The Rule of Law 1913 La Cruz de la isla San Lorenzo

26 ene. 2013 - siglos atrás, un conjunto de islas e islotes que son ... las islas del litoral fueron una fuente de fertilizantes ... un mandato del Príncipe Mauricio.
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SÁBADO 26 DE ENERO DEL 2013

EL COMERCIO .A29

OPINIÓN “Los sentimientos de culpa son muy repetitivos, se repiten tanto en la mente humana que llega un punto en que te aburres de ellos”. Arthur Miller (1915-2005), novelista americano

RINCÓN DEL AUTOR

LO QUE DENOTAN LOS TÉRMINOS

The Rule of Law - ALFREDO BULLARD Abogado

E

l idioma es un claro indicador de la cultura y un condicionante importante de lo que hacemos. Que un término no puede ser traducido de un idioma a otro indica que en el idioma donde el término no existe, no solo hemos perdido una palabra, sino su significado. Ello pasa con términos como ‘enforcement’, ‘accountability’ o ‘Rule of Law’. No es de extrañar, por ello, que en los países hispanohablantes lo que esos términos significan tenga menos vigencia que en los anglohablantes. ‘Enforcement’, que significaría algo así como “hacer cumplir las leyes, reglas y compromisos”, no tiene un equivalente en español que indique con la misma fuerza e intensidad la necesidad de que las personas cumplan con lo que están obligados a hacer. ‘Accountability’, traducido con el impreciso e insípido término “rendición de cuentas”, significa que los agentes, en especial los estatales, estén sujetos a controles que limiten el uso ilegítimo y abusivo del poder que se les entrega, algo que en nuestro país brilla por su ausencia. Y ‘Rule of Law’, que significa la conciencia que deberíamos tener los ciudadanos de que hay un ordenamiento de reglas que está vigente, que es predecible, y que se aplica con justicia e igualdad a todos, es traducido como “Estado de derecho”, término que ni por asomo transmite el mismo sentido de vigencia en la conciencia y psicología de los individuos de que la Ley y el Derecho son una realidad. Estudios del Banco Mundial señalan que, eliminado el efecto

de la existencia de recursos naturales, la existencia de una Rule of Law explica más de la mitad de diferencia en el nivel de crecimiento entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo. Reglas predecibles y creíbles generan la confianza para la inversión y la interacción que crea riqueza y oportunidades. Esto se refleja en todos los aspectos de nuestras vidas. Cuando en el Perú vemos un patrullero por el espejo retrovisor que nos hace señas para que nos detengamos, los peruanos no tememos a la ley. Tememos a la extorsión. El policía no persigue que la ley se cumpla. Quie-

re dinero y usará la ley, o su arbitraria interpretación de la misma, para esquilmarnos. Y lo más curioso es que una inmensa mayoría de peruanos caerá en el juego. Ni el policía ni el ciudadano creen ni cumplen la ley. La ley no es ‘enforceable’, el policía no es ‘accountable’ y ninguno de los involucrados tienen en su conciencia nada parecido a ‘the Rule of Law’. En ese contexto, no es extraño que no tengamos confianza en el futuro, porque el destino está regido por la arbitrariedad antes que por la razón.

IMPREDICTIBILIDAD

Sin Rule of Law cada elección es una lotería donde la única regla es la inexistencia de reglas.

Milton Friedman decía que él siempre aconsejaba tres cosas a los países que vivían una transición del socialismo: “Privatizar, privatizar y privatizar”. Pero luego de diez años de repetir la frase, reconoció que se había equivocado. “Seguramente el Estado de derecho (Rule of Law) sea más importante que la privatización”. El pánico que experimentamos cada cinco años cuando hay elecciones y pensamos que Alan García o Humala destruirán nuestro desarrollo se deriva de no entender qué significan esos tres términos. Y al no hacerlo no hemos podido construir un país en el que existan las instituciones que representan los valores y convicciones suficientes para darnos tranquilidad. Sin Rule of Law cada elección es una lotería donde la única regla es la inexistencia de reglas. Vemos las elecciones como el patrullero por el espejo retrovisor. Quien se acerca no es confiable. El Derecho no está presente para protegernos de la arbitrariedad. El deseo y el instinto desplaza a la razón. El futuro se vuelve un juego de azar. En ese contexto, la fuerza de la ley ha sido reemplazada por la ley de la fuerza. Y parafraseando a Locke, allí donde la ley termina, comienza la tiranía.

LA HISTORIA DETRÁS DE UN SÍMBOLO

La Cruz de la isla San Lorenzo - LUIS MILLONES Profesor emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

L

a llegada de un verano tardío, pero no menos caluroso, hace que de pronto los limeños descubran que son vecinos del Océano Pacífico y que muy cerca de sus costas existen, desde muchos siglos atrás, un conjunto de islas e islotes que son parte de su historia y prolongan el territorio nacional. Ninguna de las islas es de mayor extensión que la de San Lorenzo, tiene 8,3 kilómetros de largo y en su parte más ancha mide 2,8 kilómetros. El terreno es quebrado, con elevaciones que van desde los 396 (cerro La Mina) hasta los 275 metros (cerro Cabezo Norte), sin mencionar otros que tienen dimensiones intermedias o colinas de menor altura. Durante el período precolombino las islas del litoral fueron una fuente de fertilizantes de gran utilidad para los habitantes del largo desierto que bordea el mar, apenas interrumpido por los pocos ríos que desembocan en el Pacífico. Los valles

reforzaron su productividad con las materias fecales de las aves guaneras, práctica que se prolongó hasta bien entrada la época republicana y constituyó uno de los temas en la Guerra del Pacífico. Dado que no cuenta con fuentes de agua dulce, la que existe proviene de la garúa o la niebla o hay que llevarla del litoral. Su ocupación parece haber sido casi siempre estacional, aunque hay restos precolombinos que atestiguarían, al menos, que hubo alguna corta población de residentes de manera más permanente. Su protagonismo en la historia del país tiene fechas muy precisas. El 9 de mayo de 1624, el pirata holandés Jacques de Clerk, apodado L’Hermite, fue avistado frente a las costas del Callao. Su viaje era un mandato del Príncipe Mauricio de Nassau, cuyo interés era atacar a España en la propia fuente de su riqueza; es decir, sus colonias de

EL HABLA CULTA - MARTHA HILDEBRANDT -

Lapso de tiempo. Muchas personas creen que lapso de tiempo es una expresión pleonástica, pero no lo es. Ello porque el latín lapsus ‘resbalón’, ‘caída’ no conlleva la idea de tiempo. La forma castellanizada lapso llegó a aplicarse, de preferencia, al ‘tiempo transcurrido entre dos límites’, estando el concepto de tiempo casi siempre expresado por palabras específicas (siglo, año, etc.) o sobreentendido: “un lapso de dos años”, “un largo lapso”. La satanización del supuesto pleonasmo lapso de tiempo ha sido longeva bandera de intonsos puristas.

ultramar. Con ese propósito partió con once barcos en abril de 1623 y luego de difícil viaje decidió llegar a las costas del virreinato peruano navegando a través del Estrecho de Magallanes. Su permanencia en esa región hizo que la noticia llegase a la capitanía general de Chile y que en Lima se supiera con antelación su propósito de establecer una cabecera de playa holandesa. Su llegada al Callao fue recibida por tropas preparadas para enfrentarlo. Lo único que pudo hacer fue bloquear el puerto y tratar de capturar a los barcos que se hallaban en las cercanías. Sin capacidad de tomar el Callao, los piratas saquearon las ciudades de Pisco, Guayaquil y Puerto Viejo, pero la travesía desmesurada y lo corto de los abastecimientos cobraron su parte: la disentería y el escorbuto hicieron presa de los navegantes, el propio L’Hermite murió y fue enterrado en la isla San Lorenzo.

El virrey del Perú, Diego Fernández de Córdoba, pudo celebrar el retiro de la flota como una victoria, que lo aliviaba en las dificultades de controlar un territorio vasto y complicado. Lo más probable es que las cruces en San Lorenzo tuvieran una antigüedad virreinal, y más de una debió acompañar a los muertos que la expedición holandesa dejó enterrados. Pero una cruz como símbolo sagrado para toda la isla recién ha sido rastreada desde 1730, otras tres dan noticia de su existencia en el recuento histórico que hizo María del Pilar Fortunic. Un mes atrás, con el apoyo de la Marina del Perú se bendijo y renovó este símbolo en la isla. Fue una simpática ceremonia en la que participó también la religión popular, con un ritual propio. Necesitamos todas las ayudas posibles sagradas y profanas para que este espacio se abra a las investigaciones científicas, que hasta ahora siguen ausentes.

Los ocho mártires y ¿la verdad? MARTHA MEIER M.Q. Editora de Fin de Semana y Suplementos [email protected]

O

cho periodistas llegaron en 1983 a las alturas de Huanta, Ayacucho, en busca de la verdad, pero no volvieron para contarla. Fueron brutalmente asesinados en Uchuraccay en un episodio que tres décadas después sigue despertando dudas. Ocurrió en los años más brutales de la violencia terrorista de Sendero Luminoso, cuando el gobierno no sabía cómo erradicar a la horda carnicera seguidora del marxismo-leninismo-maoísmo“pensamiento” Gonzalo, engendrado por Abimael Guzmán. No había estrategia para desarticular al mayor grupo genocida de nuestra historia. Solo imperaba la lógica de Luis Cisneros Vizquera –el ‘Gaucho’–, un general convencido de que era correcto “exterminar a 60 pobladores para matar a 3 senderistas”. Los ocho mártires de Uchuraccay arribaron a las alturas ayacuchanas para ver cómo sobrevivía la población entre los fuegos terroristas y el de un ejército influido por Cisneros Vizquerra que llegó a decir: “Yo no soy el cardenal primado, soy el ministro de Guerra. Tampoco soy jefe de los boy scouts […] Nosotros sí que sabemos matar, somos profesionales de la guerra […] No creo en guerras limpias, no existen. ¿Qué esperamos de la guerra? ¿Una guerra de pañuelos?”. Con esa miopía moral e insensibilidad actuaba el ejército en la zona, comandado por el general Clemente Noel y no había logro en la lucha antiterrorista. MURIERON COMO HÉROES

Ocho periodistas llegaron a las alturas de Huanta en busca de la verdad, pero no volvieron para contarla.

La verdad, eso era lo que buscaban Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez y Félix Gavilán de “El Diario de Marka”; Jorge Luis Mendívil y Willy Retto, de “El Observador”; Jorge Sedano, de “La República”; Amador García de la revista “Oiga” y Octavio Infante del diario “Noticias” de Ayacucho. Para eso llegaron hasta esa comunidad quechua, con el viento helado de la puna calándoles los huesos. Fueron abatidos como los héroes, cumpliendo su deber. Junto a ellos fue asesinado también el guía Juan Argumedo y el comunero Severino Huáscar Morales. Tras estos asesinatos cosas extrañas ocurrieron: las denuncias de los deudos caían en saco roto y los jueces eran amenazados. Y lo más saltante: ciento treinta y cinco comuneros fueron asesinados, según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, CVR, por “los ataques del Partido Comunista del PerúSendero Luminoso, la represión de las fuerzas contrasubversivas y de las rondas campesinas”. Algo que muchos no terminamos por creernos. Si algo fue enterrado allá arriba, fue justamente la verdad. Esa verdad que algunos esperaron ver en el Informe Vargas Llosa, que fue ordenado por el presidente Belaunde y sus conclusiones duramente cuestionadas por la izquierda que hoy lo sigue. A mediados de 1984 Uchuraccay desapareció como un Macondo altoandino. Sus pobladores no fueron arrastrados por el viento sino por el miedo: huyeron y se refugiaron en otras comunidades. Antes que después verá la verdad la luz.

UN DÍA COMO HOY DE...

1913

Billinghurst, árbitro en las huelgas El presidente Billinghurst recibió en la tarde de ayer a delegaciones de los obreros en huelga del puerto del Callao. El jefe del Estado escuchó atentamente los puntos de vista de ambas partes y, posteriormente, les hizo saber que el prefecto del Callao había recibido el encargo de buscar solución a las huelgas, con arreglos equitativos

entre patronos y operarios, ya que no se buscaba favorecer a unos en desmedro de otros sino simplemente justicia para ambas partes. Aunque en el Callao hay numerosos piquetes de huelguistas, hasta el momento no se ha dado ningún acto de violencia y todos expresan su deseo de encontrar arreglo gracias a la negociación.

Director General: FRANCISCO MIRÓ QUESADA C. Director: FRANCISCO MIRÓ QUESADA R.

Directores fundadores: Manuel Amunátegui [1839 – 1875] y Alejandro Villota [1839 – 1861] Directores: Luis Carranza [1875 – 1898] -José Antonio Miró Quesada [1875 – 1905] -Antonio Miró Quesada de la Guerra [1905 – 1935] -Aurelio Miró Quesada de la Guerra [1935 – 1950] -Luis Miró Quesada de la Guerra [1935 – 1974] -Óscar Miró Quesada de la Guerra [1980 – 1981] -Aurelio Miró Quesada Sosa [1980 – 1998] -Alejandro Miró Quesada Garland [1980 – 2011] -Alejandro Miró Quesada Cisneros [1999 – 2008]