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SOCIEDAD
I
Martes 7 de febrero de 2012
ARTE s LA OBRA DE 250 MILLONES DE DOLARES SUPERO TODOS LOS RECORDS
Un Cézanne, el más caro de la historia El cuadro Los jugadores de cartas, que perteneció a un magnate griego, fue adquirido por la familia real de Qatar para un museo MADRID.– No se sabe cuánto apostaban los dos campesinos de Aix-en-Provence inmortalizados en Los jugadores de cartas, la célebre partida pintada hasta en cinco ocasiones por Paul Cézanne hacia 1890, pero seguro que el dinero en disputa andaba muy lejos de lo que la familia real de Qatar ha pagado por una de las obras de esa serie: 250 millones de dólares (191,6 millones de euros), lo que la convierte en la más cara de la historia entre las vendidas de forma pública, y que, según los expertos, redibuja la estructura del mercado del arte. La operación tuvo lugar en 2011, informó la revista Vanity Fair, y bate la anterior marca en la liga de los cuadros más caros (ver aparte). No está claro cuál es el número dos en esa clasificación, porque no siempre esas transacciones son confirmadas por la casa de subastas. Es lo que ocurrió con un Pollock, en 2006, vendido supuestamente bajo la intermediación de Sotheby’s por 140 millones de dólares y poco antes, en el mismo año, con un Klimt de 135 millones de dólares. Sí fue pública la venta de un Picasso, en 2010, titulado Desnudo, hojas verdes y busto: alcanzó los 106,5 millones de dólares. La compra de este Cézanne responde a una meditada estrategia del emirato de Qatar, que pugna por situar a la ciudad de Doha en el mapamundi del arte al nivel de París o Nueva York (otras obras de esta serie pintada por el destacado autor francés están en el Musée d’Orsay y en el MoMA). El Museo Nacional de Qatar, donde se presume acabará el cuadro, alberga ya obras de Mark Rothko, Andy Warhol y Damien Hirst. Mientras, el vecino Abu Dhabi pugna por culminar sendas franquicias de los museos Louvre y Guggenheim. El cuadro de Cézanne pertenecía al millonario griego vinculado con la actividad naviera Yorgos Embiricos, quien durante décadas se divirtió rechazando ofertas. El magnate murió en 2011 y, según Vanity Fair, poco antes de su muerte, abrió las conversaciones sobre la venta, charlas que fueron concluidas por sus herederos. Entre los marchantes que no han podido igualar la fortuna qatarí figurarían Larry Gagosian (que habría puesto sobre la mesa 221,1 millones de dólares) y William Acuaqvella. El Museo Nacional de Qatar, que albergará la joya más cara del mercado de arte del mundo, fue diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel y es considerado un símbolo icónico de la ciudad de Doha. Se trata de una enorme rosa, inspirada en las figuras representativas de las zonas desérticas de Medio Oriente. El Museo Nacional de Qatar es una de las primeras estructuras que pueden apreciar los turistas apenas salen del aeropuerto de la ciudad. El museo está integrado por gale-
MARTES VISUALES
ALICIA
DE ARTEAGA
Qatar, el nuevo jugador del mercado PAUL CEZANNE Origen: francés El destacado pintor, proveniente de una adinerada familia de italianos, nació el 19 de enero de 1839 en Aixen-Provence, donde murió el 22 de octubre de 1906. Obsesionado por la simplificación de las formas de la naturaleza, influenció a los artistas del cubismo.
Los jugadores de cartas, el cuadro adquirido por la familia real de Qatar FOTOS DE ARCHIVO
rías temáticas y se estima que podrá albergar unos 8000 objetos, entre piezas arqueológicas y arquitectónicas, pinturas, esculturas, ornamentos, armas, vestuario, joyas, libros y documentos históricos de la región.
Impacto en la Argentina En la Argentina, la noticia impactó entre especialistas del mercado de arte consultados por LA NACION. Para Eduardo Costantini, coleccionista y fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), “si bien es cierto que es una obra espectacular del pintor más importante de la época impresionista, el precio es sorprendente y, efectivamente, eleva aún más el valor de este tipo de obras”. Costantini explicó que la venta y su valor están relacionados con un recambio geográfico del mercado internacional del arte: “Hay nuevos compradores, con un poder adquisitivo sorprendente, que desplazan a los museos tradicionales, que provienen de economías emergentes y también de los petrodólares”. Miriam Povarché, directora de la galería Rubbers, afirmó que precios pico como el de Cézanne vendido en 2011 llevan a reflexionar acerca de los artistas argentinos: “Nos tenemos que preguntar, no cómo llegamos a comprar el Cézanne, sino cómo llevamos a los artistas argentinos a ese mercado.” Y concluyó: “La feria de Dubai se está posicionando y esto marca que hay nuevos rumbos en el mercado del arte internacional. Lo mismo pasó con Shanghai”. @EL PAIS
El Museo Nacional de Qatar, en Doha, donde se expondrá la obra del autor francés
Los mejor vendidos
NUMERO 5 DE JACKSON POLLOCK
us$ 14O millones
RETRATO DE ADELE BLOCH-BAUER DE GUSTAV KLIMT
us$ 135 millones
Con la colaboración de María Elena Polack y Lucía Marroquín
DESNUDO, HOJAS VERDES Y BUSTO DE PABLO PICASSO
GARCON A LA PIPE DE PABLO PICASSO
us$ 104,1 us$ 106,5 millones millones
EN BARCELONA s MURIO A LOS 88 AÑOS
Tàpies, el último pilar de la vanguardia Pintor, escultor y teórico, el artista catalán influyó de manera decisiva en sus pares de ambos lados del Atlántico BARCELONA (EFE).– La muerte de Antoni Tàpies supone la desaparición del último pilar de la vanguardia española de posguerra, que tuvo su eclosión en el movimiento Dau al Set y en el informalismo. Tàpies nació en Barcelona en 1923, en una familia burguesa, culta y catalanista, involucrada desde mediados del siglo XIX en una tradición editorial y librera, que quedó inoculada también en el artista. Progresivamente se dedicó con mayor intensidad al dibujo y a la pintura, y dejó sus estudios de derecho. Unido a la revista de vanguardia Dau al Set, a partir de 1948, con Joan Brossa, Joan Ponç, Modest Cuixart, Joan Josep Tharrats, Arnau Puig y Juan Eduardo Cirlot, obtuvo dos años más tarde una beca para estudiar en París, donde, en 1956, hizo su primera exposición individual. En ese año obtuvo el Premio de la República de Colombia Bienal de Hispanoamérica de Barcelona y fue presentado por Salvador Dalí en Estocolmo, donde expuso junto con Tharrats. Partícipe de una sensibilidad generalizada que afectó a los artistas de ambos lados del Atlántico, a raíz de la Segunda Guerra Mundial y del lanzamiento de la bomba atómica, Tàpies expresó muy pronto su interés por la materia, la tierra, el polvo, los átomos y las partículas, que se plasmó formalmente en el uso de materiales ajenos a la expresión plástica academicista y en la experimentación de nuevas técnicas. Las pinturas matéricas han formado una parte sustancial de su obra y han constituido un proyec-
to en evolución hasta su muerte. En su visión, la noción de materia debía entenderse también desde la perspectiva del misticismo medieval como magia, mimesis y alquimia, y en ese sentido se entendía su deseo de que sus obras adquirieran el poder de transformar nuestro interior. Durante los años 50 y 60 elaboró una serie de imágenes, generalmente extraídas de su entorno inmediato, que se fueron sucediendo en las distintas etapas de su evolución. Su obra ha sido permeable a los acontecimientos políticos y sociales del momento, y a finales de los 60 y principios de los 70 su compromiso político contra la dictadura se intensificó, con obras de un marcado carácter de denuncia y protesta. Coincidiendo con la eclosión del arte povera en Europa y el posminimalismo en Estados Unidos, acentuó su trabajo con objetos, pero sin mostrarlos como eran, sino imprimiéndoles su sello e incorporándolos a su lenguaje. A principios de los 80, su interés por la tela como soporte adquirió una fuerza renovada y realizó obras con gomaespuma y con la técnica del aerosol, usó barnices y creó objetos y esculturas de tierra chamoteada o de bronce y se mantuvo muy activo en el campo de la obra gráfica. A finales de los 80, reforzó su interés por la cultura oriental, una preocupación que ya se había ido gestando en los años de la posguerra y que se convirtió cada vez más en una influencia filosófica fundamental en su obra. Al margen de exposiciones en los principales museos de arte contemporáneo, en España, los
a lo dijo Robert Hughes, crítico del Time, en los años 80, “los grandes perdedores del supermercado de arte serán los museos”. Y así fue. ¿Quién quiere donar un cuadro de 250 millones de dólares? Ahora hay que pagarlo. La familia real de Qatar está decidida a competir con los grandes museos del mundo…, pero no tiene colección. No es mal comienzo hacerlo con la última versión de un cuadro famoso que quedaba en manos privadas. Las otras 4 versiones de Los jugadores de cartas están en el Met, en la Fundación Barnes, en el Courtauld, de Londres, y en el Orsay, de París. En la venta intervino el archiconocido marchand Philippe Ségalot que dejó fuera de combate a dos competidores, como son Gagosian y Aqcuavella, líderes del mercado de galerías, y a Sotheby’s y Christies’, gigantes del mercado de subastas, que comercializan el 80% de las obras de arte que se venden en el mundo. El Cézanne será la postal del Museo de Arte Moderno de Qatar, como lo son La Gioconda para el Louvre, Las meninas para el Prado o el Retrato de Frida con Loro, para el Malba. Comprar una obra calidad museo tiene su costo y sus beneficios. Basta con recordar lo ocurrido en mayo de 1990, cuando en 48 horas el papelero nipón Rioei Saito se quedó con los cuadros récord El retrato de Gachet, de Van Gogh, y Le Moulin de la Galette, de Renoir, ambas pinturas tienen su “gemela” en el Museo d’Orsay. Con este récord los árabes vuelven al mercado de arte. Fueron compradores fuertes en los tempranos 80 con los petrodólares, pasaron el sabot a los japoneses a fines de los 80, cuando el yen tocó las nubes. Los últimos dueños del mercado han sido los rusos, con Roman Abramovich a la cabeza. El dueño del club Chelsea pagó US$ 83 millones por un tríptico de Francis Bacon y tiene su búnker de arte en Moscú. Entre los dueños de los récords están el millonario Ronald Lauder, hijo de la emperatriz de la cosmética Esthée Lauder, comprador del retrato de Gustav Klimt y la coleccionista Lilly Safra (Banco Safra), ligada estrechamente a Buenos Aires, quien pagó US$ 104,3 millones por El hombre que marcha, de Giacometti. Una versión igual puede verse en la Fundación Beyeler, de Basilea, Suiza. Calidad museo, todo dicho.
Y
PINTOR
FOTOS DE ARCHIVO
Antoni Tàpies, delante de una de sus obras
Cruz y tierra
museos Reina Sofía, de Madrid; Guggenheim, de Bilbao, y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) han presentado muestras antológicas y retrospectivas. Las obras de los últimos años han constituido una reflexión sobre el dolor físico y espiritual, entendido como parte integrante de la vida. Influido por el pensamiento budista, consideraba que un mayor conocimiento del dolor permitía dulcificar sus efectos y, de este modo, mejorar la calidad de vida. Además, desarrolló desde 1947 una intensa actividad en el campo de la obra gráfica, con un gran número de carpetas y libros de bibliófilo en
estrecha colaboración con poetas y escritores como Alberti, Guillén, Jabés, Mestres Quadreny, Saramago, Takiguchi, Ullán o Zambrano. Como ensayista, ha dado lugar a una serie de publicaciones, algunas traducidas a distintos idiomas, como La práctica del arte (1971), El arte contra la estética (1977), Memoria personal (1983), El arte y sus lugares (1999) y Valor del arte (2001). Deja como legado a Barcelona la fundación que lleva su nombre, promovida en 1990, en el edificio modernista Montaner i Simó, que alberga 2300 pinturas y esculturas, y 3100 dibujos, grabados y litografías de sus fondos personales. En abril de 2010, el rey Juan Carlos I de Borbón le concedió el título nobiliario de marqués de Tàpies por su “gran contribución a las artes plásticas de España y del mundo”. De su obra principal se destacan Gran pintura gris (1955), Ovalo blanco (1957), Puerta gris (1958), Cuadros grises sobre marrón (1959), Forma triangular sobre gris (1961), Gran equis (1962), Relieve ocre y rosa (1965), Incrustación y cifras (1974), Díptico de campaña (1991), Inspiración (1991), las xilografías Nocturn y Gest (1995), Rinzen (1998) y el cartel del centenario del Fútbol Club Barcelona (1999). Realizó numerosas piezas de cerámica, tapices y esculturas, las esculturas públicas Homenaje a Picasso (1990) y Nube y silla (1990), ambas en Barcelona, y su polémico Calcetín (1992), de 18 metros de largo, que debía presidir la Sala Oval del Museo Nacional de Arte de Cataluña, un proyecto que fue rechazado.
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