ARTE | NOTA DE TAPA
Y E N T E PIONERAS AB+ PRATI STRACTA S
FOTOS: GENTILEZA MALBA
En la línea divisoria que separa la figuración de la abstracción, en las primeras décadas del siglo XX, se ubica la obra de dos artistas de culto legitimadas por la retrospectiva del Malba, cuando la geometría conquista su merecido espacio en el mapa actual del arte latinoamericano
POR ALICIA DE ARTEAGA De la Redacción de La Nacion
C
onviene comenzar esta historia por el principio. Estamos en la Argentina, primeras décadas del siglo XX. Reina en el gusto local una adhesión natural, y heredada, por el postimpresionismo y la figuración. Fernando Fader goza del reconocimiento público tras su muestra en la galería Müller, y los coleccionistas siguen la brújula de la pintura española de la luz, encabezaba por el valenciano Joaquín de Sorolla y Bastida, que ha pintado, entre otros, los retratos de los Errázuriz, el embajador don Matías y su mujer Josefina de Alvear, responsables del encargo del majestuoso palacio diseñado por Sergent, hoy Museo Nacional de Arte Decorativo. En ese escenario expone Pettoruti en Witcomb de la calle Florida, a su regreso de Europa. Llega con Xul Solar en el vapor Vigo y trae en su equipaje pictórico la influencia fresca de los futuristas, con el dinamismo rabioso y el amor a la máquina que sacude las estructuras del arte. El platense fue recibido poco menos que a las patadas tras la apertura de la muestra. La crítica conservadora lo in4 | adn | Sábado 5 de septiembre de 2009
REVISTA ARTURO. Viñeta de Lidy Prati, 1944
mola y los “progres” ven en su obra “el espíritu de lo nuevo”. En estas filas militan Córdova Iturburu, Ricardo Güiraldes, Pedro Henríquez Ureña. La obra de Emilio Pettoruti, por lógica, es preludio y prólogo en la muestra del Malba, consagrada a las pioneras abstractas Yente y Lidy Prati. Fuerza centrífuga y Dinámica espacial, ambas de 1914, abren la exposición junto a la imagen archiconocida Vallombrosa (1916). Dos trabajos de Juan Del Prete justifican su lugar solitario en el accidentado camino de la abstracción. Del Prete firma Abstracción, pintura matérica del ‘33, y una escultura de alambre del mismo año que de manera inevitable recuerda a Enio Iommi. Lidy Prati y Yente reinan silenciosamente en esos años con argumentos y situaciones vitales totalmente diferentes. Irrumpen en la escena transgrediendo los códigos estéticos imperantes, con una obra poderosa, audaz, contemporánea y deslumbrante, que desde hace pocas semanas se exhibe en las salas del Malba con una enorme repercusión de público y crítica. Pero son los artistas de las nuevas generaciones, embanderados en la abstracción geométrica, en el minimalismo dominado por la línea pura –ese ejercicio en el que Lidy Prati descolla– quienes se rinden ante la evidencia de una obra de quilates. Siquier, Avello, Burgos, Lacarra, Sagastizábal y Beto de Volder militan en una estética que hace de la geometría un mundo de pertenencia abordado con tonos y matices diversos. El recuerdo y reencuentro con la obra de Prati, esos arabescos caprichosos o los abigarrados círculos hechos con birome sobre papeles de cuaderno (N. de la R.: recuerdan la obra de Louise Bourgeois seleccionada por Robert Storr para la 52a edición de la Bienal de Venecia) fueron tema de conversación con De Volder en la trastienda de Palatina el día de la apertura de su última, imperdible, muestra. La abstracción geométrica es el sueño de un país en tiempos de cambio o