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2005 Fernando Julio Piñero / José María Julio Araya REVOLUCIÓN CIENTÍFICO-TECNOLÓGICA Y SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN. ANÁLISIS A TRAVÉS DE INDICADORES DE SEGUIMIENTO DE LA DIVISIÓN DIGITAL EN AMÉRICA LATINA. Aportes, mayo - agosto, año/vol. X, número 029 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Puebla, México pp. 5-23
Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México
Revolución científico-tecnológica y sociedad de la información Análisis a través de indicadores de seguimiento de la División Digital en América Latina
Fernando Julio Piñero & José María Julio Araya Aportes, Revista de la Facultad de Economía, BUAP, Año IX, Número 29, Mayo - Agosto de 2005
El artículo tiene por objetivo el análisis de la relación entre la revolución científico tecnológica y la sociedad de la información, por medio de indicadores de acompañamiento de la División Digital en América Latina. Está dividido en tres secciones. La primera aborda las características generales de la Revolución Científico-Tecnológica actual. En ese sentido se sostiene que el desarrollo tecnológico se ha convertido en la principal fuerza de producción y que se ha constituido en el principal embudo para los países en desarrollo. Esta situación es una de las razones que lleva a pensar que la brecha entre los países no dejará de aumentar en el futuro. En la segunda parte del trabajo se aborda el desarrollo de indicadores de seguimiento de la Sociedad de la Información y su impacto en América Latina realizando el análisis a partir de indicadores de seguimiento de la División Digital. Finalmente, en la tercera parte del trabajo se presenta una propuesta metodológica para la medición de la División Digital. Scientific - technological revolution and society of the information. Analysis through indicators of pursuit of the Digital Division in Latin America The article has by objective the analysis of the relation between the technological scientific revolution and the society of the information by means of indicators of support of the Digital Division in Latin America. This divided in three sections. First approaches the general characteristics of the present Scientific Revolution. In that sense it is maintained that the technological development has become the main force of production and has been constituted in the main funnel for the countries developing. This situation is one of the reasons that make think that the breach between the countries will not let increase in the future. The second part of the work approaches the development of indicators of pursuit of the Society of the Information and its impact in Latin America. The analysis is made from indicators of pursuit of the Digital Division. Finally, in the third part of the work a methodological proposal for the measurement of the Digital Division appears. [5 ]
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Revolución Científico-Tecnológica y Sociedad de la Información A diferencia de las distintas etapas históricas que ha atravesado la humanidad desde sus orígenes, que se caracterizaron por la secuencia de prolongados períodos, cada uno de los cuales estuvo signado por uno, o unos pocos, procesos revolucionarios y transformadores (como fueron, por ejemplo, el fuego, la agricultura, los metales, la imprenta, la navegación y los descubrimientos geográficos, la máquina de vapor, la electricidad o la química), los tiempos actuales están marcados por la aceleración, la convergencia, la intensidad y la simultaneidad de numerosos fenómenos, todos ellos de notable impacto a nivel mundial [Martínez, 1994]. Entre todos ellos, uno de los fenómenos más trascendentes, es la aparición y consolidación de una verdadera Revolución Científico–Tecnológica Mundial [Araya, 1999, 2004], cuyo origen puede remontarse a mediados de los años 1970. En esos años entra en crisis el paradigma tecno-productivo sobre el cual el mundo capitalista había estructurado su crecimiento durante casi tres décadas, entre 1947 y 1974, la denominada Edad de oro de la economía capitalista [Hosbawm, 1995]. Se inicia entonces una profunda reestructuración de la economía capitalista, que afecta el orden económico, político, cultural y tecnológico mundial. En esa re-
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estructuración, los países industrializados empezaron a privilegiar a la investigación y al desarrollo de nuevas tecnologías como una herramienta clave para superar la crisis y reafirmar su hegemonía a nivel mundial, estableciendo como estrategia central del Estado, la planificación de políticas científico–tecnológicas que se orientaran a la generación de tecnologías de punta. Así, entonces, la Revolución Científico–Tecnológica Mundial surge como respuesta a la crisis del paradigma tecnoproductivo sobre el cual el mundo capitalista había estructurado su crecimiento. Como resultado de la misma, se estima que el conocimiento científico-tecnológico acumulado en las últimas tres décadas supera el 90 % del conocimiento total acumulado en toda la historia de la humanidad desde sus orígenes. De esta manera, el desarrollo tecnológico se convirtió en uno de los tópicos más importantes de la economía política internacional, ya que el desarrollo de la tecnología industrial y de la ciencia moderna son definitorios en la configuración de la economía mundial moderna [Gilpin, 1990]. Ahora bien, esta revolución puede definirse como el vertiginoso aumento en el número de descubrimientos científicos, y el acortamiento de los tiempos entre el descubrimiento y su aplicación concreta. En relación a este último punto, el ritmo de aceleramiento entre el descubrimiento y su
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aplicación concreta, ha sido cuantificado estimativamente, señalando que durante la primer fase de la Revolución Industrial el lapso promedio entre uno y otro era de 100 años; se acortó a 50 años durante la segunda fase de dicha revolución, y llegó a entre 20/30 años a principios del siglo XX [Krippendorf, 1985]. Se estima que en la actualidad el ritmo es de entre 2 a 3 años. Si bien es cierto que el desarrollo más espectacular se ha producido en áreas claves como la energía nuclear, la electrónica, el desarrollo espacial, la informática, las telecomunicaciones, la biogenética y los nuevos materiales, la revolución ha sido simultánea en todos los campos de la ciencia y la tecnología. El ritmo de crecimiento tecnológico no tiene perspectivas de desacelerarse, por el contrario hay muchas evidencias de una aceleración aún mayor; por otro lado, las áreas de tecnología avanzada parecen no encontrar límites físicos a su desarrollo. Podría afirmarse que los cambios tecnológicos que se producen a escala mundial, por su magnitud y potencialidad, lejos de conformar un proceso acabado, muestran modificaciones radicales en forma permanente y continúa. Sostiene Bisang, que la magnitud de los cambios induce incluso a pensar en una cierta ampliación de la definición del vocablo tecnología, otorgándole ahora cierta relevancia a los aspectos organizacionales, de marketing y management. En otro sentido, la transformación de redes empresariales (tanto a nivel de grupos económicos como entre núcleos de producción por un lado y subcontratistas y vendedores por otro) conduce a replantear cual es el agente económico relevante en la economía, su
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comportamiento, funcionalidad y forma de inserción internacional [Bisang, 1995]. En efecto, cuando la introducción de una nueva tecnología está acompañada de profundas transformaciones en la estructura socio– económica, da lugar a un nuevo paradigma tecno–económico. [Pérez, 1983]. Este concepto ha sido desarrollado adicionalmente por Freeman y Pérez, que definen como nuevo paradigna tecno–económico a una combinación de innovaciones de productos, procesos, técnicas, sistemas organizacionales y de gestión, relacionadas entre sí, que incorporan un salto cuántico en la productividad potencial de toda o gran parte de la economía y que abren un inusual amplio rango de oportunidades de inversión y ganancia [Freeman y Pérez, 1988]. Para estos autores, dichas condiciones fueron satisfechas por el acero y la electricidad en los dos últimos paradigmas, y en la actualidad por la microelectrónica, dando lugar así al paradigma de las tecnologías de la información. En efecto, la informática es un área tecnológica penetrante en el sentido de que tiene efectos en todos los sectores industriales y de servicios. Si se tiene en cuenta que el primer microcomputador fue comercializado recién en 1979, ello da la exacta dimensión de la rapidez de la difusión tecnológica. Todas las áreas se encuentran en un proceso de transformación permanente, y además el desarrollo de una de ellas refuerza el dinamismo de las demás. Sin embargo, queda absolutamente claro que dos áreas son las que lideran todos los cambios: las Ciencias de la Información y la Biología Molecular, las que han transformado totalmente los conceptos del mundo científico y material, dando lugar a esta verdadera revolución.
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En relación a ello, puede afirmarse que si la Revolución Industrial de los siglos XVIII y XIX sustituyó la energía humana por la máquina, es decir que transfirió el esfuerzo físico humano a las máquinas, la actual revolución tecnológica transfirió a las máquinas las principales funciones del cerebro. Lo que podría sintetizarse diciendo que la Primer Revolución Industrial sustituyó al músculo y la Segunda al cerebro, dado lugar al fenómeno conocido como “cerebrización” generalizada de las máquinas, que tiene importantes consecuencias para la producción industrial, la intelectual y la de servicios [Ramonet, 1997]. En esta perspectiva, puede señalarse que la actual revolución tecnológica tiene otro aspecto: la revolución numérica o digital. Ramonet explica que los seres humanos se comunicaron siempre mediante tres sistemas de signos: sonidos (la palabra), dibujos (imágenes) y textos (escritura). Estos tres sistemas —sonido, imagen, texto— fueron desarrollando tres áreas de actividad productiva, independientes entre sí o asociadas las dos primeras, aunque no la tercera. Pero la actual revolución digital permite que una imagen, un sonido o un texto puedan expresarse con toda exactitud y a través del mismo dispositivo. La digitalización generalizada hace que cualquier texto, imagen y sonido puedan ser difundidos mediante su transformación en impulsos electrónicos que se mueven a la velocidad de la luz. Entonces, los dos aspectos que caracterizan la actual revolución tecnológica —cerebrización generalizada y digitalización generalizada— implican la posibilidad de interconectar a escala planetaria a todos los cerebros de todas las máquinas mediante un sistema que permitiría
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—teóricamente, virtualmente— comunicarnos simultáneamente mediante los tres sistemas de signos con todos los que participan en la revolución de la información y de la comunicación. [Ramonet, 1997]. Para el autor, esta gran revolución de las tecnologías de la comunicación y de la información ha precipitado una revolución económica sin precedentes. Podría, entonces, afirmarse, que en el umbral del siglo XXI se ha arribado a la consolidación definitiva de la “Sociedad de la Información”, en la cual el nuevo paradigma tecnológico y económico prevaleciente, combina la revolución microelectrónica originada en los Estados Unidos con el modelo flexible de organización y gestión desarrollado en Japón. En este aspecto cabe resaltar la sistematización y aplicación de técnicas organizacionales alternativas en la producción, expresada como el pasaje de la producción masiva, inflexible y homogénea (del fordismo) a esquemas productivos flexibles —en términos de productos y calificación de mano de obra— orientados a segmentos específicos de la demanda (toyotismo) [Bisang, 1995]. Por otra parte, con el aumento de la velocidad de la producción y la circulación de las mercancías se ha registrado un crecimiento exponencial de las necesidades y usos informativos de las grandes empresas, ya que el control sobre los flujos internacionales de datos resulta esencial para la reproducción del capital. La creciente mercantilización de los sistemas informativos expresa la modificación del valor de cambio de la información a partir de su conversión en un insumo esencial de la actividad económica.
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En este sentido, puede afirmarse que la Sociedad de la Información, se ha originado, en primer lugar, en una revolución microelectrónica que se ha desenvuelto con el aumento de la capacidad de procesamiento informativo, desarrollada por los semiconductores. La generalización del uso de las computadoras entre millones de individuos es otro rasgo de las nuevas tecnologías informativas. Ahora bien, la transformación también alcanzó el campo de las telecomunicaciones, y la convergencia de este sector con la computación, producida a través de la digitalización, ha abierto una impresionante gama de aplicaciones. La más reciente de las nuevas tecnologías que caracterizan a la Sociedad de la Información es la constitución de redes denominadas “autopistas informáticas” [Katz, 1996]. La Autopista de la Información conecta redes inter-operables, entre las cuales se incluyen redes telefónicas, por cable y de computadoras, y brinda a los usuarios la posibilidad de contar con un acceso rápido, multimodal y de carácter global [Bourdeau, Vazquez-Abad y Winer, 1998]. Por otro lado, la tasa de crecimiento de las nuevas tecnologías de la información es notablemente superior al resto de la economía, ya que debido a su carácter de innovación radical se desenvuelve a una escala de saturación de los mercados muy inferior al de otros sectores, aún en relación a los que son claves del núcleo dinámico de la producción y el comercio mundial. Un buen ejemplo de ello es el espectacular proceso de expansión de la telefonía móvil (TMOV) en los últimos años. En la Argentina, de acuerdo a estudios de distintas empresas analistas de mercados (Convergencia Research, Prince & Cooke, LatinPanel), se
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registró entre junio de 2003 a febrero de 2005 un aumento de 6.5 a 14.5 millones de abonados en el sector teléfonos celulares, estimando que a fines de 2005 esa cifra se aproximará a los 20 millones, lo que implica una penetración de entre el 47% al 50% de la población del país. Como se ha visto, las últimas tres décadas han sido testigos de una avalancha de revolucionarios cambios tecnológicos. Entre ellos, el desarrollo de la electrónica y su impacto en la informática, el procesamiento de datos y la organización de sistemas, han transformado profundamente la oferta de bienes y servicios disponibles, cada vez más diversificados y complejos. En este sentido, y retomando el caso de la TMOV, la ejemplificación de estos nuevos productos es el smartphone o “teléfonos inteligentes”, un dispositivo que complementa las funciones de las PDA (computadoras de mano) con el celular y posibilita el acceso a Internet. Este sofisticado producto está siendo ingresado al mercado argentino, por ejemplo, por tres empresas (PalmOne, Nokia y Sony), al calor del espectacular desarrollo de la telefonía celular en el país, apuntando a un segmento de alto poder adquisitivo, estimado mínimamente en un 7 % de la población. Ahora bien, definidos algunos de los aspectos centrales de este fenómeno, cabe preguntarse qué efectos, en términos económicos, políticos y sociales, ha producido esta Revolución Científica–Tecnológica Mundial. El mas importante de ellos es que ha ampliado la brecha científico–tecnológica ya existente históricamente entre los países industrializados y los que no lo son. Por otro lado, que los beneficios de esta brutal transformación no ha permitido su-
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perar los problemas esenciales de la especie humana: el problema del desarrollo. En efecto, se ha consolidado una nueva división internacional del trabajo y provocado una profunda reasignación de recursos a favor de los países industrializados, ya que el núcleo dinámico del comercio internacional ha pasado a ser el intercambio de manufacturas entre economías con estructuras comparables, integradas y complejas, capaces de asimilar el progreso técnico en un ancho frente, tal el caso de los EE.UU., Japón y la Unión Europea (UE), que aumentaron en forma sustancial sus vinculaciones económicas [Araya, 2004]. En estas economías el intercambio mutuo registra un creciente aumento de las exportaciones con contenido intensivo de tecnología, tendencia que se viene acentuando a partir de los años setenta, determinando que ese tipo de bienes se hayan duplicado en el período y que representen hoy estimativamente el 25 % del intercambio internacional de productos manufacturados [Weis, 1995]. También han crecido más rápidamente los sectores de servicios vinculados a los contenidos tecnológicos, la organización de las empresas y los sistemas, así como la demanda de cultura, educación, salud, esparcimiento y comunicaciones. Esta expansión y diversificación de productos y servicios ha estado provocada por el desarrollo de los sistemas de transporte, con su consecuente efecto de rebaja en los fletes y disminución de los tiempos de tránsito, y también ha sido favorecida por la integración de los mercados financieros internacionales. A su vez, las nuevas formas de comunicación han permitido una conexión inmediata entre todos los puntos del plane-
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ta y una circulación fluida y a bajo costo de todo tipo de información [Ferrer, 1985]. Podría concluirse señalando que actualmente se ha hecho más evidente que nunca que el desarrollo tecnológico se ha convertido en los últimos decenios en la principal fuerza de producción, y que se ha constituido en el principal embudo para los países en vías de desarrollo. En la edad postindustrial y postmoderna, la ciencia y la tecnología conservarán y, sin duda, reforzarán más aún su importancia en la batería de las capacidades productivas de los Estados– naciones. Esta situación es una de las razones que lleva a pensar que la separación con respecto a los países en vías de desarrollo no dejará de aumentar en el porvenir. Señala Lyotard [1986] en relación al saber en las “sociedades informatizadas”, que las transformaciones tecnológicas han incidido considerablemente sobre el mismo, y lo han afectado en dos de sus principales funciones: la investigación y la transmisión de conocimientos. El primer caso, puede ejemplificarse con la genética, que debe su paradigma técnico a la cibernética. Para el segundo, sostiene que es razonable pensar que la multiplicación de las máquinas de información afecta, y afectará aún más a futuro, a la circulación de los conocimientos tanto como lo ha hecho el desarrollo de los medios de circulación de hombres primero (transporte), de sonidos e imagen después (media). En la competencia mundial por el poder, la lucha se centrará cada vez más en el dominio del saber. Según Lyotard: “…en su forma de mercancía informacional indispensable para la potencia productiva, el saber ya es, y lo será aún más, un envite mayor, quizá el más importante, en la competencia mundial por el poder...”
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Analizados hasta aquí, y en términos cualitativos, algunos de los rasgos generales de la Revolución Científico–Tecnológica contemporánea, la segunda parte del trabajo estará centrada sobre una de las aristas que se ha definido como una de las partes claves de este fenómeno global: el desarrollo de la Sociedad de la Información. Particularmente, el análisis se referirá a cómo ha impactado este proceso en América Latina, y el estudio se efectuará a través de una batería de indicadores de seguimiento de la División Digital. Indicadores de seguimiento de la División Digital en América Latina En los últimos años han surgido varias investigaciones que pretenden desarrollar marcos analíticos e identificar indicadores para el acompañamiento del crecimiento de la Sociedad de la Información. En el caso de las TIC, la velocidad de los cambios ha motivado que generalmente se realicen estudios de carácter eminentemente empírico basados en el análisis de indicadores cualitativos y cuantitativos [Bastos, 2002]. La mayoría de los estudios están centrados en los países desarrollados y, cuando se analizan países de menor grado de desarrollo relativo, generalmente se los aborda en términos de la denominada División Digital (Digital Divide). Otras investigaciones, realizadas desde diversos organismos internacionales y/o centros de investigación públicos y privados de países desarrollados, intentan suministrar una batería de indicadores y recomendaciones para los países en desarrollo y alertar sobre los riesgos de quedar aún más rezagados. En esa línea se ubican los trabajos de Robin Mansel y Uta Wehn [1998]; Banco Mun-
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dial [1999]; McConnell International [2000]; Cid- Harvard [2000]; etc. Desde la perspectiva de los países de menor grado de desarrollo relativo las investigaciones son escasas. En el caso de Argentina y Brasil, los pocos indicadores de acompañamiento de la Sociedad de la Información se encuentran dispersos y carecen de sistematicidad. En los respectivos Programas de Sociedad de la Información se hace alusión a la necesidad de identificar indicadores que permitan el acompañamiento de las diferentes iniciativas. En ese sentido, los respectivos programas adoptan metodologías diseñadas desde los países desarrollados. En el caso del PSI brasilero referencia fuertemente al abordaje INEXSK (INfrastructure, EXperience, Skills, Knowledge) elaborado por Mansell y Wehn [1998] y los indicadores sugeridos en el Draft Action Plan de la iniciativa eEurope 2002 [MCT, 2000: 113]. Mientras tanto, en el PSI argentino se reconoce la falta de indicadores confiables y se afirma que el único diagnóstico que sistematiza tales indicadores es el elaborado por la CICOMRA [2000], que aplica la metodología de “readiness”1 elaborada por el Center for Internacional Development de la Universidad de Harvard y adaptada a la situación argentina [SETCIP, 2001: 44]. Las diferentes metodologías para medir el nivel de desarrollo de la Sociedad de la Información Esta sección tiene por objetivo realizar una resumida revisión de la literatura sobre los 1 Esta metodología permite medir el grado de preparación para integrarse a un mundo interconectado.
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estudios que analizan la Sociedad de la Información (SI) y proponen indicadores para su acompañamiento. Como se señaló anteriormente, la mayoría de las investigaciones ponen énfasis en las TIC principalmente asociadas a Internet o bien, analizan el fenómeno de la brecha de marginación entre quienes carecen de acceso a las TIC o lo disponen de forma limitada. En los últimos años el desarrollo de las TIC ha cambiado la manera de percibir, comprender y la forma de actuación frente al mundo [Castells, 1999]. La revolución de la información está comenzando a redistribuir el conocimiento y los flujos de inversiones, bienes y servicios alrededor de la economía mundial [Castells, 2000; 2000a]. Sin embargo, el uso de estas tecnologías no se da con la misma intensidad en las diferentes sociedades contemporáneas. En ese sentido, la disparidad entre los que tienen y no tienen acceso a Internet amplía la desigualdad. Estas cuestiones son motivo de reflexión y estudio. Por ejemplo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo [PNUD, 2000 y 2001] intenta responder, si la revolución de la información contribuirá a disminuir las diferencias entre los ricos y los pobres, o si ésta ayudará a elevar los estándares de vida de los 3 mil 500 millones de personas que viven con menos de dos dólares por día. También la OCDE, en su informe sobre el impacto social y económico del comercio electrónico, manifiesta su preocupación por el impacto diferenciado de la revolución informacional: La visión de una economía global basada en el conocimiento y un comercio electrónico universal, caracterizados por el fin de la
distancia deben ser contrastados por la realidad de que la mitad de la población del mundo nunca ha realizado una llamada telefónica y mucho menos accedido a Internet. [OCDE, 2001: 5]
Para reflejar las diferencias entre los países que tienen acceso a las TIC se utiliza el concepto de “División Digital” que fuera desarrollado por primera vez en los Estados Unidos, a partir de 1995, en la Nacional Telecomunications and Information Administration (NTIA) del Departamento de Comercio, cuando se comenzó a monitorear las diferencias en varios indicadores sociales entre los diferentes grupos sociales con acceso desigual a Internet. Al respecto, Castells [2001] sostiene que el concepto de Digital Divide se lo asocia a la desigualdad en el acceso a Internet. Para otros, la cuestión de la “División Digital” forma parte de una suerte de visión cosmética de la realidad, la cual elude el problema de las desigualdades sociales que generan las tecnologías de la información y comunicación [Espinosa, 2002; Jung, Qiu y Kim, 2001]. El concepto más difundido es el que proporciona la OCDE [2001], que describe a la División Digital como la brecha entre individuos, hogares, negocios, organizaciones y áreas geográficas de diferentes niveles socioeconómicos, dependiendo de la oportunidad que tienen para acceder a las TIC y el uso que le dan a Internet en las diferentes actividades. Según Castells [2000; 2001], la problemática de la División Digital puede ser abordada desde dos perspectivas. La primera basada en cómo una determinada población hace uso de las TIC. La segunda se corresponde con una perspectiva de aná-
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lisis global, centrada en la diferencia en el acceso a Internet entre los diferentes países y regiones del planeta. La primera perspectiva ha sido utilizada, principalmente, en los Estados Unidos. La segunda es la utilizada por algunos de los principales organismos internacionales como la Unión Internacional de Comunicaciones (www.itu.org) y el Banco Mundial, que a través del Programa InfoDev desde el año 1997 promueve la investigación de las desigualdades generadas por las TIC resaltando la necesidad de realizar avances en el uso de las TIC en los países menos desarrollados. De igual manera, la OCDE opera en el análisis de la División Digital [OCDE, 2001]. Del análisis de los documentos señalados se pueden extraer algunas preocupaciones comunes para el estudio de la División Digital: a) la medición del uso de las TIC y qué sucede en términos de la brecha entre los países. b) Explicar la diferencia en el progreso técnico entre los diferentes países. c) Analizar las repercusiones económicas, sociales, políticas y culturales de la División Digital, y d) Estudiar los efectos en el corto y mediano plazo de la Brecha Digital. Estos aspectos constituyen el punto de partida para el análisis de la División Digital. Como se ha expresado anteriormente, los beneficios en los avances en las TIC son notoriamente favorables para las economías desarrolladas. Según estimaciones propias, el porcentaje de usuarios de Internet sobre la población mundial total para el año 2002, era del 9,44%2. Nua Internet Surveys [2002] señala que en septiembre 2 Las estimaciones de la población mundial para el año 2002 se realizaron aplicando la tasa anual de
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de 2001 los Estados Unidos y Canadá representaban más del 30% de los usuarios de Internet, mientras que África representaba sólo el 1% teniendo en cuenta que la mayoría de los usuarios se ubicaban en Sudáfrica. Las diferencias entre las regiones más desarrolladas, como Estados Unidos y Canadá y las menos desarrolladas, como Asia Meridional, América Latina y África son sustanciales (ver Gráfico 1). Si se compara la cantidad de usuarios en las regiones de mayor utilización de Internet en relación a las de menor penetración los valores son sorprendentes. Por ejemplo, la relación entre los usuarios norteamericanos y los de África es de 54,3 a 0,4. Lo mismo acontece cuando comparamos las diferencias entre los países miembros de la OCDE y los que no pertenecen a ese organismo en cuanto acceso a las TIC. Por ejemplo, los países de la OCDE poseen 100 veces más host que los países no miembros. Un dato de vital importancia a la hora de evaluar la revolución informacional es que la brecha entre los países desarrollados y el mundo subdesarrollado aumentó significativamente. El fenómeno del distanciamiento entre los países se verifica en términos de la denominada División Digital, pero también se expresa en polarización, pobreza, desigualdad económica y exclusión social [PNUD, 2001]. Castells [1999] acuña el concepto de sistema capitalista informacional global. crecimiento demográfico (%) del período 1975-2000, elaborada por el PNUD [2002], al total de población mundial, estimada por dicho organismo para el año 2000 (6057 millones de habitantes). Los datos de usuarios de Internet disponibles en www.nua.ie/ surveys/.
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Ese nuevo estadio del capitalismo se caracteriza por la presencia simultánea del desarrollo y del subdesarrollo, la inclusión y la exclusión social, sobre todo en lo referido al uso de la tecnología. Ese análisis lleva a plantear dos situaciones respecto a la División Digital. La primera, en la cual la División Digital es una de las manifestaciones del subdesarrollo, o sea que las precarias condiciones económicas del mundo subdesarrollado provocan la mayoría de los aspectos que caracterizan al subdesarrollo. La segunda situación vincula la División Digital a una nueva forma de subdesarrollo, por lo cual los países que están al margen de la revolución informacional quedan aún más relegados.
Las preocupaciones por el impacto desigual de la tecnología en el desarrollo son un tema central en los recientes estudios del PNUD. El Informe para el Desarrollo Humano 2001 manifiesta la relevancia de analizar el impacto tecnológico en las diferentes regiones del planeta y sostiene que las economías que no incorporen las TIC difícilmente conseguirán alcanzar un modelo de desarrollo sostenible (www.undp.org/ hdr2001). Propuesta metodológica para medir la División Digital Uno de los principales desafíos a lo que se enfrentan los diferentes estudios sobre la División Digital es el de la construcción de un
GRÁFICO 1 Usuarios de Internet por regiones en mayo de 2002 (expresado en millones)
200 180 160 140 120 100 80 60 40 20 0
Canadá & EEUU
Europa
Asia/Pacífico
Oriente M édio
América Latina
Africa
Fuente: Elaboración propia en base a nua.ie/surveys y a Piñero, 2003.
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índice comparativo que permita medir de la manera más precisa y directa el impacto de las tecnologías de la información y comunicación. Debido a que las diferentes definiciones de la División Digital están directamente vinculadas con el desarrollo de Internet, el índice deberá incluir variables que midan el uso de tecnologías vinculadas a Internet. La construcción de este índice se basa en dos trabajos encomendados por el Banco Mundial: el Proyecto Information Infrastructure Indicators, 1990-2010, realizado por Pyramid Research, concluido a finales del año 1999 y el trabajo sobre el Index of Technological Progress, titulado “Are Poor Countries Losing the Information Revolution?”, realizado por los investigadores Ernest Wilson y Francisco Rodríguez [2000] en la University of Maryland Collage Park, bajo el auspicio del Programa infoDev (The Information for Development Program). Wilson y Rodríguez [2000] desarrollan el denominado Index of Technological Progress (IDT) que mide cómo los 110 países seleccionados utilizan las TIC. El cálculo lo realizaron en una base 100, por lo cual al país de mayor índice se le asigna dicho valor y desciende progresivamente hasta el último de la lista. Las principales variables que utilizan son: número de computadoras (PCs), número de host, faxes, telefonía móvil y televisores. Utilizando dicha metodología pero reduciendo el número de países y reemplazando algunas variables se realizó el cálculo del Índice de Desarrollo Tecnológico Reducido (IDTR) para el año 20003. Se 3
Conforme la adaptación metodológica propuesta por Espinosa [2002].
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analizan los 20 países con mayor Índice de Desarrollo Tecnológico elaborados por Wilson y Rodríguez más las once economías sudamericanas4. De la metodología utilizada por Wilson y Rodríguez se utilizaron las siguientes variables: usuarios de Internet, número de hosts, cantidad de dominios, número de computadoras y telefonía fija y móvil. No se utilizaron las variables televisores y máquinas fax5. Descripción de las variables utilizadas 1. Usuarios de Internet (URED): esta variable refleja los porcentajes de la población que hacen uso de esta tecnología. La fuente utilizada es el informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones [ITU, 2001] 2. Número de hosts: representa el número de computadoras con un Protocolo de Internet (IP) activo, direccionadas y conectadas a la red de Internet. Se lo calcula en host cada 10.000 habitantes. La fuente utilizada es ITU, 2001 y NUA Internet survey. 3. Cantidad de dominios: (DOM) es un indicador de la cantidad de páginas 4 Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. 5 La exclusión de estas variables se fundamenta en que la televisión es considerada generalmente como una fuente de ocio y que a diferencia de otras TIC apenas posibilita la interacción con tecnologías de televisión interactiva como la Web-televisión que hasta el momento no han tenido una gran penetración y sus funciones son limitadas si se las compara con una computadora conectada a la Red [Castells, 1999]. En cuanto a la variable máquinas de fax, su exclusión se debe a que su utilización en el ámbito doméstico es escasa o nula, reduciéndose su uso a empresas y organizaciones. Además, el uso del fax se encuentra en marcada decadencia.
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web que se generan en cada país o región (dominios de primer nivel). Se lo calcula por cada 100.000 habitantes. La fuente utilizada es NUA Internet survey.6 4. Telefonía fija (TFIJ): esta variable representa el número de líneas telefónicas individuales conectadas a la red trocal cada 100 habitantes. La fuente utilizada es el informe de la ITU, 2001. 5. Telefonía móvil (TMOV): Expresa el número de teléfonos móviles cada 100 habitantes. Su incorporación como variable se debe a que el número de celulares en varios países supera a la telefonía fija. Además, las nuevas generaciones de teléfonos celulares permiten la conexión a servicios de Internet. La fuente utilizada es el informe de la ITU, 2001. 6. Número de Computadoras (COMPU): representa una estimación del número de computadoras personales que están destinadas al uso individual cada 100 habitantes. La fuente utilizada es NUA Internet survey. 6
Respecto de esta variable surge un problema de medición. En el caso de Estados Unidos, donde hay mayor tráfico de Internet, mayor número de host y dominios existe una imputación incorrecta de dominios genéricos. Ello se debe a que el ICANN (The Internet Corporation for Assigned Names and Numners) no ha llegado a una convención precisa sobre la asignación de los grandes dominios genéricos como .com, .edu, .org, .net, que no poseen el dominio de primer nivel que identifica al país, como ar, br, mx, es, pt, etc. Ello motiva la asignación a los Estados Unidos de todos los dominios genéricos, lo cual es un error. Siguiendo los cálculos de Wilson y Rodríguez se estima la cifra de 49,6 millones de dominios estadounidenses para el año 2000 (se incluyen los .mil, .gov, .us y una proporción de los .net y .com.
Con el objetivo de relacionar las variables mencionadas con el desarrollo general de los países se procedió a realizar una correlación entre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el Índice de Desarrollo Tecnológico Reducido (IDTR). El IDH es elaborado por el PNUD anualmente y está destinado a medir el promedio de un país según tres variables del desarrollo humano: la esperanza de vida al nacer, la tasa bruta de matriculación primaria, secundaria y terciaria combinada y el PIB real per cápita (PPA en dólares). Los datos del IDH utilizados corresponden al Informe del Desarrollo Humano del año 2002. Además, el Informe del Desarrollo Humano desarrolla por primera vez, en el año 2001, el Índice de Adelanto Tecnológico (IAT), que refleja el adelanto general de un país en cuanto a la capacidad de crear y utilizar la tecnología. El IAT es una medición compuesta que mide los adelantos en cuatro aspectos: a) Creación de tecnología, medida por el número de patentes otorgadas a los residentes, per cápita y los ingresos recibidos del exterior per cápita en concepto de derechos de patente y honorarios de licencias. b) Difusión de innovaciones recientes, medida por el número de sitios de Internet per cápita y la proporción de exportaciones de alta tecnología y tecnología mediana en comparación con el total de las exportaciones. c) Difusión de las innovaciones anteriores, medida por el número de teléfonos (fijos y celulares) per cápita y el consumo de electricidad per cápita. d) Aptitudes Humanas, medidas por el promedio de años de escolaridad de la población de 5 y más años de edad y la tasa bruta de matriculación en asignaturas científicas a nivel terciario [PNUD, 2001: 250].
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En primer lugar se presenta el IDT propuesto por Wilson y Rodríguez referidos a los 20 primeros países (Tabla 1). La Tabla 2 corresponde al IDTR, en relación al lugar que ocupan con una base 1007. La posición que ocupan los países sudamericanos está en relación al total de países estudiados por Wilson y Rodríguez pero recalculado en función de la utilización de un número menor de variables. Finalmente, en la Tabla 3 se presentan los datos correspondientes al IDH, IAT comparados con el IDTR. 7 El primero del ranking es Estados Unidos con un IDT=100, el último país de la clasificación es Burkina Faso con in índice igual a 0,12 en el puesto 144 [Rodríguez y Wilson, 2000].
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A partir de los datos presentados en la Tabla 3 se calculó el coeficiente de correlación8 existente entre los pares de variables IDTR-IDH e IDTR-IAT. Además se procedió a la construcción de un diagrama 8 El coeficiente de correlación utilizado es desarrollado por Karl Pearson, que se designa comúnmente como correlación momento-producto, con el objeto de distinguirla de otras medidas de asociación. Este coeficiente mide la cantidad de dispersión alrededor de la ecuación lineal de los mínimos cuadrados. Hay un coeficiente correspondiente a la población “rho”, que mide la bondad del ajuste a la verdadera ecuación de regresión. Se obtiene una estimación r de dicho parámetro midiendo las desviaciones respecto de la línea calculada por medio de mínimos cuadrados [Blalock, 1966: 315].
TABLA Nº 1 ÍNDICE DE PROGRESO TECNOLÓGICO Y SUS COMPONENTES, 1992-1997 SEGÚN WILSON Y RODRÍGUEZ, 2000, TABLAS, P.3-4 (20 PRIMEROS) Rank 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
País EE.UU. Finlandia Noruega Suecia Japón Australia Dinamarca Islandia Canadá Luxemburgo Nueva Zelanda Hong Kong, China Suiza Reino Unido Holanda Alemania Singapur Austria Francia Israel
Televisores 808.38 513.94 518.92 491.19 673.67 629.95 544.50 357.46 669.85 518.20 499.07 367.33 443.12 561.54 507.34 499.16 324.02 484.65 589.72 297.85
Máquinas Computadoras Internet deFax Personales Hosts 55.28 29.55 36.04 41.63 93.31 29.37 39.23 15.37 24.49 23.20 14.03 44.81 24.64 25.46 31.43 45.55 21.08 28.91 32.44 18.22
320.23 207.38 255.40 227.35 120.51 264.21 243.66 155.09 206.70 375.30 195.44 145.87 254.41 189.89 192.54 177.97 202.48 141.13 126.02 122.42
293.92 454.06 280.54 209.82 40.80 231.05 148.71 357.15 154.69 58.81 219.63 50.52 144.42 96.26 139.72 68.36 89.20 79.68 32.72 65.51
Teléfonos Índice de celulares Progreso Tecnológico 116.40 100.00 198.41 95.60 196.82 89.51 198.32 84.17 112.63 78.29 122.61 78.04 148.09 75.43 124.00 66.33 81.09 62.82 63.83 61.43 86.65 58.56 142.99 58.26 69.09 57.76 83.81 55.34 42.60 53.97 46.08 53.47 107.26 50.50 58.31 46.65 32.80 43.37 97.79 40.22
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TABLA Nº 2 ÍNDICE DE DESARROLLO TECNOLÓGICO REDUCIDO (IDTR) PARA 31 PAÍSES Rank 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
País Estados Unidos Islandia Noruega Finlandia Suecia Dinamarca Holanda Australia Canadá Suiza Luxemburgo Bermuda Singapur Nueva Zelanda Austria Hong Kong Taiwan China Japón Reino Unido Alemania
URED 3465,78 5978,65 4905,24 3722,95 4558,29 3658,52 2381,46 3497,42 4130,07 2978,62 2295,16 3901,37 2986,78 2166,65 2557,54 3358,98 2812,60 3709,45 2576,72 2920,57
HOSTS 2928,32 1419,96 1009,31 1022,53 670,79 626,20 1017,49 843,52 768,78 366,41 271,15 527,27 437,56 900,87 588,49 336,90 492,30 365,65 280,75 248,30
DOM 18054,58 16225,36 11933,50 15191,18 8764,45 8652,72 8541,82 8902,66 9153,65 6654,47 5965,00 5700,00 6015,82 9133,73 7725,98 3387,12 5037,41 3754,21 4579,31 2748,59
TFIJ 67,30 67,74 72,91 55,18 68,20 70,49 60,67 52,41 67,65 71,99 72,44 85,73 48,45 49,57 47,36 57,76 56,80 55,75 56,72 60,12
TMOV 40 66,98 70,26 72,64 71,37 66,47 67,12 44,63 28,46 64,46 87,22 19,64 68,38 40,25 78,55 80,15 80,31 52,62 66,96 58,59
44 49 63 71 73 80 85 94 100 102 106
Uruguay Chile Argentina Brasil Venezuela Colombia Paraguay Perú Ecuador Bolivia Guyana
1108,78 1155,31 243,03 293,92 393,05 207,46 37,32 158,54 28,20 95,80 35,07
162,02 49,11 72,98 51,53 6,68 11,06 2,36 4,17 0,18 1,59 0,69
1640,18 517,50 790,22 529,89 68,33 111,79 31,36 4,31 21,07 16,04 7,33
27,07 22,12 21,53 14,87 10,91 16,92 5,00 6,37 9,10 6,17 7,49
13,19 22,36 16,34 13,64 21,75 5,33 19,55 4,02 3,09 5,16 0,33
COMPU 58,52 39,15 49,05 39,61 50,67 43,15 39,48 46,46 39,02 50,25 45,90 43,70 48,31 36,02 27,65 34,72 22,46 31,52 33,78 33,64 9,96 8,55 5,13 4,41 4,55 3,37 1,12 3,57 2,01 1,23 2,45
IDTR 100,00 87,34 78,54 73,73 69,66 63,76 61,40 60,41 59,77 58,39 56,77 55,25 54,36 53,10 52,22 50,57 48,97 46,84 46,58 44,23 16,75 14,41 10,23 8,04 7,88 5,57 4,35 3,24 2,70 2,50 2,13
REVOLUCIÓN CIENTÍFICO-TECNOLÓGICA Y SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
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TABLA 3 ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO E ÍNDICE DE ADELANTO TECNOLÓGICO COMPARADO CON EL ÍNDICE DE DESARROLLO TECNOLÓGICO REDUCIDO (IDTR) País Estados Unidos Islandia Noruega Finlandia Suecia Dinamarca Países Bajos Australia Canadá Suiza Luxemburgo Singapur Nueva Zelanda Austria Hong Kong (RAE de China) Japón Reino Unido Alemania Uruguay Chile Argentina Brasil Venezuela Colombia Paraguay Perú Ecuador Bolivia Guyana
IDTR 100,00 87,34 78,54 73,73 69,66 63,76 61,40 60,41 59,77 58,39 56,77 54,36 53,10 52,22 50,57 46,84 46,58 44,23 16,75 14,41 10,23 8,04 7,88 5,57 4,35 3,24 2,70 2,50 2,13
IDH 0,939 (06) 0,936 (07) 0,942 (01) 0,930 (10) 0,941 (02) 0,926 (14) 0,935 (08) 0,939 (05) 0,940 (03) 0,928 (11) 0,925 (16) 0,885 (25) 0,917 (19) 0,926 (15) 0,888 (23) 0,933 (09) 0,928 (13) 0,925 (17) 0,831 (40) 0,831 (38) 0,844 (34) 0,757 (73) 0,770 (69) 0,772 (68) 0,740 (90) 0,747 (82) 0,732 (93) 0,653 (114) 0,708 (103)
IAT 0,733 (02) SD 0,579 (12) 0,744 (01) 0,703 (03) SD 0,630 (06) 0,587 (09) 0,589 (08) SD SD 0,585 (10) 0,548 (15) 0,544 (16) 0,455 (24) 0,698 (04) 0,606 (07) 0,583 (11) 0,343 (38) 0,357 (37) 0,381 (34) 0,311 (43) SD 0,274 (48) 0,254 (52) 0,271 (48) 0,253 (53) 0,277 (46) SD
Nota: SD: Sin datos disponibles. Los valores expresados entre paréntesis corresponden a la posición que ocupa el país en la clasificación general de los 72 países estudiados en el PNUD, 2001. Fuente: IDH conforme PNUD, 2002 y el IAT conforme PNUD, 2001.
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de dispersión para las variables IDTR-IDH y otro, con las mismas variables para los países sudamericanos seleccionados. Los resultados son los siguientes: Coeficiente de correlación IDTR-IDH = 0,853 Coeficiente de correlación IDTR-IAT = 0,929 Coeficiente de correlación IDTR-IDH Países Sudamericanos = 0,892 La altísima correlación entre IDTR e IAT corrobora la validez metodológica de la adopción del IDTR, con lo cual para el cálculo de la dispersión sólo se utiliza el índice propuesto (IDTR). El análisis del diagrama de dispersión
IDTR-IDH refleja claramente la división entre los países desarrollados y subdesarrollados. La alta concentración de puntos en la parte inferior-izquierda del diagrama representa a los países sudamericanos seleccionados comparados con el progreso tecnológico. La concentración de puntos en la parte superior del diagrama muestra la alta capacidad de desarrollo tecnológico de los países más desarrollados. Con lo cual, se confirma la división entre los países que poseen un alto desarrollo tecnológico y los que están rezagados o excluidos de dicho proceso (ver Gráfico 2). En cuanto al análisis de correlación y dispersión realizado para los países sud-
GRÁFICO 2 Diagrama de Dispersión IDTR-IDH 1 0.95 0.9 0.85 0.8 0.75 0.7 0.65 0.6 0.55 0.5 0
10
20
30
40
50
60
70
coeficiente de correlación=0,892
Fuente: Elaboración propia en base a Tabla 3.
80
90
100
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puesta por el PNUD, 2001, que ubica solamente a Argentina y Chile como “líderes potenciales” y al resto de los países latinoamericanos como “seguidores dinámicos” permite corroborar otro de los enunciados cepalinos relacionados con el dualismo estructural. Al respecto, el análisis que se realiza pormenorizadamente de Argentina y Brasil contribuirá parcialmente a dar respuesta a esta cuestión.
americanos seleccionados (Gráfico 3) se puede observar que el coeficiente de correlación IDTR-IDH es menor (0,892) que el obtenido para la totalidad de la muestra. Ello se debe a que el comportamiento de Argentina y Bolivia presentan un comportamiento estadístico atípico en término de la correlación de las variables seleccionadas. Argentina posee un alto IDH en relación al desempeño del IDTR, mientras que Bolivia sobresale por su escaso IDH. El diagrama de dispersión también refleja las marcadas diferencias existentes hacia el interior de América del Sur. Esta no es una cuestión menor, corrobora algunas de las hipótesis sustentadas por la CEPAL en torno a las marcadas desigualdades regionales propias del capitalismo periférico. Además, una lectura de este último gráfico en comparación con la clasificación pro-
Consideraciones Finales Los datos estadísticos presentados posibilitan medir los avances registrados en los países que mejor han aprovechado las TIC y que se presentan como los mejor posicionados para participar de la Sociedad de la Información. Los índices permiten visualizar en forma detallada la División Digital que se produce entre los países de desigual
GRÁFICO 3 Diagrama de Dispersión: IDTR-IDH para países sudamericanos seleccionados 1 Uruguay
0,95
Chile
0,9
Argentina
0,85
Brasil
0,8 0,75
Venezuela
0,7
Colombia
0,65
Paraguay
0,6
Perú
0,55
Ecuador
0,5 0
2
4
6
8
10
12
coeficiente de correlación= 0,853
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Tabla 3.
14
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Bolivia Guyana
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grado de desarrollo y consecuentemente, con menor utilización de las TIC. La comparación realizada a partir del agrupamiento de los índices (IDTR, IDH, IAT) permite tener una visión más precisa de cómo la divergencia tecnológica afecta a los países menos desarrollados. La valoración de los resultados para los países sudamericanos seleccionados permite corroborar que hacia el interior de la región las desigualdades son marcadas, poniendo en evidencia que éstas se manifiestan en
forma lineal: El menor IDH se ve reflejado en un menor grado de aprovechamiento de las TIC. Si bien las mediciones realizadas no permiten el registro de las posibilidades potenciales de los países, se considera que esta forma de medición puede ser una contribución a la hora de evaluar acciones de Políticas Públicas sobre la base de una situación histórica determinada y también puede contribuir a la medición de los avances o retrocesos en términos de la División Digital.
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