Francisco Javier Bernad Morales ¿Qué podemos hacer con el aula de informática?
¿QUÉ PODEMOS HACER CON EL AULA DE INFORMÁTICA? Francisco Javier Bernad Morales C.E.I.P. Enrique Tierno Galván (Móstoles) Durante el curso 2000-2001 en todos los colegios de Móstoles se ha instalado un aula de Informática dotada con trece ordenadores conectados en red local. Este hecho nos obliga a reflexionar sobre la incorporación de las Nuevas Tecnologías a la enseñanza. En este artículo expongo las ideas que me ha sugerido la realización en el C.E.I.P. Enrique Tierno Galván de un Seminario de Iniciación a la Informática en el que han participado veinticuatro de los veinticinco profesores que componen el claustro.
Parece característico del mundo actual que las innovaciones se generalicen antes de que hayamos tenido tiempo de valorarlas y, por así decir, de digerirlas. Después de un período de uso experimental de los ordenadores en algunas escuelas afortunadas, los docentes nos encontramos con que, por una decisión política, cuyo acierto no es éste el lugar ni el momento de discutir, todos los colegios de nuestra localidad —hoy es Móstoles, pero mañana serán todas las demás— disponen de la noche a la mañana de un aula de Informática. Se crea así una situación que plantea numerosos interrogantes y genera no pocas inseguridades. Unos y otras obedecen probablemente a multitud de causas, pero me limitaré a analizar las que mi experiencia me sugiere como fundamentales. Pueden éstas agruparse en cuatro grandes categorías: el papel de la Informática en Educación Infantil y Primaria, la formación del profesorado, el funcionamiento del aula y el software educativo. La Informática en Educación Infantil y Primaria Una cuestión ya superada se refiere a la conveniencia o no de establecer la Informática como materia curricular. En el caso de la Enseñanza Primaria la respuesta es obviamente negativa. En esta etapa y, por descontado, en Educación Infantil, los ordenadores se utilizarán como un instrumento capaz de facilitar la adquisición o consolidación de conocimientos básicos, o de 1
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ayudar al establecimiento de estrategias de aprendizaje. El desarrollo de entornos intuitivos y amigables como Windows ha posibilitado que cualquiera pueda ser usuario del ordenador sin apenas conocimientos informáticos. Éstos no le son, desde luego, necesarios al alumno para manejar los programas educativos. Sin embargo, el profesor sí debe tener un cierto dominio de la herramienta, que le permita sortear con éxito y sin necesidad de recurrir a un experto los pequeños contratiempos que sin duda le surgirán en el trabajo del aula. Al tratar de la formación del profesorado volveremos sobre este asunto. Sentado que en estas etapas educativas la Informática no es un fin en sí misma, sino un instrumento, queda, no obstante, por resolver una cuestión a la que en la escuela no prestamos por lo común la debida atención. Me refiero al aprendizaje de la mecanografía, una materia que, opino, debería introducirse a lo más tardar en el Tercer Ciclo de la Enseñanza Primaria. El alumno obtendría así una preparación imprescindible para poder iniciarse en el uso del procesador de textos, al tiempo que mejoraría su habilidad con aquellos programas educativos que requieren la introducción de datos escritos. La formación del profesorado Puesto que los ordenadores se introducen como herramienta al servicio del aprendizaje de las materias curriculares, parece obvio que los profesores encargados del trabajo con los alumnos en el de Informática tienen que ser los mismos que imparten dichas materias. En otras palabras, un centro de Educación Infantil y Primaria no precisa de un profesor de Informática, aunque sí de un responsable del aula, con un cierto nivel de conocimientos especializados. Blanco Villalobos indica que “su perfil es el de un profesor o profesora con formación en la tecnología y en su uso didáctico, motivado para una actualización continua de sus conocimientos y con capacidades de organización y, sobre todo, con un horario de trabajo que le permita dedicación a su tarea” (Blanco Villalobos, 1998: 31). El resto de los profesores deben poseer una formación básica que incluya nociones del sistema operativo, procesador de textos, gestor de bases de datos, hojas de cálculo, presentaciones, programas didácticos e Internet. Se trata de conocimientos que no entran en la formación inicial del profesorado, por lo que es preciso arbitrar la forma de impartirlos. Parece que lo ideal es la constitución en el propio centro de un Seminario coordinado por el responsable del de Informática. 2
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En el diseño del Seminario el coordinador ha de tener en cuenta el punto de partida, es decir, el grado de familiaridad de los profesores con las herramientas informáticas. En el caso del C.E.I.P. Enrique Tierno Galván de Móstoles la situación era de una gran heterogeneidad, aunque con mayoría de profesores con escasos conocimientos, si bien con un gran interés — excepto un profesor, todo el claustro participó en el Seminario—. Algunos tenían cierta experiencia en el uso del ordenador, pero, por lo general, ésta se limitaba al uso del procesador de textos. Muy pocos tenían una formación más profunda. A título anecdótico y para ilustrar cómo el carácter intuitivo de Windows, si bien facilita enormemente la mayor parte de las tareas y nos evita la necesidad de recordar extraños comandos y sintaxis ininteligibles, hace que el funcionamiento del ordenador se torne más opaco e inaccesible, puedo mencionar que un compañero, con un apreciable grado de soltura en la utilización del procesador de textos y nociones de bases de datos y hoja de cálculo, me preguntó en una ocasión cómo se formatea un disquete y para qué sirve eso. He podido observar también que algunos profesores jóvenes —los que pasamos de la cuarentena hicimos nuestro aprendizaje en un MS-DOS más árido aun que las cartillas con que en la infancia nos iniciamos en la lectura— son capaces de chatear, pero ignoran cómo se mueve un archivo de una carpeta a otra; en fin, otros de mayor edad precisan que se les explique de manera reiterada la manera de apagar el ordenador. El planteamiento inicial fue mostrar una panorámica relativamente amplia de las posibilidades de los ordenadores —relegando Internet al próximo curso— y motivar a los profesores para que utilizaran el aula con sus alumnos. Me parecía fundamental, por un lado, acercar a todos no sólo al procesador de textos, sino también a las bases de datos, la hoja de cálculo y las presentaciones, a fin de evitar la idea de que el ordenador es una máquina de escribir con altas prestaciones; y por otro, disipar los temores que la utilización con los alumnos de la nueva herramienta suscitaba. Así tomé la decisión de intercalar a lo largo del Seminario las sesiones dedicadas al análisis de software educativo y de situar en primer lugar programas como Win-ABC y Clic fácilmente incluibles en al programación y de muy sencillo manejo. En la sesión desarrollada el 18 de enero, tras el examen de diversas aplicaciones Clic, los profesores rellenaron un cuestionario, una de cuyas preguntas se refería a si consideraban
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necesaria la presencia de otro profesor en el aula de Informática cuando se trabajara con alumnos. Las respuestas muestran un alto grado de inseguridad: Necesidad de otro profesor en el aula 7%
20%
Sí No No contestan
73%
Dada la organización de los horarios del centro, la demanda de ayuda de otro profesor resultaba, salvo casos concretos, imposible de satisfacer. No obstante, los temores se mitigaron a lo largo del curso de tal manera que al finalizar el Seminario eran mayoría los profesores que habían utilizado el aula. He utilizado el Aula de Informática con mis alumnos
35%
Sí No 65%
La estrategia adoptada sigue lo apuntado por Milicua Landa (1998: 69) “resulta necesario mostrar desde el inicio de la formación ejemplos concretos de utilización didáctica en el aula que pongan de relieve la utilidad práctica en el trabajo con los alumnos de estos medios”. En esta fase de la formación, el responsable de Nuevas Tecnologías además de facilitar programas adecuados a las distintas áreas y niveles, debe estimular a los profesores para que los pongan en práctica con sus alumnos.
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El funcionamiento del aula Desde que los profesores comienzan a acudir con sus alumnos al aula de Informática se hace imprescindible el establecimiento de un horario, pero aun antes de que llegue este momento es de vital importancia que se adopten unas normas de funcionamiento aceptadas por el claustro y por el equipo directivo. En nuestro caso, con una experiencia previa de múltiples infecciones por virus en ordenadores utilizados por los profesores para tareas de programación y preparación de fichas, nos pareció necesario deslindar las funciones de los equipos, reservando los del aula de Informática para el trabajo con los alumnos y para las actividades de formación. Quedó asimismo establecido que únicamente el responsable del aula podría modificar la configuración de los ordenadores e instalar o desinstalar programas. También se prohibió de forma terminante la utilización de disquetes proporcionados por alumnos; en cuanto a los traídos por los profesores, su uso quedó sujeto a que en cada ocasión los examinara y autorizara expresamente el responsable del aula. Quizá estas normas parezcan en exceso rigurosas, pero tienen su fundamento en la experiencia de los profesores del centro, por lo que fueron aceptadas sin oposición. En cualquier caso, el responsable del aula debe hacer notar a sus compañeros que un uso no reglamentado conduce a que en breve espacio de tiempo los ordenadores presenten configuraciones diferentes, tengan instalados distintos programas e incluso se infecten con virus, lo que puede hacer que el trabajo se vuelva caótico o inútil y que incluso lleguen a perderse datos valiosos. Es, por tanto, preciso establecer una reglamentación cuyo contenido concreto dependerá de las circunstancias de cada colegio. Software Educativo Una de las dificultades con que tropezamos al introducir las nuevas tecnologías en la escuela es la escasez de software educativo1. Durante los años de vigencia del Proyecto Atenea se elaboraron numerosos programas, pero una parte importante de ellos ha quedado obsoleta ante el desarrollo de la tecnología —en los centros todavía tenemos algunos realizados para resolución CGA—. De entrada parece una medida conveniente descartar sin más todos los que funcionan bajo MS-DOS, pues suelen ocasionar problemas en los equipos y, por otro lado, resultan poco atractivos para los alumnos. Quedan, no obstante, otros muy apreciables como el ya mencionado Win-ABC. Mención especial merecen las cada día más numerosas 5
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aplicaciones desarrolladas para el entorno Clic. Al estar diseñadas por profesionales de la enseñanza, su inclusión en la programación de aula no presenta ninguna dificultad y, de seguir la tendencia actual, pronto dispondremos de una para cada necesidad. Por otra parte, su elaboración es sencilla y está al alcance de profesores sin grandes conocimientos informáticos. Si algo puede objetársele es que el tipo de actividad puede llegar a resultar algo repetitivo. No obstante, las sucesivas actualizaciones del programa han ido incorporando nuevas herramientas que permiten paliar este inconveniente. No son desdeñables las posibilidades del lenguaje Logo, un tanto arrinconado estos últimos años. Por otro lado, siempre se puede recurrir a programas comerciales, si bien su precio —en el aula de Informática precisaríamos de doce licencias— resulta prohibitivo dado lo exiguo del presupuesto de los centros. En fin, nos encontramos con un problema económico que debe ser afrontado por el gobierno de la Comunidad. La oferta de programas educativos comerciales es ya relativamente amplia lo que, aunque sin duda es altamente positivo, añade al económico el problema de su valoración. Sería deseable que las editoriales, al igual que hacen con los libros, presentaran sus novedades al profesorado. A veces adquirimos los programas a ciegas, guiados por la publicidad o, en el mejor de los casos, por las recomendaciones de algún compañero. El hecho es grave, pues una elección equivocada implica un desembolso considerable e inútil. Por eso es preciso que los profesores de los diferentes centros intercambiemos de manera sistemática nuestras experiencias. La red parece el medio idóneo para hacerlo. Al diseñar el Seminario me pareció conveniente que las sesiones de software educativo no se limitaran a una presentación de los programas, sino que incluyeran su evaluación. Al respecto, y pese a que hay buenos instrumentos de evaluación ya elaborados (Marquès Graells, 2000: 103-117) me pareció suficiente una pequeña ficha que pudiera ser rellenada por todos los profesores y analizada sin necesidad de dedicarle un tiempo excesivo. Se trataba de forzar una ligera reflexión sobre el material examinado y al mismo tiempo de obtener opiniones que luego pudieran ser contrastadas con las de profesores de otros centros. La ficha, que se recoge al final de este trabajo, fue aplicada a una parte de los programas educativos disponibles en nuestro colegio.
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Evaluación del trabajo en el aula de Informática Al finalizar el Seminario realizamos una evaluación del trabajo con alumnos en el aula de Informática. Como más arriba he señalado, ésta había sido utilizada por aproximadamente las dos terceras partes de los profesores del centro. Interesaba conocer tanto conocer las razones por las que un tercio de aquellos no había acudido al aula con sus alumnos, como las ventajas o inconvenientes que los que sí lo habían hecho encontraban a la nueva herramienta. Con este fin cada grupo hubo de mostrar en una escala de 1 (total desacuerdo) a 5 (total acuerdo) su grado de identificación con una serie de afirmaciones. En los cuadros se recogen las medias de cada grupo. Profesores que no han utilizado el aula con sus alumnos El ordenador no aporta nada respecto a otras herramientas No encuentro la forma de incluir estas actividades en mi programación Me falta tiempo para preparar actividades en el aula de Informática No encuentro programas adecuados para mis alumnos Necesito más formación para poder utilizar el aula Necesitaría la ayuda de otro profesor en el aula
1,00 1,88 3,88 2,14 3,63 4,00
Las razones aducidas son necesidad de ayuda, falta de tiempo y de formación. No aparece, en cambio, ningún rechazo hacia los ordenadores y tampoco parece que se encuentren muchas dificultades para incluir actividades realizadas con ellos en la programación. Examinemos ahora las opiniones de los profesores que han trabajado en el aula con sus alumnos: Profesores que han utilizado el aula de Informática El ordenador motiva a los alumnos Facilita la adquisición de nuevos aprendizajes Facilita la consolidación de aprendizajes adquiridos Estimula la cooperación entre los alumnos Facilita la labor del profesor Favorece la creatividad Los alumnos encuentran dificultades para utilizarlo Complementa las actividades realizadas en el aula Exige un esfuerzo extraordinario por parte del profesor
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4,80 4,27 4,60 3,93 4,00 3,80 2,80 4,53 3,07
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Los profesores que han utilizado el aula de Informática con sus alumnos destacan su papel motivador. El ordenador se ve además como un instrumento para reforzar aprendizajes ya adquiridos y como complemento de otras actividades. También se considera que facilita la adquisición de nuevos aprendizajes y la labor del profesor, si bien exige de éste cierto esfuerzo. Conclusión Si bien soy consciente de que lo aquí aventurado debería contrastarse con experiencias de otros centros a fin de no llegar a conclusiones precipitadas, me permito señalar que un funcionamiento mínimamente satisfactorio de las aulas de Informática exige el cumplimiento de determinados requisitos que van más allá de la mera dotación de los centros con el equipamiento imprescindible. Deben, en primer lugar, delimitarse con claridad las funciones y horario del responsable del aula. Su figura podría quedar definida “como un animador del grupo, que propicia el desarrollo profesional del mismo desde un modelo de participación y de colaboración, asesora en cuanto a los medios y facilita la organización de los recursos en el contexto de la organización escolar” (Milicua Landa, 1998: 67). Hay también que establecer un plan de formación del profesorado, cuya plasmación idónea sería la constitución de Seminarios en los centros, coordinados por el responsable del aula. Es preciso fijar unas normas de funcionamiento del aula. La clarificación de las tareas del responsable facilitaría la aceptación de aquellas por el claustro y por el equipo directivo. La Consejería de Educación de la Comunidad debe asumir la responsabilidad de proporcionar software educativo o, en su caso, facilitar su adquisición por los centros y estimular su desarrollo por los profesores.
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Debe favorecerse el intercambio de experiencias entre los profesores interesados en las Nuevas Tecnologías de la Información, para lo que es necesario aprovechar las posibilidades de la red.
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EVALUACIÓN DE PROGRAMAS EDUCATIVOS Título: __________________________________________________________ Editorial: ________________________________________________________
Niveles a los que se destina: E. Infantil
1º 2º 3º
E. Primaria
1º 2º 3º 4º 5º 6º
Áreas Matemáticas Lengua C. Medio Inglés Música Plástica E. Física Religión
1. Resume brevemente los contenidos tratados: _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ _________________________________________________________________
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2. Indica brevemente el tipo de actividades que aparecen (asociaciones, puzzles, respuestas de elección múltiple, respuestas abiertas...) _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ _________________________________________________________________
3. Valora de 1 (menor) a 5 (mayor) los siguientes aspectos: 1 2 3 4 5 Adecuación a los objetivos del área
Adecuación al nivel madurativo de los alumnos
Posibilidad de integrarlo en la programación
Facilidad de uso
Interactividad (necesidad de que el alumno adopte una actitud activa) Elementos multimedia (integración de texto, imagen, sonido)
Existencia de ayudas adecuadas a las actividades
4. Las actividades me parecen Atractivas Aburridas Variadas Repetitivas
5. Valora de 1 (menor) a 5 (mayor) 1 2 3 4 5 El programa es un elemento motivador
Facilita la consolidación de conocimientos ya adquiridos
Complementa las actividades realizadas en el aula
Introduce nuevos aprendizajes
Desarrolla la creatividad
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CUESTIONARIO DE EVALUACIÓN DEL TRABAJO EN EL AULA Nivel: ________________
Especialidad: _____________________
1. He utilizado el aula de Informática con mis alumnos
Sí No
2. Si has contestado No indica tu grado de acuerdo (5 totalmente de acuerdo, 1 totalmente en desacuerdo) con estas afirmaciones 1 2 3 4 5
El ordenador no aporta nada respecto a otras herramientas No encuentro la forma de incluir estas actividades en mi programación Me falta tiempo para preparar actividades en el aula de Informática No encuentro programas adecuados para mis alumnos Necesito más formación para poder utilizar el aula Necesitaría la ayuda de otro profesor en el aula
Otros (indicar cuáles): _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 3. Rellena sólo en caso de que hayas contestado Sí al número 1 (5 totalmente de acuerdo, 1 totalmente en desacuerdo) 1 2 3 4 5
El ordenador motiva a los alumnos Facilita la adquisición de nuevos aprendizajes Facilita la consolidación de aprendizajes adquiridos Estimula la cooperación entre los alumnos Facilita la labor del profesor Favorece la creatividad Los alumnos encuentran dificultades para utilizarlo Complementa las actividades realizadas en el aula Exige un esfuerzo extraordinario por parte del profesor
4. Haz cualquier observación sobre la utilización de los ordenadores que consideres pertinente y no aparezca recogida en el cuestionario: ___________________________________________________________________ ___________________________________________________________________ 12
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Una relación bastante completa de software educativo en “Soft 2000”, Comunicación y Pedagogía, nº 166, pp. 119-202.
Bibliografía BLANCO VILLALOBOS, Juan José (1998) “Las tecnologías de la sociedad de la información en la escuela. Implicaciones. Estrategias”, en VV.AA. Tecnologías de la Información en la Educación. Madrid. Anaya. 1998 pp. 19-33. MARQUÈS GRAELLS, Pere (2000) “Nuevos instrumentos para la evaluación de materiales multimedia”. Comunicación y Pedagogía, nº 166, pp. 103-117. MILICUA LANDA, Victoria (1998) “La formación del profesorado”, en VV.AA. Tecnologías de la Información en la Educación. Madrid. Anaya. 1998 pp. 63- 75.
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