Información general
Página 22/LA NACION
2
3
En el Aeroparque
Centenares de pasajeros afectados
Los vuelos demorados, en el centro de las quejas
Odisea de 40 horas para unir en tren la Capital con Posadas
La Defensoría las recibe hasta el lunes
Descarrilaron vagones con carga POSADAS.– El tren El Gran Capitán, que une la ciudad de Buenos Aires con esta capital, tardó 40 horas en realizar el viaje, es decir, 17 horas más de lo habitual. La razón de la demora fue el descarrilamiento de vagones con cargas diversas a la altura de la ciudad correntina de Virasoro. Sucedió en plena temporada turística de invierno. Unas 120 personas de las 625 que se vieron obligadas a participar de la larga odisea presentaron sus quejas ante el delegado local de la Comisión Nacional Reguladora de Transporte (CNRT). Otras 40 prosiguieron viaje en un colectivo contratado por la empresa Trenes Especiales Argentinos (TEA), que actualmente explota el servicio, en su mayoría con destino a las Cataratas del Iguazú. Las peripecias comenzaron cuando la locomotora quedó detenida en Concordia, Entre Ríos, por desperfectos mecánicos. Luego, en Virasoro, los pasajeros tuvieron que aguardar que se despejaran las vías, porque había descarrilado un vagón cargado con rollos de madera, servicio que explota la compañía América Latina Logística (ALL). Después de más de 30 horas de circular a velocidades sumamente lentas, empezaron las protestas. Hubo una suerte de motín en la estación Pindapoy, ya en Misiones, en la madrugada de ayer. Una mujer sufrió cortaduras y tuvo que ser atendida por un grupo de boy-scouts que viajaban con un botiquín, ya que El Gran Capitán carece de insumos médicos.
El mantenimiento de las vías del Ferrocarril Mesopotámico es de exclusiva responsablidad de ALL, conformada por grupos financieros del Brasil, en sociedad con la cervecera Brahma, la cadena Lojas Americanas y una firma norteamericana que opera en las islas Caimán. Desde 1994, el grupo extranjero administra los servicios de carga. Los de pasajeros dejaron de funcionar, según se dijo, por falta de rentabilidad, en 1981. Pero, por iniciativa de emprendedores del Litoral, bajo la denominación de Trenes Especiales Argentinos, volvieron a correr dos veces por semana bajo la denominación de El Gran Capitán.
Falta de mantenimiento Sin embargo, por la falta de arreglo y mantenimiento de más de 1100 kilómetros de vías, puentes y pasarelas, los descarrilamientos, retrasos e inconvenientes de todo tipo son comunes y corrientes. No obstante, la gente soporta los largos viajes entre Posadas y Buenos Aires por una razón simple: el costo del boleto es muy inferior al que se paga para trasladarse en colectivos y, obviamente, por vía aérea. Esta vez, El Gran Capitán tenía previsto arribar a esta capital anteayer, a las 16. Debido a los problemas citados, los cansados pasajeros sólo lograron descender a las 9 de ayer. El viaje se atrasó nada menos que 17 horas, en la que los pasajeros soportaron en el tren el intenso frío que se registra por estos días.
Por Agustín F. Cronenbold De la Redacción de LA NACION
GENTILEZA EL TERRITORIO
Con 17 horas de demora, los pasajeros de El Gran Capitán llegaron ayer a Posadas
El día en que todos festejaron Pasaron más de diez años para que El Gran Capitán volviera a marchar sobre rieles. El 27 de septiembre de 2003 le llegó la hora de su resurrección. Fue el primero de los ramales de pasajeros de larga distancia que habían sido desactivados en los 90 que volvió a rodar. Lo hizo con un viaje experimental que duró 38 horas. Claro que en aquella oportunidad la demora no se debió a fallas técnicas, sino a la fiesta que habían preparado los vecinos de las estaciones que desde hacía una década nadie recorría. El viaje se hizo sólo en horas de
luz para que los habitantes de los pueblos pudieran festejar la llegada del tren. No era para menos. Se trataba de una noticia de enorme trascendencia para la región mesopotámica: volvió a ver correr un tren de pasajeros por primera vez desde 1993, cuando el ramal fue desactivado, tras la privatización de los ferrocarriles. Infinidad de pueblos se vieron beneficiados con el regreso de El Gran Capitán. De hecho, cuando el ramal fue clausurado, unos 700 pasajeros en promedio utilizaban este tren diariamente.
En aquel viaje no hubo estación por la que el paso del tren no desatara un batifondo de aplausos, gritos, y banderas. “¡Gracias por volver!”, decía un cartel. “¡Bienvenido!”, rezaba otro. Los grandes no escatimaban lágrimas, y los chicos, simplemente, pedían subir a los vagones a conocer el tren por dentro. Pueblos que parecían dormidos en el tiempo convocaron un gentío de entusiasmo inagotable hasta no dejar resquicio en los andenes de sus estaciones ferroviarias semiabandonadas.
Un patinaje en ascenso
Tras 20 años, resurgen las pistas de hielo Fueron un boom en los 80, pero desaparecieron con la hiperinflación y los cortes de energía; el efecto TV Por Laura Reina De la Redacción de LA NACION Sobre la avenida Las Heras, casi Coronel Díaz, una imponente torre sobresale entre las demás edificaciones. En ese enorme terreno, hace unos veinte años, funcionaba una de las tantas pistas de patinaje sobre hielo que había en la ciudad. Casi todas las otras corrieron igual suerte que la tradicional Madison Rink: desaparecieron a medida que se enfriaba –vaya paradoja– el interés de los argentinos por los patines con filo. Hoy, ese congelado interés se está derritiendo. Despacio, casi con timidez, la gente –en su mayoría chicos que no pasan los 12 años, pero también adultos que cuentan más de tres décadas– está volviendo a las pistas para despuntar el gustito de deslizarse sobre una placa de hielo. Y, por qué no, formar el trencito y hacer el tan practicado, aunque pocas veces logrado, pasito hacia atrás. Parte de la culpa de esta vuelta con sabor a retro, dicen, la tiene el conductor y productor televisivo Marcelo Tinelli. Es que el formato “Patinando con las estrellas”, que formará parte de su programa ShowMatch en breve, promete sumar más adeptos a este deporte. Este renovado interés se percibe desde hace un tiempo, pero se hizo fuerte este año: por ejemplo, dos empresas españolas líderes en el segmento –Hielo Emoción y N-ice– reciben varias consultas de la Argentina para instalar pistas desmontables e itinerantes, lo último en Europa. Este formato, que permite armar en horas una pista de patinaje sobre hielo, por ejemplo, para un evento empresarial, llegó a la Argentina. Una iniciativa de este tipo la realizó Speedy, la empresa de banda ancha de Telefónica, que acaba de montar una pista de hielo dentro de los bosques de Palermo, en el parque Tres de Febrero. Este paraíso polar estará abierto todos los días hasta el 8 del mes próximo, entre las 11 y las 19. La entrada es gratuita. Acá, en Buenos Aires, la tendencia ya había comenzado en 2005, cuando la marca de jugos Ades transformó la plaza San Martín en un enorme espejo de hielo para promocionar sus nuevos sabores.
Seguir la tradición Pero claro, las pistas de hielo no resurgen sólo de la mano de las empresas que realizan acciones promocionales. También hay una resurrección de las pistas tradicionales en grandes predios, donde la hora cuesta unos 15 pesos (menos, si se llevan patines propios). Hace un año abrió The Ice Planet en Avellaneda, y los mismos dueños reabrieron, hace unos meses, la vieja Alpina Skate, en Flores, también con el nombre “El planeta de hielo”. La apuesta de este grupo de pati-
Viernes 27 de julio de 2007
“¿Acá puedo hacer una denuncia por problemas en los vuelos? Me anoto”, con esas palabras se acercó Oscar Gol, viajero frecuente al interior, a la mesa que instaló ayer la Defensoría del Pueblo de la Nación en el aeroparque Jorge Newbery, con el objetivo de recibir los reclamos de los pasajeros. Gol viaja una vez por semana en avión, y ayer dijo haber encontrado un lugar para expresar su disconformidad. “Antes no había nadie que recibiera nuestras quejas, y nosotros necesitamos que alguien tome cartas en el asunto. Esto es siempre lo mismo y estamos hartos”, protestó Gol en diálogo con LA NACION. Sólo ayer otros 200 pasajeros como Gol se habían acercado a llenar los formularios de quejas de la Defensoría. Además, la institución había repartido otros 100 formularios para que los que estaban por tomar un avión lo completaran durante el vuelo. Las mesas estarán hasta el lunes próximo. “Queremos entender bien el problema del Aeroparque. Acercándonos a lo que piensan los pasajeros e investigando podemos entender quién tiene la culpa: ¿son los radares, las empresas, las Fuerzas Armadas o quién?”, dijo a LA NACION Eduardo Mondino, ombudsman de la Nación. Ayer por la tarde, en el Aeroparque, las demoras eran de entre 30 y 40 minutos. Ese tiempo de espera es habitual desde hace un año, pero está muy lejos de las casi seis horas de demora que llegaron a registrarse durante el pasado fin de semana. En ese contexto, y a diferencia de anteayer, se veían empleados de Aerolíneas Argentinas-Austral que recorrían las filas atendiendo a los pasajeros. “El balance del primer día es positivo. Nuestra presencia, por lo menos, logró que los pasajeros recibieran atención diferente por parte de las aerolíneas”, dijo Mondino. Ayer, la principal queja que recibía la Defensoría seguía siendo la falta de información. Según el ombudsman, la Defensoría está ocupando un lugar que le corresponde en realidad al Estado. “No hay políticas de largo plazo y tampoco aparecen cuando se las necesitan para acompañar a la gente. ¿Tiene que haber destrozos como hubo en Constitución para que el Estado reaccione?”, se preguntó.
DE INVIERNO
Muchos cuentos en uno SOLEDAD AZNAREZ
Por My Way, que ya cumplió 20 años en el rubro, pasan centenares de personas por semana
nadores profesionales, amantes de este deporte, es crear “una cultura del patín” que perdure y sea impermeable a las modas y a los vaivenes de la economía. “Yo empecé a patinar en 1986 con unos amigos y me enganché, empecé a jugar al hockey, hasta armamos un equipo... Pero nos empezaron a cerrar todas las pistas y casi nos quedamos sin lugares para practicar”, recuerda Diego Fernando García Barthe, uno de los dueños de los dos predios de The Ice Planet. “Entre 1985 y 1989 todas las pistas que se abrieron en la Argentina respondían a una lógica comercial. A los dueños no les interesaba el patinaje como actividad. No había un propietario de una pista que fuera patinador. Es decir, no había una propuesta permanente, no se cubrió la parte deportiva ni artística y se saturó rápidamente el mercado”, comentó García Barthe a LA NACION. “La instalación y el mantenimiento son muy caros. La única manera de conservar una pista de hielo es que la mayor parte del tiempo estén usándola. Y eso se logra con escuelas de hockey y de patinaje artístico”, dice el propietario de The Ice Planet, lugar por el que los fines de semana pasan entre 200 y 400 personas por día.
Muerte y resurrección En los 80 había unas 20 pistas de patinaje sobre hielo en la Capital y una quincena en el conurbano bonaerense. Y, claro, otras tantas en el interior. Pero todo ese bloque de hielo se cayó tras la debacle económica provoca-
da por la hiperinflación y los cortes de luz programados, que terminaron de liquidar las pistas de hielo entre 1988 y 1989. En esos años, apenas sobrevivieron dos reductos en la Capital. Uno de ellos, My Way, cumplió en junio 20 años. Vanesa Tedesco, responsable de marketing del complejo de Palermo, dice que la clave de la supervivencia fue no haberse dado por vencidos ni sentir que un resbalón es caída. “La crisis se sintió, pero la clave fue no bajar nunca los brazos y redoblar la dedicación al negocio. Nosotros estamos abiertos casi todo el día, de 10 a 5 de la mañana. Por acá pasa gente de todas las edades. En el fin de semana vienen a patinar unas 400 personas”, cuenta Tedesco. Desde sus comienzos, en My Way funciona una escuela de patinaje artístico por la que pasan chicos y grandes. “La gente lo ve como algo recreativo, pero para muchos es un excelente deporte aeróbico, permite quemar muchas calorías en poco tiempo. Tenemos varias mujeres de más de 40 años que vienen a ponerse en línea”, agrega Tedesco. Por ahora, el “huracán Tinelli” no se hizo sentir mucho. Pero en My Way no descartan que empiece a soplar dentro de poco. “Tal vez va a generar más interés cuando aparezca el segmento en televisión. Pero nosotros estamos más allá de los programas y de las crisis. My Way es como una casa; tenemos una clientela muy fiel que viene a patinar desde hace 20 años. Y ya trae a sus hijos”, se ufana Tedesco.
GENTILEZA LA VOZ DE CATARATAS.COM
El Parque Nacional Iguazú amaneció ayer cubierto de blanco
Frío récord en Iguazú POSADAS.– Hubo récord de frío ayer en las cataratas del Iguazú, cuando el termómetro, a las 7.30, marcó 3 grados bajo cero. Todo el entorno de los 250 saltos, incluida la frondosa selva virgen, se cubrió de blanco debido a la fuerte helada que cayó. El fenómeno meteorológico desapareció cerca de las 10, cuando el sol comenzó a calentar. La jornada entonces se tornó cálida para alegría de miles de turistas argentinos y extranjeros que cubren
las plazas hoteleras de Puerto Iguazú y de los que se alojan en 150 casas particulares habilitadas al efecto, según destacó la emisora La Voz de Cataratas. En tanto, en la localidad de San Pedro, situada sobre la Sierra Central de Misiones, a 650 metros de altura, cayó aguanieve, según informó la policía local. El río Iguazú baja con mucho caudal, pero el frío de ayer sorprendió a quienes recorren uno de los atractivos turísticos más importantes del país.
Con la dirección y puesta en escena de Lito Cruz, la obra En el país de Perbrumón, muchos cuentos en un cuento, resulta una propuesta de calidad para los chicos y los grandes dentro de una amplia oferta de espectáculos. En esta obra se desarrolla la historia de amor entre Dulce y Bella Bestia, aunque de una manera por momentos hilarante. La Bella y la Bestia están acompañados por otros personajes clásicos que buscan su propio cuento, mientras, casi involuntariamente, participan de las aventuras de la obra. Las funciones son en la sala Carlos Carella, Bartolomé Mitre 970 (4345-2774), de martes a domingos a las 17. Valor de la entrada, 10 pesos.
AGENDA Cine diferente. Una selección
de films pensada para los niños, pero también para sus padres. El ciclo incluye cuatro secciones con clásicos en funciones continuadas en el Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415. Entrada general: $9. Menores de 12 años: $4,5.
Teatro. Se presenta Los Sonámbulos, historia de la ciencia en dos patadas, un viaje a través de la historia de la ciencia, con sus tropiezos, aciertos y ocurrencias, para tratar de entender al mundo. Los sábados en el Espacio TBK, Trelles 2033, PB 1º. Reservas por el 4586-2971. Valor de la entrada 10 pesos.