P REPARING FOR THE C ONSECRATION OF THE A RCHDIOCESE OF S AN F RANCISCO TO THE I MMACULATE H EART OF M ARY Part 32 THE QUEEN OF HEAVEN HAD FULFILLED HER PROMISE and provided a miracle to prove the truth of her Message of Peace. The apocalyptic character of the miracle – those witnessing it thought the world was ending, indeed – revealed the urgency of her message of repentance, the offering of sacrifices for the conversion of sinners and reparation for sins, and the daily recitation of the Holy Rosary. In many ways, we can say that the Miracle of the Sun is the great punctuation mark on the apparitions of Our Lady at Fatima. One detail is quite interesting from the October apparition. Recall that, while the people were witnessing the Miracle of the Sun, the children were seeing the vision of the Child Jesus, Our Lady, and St. Joseph. In that vision, the Child Jesus and St. Joseph together blessed the world. It was revealed later to St. Jacinta that the blessing of St. Joseph brought the end to World War I. It was also revealed to her that the War would have ended in 1917, but that, as a punishment for the imprisonment of the children, it was permitted to go on one year more, ending on November 11, 1918. The ways of God and the ways of men are often so different. The events of Fatima reveal this to us in clear focus. After the Miracle of the Sun and the final apparition, the three shepherd children returned to the duties of their ordinary lives. Francisco and Jacinta knew that Our Lady would take them to Heaven soon and so they prepared intensely for that moment. Lucia knew that she would live a long while longer in order to spread devotion to the Immaculate Heart of Mary throughout the world. Our Lady had told her to learn to read and write for this purpose. The three children prayed the Rosary constantly and offered everything in their lives as sacrifices in reparation for sins and for the conversion of sinners. In many ways, they had become public figures in Catholic Portugal, and many of the faithful, including many priests, sought to visit them as they visited the Cova da Iria. The children became living embodiments of the message of Our Lady of Fatima. †
LA REINA DEL CIELO HABÍA CUMPLIDO SU PROMESA y había dado un milagro para probar la verdad de su Mensaje de Paz. El carácter apocalíptico del milagro -los testigos de hecho que pensaban que el mundo estaba terminando- revelando la urgencia de su mensaje de arrepentimiento, la ofrenda de sacrificios por la conversión de los pecadores y la reparación de los pecados, y la recitación diaria del Santo Rosario. De
muchas maneras, podemos decir que el Milagro del Sol es el gran signo de puntuación en las apariciones de Nuestra Señora en Fátima. Un detalle es bastante interesante de la aparición de Octubre. Recordemos que, mientras la gente estaba presenciando el Milagro del Sol, los niños estaban viendo la visión del Niño Jesús, Nuestra Señora y San José. En esa visión, el Niño Jesús y San José juntos bendicen al mundo. Mas tarde se le revelo a Santa Jacinta que la bendición de San José trajo el final a la Primera Guerra Mundial. También se le reveló que la Guerra habría de haber terminado en 1917, pero que, como un castigo por el encarcelamiento de los niños, se le permitió que la guerra continuara un año más, terminando el 11 de noviembre de 1918. Los caminos de Dios y los caminos de los hombres a menudo son tan diferentes. Los acontecimientos de Fátima nos revelan esto en claro enfoque. Después del Milagro del Sol y la aparición final, los tres niños pastores volvieron a los deberes de sus vidas ordinarias. Francisco y Jacinta sabían que Nuestra Señora los llevaría al Cielo muy pronto y así ellos se prepararon intensamente para ese momento. Lucía sabía que viviría mucho más tiempo para difundir la devoción al Corazón Inmaculado de María en todo el mundo. Nuestra Señora le había dicho que aprendiera a leer y escribir para este propósito. Los tres niños rezaban el Rosario constantemente y ofrecieron todo de sus vidas como sacrificios en reparación por los pecados y por la conversión de los pecadores. En muchos sentidos, se habían convertido en figuras públicas en Portugal Católico, y muchos fieles, incluyendo muchos sacerdotes, trataron de visitarlos mientras visitaban la Cova da Iria. Los niños se convirtieron en encarnaciones vivas del mensaje de Nuestra Señora de Fátima. †