Rev. Andrew Wallace Walter Rector de La Iglesia Episcopal de Gracia (Silver Spring, MD) Diócesis de Washington 1. ¿Quién es Dios para ti? Dios es la fuente de luz y vida. Dios creó el mundo por amor, trayendo luz y vida a la existencia. A través de Jesucristo, Dios encendió una luz en la oscuridad y redimió a toda la creación, tomando lo que estaba muerto y reviviéndolo. Y, por el Espíritu Santo, Dios continúa dando vida a todas las cosas, incluyéndonos a ti y a mí, llamándonos en nuevas direcciones, a nuevas posibilidades, y siempre hacia la vida que Dios tiene para nosotros. Mi propia relación con Dios ha crecido y se ha profundizado a lo largo de los años. Al igual que muchas personas, ha habido períodos de distancia, cuando le presté poca atención a Dios, pero también ha habido ocasiones en que sentí a Dios palpablemente cerca, tan real y vivo como cualquier otra persona en mi vida. Mirando hacia atrás, veo que Dios siempre estuvo allí, sin importar lo que estaba haciendo o lo que estaba pensando, ofreciendo luz y vida, Él estuvo presente en mis decepciones, pérdidas y fracasos, así como mis logros, victorias y éxitos, y puedo sinceramente decir que la presencia permanente de Dios ha transformado mi vida de innumerables maneras, haciéndome un mejor miembro de mi familia, amigo, vecino y compañero de trabajo, haciéndome un mejor ser humano. Es ese amor transformador de Dios que trato de compartir a través de mi ministerio. Quiero invitar y alentar a otros a tener una relación más cercana con Jesús, creyendo que sus vidas han cambiadas, como la mía lo ha hecho, cuando experimentan la gracia de Dios. Esa es la luz y la vida de Dios, la luz y la vida de curación, integridad, redención y amor.
2. Explique cómo fue llamado al ministerio. ¿Cuál es la diferencia entre servir como sacerdote o como obispo? ¿Qué te califica a ti específicamente para ser un Obispo? Mi llamado al ministerio ordenado evolucionó durante muchos años, particularmente cuando era un joven, pero creo que Dios plantó las semillas de mi llamado desde el principio: primero, a través de la fidelidad de mi familia, y especialmente, de mi padre, quien tenía una relación cercana con Dios y siempre estuvo activo en nuestra comunidad de la iglesia; y luego, más tarde, cuando asistí a una escuela episcopal durante cinco años y tuve que asistir a la capilla cinco 1
días a la semana. Sentarme en ese espacio sagrado todos los días tuvo un impacto en mí, que no conocía en ese momento: una puerta se abrió en mi alma a través de la rutina diaria de la Oración Matutina y en la participación semanal en la Eucaristía. Finalmente, como joven, me encontré inquieto e infeliz con mi vida profesional y, al mismo tiempo, totalmente satisfecho y vigorizado por mi ministerio laico en la iglesia. Inspirado por nuestro sacerdote, quien compartía las Buenas Nuevas con tanta alegría y emoción, comencé a sentir atracción hacia el ministerio ordenado, primero explorando un llamado al diaconado antes de sentir el llamado de Dios al sacerdocio. De acuerdo con el Prefacio a los Ritos de Ordenación (BCP, p. 510), un sacerdote lleva a cabo la misión y el trabajo pastoral de la Iglesia, en la predicación de la Palabra y en la administración de los sacramentos. Por lo general, el ministerio del sacerdote se vive en una comunidad o comunidades específicas, y para mí, eso siempre ha sido un entorno parroquial. Un Obispo, por otra parte, lleva a cabo la tarea apostólica de dirigir, supervisar y unir a la Iglesia. El papel del obispo es traer a las diversas comunidades de la diócesis juntas en apoyo de una visión común; para nutrir a las congregaciones florecientes al alentar y apoyar al clero y a los líderes laicos; para compartir el amor de Jesús y resaltar la obra de Dios en el mundo; e invitar a todas las personas de Dios a participar en la vida de la Iglesia, utilizando sus dones para acercar el Reino un poco más. En cuanto a lo que me hace específicamente calificado para ser un obispo, creo que tengo muchos dones adecuados para el ministerio. Mi vida y mi trabajo se basan en mi relación con Jesús, que alimento a diario a través de la oración y la meditación de las Escrituras. Me apasiona y estoy comprometido con la salud y la vitalidad de la congregación. Me preocupo profundamente por mis colegas ordenados y he sido bendecido para servir junto a varios de ellos. Tengo fuertes habilidades administrativas y de organización, nacidas de una combinación única de experiencia empresarial y pastoral, y lidero de una manera abierta, transparente y fiscalmente responsable. Por encima de todo, amo a todas las personas de Dios: me encanta construir relaciones con los demás, y puedo conectarme con personas de diferentes edades, orígenes, razas y culturas.
3. ¿Cómo ha incorporado la creatividad en el ministerio, especialmente litúrgica y teológicamente? Enumere ejemplos de creatividad en su ministerio. Con la sociedad cambiando a nuestro alrededor, es importante que usemos nuestra imaginación para explorar nuevas ideas y nuevas posibilidades para el ministerio. Pero, este trabajo debe hacerse en oración, con discernimiento y sensibilidad, para mejorar la participación y vitalidad del ministerio. 2
Hemos promulgado varios cambios creativos y litúrgicos a lo largo de los años, todos los cuales son ahora una parte regular de nuestros servicios de adoración. Estos incluyen: tener nuevas oraciones de la gente cada semana para reflejar los temas de las lecturas asignadas y las preocupaciones en los corazones de nuestros feligreses; agregar una tercera estación de comunión en la parte trasera de la iglesia para que la comunión se distribuya con mayor eficacia; incorporar regularmente Alcen Su Voz (Lift Every Voice) y cantar himnos y otras alabanzas en el culto para reflejar la diversidad de nuestra parroquia; utilizando todas las oraciones eucarísticas disponibles, incluidas las de Enriquecimiento de nuestra adoración y el Libro de oraciones de Nueva Zelanda; ofreciendo oraciones de curación en todos los servicios una vez al mes; quitando muchas colgaduras de altar y usando vasijas de comunión de cerámica durante la Cuaresma, para dar al santuario y a los servicios de adoración una sensación de sencillez y penitenciaria; y, instituyendo una serie de predicación de verano, con títulos como "Preguntas de fe" o "Personajes de la Biblia". Además, a medida que nuestra parroquia iba crecido, quisimos agregar un servicio en domingo por la tarde a nuestro horario regular de adoración, para acomodar a nuestra comunidad en general, y antes de decidir sobre un servicio Evangélico ("Gospel"), experimentamos con otros tipos de liturgias, incluyendo uno que llamamos Iglesia de Cena (Dinner Church). Con base en las prácticas de adoración de los primeros cristianos, nos reunimos alrededor de las mesas, compartimos una comida juntos, leímos las Escrituras, oramos y cantamos. Además, también hemos incorporado otras ideas nuevas a nuestra vida parroquial. Cada programa anual, por ejemplo, tiene un tema en particular, como "El año de la Biblia" o "Compartir la gracia". Hace poco nos comprometimos a patrocinar a una familia de refugiados de otro país, y después de sentar las bases y recaudar dinero para apoyar a la familia durante su primer año en los Estados Unidos, esperamos darles la bienvenida a nuestra familia en los próximos meses. Nuestra escuela de día ha dado el paso audaz para reemplazar nuestro programa de ayuda financiera tradicional con un programa de matrícula variable, creyendo que este modelo expresa mejor nuestro compromiso con la diversidad y la inclusión, y somos la primera escuela en nuestra área en hacer ese cambio. Finalmente, hemos reinventado el uso de nuestras propiedades y edificios, tomando lo que es una responsabilidad (edificios decaídos) para tantas iglesias y convirtiéndolo en un activo generador de ingresos para el ministerio, mientras simultáneamente desarrollamos nuevas relaciones en la comunidad en general.
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4. ¿Qué significa la justicia social para ti? ¿Cuál ha sido tu participación y cómo influyó en el resultado? La justicia social es la búsqueda de la equidad y la igualdad de oportunidades para todos los hijos de Dios. Vivir nuestras promesas bautismales de buscar y servir a Cristo en todas las personas, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y luchar por la justicia y la paz entre todas las personas, respetando la dignidad de cada ser humano (BCP, pág. 305). Si bien hay muchos problemas que deben abordarse en nuestra sociedad, mi parroquia se siente especialmente llamada a centrarse en los prejuicios raciales, los prejuicios y las injusticias que existen. Nuestra Visión del futuro (disponible en el sitio web de nuestra iglesia: www.graceepiscopalchurch.org) es ser esa "ciudad en una colina" donde las personas de todas las razas y culturas pueden establecer sus relaciones con Dios y con los demás, y los feligreses aprecian profundamente nuestra diversidad. Como tal, nos sentimos en una posición única para ser una voz unificadora para la igualdad racial y la justicia. Como he dicho a menudo, desde el púlpito y en otros entornos, si no podemos hablar sobre cuestiones de raza en nuestra iglesia, donde nuestra gente valora tanto nuestra diversidad, hay pocas esperanzas de tener conversaciones raciales más amplias de nivel mundial. Mi rol específico en nuestro trabajo por la justicia racial ha sido liderar, apoyar, alentar y empoderar. Cuando varios feligreses expresaron su interés en abordar la injusticia racial, los reuní y los invité a tomar la iniciativa, pidiéndoles que pensaran en maneras de involucrarnos y traer a otros feligreses a la mesa. Nos reunimos regularmente durante ese tiempo para asentar las bases y compartir ideas, y después de varios meses de planificación, iniciamos nuestro ministerio con la Junta parroquial y el apoyo de la parroquia. He dirigido desde el púlpito, participé visiblemente en el ministerio y estuve a cargo de animarlos. Hemos tenido discusiones de libros en toda la parroquia, cenas y conversaciones, servimos como el sitio anfitrión para el Instituto Trinidad, y tuvimos un tema del programa anual sobre "Justicia racial: Encontrar la redención a través de la verdad". Y continúo reuniéndome regularmente con los líderes del ministerio para la coordinación y la planificación, reflexionando sobre lo que hemos hecho, cómo ha ido y haciendo una lluvia de ideas para los próximos pasos.
5. ¿Cuál es su comprensión del papel del Obispo en la gestión financiera? Una gestión financiera sólida es fundamental para un ministerio vibrante y fructífero, y es el corazón de una buena mayordomía: tal y cómo usamos los dones que hemos recibido para trabajar hacia el Reino de Dios. Por lo tanto, el 4
Obispo tiene un papel importante en la administración financiera a nivel diocesano y parroquial, no solo articulando una teología de mayordomía sino también incorporando esa teología para el clero y los líderes laicos. Más específicamente, el obispo debe invitar y alentar a todas las parroquias a apoyar financieramente el trabajo de la diócesis, y luego, reconociendo lo sagrado de esas contribuciones, asegúrese de que se usen con prudencia, alineando los recursos financieros con las prioridades estratégicas e iniciativas del ministerio de la diócesis. Este trabajo debe hacerse de manera abierta, transparente y con discernimiento comunitario, para que todos en la diócesis conozcan cómo la diócesis participa en el Movimiento de Jesús y cómo se está utilizando su apoyo parroquial para promover dicho movimiento. También hay un papel para el Obispo y la diócesis en ayudar a las parroquias individuales con su gestión financiera, si una parroquia lo desea. Nada hace descarrilar la vida espiritual y el ministerio de una parroquia más rápido que los problemas financieros, y muchas parroquias están actualmente luchando con ello. El obispo y la diócesis pueden ayudar a servir como un depósito de mejores prácticas y recursos en áreas tales como campañas anuales de compromiso, campañas de capital y donaciones planificadas. Estamos haciendo esto en mi diócesis local ahora mismo con el establecimiento de una Comisión de Recursos Financieros, y ya ha habido historias de éxito. Traigo una gran pasión y compromiso con la mayordomía en mi ministerio. Trabajando en estrecha colaboración con nuestro Comité Parroquial y de Mayordomía, hemos aumentado el número de promesas anuales a un tercio, hemos aumentado nuestro presupuesto operativo en un 50% y hemos duplicado nuestras donaciones, sin incluir las ganancias del mercado. Y, debido al éxito de nuestras promesas de campañas de contribuciones anuales, la Comisión de Recursos Financieros mencionada anteriormente utiliza nuestros materiales de campaña de compromiso como una plantilla alrededor de la diócesis.
6. ¿Cómo satisfacemos las necesidades de los adolescentes y jóvenes en la Iglesia? La Biblia nos dice que Jesús tenía un lugar especial en su corazón para los niños, y no es difícil imaginar que lo mismo es cierto para los adolescentes y jóvenes, especialmente en estos días cuando los jóvenes se enfrentan a tantos desafíos. Los adolescentes y jóvenes son el futuro, de nuestra Iglesia, de nuestra sociedad, de nuestro mundo, y por lo tanto, debemos hacer de ellos una prioridad, no solo satisfacer sus necesidades, sino abrazar sus voces y su participación, haciéndoles saber que nuestras iglesias son un lugar donde son bienvenidos, queridos y 5
amados. Deberíamos preguntarles: ¿qué podemos hacer por ti? ¿Qué te gustaría hacer? Mi parroquia tiene una larga historia de ministerio juvenil vibrante, pero en los últimos años, hemos ampliado nuestra participación juvenil al escuchar a nuestros jóvenes. Además de las actividades habituales de los jóvenes, los hemos capacitado para servir en la adoración como lectores y portadores de cáliz. Hemos agregado el Domingo de la Juventud a nuestro programa de adoración regular, dando a los jóvenes tienen la oportunidad de dirigir a la parroquia en un culto. Hemos tenido a dos jóvenes que sirven como "Eruditos en preparación", trabajando estrechamente con nuestro Ministro de Música para desarrollar habilidades y experiencia en la dirección de nuestro coro. Y, nos hemos comprometido en viajes misioneros para jóvenes a Filadelfia, Appalachia y Atlanta. Por otro lado, durante varios años, tuvimos problemas para tener algún tipo de ministerio de jóvenes, y observé como ocasionalmente acudían a nuestros servicios, pero nunca regresaban porque no veían a nadie más de su edad. Luego, cuando tuvimos la oportunidad de contratar a un nuevo miembro del clero, estructuramos específicamente el puesto para incluir el ministerio de jóvenes. Al hacer este compromiso, dedicando recursos específicos a los jóvenes, hemos desarrollado un grupo central de jóvenes que se reúnen regularmente para la confraternidad y la fe, y uno de los jóvenes es ahora un miembro muy valorado de la Junta Parroquial.
7. ¿Cuál es el papel de los laicos y el diaconado y cómo los ha incorporado en su ministerio? ¿Cómo podría aumentar el papel de los laicos y el diaconado en la iglesia? Los líderes laicos y los diáconos aportan mucha energía y pasión a sus ministerios: aman a su iglesia y se comprometen a compartir el amor de Cristo. Tengo el privilegio de trabajar junto con ellos en el nombre de Jesús y creo que podemos ser más efectivos cuando todos nosotros (sacerdotes, laicos, diáconos y obispos) nos coordinamos y colaboramos. Esta es también la manera de aumentar el papel de los laicos y el diaconado en la Iglesia: haciendo que los sacerdotes y obispos brinden a los líderes laicos y diáconos las oportunidades de dirigir y servir, de hacer oír sus voces y de empoderarlos para vivir plenamente sus ministerios. He descubierto que muchas de las mejores ideas y ministerios provienen de nuestros líderes laicos o son dirigidos por feligreses. Dos de nuestros ministerios más vibrantes, son: nuestro ministerio por la justicia racial y nuestro ministerio de refugiados, ambos comenzaron con los feligreses que sentían una necesidad apremiante de involucrarse. Mi papel era simplemente reunir a los feligreses, 6
alentarlos y empoderarlos. Del mismo modo, nuestro capítulo de Hijas del Rey está dirigido por feligreses, y el clero solo sirve como capellán y recurso, según sea necesario. Y, a nivel de la Junta Parroquial, las diferentes voces alrededor de la mesa nos permiten dirigir a la parroquia de manera más efectiva, porque podemos escuchar varias opiniones y perspectivas. En otras palabras, la vitalidad general de nuestra parroquia está directamente relacionada con el clero y la colaboración laica. Cuanto más trabajamos juntos, más efectivos somos. En cuanto al diaconado, hasta hace poco, mi diócesis no tenía muchos diáconos, solo unos dos o tres, y no teníamos un proceso de discernimiento para aquellos que se sentían llamados a este importante orden de ministerio. Sin embargo, en los últimos años, mientras formaba parte como miembro de la Comisión de Ministerio, desarrollamos un proceso de discernimiento y formación, dirigido por uno de nuestros diáconos con una inmensa experiencia y conocimiento, y como resultado de ese trabajo, tenemos ahora nuestra primera "clase" de diáconos ordenados. De hecho, ¡la cantidad de laicos de toda la diócesis que querían explorar un llamado al diaconado fue asombrosa! Uno de ellos era feligrés mío, y me siento afortunado de haber caminado con ella durante el proceso, sirviendo como fuente de apoyo y aliento. Mientras anticipamos ansiosamente su ordenación más adelante este año, estoy emocionado de ver cómo se desarrollará su ministerio y energizará nuestra vida parroquial. 8. ¿Cuál es tu experiencia conduciendo y / o abordando el
cambio en la iglesia? Cuéntenos sobre un cambio que existe debido a su liderazgo. ¿Cuál fue tu papel en su creación? Nuestra congregación ha crecido significativamente, y ese crecimiento ha llevado a cambios en casi todos los aspectos de nuestra vida comunitaria, desde el compañerismo y el culto hasta el cuidado pastoral y las funciones del personal. La gestión de todo esto ha incluido responder con sensibilidad a los miembros de la iglesia que abrazan por completo la vitalidad de nuestra parroquia, y sin embargo, en ocasiones, anhelan la forma en que eran las cosas. Mi respuesta, y la de nuestra Junta Parroquial, ha sido abordar estos cambios, abierta y honestamente, entre el clero, el personal, la Junta Parroquial y la parroquia. Este enfoque transparente y directo ha sido muy útil, ya que la congregación se siente vista y escuchada por los líderes de la iglesia, lo cual, a su vez, ha generado confianza y un sentido de comunidad más fuerte. Uno de los mayores cambios que nuestra parroquia ha experimentado recientemente ha sido la adición de un servicio de adoración regular los domingos 7
por la tarde. Si bien este servicio solo comenzó el septiembre pasado, sus raíces se remontan a varios años, a un momento en el que nuestro servicio principal de los domingos por la mañana estaba saturado. Al darme cuenta de que esto podría amenazar el futuro crecimiento, dirigí la Junta Parroquial porque nos hicimos algunas preguntas importantes: ¿deberíamos agregar otro servicio? Si es así, ¿debería ser en la mañana o en la tarde? Y, ¿qué estilo de servicio sería? Buscando respuestas, decidimos realizar sesiones de escucha en toda la parroquia para explorar la experiencia del domingo por la mañana desde la perspectiva de los feligreses, y lo que aprendimos fue: todos eran abrumadoramente positivos acerca de los domingos por la mañana, y nadie quería cambiar nada. Con eso en mente, comenzamos a explorar opciones para un servicio de domingo por la tarde, y en los siguientes dos años, los guie por el proceso de probar diferentes tipos de liturgias los domingos por la tarde, principalmente durante las temporadas de Adviento y Cuaresma. A partir de esos experimentos, pude discernir que el servicio con mayor potencial sería una liturgia episcopal tradicional, ligeramente acortada, que utilizara las oraciones eucarísticas de Rito II o Enriquecimiento de nuestra adoración, y que incluyera música totalmente evangélica. Ya que al agregar un servicio por la tarde afectaría al clero, el personal y los líderes laicos, particularmente al altar de la diócesis y los lectores, comencé a acercarme a estas personas, preguntándoles si pensaban que un servicio regular podría ser una posibilidad y cómo afectaría sus ministerios. Todos ellos pensaron que tal servicio era posible, y después de incorporar sus ideas a nuestra planificación, tomé la iniciativa, con la aprobación de Vestry, de recaudar dinero para contratar a un músico Evangélico (ya que nuestro Ministro de Música no se siente cómodo tocando un repertorio completo del Evangelio). Con eso, nació el servicio. Mi esperanza para el primer año era tener una asistencia promedio de 40 personas, y aunque estábamos un poco lejos de esa meta, me sorprendió gratamente la cantidad de personas nuevas que asistieron a la iglesia para tantear el servicio. Y, cuando la Junta Parroquial evaluó recientemente la productividad del servicio, discutiendo si continuaría el servicio por segundo año (y si continuaría usando recursos para respaldar el servicio), la respuesta fue abrumadoramente positiva y también el apoyo para continuar.
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9. ¿Qué significa el Evangelismo para ti? ¿Cómo alentarías a las congregaciones individuales a involucrarse más en el evangelismo? Durante mucho tiempo, el evangelismo ha sido una palabra muy difamada e incomprendida. Con demasiada frecuencia, su significado se veía cínicamente, como nada más que una forma de atraer a más personas a las bancas, pagar las facturas y mantener las luces encendidas. Pero, el evangelismo no se trata de esas cosas. La evangelización no se trata de nosotros ni de salvar a nuestra iglesia. El evangelismo se trata de las personas que están fuera de nuestras puertas. Se trata de ayudarlos a experimentar lo que experimentamos: una comunidad de pertenencia en la que pueden conocer el amor incondicional y la aceptación de Dios. Sé que mi vida se ha transformado de muchas maneras por la presencia y el amor permanente de Dios, y quiero invitar y alentar a otros a tener una relación más cercana con Jesús, creyendo que sus vidas han cambiado, como la mía lo hecho, al experimentar la gracia de Dios. Eso es evangelismo, es compartir nuestras historias de transformación. Es, como ha dicho el Obispo Presidente, es derramar amor en el mundo. Recomiendo encarecidamente a las congregaciones en este tipo de evangelismo, y hay algunas formas simples y prácticas de hacerlo. Mi iglesia produce postales de Navidad y de Pascua, que distribuimos a los feligreses, animándoles a entregarles las tarjetas a amigos, vecinos o compañeros de trabajo, a cualquier persona que necesite el amor de Dios y una comunidad de apoyo. Tuvimos un tema del programa anual titulado "Compartir la Gracia", y una de las formas para que los feligreses participaron fue al invitar a alguien a la iglesia (por lo tanto, los feligreses estaban compartiendo la gracia de Dios con los demás). Y, podemos llevar a nuestra iglesia "a las calles" a través de Cenizas para llevar (Ashes-to-Go), y este año, se llevó a cabo un Viacrucis público el viernes Santo. Mientras estamos en la calle, nos relacionamos con la gente, oramos con la gente y tratamos de encarnar la abundante generosidad de Dios para todos los hijos de Dios. La idea es cultivar una cultura de evangelismo, de modo que toda la congregación comparta su fe, dando testimonio de la gracia de Dios e invitando a las personas que le conocen a ser parte de una comunidad que cambia vidas.
10. Describa su experiencia con los ministerios de alcance, su (s) propósito (s) y cuán efectivos han sido. Los ministerios de alcance son una oportunidad para que todos vivamos nuestras promesas bautismales, "para hacer el trabajo que [Dios] nos ha mandado a hacer" 9
(BCP, página 366) y por lo tanto, me concentro intensamente en inspirar a otros a involucrarse, asegurándome de que haya diferentes maneras para que ellos sirvan en el nombre de Cristo, y participando en ministerios de alcance personal, desde caminatas dirigidas a personas sin hogar hasta viajes misioneros. Veo mi papel como líder, apoyo, estímulo y empoderamiento. Durante muchos años, nuestra congregación ha recolectado productos enlatados para la despensa de alimentos local, pero con el tiempo, la cantidad de bienes que reunimos cada mes fue disminuyendo lentamente. Nuestro coordinador de voluntarios se puso en contacto conmigo para pedir ayuda, preguntándome qué podíamos hacer para revitalizar nuestros esfuerzos, y mientras discutíamos el tema, se nos ocurrió la idea de enfocar el primer domingo de cada mes para hacer las recolecciones. Trabajábamos en nuestra comunicación, recordándole constantemente a los feligreses que trajeran productos enlatados los primeros domingos, y con suerte, esto se convertiría en parte de la rutina diaria de las personas: los que iban a la iglesia el primer domingo, traían productos enlatados consigo. Hasta ahora, ¡ha funcionado! Y nuestras recolecciones aumentaron significativamente. Luego, hace casi un año, algunos feligreses me dijeron que pensaban que nuestra parroquia debería patrocinar a una familia de refugiados de otro país. La difícil situación de los refugiados en todo el mundo se había hecho noticia y los feligreses conocían el mandato bíblico de amar en el extranjero y al extranjero. Conecté a los diferentes feligreses y les pedí que presentaran un plan, y lo hicieron. Trabajando juntos, obtuvimos el apoyo de nuestra Junta Parroquial y del resto de la parroquia. Los líderes del ministerio comenzaron a establecer las bases, investigar, organizar una sesión de capacitación y calcular un presupuesto. Me reuniría con ellos de vez en cuando para sentar las bases y me involucré más cuando comenzamos a hablar de recaudación de fondos. Esta primavera, tuvimos un evento especial de recaudación de fondos, en el cual hablaron los líderes del ministerio y les pedí a los feligreses que contribuyeran, recordándoles que Jesús mismo era un refugiado, por lo que al darle la bienvenida a nuestra familia, estamos dando la bienvenida a Jesús. Recaudamos más de $ 10,000 esa noche, y ahora tenemos aproximadamente $ 40,000 en donaciones y compromisos totales, casi lo que necesitamos para mantener a nuestra familia (que esperamos que llegue en los próximos meses) durante un año.
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11. ¿Qué significa la diversidad para ti? ¿Qué te capacita para poder trabajar con diversos grupos de personas? ¿Dónde ves evidencia de diversidad en la Iglesia Episcopal? La diversidad consiste en abrazar las voces de todo el pueblo de Dios, dar la bienvenida a todos a la mesa, como lo hizo Jesús, sin importar su raza, cultura, origen, afiliación política, sexo u orientación sexual. Se trata de reconocer y celebrar nuestras diferencias, pero también nos damos cuenta de que todos somos parte de la familia de Dios y que hay algunos hilos comunes en la experiencia humana. La diversidad es una oportunidad para que aprendamos y crezcamos, mientras nos escuchamos unos a otros -nuestras historias, nuestras experiencias, nuestras perspectivas- y la diversidad ofrece una visión del Reino de Dios. Pero, la diversidad no es fácil. Se necesita compromiso, especialmente ahora en nuestra cultura, donde hay poca tolerancia para vernos y escucharnos unos a otros. Y, la diversidad no es algo natural, ya que los seres humanos tienden a vivir, socializar y adorar con personas que se parecen a ellos y piensan como ellos. Entonces, la diversidad requiere trabajo y esfuerzo. Si queremos experimentar la diversidad en nuestras vidas, debemos hacer que sea una prioridad. Necesitamos buscarlo conscientemente. Esto es particularmente cierto para la iglesia, si tenemos la intención de vivir nuestras promesas bautismales y seguir el camino de Jesús, necesitamos dar la bienvenida a la diversidad en todos los aspectos de la vida de la iglesia, desde la adoración hasta el liderazgo. Algo que me capacita para trabajar con diversos grupos de personas, es que tengo un profundo amor por todos los hijos de Dios. Me encanta conocer personas que son diferentes a mí, su cultura, sus antecedentes, cómo es la vida para ellos. Y, también tengo una amplia experiencia en trabajar con diferentes personas. Por más de siete años, he sido el rector de una parroquia multicultural y diversa. Somos saludables, vibrantes y en crecimiento. Nos preocupamos por la diversidad (de hecho, es lo que las personas valoran más de nuestra comunidad). Como resultado, aprendí cómo reunir a diferentes personas, cómo fomentar las relaciones y construir una comunidad, y cómo guiarlos hacia un objetivo y una visión común. También soy afortunado de servir en un área que es bastante diversa, y por lo tanto, veo evidencia de diversidad en la Iglesia Episcopal en mí alrededor. Muchas de las iglesias episcopales cercanas son diversas, y los clérigos de estas iglesias 11
a menudo se reúnen para discutir los desafíos y las bendiciones de dirigir diversas congregaciones. Nuestra diócesis está comprometida con la diversidad, con dos miembros de nuestro personal diocesano que se enfoca en ministerios latinos y ministerios multiculturales. Y, por supuesto, la propia Iglesia Episcopal está tomando medidas para abrazar la diversidad, mientras buscamos elegir diversos candidatos a la Cámara de Obispos y el Obispo Presidente hace de la reconciliación racial una de sus principales prioridades.
12. Si fueras elegido Obispo, ¿cuáles serían algunas de tus primeras prioridades? Mi principal prioridad sería aprender sobre la diócesis, conocer al clero y los líderes laicos, las congregaciones y los ministerios diocesanos. Las relaciones han estado en el centro de nuestra fe desde que Jesús llamó a sus primeros discípulos, y el desarrollo de relaciones siempre ha sido un aspecto central de mi ministerio. Por lo tanto, puede ser que viaje significativamente, que me reúna con líderes de toda la diócesis y haga muchas preguntas sobre su ministerio y congregación: qué funciona y qué no funciona, dónde puedo ayudar y si el personal diocesano puede ser de ayuda, y cómo la diócesis puede vivir mejor su declaración de misión para alentar y conectar a los líderes mientras cultivan la iglesia de Cristo. Y, trabajaría para fomentar una mayor colegialidad y colaboración entre las parroquias, el clero y los líderes laicos, por lo que esas relaciones se profundizarán y fortalecerán también. También puede ser que aliente a todos en la diócesis a una vida de fe más profunda mediante la oración y el estudio de las Escrituras. Esto está en el corazón de lo que somos - llegar a conocer a Dios a través de Jesucristo - y, creo firmemente que para que las congregaciones sean saludables, vibrantes y en crecimiento, deben atender la vida espiritual de su gente, fomentando las prácticas espirituales que lo harán profundizar su vida de fe. Finalmente, pueden esperar que abrace y apoye completamente a los ministerios centrales de la diócesis, tales como: los Ministerios Hispanos y de los Indígenas Americanos; ministerios de niños, adolescentes y jóvenes, incluidos los ministerios universitarios; plantación de iglesias; y, Campamento de la Capilla la Roca (Chapel Rock Camp) y Centro de Conferencias (por nombrar algunos). Estas áreas representan el futuro de nuestra iglesia, nuestro país y nuestro mundo, y nos incumbe abrazarlos y comprometernos con ellos. Construiremos sobre nuestras fortalezas, enfrentaremos desafíos y trabajaremos juntos para desarrollar estos ministerios como nuestra forma de participar en el Movimiento de Jesús.
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