos Regionales (900/1000 al 1480 DC) (Cigliano et al. 1973). Se observó también frente a la alineación de bloques grabados, sobre la ladera del Acay, segmentos de un antiguo camino acondicionado, que dado su emplazamiento y técnica constructiva, puede tratarse de un tramo del camino incaico. A escasos metros del conjunto de representaciones existe además, una serie de rastilladas, de dudosa cronología. DISCUSIŁN Nos interesa el arte rupestre en función de la información que puede aportar respecto
de los procesos sociales y económicos experimentados por las poblaciones que lo produjeron, reutilizaron y/o resignificaron. En particular, estamos interesados en ver cómo las distintas manifestaciones rupestres se articulan con las estrategias de uso y organización del espacio implementadas por dichas poblaciones. Si bien este estudio se halla en una etapa preliminar, intentaremos abordar dichas cuestiones. En los párrafos siguientes se analiza la cronológica del sitio y las representaciones rupestres allí presentes y se discuten aspectos referentes a su funcionalidad. La heterogeneidad de las temáticas y los diseños representados, la superposición de motivos y los diferentes grados de patinación, han servido como indicadores de la diacronía del conjunto. En este mismo sentido se ha utilizado la información derivada de los materiales asociados al conjunto y las semejanzas con diseños presentes en el arte rupestre y mobiliar, provenientes de otras áreas del Noroeste de cronología establecida. La cerámica hallada superficialmente en las estructuras arquitectónicas corresponde a los Desarrollos Regionales, no existiendo hasta el momento, materiales que sugieran una ocupación previa del sitio. Además, los grabados de La Damiana muestran similitud estilística con representaciones ubicadas en Abra de Romero, también atribuidas a los Desarrollos Regionales (Raffino 1967), aunque en un trabajo anterior planteamos la presencia de manifestaciones posiblemente más tempranas para dicho sitio (De Feo 2006). Entre éstas últimas se destaca la existencia de diseños mascariformes y felínicos característicos del Período Temprano y Medio (Lorandi 1966; González 1977; Olivera y Podestá 1993; Aschero y Korstanje 1995). Otro rasgo diagnóstico son las representaciones de camélidos que siguen un patrón altamente estandarizado, tendiente a la geometrización, y que han sido atribuidas 49
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a los Desarrollos Regionales (Aschero 2000). También lo son las representaciones serpentiformes complejas características de la cerámica Santamariana, que si bien no ha sido registrada en La Damiana, se halla presente en el área, en sitios como Santa Rosa de Tastil (Cigliano et al. 1973)1. Por otro lado, algunos motivos de La Damiana presentan similitudes en los patrones de diseños y temáticas registrados para el Formativo en diversas áreas del Noroeste argentino. Por ejemplo, representaciones de la figura antropomorfa de cuerpo elongado, conocidas como Hombres cigarro que aparecen en La Damiana, también lo están en la Puna de Salta: sitios como Matancillas 1, 2 y 3 (Muscio 2006: figura 7); en la Puna de Jujuy: sitio Inca Cueva (Aschero et al. 1991: figura 2b7), Cueva Cristóbal (Fernández 1988-1989: figura 11 y 12), Cerro Bayo, Barconte y Torre (Coch 39) (Fernández Distel 1998:105); en Antofagasta de la Sierra, en sitios como Peñas Coloradas 1, Real Grande 3 (Podestá 19861987: figura 4; Olivera y Podestá 1993: figura 12); y en el sitio Quipón, en Valle Calchaquí (Lanza 1996: figuras 5a y b). También se han registrado motivos actuales realizados en pintura, donde se han dibujado inscripciones o un personaje humano montado sobre un burro (Figura 16). Por otro lado, en la información etnográfica se menciona el uso del área de emplazamiento del sitio, como una ruta tradicional usada por arrieros para el desplazamiento estacional de ganado desde hace más de un siglo. En nuestro intento de arribar a la funcionalidad del sitio partiremos de la propuesta de Aschero (1994), quien sugiere tres escalas espaciales de análisis a partir de las cuales encarar el estudio del arte rupestre, que van desde el paisaje local, pasando por la microrregión hasta la región arqueológica. En cada una de ellas los individuos o grupos establecen distintos tipos de interacción con 50
su entorno y con otros grupos humanos y en donde el arte rupestre, se espera, participe de manera diferencial (Aschero 1994, 2000). En la escala local, los camélidos como motivo recurrente (aproximadamente un 60%) (Figura 17), la cercanía del conjunto a áreas de alta concentración de recursos forrajeros (vegas con pasturas naturales), la presencia de corrales y la ausencia de estructuras agrícolas asociadas, señalan para las manifestaciones rupestres de La Damiana, un contexto de producción (sensu Aschero 1988), vinculado a estrategias de caza y/o pastoreo de camélidos. Este planteo es reafirmado por la inexistencia de grabados entre las estructuras de lo que creemos, correspondió al sector habitacional del sitio (conjuntos 5 y 6). Respecto de la vinculación con un contexto de caza o pastoreo, la presencia de representaciones de auquénidos no constituye por sí misma una evidencia a favor de la existencia de prácticas pastoriles. La información disponible sobre los sistemas de subsistencia implementados en la región (Raffino 1977; Raffino et al. 1977), sugiere un alto aporte de animales de caza en la dieta, tanto en el Formativo como en los Desarrollos Regionales. Sin embargo, existen algunos indicadores que vinculan las representaciones de La Damiana con la implementación de prácticas pastoriles más que con actividades predatorias: representaciones de camélidos
Figura 17. Porcentajes por motivos figurativos.
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Figura 18. Camélidos vinculado a figuras humanas.
Por otra parte, los grabados rupestres de La Damiana se asocian también a espacios de tránsito naturales o senderos artificiales (posible camino incaico y rastrilladas). La presencia de diversas manifestaciones rupestres, en especial motivos de auquénidos, formando hileras, guiados o enlazados por figuras humanas, asociados con vías de circulación es recurrente en el ˘rea Centro Sur Andina. Dicha asociación ha servido como argumento para sostener la hipótesis de su relación con rutas vinculadas a circuitos ganaderos, como al tráfico caravanero (Yacobaccio 1979; Núñez 1985; Núñez y Dillehay 1985; Berenguer 1994, 2004; Muñoz y Briones 1998; Aschero 2000; Muscio 2006). El conjunto de evidencias disponibles para La Damiana hacen factible pensar que el sitio y los grabados allí presentes, pudieran desempeñar la función de señalización de rutas y territorios en el contexto de circuitos de movilidad vinculados a prácticas pastoriles. Aunque seguramente no se limitaron a dicha función (Berenguer 2004; Sepúlveda et al. 2005). En relación a esto último, Aschero y Korstanje (1995) interpretan que los motivos donde se asocian mascariformes o rostros y camélidos, emplazados en bordes de áreas productivas, habrían cumplido funciones vinculadas con la fertilidad de las pasturas y reproducción de los animales. Esta asociación está presente en La Damiana en tres ocasiones (Figura 20).
Figura 19. Camélidos, figuras humanas y un posible corral.
formando hileras o asociados a figuras humanas que portan bastones o sogas (Figura 18); escenas de camélidos en espacios restringidos, posibles corrales o vegas (Figura 19).También el diseño de los camélidos puede ser utilizado como evidencia a favor del pastoreo: camélidos esquemáticos, en actitud estática, o camélidos con pechera (Figura 11i) han sido interpretados como animales domésticos (Aschero 2000).
Figura 20. Motivo donde se asocia mascariforme y camélidos. 51
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L a s e v i d e n c i a s q u e s u g i e re n u n a interpretación vinculada al pastoreo son: - Las características ambientales y geomorfológicas del área donde se emplaza el conjunto analizado. La asociación con recursos restringidos en área de borde de Puna, tales como fuentes permanentes de agua y buenas pasturas, requisitos indispensables para el pastoreo y la movilidad del ganado. Asimismo, el hecho de tratarse de una zona transicional, posibilita la articulación entre ambientes ecológicos contrastantes, como las tierras altas de la Puna Oriental Salto Jujeña y los Valles fértiles como el de Lerma, cada una de ellos con oferta diferencial de recursos para el pastoreo. - Proximidad a sendas artificiales y rutas naturales. Ya se ha hecho referencia a la presencia cercana de un camino, probablemente de filiación incaica y un conjunto de rastrilladas de las cuales desconocemos su cronología. Por su parte, la Quebrada de Las Capillas, en cuyo acceso se ubican los grabados, es un importante paso natural para la circulación hacia vegas de altura ricas en pasturas, Altiplano puneño y hacia asentamientos de importante magnitud tales como, Santa Rosa de Tastil. - El hecho de que existan rutas naturales no prueba que fueran utilizadas. Una evidencia respecto de su uso es la similitud entre las representaciones del conjunto de Incahuasi y otro ubicado en el otro extremo de la Quebrada de Las Capillas, en un área conocida como Abra de Romero, cercana al sitio tardío de Santa Rosa de Tastil (Boman 1908; Raffino 1967).También hacia el Norte, en la Quebrada de Matancillas (Puna de Salta), se han registrado petroglifos con motivos similares a los de La Damiana, en contextos de tipo Formativos (Muscio 2006). - Motivos y escenas representadas. Composiciones que reúnen figuras humanas 52
y/o camélidos junto a líneas onduladas o grecas y puntos, pueden ser interpretados como personajes transitando senderos o caminos (Figura 15). Otros autores (Quiroga 1931, Sepúlveda et al. 2005) han propuesto una interpretación alternativa para dichos motivos, según la cual estas líneas onduladas, grecas y puntos estarían representando acequias para el riego de vegas naturales y/o cultivos de pequeña escala2. Hasta el momento no se han hallado en el área evidencias de estructuras agrícolas. De todas maneras ambas interpretaciones (senderos o riego de vegas) remiten a espacios relacionados con el pastoreo. Se suman a éstos, motivos y temas antes descriptos como camélidos en hilera, enlazados o guiados por figuras humanas. - Orientación de las caras grabadas. La función de señalización se desprende del análisis referente a la orientación de las caras que presentan grabados. Éstas no muestran una disposición azarosa, por el contrario, existe una marcada recurrencia en su orientación. Excepto los dos bloques que han sido removidos de su posición original y otros dos bloques emplazados entre las estructuras del conjunto 4, todos los restantes se ubican alineados y sus caras grabadas se orientan de forma tal que sólo pueden ser vistos si uno se desplaza en forma paralela a ellos. Además, la cara grabada es siempre alguna lateral u superior levemente oblicua. - La alta visibilidad de los bloques y motivos representados también apoya la función de señalización. Los rasgos geomorfológicos, topografía relativamente llana y la escasa vegetación permiten la alta visibilidad de los bloques con grabados, no habiendo restricciones en el acceso visual a los motivos. Existe además una interconexión visual entre bloques; es decir, que desde un bloque es posible divisar el siguiente y el anterior, aunque no el motivo representado. Éstos sólo pueden ser visualizados transitando, por momentos,
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por encima de la barranca del río y, por otros, por la barranca opuesta en donde se ubica el camino incaico. En resumen, el orden espacial que se materializa a través de los bloques puede percibirse incluso desde fuera de dicho ordenamiento, no así el mensaje que allí se representa, el cual sólo puede ser visualizado transitando en forma paralela a la alineación que los grabados definen. La interpretación que atribuye a los grabados de La Damiana funciones de señalización de espacios productivos y rutas de desplazamiento vinculadas al pastoreo, es compatible con el Modelo de adaptación vertical propuesto por Cigliano y Raffino (1973:178) para explicar el funcionamiento de la economía en el sitio tardío de Santa Rosa de Tastil. Este modelo inspirado en el de Modelo de control vertical de Murra (1975) propone que la población localizada en dicho sitio habría explotado en forma directa ambientes con oferta diferencial de recursos, entre ellos el altiplano puneño, cuyo aporte habría estado relacionado principalmente con el pastoreo de camélidos. La Damiana y Abra de Romero, sitios con motivos similares, emplazados a ambos extremos de la Quebrada de Las Capillas, podrían ser exponentes de estos circuitos de desplazamiento estacional del ganado organizados desde el sitio Santa Rosa, entre los valles fértiles del sur y las vegas de Puna y Prepuna. En una escala regional amplia de análisis, el sitio La Damiana podría corresponder al tipo de asentamientos que Berenguer (1994) denomina como estancias y vincula con funciones productivas relativas al pastoreo. Este tipo de sitio no habría tenido una relación directa con circuitos de interacción e intercambio ligados al tráfico caravanero planteados por diversos autores para el ˘rea Andina Centro Sur (Yacobaccio 1979; Núñez 1985; Núñez y Dillehay 1985; Berenguer 1994, 2004; Muñoz y Briones 1998; Aschero 2000; Briones et al. 2005). Al respecto, están ausentes en La Damiana una serie de indicadores
tradicionalmente vinculados al caravaneo y al tráfico interregional tales como camélidos con carga. Tampoco se han registrado en el sitio bienes exóticos provenientes de regiones distantes, aunque la información sobre este punto no es concluyente hasta no contar con datos provenientes de excavaciones. Asimismo, la presencia de algunos motivos recurrentemente asociados al caravaneo como personajes guía (figuras humanas con bastones o brazos alzados), camélidos unidos por sogas, círculos concéntricos, espirales, círculos con punto interior (Yacobaccio 1979; Núnez 1985), impide descartar de antemano la vinculación del sitio con circuitos de interacción o tráfico caravanero. Esta posibilidad plantea la necesidad de realizar estudios regionales y excavaciones intensivas. Por el momento, estas son cuestiones pendientes. PALABRAS FINALES La alta redundancia en la ocupación del sitio se evidencia a partir de la gran concentración de las representaciones rupestres, la diversidad de motivos y diseños y las diferencias de pátina. Del análisis comparativo con motivos presentes en otras áreas, inferimos que esta ocupación se habría extendido, al menos, desde momentos Formativos hasta la actualidad. Al parecer, los contextos de producción (sensu Aschero 1988) se mantienen, sin que esto implique atribuir a los grabados idéntico/s significado/s. El arte rupestre persistió, aún hasta nuestros días como una estrategia de comunicación visual vinculada al pastoreo. No obstante, los patrones de diseño y fundamentalmente su significación seguramente sufrieron modificaciones en función de transformaciones sociales, económicas y/o políticas. En el estado actual del conocimiento, las interpretaciones arriba discutidas son 53
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meramente hipótesis que deberán ser puestas a prueba a partir de un análisis más exhaustivo de los motivos representados y la incorporación de información de otros elementos del registro arqueológico obtenidos en contextos de excavación. Recibido en marzo de 2007 Aceptado en septiembre de 2007 NOTAS 1 y 2 Ambas observaciones fueron realizadas oportunamente por los evaluadores de este trabajo.
AGRADECIMIENTOS En primera instancia, a los pobladores de Las Cuevas e Incahuasi por brindarnos la posibilidad de acercarnos al fascinante mundo del arte rupestre. Mario Brizuela, por su apoyo invaluable durante nuestros trabajos de campo y por su amistad. Al Lic. Diego Gobbo, por socorrernos, una vez más, en el diseño del material gráfico. Lic. Gabriela Raviña por sus acertados comentarios. Finalmente, a los evaluadores y editores que con sus observaciones y sugerencias contribuyeron a mejorar este texto. No obstante, todo lo aquí expresado es absoluta responsabilidad de las autoras. BIBLIOGRAF¸A Aschero, C. A. 1988. Pinturas rupestres, actividades y recursos naturales. Un encuadre arqueológico. Arqueología Contemporánea Argentina: actualidad y perspectivas, pp.109-145. Ediciones Búsqueda, Buenos Aires.
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editado por M. Podestá y M. De Hoyos, pp.17-44. Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires. Aschero, C. A. y M. A. Korstanje 1995. Sobre figuraciones humanas, producción y símbolos. Aspectos del Arte Rupestre argentino, vol. XXV Aniversario del Museo Arqueológico „Dr. Eduardo Casanova‰, pp. 13-31. Instituto Interdisciplinario Tilcara (Universidad de Buenos Aires), Tilcara, Jujuy. Aschero, C. A., M. M. Podestá y L. C. García 1991. Pinturas rupestres y asentamientos cerámicos tempranos en la Puna Argentina. Arqueología I: 9-49. Berenguer, J. 1994. Asentamientos, caravaneros y tráfico de larga distancia en el Norte de Chile: El caso de Santa Bárbara. En De Costa a Selva: Intercambio y Producción en los Andes Centro Sur, editado por M.E. Albeck, pp. 17-50, Buenos Aires. 2004. Caravanas, Interacción y Cambio en el Desierto de Atacama. Ediciones Sirawi, Chile. Boman, E. 1908. Antiquités de la régión andine de la République Argentine et du dessert d´˘tacama. Paris Imprimerie Nationale. Briones, L., L. Núñez y V. G. Standen 2005. Geoglifos y tráfico prehispánico de caravanas de llamas en el desierto de Atacama (norte de Chile). Chungara 37 (2):195-223. Cabrera, ˘. L. 1976. Regiones Fitogeográficas Argentinas. En Enciclopedia Argentina de Agricultura y Jardinería (segunda edición), Tomo 2, Fascículo 1. Editorial ACME, Buenos Aires. Cigliano, E. y colaboradores 1973. Tastil: una ciudad preincaica argentina. Ediciones Cabargon, Buenos Aires. Cigliano, E. y R. Raffino 1973. Tastil: un modelo cultural de adaptación, funcionamiento y desarrollo de una sociedad urbana prehistórica. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología VII: 159-81.
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55
María Eugenia De Feo y Lorena Ferraiuolo - Grabados rupestres en el borde de Puna: sitio La Damiana...
* María Eugenia De Feo es licenciada en Antropología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, desde el año 2001. En la actualidad es becaria del CONICET y tesista doctoral de dicha facultad. Su tema es el estudio de las formas de uso y organización del espacio durante el Período Formativo en la Quebrada del Toro y tributarias. Dirección de contacto:
[email protected] ** Lorena Ferraiuolo es estudiante de la carrera de Antropología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. Actualmente realiza una pasantía en el marco del proyecto “Uso y organización del espacio durante el Formativo en la Quebrada del Toro y tributarias”. Dirección de contacto:
[email protected]
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La Zaranda de Ideas 3 - 2007
PETROGRAF¸A DE LA CER˘MICA DE TEBENQUICHE CHICO (PUNA DE ATACAMA)
Verónica Schuster* RESUMEN Este trabajo presenta los resultados obtenidos de 45 secciones delgadas realizadas en cerámicas provenientes del compuesto doméstico TC1 del sitio arqueológico Tebenquiche Chico. Estas cerámicas -algunas aparentemente de producción local y otras consideradas alóctonas- corresponden a ocupaciones de entre el I y II milenio DC (Haber 1999). El propósito fue caracterizar mediante análisis petrográficos los grupos cerámicos macroscópicamente identificados por Granizo (2001). Los resultados alcanzados permitieron avanzar sobre aspectos composicionales de las pastas, identificar variabilidad en la manufactura y describir otros rasgos tecnológicos no contemplados por los análisis macroscópicos. Este estudio, además, permitió un replanteo de las posibilidades e inconvenientes de esta técnica analítica empleada en el estudio de estos materiales. Palabras clave: Cerámica - Tecnología - Petrografía - Cortes delgados - Inclusiones ABSTRACT This paper presents the results obtained from 45 thin sections applied to pottery belonging to the domestic compound TC1 from the archaeological site Tebenquiche Chico. These examples of pottery -some of them may have been of local production and some others are considered to be alloctonous- correspond to settlements in the area during the I and II millennium AD (Haber 1999). The purpose of this study was to characterize through petrographic analysis the ceramics groups macrocospically identified by Granizo (2001). The results allowed to advance on compositional aspects of paste, to identify variability in manufacture, and to describe other technological features previously disregarded during the macrocospic analyses. Moreover, this study suggests new interpretations of the advantages and disadvantages of this analytic technique applied to these archaeological materials. Key words: Pottery - Technology - Petrography - Thin sections - Temper
* Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET). Puerto Madryn, Chubut -
[email protected] Schuster, Verónica. 2007. Petrografía de la cerámica de Tebenquiche Chico (Puna de Atacama). La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología 3:57-78. Buenos Aires. 57
Verónica Schuster - Petrografía de la cerámica de Tebenquiche Chico...
INTRODUCCIŁN Y ANTECEDENTES Aspectos relativos a la cerámica en Tebenquiche Chico fueron abordados por primera vez en los trabajos de Krapovickas (Krapovickas 1955, 1958-1959). Sin embargo, un aporte significativo lo otorgó Haber (1999) al considerar no sólo la alfarería de las tumbas sino, fundamentalmente, la de los compuestos domésticos, escala de observación que hasta ese entonces no se había considerado (Weisser 1923; Krapovickas 1955, 1958-1959).
Período I (Oasis) Cerámicas de Tebenquiche más representadas: Cerámica 2, 4 y 8
Cerámicas Alóctonas: a) alóctonas decoradas de los valles y bolsones catamarqueños y riojanos: Hualfín (Cerámicas: 34, 42, 48, 49) Saujíl Pulido en Líneas (Cerámica 32) Cerámica 45 Ciénaga (Cerámicas: 46, 47) b) alóctonas con decoración modelada:
Posteriormente, Granizo (2001) abordó un análisis macroscópico del tratamiento de la superficie y de las pastas de los materiales recuperados en una unidad doméstica del sitio (TC1). Siguiendo la misma perspectiva iniciada por Haber (1999), esta autora consideró algunos atributos -por ejemplo, las inclusiones de las pastas, las perforaciones de reparación, la característica pintura post cocción, etc.como patrones significativos que representan „modos de hacer‰ (Orton et al. 1997). Por lo tanto, a través de las relaciones surgidas entre los elementos tecnológico-funcionales, las asociaciones contextuales, la relación espaciotiempo y la situación en la práctica social, Granizo (2001) buscó reconocer y caracterizar qué papel jugaban estos materiales dentro de los contextos domésticos del sitio, específicamente en TC1. De este análisis se obtuvieron 50 cerámicas tecnológicamente definidas y relacionadas a períodos de ocupación, a representatividad de fragmentos y a tipos locales y/o alóctonos (Tabla 1). Respecto de las investigaciones realizadas hasta el momento, podemos decir que han estado centradas fundamentalmente en las prácticas cotidianas de vivir en la casa (TC1) y en los contextos de uso y/o depositación en los cuáles la cerámica ha quedado relacionada. Por lo tanto, el trabajo propuesto aquí se orientó a la descripción y evaluación tecnológica, intentando responder algunas preguntas como œcon qué materiales se han elaborado?, œcómo 58
San Pedro Negro Pulido (Cerámica 39) Candelaria (Cerámicas 36, 37, 38) c) alóctonas decoradas atacameña y de los Valles Calchaquíes: San Pedro Rojo Inciso (Cerámica 17) Vaquerías (Cerámica 19)
Cerámicas de Tebenquiche menos representadas o complementarias: Cerámica 3, 5, 6, 7, 24, 40 y 44
Período III (Colonial Temprano) Caspinchango Ordinario (Cerámica 1) Yocavíl Polícromo (Cerámica 9) Cerámica 13 Cerámica 41
Tabla 1. Caracterización de cerámicas del Período I y III de ocupación de TC1 según Granizo (2001).
se elaboraron?, œpodemos decir con ésta técnica algo más sobre la manufactura local-alóctona?, entre otras. Para ello se consideró la realización de cortes delgados como técnica complementaria a las observaciones macroscópicas de Granizo (2001), ya que éstas pueden ser ajustadas, por ejemplo, en la identificación de los minerales propios y/o los agregados a las pastas. EL SITIO ARQUEOLŁGICO TEBENQUICHE CHICO Localizado dentro de la denominada Puna de Atacama -que se extiende por el Noroeste
La Zaranda de Ideas 3 - 2007
Figura 1. Mapa de la Puna Atacama con la ubicación de la quebrada de Tebenquiche Chico (Tomado de Haber 1999).
Argentino, nordeste de Chile, oeste de Bolivia y sur de Perú- la altitud del sitio asciende desde los 3.500 a los 4.000 msnm. Por lo tanto, se caracteriza por una extrema aridez, clima seco y frío, bajas precipitaciones, y escasa flora y fauna (Figura 1). L a s e s t r u c t u r a s a rq u e o l ó g i c a s s e distribuyen sobre dos terrazas paralelas que se formaron debido a la erosión de los depósitos morréicos provocada por un curso de agua permanente (Haber 1999). En esta quebrada se han identificado 13 compuestos domésticos1 aunque sólo tres de ellos han sido excavados hasta el momento: TC27, TC2 y TC1. Éste último -cuyos materiales
forman parte de éste trabajo- se ubica en la terraza Este de la quebrada y se compone de dos recintos contiguos TC1A1 y TC1A2, que se comunican por un vano de dirección este-oeste. El acceso se realiza en dirección norte-sur por el recinto TC1A1, que se comunica también con un pequeño patio TC1A5 (Figura 2). De acuerdo con los datos obtenidos -fundamentalmente para TC1- se podría sugerir que la construcción de los compuestos domésticos comenzaría alrededor del siglo IV con un desarrollo continuo hasta aproximadamente el siglo XII DC. El Período I o Paisaje del Oasis2, se caracterizaría por 59
Verónica Schuster - Petrografía de la cerámica de Tebenquiche Chico...
la fundación de la mayor parte de los compuestos domésticos, constituyendo el momento de asentamiento y ocupación más extenso, según lo observado en los contextos estratigráficos excavados. La casa (TC1) habría sido ocupada continuamente por casi 800 años hasta que en algún momento fue
abandonada, tal vez sin prever retorno, ya que no quedaron elementos útiles en los recintos. Éste período de desocupación denominado Período II3, fue seguido de una reocupación sólo del recinto TC1A1 en el Período III o Colonial (Haber 1999).
Figura 2. Localización del compuesto doméstico TC1 (Tomado de Haber 1999). 60
La Zaranda de Ideas 3 - 2007
ALGUNOS ASPECTOS DE LA CER˘MICA DE TC1 Según la apreciación de Granizo (2001), para la primera ocupación del sitio (Período del Oasis) se registró una mayor variedad de formas para almacenar alimentos, a diferencia del Período III (Colonial Temprano) donde las formas reconocidas son más acotadas. De igual modo, estas diferencias se manifiestan en los tamaños de las piezas, específicamente más grandes para el primer período de ocupación4. Por otra parte, también debe aclararse el aspecto alóctono definido para algunos grupos cerámicos. Granizo (2001) consideró así a aquellos fragmentos y/o piezas que pudieron ser correlacionadas con tipos ya definidos para otras áreas (Tarragó 1976, 1984; Sempé 1977; González 1998; Korstanje 1998), conforme su semejanza en aspectos de pasta, tratamiento de la superficie, forma y decoración. Por el momento, los únicos datos materiales que sustentarían una manufactura local en el sitio Tebenquiche Chico son los escasos fragmentos alisados o intencionalmente rodados de la Cerámica 40, que podrían haber sido utilizados como modeladores (Granizo 2001). Sin embargo, la información es muy escasa y poco concluyente para afirmar o negar esta hipótesis. Por otro lado, la disponibilidad local de leña se debe considerar como un indicador indirecto. La probable cocción en lugares abiertos debió necesitar especies leñosas de alta capacidad combustible. Localmente, la leña disponible que se podría haber utilizado para estos propósitos puede coincidir con algunos de los taxones determinados en TC1 por Jofré (2004): Parastrephia, Ephedra, Adesmia y Acantolippia. Esta última, que todavía se utiliza en Antofalla para la cocción en hornos de barro, produce combustiones con altas temperaturas pero poco regulares, ya que es muy fina e inflamable. Pudieron utilizarse, sin embargo,
otros taxones más resistentes como Adesmia que permitirían llevar a cabo combustiones con temperaturas regulares, uniformes y de larga duración (I. Carina Jofré, com. pers. 2004). Sin embargo, no debe excluirse la posibilidad de que se empleara también guano de animales (camélidos en este caso) para producir y/o aumentar dichas combustiones (García 2001; Palamarczuk 2004). Para confirmar este carácter local-alóctono sería necesario realizar análisis de procedencia de materias primas. Éstos no fueron previstos aquí; no obstante, se considera que la propuesta de cortes delgados puede resultar una vía indirecta para poner a prueba esta hipótesis y/o aclarar algunas dudas al respecto. Período I Oasis Como se muestra en la Tabla 1, la cerámica del Período del Oasis fue presentada en tres categorías: las „locales más representadas‰, las „locales menos representadas‰ o „complementarias‰ y las „alóctonas‰ (Granizo 2001). Cerámicas Alóctonas Al referirnos a la presencia de cerámica alóctona en la quebrada de Tebenquiche Chico debemos considerar que este oasis puneño se vinculó regionalmente en un contexto más amplio, por lo cuál pudo resultar un ambiente ventajoso para grupos que realizaban intercambios a larga distancia (Tarragó 1976; Haber 1996, 1999). En la excavación de TC1 algunos de los materiales recolectados -como las valvas de moluscos del océano Pacífico- evidenciarían estos posibles contactos (Haber 1996). La alfarería, del mismo modo, es una evidencia de interacción. En relación con esto, a continuación se describen brevemente algunos tipos alóctonos identificados en TC1 que fueron analizados en esta investigación: 61
Verónica Schuster - Petrografía de la cerámica de Tebenquiche Chico...
I Período Cant. Frag.
% Subtotal
% Total
Cerámica 2
602
27.7%
10.9%
Cerámica 4
893
41%
16.3%
Cerámica 8
678
31.2%
12.3%
SUBTOTAL
2173
Más representadas:
39.7%
Menos representadas / complementarias: Cerámica 3
140
12.4%
2.5%
Cerámica 5
213
18.8%
3.8%
Cerámica 6
217
19.2%
3.9%
Cerámica 7
220
19.4%
4%
Cerámica 24
145
12.8%
2.6%
Cerámica 40
139
12.3%
2.5%
Cerámica 44
55
4.8%
SUBTOTAL
1129
1.0% 20.6%
Alóctonas: Cerámica 34
57
6.4%
1.0%
Cerámica 42
48
5.4%
0.8%
Cerámica 48
89
10.1%
1.6%
Cerámica 49
12
1.3%
0.21%
Cerámica 32
123
13.9%
2.2%
Cerámica 45
35
3.9%
0.63%
Cerámica 46
75
8.5%
1.3%
Cerámica 47
147
16.7%
2.6%
Cerámica 39
115
13%
2.1%
Cerámica 36
53
6.0%
0.96
Cerámica 37
26
2.9%
0.47%
Cerámica 38
71
8.0%
0.93%
Cerámica 17
17
1.9%
0.31%
Cerámica 19
11
1.2%
0.20%
SUBTOTAL
879
16.0%
III Período Cant. Frag.
% Subtotal
% Total
Cerámica 1
1214
93.9%
22.1%
Cerámica 9
35
2.7%
0.63%
Cerámica 13
8
0.61%
0.14%
Cerámica 41
35
2.7%
SUBTOTAL
1292
TOTAL
5473
0.63% 23.6%
Tabla 2. Frecuencias y porcentajes de las cerámicas de TC1.
62
San Pedro Negro Pulido. (Cerámica 39): Tarragó (1984) plantea que la alfarería negra pulida se dispersó principalmente a través de un tránsito que vinculaba San Pedro de Atacama,Tebenquiche, Laguna Blanca, Hualfín y Saujil. Esta misma autora señala que en el oasis de Tebenquiche se registran piezas importadas San Pedro Negro Pulido de Forma I, III y IV, que se corresponden con las piezas recolectadas por Krapovickas en 1955. Para Tarragó (1976) estas formas corresponderían a la denominada „alfarería funeraria‰ dentro de los oasis de Atacama. En Tebenquiche, este tipo se ha recolectado dentro de contextos domésticos, además de registrarse en las tumbas en donde aparece con formas no registradas en las casas (como por ejemplo pipas). Asimismo, cabe señalar que es la segunda más representada luego de la Cerámica 8, y según Granizo (2001) mantiene estrechas semejanzas de acabado de superficie y formas con este grupo local. San Pedro Rojo Inciso. (Cerámica 17): comúnmente aparece en un porcentaje menor con relación al estilo negro pulido (Tarragó 1976). En Tebenquiche, proviene de contextos secundarios y también su registro es mucho menor que su variante negro pulido (Tabla 2). Vaquerías. (Cerámica 19): la asociación de esta cerámica es temprana en la parte oriental del NOA (siglo III AC al V DC), y su registro se extiende hasta los oasis de Atacama (Tarragó 1984). Nuñez y Dillehay (1995) afirman que Vaquerías establece „giros‰ con San Francisco, Candelaria, Condorhuasi y Tebenquiche conectando los oasis de Puna y los valles. Korstanje (1998) plantea además que, aunque su distribución es muy amplia, su representación es siempre escasa. Así es como se presenta en el conjunto cerámico de Tebenquiche donde se manifiesta con un equivalente a dos vasijas. Cabe mencionar también que no se registró su presencia en tumbas. Candelaria. (Cerámicas: 36, 37, 38): a diferencia de otras cerámicas del primer milenio DC,
La Zaranda de Ideas 3 - 2007
se registra en porcentajes muy parejos en los recintos TC1A1 y TC1A2, donde por lo general, la mayor frecuencia se presenta en el último como consecuencia de no haber estado reocupado en el período Colonial. Algunos fragmentos se identificaron también en una de las tumbas relevadas por Weisser (1923) -TC40W1(Granizo 2001). Finalmente, cabe destacar que se describieron cinco tipos distintos de impresiones sobre pastillaje entre los fragmentos recolectados en Tebenquiche (Granizo 2001). Ciénaga. (Cerámicas: 46, 47): aparentemente emergente entre los siglos III AC y V DC (Tarragó 1984), en Tebenquiche se han clasificado dos tipos: gris con incisiones finas y gris inciso (Granizo 2001). Hualfín. (Cerámicas: 34, 42, 48, 49): algunos fragmentos recolectados en Tebenquiche se corresponden con las descripciones hechas por González (1998). Los tipos cerámicos pintado interior negro, gris grabado, gris inciso, polícromo y gris liso son los representantes más variados y abundantes dentro de los fragmentos alóctonos. Saujíl Pulido en Líneas. (Cerámica 32): alfarería temprana que se relacionaría con el estilo Ciénaga (Sempé 1977; González 1998). Cerámicas locales más representadas
Cerámica 8: presentaría según Granizo (2001) cierta similitud formal con la Cerámica 39, San Pedro Negro Pulido. Posee un amplio repertorio de formas (vasos, escudillas, jarras, probablemente fuentes o platos) y tamaños con predominio de módulos pequeños y medianos. Debido a la alta variación, no se podría definir una función específica asociada (Figura 3). Cerámicas locales menos representadas Cerámica 3: está representada por recipientes pequeños abiertos como escudillas con poca capacidad (1 y 2 litros). En contextos funerarios se encontraron vasos y escudillas; significativamente no fueron hallados en la casa. Ningún fragmento presenta hollín, por lo que no habrían sido usadas para cocción de alimentos. Cerámica 5: no se registra para contextos funerarios. Los recipientes son medianos y pueden haber servido para almacenamiento (probablemente de agua). Cerámica 6: se trata de vasijas medianas de preparación o almacenamiento de alimentos. La mayor representación se encontró en la casa -TC1- no registrándose en contextos funerarios.
Cerámica 2: podría haber sido usada para el almacenamiento y preparación de alimentos debido a la relación establecida entre el tamaño, el peso y la posición de las asas respecto al cuerpo (Granizo 2001). Su representación es alta no sólo debido a la cantidad en que aparece, sino también por la cantidad de contextos en que está representada (la construcción de la casa y como ajuar funerario en tumbas).
Cerámica 24: se distingue por recipientes cerrados de tamaño mediano y grande, probablemente de almacenamiento o preparación de alimentos. No se encontró en contextos funerarios.
Cerámica 4: aparece representada en tamaños que varían de medianos a grandes y podría inferirse que fue usada para la cocción de alimentos (Granizo 2001).
Cerámica 44: se caracteriza por recipientes pequeños y medianos.
Cerámica 40: incluye recipientes pequeños y medianos para servicio tales como boles y escudillas con terminación cuidada.
63
Verónica Schuster - Petrografía de la cerámica de Tebenquiche Chico...
Figura 3. Jarrita modelada de la Cerámica 8 recuperada debajo de la mampostería externa del muro este de TC1A1 (Haber 1999).
Período III - Colonial En TC1 las cerámicas representativas de este período se registran exclusivamente para el recinto A1, ya que éste fue el único reocupado. Estas son: Caspinchango Ordinario (Cerámica 1): en el registro de Tebenquiche, supera ampliamente en número a las otras de éste período (Figura 4). Yocavil Polícromo (Cerámica 9): decorada a través de motivos pintados tanto en el exterior como en el interior de las piezas. Cabe aclarar que a pesar de que se identificaron también las Cerámicas 13 y 41 (Tablas 1 y 2), en este estudio no se las consideró debido a la técnica de muestreo desarrollada que se comenta en detalle en la siguiente sección.
64
ASPECTOS TEŁRICO - METODOLŁGICOS DE LA INVESTIGACIŁN En este trabajo se propuso alcanzar una interpretación de los cortes delgados, dando cuenta de que lo que se observa en ellos (arcillas, minerales, rocas, etc.), se sustenta sobre un aspecto social. A diferencia de los análisis petrológicos que se realizan en rocas -y se relacionan con procesos naturales- cuando analizamos este tipo de material arqueológico bajo la misma técnica presumimos que se advierte un factor humano interviniente. Por lo tanto, cabría suponer que una cerámica -o su corte delgado- sería el resultado de una sumatoria de acciones o prácticas humanas (Cremonte 1996). Sin embargo, debemos aclarar que sólo algunas pueden dejar huellas o rastros, y que únicamente una parte de éstas, puede llegar a ser reconocidas en este tipo de registro. La acción concreta de hacer una pieza implica, a su vez: la selección de la arcilla y/o inclusiones, el tamizado de estos materiales, el agregado del agua necesaria, el amasado de la
La Zaranda de Ideas 3 - 2007
Figura 4. Olla Caspinchango Ordinario del Período III de ocupación de Tebenquiche Chico (Haber 1999).
pasta, el modelado, el alisado, la aplicación de pinturas o engobes, la realización de motivos decorativos y/o funcionales, la selección y recolección de combustible, la preparación del pozo u horno de cocción, la activación y mantenimiento del fuego, actividades que pueden o no dejar registro. Sin embargo, cabe aclarar que no todas estas son imprescindibles, y por lo tanto no siempre son realizadas por los alfareros (por ejemplo: tamizado, alisado y decoración). Lo mismo ocurre con los métodos y técnicas que seleccionamos para estudiar estos materiales: algunos brindan cierto tipo de información que no se obtiene aplicando otros. Así, la escala macroscópica resultó útil para determinados objetivos mientras que el nivel microscópico puede serlo para ampliarlos y/o para proponer otros nuevos. En relación a esto, un aspecto importante que deberíamos plantear es el de la „centralidad de las categorizaciones‰ (Granizo 2001) -o los „divisores-acumuladores‰ para Orton et al. (1997)- que daría sentido a que algunos fuesen „mejores ejemplos‰ que el resto de los miembros.Así, en cada pieza hay características centrales de forma, pasta y tratamiento de superficie que marcan su tipicidad y las características periféricas que marcan sus límites. Sin embargo, la definición de estas características periféricas puede ser muy arbitraria a la
hora de trabajar macroscópicamente. Por ejemplo, en algunos grupos ciertos atributos pueden ser más heterogéneos que en otros, y así, los criterios de centralidad (o tipicidad y periferia) no resultan tan sencillos de aplicar. En algunos de los casos descritos por Granizo (2001) vemos un ejemplo de lo anterior: los fragmentos de las Cerámicas 3, 4 y 5 son macroscópicamente muy heterogéneos, lo que nos lleva a preguntar si éstas reflejan un problema de la aplicación del criterio de centralidad-periferia. La realización de cortes delgados puede resolver parte del problema planteado, ya que la identificación precisa de las inclusiones, así como su distribución dentro de la pasta, puede mostrar si se corresponden a una sola práctica o a diferentes prácticas de manufactura. Podemos suponer el caso en que dos alfareros tomaran las mismas arcillas y antiplásticos para realizar una pieza (siguiendo las mismas pautas de forma, acabado superficie, etc), pero que el procesamiento de los materiales y las técnicas de manufactura no estuvieran igualmente pautados. Al respecto nos sería lícito suponer que el producto final a ojo desnudo sería el mismo, pero a nivel microscópico se observaría una gran variabilidad entre ambas piezas. Si a este ejemplo se le suma la posibilidad de que las fuentes de arcillas, así como los antiplásticos fueran distintos, veríamos microscópicamente pastas muy variadas a pesar de la similitud macroscópica. A este tipo de información apunta este trabajo y es la que no se tendría en cuenta al contemplar exclusivamente una escala macroscópica. Selección de las muestras Inicialmente, para seleccionar los fragmentos a estudiar se tuvo en cuenta el índice de porcentaje de bordes, cuellos, cuerpos, bases y asas asentados en la base de datos de TC1. El registro cerámico presentaba un problema respecto de la representación de bases y asas, ya que no todos los grupos contaban con 65
Verónica Schuster - Petrografía de la cerámica de Tebenquiche Chico...
dichos segmentos. Si bien los cuerpos y cuellos estaban muy representados, se seleccionaron los fragmentos de bordes ya que éstos pueden ser cómodamente diferenciables, sobre todo, con relación al porcentaje de la circunferencia registrada. La selección se basó en un examen macroscópico previo y, teniendo en cuenta la variabilidad interna dentro de los grupos cerámicos, se planteó tomar fragmentos que pertenecieran a vasijas distintas. Además, se consideraron aspectos de peso, priorizando fragmentos por arriba de un umbral mínimo para poder realizar el corte del material cerámico.También se tuvo en cuenta la posición estratigráfica y asociación contextual de los fragmentos, eligiendo aquellos que pudieran aportar información en la interpretación final (descartándose materiales provenientes de zaranda y de flotación). Teniendo en cuenta que esta técnica es destructiva, se optó por no perder fragmentos relevantes -y únicos- para futuros análisis. Por lo tanto en la medida de lo posible, y cuando había muchos fragmentos seleccionables, tampoco se escogieron los que estuvieran ensamblados, decorados, con perforaciones de reparación y/o con pintura o engobe. Las muestras (Tabla 3) quedaron reducidas a 45 fragmentos de bordes, ya que se obtuvieron dos por cada grupo cerámico a fin de ser comparables entre sí. Teóricamente, cada una de éstas debía constituir vasijas diferentes dentro del mismo grupo de pasta. En algunos casos, debido a que el EVE5 registrado fue inferior a dos vasijas sólo se pudo realizar una sección (Cerámicas: 19, 34, 36 y 37). Cabe aclarar además, que la Cerámica 49 del Período I y las Cerámicas 13 y 41 del Período III quedaron excluidas del análisis debido a que en el repertorio de fragmentos no había bordes para seleccionar. Debe indicarse por último que para este 66
trabajo se resolvió orientar y cortar todos los fragmentos en sus secciones verticales. La cuantificación por EVE de borde no resultó significativa para algunos grupos cerámicos, ya que algunos no pudieron ser representados, y otros, sólo lo fueron con un corte delgado. Deberían considerarse otros segmentos de la vasija (ej: cuello, cuerpo etc.) para emprender nuevos análisis y reducir este sesgo en los resultados obtenidos. La técnica de cortes delgados Respecto de esta técnica podemos decir brevemente que es una especialidad de la geología que fue introducida al análisis arqueológico de éstos materiales inicialmente por Shepard en 1954 (1995). Entre otras tantas posibilidades, nos permite identificar mineralógicamente las inclusiones (composición de las pastas), el tamaño, forma y abundancia de las mismas, modos tecnológicos, técnicas de cocción, procedencia de materias primas, etc. La realización de cortes delgados no es demasiado costosa, pero hay que considerar que esta técnica es destructiva e implica bastante tiempo, por lo tanto, no es posible aplicarla a todo el conjunto cerámico. Se deberá, siempre, seleccionar una muestra representativa de acuerdo a los objetivos que se persiguen en cada investigación. Específicamente, los cortes se realizan en un fragmento cerámico de por lo menos 2 o 3 cm2, que tras un pulido constante con varios tipos de abrasivos (malla 80, 180, 3f y óptico), debe adquirir un espesor de entre 25 y 30 micrones (ø). Este espesor se logra controlando constantemente el pulido con el microscopio petrográfico, teniendo en cuenta los colores de interferencia de los minerales (el cuarzo es el más usado en este aspecto). Si se adelgaza demasiado se pierde parte del material cerámico y/o algunas inclusiones pueden desprenderse. Por el contrario, si se
La Zaranda de Ideas 3 - 2007
DATOS MACROSCÓPICOS CERAMICA
EVE Bordes
DATOS MICROSCÓPICOS
MUESTRA
Peso (kg)
Espesor (mm)
3.43
14,8
4,8
2.38
-
4,5
negro
fina
73.7
41,5
9
pardo
gruesa
5.10
14,5
5,3
pardo
media
pardo
media
69
1
21
2
Cant. Fragm.
Color
Textura
pardo
gruesa
Otras observaciones
1214
602
27.29
10,9
2
114.201
9
5,9
pardo
media
108.555
22
5,5
negro
media
19.545
18,4
7,5
pardo
media
18.215
102,2
12
pardo
media
0.58
9,6
6,5
pardo
media
104.114
12,4
6,6
negro
media
114.16
3,8
8
pardo
gruesa
distrib. heterogénea inclus.
108.18
2
8
pardo
gruesa
distrib. heterogénea inclus.
8.1
3,2
4,5
pardo
gruesa
distrib. heterogénea inclus.
541.415
26,2
7
pardo
gruesa
157.31
13,7
4,7
pardo
gruesa
3.15
3
5
pardo
fina
3.29
5,5
4
pardo
fina
2.19
5,9
5,5
2.12
1,9
8
16
3
57
4
12
5
2
6
3
7
81
8
7
9
3
17
140 distrib. heterogénea inclus.
893
213
217
220
678
35 pardo
fina
negro
fina
distrib. heterogénea inclus.
17
18.ZG
6,2
6
pardo
media
30.16
11,3
5,4
pardo
media
distrib. heterogénea inclus.
20.392
4,3
4,3
gris
media
distrib. heterogénea inclus.
53.12
4,9
4,6
pardo
media
distrib. heterogénea inclus.
5.6
6,6
-
negro
media
5.11
8,1
3
pardo
gruesa
108.4
19,8
-
pardo
media
26.16
3,7
4,3
pardo
media
108.433
4,3
-
24.348
0,9
4,3
108.662
3,5
3
4.1
4,6
5,6
pardo
fina
102.ZG
10,7
4,6
pardo
media
19.417
9,3
6,8
negro
media
23.66
7,2
3,4
pardo
fina
4
24
21
32
22
39
11
40
3
42
4
44
6
45
14
46
145
123
115
139 pardo
fina
pardo
media
pardo
fina
48
55
35
75
29.79
11,1
4,4
gris
media
160.17
4,8
4,2
negro
fina
541.385
4,9
4,5
pardo
fina
541.754
2,7
2,8
pardo
fina
24.24.ZG
4,1
4
pardo
fina
30
47
16
48
147
89
Tabla 3. Algunos datos macroscópicos (Granizo 2001) y microscópicos de las cerámicas de TC1.
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adelgaza menos de lo indicado, los minerales no van a quedar transparentes al microscopio y no podrán ser identificados. Con relación a esto, se debe mencionar que el microscopio petrográfico es el requerido para esta técnica porque tiene la particularidad de proyectar luz polarizada que permite que los minerales transparentes puedan ser identificados según sus propiedades ópticas. Interpretaciones microscópicas de los cortes Para identificar los minerales en cortes delgados es imprescindible conocer las propiedades ópticas que éstos presentan bajo microscopio. Basándonos en Kerr (1965) para esta tarea se elaboró una ficha de identificación en la cuál se registraron todos los tipos minerales y sus propiedades en cada una de las muestras. En el momento de describir un corte delgado es importante delimitar no sólo las metas, sino además es conveniente definir algunos rasgos. A continuación, se detallan algunos de los más importantes: Inclusiones: son los agregados artificiales o intencionales de las pastas. Estos materiales también suelen recibir otros nombres: antiplásticos (Serrano 1958; Cremonte 19861987, 1996), inclusiones no plásticas (Bishop et al. 1982; Lorandi et al. 1991; Sinopoli 1991; Shepard 1995; Orton et al. 1997; Cremonte 1999) o desgrasantes (Orton et al. 1997). Entre las inclusiones artificiales más recurrentes podemos nombrar los tiestos molidos, los restos vegetales, las rocas volcánicas, las fibras textiles, etc. (Cremonte 1986-87; Shepard 1995). Esta distinción entre minerales naturales y artificiales es fundamental para los análisis de composición, ya que a través de los materiales que se adicionan será posible interpretar diferentes grupos de pastas, como así también distinta procedencia de las materias primas 68
empleadas. Las variables usualmente más consideradas para la distinción entre inclusiones y matriz son el tamaño y la forma de los granos (Bishop et al.1982; Stoltman 1990; Sinopoli 1991). Matríz: compuesta tanto por las arcillas como por sus inclusiones naturales, que en general, tienden a ser finas -inferiores a 0,002 mm(Cremonte 1996). Poros: también llamados cavidades, son pequeños espacios de aire que pueden formarse posiblemente por un amasado inadecuado de la pasta o por el tipo de cocción efectuada. Según Cremonte (1996), se producen poros también como consecuencia de algunas técnicas de modelado en las que quedan espacios entre las uniones, o bien, por la calcinación de algunos materiales orgánicos de las pastas. Lo importante a tener en cuenta es que la porosidad afecta algunas de las propiedades físicas (resistencia a la abrasión y golpes, permeabilidad, eficacia calórica, entre otras), por lo tanto resulta una vía útil para el estudio tecnológico y funcional de las pastas. DETERMINACIONES CUALI-CUANTITATIVAS 1) Color de la pastas (Tabla 3) Las observaciones se efectuaron bajo microscopio petrográfico con nicoles paralelos y para describir el color se trabajó con cuatro estados: pardo, rojo, negro y gris. En las muestras se observó una preponderancia del pardo (73%) sobre los otros (negro 20%, gris 7%). Esta variable -determinada también macroscópicamente por Granizo (2001)resultó en ambas escalas de análisis, con una marcada distribución irregular en un alto índice de fragmentos. Este dato es importante porque podría relacionarse con atmósferas poco controladas y/o con escaso dominio del
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ambiente de cocción por parte de los alfareros. Sin embargo, debemos tener en cuenta que para investigar la tecnología de cocción se requiere de técnicas más complejas como la difracción por Rayos X (DRX), microscopía electrónica de barrido (SEM), espectroscopía vibracional (IR-raman) además de estudios térmicos como activación neutrónica (NAA) y otros análisis químicos convencionales y por microsonda entre otros (Cremonte y Botto 1994). 2) Estimación textural de las pastas (Tabla 3) Las variables aplicadas generalmente por lo geólogos al estudio de las texturas en las rocas metamórficas (nematoblástica, granoblástica, porfiroblástica y lepidoblástica) fueron puestas a prueba en el conjunto de TC1. Los resultados indicaban texturas asimilables tanto a la variable porfiroblástica como granoblástica, dejando sin representación las nematoblásticas, que son características de los minerales de hábito acicular y prismático. En relación a este sesgo se decidió seguir la propuesta de Shepard (1995) que señala que las texturas de las pastas son influenciadas primariamente por las inclusiones no-plásticas, el tamaño de los granos, la forma y cantidad de los mismos. De este modo, la textura fue descripta teniendo en cuenta criterios de la Escala Granulométrica de Wentwort de 1922 (González Bonorino y Terugi 1965). Se adoptaron para ello tres tipos en relación con el tamaño de las inclusiones: fina (